Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El juego del despecho por Chiaki28

[Reviews - 173]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola chicos!!

Bueno la estoy subiendo bastante temprano porque lo queria hacer ayer pero no pude </3

Asi que aca les dejo la reaccion de Onodera y esta extraña relacion con mucha más fluides y se hacen un dibujo de lo que les espera.

Ojala les guste <3 <3

Takano Pov

Onodera Ritsu; hasta el nombre de mi supuesta pareja es el que me irrita, él es un chico completamente devastado por su primer amor, un hombre cuya armadura se cayó hace mucho en plena guerra, un recio quien usa un carácter agresivo para protegerse, un terco quien me forzó a vivir en una zona hostil un par de insufribles días.

He intentado acercarme al castaño, sin embargo, con sus tensos rasguños y gélidas frases mis defensas se acaban subiendo y siempre terminamos discutiendo, he tratado de mantenerme firme; convertirme en hierro para que el recuerdo de esa hermosa mujer me dejé de afectar y detenga este inútil llanto en busca de que ese fantasma retorné.

He tratado; como he intentado olvidarla para seguir las tontas reglas del juego que nos impuso mi mejor amigo, no obstante, no puedo; cada una de las malditas noches es su reflejo el que aparece entre mis sueños, son sus caricias las que me mantienen respirando, sus labios tóxicos los que arrastran cada una de mis gotas de vitalidad; ¡Mierda! que es difícil dejar ir estas cosas.

Yo pretendía que el curso de nuestra relación fuera esto; tener que soportar al castaño hasta que el tiempo se cumpliera, sin embargo, al apreciar el descaro de ese hombre de ojos violetas en nuestra casa, al ver las falsas reacciones del más bajo con ese sujeto, al vislumbrar como sus máscaras se caían no me pude quedar sin hacer nada.

“Masamune si me quieres llamar podemos intentar ser amigos” Porque pasé por la misma guerra y perdí mi orgullo en ella inmerso entre las llamas de un polvoriento amor.

“Hay que regresar a lo que éramos antes” Comparto las mismas desgarradoras heridas y las insufribles y deformes cicatrices.

“Está bien, yo te llamó” Y al igual que Onodera lo único que hice fue sonreír con falsedad mientras ella ascesinaba mis ilusiones con un silencioso disparo en el corazón.

Por eso cuando vi sus lágrimas mi paciencia se terminó y en contra de toda la razón acabé atacando sus labios para que el dolor desapareciera, para que ambos superáramos estos traumas utilizando el espíritu del otro como un pañuelo desechable y su hombro como el incondicional apoyo; como una gran piedra angular sobre la cual recargarse en pleno tifón.

Podía percibir como el castaño trataba de retroceder hacia la puerta de entrada sin resultado alguno al rechazar mi hambriento beso; como sus manos me empujaban en el pecho, como su boca era presionaba con fuerza mientras la mía demandaba ingresar a profanar el sabor de un chico.

“¡Para!” Gritó una vez que nos apartamos con los ojos cristalinos por aquel brutal encuentro y las mejillas enrojecidas.

“¿Por qué?” Fue la tonta pregunta que escapó de mis labios aumentando la cercanía en nuestros cuerpos, sometiendo a ese chico debajo de mis músculos y consintiendo que una extraña sensación fuera la que ahondara en mis sentidos.

“¿Qué diablos estás haciendo?” Su voz se escuchaba temerosa; su respiración se encontraba agitada, sus piernas temblando; es bastante expresivo.

“Onodera me cansé de toda esta mierda, no quiero que perdamos esta oportunidad, no sacamos nada con seguir llorando y enterrándonos más bajo” Proclame con poderío tomando una de sus mejillas, consiguiendo que cada uno de sus nervios se relajaran y esos hermosos ojos enrojecidos se centraran en mí.

“¿Crees que resulté?” Musito aterrado, temeroso de esta cercanía con la que amenazaba con destrozar cada una de sus barreras.

“Solo hay una manera de averiguarlo” Le respondí divertido enredando mis dedos en sus finos cabellos para unir nuestras bocas.

Esta vez el menor no opuso resistencia ni me impidió el paso; Onodera en contra de todo su orgullo comenzó a corresponder el tacto que había entre nuestros labios mientras sus manos se aferraban a mi cuello pulverizando mis expectativas.

Comencé a degustar sus delicados labios sobresaltándome por el dulzor que estos tenían; cegado por la codicia y la sangre hirviendo en mis venas rogando por más  de su esencia ingresé mi lengua en su cavidad repasando con recelo cada uno de sus rincones; embelesando con la extraña sensación de ambición que despertaba en mí.

