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El Último Zorro por HarukaChan

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Notas del capitulo:

*Lamento la tardanza, he tenido algunos problemas de salud que me han impedido publicar antes. -por culpa de eso también el capítulo ha sido corto- 

 

*Me disculpo de antemano, ya que sigo en tratamiento y mis clases empezaran el 18. Aun así, intentare seguir publicando regularmente. 

 

*Gracias por leerme <3 sus reviews siempre me hacen el día/tarde/noche 

Naruto miraba el vacío con tranquilidad, sólo tenía que saltar para escapar de esa persona que lo retenía. ¿Pero no era él el que había decidido quedarse en primer lugar? Ya ni siquiera quería pensar en eso.

Cerró sus ojos, sintiendo cómo su cuerpo se deformaba hasta su estado más animal. Fue con esa pequeña y estilizada forma que saltó, cayendo por suerte de pie, aunque debía admitir que el impacto había causado cierta molestia en sus articulaciones. Miró a ambos lados antes de echarse a correr en dirección a la salida. Recordaba perfectamente el camino hacia la mansión de Gaara, y era allí a donde iría. Porque el pelirrojo era el único que no le había mentido hasta esos momentos.

Estaba escapando por decisión propia, estaba liberándose porque así lo quería… Entonces… ¿Por qué no podía sacarse la imagen de un Sasuke decepcionado de su mente? ¿Por qué simplemente no podía dejarlo atrás?  Esa era una respuesta que no podía aclarar en esos momentos.

Las calles le parecieron demasiado amplias y largas, aunque corría con todas sus fuerzas parecía no alejarse mucho de la mansión. Era verdaderamente un problema tener extremidades tan cortas. Pero por supuesto, todo podía empeorar, y eso notó el zorro cuando escuchó ladridos hacia él. Un par de enormes y peludos perros se estaban acercando a él…

Lanzó un chillido antes de empezar a correr por la calle, pasaba lo más rápido posible entre las personas que inmediatamente se apartaban de su camino o gritaban. El mundo era muy distinto cuando se era un animal, después de tanto tiempo se daba cuenta de la razón por la cual sus ancestros debieron evolucionar, creando a las bestias actuales. Para sobrevivir era necesaria la evolución.

 

Dentro de la mansión Uchiha, el menor de los lobos observaba por la ventana con aires pensativos. Su ceño fruncido y sus orbes negros oscurecidos demostraban la amargura de la que era presa en esos momentos. No entendía por qué el zorro le estaba poniendo tantos problemas para hacerlo suyo.

—Parece que volvió a escapar tu linda esposa ¿No irás tras ella, “hermanito”? —preguntó el mayor de los azabaches mientras se acercaba con una sonrisa ladina. Obviamente estaba allí con el único objetivo de molestar al menor, que parecía cada vez más frustrado.

—Él decidió irse por su cuenta, sería estúpido si aun así decido seguirlo… Cuando se calme volverá, no tengo ninguna duda con respecto a ello. A diferencia de ti, yo tengo mucha seguridad en mi atractivo. —no pensaba mostrarle en ningún momento su debilidad. Sabía que su hermano mayor podía convertirse en su peor enemigo, así que ni siquiera podía relajarse en su casa.

—¿Tan seguro estás? Porque a mí me parece que Gaara te lleva uno cuantos pasos cuando de atractivo hacia el zorro se trata. Pero es tu culpa, debiste hablar claramente con él en vez de ponerte en modo “tsundere”. —resaltó aquella palabra con toda la intención de cabrear más al pequeño lobo, que casi de inmediato le respondió con un gruñido. —Calma, calma, pequeña bestia. —

—¡Cállate! Ya empiezas a molestarme en serio. Nunca perderé contra ese maldito marsupial. ¡Qué te quede muy claro! ¡Sasuke Uchiha nunca pierde! —aunque más precisamente estaba seguro de que no perdería contra Gaara. Ni siquiera en el pasado ese estúpido pelirrojo lo había vencido.

—Mira que eres fácil de leer. ¿Qué? ¿Vas a golpearme al igual que a tu esposa? —ver al contrario morderse la lengua y simplemente gruñir, sonrió complacido. Esa era la expresión que quería ver en el menor de su clan, esa frustración mezclada con dolor. Definitivamente era algo que no podía degustar todos los días. —De todas formas deberías ir a buscarlo. No está acostumbrado a ver el mundo desde la perspectiva de un zorro. —

—¿Ah? ¿No me escuchaste antes? —la paciencia del menor de los Uchiha empezaba a desbordarse.

—Lo hice, pero yo sé algo que tú ignoras. ¿Dejaras que tu esposa sea comida para los perros salvajes? —una sonrisa ladina volvió a aparecer en sus labios, signo de su seguridad.

