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El Último Zorro por HarukaChan

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Notas del capitulo:

*Perdón por la tardanza, pero ustedes saben. Diciembre, te arrastran a la vida social y eso (?)

 

*El capítulo está un poco revuelto, desordenado, pero es así, tranquilos, lo explicaré más detalladamente en el próximo <3

 

*De antemano muchísimas gracias por seguir la historia, espero estar haciendo un buen trabajo con los personajes <3

Esa mañana Naruto había despertado temprano, tenía toda la intención de ir a ayudar a Gaara con el jardín, y sabía que el mayor impedimento sería Sasuke. Tampoco pensaba huir ese día como el anterior, no estaba haciendo nada malo, así que no veía una razón para ocultar lo que quería hacer. No iba a sentarse, ni a quedarse como un simple prisionero. Él también quería ser parte de la sociedad, incluso si era la de los beast.

Salió de su habitación vestido con una franela naranja, pantalones negros y unos zapatos cerrados del mismo color. Las escaleras se le hicieron interminables, al igual que el camino hacia el comedor, en donde consiguió a ambos hermanos azabaches comiendo el desayuno con calma.

—Buenos días, Sasuke, Itachi. —su voz era totalmente tranquila, segura. Estaba completamente concentrado en lo que quería conseguir. Ya era suficiente de quedarse en casa con los brazos cruzados y sin nada que hacer.

—Buenos días, Naruto. ¿Aprendiste tu lección sobre huir de casa? —la voz del menor de los Uchiha era tan cortante como siempre. No estaba molesto pero le preocupaba que el rubio fuese a tomar la mala costumbre de escapar de él.

—Buenos días —Itachi Uchiha bebía un poco de café, ignorando por completo los problemas maritales de su hermano. —Siéntate, una de las sirvientas traerá tu desayuno también. —

—No tendría que huir si no me quisieras encerrar aquí. —cuando el mayor de los lobos le ofreció asiento, lo aceptó algo dudoso. —Gracias… —un pequeño suspiro escapó de sus labios después de sentarse. —Quiero ir a casa de Gaara de nuevo hoy. Voy a ayudarlo con sus flores. —

—Si quieres flores puedo mandar a traer todas las que quieras aquí. No es necesario que vayas a donde ese sujeto tan molesto. —no tenía ninguna intención de dejarlo salir, mucho menos al hogar de uno de sus rivales. Era como enviarle carne fresca al enemigo.

—No necesito que las traigas, Gaara me ofreció trabajo allá. Ya lo he aceptado, así que no hay mucho que discutir. —y aunque decía eso tenía la extraña necesidad de querer hacer que aceptara.

—No. Si quieres trabajar con flores puedes hacerlo aquí. —el ojinegro no iba a dejar que el pelirrojo lo adelantara. Únicamente él se iba a hacer cargo del rubio, ninguna otra persona debía tocarlo, porque le pertenecía desde el momento en que nació.

—Yo quiero cuidar las flores de esa persona que tanto las quiere, no las de una que piensa que todo puede ser solucionado con dinero. Si no te gustan no las compres. Y mucho menos como excusa para mantenerme encerrado. —no podía dejar llevar por el semblante serio de Sasuke. Debía imponer sus dedeos también.

—Deberías dejarlo hacer lo que quiera. De todas formas regresara a ti una y otra vez, así que ¿cuál es el problema? —Itachi ya estaba cansado de esa estúpida e innecesaria discusión. Todos sabían lo imposible que era mantener a un animal libre encerrado. Además, lamentablemente mucho de los que eran encerrados morían.

—Grr… —un gruñido escapó de los labios del pelinegro que estaba evidentemente molesto. No había pedido la opinión del mayor y mucho menos le daría la razón al zorro que parecía tan entusiasta ante la idea de abandonar su hogar. —Bien. Pero tendrás que regresar antes de que oscurezca, en caso contrario yo iré a recogerte. —

—¡Bien! ¡Gracias, Sasuke! —una radiante sonrisa se adueñó de sus labios. De verdad que era un alivio poder salir de allí. No le molestaba el lugar ni las personas de allí, pero era simplemente el hecho de no querer ser inútil. Ya estaba allí de manera gratuita, y no había una verdadera razón que lo inspirara a permanecer de esa manera.

