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Un Amanecer junto a ti por Sheshire

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Notas del capitulo:

Hola mis queridos lectores, aquí les traigo *redoble de tambores* ¡El último capítulo de Un Amanecer junto a ti!  ¡Protagonizado por ni más ni menos, que por nuestro querido General, midiendo 1.96, cuya espada “Masamune” también mide dos metros con treinta centímetros, Sephiroth! Y el segundo, pero no menos importante, nuestro pelirrojo, histérico egocéntrico y altivo, poeta y obsesionado con loveless, vistiendo peculiarmente de rojo, cuya espada también es roja, ¡Génesis Rhapsodos!


Okey me emocioné demasiado Kee~hee, pues bien, con dolor digo que sí, aquí nos despedimos de esta hermosa pareja, y pues nada, no será lo último que sabrán de mi (¿? *Inserten risa malvada*  Estoy pensando en como dije antes,  hacer un fic <3 de Zack x Cloud, :’3 y también uno de Kingdom Hearts, ya sea de Birth by sleep, el I Y el II, jumm, no sé…


Bueno sin más: Les agradezco a todas esas beshas personitas que me dejan sus sensuales RW ajsdhajksd las amo.


¡A leer!

Capítulo Décimo Primero:

Un Amanecer junto a ti.

 

 

 

 

El día se encontraba gris, húmedo y frio, las gotas de lluvia habían detenido su fuerte ritmo a uno relajante y suave, sin embargo, la angustia que Génesis sentía era imposible de calmar, pese a los fuertes sonidos de la hélice del helicóptero donde se encontraban, el silencio que habitaba dentro de éste era abrumador, la causa, era simple, tras la batalla decisiva contra Lyon, el general se había desmayado debido a la pérdida de sangre y mientras Angeal hacia todo lo posible para tratar rápidamente la hemorragia, el ritmo cardiaco de Sephiroth descendía rápidamente, haciendo que la preocupación invadiera el sistema nervioso de todos, no obstante Reno hacia todo lo posible  para pilotear más rápido, pero debido al clima sus planes fueron turbados irremediablemente; ahora lo único que debían hacer era confiar en la fortaleza física que tenía el general.

En cuanto a Vincent, sucedió algo inesperado, el talismán que tenía el alma del azabache yacía enterrado en el pasto verde, y debido a la luz de la linterna que se reflejó en éste como un pequeño diluvio, pudieron encontrarlo, aliviando un pequeño peso de los hombros de Génesis, pues el mayor peso existente que haría que Génesis creyera que en realidad la diosa que tanto adora, no existiera en absoluto; si en verdad existiera no permitiría ver la muerte del hombre que amaba, y ni más ni menos que por su culpa.

Al llegar a Midgar internaron inmediatamente a Sephiroth, excluyendo a todos de la habitación y comenzando con su tratamiento.

-¿Por qué mierdas tienen que excluirnos? –Preguntó a gritos irritados Génesis.

-S-Señor  entienda que esas son las reglas… –Respondía una enfermera, temerosa de ver a la cara del  histérico pelirrojo que se encontraba alegando frente a ella.

-Gén, sólo mírate, esa es la razón más grande, no eres capaz de comportarte. –Lo reprendió Angeal con una mirada serena en su rostro.

-¡Me importa una mierda! ¡Quiero saber qué es lo que le hacen! ¡¿Y qué si…?! –Sé cortó de repente, fijando su mirada al suelo mientras apretaba sus dientes y puños.

-Mírame Génesis. –Tomando al pelirrojo por las mejillas, Angeal alzó el rostro de Génesis hacia él mientras le dedicaba una sonrisa segura. –Ellos son los expertos, ellos sabrán que hacer,  lo único que podemos hacer nosotros es: Esperar y confiar en la fortaleza innegable de Sephiroth.

-Creo que tienes razón, ¡Pero si algo le llega a suceder, yo mismo los partiré en dos! –Gritó mientras le regalaba una mirada amenazadora a la puerta cuyo interior se encontraba Sephiroth.

 

 

Caminando por los fríos y desanimados pasillos del hospital, Génesis se dirigía hacia una habitación en especifico, la doscientos tres, en donde se encontraba el azabache, durmiendo como si nada hubiese pasado, era ya hora de que hiciera que Vincent despertara,  devolviéndole el alma que le habían arrebatado hacía unas semanas,  al cruzar la puerta, se encontró con un chico de cabellos cortos y plateados, sentado a la orilla de la cama, sujetando fuertemente la mano pálida del azabache; cuando se percató de la intromisión del pelirrojo, frunció el ceño hacía él, y le regaló ciertas palabras de desprecio.

