Capítulo Quinto:
Enfrentamiento y Traición.
Rodeados y sin salida, Génesis se iba percatando de que había sido un error el haber salido a esa hora, pero en sus pensamientos reinaba la intriga de lo que esas personas querían con ellos, tal vez, algo malo sucedería.
-¿Qué quieren con nosotros? –Preguntó Génesis.
-Tú eres un invitado no deseado. –Afirmó la chica.
-Es decir que tu objetivo es Vincent, ¿Qué quieres con él?
-Nuevamente, no deseo nada de ti; Joven Vincent, usted es clave para nuestra operación, le pido por favor que venga con nosotros.
-Me niego. –El incesante pensamiento de que algo saldría mal, invadían la mente del azabache, haciendo que la joven frente a él, se viera como una gran amenaza.
-Eso esperábamos.
Tras decir eso, los soldados a sus alrededores, abrieron fuego, los disparos venían de todas las direcciones, al parecer a ellos no les importaba que Génesis quedara atrapado en esto; el azabache abrazó a Génesis, y se envolvieron en su gran capa roja, que parecía repeler todas las balas, Vincent, saco una de sus armas, y empezó a disparar desde dentro de su capa, haciendo caer uno por uno a los soldados; estos se iban asustando, mientras que paraban el fuego, la capa de Vincent volvió a su estado original, dejando ver a los dos hombres, el pelirrojo ya tenía su roja espada en mano, y se encontraba en posición de combate, pero incluso Génesis, no pudo ver un diluvio de luz tan pequeño, pasó por enfrente de sus ojos, tras esto, el pecho de Vincent estalló en sangre, dejando ver que le habían cortado; agarrando su pecho con fuerza, el azabache calló de rodillas ante la chica, quien en sus manos, se podía apreciar fácilmente debido a la luz, que tenía varios hilos amarrados a ellos dirigiéndose al pelinegro.
-¡Vincent! –Gritó asustado Génesis, tratando de acercarse a este.
La chica vio los movimientos del pelirrojo indeseado, y haciendo un fuerte movimiento de sus manos, los hilos se dirigieron al comandante, éste los vio, y los detuvo con su espada y, rosando su espada con su mano, las runas que habían en esta, empezaron a brillar, y en un rápido movimiento se abalanzó contra la chica, quien intentaba repeler los ataques del pelirrojo con sus finos hilos; al ver que no podía hacerle frente, retrocedió a brincos, y al ser más pequeña, podía ser un poco más ágil que Génesis, se acercó rápidamente, ahora al colapsado cuerpo de Vincent, posando un talismán blanco en su pecho, haciendo que el azabache gritara de dolor, éste iba cambiando su color a rojo fuego, y, cuando Génesis quiso hacer algo, ya era muy tarde, Vincent yacía en el suelo, con sus ojos abiertos e incoloros, el miedo empezó a recorrer el cuerpo del pelirrojo, y corriendo hacia su amante lo sostuvo en brazos, gritando su nombre sin conseguir repuesta, se situó a la chica que estaba enfrente, tomando su espada nuevamente, se puso en posición de combate.
-¡¿Qué le hiciste!? –Preguntó irritado.
-Solo tomé su alma, ahora lo que está ahí, es simplemente una bolsa de carne, nada más, no tiene conciencia.
Un nuevo brillo apareció detrás de la chica, haciendo que ésta apenas logre esquivarlo, está vez era el brillo de una espada, si, Masamune brillaba con la luz de la luna, y, los finos cabellos del general se fundían igualmente con esta.
-Otro ser no deseado. –Agregó la chica.
-Dime, ¿Dónde se encuentra tu jefe? –Preguntó Sephiroth, serio y frio.
-¿Por qué te lo diría? –preguntó con sigilo.
-Estoy cansado de esto, de la humanidad, de Shin-ra, de todos, tal vez, tu jefe podría ayudarme en mi cometido. –Una leve sonrisa se depositó en sus labios.
-¡¿Sephiroth, que estás diciendo?! –Gritó Génesis, desde la posición donde se encontraba el cuerpo del azabache.
Ignorando olímpicamente el comentario del pelirrojo, prosiguió con su conversación con la chica rubia, que se posaba frente a él.
-Pruébalo, prueba que no eres el enemigo.
Sephiroth no lo pensó y se abalanzó contra Vincent, al ver esto, Génesis se posó frente a él Peli plata, extendiendo sus manos, signo de protección a este.
-Detente Sephiroth. –Suplicó con un tono de tristeza en su voz.
Esto no pareció importarle al General, quien tomó la cara del pelirrojo con una de sus manos, y apretándolo fuertemente, lo lanzó hacia un costado, haciendo que este se estrellará contra una pared, y soltando un poco de sangre de su boca, frunció el ceño, era verdad, en verdad Sephiroth lo había traicionado, miro hacia el frente, y sus ojos se abrieron reflejando dolor y desesperación, Masamune estaba atravesando el cuerpo de Vincent levantándolo como si no pesara nada, Sephiroth lo miraba con desprecio, lanzándolo justo al lado del comandante, haciendo que colapsara nuevamente contra la pared y callera al lado de su amante.
-¡Detente! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué me haces esto?! –Gritó Génesis con dolor en su voz.
Sephiroth solo sonrío a la actitud del pelirrojo, no parecía importarle en lo más mínimo, lo que este pudiera pensar de él, realmente estaba decidido en ir con ese hombre, se dio media vuelta, y se dirigió hacia la chica que lo miraba sorprendida.
-¿Eso te basta? Porque si no lo hace, bien los puedo matar ahora mismo. –Dijo serio y sereno, como si fuera algo común.
-No, te creo.
-Bien, entonces vamos.