Un suspiro de resignación escapó de los labios del lobo que no tenía ninguna emoción por compartir al ojiceleste, pero mientras no estaba pensaría en una mejor forma de ganarse su simpatía. Pero como sabían, Sasuke Uchiha no era reconocido por su paciencia, y él mismo estaba consciente de que si se descuidaba terminaría tomando a su “esposa” por la fuerza. —Más te vale que no estés pensando en darle tu vientre a ese maldito marsupial.  —

—¿Ah? Yo no quiero que nadie utilice mi vientre… —sabía que pedía demasiado, había estado analizando lo que el pelirrojo le había dicho el día anterior y todo en su mente le indicaba que la única manera de hacer que respetaran sus decisiones sería dejar que lo utilizara. El lobo lo que necesitaba era su vientre, sus órganos internos, por lo tanto si se lo daba sería libre.

—Esa queja es inútil. Tendrás a mis cachorros, quieras o no, es tu destino así que resígnate a él. —el lobo no tenía nada de tacto cuando se trataba de expresar sus necesidades. Tarde o temprano Naruto se acostumbraría a la idea y terminaría por aceptarlo.

—Basta ya de tonterías, no me dejan ni siquiera disfrutar de mi desayuno. Si van a discutir váyanse a alguna de sus habitaciones o simplemente por allí. —el gruñido de su hermano menor no lo sorprendió, tampoco la disculpa por parte del zorro.

 

El desayuno del rubio le fue llevado por Sakura, que le dedicó una pequeña sonrisa antes de retirarse. El zorro se dedicó a disfrutar de la comida, por fin había conseguido lo que quería. Cuando se ponía a pensarlo detenidamente, él no tenía que mantenerse callado, era verdad que era un beast, y uno con un futuro difícil, pero no podía perder su esencia.

Itachi se retiró antes de que terminara, dejándolo solo con el azabache que se suponía era su pareja. Aún no podía verlo de esa forma, pero comenzaba a aceptar la idea de tener que vivir con él, compartiendo el mismo techo y posiblemente en días siguientes la cama.

—Eres  muy lento y comes demasiado. —declaro el azabache mientras lo observaba comer.

—Está delicioso y quiero disfrutarlo. —anunció, antes de beber del vaso que tenía al frente. La verdad era que el estrés del día anterior había despertado su apetito y su instinto le pedía que lo atendiera.

—Mm… Por lo menos eso quiere decir que te has adaptado a la vida aquí. Es un gran avance. —ya había completado la primera fase, y era precisamente que se sintiera cómodo en su entorno.  Ahora, venía la siguiente fase: adiestrarlo para que se hiciera a la idea de que le pertenecía. El lobo tenía muchas ganas de hacerlo suyo lo antes posible.

—Cuando no veo este lugar como una prisión, es bastante confortable. Imagino que es porque me da la sensación de que no tengo nada de especial, es más fácil de esa manera cuando no tengo que sentirme diferente a los demás. No espero que lo entiendas, porque después de todo, no soy más que un útero para ti. —aquellas palabras sonaron tan mecánicas como las había imaginado.

—Yo no he dicho eso. —era verdad que el interés primordial para todos los beast era el reproducirse, era esa la forma en la que se habían criado, siempre pesando en tener una reproducción segura, porque la sangre lo era todo.  Pero, no iba a negar una atracción más personal hacia el rubio. Porque esa no era la primera vez.

—Eso es lo que me has demostrado, y para mí no hay más verdad que esa. —era obvio que a pesar de ser bastante infantil, Naruto estaba tomando las riendas de sus intereses. Al final estaba solo, y debía velar por su propio bien, no él de los demás. Había decidido entrar al mundo de las bestias, y ahora debía correr con las consecuencias de ello.

—Entonces, recapacita sobre ello. Porque al final de todo es culpa de tu mala memoria. —con esas palabras se levantó con el ceño fruncido para poder retirarse de la cocina a pesar de que no había terminado de comer. En verdad empezaba a preocuparle la falta de memoria del rubio, porque no recordaba el pasado, no recordaba la infancia que en algún momento les había pertenecido a ellos. 

 

El zorro se había quedado pensando en las palabras del contrario por un buen rato, no las entendía, ni siquiera tenía algún indicio de a lo que se estaba refiriendo. Por otro lado, estaba esa primera impresión que había tenido de él, había sido una atracción momentánea, como si de algo antiguo se tratará. Y aún, en esos momentos tenía la sensación de un recuerdo lejano, muy lejano de ese cabello azabache.

—Deben ser imaginaciones mías, no hay manera que hubiese olvidado un carácter como ese… —pero muy en el fondo sabía que había una parte de su memoria oscurecida por un triste escenario. ¿Sería el lobo parte de esa oscuridad? No lo sabía, y no quería entenderlo en esos momentos.

