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Todo mientras brille por Sady

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Notas del capitulo:

¡He vuelto! Muajajaja. Tengo tantas ideas pero mis manos frente al computador no colaboran... 

Al menos un nuevo cap :3

Nota: Algunos supongo notaron---> cambio de título.

 -Destemple-

 

 

No se sentía del todo bien. Aunque el dolor de cabeza había disminuido un poco seguía sintiendo como un puñetazo en la boca del estómago.

Pero nadie se daría cuenta de su estado por su caminar o movimientos, sólo si se acercaran lo suficiente lo percibirían. Lamentablemente estaba acostumbrado, no era nada nuevo. Nada excepto el lugar adonde se dirigía luego de asegurar prometerse que no pondría un pie allí.

¿Pero a dónde más podría ir si ya no confiaba en nada? Minato parecía ser lo correcto.  

Luego de la muerte de su hermano la idea de tener lo que se llamase un amigo, confidente o persona cercana le había parecido suficientemente ajena e irritante.

Se preguntó cuánto sabría Minato del asunto.

Entonces había sentido que nada lo ataba a este mundo, demasiado solo para importarle algo, y luego este hombre con actitud de ser claramente amable y cortés lo había besado.

Había sido casi que un milagro, realmente, conocer a alguien como el rubio mayor en el mismo año de la trágica pérdida de Itachi, y debía pensar sobre ello, aún con los restos de alcohol y hierba en su organismo.

No es que tuviese un sentimiento fuerte hacia Minato, hacerlo sería darle poder sobre él. No podía admitir la importancia de alguien más, empezaría a tenerlo en cuenta en aspectos personales, en decisiones por hacer. Si un día quisiera dejar la universidad, sabría que Minato no estaría de acuerdo y no podía dejar que eso realmente lo afectase.

El sexo estaba bien, no resultaba en alguna agobiadora experiencia solitaria, pero amar no era terreno seguro.

Sería como lanzarse a un vacío... algo demasiado estúpido para él.

Pero, entonces si eso pensaba, ¿por qué estaba haciendo algo como venir hasta la casa de él? Y a tales horas y condiciones… Debían faltar sólo una hora para el amanecer y Sasuke estaba seguro que alguien como Minato ya estaba levantado preparándose para su nuevo día. ¿Lo estaría su esposa, hijo o con quién viviera también? La casa no se veía tan grande, un porche de madera y unas cercas que protegían un pequeño jardín que necesitaba más atención, pero no pudo detallar en más. Buscando por una ventana y tambaleándose un poco recogió una piedrecilla y la tiró hacia el vidrio de una ventana. Repitió la acción con algo en su interior quemándolo.

Era una bobada pero podría ser una oportunidad, aunque no sabía de qué… ¿De Minato verlo como realmente era?, como un chico al que se podía detestar, alguien que pasaba de largo, que sólo se ocupaba de sí mismo, envuelto en problemáticos intereses y con malos hábitos.

Un paraíso amargo luego de que pasasen los efectos y se viera de cerca.

O, por otra parte, una oportunidad en donde Sasuke demostraba por fin a alguien que no lo tenía todo, que buscaba compañía, que quería verle.

Sasuke había sido constantemente desestimado cuando niño, ignorado por personas que le importaban, nunca lo suficiente bueno, nunca visto más allá que ser el pequeño hermano de Itachi Uchiha. Después de alcanzar la pubertad había aprendido a no esperar ser el favorito, refugiarse en las palabras de su hermano y empezar a convertirse poco a poco en la persona fría y calculadora que era ahora.

Pero con la muerte de Itachi ahora todos sí enfocaban sus miradas sobre él. Su padre esperaba mucho de él cuando Sasuke mismo había estado convencido por largo tiempo en que no era tan indispensable y necesario, más bien un hijo prescindible y, probablemente porque aquello dolía, prefería entregarse a una constante búsqueda de distracciones.

¿Quizás Minato lo era?

Cuando vio que éste salió con una expresión turbada Sasuke sintió que había hecho mal. Ni siquiera sabía qué necesitaba. ¿Venía por sexo o un cálido abrazo? ¿Minato haría que se arrodillace a la altura de su entrepierna o lo invitaría a un desayuno?

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó entonces Minato.

Estaba ya vestido, fresco y todo lo contrario a Sasuke. Su pulcra camisa y corbata lo hacían ver bien, sólo su dorado pelo estaba desordenado.

