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El juego del despecho por Chiaki28

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Notas del capitulo:

Hola chicos!!

Bueno hoy se cumple un año desde que me incribi en la página T_T Me siento vieja, yo queria sacar masivas pero por problemas personales no pude y solo fui capaz de escribir tres continuaciones.

Acá tiene el punto de vista de Takano para que vean que tanto es lo que siente cuando esta con Onodera y como realmente disfruta el juego, espero que les guste <3 <3

Takano Pov

Estar con un chico; la idea era tan extraña como bizarra, era un punzante dolor en la cabeza; aunque no soy prejuicioso sobre el amor jamás demostré un interés en estar con un hombre porque mi atención siempre la capto ese par de preciosas gemas azules las que solían alumbrar mis noches como un par de faroles advirtiendo del desastre a un pequeño bote en plena tormenta.

Tener que tocar a Onodera de esa manera es extraño pero no desagradable, en poco tiempo ese chico se ha convertido en un buen reemplazo, en una refrescante experiencia en la que añoro vaciar cada uno de mis males para que sus pensamientos los absorban y dejemos esos inservibles y quebrajados lamentos.

Es duro; sí, es duro tener que avanzar cuando pasé toda mi maldita vida imaginando un futuro con Erika; pensando en los nombres que llevarían nuestros hijos, como sostendría su mano mientras ella se recostaba en una mecedora “Pero que idiotez” Murmuré para mí mismo apoyándome con fuerza en las sabanas de la cama que ahora compartía con el castaño; sosteniendo sin si quiera leer el libro que encontré en el cuarto de Shinobu.

¿Cómo no la iba a asustar con esa clase de planes? A ella jamás le agrado la idea de atarse en un condenado romance, sin embargo, yo nunca la quise escuchar, me advirtieron más de una ocasión que no la presionara, que no acumulara expectativas desbordantes de egoísmo sobre sus labios de carmín porque estos explotarían inyectándome de veneno “Eso me pasa por terco”

Lleve mi mano hacia mi frente para acariciarla como si ese simple movimiento pudiera cambiar un pasado ya escrito “¿Qué futuro nos ves a nosotros dos?” Esa expresión de decepción sigue tatuada en mi memoria, ese movimiento de manos lleno de desdén, su mueca de asco; su negación de cabeza, a veces Erika me trataba como si fuera un enfermo de cuarentena, un subversivo en una realidad intelectual.

El destino al que nos deseaba atar era una senda que ella no estaba dispuesto a recorrer conmigo, me dejó solo cuando más la necesitaba y ahora le guardo rencor, le tengo resentimiento a esa chica porque no la puedo dejar ir, porque estoy estancado con estas memorias de mierda, porque aunque pretenda ser fuerte ella sigue susurrándome en las mañanas un falso y gélido te amo con su aroma a dentífrico; odio eso.

Por ese motivo me desconecte del mundo; ya van tres días en los que mi celular se ha mantenido apagado para evitar la tentación de marcarle, noches en que tan solo me he concentrado en mi despecho, en mi nuevo desahogo, en esa linda distracción con la que puedo jugar y en la que me voy a descargar hasta romperla.

“Ritsu es realmente lindo” Dije para mí mismo como si estuviera en busca de mi propia aprobación.

El final a esta tragedia ya lo veía venir, la espectacular manera en que nos estrellaríamos porque uno de los dos se quebraría, como después de esta tonta relación  carente de cordura no seriamos capaz de conllevar una miserable amistad porque nuestros secretos estarían escrito con escarlata sobre los miedos del otro; la estática de nuestras pieles al tocarnos.

Di un cansado soplo cerrando el libro; hundiendo mi pecho con más fuerza sobre el colchón; de nada te sirve pensar tanto Masamune, esto nunca te ha llevado a ningún buen lugar; divague como si hablaba con alguna especie de alter ego para centrar mi atención en el sonido que emitía la puerta de mi habitación.

