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Noche de Samhain. por DarkSweetLady

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Notas del capitulo:

Hola!! 

ay por poco y no lo acababa u.u hoy tuve un día muy malo ya se que posiblemente nos les importe pero de todas formas les dire :v bueno pues quería que esto fuera un one shot pero lo tuve que hacer así porque en la mñana que lo estaba terminando a un maldoto se le ocurrio cerrar mi documento sin guardar y pues todo se fue a la mierda u.u no me gusto como quedo la conti la verdad, la de antes estaba mejor pero por culpa de ese indeseable aghh en fin él desató mis maldiciones al día de hoy >n< en la tarde me sentí muy mal porque me la pase en haciendo mla tercio, luego me cai en la calle, osaso, me raspe la rodilla y se hincho la muy maldita, me cai en el lodo así que quede hecha un asco D: 

Pero!!! llegue a casa y encontre los bonitos rw y fics que leer y pues eso la verdad a sido lo más bonito que me ha pasado hoy, Muchas gracias!! 

Dsifruten el cap!! y siento que no traerles algo mejor u.u 

Su relación continúo a lo largo de un año, empezaron a conocerse hasta al punto de que no había cosa que Atsushi no conociera de su pelirrojo y viceversa, miedos, angustias, alegrías, virtudes y defectos, absolutamente todo lo sabían.

No había mascaras. Pasado y presente lo conocían, tal vez en secreto ambos anhelaban un futuro, juntos, uno que se les ofrecía imposible, por el compromiso de Seijuuro.

En ese año de relación no habían pasado de los besos y caricias, Atsushi había tenido que mantener un gran autocontrol sobre sí, cada semana que iba a ver a su apreciado Sei-chin, pus sabía que aunque tenía unas ganas casi incontrolables de poseer a su pelirrojo este tenía que mantenerse puro y casto por su compromiso.

Era el gran pero de su relación, ese compromiso que todo el tiempo había estado presente, se interponía entre ambos como una ancha muralla de ladrillos, y a pesar de eso ellos no dudaron nunca en estar juntos, en amarse.

Seijuuro suspiro, sentado el borde de su cama anhelando la llegada de  la noche y con ella su Atsushi, esa noche lo vería. No aguantaba las horas para que el otro apareciera por su balcón con su, según él, cómico disfraz de demonio, ese que había utilizado desde la noche que se conocieron para infiltrarse al castillo.

Escucho la voz de una de las criadas anunciándole la llegada de su prometido, Seijuuro soltó un suspiro de desgano, le irritaba tener que lidiar con el tan antipático prometido que tenía.

En el pasado no le habría importado atar su futuro al de Shintaro, quien más que un esposo sería un socio, uno con el que debería tener herederos. Pero Atsushi, en todo ese tiempo le había enseñado con besos, caricias, consuelos y sonrisas lo que era el verdadero amor. Ahora la idea de tener que casarse con Shintaro, con cualquier otra persona que no fuese su peli morado le parecía una tortura.

Llego al jardín, Shintaro ya lo esperaba tomando el té, se unió a él sentándose enfrente del peli verde.

-Buenos días, Shintaro.

-Buenas. ¿Qué tal tu día?

-Bien, es raro verte por acá tan temprano ¿Ha pasado algo?

-Solo he venido a hablar con tu padre, ya se empezaran las preparaciones para nuestra boda.

El peli verde le tomo la mano al tiempo que le dedicaba una sonrisa. ¿No era ese momento en el que su corazón debía latir acelerado? ¿Dónde estaban las mariposas en su estómago? Seijuuro no era capaz de sentir nada más por su prometido que a lo mucho un cariño fraternal. No había amor pero tenían que casarse.

Shintaro se acercó a él para besarlo, pero el pelirrojo fue más rápido y se apartó antes de formar el nexo.

-¿Qué te sucede? De un tiempo a acá que estas muy distante.

-Nada, hoy simplemente no tengo ganas de lidiar con esto.

-¿Esto?

-Si con esta farsa, estoy harto Shintaro de todo esto.

El pelirrojo se paró dispuesto a irse pero el otro lo detuvo.

