Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Baloncesto callejero por Fullbuster

[Reviews - 139]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Akashi permaneció unos minutos más en la misma posición, sentado en el suelo con la espalda pegada a la puerta de madera. Se sentía sobrepasado por todo lo que había pasado y descubierto en las últimas horas, necesitaba un momento para tratar de procesar y asimilar tantas noticias pero el dolor de cabeza que tenía por culpa de la resaca no le ayudaba a lograrlo para nada. Tuvo que cerrar los ojos e inclinar la cabeza hacia atrás cuando las náuseas regresaron, logrando que se arrepintiera mucho de emborracharse por primera vez y estar experimentando su primera resaca por culpa de ello. Se había dejado llevar la noche anterior por culpa del dolor, no había sido capaz de mantener la calma y razonar que bebiendo no iba a salir nada bueno y así había sido. Al menos ahora sabía cómo podía llegar a comportase cuando bebía más de la cuenta.


El estómago se le revolvió, pero no estaba seguro de si era solamente por los efectos del alcohol que había estado, y posiblemente aún siguiera en su organismo, o por el miedo a perder a Aomine y a Daisuke. No quería que eso pasara pero no sabía qué hacer para impedirlo, tampoco es que tuviese ningún derecho a pedirle a Aomine que no se casara si así lo deseaba y menos tras la forma en que le había tratado las últimas veces que le había visto. Aún le amaba y no quería ver que se casaba con otra persona, no quería dejar que Takumi se lo arrebatara pero, por ahora, no había nada que pudiera hacer para impedir que esa boda se llevara a cabo.


Lo que más le preocupaba a Akashi era que Aomine desapareciera con Daisuke tras casarse. Su hijo jamás llegaría a conocer la verdad, nunca sabría que él era su padre aunque no hubiese podido ejercer como tal, y él no podría pasar tiempo a su lado y conocerle. Apretó fuertemente la mandíbula y los puños por la impotencia de que algo así pudiera ocurrir, de pensar que ni siquiera después de enterarse que tenía un hijo, iba a poder estar con él. Eso era algo que no estaba dispuesto a dejar que sucediera, quizás no podía evitar que Aomine se casara con otro hombre, pero sí podía impedir que su hijo quedara a oscuras sobre cuál era su verdadera relación con él.


No perdió ni un segundo y se levantó del suelo pese al mareo que se apoderó de él por hacerlo tan rápido. Se fue hasta la ducha, necesitaba asearse y quitarse la peste a alcohol impregnado en su cuerpo, también esperaba que el agua lograra espabilarle. En cuanto estuvo limpio y vestido, fue hasta la cocina para preparase un café que le ayudara con la resaca que llevaba encima. No tardó ni cinco minutos en bebérselo y marcharse de allí, no sin antes guardarse un par de aspirinas en el bolsillo para el dolor de cabeza y meterse un chicle de menta en la boca para eliminarle el aliento a café. Quería estar presentable y dar una buena impresión para lo que tenía en mente. Tras coger lo que necesitaba, salió de la propiedad subido en su Aston Martin y se dirigió a la ciudad.


Mientras tanto, en casa de Aomine, Daisuke había regresado a su habitación después de que Masaomi le dejase frente al bloque de apartamentos donde vivía. El niño subió por la escalera de incendios hasta su cuarto para evitar que su padre se enterase que se había escapado, aunque tenía un problema que podía ponerle en un aprieto y era el gato. No podía aparecer como si nada con un animal si se suponía que había estado todo el rato encerrado en su dormitorio. Debía ocultarle a su padre la existencia de la mascota por lo menos hasta que simulase salir a la calle y pudiera decirle que lo había encontrado ahí. Pero la suerte no iba a estar de su parte.


Aomine estaba en su habitación pensando en la pelea que había tenido con su hijo cuando creyó escuchar el maullido de un gato provenir de la habitación de Daisuke. Se quedó en silencio afinando el oído intentando captar el mismo sonido, pero sólo escuchó su propia respiración por lo que sacudió la cabeza pensando que sólo había sido su imaginación. De repente, volvió a oírlo con más intensidad, así que se levantó con lentitud de la cama y cruzó el pasillo hasta la puerta cerrada que estaba enfrente de la suya.


- ¿Daisuke? – le llamó – ¿Por qué escucho a un gato maullar dentro de tu cuarto? – le preguntó desconfiado.