Que empiece la actuación; me repetí al ver como el castaño ingresaba en el cuarto con una pequeña toalla en la cintura y el cabello mojado, él se ruborizo tiernamente cuando ingreso al escenario en donde mis ojos lo acechaban mientras sus cejas se arqueaban expresando reproche; tan terco.

“¿Qué estás haciendo aquí?” Me pregunto con fastidio tratando de ignorar en vano mis punzantes orbes clavadas en su cuerpo.

“También es mi habitación” Mi tono sarcástico consiguió erizar cada uno de sus poros y agitar su respiración; si es así de transparente no me extraña que ese tal Usami se acobardara de lo que le esperaba con Ritsu, las ratas se esconden como los cobardes que son con las amenazas.

“Takano estoy realmente cansado después de discutir con mi empresa para salvar mi empleo, apreciaría que no me molestaras un día” Murmullo liberando un suspiro; sentándose en la punta de la cama para husmear entre la ropa del suelo.

“¿Cómo te fue con lo del empleo?” Lo interrogue acercándome a su mojada espalda para recorrerla con uno de mis largos dedos sabiendo que le causaría un escalofrió.

“Me costó pero lo salvé, tengo que regresar el Lunes” El más bajo al estar cegado por la curiosidad se volteó tragando con dificultad ante la cercanía de nuestros rostros “¿Tú que has averiguado del tuyo?”

“Me despidieron después de tanto faltar” Contesté restándole importancia; tomando con mis manos sus mejillas para acercar mi boca hasta su mojado cuello.

“No dejes marcas, eso solo demuestra lo celoso e inseguro que eres, das pena Masamune” Siempre odie esa parte de ella; como me pisaba la miseria de autoestima que tenía, como se deleitaba al apreciar mis martirios por sus caprichos, como me castigaba con frialdad y veneno, ella no era más que una serpiente con una bella piel que encubría sus pecados, el diablo en su forma más seductora y coqueta.

Con mis dientes presione la piel del castaño quien  apoyó sus manos en mi pecho como un débil intento por apartarme, pude escuchar como sus latidos se descompasaban ante mis acciones, guiado por un par de pulverizados recuerdos reviviendo como fantasmas mordí con sensualidad aquel fino cuello para tirar levemente de este y después lamerlo de la manera más celosa que me permitió mi cordura.

“¿Pero qué diablos?” Me pregunto nervioso Ritsu intentando apartarme con más fuerza; con una tonta sonrisa de satisfacción me separé contemplando mi obra de arte.

“Es un chupón” Respondí satisfecho ante sus cejas arqueadas y sus mejillas enrojecidas “Nunca me permitieron hacer uno así que te llenare de ellos Ritsu”

“¿Quién te has creído para tomar esa clase de decisiones solo?” Su voz se escuchaba fastidiada e irritada, sin embargo, esa cálida mirada de afecto lo delataba, era más dulce de lo que quería que los demás apreciaran.

“Tú despecho” Le conteste repasando con mis manos sus hombros “La persona que ahora ocupa cada uno de tus pensamientos y quien tiene la libertad absoluta de tocar tu cuerpo como se le dé la gana”

“Arrogante” Farfulló rodando los ojos cansado.

“Sé que nunca te marcaron de esa manera” Musite tomando su mentón para establecer un profundo y denso contacto visual “No me digas que no te gusto” El más bajo en lugar de temblar como esperaba me levanto una ceja con un aire lleno de ironía.

“Ni si quiera me invitaron a beber; es obvio que nunca tuve uno de estos” Me respondió con una leve risa entre sus palabras.

“Perfecto, arréglate luego y te invitare a algún bar” Proclame sin su consentimiento levantándome de las cubre para posar de manera imponente apoyando mis manos sobre mis caderas.