Las dos figuras se perdieron en la oscuridad de la noche, y esa fue la última vez que supieron de Sephiroth, Vincent fue internado inmediatamente y la traición de Sephiroth rondaba por todas partes, Génesis se sentía culpable, en verdad, Sephiroth lo odiaba, tanto que se marchó, dejando destrucción tras su paso, deprimido en su habitación se agarraba su cabeza, aun no creía lo que había pasado hace unas semanas, Vincent no parecía dar señal de despertar, estaba en coma, eso le habían diagnosticado, pero él sabía muy bien que no se trataba solo de eso, él tenía que recuperar el alma del azabache, y a su Sephiroth, si, su Sephiroth, había sido un tonto en no darse cuenta lo que el general sentía por él.
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-Angeal, en verdad, en verdad fue mi culpa, Sephiroth me odia y por eso nos traicionó.
-No, no creo que él te odie, debe haber alguna otra razón.
-¿Cómo puedes estar tan seguro de eso?
-Tal vez no deba decirte esto, de hecho esto no me corresponde decírtelo, pero aun así lo haré, tomaré toda la responsabilidad ante Sephiroth.
El pelirrojo no entendía nada de lo que el moreno le estaba diciendo, se preguntaba qué le diría para no se sintiera culpable.
-Con esto te digo, Génesis, si, fue en parte tu culpa que él se marchara, su cambio de actitud y probablemente su traición.
-Lo sabía.
-Sephiroth, no te odia, es más, todo lo contrario, el te ama, hace mucho tiempo que lo hace.
Estupefacto miraba a su amigo, ¿Sephiroth enamorado de él? No era posible, de ninguna manera, entonces, cuando él se enteró de su nueva relación con… así que había sido por eso… que estúpido, ¿por qué no se había dado cuenta antes? Estaba ciego o que, incluso era ignorante ante sus sentimientos, si, él quería a Vincent, pero con Sephiroth era diferente, lo ponía nervioso con solo una mirada, las pequeñas conversaciones que tenia con él, las disfrutaba como nunca, el también se había enamorado de Sephiroth, pero su miedo a ser rechazado lo obligó a refugiarse en alguien más.
-¿Me pregunto por qué Sephiroth tomaría esa decisión?
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En medio de la oscuridad abrumadora de aquel sitio, se escuchaban pasos, Lyon pensó que serían de Cassie, pero, parecía que fueran dos personas, atento a lo que posiblemente sucedería, el azabache se posó en guardia y, unos pequeños destellos salían de su mano derecha, al ver a Cassie, se tranquilizó un poco, pero esa tranquilidad desapareció al ver al más importante del trío legendario.
Los destellos que posaban en su mano se convirtieron en una plateada espada, hermosa en sí, tal parecía que al igual que Sephiroth, este podía llamarla cuando quisiera, Lyon se abalanzó contra Sephiroth, quien, posó sus manos sobre sí mismo, y llamó a Masamune para repeler el ataque del menor, el azabache lo atacaba rápidamente, y a él peli plata no le costaba mucho detener esos ataques, aun así no estaba confiado, sabía que ese no era todo el poder del otro individuo, pues este lo atacaba mientras sonreía, muy pocas personas, podían hacerlo.
-Deténgase por favor, Señor Lyon. –Interrumpió la chica de cabellos dorados.
Lyon detuvo su espada y miró a Cassie casi confundido.
-Él dijo, que deseaba hablar con usted, y me demostró que no era el enemigo. –bajando la cabeza, habló, temiendo que hubiese hecho algo indebido.
-Humm, Así que el grandioso Sephiroth, héroe de Shin-ra me quería ver… -Agregó divertido.
-¿Me conoces? ¿Eh? –Con sonrisa en labios comentó.
-¿Quién no lo haría? Cualquier persona en este planeta debe conocerte.
-No he venido aquí para que me alagues.
-Lo creo, pero creo que es descortés atenderte en este lugar, te invito a pasar a tomar una taza de té. –rió disimuladamente.
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El amanecer comenzaba a asomar la cabeza en el horizonte, las luces de colores que este daba a conocer eran hermosas, un aire de confusión aun reinaba en la habitación del pelirrojo, quien yacía en la cama dormido, tal parecía que había logrado dormir hace poco, en el suelo descansaban innumerables hojas de papel, haciendo ver que Génesis había estado investigando recientemente, él quería encontrar el paradero de Sephiroth, y, aunque tuviera que enfrentarse a él lo traería de vuelta.
Angeal, estaba sentado en el salón, en el salón que posiblemente si nada de eso hubiera pasado, estaría Sephiroth leyendo, o hablando con él, a pesar de tener una idea del porque Sephiroth se había marchado, no lograba descifrar en realidad lo que sucedía, al igual que el pelirrojo deseaba encontrar al general, no importaba si lo tenían que traer a rastras, harían lo necesario para buscar una explicación; hace poco, había recibido información, de posiblemente el paradero del peli platinado, una mansión, estaba situada en el bosque, al sur de Midgar, ellos irían lo más pronto posible, solo irían Génesis y él, después de todo, estábamos hablando del más fuerte SOLDADO del mundo, creer que unos simples cadetes le puedan siquiera hacer frente durante algunos segundos es ilógico, por eso, Angeal estaba esperando que Génesis se recuperara, parecía no haber dormido muy bien durante la última semana.
Un sonido interrumpió sus pensamientos, alguien llamaba a la puerta, desconcertado por quien sería, se levanto de sus aposentos y a cortos e inseguros pasos, se acercó a la puerta, abriéndola lentamente, y mirando fuera, sonrió.
-Cachorro, ¿Qué haces por aquí? –Comentó con cierta alegría.
-Angeal. –Habló serio, Zack.
-¿Sucede algo? –preguntó preocupado.
-Quiero que me cuentes lo que sucedió.
-…