—¿A qué te refieres con eso? —levantó una ceja, intrigándose ante las malditas insinuaciones del ojirrojo. Odiaba los juegos, y muchos más las sorpresas. La ignorancia no era sinónimo de tranquilidad, él lo sabía muy bien. “Pues, hasta donde sé los perros salvajes se han ido acercando cada vez más a nuestro territorio. Incluso los sirvientes han visto algunos en nuestra entrada”.

La vista del más bajo correr hacia su habitación lo hizo sentirse aún mejor. —Si no te apresuras, te lo van a robar. Es así de simple, un descuido y tu caperucita roja terminara con el leñador. —ahora que estaba de tan buen humor iría a reunirse con los demás miembros de Akatsuki, la organización de mayor rango dentro de los Beast, únicamente superados por los ancianos, de la cual también era parte.

 

El menor de los lobos había corrido hacia su habitación, tomó su celular, marcándole a la única persona que podía aclararle si debía salir corriendo en busca de Naruto o tranquilizarse y tragarse su amargura. —Hey. ¿Naruto está contigo? —

—¿Ah? No, fuiste tú quien se lo llevó si mi memoria no me falla. —Gaara estaba sorprendido de recibir una llamada del lobo, pero ahora estaba más interesado en saber la razón de tal pregunta. —¿Volvió a escapar hacia mis brazos? —

—Debería haber llegado ya, pero por tu respuesta, creo que seré el príncipe azul esta vez. No te metas en mi camino a menos que quieras salir destrozado. —sabía muy bien que no era momento de ponerse a pelear, pero su instinto no lo dejaba dejarlo por las buenas.

—No te tengo miedo, perro. Si tantas ganas tienes de qué deje de meterme, gánate el puesto que se supone tienes. Basura. —cortó inmediatamente la llamada, antes de llamar a Kankuro. Por ese día le echaría una mano a ese estúpido canino que parecía tener demasiados dientes y poco cerebro.

—Maldito… —lanzó el celular a la cama, antes hacer su propia regresión. Ya estaba más que acostumbrado a la visión del mundo desde los ojos del lobo, por lo que sin esperar empezó a correr. Todas las puertas ya estaban abiertas, y es que el malcriado joven no tenía ninguna duda de que su servicio doméstico actuaría sin tener que dar la más mínima orden.

Por otro lado el zorro había sido capturado, y en esos momentos lo dentro de una jaula. El edificio en el que se encontraba parecía ser un viejo almacén, había mercancía oculta por telas hacia donde su mirada daba. “Vaya, Vaya. Solamente salimos a pasear y nos encontramos con el último zorro”. La mirada del canino inmediatamente subió hacia la persona que le hablaba, un chico de unos 16 años, por su olor podía definir que era un perro. —Hicieron de mi huida un secuestro. —

—¿Secuestro? Oh no. Simplemente pensamos tenerte un momento en este lugar, luego serás vendido al mejor postor. ¿Qué querrán hacer con el preciado zorro? ¿Un abrigo? ¿Un esclavo sexual? Yo creo que la segunda es más probable. —no tenía ninguna buena intención con el último zorro.

—¿Y por qué haces esto? ¿No conseguirías más dinero pidiendo un rescate por mí a los Uchiha? —no tenía ganas de ser vendido como esclavo, mucho menos de ser convertido en un abrigo. Simplemente quería volver a casa en esos momentos.

—Podría ser, pero sería más entretenido, ver cómo se retuerce el pequeño lobo por haber perdido lo que tanto quería. ¿No es eso mejor? —con tranquilidad tomó asiento en una silla de madera a un lado de la jaula. Estaba esperando que su intermediario llegara para poder deshacerse de ese molesto paquete.

—¿Querer? Sasuke Uchiha no me ve como algo más que una incubadora. Así que no creo que sufra ni un poco por perderme. —en esos momentos un recuerdo del pasado azotó su mente.

Siempre estás siendo amable con todos, eres molesto. —le había dicho el azabache después de una pelea. —únicamente debes ser amable conmigo, Naruto. —

—Sasuke-kun es muy celoso~ Hay que ser amable para que los demás sean amables contigo. Por supuesto que quiero más a Sasuke que a cualquiera. —había dicho un pequeño rubio.

—Cállate. Me perteneces y debes ser lindo solamente conmigo. —con suavidad había mordido una de las mejillas ajenas, evitando que éste le pusiera atención a su leve sonrojo.

 

Había recordado… Algo muy lejano, pero que le traía una extraña sensación en esos momentos. El aullido que resonó en el lugar lo sacó de sus pensamientos en esos momentos. —¡Sasuke! —llamó rápidamente. Su corazón se había llenado de una ansiedad incontrolable. Ahora entendía un poco más… Había cosas que seguían en la oscuridad, pero seguramente las recuperaría después.

El imponente lobo entró rápidamente más molesto que nunca y pronto sus dientes se encontraron con el pelaje de un perro que se había metido en su camino. Inmediatamente los gruñidos empezaron a escucharse mientras ambos animales se lanzaban mordiscos, intentando imponerse sobre el otro.