“Te acabo de decir que estoy muy cansado y tú piensas en ir a tomar” Musito para sí mismo negando con la cabeza; sin la paciencia para escuchar otro de sus insoportables reclamos agarré sus cálidas y suaves mejillas para degustar superficialmente sus labios consiguiendo que esa parte demente y apasionada de su maquinada personalidad despertará.

“No me pongas excusas cuando también te mueres por salir conmigo” Murmulle lamiendo mi boca con lascivia.

“Quizás por esta noche” Me respondió con sumisión encogiendo los hombros, dándome la señal para que lo esperará en el viejo sofá en donde intercambiamos heridas y nos permitimos desnudarnos con el alma.

Revolví mis cabellos acomodándome en el sillón; mi mano por inercia fue hasta mis labios saboreando la esencia del chico al que acababa de profanar “Realmente delicioso” Fue el torpe y vergonzoso comentario que deje que escapará de mi mente.

Quizás sea la experiencia de estar por primera vez con un hombre; tal vez sea el éxtasis de estar cometiendo un desliz o la sensación de que le estoy siendo infiel a la Erika que guarde en mis memorias pero todo esto me resulta muy excitante, puedo percibir como la adrenalina está destrozando mis venas llenas de amargas lágrimas.

Onodera sin saberlo quita el peso de mis dolencias para reemplazarlo por un amorío sin importancia; toda mi vida me he esmerado en entregarle todo lo que soy a una sola persona, ahora quiero libido, quiero éxtasis, lujuria, diversión, sexo; anhelo perderme como un extraño en el cuerpo de alguien más, tan solo busco embriagarme con el sudor de otro hasta olvidar, drogarme con tactos ajenos.

“Esto no me da buen presentimiento” Fue otra de las locuras que pronuncie en la soledad de un apartamento que no me pertenecía con un novio cuyas sonrisas jamás serian mías; esto nos va a consumir como las llamas del infierno mientras atravesamos un mar de lamentos; estoy siendo devorado por la demencia.

“Ya estoy listo” Su débil murmullo acompañado de un par de cansados pasos me sacaron de mi imaginación; con la mirada ansiosa repasé la delgada camisa azul de Ritsu junto a sus pantalones grises; era realmente lindo.

“No soy un experto en esos lugares de diversión y alcohol, pero si no me equivoco cerca de la tienda de conveniencia hay uno ¿Cierto?” Recordé en voz alta caminando hacia la salida de nuestro hogar.

“Si” Musito apenado “Aunque Shinobu y yo jamás fuimos así que no te puedo entregar los detalles que esperas”

Ignorando su último comentario me limité a tomar su muñeca para comenzar a caminar un par de cuadras hacia el nombrado local; en todo el camino no liberé su mano al estar cubiertos por el oscuro y espeso manto de la noche.

Mis ojos siempre se centraron en su expresivo rostro lleno de confusiones y dolencias, me pregunto si aún sigue pensando en él; no comprendí la razón de mis aprensiones, no obstante, la idea de que su mente estuviera en Usami me enfermaba, me revolvía el estómago, lograba que una mueca de repulsión se trazara en mi boca; sé que solo somos reemplazos temporales y no estoy seguro de lo que espero con este juego, pero no codicio que piense en él.

Lo único que hice fue apretar con más fuerza su delicada mano ante las curiosas miradas de las demás personas; a veces los murmullos lograban que él bajara la cabeza como si le diera pena, como si tuviera alguna clase de quimera con esos ardientes recuerdos en su expuesta piel.

Ingresamos en un llamativo lugar rodeado de despampanantes luces azules; haciéndonos paso entre la explosiva multitud llegamos a la barra de madera para pedir un par de jarras de cerveza y comenzar una fiesta entre dos corazones muertos e ilusiones arrolladas por la realidad.

“Brindo por nuestro romance” Fue lo que dije como burla llevándome el inmenso vaso hacia mis labios para tragármelo de un sorbo ignoraron el ardor que me provocaba el caliente liquido en mi garganta.

