Los cálidos rayos del sol daban la bienvenida al amanecer que perezosamente se hacía presente en las tierras de Kuroame
El olor a tierra mojada impregnaba el aire, se mesclaba como si fuera natural con el hierro que cubría el suelo
Los graznidos de las aves rapaces cubrían cada rincón del cielo, oscureciéndolo, mientras que muchos ojos admiraban complacidos el especulo que tenían en frente
Orgulloso guerreros eran testigos de la figura imponente de su líder sobre una montaña de criaturas muertas, mientras que esta comía llena de sangre un fruto de esas tierras, ella miraba el paisaje debajo de sus ojos y reía extasiada
- Mi señora Ana – llamaba un sirviente a la mujer que girando un poco la cabeza lo vio inclinado ante ella – la aniquilación del clan Bestia ha sido efectuada con éxito
- ¿puedes decir lo mismo de sus descendientes? – pregunto la mujer al ver como detrás de el sirviente dos niños asomaban sus rostros – ¿Qué me dices de ellos?
El hombre se levantó y tomándolos del brazo los empujo delante de la mujer, mientras que ambos niños la veían aterrorizados e inmóviles
- Son un obsequio para mi señora – dijo el sirviente entregándole a la mujer un par de brazaletes – ambos son descendientes puros, podrá recrear al clan bestia si los utiliza
- Como era de esperarse de uno de mis sirvientes – dijo la mujer revisando a ambos niños desde la punta de los cabellos hasta el último de sus dedos – has complacido a tu señora
Cuando los termino de revisar y ver que no tenían defecto alguno y podrían ser usados la mujer los tiro hacia el sirviente, el cual los puso a dormir y los cargo como si fueran costales de papas sobre sus hombros
- Bien, llévalos al clan y ponles unas lindas correas
El sirviente así lo hiso, se fue del lugar hacia su clan cargado de ambos niños y cuando llego a su clan se encargó de hacer todo en cuanto se le había ordenado
- Jajajaja esto fue más fácil de lo que pudo haber sido – decía la mujer mientras tiraba la pulpa de aquel fruto sobre el cuerpo de un hombre joven que yacía sin vida bajo sus pies – me has decepcionado Hildelgar, al final fuiste solo una marioneta mas
Para cuando el sol se había levantado sobre lo alto del cielo ocultado por las nubes permanentes, el clan Bestia había caído en la completa aniquilación por parte de los Verdugos Nocturnos
Ni un solo infante, anciano, recién nacido, ni siquiera animal o ser vegetativo del lugar había sido perdonado de todo aquello, todos habían perecido en las insaciables garras del clan de Ana, quien divertida buscaba una nueva excusa para exterminar a otro clan
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MIENTRAS TANTO EN EL CLAN DE LAS NUBES ACIDAS
- Revisen de nuevo todo el territorio si es necesario – ordenaba un rubio platinado quien tenía en manos un mapa de aquellas tierras – si no podemos encontrarlo para cuando acabe el día tendremos problemas serios
- Como ordene
Habían pasado muchas horas desde la desaparición de Cloer y también de Ziome, no habían podido encontrar a ninguno de los dos por lo que Saralegui comenzaba a desesperarse, algo dentro de su interior le decía que si no los hallaba sucedería una desgracia
- Saralegui – le llamo una voz que se ponía detrás suyo – te ves pálido
Al reconocer esa voz el Mangel se dio la vuelta de inmediato para ver a quien le llamaba
- ¡¡Ziome!! – grito sorprendido el rubio platinado
- Calma Saralegui – dijo la mujer al ver lo alterado que se veía su amigo – estoy bien
El rubio platinado al ver como la mujer se encontraba sin ningún rasguño ni herida respiro aliviado, pero ahora le llamaba la atención la niña que tenía en brazos, por lo que se acercó a e verla bien y pudo ver que era Rosmare, heredera del clan Sangre Turbia
- ¿Dónde habías estado? – pregunto esta vez calmado mientras se alejaba de ambas – pensé que te paso lo peor
La mujer sonrió al escuchar eso
- ¿estas sonriendo Ziome? – se sorprendió Saralegui al ver a su amiga mostrándose tan amable ante sus ojos – ¿en serio estas bien?