- T-Tengo la ventana abierta, seguro que será el gato del vecino – le mintió.


Aomine sospechaba que ahí pasaba algo, lo había notado en el temblor de la voz del pequeño. Sus sospechas fueron confirmadas cuando escuchó de nuevo el maullido seguido por un quejido del pelirrojo. Aomine llamó al pequeño pero éste solamente soltaba gemidos de dolor, así que fue hasta el salón y después regresó con un destornillador en las manos. Quitó todos los tornillos del pomo hasta que éste cayó al suelo resonando con fuerza, y abrió la puerta encontrándose con Daisuke mirándolo asustado y tratando de esconder un minino de pelaje amarillento mientras sacudía la mano donde parecía que el pequeño felino le había arañado. Seguramente su hijo le había asustado o lastimado sin querer cuando trataba de silenciarle.


- Daisuke, ¿de dónde ha salido ese gato? – le interrogó pero cuando sus ojos se encontraron con la ventana abierta y la salida de emergencia desbloqueada, supo de inmediato la respuesta – ¿Te has escapado? ¿Otra vez? No sé cuántas veces tengo que decirte que es peligroso que salgas de casa de esa manera, podría pasarte cualquier cosa – le regañó.


- Lo siento – se disculpó con la cabeza baja mientras cogía al gato y lo abrazaba.


Aomine se ablandó ante esa tierna imagen y suavizó un poco su tono.


- ¿Me dirás ahora de dónde ha salido ese gato?


- Lo he recogido de la calle – mintió el niño tras dudar durante unos segundos sobre si decirle la verdad o no, pero decidió contarle esa historia porque sabía que a su padre no le gustaba Akashi así que era muy probable que tampoco le cayera bien Masaomi.


- Pues está demasiado bien cuidado para ser un gato callejero – le comentó perspicaz pillándole en su mentira.


- Es un regalo – confesó al verse atrapado.


- ¿Un regalo? ¿De quién? – le preguntó preocupado al pensar que un desconocido podría haberse acercado a su hijo con malas intenciones.


- Del padre de Akashi – susurró.


Aomine se sorprendió al descubrir que Masaomi había estado en contacto con Daisuke y encima le había regalado una mascota, eso era muy impropio de él... a no ser que tratase de ganarse su confianza con alguna oscura intención. Ese pensamiento le inquietó, no sabía qué se traía ese hombre entre manos pero no iba a permitir que involucrase a Daisuke en sus planes.


- ¿Conoces a ese hombre? ¿Qué hacías con él? – le preguntó alterado pero antes de que pudiera recibir una respuesta, sonó el timbre interrumpiendo el interrogatorio – Voy a ver quién es. La conversación no ha terminado. Ni se te ocurra volver a huir o las consecuencias serán peores – le advirtió antes de salir del cuarto.


Aomine fue hasta la entrada del apartamento y abrió la puerta olvidándose de mirar antes por la mirilla por culpa del enfado que tenía encima. Su rostro se contrajo en una mueca de sorpresa y molestia al ver a Akashi al otro lado. Era lo que le faltaba.


- ¿Qué demonios haces aquí? ¿Volver a montar un escándalo estando borracho? – le reprochó irritado.


- No, vengo a ver a Daisuke, quiero hablar con él.


- ¿De qué quieres hablar con él? – le preguntó Aomine poniéndose a la defensiva, esas palabras le habían dado mala espina.


- Voy a contarle la verdad, quiero que sepa que soy su padre. No voy a permitir que lo alejes de mí cuando te cases.


Aomine se sorprendió. ¿Cómo podía haberse enterado ya sobre su compromiso cuando tan sólo hacía unas horas que había aceptado? ¡Qué rápido viajaban las noticias!


- Tampoco quiero que te cases con otro hombre – siguió hablando Akashi aprovechando que Aomine aún no lograba reaccionar – sé que no es mi decisión y que no puedo hacer nada para evitarlo después de la forma en que me he comportado contigo, pero no voy a dejar que me apartes de mi hijo.


Aomine salió rápidamente al descansillo entrecerrando la puerta de su casa para evitar que Daisuke pudiera escuchar la conversación.


- Ahora no es un buen momento, Akashi – bajó la voz Aomine – Mejor discutimos el asunto en otro momento – trató de echarlo para evitar que su hijo pudiera descubrir la verdad de esa manera.


