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Quiero amarte por Shiochang

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Quiero amarte

Un regalito para mis lectores, ya que inicio el último capítulo antes de haber publicado el anterior, aunque dudo que los dos estén arriba al mismo tiempo. Esta es mi forma de darles las gracias por los comentarios (veré si al final respondo algunos), son muy importantes para mí.
Y por cierto, tengo un fotolog para mis chicos bonitos, así que por favor visítenlo y dejen sus comentarios en www.fotolog.com/wing_zero
Ahora sí, a leer se ha dicho.

Sé fuerte, corazón

Dúo estaba sentado en la cocina desayunando, más bien jugando con la comida, estaba preocupado porque Rasid le había dicho que había salido durante la noche y que todavía no regresaba, aunque algunos trabajadores se habían pasado por la casa para que juntaran todos los trapos viejos, ropas y comestibles que se pudiera para ayudar a los damnificados, dado que el cauce del estero no había aguantado en todos los sectores y había arrasado con las casas de los trabajadores del Zero.
- Pobre Heero, debe estar muerto de hambre, de frío, de sueño, pero no va a dejar de trabajar hasta que todo esté bajo control ¿verdad, Rasid? - le dijo muy preocupado al mayordomo.
- El patrón siempre ha sido así - le dijo - desde que tomó las riendas del rancho, jamás ha dejado que nadie pase por lo que pasamos cuando murió el padre del amo Quatre.
- Algo me dijo Heero sobre que había sido un accidente a causa de la lluvia.
- Buenos días - dijo Quatre entrando en el comedor - Heero aún no regresa ¿verdad? - le dijo al trenzado y este asintió - quizás debiera ir a ayudarlo.
- Amo Quatre, usted sabe lo que él piensa acerca de eso - le dijo Rasid.
- Lo sé, creo que Heero teme que me pase algo malo.
- Pero podemos hacer algo para ayudarlo - le dijo el trenzado pensativo - creo que pidió cosas para esa pobre gente, podemos llamar a los otros ranchos solicitando cooperación, así podríamos ir a dejarle ropa y alimentos a esas pobres gentes y traernos de regreso a Heero para que descanse.
- Yo también puedo ayudar - les dijo Trowa sentándose junto a Quatre.
- Bien, terminemos de desayunar y vayamos a cumplir con nuestro deber.
Al poco rato los tres estaban en el automóvil luego de haber llamado a Wufei y a Odin para pedirles ayuda, Quatre había intentado llamar a Francisco, pero Dúo le había puesto mala cara, así que desistió y se reunió con ellos.
- No se preocupe, amo Quatre - le dijo el chofer - el joven Francisco debe estar trabajando codo con codo al lado del patrón.
Pero Dúo lo había escuchado también y sus ojos se oscurecieron con ira y celos, era cierto que Heero le había dicho que entre ellos no había otra cosa más que amistad, pero al otro terrateniente sí le gustaba su Heero y contaba con la anuencia de Quatre, así que la competencia se volvía... ¿y por qué pensaba en competir por el cariño de Heero si sabía que era una causa perdida desde que este lo visitó en la capital? Se portaba como tonto.
- Amo Quatre - le dijo Aura alcanzándolos en la entrada al rancho - el patrón dice que necesita ayuda en el sector norte del pueblo ya que el estero se desbordó y entró por los canales de agua lluvia de este y se metió en varias casas. Además, algunas calles parecen verdaderos ríos, las salidas de agua no se han dado abasto y el agua llega casi a medio muslo.
- Y Heero no se habrá metido al agua ¿verdad? - dijo Dúo.
- Bueno, el patrón ha estado ayudando a la gente a salir de sus casas - admitió temiendo la reacción de su jefe - pero estaba bien vestido para ello.
- Puede andar con traje de agua y con botas - dijo Dúo - pero ello no evita que el frío penetre su ropa o que esta finalmente comience a filtrar agua - lo miró directamente a los ojos y se bajó del auto - iré a caballo a ayudarlo.
- Dúo, de todas maneras vamos a ayudarlo - trató de detenerlo Quatre - y llegaremos más rápido en el vehículo.
- Pero, si hay baches en el camino, el caballo puede sortearlos mejor - insistió - y si Heero corre peligro, podré ayudarlo...
- Creo que estás muy enamorado de él - le dijo Trowa y el trenzado se sentó de nuevo rojo hasta la raíz del cabello.
Quatre sonrió complacido, al menos ahora estaba totalmente seguro que el trenzado estaba verdaderamente enamorado de Heero.
- Eres un malvado, Trowa Barton - le dijo el trenzado apartando la mirada.

El pueblo era un verdadero caos, el agua corría a raudales por todos lados mientras intentaban evacuar los sectores más cercanos al estero para poner a las personas a salvo en zonas más secas. Así, Heero había formado una cuadrilla junto a otros capataces apoyados por las fuerzas policiales y del ejército, aunque no avanzaban mucho.
Wufei, Odin y Francisco habían llegado al lugar hacía poco rato y estaban trasladando a una familia hacia la escuela sobre la colina, la lluvia estaba causando estragos.
- Menos mal que no se ha desatado el viento - dijo uno de los bomberos que llevaba a sus espaldas a un pequeño de alrededor de cinco años - eso sí que sería terrible.
- Ni lo menciones - dijo Wufei ayudando al pequeño a subirse al alto camión - eso nos imposibilitaría la labor de rescate.
- Patrón - dijo uno de los trabajadores que permanecía atento al radio - informan del rancho Franciscano que la represa del estero allí ha colapsado.
- Eso significa que el otro lado del pueblo va a quedar aislado - les dijo Heero deteniéndose junto a ellos - debemos evacuar inmediatamente esa zona, antes que el estero alcance ese sector - se montó en su caballo y le hizo una seña a la cuadrilla que comandaba, quienes se subieron a la otra camioneta y lo siguieron rápidamente.
- Heero parece especialmente preocupado - dijo Traize sentado en la cabina del camión con un bebé en sus brazos - quizás debiéramos ir también a ese sector a ayudar - le dijo preocupado también.
- Parece que allí viene el joven Quatre - dijo Francisco subiendo a una mujer al camión - seguramente ellos podrán ir a ayudar a Heero.
- Hola - dijo Quatre bajándose del vehículo hundiéndose hasta las rodillas en el agua - ¿Necesitan ayuda o vamos a ayudar a otro lado?
- Ya no hay más gente aquí - dijo el jefe de los bomberos - es mejor que vayamos al sector del estero a ayudar.
- ¿Y Heero? - dijo Dúo desentendiéndose de todos los demás.
- Acaba de irse hacia donde nosotros vamos - le dijo Wufei.
- Aura, es mejor que vayamos allá - ordenó Quatre - dime algo, Wufei, ¿hay heridos o algo parecido? - miró al chino que se subía al camión que llevaría a los damnificados a la escuela que haría las veces de refugio.
- No, de momento el único daño que ha hecho el agua es inundar muchas casas, pero nos informaron que la represa de los Franciscanos colapsó y sabes lo que significa eso.
- Rasid, vamos hacia allá - ordenó el rubio preocupado. Desde hacía más de cinco años que la gente del sector luchaba porque se construyera un puente más sólido en la zona, pero siempre las autoridades hacían oídos sordos.

El agua había subido demasiado, según pudo apreciar Heero, el puente estaba a una altura considerable, pero esta había llegado hasta la plataforma de tránsito demasiado pronto, clara señal que el estero ya había sobrepasado todos los atajos que tenía. Era el puente una estructura bastante ligera, de madera muy gruesa, cierto, pero Heero dudaba que resistiera a pie firme los embates de una crecida mayor, así que lo transitaron a toda velocidad y comenzaron a ayudar a la gente a llegar al otro lado.
- Patrón, vienen dos vehículos - le dijo uno de los trabajadores y Heero volvió la mirada - parece que vienen del rancho Winner.
- Debe ser Quatre - dijo y volvió a dedicarse a lo suyo, sacar a una ancianita y cargarla por el debilitado puente tratando de no resbalar en el lodo que comenzaba a acumularse en su superficie.
- Heero - le dijo Dúo ayudándolo a pasar a la ancianita hacia el carro de los bomberos - deberíamos tratar de evitar transitar por el puente.
- Está que se cae, pero no podemos detenernos - le dijo devolviéndose hacia la población a sacar a alguien más.
- Deja que yo me haga cargo, estás todo mojado y no has dormido en todo el día - le dijo el trenzado tomando ahora a una pequeña que Heero traía.
- No te preocupes por mí - le acarició la mejilla con una mano helada y húmeda - tan pronto saquemos a esta gente de aquí, nos iremos a casa, me daré un buen baño, desayunaré como un batallón y dormiré una semana - regresó a la población a seguir con su trabajo.
Así estuvieron un buen rato sacando a la gente a medida que el agua empezaba poco a poco a sobrepasar el precario puente, con Dúo insistiendo a cada momento en que Heero debía descansar o al menos comer algo, pero este se negaba diciendo que un segundo podía significar una vida.
- ¡El estero se nos viene! - gritó uno de los bomberos y la gente que estaba en las cercanías retrocedió rápidamente, sin embargo, Heero y cuatro de los trabajadores de la cuadrilla seguían sobre el puente, él hizo una seña y se echaron a correr, pero no con la velocidad suficiente, ya que el agua los alcanzó y el puente cayó estrepitosamente al cauce arrastrando con él a los que allí estaban.
- ¡Heero! - gritó Dúo desesperado corriendo hacia la orilla siendo detenido con presteza por Odin y Wufei que estaban a su lado - déjenme, debo ayudarlo - se debatía entre sus brazos mientras veía como la corriente los arrastraba.
- No ayudarás en nada arrojándote al agua en pos de él - le dijo el chino.
- Quizás consiga salir a la superficie más abajo, donde se calman las aguas - le sugirió Odin y Dúo lo miró - es mejor seguir el cauce.
- Bien - dijo tranquilizándose y se dirigió al caballo de Heero y se fijó en que los perros de Heero estaban allí - ellos me ayudarán - se montó.
- Espera - le dijo Quatre pasándole dos bolsas - en la pequeña va el radio para que te comuniques con nosotros cuando lo encuentres y en la otra va una manta - le dijo y Dúo las amarró ambas a la montura antes de seguir a los perros estero abajo.
- Hay heridos - dijo el jefe de los bomberos señalando a otros trabajadores - pero no tenemos personal que los atienda.
- Yo me haré cargo - dijo Trowa como saliendo de un trance - espero que tengan el material necesario.
- Trowa es médico - les dijo a los bomberos Quatre sin darse cuenta de lo que estaba pasando, por ahora sólo le preocupaba su hermano.