- Claro que estoy bien – dijo la mujer esta vez acariciándole con una mano la cabeza del magnel – ahora que la maldición ya no pesa sobre nosotros me siento viva de nuevo
- ……….. – el rubio platinado se quedó mudo ante ese hecho, ya que desde que el oráculo había perdido su pureza por alguna razón se sentía más liviano, más humano y no lo había notado hasta que la rubia lo había mencionado
- ¿te das cuenta de que todo este tiempo hemos sido nosotros quienes mantuvimos la maldición viva? – la rubia miro el cuerpo de su prometida y vio como este estaba lleno de heridas – todo este tiempo nos hemos envenenado nosotros mismos, desde el principio quien extendía la maldición era el oráculo
Cuando el rubio platinado se dio cuenta de la lógica de las palabras de la mujer cayó sobre un asiento que se encontraba cerca, no se había dado cuenta de ello, desde el principio habían sido engañados
Se dio cuenta de que el oráculo, aun pese de haberse destruido, Kuroame seguía intacta todos esos años desde un principio tan solo tenían que haberlo destruido para ser libres
Pero ahora se preguntaba quiénes fueron los que les habían engañado, aunque la verdad era bastante obvio quien lo había hecho
- ¡¡¡corrannnnnnnnnnn!!!
Un grito desesperado saco a Saralegui de su shock haciéndolo correr hasta donde se había escuchado ese grito, al llegar vio a esos seres blanquísimos atacando a los habitantes de esas tierras
Esas cosas habían llegado sin que se dieran cuenta, y ahora se encontraban devorando a todo lo que tenían frente a ellos, mientras que los soldados de Saralegui intentaban mantenerlos a raya para que los no combatientes pudieran ponerse a salvo
- ¡¡todos a sus posiciones!! – gritaba uno de los generales del ejército del magnel – ¡¡den prioridad a los---
Ni siquiera había terminado de dar su orden cuando una mujer de tés blanca destrozo su cráneo
Al ver eso Saralegui tomo su arma y se abalanzo contra aquella criatura, arremetió con su espada una y otra vez asestando golpes letales contra la humanidad de aquella mujer, mas esta no sentía las estocadas y solo lo miraba confundida
- ¡¡¡Apártate de esa cosa Saralegui!!!
Ziome quien había puesto a salvo a Rosmare y luego llego al lugar, lanzo una aguja al hombro del rubio platinado, la cual se incrusto en él, sirviéndole a la rubia como ancla la cual jalo con un hilo fino hasta donde se encontraba ella, apartándole del peligro
- ¡¡mi señora Ziome!!
Mientras que la rubia se había concentrado en rescatar a Saralegui de aquella cosa, la cual había abiertos sus fauces dispuesta a arrancarle la cabeza al rubio platinado, una especie de espada con dientes se le había incrustado en medio de la garganta, causando que sus hombres gritaran horrorizados por ello
- ¡¡maldita sea!! – al ver como su amiga había sido herida el magnel dirigió su espada contra quien la empuñaba, alejándola de ella
Cuando el atacante estuvo lejos de ellos, el magnel rápidamente retiro aquella espada dentada de la garganta de la rubia quien tosió sangre al ser retirada el arma de su cuerpo
- ¡¡Ziome tienes que cerrar esa herida ahora!!
La rubia al escuchar la voz de Sara, aun estando aturdida por el dolor, hiso que sus manos se dirigieran hacia su garganta y estas cerraran la herida que tenía abierta, deteniendo así el sangrado
- ¡bien ahora tene---
Un golpe aparto a Sara de Ziome haciéndole rodar por los suelos hasta llegar a los pies del atacante de la rubia
Cuando el magnel levanto la mirada vio como el hombre frente a él, no se trataba de nadie más que Cloer, ahora ya sabía que seguía con vida y eso le aliviaba de cierta manera
Pero no duro mucho su alivio ya que en ese mismo instante el hombre lo pateo directo en el estómago, haciendo que el rubio platinado vomitara sangre por el aplastamientos de varias costillas y órganos
- Ra…yos………
El magnel no podía hacer mucho por defenderse, su cuerpo le pesaba y su mente comenzaba a fallarle, esos eran claros síntomas de que el veneno de los espectros, que corría por sus venas y que fue puesta en el cuándo se convirtió en el sucesor del gobernante comenzaba a manifestarse, por ello se dio cuenta de que frente a él se encontraban los espectros y eso lo tenía muy en claro
Esa era la maldición personal de los Magnel que heredaban el nombre y la tierra de Kuroame, ninguno podía escapar de ellos y Saralegui no era la excepción
- Has osado oponerte a nuestros deseos Magnel Saralegui – sentenciaban los espectros que residían en el interior de Cloer – has de pagar con tu vida tal osadía
Ante la sentencia de los espectros una espada se levantaba por lo alto de la cabeza de Cloer, dispuesta a caer sobre Saralegui quien con todas sus fuerzas intentaba mover su cuerpo para poder escapar de aquellos seres, no se podía permitir morir ahí
No mientras su amado Mest y su hijo le esperaban
Intento mover sus piernas y sus brazos, forzó todas sus fuerzas para moverse lo suficiente y así cuando la espada cayó sobre él, con tan solo un ligero pero sobre esforzado intento pudo esquivar a la muerte por tan solo centímetros
- Vanos son tus esfuerzos por mantener tu vida Magnel Saralegui – decían al unísono los espectros haciendo que nuevamente Cloer levantara su espada contra el rubio platinado – no puedes oponerte a nuestro juicio
- Sa……r….