- No, no voy a irme. Tengo derecho a estar con mi hijo. Sabes tan bien como yo que Daisuke debe tener muchas preguntas sobre su otro padre y que le encantaría conocerlo, no puedes arrebatarle algo tan importante a nuestro hijo.


- Lo sé. Pero no fui yo quien os arrebató ese derecho así que no vengas con más amenazas– gritó Aomine perdiendo los estribos.


Akashi iba a replicar pero se quedó mudo cuando sintió algo peludo restregándose contra su pierna. Bajó la mirada para encontrarse con un pequeño felino que le ronroneaba feliz y de inmediato dio un salto hacia atrás para alejarse de aquella bestia, según él. Empezó a sentir un picor que se iba extendiendo por todo su cuerpo a la vez que la nariz se le congestionaba.


- Tengo que irme – se alejó tratando de disimular. Sabía que si se quedaba mucho tiempo ahí, la alergia iba a ir a peor – pero ten por seguro que voy a volver para contarle la verdad a mi hijo.


Tras aquella advertencia, Akashi se marchó pese a querer quedarse para conseguir hablar con su hijo. Aomine se quedó observando atónito cómo desaparecía por las escaleras sin entender ese cambio de actitud hasta que se fijó en el gatito que ahora se paseaba entre sus pies, seguramente se había escapado por el hueco de la puerta entreabierta.


Aomine no pudo evitar sonreír de forma maliciosa al ver salir a la estampida a Akashi. Sabía de sobra lo que había ocurrido, él y su alergia a los gatos. Ahora se alegraba de haber soportado aquellos gritos que pegaba algunas noches Akashi, soñando con gatos que le perseguían y que le había hecho comprender, pese a que él jamás le dijo nada, que Akashi tenía algo con los gatos. Siempre creyó que le asustaban pero al verle estornudar hoy, entendió que era algo más, era alergia.


- ¿Así que tienes alergia a este pequeñín? – preguntó Aomine cogiendo entre sus manos al pequeño gato de amarillento pelaje – Creo que tú y yo podemos llegar a un acuerdo de convivencia – sonrió acercando al gato hacia su rostro para mirarle mejor mientras el gato le observaba sin entender nada de lo que ocurría.


Decidió entrar finalmente en la casa y cerró la puerta tras de sí. Una cosa estaba clara… debía hablar con Daisuke sobre su padre. Nueve años evitando aquel tema por el dolor que le causaba y ahora que su hijo ya no hacía preguntas incómodas… debía confesarle la verdad de todo. ¿Cómo iba a decirle que Akashi era su padre? ¿Cómo decirle que su padre les había traicionado y abandonado? Decirle que su abuelo era una mala persona no le ayudaría, no después de que le hubiera regalado el dichoso gato.


Necesitaba ir por partes, primero saber hasta qué punto había contactado Masaomi con su hijo, el trato que tenían, qué le había contado o si le había metido alguna idea extraña en la cabeza. Masaomi era experto en destruir las vidas ajenas a la suya pero no dejaría que lo hiciera con su hijo.


- ¿Qué ocurre, papá? – preguntó Daisuke desde la puerta del pasillo.


- Ven, siéntate y hablemos de lo del gato y el padre de Akashi.


- Te ha sentado mal – susurró Daisuke – sé que no te gusta Akashi, que siempre discutes con él y que te molesta ver su cara todos los días en ese paquete de cereales.


- No es cierto.


Daisuke le miró extrañado y fue hacia el armario de la cocina cogiendo el paquete de cereales para enseñarle la cara de Akashi toda rayada con bolígrafo, con un bigote pintado, con dientes de vampiro y arañas en el pelo.


- ¿En serio? – preguntó Daisuke.


- Estaba probando mi vena artística – sonrió Aomine – se me olvidó el garrote de ogro.


- Papá…


- Está bien. Es posible que Akashi no sea de mi total agrado pero te estás desviando del tema en cuestión. Siéntate, quiero saber dónde conociste al padre de Akashi.


- En la cancha de baloncesto.


Daisuke aprovechó el momento de confusión de su padre para dejar los cereales de nuevo en el armario y sentarse en el sillón frente a su padre.


- ¿En la cancha? – se extrañó Aomine – pero si él nunca iba por allí. Intentó convencer al ayuntamiento de que la derribasen.