Zero olfateaba cada cincuenta metros la orilla del estero mientras Wing aullaba como llamando a Heero, pero ninguno obtenía resultados positivos, así que seguían avanzando. De repente uno de ellos dio un aullido de dolor y los trabajadores del rancho Winner que venían tras ellos se detuvieron allí a ver qué había encontrado el galgo, movieron unas cuantas piedras y escombros y se vio una capa amarilla de plástico. Dúo contuvo el aire, Heero estaba vestido de amarillo, pero no era él, era otro de los que estaban sobre el puente.
- Shinigami encontró a alguien - dijo sacando el radio de la bolsa - y necesitamos un médico, cambio.
- Perdone, joven, pero está muerto - le dijo uno de los trabajadores.
- Dios mío, que Heero esté bien - dijo casi sin voz - me dicen que está sin vida, cambio.
- Tranquilo, Heero ha de seguir vivo, cambio - le dijo Quatre.
- Así lo espero - cortó la comunicación y le hizo una seña a los perros que siguieron su recorrido estero abajo y Dúo, quien hacía tiempo había perdido su fe en el Dios que el buen sacerdote que tanto lo cuidara de niño le enseñara, comenzó a rezar con fervor, con ese tipo de fervor que sólo los desesperados encuentran en los momentos de angustia, porque su querido Heero estuviera con vida o pudiese llegar a tiempo para salvarlo de cualquier daño.
Levantó una mano y sacó de debajo de su chaqueta una cruz de plata que era el único recuerdo de cuando era niño y vivía en la casa parroquial junto con la hermana Helen y el padre Maxwell.
- Dios, no dejes que lo pierda a él también - lloró y siguió su camino repitiendo monótonamente los rezos que desde niño tenía olvidados.

Dúo recorría a todo galope en el pinto de Heero el costado del estero, estaba verdaderamente desesperado, no podía, no quería ni pensar en lo que había pasado pocos minutos antes cuando los trabajadores del rancho Winner habían recogido el cuerpo sin vida de uno de los trabajadores del rancho del Dragón, el mismo que había estado trabajando codo con codo con su amado Heero, y es que la posibilidad de haberle perdido lo había hecho aceptar que le amaba de verdad. Y a un costado, metido en una bolsa de cuero, iba el radio que le mantenía al tanto de los acontecimientos.
Sabía que no debía entrar en desesperación, pero escuchaba la radio a cada rato con el informe de los bomberos y la policía que decían que habían encontrado un nuevo cadáver y no podía evitar tomar la cruz que cargaba sobre su pecho rogándole a Dios que no fuese su Heero.
Se quitó las lágrimas del rostro cuando notó que los perros de Heero estaban escarbando entre unas ramas cubiertas de barro.
- Dios, Heero está allí ¿verdad? - le dijo a uno de los galgos intentando retirar una de las ramas y consiguiendo sacar la cabeza de Heero de allí - que siga con vida - rogó aparatando otras y un poco de barro, al parecer estaba muy golpeado, pero su pulso latía, débil, pero vivo - debemos sacarlo de aquí, pero está muy enterrado - le dijo viendo que los perros no dejaban de escarbar en el barro - si, sigan tratando - se volvió al caballo y tomó el radio - Shinigami encontró al general - dijo - pero necesito ayuda, cambio.
- ¿Encontraste a Heero? - le dijo la voz exaltada de Quatre.
- Si, pero está enterrado hasta la cintura en el barro - se acerco de nuevo a él pasando el lazo por bajo sus axilas - voy a tratar de sacarlo con la ayuda de Wing, Zero y Tordillo, pero de todas maneras necesitaré una ambulancia, cambio - dijo acariciando el cabello sucio de su amado.
- Dame tu ubicación e irá de inmediato, cambio.
Dúo le dio la ubicación aproximada mirando atentamente el lugar y volvió a guardar el radio, en todo el rato, desde que el estero se desbandara, no había dejado de llover, así que, pese a la capa de agua que portaba, estaba todo mojado, pero no le importaba demasiado, había encontrado a su amado con vida, ahora debía cerciorarse de sacarlo del agua antes que le diera una hipotermia, ya bastante tenía con todos esos golpes que de seguro se había dado contra las ramas, las piedras y quién sabe qué más que arrastraba el estero en su crecida.
- Bien, vamos a sacarte de aquí, amor mío - le dio un beso en la frente - vamos a tirar con fuerzas para sacarlo del agua - le dijo a los perros señalando al pinto - ustedes sigan tratando de quitar el barro de encima.
El caballo, ayudado por Dúo, comenzó a avanzar hacia atrás y, apoyado por los perros que seguían escarbando, consiguieron sacar a Heero y ponerlo en un lugar más firme de manera de poder revisar sus heridas.
- Dios, tiene más golpes que una pera de boxeo - lo acarició - y está temblando de frío - se enderezó y sacó la manta que estaba dentro del bolso en la montura arropándolo para tratar de mantener su calor.
- Dúo - le dijo abriendo apenas los ojos - mi amor.
- Si, yo - le apartó los mechones de la frente - ya estás a salvo.
- ¿Y los demás? - le dijo acomodándose contra su pecho buscando calor.
Dúo suspiró, era algo que se esperaba de Heero, había sido ésa la causa de que ahora estuviera allí, más muerto que vivo, que se preocupase más por los otros que por su propio bienestar. Y aunque eso era una de las cosas que más le gustaban de él, ahora no lo tenían contento.
- Los demás los están buscando - lo acunó contra su pecho y notó como los perros se ponían inquietos - parece que ahí viene la ambulancia - le sonrió - Zero, Wing, muéstrenles dónde estamos - les ordenó y los perros empezaron a correr dando saltos alrededor de ellos.
- Es... extraño - dijo Heero temblando de frío - sólo... me... obedecen... a mí.
- Ellos saben que te quiero, Heero, por eso me obedecen, en especial porque es tu vida la que está en juego - le sonrió.
- Gracias - le sonrió de nuevo y perdió el conocimiento.
- ¡Joven Maxwell! - le dijo uno de los enfermeros acercándose a ellos rápidamente - debemos llevarlo a la casa Winner, allí podremos atenderlo, y usted también debe cambiarse.
- Heero quería saber de la cuadrilla que estaba con él cuando los arrastró el estero - dijo Dúo recogiendo el lazo y acomodando la montura - si pregunta, no le digan nada, no quiero que se sienta culpable - montó.
- No se preocupe, decírselo sería aún más dañino que los golpes.