“¿Ya qué?” Se preguntó a si mismo repitiendo mi accionar, consintiendo que el licor llenara su boca y un poco de este se escapará por la comisura de sus labios.

“Ritsu” Lo llamé captando su atención; antes de que él liberara una sola sílaba tome su mentón para lamer sus mejillas y saborear el alcohol “Si vas a tomar no desperdicies nada” Susurré con la voz ronca ganándome una adorable expresión apenada.

“¿Qué no te cansas de hacer estas idioteces?” Me pregunto con pesadumbre volteando su rostro hacia la acalorada multitud bailando.

“¿Alguien te ha sacado a bailar alguna vez?” Me regañe mentalmente ante el gesto de melancolía que se trazó sobre sus finas facciones; yo debo sacarnos de este pozo en donde estamos enterrados no sepultarnos más profundo.

“No te burles pero” El castaño centro su atención en mis ojos mientras me sonreía con ternura entregándome en lugar de una esquiva respuesta una mirada que derritió mis miedos “Ni si quiera en la graduación tuve con quien hacerlo, digamos que soy un hombre de un gran primer amor, soy bastante cursi con esas cosas” Rio con nervios.

“Amo ese lado tuyo” Confesé logrando que sus ojos y sus labios se abrieran con sorpresa.

“¿Que?” Balbuceo atónito.

“Dije que quizás no me desagrada tanto ese lado tuyo” Corregí con unos inexplicables temblores en mi mano y un extraño y ligero golpeteo en el pecho.

“Gracias” Musito antes de pedir que le rellenaran el trago sin ocultar una hermosa sonrisa de felicidad.

Él y yo compartimos una divertida y amena charla sobre nuestros gustos sin dejar de tomar, el castaño estaba indagando en lugares en donde las telarañas corrían por lo abandonado que se encontraban y devolviéndole la esperanza a un par de ridículos sueños de la infancia; ¿Por qué estaba permitiendo que se adentrara tanto? Por despecho.

Cuando nuestra conversación se encontraba en el punto culminante una linda chica de cabellos rubios se me acerco para comenzar a charlar conmigo con unos evidentes deseos siendo reflejados en sus excesivos ojos maquillados y pronunciado escote; al ver a Onodera pude apreciar como sus cejas de arqueaban con rabia con unos embusteros celos.

“Esta es una relación sin compromiso” Murmuré ignorando las palabras de mi tierna acompañante quien había cruzado una de sus delgadas piernas de manera coqueta sobre su regazo “No comiences con cosas como los celos”

“No te he dicho nada Takano” Farfulló sin si quiera disimular su desagrado.

“Ritsu lo de nosotros no tendrá más importancia de la que ya le damos, yo solo te quiero como un desahogo, como mi distracción personal, no me exijas más que eso” El más bajo se limitó a gruñir molesto y pedir otra jarra.

En algún punto de la aburrida conversación que llevaba con la muchacha un alto hombre de cabellos negros y ojos azules se acercó a Ritsu para invitarle un par de tragos; metí mi orgullo en mi garganta al saber que no tenía ningún derecho a reclamarle o me convertiría en una de esas malditas ratas hipócritas que me esmero por esquivar.

Pensé que cada uno se ceñiría a su conquista; la mujer era linda, tenía unas seductoras curvas, un cabellos largo y brillante, facciones delicadas y estaba dispuesta a pasar conmigo la noche, pero  no contaba con que todo ese absurdo cortejo que nos dábamos se viera destrozado al ver como ese desconocido llevaba al castaño a la pista de baile para robarme una de sus primeras veces y acariciar un cuerpo que concebía como mío.

Con Erika fui enfermizamente posesivo y la acabé destrozando, agarré sus finas alas de luz para arrancarlas con mis destructivas garras, toque sus sueños para transformarlos en piedra, lo arruine, salte a un barranco y me despedace al no tener red.