Pronto nuestros cuerpos se encontraban golpeando el piso ante los necesitados y rápidos movimientos con nuestros labios, una batalla de lenguas se había desarrollado; un par de agotados jadeos era lo que se escuchaba en la habitación. Aunque me debería desagradar besar a un hombre, él se sentía muy bien, tenía un sabor adictivo, él encendía sensaciones electrizantes de las que no me deseaba apartar.

Con dominio acabé recostando al castaño sobre el suelo mientras mis manos se metían entre sus prendas acariciando su suave y cálida piel; con malicia mordí su labio inferior estremeciéndome por un pequeño jadeo que liberó;  Onodera era bastante seductor para ser un chico.

Mi piel se erizó al percibir como el más bajo recorría mi espalda debajo de mi camisa sin dejar de corresponder al toxico y exquisito beso de muerte que nos estábamos dando; cuando mis pulmones me comenzaron a torturar con dolorosas contracciones ante la falta de aire ambos nos acabamos separando.

Mi supuesta pareja se encontraba con el rostro completamente encendido y una exótica mirada deseosa recostado sobre las alfombras mientras se mordía el labio cortando el tenue hilo de saliva  que nos unía hace unos instantes.

“¿Por qué te detienes?” Me pregunto con vergüenza desviando la mirada hacia la puerta del apartamento.

“Yo” Balbuceé confundido “Nunca he estado con un chico, no sé qué es lo que debo hacer en estos casos” Mis palabras lograron que el rostro del más bajo fuera poseído por un poderoso color carmín mientras su cuerpo temblaba ligeramente.

“¡¿Cómo que no sabes qué hacer?!” Me pregunto con cierta molestia apoyando uno de sus codos sobre el suelo, acortando la distancia entre nuestros rostros, consintiendo que respirara ese sensual aliento fresco.

“Supongo que me tendrás que enseñar tú” Me mofé retirando uno de los mechones de su frente con descaro “No tengo miedo a experimentar cosas” Pregone recorriendo con mis dedos su desnudo vientre debajo de la polera; lo único que codicio es pasar de capítulo en mi historia, estoy tan desesperado que haría lo que fuera para borrar esa sádica sonrisa carmín de mis memorias.

“Yo supongo que podría hacer eso” Un leve tartamudeo salió en esas frases causando que pronunciara una risa llena de arrogancia.

“¿Supones?” Pregunte alzando una ceja.

“No me presiones, además el momento ya se acabó” Se quejó apoyando sus manos sobre mi pecho “Quítate de encima Takano” Con un fugaz roce entre nuestros labios detuve cada uno de sus movimientos.

“Solo me iré si accedes a escuchar las reglas que tendremos en este juego” Murmuré en su oreja sabiendo que con eso erizaría su piel.

“Bien, pero quítate de encima” Me rebatió ocultando sus expresiones debajo de su flequillo; con una sonrisa satisfecha me levanté del suelo extendiéndole mi mano derecha para ayudarlo a levantarse y comenzar con nuestro plan.

“No seas terco” Pregone divertido por esa actitud infantil; el menor suspiro rodando los ojos cansado para tomar mi mano y levantarse del piso; con un fuerte movimiento acabé atrayéndolo a mi cuerpo logrando que Onodera golpeara mi pecho.

“Perdón” Balbuceó tratando de apartarse sin resultado al ser apresado por mis manos sobre su cintura.

“Esto podría llegar a ser divertido” Murmullé para mí mismo descendiendo mis dedos por su fina cadera hasta su trasero “De hecho estas bastante bien para ser un hombre” El castaño con el ceño arqueado me empujó sin ocultar su rabia.

“¿Podrías comportarte como un adulto una vez?” Me rebatió con una embustera actitud de ofendido cubriendo su vergüenza.

“Sí eres mi pareja de despecho me tendrás que amar tal como soy” Me mofe repasando sus hombros para sentarme en el gran sillón de la sala de estar “Vamos Onodera, inténtalo, podrías llegar a divertirte”

“Lo dudo mucho” Farfulló acomodándose a mi lado intentando guardar distancia en vano ante mi insistente actitud.