Su mirada celeste se dirigió hacia el reloj de la cocina, por lo que se apresuró a salir de la mansión corriendo con todas sus fuerzas.  No quería llegar tarde a su primer día de trabajo.

 

Sasuke Uchiha se encontraba en su habitación, observando por la ventana que daba al frente cómo su pareja abandonaba el hogar. —Eres tan egoísta yéndote así. Tú definitivamente no deberías ver a nadie más que a mí. —respiró profundamente, cerrando sus orbes por un momento. Estaba invocando un pasado demasiado lejano.

Sasuke-kun no sonríe muy a menudo, deberías hacerlo mucho, mucho más~ un pequeño Naruto sonreía mientras miraba a su compañero de juegos.

Eres muy molesto, no sé por qué siempre vienes a jugar conmigo. sentenció el mayor de ambos. Sasuke era mayor que el rubio, pero éste siempre lo visitaba. Sus padres eran muy amigos.

Para que no te sientas solo, es obvio. Yo siempre vendré a acompañarte, así que definitivamente tienes que sonreír. el pequeño zorro siempre estaba sonriendo, mostrando su enorme felicidad al mundo.

No olvides lo que estás diciendo, pequeña molestia una pequeña lamida en la mejilla, hizo que el pequeño rubio se apresurara a sus brazos, donde lo recibió con una sonrisa satisfecha.

Claro que no, mamá dice que puedo estar por siempre contigo si así lo quiero. ¿No quieres? —.

Eres mío, no tengo que responder eso para hacértelo saber.

Un suspiro pesado escapó de los labios del menos de los Uchiha, saliendo de ese buen recuerdo del pasado. —Eras tan endemoniadamente lindo, aún estoy esperando que recuerdes y me digas que no te irás con nadie más. —decir que Sasuke tenía una personalidad complicada era poco para expresar la realidad. Solía pasar cuando una persona estaba sentimentalmente frustrada, él quería a Naruto en una bandeja de plata, pero el menor no se lo estaba poniendo nada fácil.

 

Por otro lado, Gaara estaba sentado en el jardín sobre una silla de mimbre. Naruto recién llegaba, por lo que le había dado una braga beige junto con una camisa verde que podría ensuciar todo lo que quisiera. Y en esos momentos lo veía trabajar arduamente con las margaritas. Realmente había sido una buena idea pedirle ayuda, así lo podía alejar del lobo y tenerlo para el mismo.

Al final, el pelirrojo también era un macho y tenía sus necesidades, las cuáles prefería que cumpliera una persona como el rubio, que siempre sonreía, que siempre estaba iluminando el camino por donde iba. En esos tiempos era un alivio ver que no había perdido la pureza propia de un  niño. —¿Cómo vas? ¿Han sido cuidadas apropiadamente hasta ahora? —el marsupial, sonreía levemente, entretenido con el contrario.

—¿Eh? Sí, tienen unos tallos fuertes y de un color verde brillante. Las hojas carecen de cualquier plaga o muestra de algún hongo. ¿Quién las cuidaba antes? —preguntó con evidente curiosidad, era obvio que la persona que lo había hecho tenía grandes conocimientos en esa área. “Un viejo amigo” por el tono que el contrario había utilizado, decidió no preguntar. Por alguna razón tenía la impresión de que esa persona ya no caminaba entre los vivos.

—Estoy confiándote las flores que él tanto quería, en los últimos tiempos yo las he cuidado pero no soy tan bueno como él. Incluso algunas flores se secaron por mi culpa. Porque después de todo alguien sumido en la oscuridad nunca podrá traspasarle calidez a las plantas.

—Yo… No creo que seas una persona sumida en la oscuridad, porque tu mano es cálida, al igual que la mía. Eso quiere decir que tienes calidez para dar ¿No? —una radiante sonrisa volvió a asomarse en los labios del rubio, que ahora miraba al pelirrojo. Él siempre lo estaba ayudando, tratando como a cualquiera, y eso era más de lo que había recibido desde que lo arrastraron a “ese” mundo.

Inevitablemente una sonrisa se formó en los labios del pelirrojo, había una sola persona en el mundo que podría decirle eso y era precisamente el rubio frente a él. —Lo dices porque eres demasiado radiante y trasmites calidez a todo lo que tocas.  —<<Siempre has sido demasiado brillante después de todo>> pensó para sí el poderoso marsupial.