Por culpa aún del alcohol Sasuke casi soltó una breve risa pero la contuvo. Aunque probablemente la mueca en su boca habría sido percibida por el mayor.

—No lo sé… —respondió al fin en un susurro y el otro frunció el ceño.

Antes de que se diera cuenta o hiciera alguna protesta, Minato lo había agarrado del brazo y dirigido al lado de la casa donde se formaba una especie de oscuro callejón. Si alguna cabeza se asomara por alguna ventana de la casa, se les sería difícil verlos desde allí.

Era obvio que empezaría una pequeña discusión entre ellos y Sasuke supuso que el otro no lo dejaría ir hasta que le dejara en claro que no volviera a visitarlo en casa… al menos no en ese estado y a esas horas. Era sospechoso.

—No deberías haber venido —dijo Minato notoriamente molesto.

—Lo sé —admitió… aunque esta vez no pudo evitar soltar otra pequeña risa. ¿Desde hacia cuando nadie le hablaba como si fuera a regañarlo? No sólo limitándose a indicar lo que se esperaba de él o prohibiéndole desde un principio lo que sabían era capaz de hacer.

—Sasuke… —dijo Minato serio obligándole a subir su mirada para ver aquellos ojos azules. Sasuke no se había dado cuenta que había estado viendo al suelo. El rubio soltó un corto suspiro—. Has puesto en riesgo todo al venir hasta aquí.

Pero Sasuke no estaba seguro a qué se refería con “todo” y aunque desde un principio no sabía qué esperar yendo a la casa de su amante, ahora que empezaba a ver la decepción en esos ojos un sentimiento de arrepentimiento se hacía lugar.

Estaba mal, pensó. No podía sentir esta debilidad hacia otro sólo porque había encontrado a alguien con el cual no sentía la necesidad de alejarse o buscar otra cama después de tener sexo.  

Esa física y superficial satisfacción había mutado a algo más… sin embargo Sasuke se estaba dando cuenta de lo efímero que podía ser.

—No debería estar viéndome con otro… —Minato no continuó pero Sasuke lo entendió bastante bien.

“Con otro hombre”. Se preguntó si desde este momento empezaba la “ruptura”, la revelación en Minato de que no valía la pena el riesgo, de que este chico frente a él más que un error simplemente se estaba volviendo demasiado complicado en comparación a la rutinaria pero estable vida familiar.

Que era alguien prescindible.

Sasuke que seguramente sólo había buscado consuelo sintió cómo ahora su mandíbula se tensaba.

—Tú fuiste el que empezaste, ¿no? —mencionó en un grave susurro y bajando de nuevo la cabeza para levantarla después con un instintivo brillo de astucia en sus ojos. Quizás Minato se decidiera por retroceder al fin y quizás Sasuke sólo tenía que resignarse a buscar otra cama—. ¡Tú me besaste! Sé que esa noche estabas en un estado peor del que me encuentro ahora, pero estabas muy sobrio cuando pasó de nuevo en tu oficina. En las dos ocasiones no fui yo quien…

—Sasuke.

Minato debía estar ofendido, incluso sintiéndose amenazado, pero Sasuke no estaba del todo seguro porque de nuevo observaba al suelo.

Sin embargo después sintió manos, el roce en su rostro, cuello, la cercanía con el otro. A sus labios siendo apoderados por otros y a los suyos automáticamente responder porque no quería perder esta oportunidad de alejar al otro, al menos no por ahora.

No era sólo culpa de Minato. Este beso y los otros se habían dado porque Sasuke no había dejado de pensar en el hombre, algo que nunca le había sucedido con otra persona. Por eso su alterado comportamiento, por eso el sentimiento en su pecho y la idea en su cabeza de que algo de él había quedado grabado en Minato.

No era intenso y tampoco algo que lo haría enloquecer pero que sí lo hacía sentirse un poco más feliz.

Al terminar lentamente el beso se dejó abrazar pero ahora con la mente más clara sabía que pronto deberían separarse. Si ambas pieles seguían en tal contacto no tardaría mucho para que el miembro de alguno de los dos empezara a transformarse en una erección.

A pesar de la advertencia de la que ambos eran conscientes volvieron a darse un segundo beso.

*

Se detuvo en toda la mitad aunque no por tráfico a esas horas. La distancia era relativa, ni muy lejos para observar tal encuentro ni muy cerca para que percibieran su viejo y desorganizado carro.