Yo amé a Erika por unos insufribles años de codicia; le entregué a esa mujer cada una de las partes de mi quebrajado corazón, ambos planificamos un hermoso futuro juntos, soñé toda mi adolescencia con casarme con ella y formar una preciosa familia; comencé a ahorrar desde hace meses para comprarle un despampanante anillo y ver como sobre sus labios se formaba una magistral sonrisa; pero ella escogió terminar con todo eso.

Al final fue su zapato de tacón el que me pisoteó como si me tratara de un derroche, sus uñas perfectamente arregladas las que se clavaron en mi piel arañando mis ilusiones, sus preciosos luceros encendiendo ese profundo mar en sus ojos los que me envenenaron con sus toxicas mentiras.

A Erika la amo con todo lo que soy, sin embargo, no estoy dispuesto a quedarme llorando por ella más días, no puedo paralizar mi vida mientras ella continua con su carrera aumentando la brecha que hay entre nosotros, me demostrare a mí mismo que puedo salir de esto y olvidarla aunque tenga que sacrificar mi orgullo y recurrir a este terco muchacho.

“Onodera” Lo llamé al apreciar su rígida postura; además por lo que puedo apreciar este muchacho necesita con urgencia alguna distracción.

“¿Qué es lo que sigue ahora?” Me pregunto como un pequeño susurro apretando con fuerza la tela de sus pantalones.

“Aclaremos como serán las cosas entre nosotros” Le ordene tomando su rostro para que me mirara; cuando nuestros ojos chocaron en silencio una corriente electrizó cada uno de mis músculos “Si queremos ser algo así como pareja no quiero que ninguno pronuncie el nombre de su ex, no quiero volver a escuchar que te lamentas por ese Usami ni yo por Erika” Sus labios se abrieron expresando su recio carácter mientras sus cejas se arqueaban.

“Dejar de nombrarlo es algo que no puedo” Callé al menor con mis dedos al comprender lo que deseaba decir; era difícil dejarlos ir para que perecieran en un pretencioso olvido cuando aún había un latente rencor acumulado en nuestros corazones y tantas interrogantes taladrando nuestras mentes.

“Ahora es el momento de que hablemos de ellos; quiero que te desahogues de Usami” Le exprese consiguiendo que abriera con sorpresa sus ojos.

“Bueno” Murmulló con una repentina timidez “A él lo conocí  hace años, él, Misaki y yo siempre fuimos como buenos amigos trabajando juntos; Akihiko me contó de su enamoramiento imposible con Misaki un par de meses después de que nos conocimos y yo como el aprovechado que soy tomé ventaja tratando de que me correspondiera” Esas palabras se arrastraban por su garganta, sus orbes nuevamente estaban cristalinas, su cuerpo rígido; no me agradaba verlo así; por esa razón acaricie su cabello.

“Cuéntame alguno de los defectos que más que te chocaban, dime las cosas que te desagradaban de ese hombre” Le pedí sorprendiéndome al apreciar como él ya no rehuía a mi contacto sino que lo aceptaba.

“Nada, él era perfecto” Ante esa terca respuesta le di un leve golpe en la cabeza.

“Nadie es perfecto” Le rebatí riendo ante ese ceño fruncido “Anda Onodera, pon de tu parte para que esto funcione y quítate ese peso, si no las cosas jamás nos van a resultar en una extraña relación” Le pedí con calma acariciando su mano; era bastante pequeña para ser la de un chico; él es extraño.

“Bueno, siempre me molesto que no entregará su trabajo a tiempo” Rio con nostalgia “Que de repente fuera tan cerrado con sus asuntos personales, que me tratará como un simple reemplazo, recuerdo que me enfadaba mucho lo desordenado que era también” Murmullo con una tierna sonrisa que erizo mi piel.

“Entonces en este tiempo que vivamos juntos seré la persona más responsable, organizada, abierta y nunca te veré como un segundo lugar” El castaño me miro pasmado apartándose con desconfianza de mi lado, chocando con una de las manos del sillón.

“¿Qué es lo que pretendes?” Me pregunto centrando su atención en mis ojos.

“Es parte del juego, seré todo lo contrario a Usami para que lo puedas olvidar en lugar de recordarlo, tú tienes que hacer lo mismo” Le ordene sacando un risueño suspiro de sus labios.

“Supongo que no me queda opción, después de todo ya me convenciste de iniciar esto” Farfulló con una pretenciosa molestia mirándome con una calidez que nunca antes había visto en sus ojos.

“No la tienes” Balbuceé hipnotizado por esa mirada; tengo un mal presentimiento de como esto va a acabar.