Lejos de ahí Ziome se arrastraba intentando llegar hasta donde se encontraba su amigo, pero a esta la seguía aquella criatura que caminaba lento hacia la rubia y que al alcanzarla la jalo de un pie levantándola de cabeza
La rubia al encontrarse suspendida en el aire golpe reiterada veces en el cuerpo de aquella criatura para que la soltase, era absurdo todo aquello, no debía de estar pasando, mas sucedía
Para Ziome eso ya era demasiado, se suponía que tomando el clan de Cloer las cosas terminarían, pero ni siquiera estaban cerca de hacerlo, para ella era completamente absurdo que todo ese tiempo, toda su vida fuera inútil si al final esta le pertenecía desde un inicio a esos seres a los cuales había respetado desde que tuvo razón y memoria
Y en algún punto de su pensamiento Ziome sintió como una mano atravesaba su muslo izquierdo causándolo gran dolor, era aquella criatura blanquecina quien al ver como la mujer se resistía comenzaba a causarle heridas en los miembros para que esta dejara de hacerlo
- ……es….locu…..ra……..
Al ver todo aquello Saralegui sintió que todo esa matanza no tenía sentido, se dio cuenta que desde un principio no tenía sentía vivir
Frente a los ojos de este gobernante los cuerpos y restos de lo que se suponía tenía que proteger era todo lo que podía ver, en tan solo pocos segundos esas tierras habían quedado en la desolación, todo al final había sido para nada
Más aun pese a ello, el sentimiento de Saralegui no cambio ni un poco, él quería sobrevivir a todo aquello
Él quería volver al lado de Mest y su hijo, quería volver a donde se encontraba su amada pareja , quería volver, quería volver, anhelaba regresar pasara lo que pasara, el regresaría, con Ziome, con sus soldados, con su gente, con sus amigos, el volvería con todos ellos, el volvería definitivamente regresaría
- Definitivamente no me equivoque al elegirte Saralegui
La dulce y amable voz de la mayor persona que jamás en la vida olvidaría resonaron en los oídos del Magnel
Tomándolo en los brazos de aquella persona Saralegui se sintió seguro, hundido su rostro en el pecho de aquella persona Saralegui perdió el conocimiento
- Vaya sí que me tiene mucha confianza este niño – y en medio de aquella desolación la ex magnel protegía en brazos al rubio platinado del juicio de los espectros que furiosos intentaban destruirlos con aquella espada sin lograrlo
- Se ve que no eres bienvenida aquí Haru – comento Aik mientras veía como aquella deidad que les había seguido mantenía una barrera protegiéndolas de aquellos espectros
- Siempre fue así – dijo la mujer seria – ellos me odian como yo los odio a ellos
La deidad solo escucho las palabras de la mujer comprendiendo de cierto modo quien era y lo que ocultaba en su interior, pareciéndole arrogante aquella llamada Haru
- Pero olvidémonos de ello – dijo la mujer lanzando a un lado el cuerpo de Sara el cual se encontraba mejor – y vayamos por aquella cosa que me debe un pedazo de mi carne
Aik se dio cuenta de que la mujer se refería al ser blanquecino que aun intentaba inmovilizar a Ziome
- Oye deidad – llamo irrespetuosamente Haru – cuida de este niño y mantén a esas cosas ocupadas, voy a ir a recoger a esa chica de allá
Señalo la mujer y salió de la barrera directo a donde se encontraba Ziome
Cuando llego hasta ella el ser blanquísimo al verla, lanzo a la rubia contra Haru recordando todo el caos que había causando en su nido, enfureciéndola
Más Haru atrapo el cuerpo de la rubia para volver a lanzar esta vez en dirección de Aik quien la atrapo por acto reflejo
- Cuídala por mi Aik – dijo Haru mientras daba un giro rápido para esquivar a aquella criatura y responder con una patada ascendente contra la cabeza de la contraria
- Tienes que darme dos minutos – dijo Aik al ver la gravedad de las heridas de la mujer – mantén alejada a esas cosas de mi mientras
Dijo Aik señalando a los pequeños seres blancos que se comenzaban a acercar a ellos, dispuesto a atacar
Haru asintió y mientras se encargaba de aquella criatura blanca también se deshacía de aquellos diminutos seres
Tan solo habían pasado no más de tres minutos y Haru ya comenzaba a cansarse, mientras que la deidad ni se inmutaba ante la desesperación de los espectros
- Ya me harte – dijo la deidad de la desolación – su olor es asqueroso