El rancho era una locura, la gente de Quatre lo había convertido en un hospital en un abrir y cerrar de ojos ya que el hospital del pueblo estaba demasiado lejos para los casos más y el estero había dejado muchos heridos cuando terminó de desbordarse ya que junto con las lluvias se habían producido varios derrumbes, varios vehículos habían patinado en las pistas mojadas y embarradas produciendo muchos heridos y muertos también, aunque tampoco le gustaba ver el vehículo del servicio médico legal allí, estaban retirando los cuerpos de los muertos para la autopsia de seguro.
Vio venir la ambulancia con sus luces girando por el camino seguido por Dúo sobre el caballo de Heero y sus perros, aquello lo calmó un poco. Sabía que Heero estaba vivo, pero había perdido el contacto con él cuando perdió el conocimiento hacía bastante rato, así que no sabía en qué condiciones lo había encontrado el trenzado.
Al detenerse la ambulancia, Aura, Rasid y varios otros de sus trabajadores corrieron a ayudar a descender la camilla mientras la cubrían con paraguas. Por cierto, le llamaba la atención la manera con que Trowa trabajaba, había asumido como médico jefe de forma segura y ahora trabajaba codo con codo con los otros facultativos.
- Tranquilo, pequeño - le dijo este al pasar siguiendo la camilla - Heero estará bien, tiene principio de hipotermia y un par de fracturas menores, pero no corre peligro de muerte - le explicó - mejor hazte cargo de Dúo, no quisiera que se agarrara una pulmonía o algo parecido.
Quatre vio asombrado a su novio que se alejaba, ¿era su idea o Trowa había recobrado su memoria? Pero ese no era el momento de preocuparse de ello, si resultaba cierto era lo mejor que podía pasar, sin embargo, en este momento lo mejor era que hiciera lo que le había dicho, ver que Dúo no se enfermara.
- Dúo ¿estás bien? - le dijo entrando en la habitación del trenzado que estaba de pie en la puerta del baño, el joven era un lío de ropa mojada y embarrada, ni el pelo se había salvado de este último - debes darte un baño caliente, no querrás enfermarte y no poder cuidar a Heero.
- Si, lo sé - suspiró y se quitó la capa de agua mojada y cubierta de lodo - creo que debemos premiar a Wing y a Zero, sin ellos no hubiese encontrado nunca a Heero con vida - se estremeció al pensar en lo que estuvo cerda de ocurrir - estaba bajo un montón de barro y ramas, creo que estas últimas fueron las que impidieron que se asfixiara.
- Deja de pensar en eso, Heero está vivo y pronto estará bien, tú debes estarlo también para que lo cuides.
- ¿Qué hay con Trowa? - le dijo sentándose en una silla para quitarse las botas llenas de barro, se sentía terriblemente agotado y hambriento.
- Es el médico jefe de este improvisado hospital - sonrió.
- ¿Crees que haya recuperado la memoria? - le dijo mirándolo preocupado.
- Estoy casi seguro - asintió - así que Heero está en las mejores manos.
- Que bueno que mi amigo está de regreso al fin - dijo consiguiendo quedar descalzo - me bañó e iré a saber de Heero.
- Bien, yo estaré en la cocina preparando un poco de té para que te relajes.
- Y un poco de comida, creo que el ver a Heero a salvo me ha abierto el apetito de nuevo - le sonrió mientras terminaba de desvestirse entrando al baño definitivamente y cerrando la puerta.
- Bien, le diré a Sally que te prepare algo - le dijo y salió del cuarto, ahora estaba seguro, Dúo estaba perdido por Heero.

Pero Heero, pese a estar a salvo y mucho menos dañado de lo que Trowa hubiese esperado de alguien a quien arrastró la corriente con los escombros de un puente, no se despertaba, seguía inconsciente sin saber de la preocupación que causaba alrededor al negarse a abrir los ojos. Ello había causado estragos en el joven trenzado, que no quería separarse ni a sol ni a sombra de su amado, por más que Quatre insistiera que debía descansar. Pero tampoco lo hacía el mismo, no podía dejar solo a aquel que consideraba su hermano, sentía que sería como traicionar aquel lazo que con tanta fuerza los unía.
Trowa también había tenido de las suyas en esos días, ambos jóvenes eran muy testarudos, y si bien ellos habían llegado a un acuerdo de turnarse para cuidarlo, no pasaban mucho tiempo lejos del lecho del herido, a ninguno conseguía mantenerlo más de dos horas lejos de Heero y los dos daban claras señales de cansancio, pero ninguno se rendía. Suspirando, le entregó a Rasid un medicamento somnífero que este puso silenciosamente en el té de valeriana que bebían tanto Quatre como Dúo y así consiguió hacerlos dormir al menos unas cuantas horas hasta que el primero se dio cuenta de lo que les habían suministrado, se lo informó al trenzado y ambos se negaron a beber nada sin que él lo probara primero.
- Si alguno de ustedes se enferma, a Heero no le va a gustar nada - se defendió cuando su novio le recriminó su actitud, pese a que entendía el enfado de ambos - y yo tampoco me lo perdonaría si eso sucediera, va contra mi ética profesional.
- De acuerdo, pero no lo hagas más.
- Yo quiero estar a su lado cuando despierte - dijo Dúo recostándose junto a Heero acariciando sus cabellos desordenados - ser yo lo primero que vean sus hermosos ojos.
- Creo que se te despertó el romanticismo y la cursilería - le dijo Trowa - y no te duermas a su lado ¿quieres? No debes moverlo, podrías quitarle el suero o la sonda de golpe y sería doloroso para él ¿entiendes?
- No molestes - le dijo Dúo, pero el cansancio comenzaba a hacer mella en su organismo cansado.
- Es mejor que vayas a dormir a tu habitación, Dúo, yo me haré cargo de cuidarlo mientras duermes - insistió Trowa.
- Si no estuviese tan dormido y no quisiera hacerle daño a mi Heero, no haría caso de tus palabras - le dijo enderezándose de la cama - pero te mataré a ti si mi Heero se despierta y yo no estoy aquí - lo amenazó.
- Mm, no creo que lo haga pronto, su organismo está demasiado agotado - le dijo y lo vio salir malhumorado de la habitación.
- Si quieres, yo me quedo con él - ofreció Quatre.
- No, mejor ve y prepárale un calmante a Dúo, necesita algo que lo tranquilice mientras esperamos que Heero decida volver a la tierra de los vivos.
- No digas eso, lo haces parecer como sí estuviera entre esta vida y la otra.
- Es que me preocupa que esté tanto tiempo dormido, porque no puede estar en coma, simplemente no quiere despertarse.
- Bueno, si me necesitas estaré en la cocina - dijo saliendo.