-¿Qué se supone que hace aquí, el supuesto amante de Vincent, pero que no se dignó a visitarlo ni una vez? –Dijo mientras formaba una sonrisa sarcástica, y una mirada de desprecio absoluto.

-El motivo por el cual, no pude venir a ver su estado, es simple, pero tus oídos no son los que deben escuchar tal explicación. –Respondió Génesis, completamente calmo y sereno.

-Ha, ya veo. –Mientras ponía sus ojos en blanco, volvía a mirar al durmiente pelinegro que yacía envuelto entre las sabanas blanquecinas del hospital.

Génesis sin pensarlo demás, se acercó a la cama, y descansó suavemente el talismán rojo fuego sobre el pecho de Vincent, viendo como éste respondía rápidamente ante el contacto, y se retorcía un poco;  dejando caer nuevamente su cara sobre la almohada, parecía estar durmiendo plácidamente.

-¿Qué rayos le hiciste? –Preguntó preocupado Kadaj, mientras acariciaba suavemente la mejilla del pelinegro.

-Con eso debería estar bien, supongo que despertará en poco tiempo. –Argumentó mientras caminaba a largas zancadas hacia la puerta, dejando tras de sí, a los dos hombres en un silencio cómodo. –Dile que… lo siento.

Al cabo de unos minutos, los ojos rojos del azabache se asomaban lentamente bajo los finos parpados de Vincent,  trabándose con la mirada sorprendida de Kadaj, intentando enterarse de lo que había sucedido, lo único que lograba recordar, era aquel espacio blanco, no recordaba cómo había logrado escapar de ahí, sin embargo ese asunto se había resuelto, sea como sea, la persona que mas deseaba ver estaba justo frente a él, pero debido a que su cuerpo pesaba demasiado, los planes que se había armado a lo lapso del tiempo que estuvo hablando solamente con Chaos,  se escavan de su alcance.

-Kadaj…  –La gruesa voz de Vincent, pareció descarrilar el tren de pensamientos del peli plata.

-¿En… verdad… estás despierto? –Miraba atónito al azabache, mientras tragaba lentamente saliva.

-Si no, ¿Entonces como te estaría hablando, querido? –Burlándose abiertamente de él, sonreía como nunca lo había hecho antes.

-¡Vincent! –Lanzándose suave pero pasional mente hacia el pelinegro, quien acepto las caricias, devolviéndole el abrazo, acariciando su sedoso cabello, y aspirando su olor. –Yo… como lo siento… te dije esas cosas horribles, incluso cuando había sido yo el que quiso terminarlo todo, en verdad,  perdóname.

-No hay nada que perdonar, yo tuve que insistir más. –Ronroneando en su oído, acariciaba la espalda, en son de animarlo.

-Comencemos de nuevo ¿Sí? –Alzando el rostro envuelto en lagrimas, mirando al Vincent directamente a los ojos, dejando un aura de suplica.

-Por supuesto, mi Kadaj.  –Dijo finalmente, atrapando los labios del menor contra los suyos, fundiéndose en un cálido beso.

 

 

Tras unos cuantos meses en recuperación, Sephiroth no daba señal de despertar, Génesis lo iba a visitar diariamente, cuando el deber se lo permitía, pues no podía simplemente abandonar sus obligaciones, y más si el general estaba incapacitado, las misiones iban y venían, cada vez más difíciles de realizar; pero intentaba terminarlas lo más rápido posible, para poder ir a cuidar a Sephiroth, pues él bien sabía que Zack, Cloud y Angeal cuidaban de él, cuando no podía, el pelirrojo quería hacerlo él mismo.

Sus heridas habían sanado rápidamente, pero le preocupaba que la de Sephiroth no, se supusiera que el general era quien tenía la habilidad de regeneración más poderosa de los tres, no obstante estaba tardando más en recuperarse que un humano común y corriente, la viva evidencia es que habían pasado tres meses desde el ataque y no había movido ni un solo musculo.

Génesis caminaba rápidamente por los pasillos, que se había llegado aprender de memoria, la recepcionista solo lo saludaba por acto de cortesía, pues bien sabia a donde se dirigía el pelirrojo, como siempre, llevaba puesta su chaqueta de cuero roja, y un libro con pasta blanca y marcos plateados en las manos, al entrar en la habitación exiliada del ruido, se encontraban los cabellos del general enterrados en las sabanas blancas.