Sabía que actuar de esa manera con el castaño sería un error falta, sin embargo, la sangre me ardía al ver la tonta sonrisa en ese hombre mientras sus manos recorrían la espalda de mi juego; la forma en como sus caderas se golpeaban me hacían morderme la lengua y presionar la mandíbula de la cólera que me consumía, como sus ojos se absorbían con esos jades que ahora me pertenecían; con mi diversión, con mi desahogo, ¡Mi Onodera Ritsu!

Con esa clase de confusiones grabadas en los músculos me acerque a la pista de baile y los separé con fuerza lanzándole un gruñido al más alto quien se rio por mi infantil comportamiento “No te le acerques” Ordene con gélido aferrándome con posesión a su cintura, observando su enrojecida y perdida expresión por el alcohol.

“El chico lindo me dijo que no tiene pareja, nos estas interrumpiendo en algo importante” Me contradijo irritado acariciándose los cabellos detrás de la nuca.

“Pues no, Ritsu no tiene pareja pero es mi chico lindo” Bramé con el ceño fruncido consiguiendo que un chasquido de lengua fuera pronunciado.

“Tienes mi número por si me quieres llamar dulzura” Murmullo antes de revolver sus castaños cabellos y darnos la espalda resignado.

“¿Qué ocurre Takano?” Me pregunto con sarcasmo y fastidio “Se supone que esto no es una relación seria, no veo porque te afectan las conquistas que yo hago” Musito con una sonrisa divertida cruzándose las manos sobre su pecho.

“Porque ahora eres solamente mío” Respondí en su oreja logrando que sus piernas temblaran y su cuerpo se estremeciera “No dejaré que mi despecho se largue con alguien más, no permitiré que huyas”

“¿No crees que estas manipulando las reglas a tu interés?” Se quejó hipeando por todo lo que había bebido.

“Quizás” Medite en voz alta con una lujuriosa sonrisa “Pero sé que la idea de ser mío te fascina, que te gusta cómo te toco, la forma en que te quemo y lleno tu mente, Ritsu sé que te encanto” EL castaño en lugar de responderme con su recio carácter enrolló sus brazos alrededor de mi cuello para moverse al compás de la música.

“Si ya lo sabes no me hagas rogar” Musito con descaro permitiendo que aspirara el fragante aroma que desprendía su exquisita piel.

Con el lento y seductor ritmo de la música me aferré a su cintura moviéndonos como si nos encontráramos conectados, Ritsu recorría con libertad mi cuello, mis hombros y mi pecho logrando que un agradable mareo fuera el que encerrara todos mis racionales pensamientos y mis pies se movieran como sus esclavos.

Entre los gritos apasionados de la multitud ambos pudimos robarnos un par de calientes besos en medio de la luz artificial del bar; mis manos recorrían con libertad su vientre, su espalda, su cintura, sus caderas y su trasero; podía sentir como me estaba volviendo loco, como mi cordura se había rotó por el toxico sabor de sus labios.

Las lentas pero coquetas armonías nos dirigían; el mundo se había extinguido para que mi muerte se centrara en esos resplandecientes jades que me hipnotizaban; con la mirada me atreví a repasar cada una de sus perfectas facciones; recorrí las gotas de sudor que descendían por su cuello rodeando ese visible chupón que le había hecho para perderse en el primer botón abierto de su descarada camisa; su agitada respiración, sus relucientes ojos apañados por el deseo para detenerme en esos tentadores labios.

Mis manos ascendieron a sus mejillas para acariciarlas y robarme su aliento con otro hambriento beso; sus labios eran tan suaves, húmedos, deliciosos, eran el éxtasis, el pecado encarnado, eran un placer indescriptible, en esos instantes cuando me perdía en su sabor olvidaba que todo esto era un ridículo juego.

“Takano” Me llamó recorriendo mis hombros para aferrarse con fuerza a ellos mientras nuestras caderas se restregaban de manera insinuativa “¿No te da vergüenza que te vean así conmigo?” De seguro libero esa pregunta a causa del mareo y la confusión del alcohol.