No había otra razón para estar allí que aprovechar el madrugador horario de trabajo de su padre y así sólo tener que interactuar con él por un corto tiempo antes de que éste se viese obligado a salir. Luego el plan habría sido ponerse a rebuscar algunas cosas —un mapa, una cámara, alguna navaja, cosas— y regresar. Quizá, si lo consideraba lo suficiente, hacer también algo rápido con el jardín que tenía ya un aspecto algo abandonado. Cortar algunas hojas, remover algo de tierra.

Sin embargo antes de estacionarse frente a la casa tuvo que frenar con sus manos fuertemente agarradas al volante.

Cerró sus ojos y dejó caer su cabeza hacia adelante, ninguna reflexión o idea lógica aglomerándose en su mente, sólo la certeza de estar perdiéndose deliberadamente la imagen de un beso. Un fuerte sonido agudo en su oreja izquierda y el palpitar de su corazón acompañándolo.

Al subir de nuevo el rostro fue el justo momento en que vio cómo el rubio mayor empieza a aprisionar más el cuerpo joven de alguien al que no le era fácil distinguir. Dos figuras contra la sí reconocible sucia pared de al lado. Entonces fue cuando decidido a hacer algo, lo que fuera, Naruto movió sus manos hasta hacer pitar varias veces su carro haciéndolos exaltarse.

Por supuesto su padre se dio cuenta de quién se trataba y Naruto observó cómo por un momento quedaba estático para segundo después apartarse del otro. No más besos, no más acercamientos. La lujuria quedándose en el olvido.

Bufó antes de poner nuevamente a andar el carro.

*

Sasuke desde su posición había sido primer testigo de la abrupta deformación en el rostro de Minato al caer en cuenta de la otra persona, separándose de él con tal rapidez que lo obligó a quedarse en el mismo lugar. Había mencionando el nombre de “Naruto” en un tono preocupante y Sasuke podía adivinar lo que pasaba. No tenía que pensarlo más de dos veces para entender que aquel chico rubio no era más que el hijo de Minato.

El otro joven terminó por estacionarse en el porche de una manera abrupta e incorrecta, probablemente resultado de su rabia en ese momento. Con el bonito buzón de correo totalmente destruído y parte de la cerca caída como algunas de las consecuencias, el chico permaneció dentro del carro sin querer hacerle mucho caso a Minato cuando éste por fin llegó hasta la puerta del piloto en apresurados pasos.

Sasuke supo que en el adulto rostro debía estarse mostrando preocupación y era el justo momento de empezar a arrepentirse por haber venido. 

Se suponía que no debía alcanzar a conocer nada de la familia del otro.

*

—¿Estás bien? —preguntó el mayor a su hijo refiriéndose al recién acto peligroso en que había incurrido, pero Naruto no respondió, ni siquiera una palabra escupida con enojo.

Para Minato no era sólo la vergüenza la que se había apoderado de él, sino que reconocía muy bien que este descubrimiento por parte del menor había sido lo peor que podía suceder en los últimos días. Demostraba lo hipócrita que en realidad era, que quizá era un hombre pervertido que no merecía consideración alguna… Si había echado a perder algo él mismo se lo había buscado.

La gravedad del asunto era peor al caer en cuenta que había saboteado él mismo la posibilidad de recuperar a su familia.

—Hijo…

Esta vez Naruto volteó a verlo.

—Estoy realmente tratando de no salir y darte un golpe en todo el rostro —dijo despacio, su voz llenando el pesado silencio de alrededor—. Estoy bastante seguro que me dejarías… porque sabes que lo mereces.

Como en varias ocasiones Minato no sabía cómo responderle a su hijo, ofrecerle unas palabras de perdón no serían bien recibidas.

—Deberíamos entrar —propuso aunque podía adivinar de antemano el rechazo.

—¿Qué demonios dices? ¿Realmente crees que voy a volver a entrar en esta casa? Porque no quisiera ser un estorbo para tu amante.

—Naruto, sólo... no hagas ese tipo de acusaciones. Por favor —dijo y aunque ese tipo de “acusaciones” eran verdaderas no era capaz de admitirlas frente a su hijo, no podría manejar la actual situación si dejaba que la cabeza de Naruto se llenara de ideas imprecisas.

Al menos Sasuke nunca había entrado y al menos hasta el día de hoy Minato nunca había tenido intención de hacerlo.