Heero abrió los ojos y reconoció de inmediato el lugar, estaba en su propia habitación y cama, pero tenía un montón de agujas clavadas en el brazo izquierdo, además de tener escayolados el otro brazo y una pierna. Alzó la mirada y su preguntó si su hermoso ángel estaría allí, cuidándolo. Se notaba que era de día claro, quizás más de medio día, vaya a saberlo.
- Al fin te despiertas, amigo mío - le dijo Trowa divertido - me ha costado un mundo mantener a los dos locos alejados de ti.
- ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? - preguntó intrigado.
- Casi una semana - le dijo revisando el suero - debes de haber estado muy agotado que dormiste tanto tiempo.
- ¿Y Dúo? - dijo mirando a su alrededor buscando a su trenzado.
- Eché a ese loco a dormir hace un par de horas - sonrió - si lo dejo, de seguro tendrías al trenzado loco durmiendo pegado a tu costado, aunque me amenazó con matarme si tú te despertabas y él no estaba aquí.
- ¿Y por qué no? - dijo mirando a su amigo - se siente bien tener su calor.
- ¿Crees que no sé que tiene pésimo dormir? Más que darte calor, te habría dejado todo adolorido.
- Recobraste la memoria - aseguró divertido - pero él nunca ha tenido mal dormir cuando ha estado a mi lado.
- Bueno, debo decir que la impresión me trajo de golpe la memoria - se sentó en una silla junto a la cama juntando sus manos - cuando se desplomó el puente en el que trabajabas, fue como revivir el atentado en el hospital en Francia, así que reaccioné tratando de ayudar.
- ¿Qué pasó con los trabajadores de la cuadrilla?
- Lamentablemente fuiste el único que encontraron vivo - le informó - y creo que fue más que nada porque Dúo se la pasó rezando mientras te buscaba con los perros, que por cierto parecen haberse encariñado mucho con él.
- Supongo que presienten que aún estoy loquito por él - suspiró - lo que menos quería era que se diera cuenta que lo sigo amando.
- Pues no creo que sea tan importante.
- Cuando el puente se desplomó, lo único que pensé fue que nunca más volvería a ver sus hermosos ojos - suspiró sonrojándose.
- ¿En serio? - se rió en voz alta - pues debiste haberle visto al pobre Dúo cuando te perdiste entre las aguas, pensé que se iba a echar de cabeza a tratar de rescatarte, si Wufei y Odin no lo sujetan, lo hubiese hecho.
- Quisiera verlo - suspiró de nuevo mirando la puerta.
- No te preocupes, no he conseguido mantenerlo lejos de ti por más de dos horas seguidas ni drogándolo, de seguro en poco rato más lo tienes a tu lado.
- ¿Puedes pedirme algo de comer? Tengo la impresión que no he comido en una semana - le dijo.
- Claro que sí, de seguro Sally te hace un banquete - le dijo desde la puerta y se topó de frente con Dúo - mira a quien tenemos aquí - le dejó pasar - Heero estaba preguntando precisamente por ti - le dijo.
- ¿Heero ha despertado? - le dijo pasando por su lado y se sentó en la cabecera al lado de este - mi pobre amor, has estado dormido demasiado tiempo, una semana casi, pero ahora yo me hago cargo de ti ¿sí?
- Se cree enfermara y ni siquiera ha estudiado - se burlo Trowa saliendo de la habitación a cumplir el encargo de su amigo.
- El doctor frío no me ha dejado quedarme a tu lado, pese a que insistí en que quería estar a tu lado cuando abrieras esos hermosos ojos que tienes.
- Vaya - dijo sonrojándose - no es necesario que digas esas cosas ¿sabes?
- Pero si es cierto - le rebatió acariciándole la mejilla suavemente - pero supongo que tendrás hambre ¿no es cierto?
- Ya le dije a Trowa que me pidiera de comer - le sonrió.
- Entonces te acomodaré en la cama - lo ayudó a sentarse acomodando un lote de almohadas detrás de él - si quieres puedo darte de comer yo, con el brazo como lo tienes - le tocó el yeso y se sentó junto a la cama - y con el otro con el suero, es mejor que no te esfuerces demasiado, así te podrás recuperar pronto.
- ¿Y Quatre? - dijo tratando de desviarle el tema.
- Creo que él estaba en la cocina - suspiró molesto - hace rato estaba tratando de convencerme que me tomará un té de valeriana o algo parecido para que durmiera, pero yo no quise beberlo, no quería dormirme hasta estar seguro que ibas en franca recuperación, así que se disgustó conmigo y se fue, luego que Trowa me echara de tu cuarto, incluso me había encerrado con llave en mi habitación, pero ellos jamás conseguirán mantener a Dúo Maxwell encerrado mucho tiempo ¿sabes? Soy un gran escapista, no hay cerradura que se me resista mucho, creo que ni el mejor ladrón conseguiría lo que yo, y...
- Cállate y dame un gran beso, mejor - lo silenció y el trenzado se sonrió al complacerlo inclinándose sobre él.
- Ejem - dijo Quatre fingiendo una tos - me parece que Heero no está en condiciones para que te aproveches de él, Dúo - lo regañó.
- Soy yo quien se estaba aprovechando del pánico - le dijo Heero haciendo que Dúo se sentara a su lado para acomodarse en su hombro - ¿Qué noticias tienes, pequeño?
- ¿Cuáles noticias te gustaría saber? - le sonrió.
- Primero, las cercanas - le dijo tratando de hacer que Dúo se sentara a su lado y lo abrazara.
- Bueno, creo que ya sabes que Trowa recobró la memoria - sonrió sentándose en la silla donde hacia poco rato que Trowa había estado sentado - Trowa también me informó que te había contado lo que fue de la cuadrilla, así que lo que nos queda es que Wufei y Traize han fijado fecha para casarse, que el agua ya comenzó a bajar y que el centro de meteorología cree que es la última lluvia de este año...
- Amén - lo interrumpió Dúo.
- Y que no hemos tenido grandes pérdidas debido a tus precauciones - sonrió ignorando la interrupción - de lejos, hemos sabido que Miliardo le dio caza a cierto personaje que no voy a nombrar y que ahora está preso. Por cierto, la querida Relena se ha conseguido un rico esposo.
- Pobre, no sabe en el lío en que se está metiendo - dijo Dúo compadecido.
- Se me olvidaba, me informaron hace poco rato que van a reiniciar las faenas de tu casa y que necesitan la glorieta, que por cierto el trenzado loco ese que tienes ya solicitó por catálogo a la capital.
- Bueno, después de todo, vamos a vivir allí ¿verdad, amor? - le dijo el trenzado sonriendo a medias acariciando su cuello con la nariz.
- Puedes hacer lo que quieras, amor mío - le sonrió divertido echando hacia atrás la cabeza para que lo acariciara mejor - pero creo que primero deberías consultarme al respecto.
- Estabas inconsciente y el arquitecto y el constructor querían empezar lo antes posible, así que no pensé que te disgustara, después de todo va a ser el hogar de los dos ¿no? Me gustaría que estuviese listo para cuando nos casemos...
- ¿Ya se arreglaron ustedes dos? - dijo el rubio asombrado - vaya que trabajan rápido, deberé preparar una fiesta de compromiso - se puso de pie - le diré a Trowa para que me diga cuando te dará el alta para hacerla - agregó y salió.
- Dúo, ni siquiera me lo has pedido - le dijo Heero ruborizado - y has dejado que Quatre comience a planear la boda para tener la suya..
- Te salvé la vida, así que eso queda sobre entendido - le besó la oreja - además, al fin nos dejó solos.
- Tienes razón, pero quizás debiéramos esperar que Trowa me quite todas estas cosas que tengo - se quejó porque no lo podía abrazar.
- Pronto lo hará, no te preocupes, amor mío.

A la hora de la cena estaban los cuatro reunidos en la habitación de Heero, al que hacía un par de horas el propio Trowa le había quitado las agujas del brazo y la sonda, con lo que este se había acomodado contra Dúo que al fin pudo dormir tranquilo.
- Siempre pensé que Dúo iba a botar a su pareja de la cama con lo inquieto que era para dormir - se burló Trowa sentado a los pies de la cama con Quatre a su lado - pero parece que depende de quien esté a su lado la manera en que duerme.
- Conmigo nunca ha sido inquieto - le dijo Heero abrazando a su novio - generalmente es por mi causa que terminamos en el suelo ¿Cierto, Dúo?
- No deberías contarles esas cosas, Heero - le dijo este sonrojado.
- Así que son muy inquietos en la cama - siguió Trowa mirando al trenzado - y terminan haciéndolo en el suelo ¿eh?
- Todo porque ustedes no adelantaron la luna de miel - se burló Dúo.
- ¿Quién dice? - le rebatió el latino abrazando a Quatre que se sonrojó apartando la mirada de Heero y Dúo.
- Pues yo diría que el propio Quatre - dijo Heero divertido - si lo hubiesen hecho de seguro ahora no tendría ese rubor culpable, te apuesto que por él no lo han hecho ¿verdad?
- ¡Heero! - le reclamó poniéndose más rojo aún.
- Bueno, no importa mucho, realmente - sonrió Heero compadecido de su casi hermano - después de todo, de aquí a final de año los cuatro estaremos casados y cada pareja en su propio rancho.
- Pero debemos planear la fiesta de compromiso - dijo Quatre muy seguro.
- Tendremos que esperar a que Heero se mejore primero, Quatre - le recordó Dúo tranquilamente - hay tiempo de más para hacerlo.
- Además, debemos esperar la boda de Wufei con Traize, queremos que estén presentes también, y no nos han confirmado si esperan familia- dijo Heero divertido - aunque Wufei se puso rojo cuando lo insinué.
- Algo si es seguro, esos dos no esperaron la boda - se rió Trowa - y Marimeia se ha ido a vivir en el rancho Dragón, aunque su padre está en estos momentos en la capital arreglando no sé que asuntos de estado.
- Miliardo parece haber hecho buenas migas aquí también con tu amigo Odin - le dijo Dúo acariciando el brazo bueno de Heero - parece que por allí va a florecer otro romance, aunque el albino no parece estar tomando muy en serio a mi protector ¿sabes?
- Teniendo en cuenta todo lo que nos pasó, es lógico que sea más cauteloso - le dijo Quatre - y Miliardo jamás le dio esperanzas de ser algo más que su amigo, así que sólo está teniendo cuidado.
- Y Miliardo tampoco ha dicho que quiera algo más - le dijo Trowa pensativo - teniendo en cuenta como son de reservados, les va a tomar su tiempo.
- No es algo preocupante - les dijo Heero sonriendo - Odin sólo se hace el inconquistable, verán que pronto lo trae amarrado a su meñique.
- Si es que no ocurre al revés - le sonrió el trenzado.
- Quien diría que íbamos a estar conversando de este tipo de cosas los cuatro sentados en la cama de Heero - sonrió Quatre divertido - normalmente sólo hablamos de negocios y en la biblioteca.
- O de comida en la cocina - le dijo Dúo divertido.
- Bueno, pues ahora podemos planear otras cosas - le dijo Heero y escucharon un suave golpe en la puerta - adelante.
- La cena está lista - le dijo Rasid entrando junto con Aura y un carrito con la cena para los cuatro - que la disfruten.
- Gracias - respondieron todos y se dedicaron a degustar los platos.
- Sally preparó un gran postre - dijo Dúo pensativo - ¿creen que se aparezca por aquí Wufei para probarlo?
- Bueno, hasta ahora su olfato no le ha fallado - se rió Quatre - de seguro llega cuando nos estemos sirviendo el postre.
- Y le podremos preguntar directamente si va a tener familia - dijo Dúo.
- Mejor que no - le sonrió Heero - se pondrá de malas y amenazará con cortarnos cualquier cosa con su catana, aunque no la traiga.
Los demás estuvieron de acuerdo y se dedicaron a hacerle los honores a la cena siguiendo con una conversación más intrascendente y aburrida.