-Hola, Seph…

>>¿Cómo te tratan por aquí? Espero que bien, no toleraría que no lo hicieran.

>>¿Sabes? Los días, se han vuelto tediosos y aburridos, no… encuentro sentido.

>>¿Qué dices si cuando te despiertes, vamos a tomarnos algo? 

>>¿No hay respuesta? ¿Eh? No es como si esperara que respondieras, de todas formas. –Acariciando y besando suavemente los labios de Sephiroth, se dio media vuelta y empezó recoger las flores marchitas que yacían en la mesa enana justo al lado de la cama.

-Angeal se ha vuelto un pesado ¿Sabes? Con lo que te pasó, sobre protege a todo lo que considera precioso, creo que hasta Zack se está cansando de eso, haha,  y ni se diga yo.

-¿Ah… sí…? –Una voz gruesa y suave, hizo que Génesis parara sus manos abruptamente, y se girara lentamente, con los ojos abiertos de par en par.

 

La noche estaba en todo su esplendor, el amanecer estaba muy cerca de asomar la cabeza por el horizonte, el tiempo se había detenido para Génesis, quien trataba de aguantar las lagrimas que amenazaban con salir, mirando fijamente al general, seguía recostado en la cama, con sus ojos cerrados, pero estaba cien por ciento seguro de que había escuchado su voz.

-¿Sephiroth? –Acercándose lentamente a la cama, atrapando la mano del general entre las suyas.

-Dime… –dijo mientras una sonrisa desganada se formaba en sus resecos labios, y abría sus ojos esmeraldas.

-Hah… ha, No… lo puedo creer… En verdad, estas despierto. –Con su voz temblorosa, unas pequeñas lágrimas se asomaban por la comisura de su lagrimal, estampando sus rodillas contra el suelo,  y apoyando su cabeza contra la mano de Sephiroth entrelazada con las suyas.

-Vamos, Génesis…

-Dilo otra vez… –El pelirrojo alzaba su cabeza, mientras limpiaba las lágrimas que se habían escapado en contra de su voluntad,  mirando con una sonrisa indescifrable a Sephiroth. –Di una vez más, mi nombre, Sephiroth.

-Génesis…

Dejando salir una sonrisa felizmente estúpida, se acercó lentamente al rostro de Sephiroth, rosando sus labios contra los suyos, mientras que el general  acariciaba suavemente la mejilla del pelirrojo, apoderándose fuertemente de la boca de Génesis, como si de agua cristalina se tratara, intentaba hacerse un mapa mental de cada suave parte de la boca de Génesis, bailando placenteramente con la lengua del menor;  separando suavemente sus labios, ambos sonrieron y juntaron sus narices, frotándolas dulcemente, al tiempo que Génesis depositaba un beso en la cabeza de Sephiroth, recostándola suavemente en su pecho.

El amanecer por fin salía a flote, el tiempo había pasado increíblemente rápido, vio relucir los cabellos platinados de Sephiroth  al contacto de los solemnes rayos de luz provenientes del sol, que traspasaban suavemente las nubes llegando hasta los pequeños confines del planeta.

-Este sería el primero. –dijo Sephiroth, mientras miraba pensativo a la ventana, mientras que Génesis ladeaba la cabeza confundido. –Sería el primer amanecer junto a ti, como mi amante.

-Hehe, sí, pero no será el último, mi amor. –Acariciando el pecho del general, se volvía a inclinar para estamparse con sus labios, disfrutándolo como si fuera el último beso que le daría; por supuesto no lo sería, pero al menos, en esta historia sí.

 

“FIN”

                      Su autora: Sheshire.

Los personajes mencionados en este Fan’fiction , son propiedad de:

 Tetsuya Nomura y Square Enix.

FINAL FANTASY  Crisis Core.

 

 

Notas finales:

Pues nada, eso fue todo, gracias por apoyarme, y seguir esta historia con tanta paciencia, haha, ¿Qué? ¿Qué no puse a las demás parejas? ¬¬ confórmense con eso… en el fic de Zack x Cloud las verán, lo prometo ¬u¬ lo estaré publicando eh… *saca calendario* el martes doce de enero, por ahí a las cuatro de la tarde, horario Colombiano.


Los días de actualización serán los martes, sí, me voy a organizar, en este fic estuvo muy revuelto haha, y nada espero que les haya gustado, los amo con todo mi corazón, y espero seguir sabiendo de ustedes en mi próximo trabajo. Besos.


¡Saludos!


Su autora: Sheshire.


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