—No sabía que Gaara fuera tan pesimista~ —comento tranquilamente mientras trasplantaba  una de las flores a otra maseta. —Yo creo que todas las personas tienen una luz diferente, y he podido sentir la tuya cada vez que estoy cerca de ti. Es muy cálida. —

—¿Y la luz de Sasuke? ¿Él también tiene luz? —era inevitable que ese lobo apareciera en sus conversaciones. Sabía muy bien que aunque el rubio no lo estuviese demostrando del todo, ya había caído en el hechizo de ese hombre que no hacía más que arruinar toda esperanza que tuviese en él. Le recordaba lo mucho que quería proteger al rubio, por eso jugaría bien sus cartas y no perdería ante alguien como él.

—Él… La luz de Sasuke es fría, y de alguna manera también cálida. Es como cuando el sol está cubierto por nubes —una risa escapó de sus labios al no saberse explicar muy bien y con el dedo índice rascó su mejilla. —Creo que no me he explicado de la manera correcta. —

—Lo he entendido. Es porque los lobos son grandes mentirosos. —estaba encantado con la buena percepción que tenía el  rubio. Eso era algo que no había perdido. “Eso es bueno, entonces. ¿Por qué preguntaste por él?” la pregunta lo hizo volver a su inexpresivo rostro. —Estás bajo su techo, me preocupa que seas engañado, eso es todo. —

—¿Ves? Es por eso que tu luz es cálida. Eres una buena persona, Gaara. —le dedicó una nueva sonrisa al contrario. Entendía su preocupación, él mismo tenía esa sensación de correr peligro todo el tiempo cuando estaba a merced del azabache. —¿Pero sabes? Tengo la sensación de que los lobos también necesitan comprensión. —

—Pienso que eres muy ingenuo, y espero que no te conviertas en la caperucita del Uchiha. —se levantó con tranquilidad para acercarse hasta donde estaba el zorro y agacharse a su lado para acariciarle la cabeza.

 

¡Eso no es problema tuyo si se convierte en mi caperucita o no, maldito marsupial! —el enorme lobo negro no había soportado la idea de quedarse en casa esperando al rubio que podía estar cayendo en las trampas de su rival. Fue tomando forma humana y su oscura mirada se posó casi de inmediato sobre el menor de los presentes.

—Y yo que pensaba que podría disfrutar de Naruto un rato más. —un suspiro pesado escapó de sus labios para después acariciar nuevamente la cabeza del rubio antes de levantarse. —Aunque esta no es ni siquiera una batalla.  Tú perdiste desde el comienzo, perro. —fijó sus orbes azules en los negros del azabache, era obvio que la tensión existía.

—¡Grr! ¿Quién te crees? Él siempre me ha pertenecido, resígnate, basura. —el azabache dio un paso hacia el pelirrojo que se mantenía totalmente sereno. “Él está huyendo de ti, y yo soy la persona con la que quiere estar.” Ante esas palabras que hicieron explotar sus celos tomó rápidamente al contrario por el cuello, alzándolo.

—¿Molesto, perrito? No tengo porque caer en la violencia con alguien que no es sincero con sus sentimientos. —posó su diestra entorno a la muñeca del contrario, y la apretó lo suficientemente fuerte como para que lo soltara.

El rubio había estado en shock por algunos momentos, pero cuando reaccionó se puso entre ambos hombres, quedando frente a frente con el lobo. —¡Ya basta! Voy a regresar contigo, así que por favor no lo lastimes… —no quería verlos pelear, mucho menos por su causa. Si el pelirrojo salía herido no se lo perdonaría.

Sasuke ahora estaba aún más cabreado que nunca. Le soltó una bofetada que resonó en el jardín, pero de inmediato reaccionó. ¿Qué acababa de hacer? —Y… Yo… —

El pelirrojo abrió sus orbes por un momento, nunca se hubiese esperado eso, y ahora la impotencia lo estaba invadiendo. —Por favor, retírate de mi casa. —se había posicionado frente al rubio de manera protectora. Estaba molesto, tan molesto que pensaba caer en la violencia. Pero no lo haría, porque sabía que lo que menos necesitaba el zorro era otra persona sin mente.

—Estoy bien, Gaara… —no tardó en posar la mano sobre el hombre del pelirrojo, dedicándole una sonrisa. Nunca pensó que el golpe de una persona pudiese dolerle tanto en el pecho. “Yo… Lo siento…” le escuchó susurrar al azabache, era la primera vez que algo así se le salía de los labios. Pero era suficiente para él. —Creo que volveré mañana, ¿está bien? —

No podía creer que el zorro de verdad fuera a dejar pasar eso por alto. —Muy bien, pero si vuelve a tocarte un pelo vuelve aquí. Yo nunca te golpearía, porque definitivamente no soy un monstruo. —dijo, refiriéndose de inmediato al lobo que ni siquiera lo miraba. Si no fuese porque el rubio estaba allí, ya se hubiese peleado con el lobo. “Está bien”.

