I
Miss Black Dead
A Tori Vega siempre se le reconocieron una serie de características positivas, fuere el amor a su familia, lealtad a sus amigos o compromiso con sus compañeros de trabajo; estaba acostumbrada a siempre tener la aprobación de la gente que le rodeaba, por lo que, al principio de su carrera, la joven actriz trató de satisfacer a la prensa y el público en general, pero pronto aprendió que esa necesidad por agradarle al mundo era imposible. Se dio cuenta de que la Internet podía ser un arma de dos filos y, aun cuando tenía un ejército de seguidores, también tenía detractores y las críticas nacidas de este último grupo, aunque fuere pequeño, resultaban devastadoras.
Erik, su manager y amigo, le hizo entender que su trabajo como actriz era eso, un mero trabajo y que esto no debía significar tratar de complacer a nadie. Sí, tenía responsabilidades, como cualquier persona con un empleo, pero su vida era suya únicamente, le gustara al público o no. De esta manera, su representante le aconsejó alejarse de las opiniones en prensa o la web cuando éstas no tenían nada que ver con su actuación y Tori así lo hizo.
Sin embargo, con su nominación a los Globos de Oro, la castaña ignoró el consejo de Erik y comenzó a leer las notas de prensa sobre sus probabilidades de ganar. Para su sorpresa, en la categoría en la que contendía, ella era la gran favorita, pero esto no provocó una sensación de seguridad, sino que potencializó su nerviosismo. Durante semanas estuvo trabajando en la redacción de su discurso de aceptación en caso de ganar, buscó el atuendo perfecto y los accesorios adecuados, concedió entrevistas y posó para photo shoots, pues sabía que los tabloides criticarían hasta el más pequeño detalle. Fue así que los días previos a la gran gala sin duda alguna fueron una locura y Tori necesitó un receso, un respiro de toda esa conmoción que ya la privaba de sueño.
“Necesitas relajarte y yo tengo la manera perfecta de hacerlo,” dijo Chloé con su marcado acento francés el viernes antes de los premios, para luego plantar un beso en la mejilla de la actriz.
Tori había conocido a Chloé Batton en el rodaje de un comercial de productos para el cuidado facial seis meses atrás, en el cual la mujer había sido la encargada de su maquillaje. Con su estilo hípster, atractiva apariencia y gustos alternativos, fue sencillo para la castaña sentirse atraída y, luego de una breve amistad, ambas decidieron iniciar un privado romance que poco a poco se dirigía a algo más formal. Tori sabía que no estaba enamorada de esa mujer de cabello rubio cobrizo y ojos avellanados, pero sentía que iba por el camino indicado.
La semi-latina miró como su novia se dirigía al Blu-Ray de su habitación de hotel, colocando la primera de lo que sería una improvisada maratón de películas que también participarían de uno y otro modo en los Globos de Oro.
“Yo tenía otra cosa en mente,” respondió Tori cuando la francesa tomó su lugar junto a ella.
Chloé sonrió coquetamente, “eso lo podemos dejar para el final de la noche.”
Complacida con esa respuesta, la actriz se propuso disfrutar de la velada. Entre risas, comentarios y algunas lágrimas, ambas mujeres vieron los mejores filmes del año.
“Dejé la mejor para el final,” dijo la rubia casi al final de la noche. “Esta película tiene muchas nominaciones aparte de la de mejor película. Participa en mejor director, fotografía, sound track, efectos de sonido, mejor guion y mejor actriz…” Chloé colocó en CD en el reproductor, “es más, en Cannes, la actriz ya se llevó la Palma de Oro por su actuación.” Tori estaba tan inmersa en el comentario de la rubia que no le prestó atención al menú de inicio. “Aunque debo advertirte, creo que es algo cruda en su contenido, muchas muertes y eso, por algo se llama ‘Miss Black Dead’.”
“¿Acaso quieres que vea una película de terror para que así te aproveches de mí?” Inquirió Tori mientras se acurrucaba junto a su novia.
Chloé dejó escapara una carcajada, “no necesito de una película de terror para aprovecharme de ti.” La rubia entonces besó la sien de la actriz para luego abrazarla, “y no, no es de terror, es un drama de la Segunda Guerra Mundial. Ya sabes que a la crítica extranjera le encantan esos argumentos.”
“Eso es cierto,” respondió Tori antes de que en la pantalla apareciere la leyenda ‘Basada en hechos reales’.
El inicio del filme tenía un formato de documental en donde, sentada en un sillón, se encontraba una anciana, vestida en uniforme militar, en el que se presumían decenas de medallas. Svetlana Krushenko era el nombre de la condecorada mujer, a quien los nazis habían apodado ‘Miss Black Dead’. Tras esa introducción, la película transcurrió con un formato diferente, haciendo una remembranza que comenzaba con la infancia de Svetlana, interpretada por una pequeña niña castaña de impactantes ojos azules en los campos de cultivo soviéticos, hasta su adolescencia, misma que coincidió con la guerra y que ahora mostraba a una joven que Tori reconoció de inmediato…
Jade…
La película sin duda fue cruda, violenta, traumática, pero intentaba reflejar la experiencia de una valiente mujer que sirvió a su país y que no sólo recibió reconocimiento, sino también genuino respeto por parte de su gobierno y compañeros, independientemente de su sexo. Ese era el mensaje y Jade West había interpretado su papel sublimemente; su talento la llevó a meterse en la piel de su personaje con profesionalismo y, cuyo resultado, fueron impecables escenas que no fallaron en emitirle al espectador su alegría, su miedo, su valentía, su pasión.