-¿Farsa? Seijuuro lo dices como si todos estos años todo hayan sido mentiras, yo me tomo muy enserio nuestro compromiso, he perdido mucho por esto.

-Yo también, ahora déjame ir.

El peli verde lo soltó, no entendiendo que rayos le sucedía, nunca lo sabía. Para Shintaro todo lo que se trataba de Seijuuro era un misterio, el pelirrojo era un misterio.

Seijuuro volvió a su habitación, no podía esperar para la noche, quería ver a Atsushi, lo necesitaba. Su padre ya estaba viendo los preparativos para la boda, no dentro de mucho estaría parado en el altar desposándose con el peli verde, la sola idea le produjo enojo y angustia.

Llego la noche y con ella Atsushi, el peli morado como siempre subió por el balcón, escondiendo su disfraz entre algunas hierbas, Seijuuro salió a recibirlo, abrazándolo al instante. El titán correspondió al gesto.

-¿Qué pasa Sei-chin?

Seijuuro sonrió hundiendo más su rostro en el pecho del contrario, amaba eso de Atsushi, el titán era el único capaz de leerlo de esa forma, el único que lo conocía tan bien.

-Se han iniciado los preparativos para la boda.

-¿Cuándo? ¿Cuándo se hará?

El peli morado entro en pánico, no quería ceder a su Sei-chin, odiaba ese compromiso.

-Aun no lo sé, apenas hoy se han reunido.

Atsushi lo abrazó con más fuerza, sabía lo que aquello significaba.

Se agachó para besar a su amado, quien enseguida correspondió al nexo entrelazando sus brazos alrededor del su cuello. Poco a poco el beso subió de intensidad, Atsushi tomo entre sus brazos al pelirrojo para llevarlo a la cama.

Las caricias fueron surgiendo, los jadeos se hicieron presentes, Atsushi deshizo el beso para bajar por el cuello del pelirrojo, lamiendo y degustando la deliciosa piel, poco a poco se fue deshaciendo de la ropa del pelirrojo, usando su traviesa lengua para jugar con los delicados pezones de Seijuuro.

El menor tampoco quería quedarse atrás y aun con el éxtasis que le inundaba logro poco a poco quitarle las prendas a su titán. Ambos contemplaron su desnudez, excitados como estaban volvieron a besarse a acariciarse. No era la primera vez que se veían desnudos, pero Atsushi siempre se maravillaba con la belleza del otro. Para Seijuuro no era distinto siempre desenado ser poseído por el titán sin poder serlo.

Las caricias continuaron, los profundos besos, los jadeos se intensificaron y los gemidos se hicieron resonar cuando sus miembros erectos se rozaron.

-Tómame Atsushi – Seijuuro le pidió casi en suplica al peli morado, mostrándole un precioso rojo sonrojado – Por favor…

-Si me lo pides de esa forma no podré detenerme, Seijuuro.

El pelirrojo sonrió, amaba que el otro le llamara por su nombre completo pues ello indicaba que se encontraba sumamente excitado y solo él era capaz de provocar aquello en el titán.

-No quiero que te detengas.

Seijuuro soltó un gemido al sentir uno de los largo dedos del peli morado en su interior dilatándolo, calor, mareo, dolor, placer, su corazón acelerado, su vientre lleno de mariposas que revoloteaban sin cesar, eran sensaciones asombrosas y que solo Atsushi le provocaba.

Pronto tuvo tras dedos danzando en su interior, penetrándolo y haciéndolo gemir, pero quería más, mucho más.

-Voy a entrar.

Atsushi le anuncio y con su diestra guió su ya erecto falo a la virgen entrada del menor, lo fue penetrando lentamente, Seijuuro se aferró con fuerzas a la ancha espalda de Atsushi, sin poder reprimir las lágrimas que surcaban su rostro.

El peli morado le concedió unos instantes antes de comenzar con las embestida, dando inicio cuando Seijuuro movió sus caderas en señal de que estaba listo, las estocadas comenzaron, lentas y fuertes, llenos de placer por consumar su amor de tal manera.