El lobo nada tenía que decir frente a ese marsupial, por lo que antes de que el rubio pudiese acercarse más al contrario lo tomó en brazos. Y a pesar de que se resistía, él lo superaba en fuerza y tamaño, por lo que no le fue difícil salir de ahí dando grandes zancadas. Le dedicó una última mirada al azabache que tenía en la mirada escrito un: “te mataré” pero en esos momentos hasta él sentía vergüenza de sí mismo.

 

El rubio pronto tuvo los pies sobre el suelo, pero su mirada seguida fija en el rostro del lobo, a pesar del dolor en su mejilla no podía evitar sentir algo de ternura. Por primera vez había visto el arrepentimiento en los ojos de Sasuke, ahora ya tenía claro que no era una persona completamente libre de sentimientos. —¿Ya entraste en razón? —

La voz del zorro lo sacó de sus pensamientos, aún buscaba la manera correcta de excusarse, pero la verdad era que no la había. —Sí, tienes la mejilla roja. —con lentitud tomó el rostro del rubio para dar pequeñas lamidas en la zona. Con eso le estaba dando a entender que lo sentía, el haberle pegado realmente nunca había sido su intención pero se había descontrolado.

—¿Eh?... —un intenso sonrojo cubrió sus mejillas, y los latidos descontrolados de su corazón provocaron la aparición de sus orejas junto a su esponjada cola, que se movía nerviosamente. —Sé que no querías hacerlo…  No lo harás nunca más ¿Verdad?... —las lamidas y los pequeños besos en sus mejilla eran suaves, cariñosas, por lo que no podía evitar perderse en ellas.

—Nunca volveré a pegarte de esa manera. —su instinto animal era más fuerte que su orgullo en esos momentos, así que no podía pensar en nada más. Sujetó firmemente las mejillas del contrario, antes de juntar sus labios en un suave beso. No presionó al rubio por lo que pronto se separó de él, dedicándole una pequeña caricia en las orejas.  “Espera” fue detenido por el rubio antes de que se retirara hacia su habitación. —¿Qué ocurre? —

—Sasuke… ¿Cuál es tu verdadero rostro? ¿Es acaso la persona cruel que me golpeó o esta?... —estaba cansado de siempre ser engañado por todos a su alrededor, hasta ahora el único que no le había mentido era el pelirrojo pero el lobo le estaba haciendo difícil la convivencia con él. Quería aclarar las sombras que rodeaban su vida en esos momentos.

—Depende ¿Cuál quieres que sea mi rostro? —la pregunta lo había sacado de onda por unos momentos. En realidad no es como si en realidad tuviese un rostro definido, tanto la parte mala como la parte buena era suyas. —Haces unas preguntas muy extrañas, zorro —con lentitud depositó un beso en la frente. —No olvides que me perteneces, no a ese estúpido marsupial. —

—Si yo pudiese escoger entonces no sería verdaderamente tu elección. —un pequeño suspiro escapó de sus labios al escucharlo.  —Las bestias son muy extrañas en ese sentido… ¿Cómo un ser puede pertenecerle enteramente a otro? ¿No es eso un tipo de esclavitud? El querer manejar mi vida hasta ese punto, no creo que eso sea un tipo de amor. —

—El raro extraño eres tú, que aún no se rinde. ¿Debería embarazarte desde ahora? —susurró con voz gruesa el lobo cerca del oído de su pareja. Simplemente lo estaba probando, y el estremecimiento que le mostró fue suficiente como para hacerlo conformar por un rato. —Me tienes bastante miedo, al parecer. —le dedicó una última sonrisa antes de retirarse por el pasillo.

 

El zorro estuvo observando la ancha espalda del macho hasta que lo perdió de vista, ese tipo carecía completamente de tacto. No tardó en dirigirse a su cuarto, y al sentarse en la cama sus orbes celestes de fijaron en la ventana de nuevo.

—Todavía tengo una oportunidad para volver a ser libre… —podía escapar, correr muy lejos o simplemente perderse en el bosque con su forma animal. Nadie había más astuto que un zorro, ese era el pensamiento que tenía en esos momentos.

 

La puerta de la jaula está abierta.

¿El zorro saldrá o se quedara dentro?

La puerta de la libertad lo tienta

¿Sera libre o vivirá prisionero? 

Notas finales:

*Feliz Navidad y año nuevo para todos mis queridos lectores, espero que santa les haya llevado los semes o ukes que pidieron <3

 

*Gracias por leer, y espero con ansias su reviews 


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