“¿Así cómo?” Le rebatí apoyándome en su cintura.

“Tan cariñoso y afectivo” Murmullo juntando los dientes como si se tratara de reprimir para que no viera a través de sus muros.

“No” Respondí sin darle más importancia “Deja de decir esa clase de cosas porque es irritante”

“Perdón” Se disculpó escondiendo su rostro en mi pecho “Es que a veces tengo la leve impresión de que le doy vergüenza a las personas” Con cólera alcé su mentón para rozar nuestros labio y captar toda su atención.

“Todo lo que ese imbécil no fue, todo el daño que te hizo; los prejuicios y etiquetas que te tatuó yo los quitare Ritsu; tú nunca me darás vergüenza, quítate esas ideas de mierda de la cabeza” Le ordene consiguiendo que una pequeña sonrisa se esbozara sobre sus labios.

“Creo que debo ser irritante para ti repitiendo lo mismo” Balbuceó más rojo por los nervios que por el alcohol “Pero agradezco que me tengas tanta paciencia y no hayas renunciado a esto” Algo en mi interior se removió con esas palabras.

Sin comprender el ritmo al que habíamos comenzado a bailar con la música de la sinceridad me aferré a su espalda y bese con ternura sus cabellos temiendo que se esfumara entre mis brazos; sosteniéndolo como sí se hubiera transformado en una parte relevante de mi existencia, en la clave de mi rompecabezas de misterios.

“Estoy mareado” Murmulló con las piernas vibrando “Creo que tome de más” Con las cejas arqueadas ante la atmósfera estrellada me aparte de él para abrazarlo de la cintura y ayudarlo a llegar a la salida.

“Eso te pasa por aceptar tragos de otras personas” Le rebatí con recelo intentando parar un taxi en medio de una solitaria noche.

“Tú me dijiste que era una relación libre” Se quejó sosteniendo con fuerza su estómago con una de las manos “Y es verdad; nosotros no tenemos ningún compromiso, si se me da la gana puedo hablar con quién quiero” Rodeé los ojos cansado ante esa molesta parte de su explosiva personalidad.

“Eso lo hablaremos cuando tengas algo de conciencia” Proclamé con un tono lleno de seriedad y amargura deteniendo un vehículo; con dificultad subí a Ritsu quien se acurruco a mi lado en el taxi antes de que le pudiera entregar la dirección.

“Pareces un niño” Bufé con pesadumbre recorriendo sus cabellos con la palma de mi mano, sorprendiéndome ante lo bien recibidas que eran mis caricias y las tontas sonrisas que causaba con esas simples acciones.

A veces me da la impresión de que Ritsu carece de afecto; el cómo acepto con tanta facilidad este juego, la manera en que busca desatar mis barreras para resguardarme de mis miedos, como se esmera por hacerme sentir cómodo; él me confunde.

Sin intercambiar otra palabra ambos llegamos al complejo de edificios; con todo lo que tenía en el bolsillo de mi pantalón le pagué al conductor para incorporarnos a nuestro hogar con un vago saludo a la recepcionista.

Al entrar al ascensor el más bajo se apoyó en una de las paredes del elevador agarrándose los cabellos para esbozar una mueca de desagrado y nauseas ¿Cuántas copas se habrá bebido con ese idiota? Era lo único que me podía preguntar.

“Espero que esto se pasé para cuando entré al trabajo” Musito echando para atrás su cuello en busca de calma.

“Eso te pasa por ser tan necio y querer llevarme la contraria” Le respondí con rabia sin si quiera devolverle la mirada.

“Takano” El jalón en mi manga me forzó a prestarle atención “Yo, aunque esto haya sido un poco desastroso quiero que sepas que me divertí bastante” Ese nervioso murmullo y su esquivo rostro me indicaron que había algo más.