“Te toca” Me ordeno con poderío “Quiero saber cómo era esa tal Erika, como se conocieron y lo que más odiabas de ella”

“Erika” Murmuré con melancolía liberando una presión de mi pecho “La conocí cuando íbamos en la segundaría, ella entró como la nueva estudiante y ante mis ojos era perfecta; hermosa, inteligente, amigable, simpática, era popular pero no pretenciosa, era una joya para mí, era preciosa” Divagué en voz alta sumido en un mar de recuerdos.

“¿Takano?” Me llamó con debilidad mi compañero.

“Realmente pensé que pasaría toda mi vida a su lado; yo quería que ella me acompañara por siempre” Farfulle con cólera apretando mis puños “¿No es tonto? Hasta pensé cuantos hijos tendríamos y todas esas mierdas de adolescente enamorado” Los músculos me dolían con mis propias palabras, era como si un par de navajas se clavaran en mi espíritu mientras un incendio se desataba quemando mis recuerdos en mi tormentosa confusión.

“No hagas esto” Me pidió tragando saliva con dificultad para rodearme con sus delgados y frágiles brazos “No me pidas que deje de torturarme si tú no eres capaz de hacerlo” No supe el motivo pero lo único que hice fue aferrarme a ese chico hundiendo mi rostro en su pecho, provocando que él brincara sobre el sofá.

Realmente deseaba pasar el resto de mi existencia a su lado, armar una preciosa historia digna de ser relatada, amarla más allá del desfallecimiento, hacer especial cada uno de sus días, despertar aferrado a su delicada figura de ángel, crecer juntos alimentando sus ingenuos sueños, perecer entre la calidez de su cuerpo.

Cada una de las noches de entrega y sexo, de las caricias, de las conversaciones hasta el amanecer, todo se está destrozando entre mis manos, es como sí se perdieran en un par de lágrimas que no soy capaz de detener, como si la tormenta nos envolviera a ambos para congelar mis deseos y mostrarme mis errores, ridiculizarme como el infeliz que soy.

“Háblame de lo que no soportabas de ella y lo haré” Susurro repasando mi espalda con sus dedos; él parecía tan incomodo con esta cercanía y aun así no fui capaz de dejarlo ir, de soltarlo para que su respiración se regularizará.

“Ella era bastante terca siempre deteste un poco eso, era muy insensible, se quejaba por vanidades, le importaba mucho lo que las personas pensaban y jamás me acompañaba a donde yo quería ir” Recordé sin ser capaz de encubrir con mi despedazada mascara la melancolía con la que la invocaba deseando que resurgiera de mis memorias.

“Pues yo seré el chico que te acompañe a todo; alguien a quien las opiniones ajenas no le importaran, sensible y nunca me quejaré” Levante una de mis cejas apartándome con lentitud de su pecho.

“¿Y lo terco?” El menor frunció el ceño ofendido.

“Eso no lo puedo corregir, lo siento” Una tonta risa fue pronunciada por los dos resonando por todo el apartamento; debía admitir que Shinobu tenía razón, después de relajarnos me profesaba bastante cómodo y augusto a su lado.

“Ahora las reglas de esta relación” Pregone cambiando mi semblante a uno arrogante “Onodera yo jamás ha estado con un hombre, no tengo idea de cómo tener sexo o donde te gusta que te toquen” Mis palabras consiguieron que su rostro ardiera.

“¡¿Qué no tienes vergüenza?!” Me gritó cubriéndose la cara con sus manos ante el retraimiento; pero que chico más recio e inflexible es con quien debo tratar, aunque de cierta manera si aprendo de tolerancia resulta encantador.

“Tú eres el que me va a tener que instruir si quieres que esto resulte y por fin te dejes de martirizar por Usami” El más bajo tomó un sorbo de aire con una mentirosa determinación uniendo nuestras miradas.

“Te puedo enseñar todo eso” Proclamo ensanchando mi sonrisa.

“Ahora que ya dijimos todo sobre ellos no quiero volver a escuchar su nombre, no quiero más lamentos ni algún jodido reclamo; Onodera estamos pasando a otra página; un capítulo que estás haciendo conmigo ¿Te quedo claro?” Le pregunte sin romper el contacto visual aferrándome a sus manos.