La película constaba de diversos momentos que Tori no olvidaría, empezando con el hecho de que Jade había aceptado recortar en escena su cabello en un estilo militar, decisión que no representó un sesgo en la innegable belleza de la castaña de ojos azules. Por otro lado, la semi-latina se sintió toda una cretina luego de sonreír ante la dramática escena de una herida de bala, pero no precisamente por la angustiante situación, sino porque sabía que Jade habría disfrutado esas tomas de demasiado gore. Sin embargo, el momento que más confundiría a la actriz de televisión tuvo que ver cuando Svetlana conoce a Dimitri, un amor que surgió en medio de un bombardeo y que rápidamente escaló. La escena de cama no fue explícita, pues tenía la intención de mostrar la naturaleza emotiva de la protagonista, quien se entregaba por amor ante la incertidumbre de que en cualquier momento la muerte podía reclamar su vida.
Esa escena constaba de acercamientos a los rostros de los actores y Tori se vio inmersa en cada detalle, en la forma en cómo las delicadas manos de Jade se aferraban a la espalda de su compañero de actuación, en cómo cerraba los ojos al fingir de manera creíble su excitación, en cómo besaba con desesperación los labios de su supuesto amante. No obstante, lo que más incomodó a la chica de ojos café fueron aquellos sensuales sonidos que Jade dejaba escapar.
Tori se irguió en su asiento, poniendo cierta distancia entre sí misma y su novia, cerrando los ojos por un momento cuando sintió la involuntaria reacción de su propio cuerpo ante semejante escena. La castaña, en ese momento, no se atrevió a admitir que su excitación se debía a Jade, sino que más bien lo interpretó como un resultado de la privación sexual que su novia le había impuesto con esta maratón de excelentes películas.
Cuando ‘Miss Black Dead’ finalizó, Chloé comentó cuán buena fue la película, elogiando la actuación de Jade. “Ahora entiendo por qué es la favorita para ganar en su categoría,” fueron sus palabras exactas y antes de que pudiera detener la película, Tori se lanzó a ella en un acto que sólo podía ser descrito como desesperado.
La ropa no tardó en encontrar el suelo, ambas mujeres ni siquiera hicieron un esfuerzo por ir a la cama y ahí, frente a la pantalla de 40 pulgadas, tuvieron sexo. Los gemidos de Chloé se vieron silenciados por la música instrumental de la película y quien, en el ardor del momento y el orgasmo que se aproximaba, no se percató que la atención de Tori aún se encontraba en el televisor. Los créditos habían terminado y el Blu-Ray había regresado al principio, al menú de inicio, en donde se mostraba un paisaje bélico y, en primer plano, el medio perfil de Jade, en donde sus hermosos ojos azules resaltaban a causa del contraste entre su piel pálida, la pólvora que manchaba su rostro y su cabello castaño, largo en la imagen, que parecía volar por todas partes.
La fotografía era hermosa y Tori no podía quitarle los ojos de encima. Fue entonces que su mente reprodujo la escena de amor de Jade, pero en ella no estaba ese actor ridículamente atractivo, sino ella misma. De la misma forma en cómo se imaginó en el lugar de Beck hacía tantos años, ahora se veía en el lugar del actor pero en una situación donde no hubiera cámaras, director y equipo de producción; fantaseó con la sensación de la piel de Jade contra la suya; en las caricias, a veces tiernas y otras agresivas, en su espalda; en la calidez de su aliento en su cuello o en sus labios; en la humedad de su boca y de su sexo. En su adolescencia, Tori nunca se atrevió a imaginar con algo de esa naturaleza, pero ahora había visto el rostro erótico de Jade, había escuchado su voz y sus sensuales suspiros, y con esa imagen en el rostro, Tori, aún con la mirada puesta en la pantalla, dejó venir su orgasmo, cuya intensidad no se comparaba con ningún otro.
“¿Ya te sientes más tranquila?” Preguntó Chloé entre besos.
“Sí,” mintió Tori, ya que ahora, con cierta claridad en su mente, fue consciente de que existía la posibilidad de que en dos días podría encontrarse cara a cara con la razón por la que dejó su hogar, la causa esencial de esa oportunidad que la llevó al éxito. ¿Qué le diría? ¿Jade cómo reaccionaría?
Esa incertidumbre se sumaba a su ya de por sí nerviosismo y Tori Vega esperaba no encontrarse con su propia Miss Black Dead en el evento del domingo.
Aunque la actriz ya debía ser saber que, cuando se trataba de Jade West, nada era certero…