“Dímelo de un golpe” Le ordené con desinterés.

“Gracias por darme una primera salida real, puede que esto tan solo sea un juego pero para mí han significado muchas primeras experiencias” La manera en que sus ojos brillaban con ilusión; su linda sonrisa, la sinceridad con la que resaltaban sus palabras, no entendí que cosa fue la que me estremeció pero una descarga eléctrica se apodero de mí ante esas confesiones.

“Realmente no es nada que me debas agradecer” Onodera negó con  la cabeza divertido tocando con cariño mi hombro.

“Takano has sido muy amable conmigo, gracias” Musito alzándose en la punta de sus pies sin vergüenza por el peso de la borrachera para darme un pequeño beso en el cuello que gatilló mis más negros deseos.

Sin ser capaz de controlarme apoyé sus hombros en contra de una de las paredes del ascensor y comencé a probar de manera superficial su boca impregnándome con su dulce esencia mezclada con el poderoso sabor a alcohol; el más bajo no se resistió, al contrario se aferró a mis cabellos en busca de profundizar nuestra condena.

Mi boca solapo su labios superior con lujuria, mis manos estaban desgarrando su piel sobre la camisa; mis ojos se habían cerrado, la atmósfera se volvió densa mientras el único sonido en ese cubículo de metal era el de un par de corazones desesperados junto a las húmedas caricias que provocaban nuestros labios.

Mi lengua sin vergüenza exploró su cavidad recorriendo cada parte de esta como suya, nuestros labios batallaron en la electricidad que provocaban nuestros tactos; el ruido del elevador abriéndose me indico que debíamos bajar.

“Enrolla tus piernas alrededor de mi cintura” Le ordene con la voz aterciopelada aprovechándome de su estado.

Lleve mis manos hacia sus caderas para que él pudiera obedecer; Onodera dio un pequeño salto para amarrarse a mi cintura mientras mis manos se aferraban a su trasero. Con torpes pasos desequilibrados salí del elevador hacia el departamento sin separarme de esos exquisitos besos que solo Ritsu sabia proporcionarme.

Abrí la puerta para volver a cerrar los ojos y devorarnos en la sala de estar como si fuera nuestro venenoso secreto “Takano” Ese jadeó me resulto tan excitante; todo mi cuerpo se estremeció ante su seductora voz mientras la sangre ya no me ardía sino que me burbujeaba como si me rogara que lo poseyera.

“Wow, no sabía que se llevaban tan bien” Con sorpresa al escuchar otra voz solté a Onodera quien se golpeó con un estruendoso sonido en el suelo.

“Shinobu” Balbuceé frenético al apreciar como el rubio estaba sentado con una sonrisa divertida sobre nuestros sofá.

“Realmente no esperaba verlos de esa manera” Un quejido de la boca del chico de mirada jade me recordó los brutales movimientos con los que lo había liberado; con nervios le extendí mi mano para que se levantara y juntos confrontáramos esa burlona risa.

“Solamente estábamos” Un ligero tartamudeo en la voz del castaño nos delato.

“¿Qué? ¿Enserio lo van a negar?” Ambos bajamos la cabeza como si nos regañaran con sumisión “Chicos esto es fantástico; que se lleven así de bien, sabía que se entenderían si se daban una oportunidad”

“¿A qué has venido?” Le pregunte con angustia deseando que mis dedos se entrelazaran con los de Ritsu en vano.

“A informarles que ya tengo sus perfectas citas para sus nuevas relaciones” El castaño y yo intercambiamos una mirada comprendiendo en donde nos estrellaríamos.

Notas finales:

Recuerden que ese era el trato, ellos llevaban una relacion de despecho por una cita con personas que les son afines, pero bueno aun les queda tiempo en su juego...solo recuerden mientras más cerca más peligro hay.

Espero que les haya gustado, ojala comenten y mIl gracias a todos los que me han apoyado en alguna de mis historias.


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