“Sí” Farfulló “Supongo que Shinobu tenía razón en todo esto, puede que no seas tan malo como aparentas”

“Me lo tomare como un alago” Musite acariciando su rostro “De ahora en adelante somos una activa y feliz pareja viviendo juntos; iremos a todos los lugares los dos, si uno decae el otro lo levantará, el otro debe convertirse en un apoyo hasta que el tiempo se nos acabé, y sobre todo nos debemos divertir en esta relación, como dijo ese idiota impulsivo; es solo despecho no le des más importancia de la que tiene” El castaño se limitó a asentir con seriedad sin bajar la mirada o rendirse en el choque de nuestros egos.

“Me parece bien Takano” Proclamo tomando mis mejillas con sus pequeñas manos para acercar su rostro “Hay que hacer cualquier cosa para olvidar ¿No es así?” Murmuro rozando nuestros labios de improvisto.

Mis ojos por inercia se cerraron mientras mis manos recorrían ansiosas cada parte de su piel; jamás pensé que se sentiría tan bien besar a otra persona que no fuera esa chica de seda; probar la boca de alguien cuyo dulzor no me hostigara y cuyos labios encajaran perfectamente con los míos; esto será interesante.

El castaño acariciaba mis mejillas con ternura mientras consentíamos que nuestras bocas se probaran con lentitud degustando nuestros sabores, acostumbrándonos a una extraña y repentina cercanía, embelesándonos con esta relación.

Onodera se separó liberando mis labios en contra de mis deseos esbozando una pequeña sonrisa traviesa “Felices juegos” Musito parándose del sofá “Ahora me voy a acostar Takano, estoy realmente cansado” Se excusó encerrándose en su habitación.

Lleve mi mano hasta mi agitado pecho “No pensé que él me pudiera enloquecer de esta manera” Me dije a mi mismo con una satisfactoria sonrisa negando con la cabeza; de seguro es por la adrenalina de volver a besar a otra persona, por el éxtasis y el encantamiento de tener a otro individuo entre mis brazos, por estar experimentando cegado por la venda de la curiosidad.

Con un suspiro nervioso me encaminé a la habitación del rubio dispuesto a dormir; sus labios por unos instantes se sintieron como una dulce morfina que adormeció todo el dolor y el vacío de Erika, no puedo crecer que seamos tan compatibles físicamente; me enferma darle la razón a Shinobu pero creo que las cosas sí pueden resultar con Ritsu.

Con esa clase de tontos pensamientos me comencé a quitar toda mi ropa hasta quedar en mis bóxer negros y recostarme sobre las sabanas de la ordenada cama de mi amigo; aunque este juego me ayude a superar los fragmentos que se han incrustado en mi ser de esa tortuosa y peligrosa relación de condena quien más lo necesita es ese chico.

Onodera se ve tan destrozado; esa mirada de pánico que se dibujó sobre sus facciones cuando vio a Usami nunca la podré olvidar, parecía tan frágil, tan vulnerable, en esos instantes no pude evitar verme reflejado a mí siendo aplastado por el peso de un amorío fallido, siendo consumido por el veneno de un par de preciosas mentiras, siendo la víctima de una utopía estrellándose, un mártir de una desilusión.

Mis músculos se tensaron al escuchar como en la otra habitación era pronunciado un pequeño quejido con un poderoso golpe; encendido por el orgullo y guiado por la terquedad me levanté de las sabanas para abrir sin permiso la puerta del más bajo quien se acariciaba la mano esbozando una mueca de dolor.

“¿Qué pasó?” Le pregunte ingresando en aquella desastrosa habitación.

“Intentaba quitarlo pero se me cayó encima” Se excusó apuntando con sus ojos a un marco de fotografía con la imagen de aquel petulante escritor, Onodera y otro chico castaño quien supuse que era ese tal Misaki.

“Eres un idiota” Lo regañe tomando el cuadro entre mis manos para meterlo en uno de los últimos cajones del closet y sentarme junto al menor quien solamente vestía una gran polera blanca con un pequeño pantalón corto como pijama.

“La había puesto muy alto” Me reclamo con terquedad tensándose al apreciar como mis dedos recorrían su piel.

“Te va a quedar un moretón” Musite llevándome su mano hasta mis labios para depositar un pequeño beso en esta enrojeciendo el rostro de mi obstinado, mal humorado y explosivo compañero de despecho.

“¿Qué haces?” Me pregunto con algo de pánico reflejado en sus preciosos ojos verdes.

“Como la pareja que soy te doy un amoroso beso en tus heridas” Me burle con arrogancia depositando otro beso superficial sobre su mano.

“No hagas eso” Me regaño volteando el rostro “Es bastante molesto y desagradable” Con dominio tomé el mentón del castaño creando un íntimo ambiente de confianza.