Rasid subió a retirar los platos de la cena para que disfrutaran del postre cuando se apareció Wufei, tal como Quatre había pronosticado, y venía acompañado por su futura hijastra. La muchacha, según le contaran a Heero, sentía cierta fascinación por el chino, cosa que aún no sabían si le gustaba o le molestaba a Traize, porque este se veía un tanto ambivalente en cuanto a la relación entre ellos, a veces se le veía complacido y otras veces, celoso.
- Hace un rato llamé para saber de ti - le dijo a Heero luego de saludar a todos y aceptar el postre que le ofrecieran - y me dijeron que habías despertado, así que viene a verte.
- ¿Y estás seguro que no fue que oliste el postre? - le dijo divertido.
- Estaba preocupado por tu salud - le dijo muy serio.
- Por supuesto - aceptó este dejando que Dúo le diera el postre - hemos sido amigos bastantes años - sonrió - Quatre me dijo que tú y Traize ya tienen fecha para su matrimonio, pero que él anda en la capital.
- Sí, nos casaremos el primer día del verano por la tarde en la iglesia del pueblo - sonrió - Hilde está preparando todo y muy pronto enviaré los partes y las invitaciones para la boda. También comenzaremos con las reparaciones del rancho, con tanta agua que cayó tendremos que agrandar el tranque.
- Nosotros también tendremos boda en este rancho - le dijo Dúo dejando la cuchara en el plato al terminar de darle el postre a su novio - pero queríamos asegurarnos que tanto tú como Traize van a estar aquí para entonces.
- Bueno, sólo estaremos de luna de miel una semana, él tiene muchos asuntos que preparar, en especial con las elecciones tan encima.
- ¿Y han sabido de Dekim Barton? - le dijo Heero recostándose en el hombro de su novio - porque de seguro se enteró del tesoro que encontramos bajo la casona vieja del rancho.
- Traize me contó que estaba furioso, intentó recobrarlo, pero las leyes te favorecen dado que fuiste tú quien lo encontró semanas después del traspaso de los títulos de propiedad, así que no tiene nada que hacer.
- Es un tipo muy desagradable - dijo Marimeia que había permanecido en silencio - y pensar que era el padrastro de mi madre, me pregunto cómo sería la abuela que se fue a casar con él.
- Talvez era masoquista - dijo Dúo abrazando a Heero - o estaba loca.
- Bueno, pero papá piensa que no irá a la reelección después de todo, no cuenta con el apoyo del partido luego que el duque de Dermail dejara sus cargos - les dijo.
- ¿El duque dejó los cargos políticos? - le dijo Quatre asombrado.
- Si, ha dejado el lugar a su futuro yerno, aunque dudo que Dorothy esté muy feliz con él, el tipo no es lo que ella quería, es él quien manda, vaya a saber si duran un año casados.
- Bueno, al menos el tipo sabe en el lío en el que se mete, pobre, anda por allí con el prometido de Relena - dijo Dúo.
- Por cierto - siguió Marimeia - papá estaba hablando con Miliardo acerca de que va a ser tío, que se casan a la fuerza.
- ¿Acaso la bruja está embarazada? - dijo Heero sin creerlo.
- Si, Miliardo dijo algo al respecto - dijo Wufei - pobre bebé, dudo que ella llegue a ser una buena madre, nunca ha sido del tipo maternal.
- Y hablando de madres ¿cuándo llegará el tuyo? - le dijo Heero.
- ¡No estoy embarazado! - le dijo el chino enfadado.
- Bueno, es que teníamos la duda - intentó apaciguarlo Quatre.
- ¡Las cosas que se les ocurren! - dijo ruborizado.
- Pero no ha de ser por falta de empeño ¿verdad? - le dijo Trowa divertido.
- ¡Oye, no hables de esas cosas delante de la niña! - lo regañó molesto.
Ellos se rieron, pero dejaron de lado el tema, había muchas cosas de las que hablar, compromisos y bodas que planear, así como sus respectivas fiestas de gala, la lista de invitados y los trajes.

Era una hermosa mañana de verano, pero el rancho hacía rato que bullía de febril actividad. Hacía ya dos semanas que Wufei se había casado con el aristócrata Traize Kusrenada y estaba de regreso de su luna de miel, así que ahora era el turno de Heero y Dúo de contraer nupcias, aunque ello había provocado que el trenzado tuviera un ataque de nervios la noche anterior que causó que Trowa tuviese que drogarlo para tranquilizarlo.
Heero había pasado la noche en el rancho de Wufei, Dúo aún se ponía celoso cuando alguien hacía mención siquiera a Francisco, por mucho que Quatre insistiera que eran imaginaciones suyas eso que él estuviera enamorado de su querido Heero, así que él nada sabía del ataque que le había dado a su novio. Pero Wufei le había dicho que se tranquilizara y para ello se había tomado un calmante o no hubiese dejado de pasearse toda la noche temiendo que Dúo se arrepintiese de casarse con él a última hora.
- No hallo la hora que esos dos estén casados - le dijo el chino a Trowa que lo miró divertido - anoche estaba angustiado que Dúo se fuese a arrepentir de la boda y le tuve que dar la pastilla que me diste - explicó.
- Nada comparado con el trenzado ¡le tuve que administrar un calmante por vía intravenosa! - se rió - no hubo caso que se calmara con la pastilla, seguía igual de histérico que Heero se diera cuenta que de verdad no lo amaba por lo mal que se había portado con él por no querer dejarlo todo por seguirlo, por haber estado con el vizconde, y un lote de tonterías que comprenderás lo tenían neurótico y nos traían de los nervios a los demás.
- Esos dos son tal para cual, aunque Heero lo disimula muy bien - sonrió - por cierto ¿cuándo vas a amarrar al rubio loco?
- Quatre dice que cuando Heero y Dúo regresen de la luna de miel - suspiró - pero ellos va a estar ausentes un mes, no sé a donde dijo Heero que quería ir de luna de miel.
- Bueno, Heero jamás se ha tomado vacaciones desde que lo conozco, así que está bien que aproveche de relajarse un poco antes de retomar sus funciones ahora como el dueño de su propio rancho.
- De acuerdo, pero ello demora mi matrimonio con Quatre - le dijo - es lo único malo de todo, que tengamos que esperar un poco más.
- Vamos, un mes no es mucho tiempo - le consoló.
- Ah, pero lo dices porque tú y tu ahora esposo hacían vida matrimonial antes de casarse, igual que esos dos, pero Quatre no ha querido hacer nada, vez que intento algo, me dice que esperemos hasta la boda.
- Bueno, quizás debieras ser un poquito más sutil e insistente para conseguir lo que quieres - le dijo - deberías tratar de convencerlo.
- ¿Y que me salga con que quiere atrasar la boda mucho más? No, mejor me aguanto el mes, no es mucho lo que falta.
- Dúo ha vuelto a ponerse nervioso - les dijo Quatre mirando a su novio y al chino que se callaron al verlo - ¿por qué se han quedado en silencio?
- Por nada, Wufei me ha contado que Heero estaba igual.
- Pero yo no sé como tranquilizarlo - le dijo el rubio - y me ha sacado de paciencia ¿saben? Se ha encerrado en el baño diciendo que está horrible y que Heero ya no lo va a querer así.
- ¿Y por qué ha salido con semejante tontería? - dijo Wufei.
- No lo sé, no le he visto desde que se levantó, no ha dejado que nadie lo vea.
- Y si no baja, Heero se va a poner histérico pensando que él ya no lo quiere - suspiró Wufei - con lo que me costó calmarlo.
- Quizás si tú hablas con él y le dices del estado de Heero, se tranquilice y acceda a salir del baño - le dijo Quatre esperanzado.
- De acuerdo, de acuerdo, todo sea porque esos dos se casen luego y se tranquilicen - suspiró el chino siguiendo al rubio acompañado por Trowa que al pasar tomó su maletín por si tenía que administrarle otro tranquilizante al trenzado - Dúo, debemos hablar - le dijo de pie frente a la puerta del baño.
- ¡No voy a salir, estoy horrible y Heero no se va a querer casar con semejante monstruo! - le replicó este sollozando.
- Si tú no bajas Heero se va a enfermar de angustia pensando que eres tú quien no se quiere casar con él - le dijo el chino tratando de tener paciencia.
- Pero estoy horrible - sollozó una vez más.
- Dúo, si no nos dejas verte, no podremos ayudarte - le dijo Trowa.
- De acuerdo - les dijo y abrió la puerta dejándolos pasar tratando de contener los sollozos - estoy terrible.
- Reacción alérgica - dijo Trowa luego de examinarlo un poco - tiene arreglo, sólo necesitas un antiestamínico - sacó algo del maletín - si hubiese dejado que te atendiera antes, esto ya estaría resuelto - lo regañó administrándole el medicamento - ahora vas a tener que esperar al menos media hora más para que te haga efecto.
- ¿Voy a dejar de parecer un monstruo? - le dijo esperanzado.
- Nunca has parecido monstruo - lo tranquilizó Quatre compadecido - ni creo que Heero lo vaya a pensar jamás ¿entiendes? Él también está nervioso por la boda, así que es mejor que te relajes ¿de acuerdo?
- Ok - sonrió - pero ahora debo lavarme la cara con agua fría ¿no?
- Si, no creo que a Heero le guste darse cuenta que estuviste llorando, capaz que nos culpe a nosotros y nos mate - les dijo a los demás en voz baja - pero nada que no podamos arreglar con un poquito de maquillaje.
- Gracias por tenerme tanta paciencia - les dijo abrazándolo y volviéndose a encerrar en el baño, esta vez decidido a estar listo para casarse con su amado.
- Faltan dos horas para la boda ¡qué lento pasa el tiempo! - se lamento Quatre.
- Espero que no vayas a ponerte igual para la nuestra o no me casaré contigo - lo amenazó Trowa abrazándolo.