- ¿Le conocías? – preguntó Daisuke sorprendiendo aún más a su padre que se vio pillado con aquello - ¿De qué lo conocías? – preguntó enfadado Daisuke.


- Dai… hay mucho que tengo que contarte, ¿vale? Pero necesito que me escuches hasta el final sin armar jaleos ni gritar. Primera es que voy a permitir que el gato se quede.


- ¿En serio? – preguntó Daisuke extrañado - ¿Por qué? A ti no te gustan los animales.


- Sí me gustan, no en casa pero me gustan los animales.


- ¿Entonces por qué?


- Porque es un regalo de tu abuelo y eso no puedo negártelo.


- ¿De mi abuelo? ¿De qué estás hablando?


- Verás, Dai… el motivo por el que nunca te conté nada sobre tu padre no era porque no quisiera hacerlo, tienes todo el derecho a conocerle y sacar tus conclusiones de él pero… no podía contarte nada sobre él porque me dolía demasiado verle, recordarle, pronunciar su nombre. Le amé mucho – dijo Aomine agachando la cabeza y apretando sus dedos entrelazados con fuerza – le amé como nunca lo hice con nadie más, él lo era todo para mí, una difícil relación, él o su familia tenían mucho dinero y yo… bueno ya has visto lo que somos nosotros, Dai, yo nunca he estado a su altura. Hubo momentos en que pensé que no importaba nada, que con estar a su lado y sentirme amado bastaba, hasta que un día descubrí que el amor no lo puede todo, a veces el dinero y las influencias se cruzan en el camino y no puedes luchar contra eso.


- No sé de qué me estás hablando – se quejó Daisuke frustrado y con las lágrimas a punto de desbordarse – estás tratando de decirme… ¿Qué Akashi es mi padre? ¿Que Masaomi es mi abuelo?


- Sí – le dijo Aomine derramando un par de lágrimas.


- ¿Por qué no me lo dijo cuándo me vio? – gritó el niño enfadado.


- Porque no lo sabía – le gritó Aomine esta vez – y eso es mi culpa, no fui capaz de enfrentarme al problema real, porque me negaron la opción de contárselo y cuando volví a verle, ya era tarde.


- Ahora lo entiendo todo… el por qué fingir que Kagami era mi padre frente a él, el por qué querías mantenerme lejos de él, tú no querías que él me conociera.


- Dai…


- ¿Qué derecho tenías a elegir por mí? ¿Y él? ¿Nos abandonó? ¿Para qué ha vuelto entonces? Por mí puede marcharse de nuevo, no le necesito y tú me has mentido.


- Dai, por favor… sé que es difícil de entender pero Akashi no sabía nada.


- ¿Le defiendes? Tú mismo has hablado del daño que te hizo.


- Sí, me lo hizo a mí, Dai, pero no a ti. No te aferres a mi dolor. Quizá deberías conocerle, de hecho lo estabas haciendo y… es tu ídolo.


- Lo era, hasta que he descubierto que nos abandonó. ¿Por qué lo hizo? – se derrumbó Daisuke llorando sin parar.


Aomine al ver tan afectado a su hijo, se abalanzó sobre él abrazándole con fuerza, dejando que sus lágrimas se unieran a las de su pequeño sin poder frenarlas. No sabía cómo explicarle todo lo que ocurrió, tampoco quería que la idea que él tenía de Akashi le influenciase, así que al final decidió tragarse su dolor y su odio por el bien de su hijo, por no confundirle.


- Le amé – le dijo Aomine – aún lo hago porque aunque quiero odiarle no puedo hacerlo. Fue el amor de mi vida, quizá aún lo es. No puedo volver con él, Dai, el dolor que sufrí es muy fuerte pero sigue siendo ese chico amable y dulce que yo conocí y te quiere, quiere conocerte, estar contigo. A él también le arrebataron la posibilidad de conocerte, no se la niegues ahora tú. Nosotros somos mejores, ¿vale? Sabemos dar oportunidades.


- Hablaré con él – dijo Daisuke llorando – pero porque quiero que me cuente su versión, quiero escuchar de su propia boca el motivo por el que se marchó y nos dejó. Si te hizo daño… no podré perdonárselo.


- Nos hemos hecho daño mutuamente, Dai y te hemos arrastrado a nuestro dolor. Nunca quise arrastrarte a ti hasta esta situación. Lo siento mucho, de verdad que lo siento mucho, mi niño.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).