El zorro temía por el lobo, aunque éste llevaba evidentemente la delantera. Y pronto tuvo al perro llorando bajo su imponente cuerpo. Lo soltó, dejando que éste corriera fuera del lugar mientras tomaba forma humana nuevamente. Pronto el mismo Sasuke se encontraba volviendo a su cuerpo natural.

—Tuviste una mala idea al intentar huir de esa forma. ¿No te dije que tuvieras cuidado? —estaba sumamente molesto, pero pudo hacer su fastidio a un lado para poder liberar al zorro de la jaula, que rápidamente se arrojó a sus brazos y le lamió la cara.

Parecía que el mayor estaba sorprendido, pues no reaccionó ante sus lamidas. Había temido que por su culpa el azabache resultara herido.  —Me alegra tanto que estés bien… Lo siento, no volveré a huir… Así que no te arriesgues de nuevo por mi culpa… —

—¿Ah? Ya, ya… Deja de lloriquear, me vas a mojar la ropa, zorro idiota. —con suavidad acarició la cabeza del pequeño animal que se resguardaba entre sus brazos. Aunque no fuese a decírselo, estaba feliz de que se estuviese preocupando por él.

—Eres tan poco honesto que pensé que realmente te desagradaba. Pero solo estabas molesto ¿No? Porque yo te había olvidado… Lo siento… Siento no recordar muchas cosas. —

—¿Por qué te disculpas por eso? Soy yo quien te ha tratado mal desde el inicio en vez de decirte lo que realmente quería. Déjalo así, regresemos a casa. —una pequeña sonrisa se había alojado en los labios del lobo, que mantenía firmemente a Naruto contra su pecho. No volvería a dejar que se fuera de su lado.

—Porque yo lo olvidé… —sus pequeñas patas estaban haciendo presión contra el pecho del azabache. Y entonces el pensamiento que estaba esperando llegó a su cerebro: ¿Cómo alguien tan cálido puede ser malo? No había una razón para pensarlo.

—Si quieres que te perdone, entrégate a mí de una vez por todas. Tú no tienes un destino que no sea a mi lado. —el menor de los Uchiha había salido sin ningún problema del almacén, y ahora saltaba de techo en techo hacia sus dominios.

—Sasuke eres bastante malo… Diciendo eso cuando pensaba que no eras tan malo… Eres increíble. —un pequeño suspiro escapó de sus labios, antes de que se acomodara sobre el pecho ajeno. El lobo no era bueno o malo, el lobo, era, simplemente, un lobo…

—Pensé que ya te habías acostumbrado a eso. —entró por la ventana que había usado el zorro para escapar y tranquilidad lo dejó sobre la cama antes de acostarse con calma a su lado. Estaba de mal humor por no haber podido dormir su siesta como le correspondía.

—Como siempre eres un total misterio para mí. Aunque realmente no me importa, sólo debo ser obediente y quedarme aquí ¿no?... —el zorro se mostraría un poco más manso, había decidido que esa era la mejor manera de mostrar sus cartas de forma correcta. Al final, daría  a luz y sería libre… Porque eso era todo lo que los beast necesitaban de él.

 

Sasuke no se movió cuando el rubio volvió a tomar su forma humana. Era una tortura tener que estar en la misma cama que la persona a la que quería devorar. Pero por ese día se contendría. —Mañana habrá luna llena, así que ni siquiera tú, el último zorro podrá huir de mí. Es así como son las cosas.

Naruto quedó totalmente confundido ante la advertencia que le estaba haciendo el lobo. Pero simplemente sonrió, y cerró los ojos. Ya estaba condenado de todas formas. Parecía que su mentalidad no podría cambiar a las bestias, pero mientras estuviese vivo no se rendiría.

 

 

Lejos de allí, Gaara estaba sentado sobre su sillón favorito, y frente a él un demonio de Tasmania se movía inquietamente, comentándole sobre un encuentro interesante.

—Así que está haciendo sus jugadas de esta manera. ¿Estás seguro que el perro que se llevó a Naruto es seguidor de los lobos? —preguntó el pelirrojo, sonriendo ladinamente. Ahora tenía la última pieza, no importaba cuán sucio quisiera jugar Sasuke, él no le permitiría hacer lo que quisiera.

—Más que seguro, Gaara. Lo vi correr hacia la entrada del templo que da hacia los terrenos de los Uchiha. No pude infiltrarme dentro por la gran cantidad de perros que hay por allí, pero estoy muy seguro de que se encontró con alguno de esos tramposos. —

—Buen trabajo, como siempre Kankuro. Como no puede ser un príncipe por sí solo, va a forzar las situaciones. Siento un poco de asco al pensarlo, llegar tan bajo…  Definitivamente no dejaré a Naruto en sus manos. —sentía cierto ardor en la garganta, posiblemente por la rabia que le generaba en esos momentos pensar que ese lobo pudiese estar tocando al rubio. Si ese hombre no pensaba ser serio, él le demostraría lo fácil que se podían perder las cosas.


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