Heero estaba sentado en la biblioteca del rancho Winner leyendo las noticias para calmarse mientras esperaba que fuera la hora de la boda, debía admitir que estaba muy nervioso al respecto y que si no fuera por la pastilla que Wufei le había dado no hubiese podido pegar un ojo la noche anterior. Pero una noticia lo puso furioso ¿cómo era posible que el desgraciado del vizconde ese hubiese salido de prisión por falta de méritos? ¿Acaso no había drogado a Dúo y este casi había muerto por eso? Pero prosiguió la lectura un poco más, quizás no debió hacerlo, pero ahora sabía que el desgraciado estaba en el país y que pretendía recobrar a su casi prometido.
- ¿Pasa algo malo? - le dijo Quatre entrando en la biblioteca con una tetera llena de té de valeriana - sé que estás furioso.
- El famoso vizconde salió de prisión y dice que viene por Dúo - dijo apretando los puños - pero ni que se le ocurra aparecerse por aquí, porque te juro que lo destripo y lo cuelgo - se puso poniéndose de pie y comenzando a pasearse por la biblioteca - ni que Dúo fuese tan idiota de aceptarlo después de lo que le hizo ese desgraciado, pero ni que se cruce en mi camino, yo...
- Ya, has sido bastante claro al respecto - lo cortó Quatre sirviéndole el té.
- ¿Cómo se encuentra mi querido Dúo? - preguntó sentándose y tomando la taza que el rubio le ofrecía - Aura me dijo que tuvo un ataque de nervios anoche - suspiró - aunque admito que yo también lo estoy.
- Está bien, aunque sigue nervioso de todas maneras - le dijo bebiéndose su propio té - espero no ponerme así para la mía.
- Debieran casarse junto con nosotros - le dijo - no esperar un mes más, Trowa se va a cansar que le des largas a eso de estar juntos.
- Yo estoy muy seguro del amor de Trowa - replicó.
- Quatre, yo no dudo que ustedes se amen profundamente, pero piensa que él tiene ciertas necesidades físicas que no le estas complaciendo ¿te has acostado con él siquiera una vez?
- ¡Heero, no tengo por qué contarte al respecto! - le dijo escandalizado.
- Allí tengo la respuesta, prefieres quedarte con la ganas que demostrar que eres un chico fácil - movió la cabeza - pero el que tú te entregues a tu pareja no es señal de debilidad, es señal de confianza.
- Pero es que yo le prometí a mi padre llegar virgen al altar.
- Yo también se lo prometí - le dijo Heero - pero estoy seguro que él me ha perdonado por no ser capaz de resistirme. Además, Quatre, ya tienes 24 años, no puedes dejar que la vida se te vaya de las manos.
- Ni que fuera un anciano - le replicó molesto.
- No estoy diciendo eso, pero el amor hay que agarrarlo a dos manos - le dijo y miró de nuevo el periódico - espero que ese idiota no sepa que me voy a casar con Dúo el día de hoy.
- Bueno, Miliardo dijo que iba a publicarse algo respecto de la boda, pero después que esta se realizara, tú sabes, su protector es importante y él no puede mantener algo así en secreto para siempre.
- Genial, al menos se enteraré cuando nosotros estemos en Grecia disfrutando de nuestra luna de miel, no podrá molestarnos.
- No me habías dicho a donde pretendían irse - le dijo el rubio.
- Porque tenía la ligera impresión que se lo querías decir a Dúo y se supone que es una sorpresa para él, ya que nunca ha ido allá.
- Siempre pensando en él primero - sonrió - lo amas tanto que serías capaz de dar tu brazo derecho si eso lo hace feliz a él ¿o me equivoco?
- Lucharé siempre con la misma entrega por la felicidad de mis seres queridos - le contestó - este rancho es una prueba de lo que soy y junto con Dúo construiremos un nuevo nido que tenga lo mismo que le he entregado a este.
- Siempre te estaré agradecido por tu dedicación, Heero - lo abrazó Quatre - no pude haber tenido un mejor hermano que tú.
- Supongo que tienes razón, pero estoy seguro que me echarás de menos cuando no esté a tu lado para solucionar los problemas del rancho.
- Has entrenado bien a Aura - le sonrió - y no estarás tan lejos como para pedirte un consejo ¿verdad?
- Sabía que dirías eso - sonrió a su vez - venga, que tengo que cambiarme, no quise ponerme el traje antes para no arrugarlo ¿Dúo irá de blanco?
- Prometí no decirte nada - le dijo evitando su mirada.
- Bien, no importa, porque yo sí lo haré, nos vemos luego - salió de la biblioteca a cambiarse.

Dúo estaba de pie en la ventana de su habitación esperando que fuera la hora, le había pedido a Quatre que no le dijera a Heero qué color iba a llevar, sin embargo, ansiaba que Heero hubiese elegido el mismo color que él, que vistiese de blanco, aunque ninguno de los dos estuviese virgen, pero el amor que se tenían era puro y verdadero.
- Heero ya está listo - le dijo Quatre - te espera en el jardín.
- Estoy tan emocionado - sonrió un tanto tembloroso - hace menos de un año que lo conozco pero estoy completamente seguro que lo amo.
- ¿Aunque volviese a aparecerse el famoso vizconde ese? - le dijo el rubio.
- ¿Te refieres a Antonio? - dijo moviendo la cabeza - por él no sentía nada, era demasiado parecido a mí como para tener algo más que una amistad con él. Además, Miliardo lo metió en prisión ¿cómo iba yo a regresar con alguien que casi me mató y luego ni se preocupó por mí? No estoy tan mal de la cabeza.
- Pues Heero leyó en el periódico que salió en libertad por falta de méritos - le dijo - y eso le causó un ataque de ansiedad - agregó mintiendo.
- ¿Cómo piensa mi amado Heero que lo voy a cambiar por semejante idiota? Antonio se podrá gastar todos los títulos que quiera, pero ni con todo el oro del mundo le llegaría siquiera a los talones a mi futuro esposo.
- De seguro tienes razón, pero antes parecías dispuesto a tener algo con él.
- Bueno, no es algo de lo que me pueda sentir orgulloso, pero con él sentía que todo era como aparte del mundo, nos entendíamos tan bien, pero poco a poco, en el tiempo que he estado trabajando codo con codo junto a Heero, me he dado cuenta que mi vida era superficial y sin sentido, y no pude evitar hacer comparaciones y a final de cuentas descubrí que Heero le sacaba tres cuerpos de ventaja - suspiró - él es trabajador, dedicado, perfeccionista, cariñoso, se preocupa por los demás, es comprensivo y pese a parecer duro, es de mantequilla por dentro ¿qué más podría pedir del que pronto será mi esposo?
- Así que estás seguro - sonrió - me alegro que Heero salga ganando en las comparaciones, no me gustaría que te arrepintieras luego.
- Primero dejaría que Tordillo me arrastrara por el empedrado antes de dejar a Heero - le aseguró - vamos, no hagamos esperar más al novio.
- Heero también está nervioso ¿sabes? Aunque no se le nota tanto como a ti.
- Un buen general debe saber guardar sus emociones - le replicó complacido.