“¿Si es tan desagradable porque tienes  la cara tan roja al tenerme cerca?” Mi comentario intensifico el tono del color y consiguió que un ligero temblor fuera el que aprisionara cada uno de sus músculos.

“Porque no me agrada tener a personas tan cerca” Me rebatió tratando de ignorarme; consiguiendo que una pretenciosa sonrisa se trazara sobre mis facciones.

“De ahora en adelante voy a dormir contigo” Ordené metiéndome entre sus sabanas sin darle una oportunidad para reclamar “Pero antes vamos a ordenar tu habitación, parece un repugnante basurero, sin ofenderte” El castaño apretó con fuerza sus puños lleno de coraje mientras me entregaba una mirada fulminante.

“¿Pero quién te has creído para decir esas cosas?” Sus dientes presionaban con fuerza su mandíbula y todas sus facciones se encontraban completamente tensas.

“Tu distracción por un par de meses, tengo derecho a opinar sobre nuestra relación, además dijiste que querías a alguien organizado” Me mofé apoyando con superioridad mis brazos sobre su almohada.

“No tienes remedio” Musito recostándose en uno de los extremos de las sabanas tenso y nervioso, dándome la espalda como si no me encontrara a su lado.

“Ritsu” El nombrado se estremeció al escuchar que lo llamaba con tanta confianza “¿No extrañas que alguien te abrace en las noches?” Mis frases fueron murmuradas sin mascaras o malas intenciones; solamente reflejaban preocupación por ese temeroso semblante que me concedía.

“Nunca nadie me hizo compañía en las noches” Confeso dándose vueltas para perderse en un profundo tacto visual que electrizó hasta mi médula espinal “Esa persona jamás se atrevió a abrazarme en las noches”

“¿Es enserio?” Balbuceé atónito por la actitud que había adquirido el de cabellos plateados con ese frágil y pretencioso muchacho; sin codiciar comprender el motivo de mi actuar, ansiando creer que mis músculos se movían por los hilos de la empatía me aferré a su cintura como si fuera una chica y lo recosté sobre mi pecho.

“¿Takano?” Me llamó con desconfianza tratando de apartarse.

“Desde ahora no volverás a dormir solo, nuestra meta es olvidar; por eso me convertiré en todo lo que él no hizo por ti para que abandones esas aprensiones que le tienes y lo bajes de ese insoportable pedestal” El castaño me miro con incertidumbre esbozando una sonrisa sincera que jamás me había enseñado; adueñándose de mi razón.

“Supongo que me lo cobraras con el mismo favor” Inquirió apoyando sus manos sobre mi pecho para recostar su cabeza.

“Acertaste” Fue lo único que pude decir.

“Takano, yo sé que esto es un poco raro, de seguro tú apenas me soportas pero” El menor detuvo sus palabras para alzar con vergüenza su rostro “Gracias por ser el primer el dormir conmigo” Murmuro aumentando la estática y la tensión entre nosotros.

“¿De nada?” Esas torpes palabras estaban llenas de dudas y miedos.

“Puede que suene bastante tonto pero siempre quise hacer esto con alguien, es una de las fantasías que jamás cumplí con mi primer amor, para mi es importante” Se defendió acomodándose sobre mi cuerpo para reposar con el ritmo de mi corazón.

Llevé mi mano hasta mi frente con preocupación por ese chico; por temor a que este encuentro se transformará en la nueva razón de mi condena y encendiera un par de endebles latidos en un pulverizado corazón.

Yo sé que no me enamoraré de alguien que no sea Erika; sin embargo, tengo un mal presentimiento sobre este chico amenazando con convertirse en su reemplazo; lo único que me queda hacer es divertirme con él para que su voz se convierta en el anestésico que callé mis males y sus manos sean las que me salven con nuevas sensaciones, es hora de hacer todo lo que nunca pude por culpa de ella; es momento de aferrarme a alguien más.

Notas finales:

La verdad llorando por ellos no sacaban nada....lo mejor que pueden hacer es intentar olvidar y pues con el encuentro que tuvo Onodera con Usami digamos que Takano se dio cuenta de lo pateticos que eran y quizo romper eso...por si no quedo claro.

En un par de horas más les subo otra continuacion que me queda la revision y ahora que soy un poco más libre (Lo sabre a comienzo de Enero) quiero hacer dos diarias porque siento que explotare si no subo fics para acabarlos y sacar más T_T

Espero que les haya gustado; ojala comenten y mil gracias por leer <3 <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).