“A pasado una semana desde que el chico que trajo Aikawa comenzó a trabajar con migo, al principio me propuse hacerlo mi juguete pero… ese maldito mocoso no se presta en ningún momento”- esos pensamientos invadían la cabeza del peliplata al no haber podido atraer la atención del chico que espiaba desde su despacho donde se supone debería estar escribiendo –“auriculares nuevos, un reloj, un celular, laptops, ¿Qué nada funciona con él? Cada uno de mis obsequios los ha rechazado lo más probable es que vaya por algo mayor o ¿en lugar de material quiera dinero?” – un gran disgusto invadió al escritor al percatarse que desde hace una semana en su mente no había nada más que ese castaño de ojos esmeralda, sin darse cuenta ya era lo único que tenía en la cabeza.
Sin previo aviso la puerta de su apartamento se abrió y una pelirroja furiosa entro directo a su despacho –sensei se supone que esta semana ya comenzaría a escribir, he cumplido sus caprichos para que tenga paz… pero se acabó si no quiere tener consecuencias graves por no escribir más le vale que…- el ojilila estaba escuchando de espaldas a la mujer pero le extraño que se detuviera sin previo aviso al darse vuelta se encontró al joven castaño entrando con te para él y su invitada –a, gracias Misaki puedes bajar, si no tienes más que hacer deberías ponerte a estudiar que pronto regresaras a clases – el escritor quedo sorprendido de como la actitud demoniaca de su editora que tenía frente a él con la sola presencia del chico se convirtió en alguien completamente diferente. En cuanto el chico salió del estudio la mujer comenzó a gritar otra vez –sensei Isaka-san está demasiado impaciente con su nuevo proyecto debe de comenzar a escribir –continuaba reclamando la mujer –si sigues gritando así Misaki te escuchara – dijo el hombre mientras encendía su computadora – Aikawa ¿de dónde conoces a ese chico? – la curiosidad del ojilila se hizo presente tomando por sorpresa a la editora –mis padres eran amigos de los suyos, debido a ciertas circunstancias él se mudó con mi familia y ahora con migo pero la vida privada de sus empleados no tiene por qué interesarle así que no se inmiscuya – dijo la mujer saliendo del lugar y antes de azotar la puerta grito de molesta –ya póngase a escribir.
A pesar de los regaños de su editora el escritor se la pasaba leyendo en su despacho no había escrito ni una palabra, por un lado era culpa del abandono tan descarado de Akari, por el otro era que se le había vuelto un hábito el espiar a su empleado. Poco antes de las tres de la tarde cuando el castaño preparaba la comida el pepliplata bajo digiriéndose a él –corta las salchichas en forma de pulpo – ordeno al menor que solo lo vio confundido mientras seguía cortando –en la televisión dicen que se deben cortar las salchichas en forma de pulpo – el chico solo sonrió cautivando la atención del mayor y comenzó a cortar las salchichas como el mayor quería –“tu comportamiento infantil… es fastidioso” – recordó el mayor las palabras de la mujer que lo abandono, porqué en ese momento cuando disfrutaba de la compañía del menor.
Llegada la hora de la comida, a diferencia de como usualmente era el chico se sentó a comer con él a petición del mayor, le cultivo y molesto el que su plato tuviese tan llamativa presentación, simulaba un paisaje sin duda cualquier niño estaría feliz de comer pero el que su empleado se diera cuenta de sus gustos y añoranzas en un pequeño detalle lo molestaban a pesar de ello no dijo nada hasta que el menor rompió el silencio –Usami-sensei ¿puedo pedir un favor? – Fue lo que el chico dijo en voz baja –“ya había tardado ¿Qué será quiere más dinero? “- fue lo que pensó el mayor seria la oportunidad perfecta para comenzar el juego –por supuesto Misaki pide lo que quieras –dijo en tono de insinuación sin saber que el menor no distinguía, una sonrisa ilumino al menor para hacer su petición –podría por favor dejar de hacer sufrir a Aikawa-san, ella en verdad necesita que usted escriba- dijo lenta y claramente lo cual desconcertó al mayor ya que esperaba una petición personal y no algo de ese tipo –bueno yo… no tengo ganas de escribir por el momento en cuanto surja una idea poder hacerlo por ahora estoy bloqueado – respondió al menor –gracias sensei – su comida continuo en silencio no incomodo sino pacifico, el peliplata cada vez se acostumbraba más a la presencia del menor y se resignaba a verlo diariamente -¿Qué tipo de música te gusta Misaki? Siempre tienes tus auriculares puestos que te gusta escuchar –pregunto el mayor buscando un tema de conversación –nada en especial, cual quiera me gusta – fue su respuesta, corta y simple sin dejar aberturas a otra pregunta -¿Qué estudias? – pregunto con curiosidad al chico, tal vez chef es muy bueno en la cocina o alguna carrera en la música “no sé nada de él como para especular algo” –pensó el mayor – edición, quiero editar igual que Aikawa-san –respondió el chico con una sonrisa –sabes si es así yo tengo contactos que te pueden ayudar a conseguir empleo en edición o incluso puedes trabajar con migo – le dijo al chico “así que al final solo quiere escalar en su carrera, bueno al menos es una mejor excusa que el solo querer dinero” –pensó el peliplata –gracias sensei, Aikawa también se ofreció ayudar pero prefiero intentar conseguir las oportunidades y logros yo mismo –respondió con una sonrisa mientras recogía su plato de la mesa, las palabras del chico eran sinceras lo que extrañaba al mayor esperaba que el chico fuese más interesado o codicioso con respecto a él.
La tarde llego y el peliplata se disponía a salir a cenar con su empleado del cual ahora más que antes quería conocer y saber el porqué de sus intenciones “porque no preguntar directamente” –pensó el mayor, mientras el chico limpiaba la cocina y el mayor se levantaba de la mesa no resistió el preguntar -¿Misaki, porque aceptaste trabajar para mí, Aikawa debió decirte que soy irritante o infantil entonces por qué? – el chico tomo su mochila listo para marcharse no sin antes responder al mayor –admiro su escritura sensei, he leído todos sus libros, solo quería conocer a mi autor favorito además de que trabajando aquí puedo ayudar con los gastos de mi escuela aunque Aikawa-san se niegue – un tenue sonrojo cubría sus mejillas y una sonrisa entre nerviosa y divertida iluminaba su rostro de tal manera que hipnotizo al mayor –descanse sensei –se despidió el castaño saliendo del lugar dejando a un escritor confundido “¿que fue eso, por qué su sonrisa es tan cálida?, que tonto no lleva ni dos semanas y ya me es necesario verlo a diario”.