Heero permanecía de pie en absoluto y obstinado silencio, había estado haciendo averiguaciones desde el teléfono de su habitación mientras se cambiaba y descubrió que no sólo el famoso vizconde que tratara de quitarle a Dúo estaba en el pueblo, sino que también las "adorables" Relena y Dorothy estaban allí, de seguro tenían toda la intención de arruinarles la boda, aunque Miliardo le había asegurado que ellas no sabían nada de eso.
- Heero, algo te tiene molesto y no es el retraso de Dúo - le dijo Wufei.
- No es nada - le dijo caminando hacia donde estaban los más leales trabajadores del rancho - Aura, necesito que estén pendientes de visitas indeseadas - le solicitó
- Dúo ya viene bajando - le dijo Quatre y miró a su amigo extrañado - ¿Heero?
- No pasa nada, Quatre - trató de sonreírle - vamos a tomar nuestros lugares - dijo regresando frente al altar mientras rogaba que ninguno de esos tres se apareciera por allí hasta que no se terminara la ceremonia.
Quatre le dirigió una mirada al chino y este se encogió de hombros, a ninguno le había querido decir qué era lo que le preocupaba, así que mejor lo dejaban pasar, no era hora de tratar de montar un interrogatorio con Heero, si este no quería hablar no lo haría ni a la fuerza.
Pero si pudieron notar que los Maguanacs (el cuerpo de orden dentro del rancho), formaban un cerco alrededor de los invitados, prestos a actuar si lo ameritaba el caso, por lo que Quatre se quedó extrañado. Pero no pudo decir nada, la música distrajo sus pensamientos y vio como Dúo entraba del brazo de Miliardo al son de la marcha nupcial.
- Dúo se ve bellísimo - comentó Odin a Sally que sonreía complacida - parece un ángel - le sonrió a Miliardo - será una boda perfecta.
Miliardo tomó la mano de Dúo y se la entregó a Heero que a duras penas controlaba las ansias de abrazarlo con fuerza y besarlo delante de todos.
- Queridos hermanos... - dijo el sacerdote cortando el momento romántico y comenzando la ceremonia y Heero se pudo relajar al tener firmemente tomada la mano de su novio en la suya.
La ceremonia fue perfecta de principio a fin, al menos eso le parecía a Dúo que observaba ruborizado su mano izquierda en donde ahora descansaba la hermosa alianza que sellaba su amor por Heero y el de este por él. Pero lo que más le había gustado había sido aquel apasionado beso con el que Heero cerró su promesa de amor eterno, le había sacado el aire de los pulmones, pero poco le importaba, pese a que se sentía extraño, como si lo estuviese marcando o algo así.
- ¡Es hora de celebrar! - intervino Traize y Dúo miró a su esposo, este estaba más que ruborizado, parecía que toda la sangre se le había ido a la cara.
- ¡Si, brindemos por los novios! - dijo Odin al lado de Miliardo y Francisco, que sonreía abiertamente.
- Me parece que Heero se olvidó que tenía público y se quiso comer a Dúo - dijo este divertido provocando que el mencionado se avergonzara más.
- Me contaron que tienes novia - le dijo Odin desviando el tema.
- Si, hace unos meses la conocí en la capital, ustedes la conocen, es Silvia Noventa - sonrió - la invité a venir, pero dijo que estaba muy ocupada, pero que de todas maneras enviaba sus más sinceros deseos de felicidad a Heero y a Dúo, que su matrimonio dure para siempre.
- Vaya - dijo Dúo asombrado y sonriendo, eso dejaba lejos a la competencia.
- Por cierto, el Mariscal Noventa les mandó un regalo de bodas - les señaló un paquete - lo mandó pedir especialmente para ustedes a París.
- Ah, pero debían ser ellos quienes hicieran el encargo ¿no? - intervino Wufei.
- Vamos, o no probaremos la comida - dijo Heero recobrando un poco la compostura - además, salimos en un par de horas de luna de miel.
- ¿Adónde iremos? - le dijo Dúo con curiosidad.
- Es una sorpresa, amor mío, pero te aseguro que es un lugar en donde no has estado - le acarició la punta de la nariz con un dedo.
- Es por eso que te amo tanto, te fijas hasta en el último detalle - le sonrió.
- Creo que los arrumacos deberían dejarlos para cuando estén solitos - le dijo Quatre divertido - vengan, que ya están por servir.
- ¿Han visto el pastel de bodas? - dijo Wufei mirándolo con ansias - me lo comería solito - se relamió.
- Tal como pretendiste hacer con el nuestro - le dijo Traize divertido colocándose a su lado en la mesa.
Heero le sonrió desde la cabecera de la mesa con Dúo sentado a su derecha y con Quatre y Trowa del otro lado. La mesa era grande, en ella cabían cómodamente las 20 personas que habían asistido a la boda.
Estaban por empezar a comer cuando Aura se inclinó al oído de Heero y este se puso de pie bruscamente, al menos no habían llegado a tiempo.
- ¿Qué sucede, Heero? - le dijo Dúo preocupado.
- Un incidente en el portón principal - dijo mirando al capataz - quizás no debiera... - dijo pensativo, dudando en ir o no.
- Heero está pasando algo malo y tú no nos quieres decir - aseguró Quatre.
- Hay tres personas en la entrada que no fueron invitadas a la boda para evitar problemas y que han llegado en mal momento - dijo al fin entre dientes.
- ¿Quiénes? - dijo Dúo sin comprender - espero que no sean ellas, no quiero ni ver a esas dos arpías en el resto de mi vida.
- Me temo que sí - dijo sentándose al fin - pero vienen acompañadas de alguien que viene reclamando un cariño que nunca fue suyo.
- Aura, Rasid, díganles que se vayan por donde vinieron - ordenó Quatre - si no quieren pasar una fea vergüenza en este rancho.
- Quizás debiera r y despanzurrar a ese desgraciado - dijo Heero molesto.
- No - le dijo Dúo - él no merece la pena que tú te ensucies las manos con él.
- Debí haberlo cazado hace horas cuando descubrí que estaba en el pueblo.
- Así que era eso lo que te tenía tan irascible - dijo Wufei divertido.
- Debiste decirlo - agregó Miliardo - yo le advertí que no tratara de acercarse ni a un kilómetro de Dúo o lo mandaría de paseo al infierno, así que ahora va a tener que vérselas conmigo.
- ¿Por qué no mejor disfrutamos de la comida y nos olvidamos de tan desagradables personas? - les dijo Marimeia.
- Cierto, después de todo los Maguanacs no los van a dejar llegar hasta aquí - aceptó Quatre - mejor brindemos por los novios, para que su felicidad sea perdurable y la familia sea próspera - dijo alzando su copa poniéndose de pie.
- Y muy numerosa - agregó Trowa mirando divertido a los novios alzando la suya también.
- A propósito ¿sabes que Quatre quiere tener 15 hijos? - dijo Heero brindando también - su mayor ambición es llenar de niños su casa.
- ¡Heero! - le reclamó el aludido ruborizado - eso era un secreto.
- Ah, no ibas a decirle nada hasta que estuviera listo el encargo ¿verdad?
- ¡Eres muy malo! - le dijo ofendido sentándose de nuevo.
- Por los novios y las familias numerosas - dijo Dúo riendo.
- ¡Salud! - aceptaron los demás.

La fiesta habría sido un éxito rotundo si los "indeseados" no hubiesen conseguido llegar hasta la fiesta justo en el momento en que los novios cortaban el pastel, sin embargo, el incidente no pasó a mayores ya que los Maguanacs habían conseguido detenerlos antes que ellos consiguieran llegar hasta los novios. Por supuesto, el vizconde gritaba que eso era un atropello, que no podían tratarlo así, que tenía un título y que Dúo debía escucharlo, que no podía ser que se hubiese casado con ese idiota, etc. Pero ello había sido lo que había hecho enfadar al propio trenzado que había sido contenido a duras penas por su esposo.
- ¡No te atrevas a insultar a Heero! - le gritó - mi esposo vale por millones como tú - agregó - además, estás violando propiedad ajena, alégrate que no te echamos a patadas del rancho.
- Te advertí que no tratases de acercarte a Dúo - le dijo Miliardo muy molesto - no deberías tener cara ni de mirar a Dúo después de lo que le hiciste en Francia ¿acaso no te acuerdas que casi lo mataste con esa droga que le diste?
- ¡Lárgate mejor y no vuelvas a acercarte a nosotros! - dijo Dúo furioso.
Los Maguanacs consiguieron sacarlo del rancho, pero Heero no conseguía calmar los nervios de Dúo y Trowa no se atrevía a suministrarle un nuevo calmante, las pastillas no le hacían efecto y al otro le tenía alergia.
- Vamos, Dúo, cambiémonos de ropa - le dijo Heero acariciándole la espalda - debemos ir a la estación para nuestra luna de miel.
- ¿Por qué tuvo que venir a buscarme ese idiota? Te juro que yo nunca le di esperanzas para que creyera que me gustaba ni nada parecido.
- Tranquilo, amor, lo sé - le dio un beso en la frente - no te preocupes por él, ya estamos casados, no le queda más que resignarse al que te perdió.
- Pero ahora vas a dudar de mí - gimió abrazándose a su cintura.
- No seas tonto, Dúo, no soy una persona insegura de sus propias capacidades, si lo fuera nunca habría podido sacar al rancho Winner y los negocios de Quatre adelante - lo rodeó por los hombros - y si quieres te puedo demostrar que, pese a lo que dijo ese tipo, nunca habrá dudas entre nosotros.
- ¿Y cómo? - le dijo mirándolo al fin.
- Si me dejas ayudarte a cambiarte de ropa, te mostraré - le sonrió.
- Me parece bien - le sonrió también dejándose guiar por su esposo a su habitación.
- Me parece que esos dos van a llegar con el tiempo justo a la estación - sonrió Traize divertido - pero creo que es la única manera en que podrá tranquilizarlo por completo.
- ¿Qué le va a mostrar? - le dijo Marimeia con curiosidad.
- Son cosas de grande - le dijo Wufei divertido.
- Pues a mí me parece que las cosas de grandes son demasiado misteriosas, nunca dicen que son - se quejó pero se dedicó a comerse otro trozo de pastel.
- Esta niña tiene afinidad con Wufei - dijo Traize mirándola - sólo piensa en golosinas - se quejó.