Aunque... debía también admitir, el fugaz y provocativo momento de antes podría haberse desarrollado en algo más, incluso en una rápida invitación que podría haber terminado realmente muy mal si Naruto se hubiese presentado después.

Minato no quiso pensar en ello y empezó a sentirse desesperado ante la terquedad de Naruto, sin embargo al observarque su hijo se quitaba el cinturón de seguridad dio unos pasos atrás para darle campo a la puerta.

Naruto salió con su ceño fruncido, probablemente llevando en su rostro la peor expresión de su repertorio de gestos.

—Tú asqueroso viejo… —acusó con una voz grave y reprobatoria—. ¿A cuántos más te estás jodiendo? ¿Cuánto dinero te ha pedido ese chico?

—¡Naruto!

—¡Sólo estoy diciendo lo que vi! —exclamó para rápidamente detenerse y ver hacia el suelo, la verdad no quería estar gritando en medio de un vecindario a esas horas—. Necesito ir a caminar —susurró mientras se hacía a un lado para empezar a alejarse, sólo subió su rostro para dedicarle una última mirada al chico con el que había estado su padre, sosteniéndosela por un momento hasta que con pasos apresurados sólo podía ver el cemento bajo sus pies.

*

Sasuke se dio cuenta que más que unos ojos cargados de odio la mirada del otro era también una mirada herida.

Al darse cuenta de eso bajó él mismo su cabeza en un gesto avergonzado, por supuesto... un chico que frecuentaba a un hombre casado no se merecía un amable trato.

Arrugó su frente sientiéndose mal, pero dándose el tiempo de un minuto decidió acercarse hasta donde Minato en vez de dar media vuelta como quería. Como debía. La sensación de estar siendo observado por quien sabe cuántos ojos curiosos que decidieron asomarse luego del ruido y el grito no le gustaba. Quién sabe cuánto habrían podido deducir.

Minato luego de cerrar la puerta del carro se había sentado en las escaleras de la entrada en una actitud de derrota, pasando su mano por su rostro y aflojando del todo su corbata, esa misma a la que Sasuke se había aferrado con ansias apenas unos minutos atrás.

—Pensé que tu hijo era algo más pequeño… —comenzó a decir recuperando poco a poco su usual estado. Con la sorpresa y cierto sentimiento de culpa, la borrachera había disminuído—. Unos doce o trece años.

—Naruto es casi de tu misma edad  —respondió el otro a lo obvio con un suspiro, y a pesar de las otras preguntas que tenía Sasuke en su cabeza no se atrevió a decir algo más, Minato no parecía querer tener una ronda de preguntas y respuestas ahora mismo.

Además se suponía que a Sasuke no debía importarle, incluso aunque había quedado expuesto el hecho de que Minato no vivía con su hijo... Y si era así, ¿su esposa tampoco? Minato nunca le había dicho que fuera un hombre divorciado o en crisis matrimonial, además de que no era algo que se comentara en la universidad. Inevitablemente se alarmó un poco, no conocía mucho del rubio mayor, no sabía si llevar chicos a hoteles era en realidad algo rutinario para él o si la causa de que su hijo viviera lejos radicaba en una vida de abusos.

O quizás la esposa había encontrado hace poco pruebas de ellos dos y se había ido con el menor. Pero si fuera así no habría razón para el comportamiento dramático del chico, lo de un amante de su padre sería hasta comprensible, ¿no? Algo esperado… Un hombre que había quedado solo eventualmente querría la compañía de alguien más.

Probablemente era sólo un adolescente homófobo.

En fin, no era algo con lo cual involucrarse más, determinó Sasuke nuevamente. La vida del otro no era su asunto, lo sería sólo si directamente por alguna razón se viese comprometido.

—Vamos, te llevaré a tu casa —dijo en un susurro Minato sacando a Sasuke de su pequeño ensimismamiento.

A pesar del extraño comienzo del día Sasuke aceptó silenciosamente el ofrecimiento. De todas formas el hombre lo dejaría a unas cuantas casas de la suya.

Y de todas formas sus encuentros probablemente seguirían. Se sentía bien quedar ambos en ocasiones y entrar en conversaciones a veces frívolas, a veces muy profundas, a veces sobre las noticias de ese día mientras Sasuke se metía al pantalón algún condón que no habían usado.

 

 

Notas finales:

¡Gracias! 

*Huye despavorida* 


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