Las embestidas fueron aumentando en velocidad y pronto Atsushi golpeo el punto que hacía a Seijuuro perder la cabeza, el pelirrojo soltó un fuerte gemido mientras se aferraba con una mano a la espalda del titán y con otra apretaba las sabanas bajo el.

Atsushi sonrió al ver dicha expresión repitiendo una y otra vez el golpeteo en ese punto mientras que con una de sus manos masturbaba el miembro contrario, usando su boca para acallar algunos gemidos y para jugar con los erectos pezones.

Ambos llegaron al orgasmo juntos, Seijuuro viniéndose en la mano del grandote y este en el interior de su Sei-chin. Jadeantes y cansados se besaron una vez más antes de sucumbir al sueño, abrazados y entre las sabanas se durmieron.

.

.

.

Un nuevo día, una hermosa mañana y lo más hermoso de todo despertar con su persona amada. Atsushi podía jurar que nunca se había sentido tan dichoso como al despertar con su precioso pelirrojo.

Acaricio el rostro del otro, y le dio un dulce beso en su nariz, el otro abrió sus ojos mostrando el precioso carmín que tanto lo enamoraba. Solo una mirada, un beso y supieron que no podrían vivir separados del otro. Fue un pacto mutuo con la mirada. Tenían que huir, de otra forma jamás volverían a ser felices.

-¿De verdad estas dispuesto a dejarlo todo por mí? –Atsushi le pregunto casi con miedo.

-Por supuesto, tú eres ahora mi todo.

El siguiente mes solo se enfocaron a planear su huida, Atsushi fue cada noche para planificar todo. Tenía que ser algo sencillo e ingenioso. Pero no todo era fácil pues al terminar el mes Seijuuro comenzó a enfermarse, vomitando y debilitándose. Atsushi entro en pánico al saber de aquello, sin embargo lo que tenía estaba lejos de ser una enfermedad.

Una bendición.

Seijuuro estaba en estado y más que nunca tenían que huir. Efectuaron el plan en fecha y forma, siendo todo realmente fácil para el par de amantes, el dios en los cielos les bendecía.

A poco estaban de conseguir su libertad, a pocos kilómetros de encontrar el bosque donde se refugiarían con la familia del titán. Pero fueron encontrados, Shintaro los esperaba a la entrada del bosque.

-¿Me traicionas? – el peli verde le hablo con furia contenida - ¿Crees que puedes echar todo a la borda?

-Puedo hacerlo Shintaro – Seijuuro lo enfrento – ese todo del que hablas no existe y lo sabes, Tu no me amas, y yo tampoco a ti ¿Cuál es la necesidad de hacernos infelices para toda la vida?

El peli verde lo observo en silencio, era cierto, a parte de una buena amistad no tenía otro sentimiento hacia Seijuuro, incluso la idea de besarlo o tocarlo  le parecía incomoda y ridícula.

-Supongo que te he de dar un día y una noche, lárgate que después de ese tiempo yo tendré por compromiso que buscarte.

Seijuuro le regalo una sonrisa pasando al lado del caballo del príncipe peli verde.

-Gracias Seijuuro.

-Gracias a ti.

Por fin libres, ambos príncipes podían por fin experimentar la libertad.

.

.

.

En lo profundo del bosque, un par de niños jugaban corriendo de un lado a otro, un varón pelirrojo de ojos violetas y un doncel peli morado de ojos carmín.

-Niños vengan a comer.

Desde la puerta les hablaba su madre, Seijuuro no podía creer lo dichoso que era, en brazos cargaba a una preciosa niña pelirrojo como él.

 A lo lejos vio a su amado llegar con un costal de vegetales y una gran cantidad de leña, los niños al verlo corrieron a abrazarlo y Atsushi solo les sonreían mientras los cargaba a ambos. Llego al lado de su Sei-chin.  

-Ya llegue, Sei-chin~~

El peli morado se agacho para recibir su beso de bienvenida, para luego entrar a su humilde casa con su esposo e hijos.

Seijuuro veía con verdadera alegría a los tesoros de su vida ¿Quién necesitaba de palacios y grandes tierras cuando tenía tan precioso hogar? 

Notas finales:

Espero que les haya gustado :3 

nos leemos!! 


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