Heero ayudó a Dúo a quitarse la chaqueta acariciando lentamente sus hombros y brazos para relajarlo, luego lo abrazo desde atrás y comenzó a desabotonar lentamente la camisa mientras lo besaba suavemente por el cuello desde la clavícula hasta el oído y viceversa. Dúo simplemente se dejaba hacer, relajándose bajo las sensuales caricias de su amado.
- Me pregunto porque todo se siente tan bien entre tus brazos - le dijo para luego gemir bajito - ah, que rico.
- No sé si ofenderme porque me estés comparando o alegrarme por salir ganando - le dijo este soltando la hebilla del cinturón.
- Aún sin la comparación sales ganando - le dijo Dúo atrapando las manos de Heero que estaban muy cerca de lograr su objetivo - pero ¿no se supone que veníamos a cambiarnos para ir a la estación?
- Tenemos tiempo - le dijo atrapando su oreja entre los dientes.
- Haces eso y en vez de cambiarnos ropa, vamos a terminar en la cama - le dijo arqueando el cuello para permitirle acariciar mejor su cuello.
- Dime que no te agrada la idea y dejaré de insistir.
- Vamos, sabes bien que sí me gusta la idea, de todas maneras te voy a dar el adelante, me gusta mucho sentirte.
- Entonces ¿por qué te quejas de lo que te hago? - le dijo acariciando su abdomen y comenzando a desabrocharle el pantalón en un ligero roce que lo hizo gemir de placer - te gusta mucho ¿verdad?
- Cómo si me fuera posible resistirme a tus caricias - le dijo roncamente afirmándose de su brazo ya que sentía las piernas como gelatina.
- Me da gusto saber que tengo tanto poder sobre ti - le dijo llevándolo hasta la cama - pero hagamos las cosas en orden ¿no crees? - lo depositó en ella con cuidado y se agachó frente a él - sabes que te amo ¿verdad?
- Claro que sí, pero me encanta que me lo repitas - le respondió rodeándole el rostro con las manos - y yo a ti - lo besó en los labios mientras permitía que Heero le quitara los zapatos - mucho.
- ¿Serías capaz de dejarlo todo por mí? - le dijo recordando cuando terminaba el verano y él le dijo lo mismo.
- Lo dejo todo por ti, Heero - le sonrió - estaba equivocado pensando que te haría encajar en mi mundo, cuando en realidad mi mundo estaba en tus brazos protectores y amantes - se abrazó a él con fuerza - sin ti mi vida perdería toda su razón de ser ¿sabes? Cuando pensé que ya no me quería y que habías elegido a Francisco como pareja me di cuenta que no podía cambiarte porque si lo hacía ya no existiría el Heero que yo amaba...
- Creo que ya entendí el punto - le dijo este divertido besándolo en los labios - no necesitas decir más, te entiendo.
- Entonces, hazme el amor - lo ordenó.
- Mm, espero que no cambies nunca, corazón mío - le dijo y continuó acariciándolo con pasión.

Al final, Heero había tenido que, prácticamente, echarse al hombro a Dúo para salir rumbo a su luna de miel, iban con el tiempo justo, pero era principalmente porque el trenzado no se despertaba luego del "adelanto" que Heero le había dado para tranquilizarlo.
- Creo que le diste una dosis muy alta - se burló Trowa divertido mientras Heero acomodaba al trenzado en la parte de atrás del automóvil - vas a tener que medirte mejor, cuñado.
- Al menos lo dejé contento - le replicó de vuelta sonriendo - y sé que debo bajar la dosis, no subirla - suspiró - de todas maneras mi remedio no tiene efectos secundarios.
- Mm, quién sabe ¿no? - le dijo Wufei - podría ser una enfermedad de nueve meses ¿no te parece?
- Yo creo que aún no haremos el encargo - dijo Heero - cuando al fin estemos viviendo en el Zero iniciaremos la campaña para agrandar la familia, antes no.
- Entonces, serás tío primero - dijo Trowa.
- ¿Acaso tú y Quatre ya lo hicieron? - le dijo Wufei - si ni se han casado.
- No, pero no pretendo esperar mucho tiempo para iniciar mi trabajo con él - le dijo el latino sonriendo - para cuando Heero y Dúo regresen de su luna de miel va a estar tan ansioso de casarse conmigo que no va a esperar a estar en la nuestra, entonces verás a este médico usar todos sus conocimientos.
- Bueno, no quiero conocer los detalles - dijo Heero divertido - cuidas bien a Quatre, vigila que no se vuelva a caer del caballo, que no trabaje demasiado y que mi rancho siga siendo reconstruido - le encargó - y Wufei, si decides volvernos tíos, avísanos, para traerte un recuerdito de Europa ¿vale?
- Vale - dijo divertido - sólo que hasta el momento no he tenido suerte.
- Al menos no ha sido por falta de empeño - se rió Heero y se metió al automóvil junto a Dúo mientras Rasid los conducía a la estación.
Un par de horas más tarde emprendían vuelo a Grecia, pero el trenzado ni cuenta se había dado ya que se había dormido abrazado a la cintura de su esposo antes de despegar y como ya antes iba más dormido que despierto, no le había prestado atención a nada antes de abordar el avión.

EPILOGO

Un año benevolente y próspero había pasado por la zona, los negocios no pudieron salir mejores y la tierra, bien trabajada por las manos amorosas de la gente, habían dado muy buenos frutos en retribución, tanto así que las mejores rosas se habían dado en gran abundancia ese año, lo que tenía muy contento a Dúo que se paseaba en torno a la glorieta de su casa en el rancho Zero con su pequeño retoño en brazos. Hacía apenas un mes que había nacido, pero estaba inmensamente feliz de tenerlo a su lado ya que era la extensión de su amor por Heero. Por supuesto, pretendía tener una gran fiesta para presentarlo en sociedad como le correspondía a su hijo, pero Heero le había pedido que esperara un poco más, el hijo de Traize y Wufei debía de estar por nacer dentro de poco y podrían presentarlos juntos.
También debía de tener en cuenta al hijo de Quatre y Trowa, este último parecía creer que el rubio era de cristal por la enorme cantidad de cuidados que había puesto en su embarazo de apenas tres meses, pero deberían esperar más.
- Estoy de regreso - le dijo Heero entrando en el jardín seguido de sus obedientes y serviciales galgos. Dúo los quería mucho y los había premiado poniéndoles una medalla con sus nombres gravados al cuello luego de darles una panceada de la mejor carne que les pudo comprar en agradecimiento por haber encontrado al amor de su vida aún con vida.
- Le estaba mostrando a nuestro hijo las hermosas rosas que han brotado - le dijo - pero e temo que se quedó dormido.
- Es un bebé, Dúo mío, el médico nos dijo que pasaría la mayor parte del tiempo durmiendo - acarició la cabecita de su hijo y le dio un beso en la frente - ¿por qué no lo acuestas y conversamos un rato hasta que la cena esté lista?
- ¿Y por qué no mejor lo acuesto y te doy unos cuantos mimos antes que la cena esté lista? - le propuso.
- Si estás dispuesto a hacerte cargo de mí - le sonrió.
Subieron a la habitación del bebé y lo colocaron en su cunita con mucho cuidado, de Heero había heredado el sueño ligero, pero era un fastidio cuando lo despertaban, se ponía de malas de inmediato.
Salieron haciendo el menor ruido posible y se fueron a la sala, junto a la chimenea Dúo se sentó con Heero a su lado y lo hizo recostarse contra su pecho para acariciarle el cabello y los hombros.
- Patrón, lo llaman del rancho del dragón - le dijo Lucy que hacía las veces de ama de llaves - parece que el señor Wufei ya tuvo a su hijito.
- Gracias, Lucy - le dijo separándose de Dúo tomando el teléfono - Heero al habla - dijo.
- Hola, soy Marimeia, Wufei tuvo un varoncito ¡Tengo un hermano! - le dijo emocionada - se parece a él, pero tiene los ojos de papá.
- ¿Ya le avisaste a él? - sonrió divertido.
- Si, y ha mandado una nota extraña en las flores para Wufei.
- ¿Qué dice? - dijo Dúo pegado al costado de Heero escuchándola.
- "Salud al nuevo ciudadano".
- Vaya - se rió Heero - así que piensa que tiene otro voto más en la familia, nos dijo lo mismo cuando le avisamos del nacimiento de nuestro bebé.
- Ahora solo falta que el primo Miliardo se case y tenga familia - dijo ella.
- Bueno, tendrás que decírselo a Odin, es él el que no se decide a darle el sí.
- Lo llamaré de inmediato y se lo reclamaré - le dijo y le colgó.
Heero sonrió y dejó el auricular en su lugar antes de volverse hacia su esposo para abrazarlo y besarlo dulcemente.
- ¿Sabes, Heero? A tu lado soy muy feliz.
- Yo también amor, yo también.

FIN

Contesto:
Ely Chan que bueno que te gusten mis fics, perdona la demora.

SakuraChan Bueno, la historia no sería lo que es s Dúo no aprende a amar a Heero de verdad y no se puede ir a medio oriente a buscar combustible, de seguro tratan de usarme para las guerras que hay por allá.
dAKilianKizwwell Gracias, no todos los días me dicen lo mismo.
gabychan Al fin se arreglaron todos, aunque me parece que está un poco abierto el final.
LUST he actualizado un poco tarde, pero espero que te haya gustado el final.
Hikaru Itsuko Lento pero seguro,
Hechicera Gracias, en realidad imaginación tengo mucha, pero se me dispersa para todos lados y por eso me demoro en actualizar
Shanty Moito obrigado (es todo lo que sé decir en portugués y ni siquiera sé si está bien escrito) espero que te haya gustado el resto de la historia también.
mikeas Bueno, alguien debe sufrir en una historia de amor ¿no?
Paty Si, regresé al mundo de los G-Boys porque son los que más lindos encuentro, espero que te haya gustado toda la historia y que me sigas leyendo en mis otros fics.
Bueno, si alguien se me ha quedado en el tintero, ruego que me perdonen, no bajé todos sus comentarios ya que el internet se me botó en huelga y he tenido que ir a un ciber a subir mis historias (creo que es el pc el malo o quizás está enojado porque sigo en rosa), los quiero mucho a todos y espero que me sigan leyendo.
Wing Zero.

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