Una vez dicho eso la deidad de la desolación levanto su barrera y con un movimiento rápido tomo del cuello del cuerpo de Cloer
Los espectros no pudieron hacer nada ante aquella deidad, tan solo escucharon como el cuerpo de aquel mortal dejaba de respirar al verse interrumpida su garganta, muriendo así Cloer sin siquiera saberlo
Cuando la criatura blanquecina vio como caía el cuerpo del hombre, esta comenzó a retroceder y alejarse del lugar junto con todos aquellos pequeños seres que le seguían
Al ponerse el sol, el lugar nuevamente había caído en desgracia, otro clan había caído en la extinción, sin posibilidad de renacer al haberse quedado sin ningún superviviente
Tan solo en ese lugar se mantenían con vida, Saralegui, Ziome, Aik, Haru y la deidad de la desolación quien al ver todo aquello se sintió atraída por aquellos seres que habían escapado una vez muerto el cuerpo huésped
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KUROAME
- ¡Traigan más vendajes por acá! – corría una mujer mientras señalaba una especie de enfermería improvisada en los salones de lo que quedaba del castillo
- ¡necesito que me ayuden aquí! – pedía un hombre intentando cerrar una arteria principal
- ¡¡alejen a los más graves de los que tienen heridas leves!! – gritaba en medio del lugar una joven madre que cargaba en brazos varias mantas – ¡¡no dejen a ninguno sin supervisión después de haber cerrado sus heridas!!
- ¡Ken! – llamaba un rubio a su amigo mientras traía en brazos a un niño con una pierna cercenada
- ¡¡Cuánto tiempo lleva desangrándose!! – pregunto Ken al ver la gravedad de la herida del niño
- ¡acaba de llegar! – expuso el rubio – ¡según sus padres perdió la pierna hace no menos de unas horas!
- ¡entiendo, eso significa que aún podemos salvarlo! – dijo Ken llevándose al niño y entregándoselo a un experto del clan Vitalicia para que lo atendiera y cerrara la herida, mientras el atendía a otros heridos
- ¡¡es una emergencia!! – entro gritando una niña al lugar – ¡¡llegan más heridos del clan Fuego de Agua!!
- ¡¡tráiganlos de inmediato y sepárenlos según la gravedad de sus heridas!! – esta vez era Wolfram quien daba las órdenes ya que Ken se encontraba ocupado con otro grupo de heridos – ¡¡los más graves serán atendidos dentro del salón, los de heridas menores serán atendidos por los aprendices y los que tengas lesiones leves tendrán que esperar hasta que podamos atender a todos los demás!!
Los recién llegados siguieron las indicaciones del rubio, los heridos que llegaban eran separados por la gravedad de sus heridas y atendidos de dicha forma
Desde que los clanes habían sufrido los diferentes ataques en el castillo de Kuroame los del clan Vitalicia no habían tenido ni un solo día de descanso, viendo la situación y el cansancio de los mismo, Wolfram y Ken decidieron ayudar en cuento pudieran a los del clan mencionado, no eran expertos como los de ese clan pero tenían conocimientos médicos por los cual podían ayudar mucho más que los aprendices
Por otro lado Rena y Anissina se encargaban de defender el castillo, puesto desde hace unos pocos días aquellos seres blanquecinos comenzaron a atacarlos, ellos venían en pequeñas oleadas y atacaban a los que huían hacia el castillo
En medio de la conmoción y por la desesperación muchos habían muerto, por lo que Anissina arriesgándose comenzó a crear nuevas herramientas de defensa que permitieran la preservación del castillo y sus habitantes
Pero al crear las nuevas armas tuvo un accidente en el cual perdió un ojo y parte de su audición, quedando dañado el oído izquierdo
Mas ellos no podían quedarse sin hacer nada mientras toda esa masacre ocurría, no podían permitirse no hacer nada mientras muchos morían
- ¡¡nos estamos quedan sin agua!! – advertía una del clan Vitalicia – ¡¡necesitamos de agua para limpiar estas heridas y rápido!!
- ¡¡aquí también necesitamos agua!! – gritaba un aprendiz quien atedia un parto forzoso
- ¡enseguida la traigo, solo esperen un momento!
En el lugar una madre primeriza corría llevando unos baldes hacia el pozo casi destruido del castillo, recorría los pasillos cargando a un infante recién nacido, se movía de manera lenta pero rápida
Cuando llego al pozo saco toda el agua que pudo y se dirigió nuevamente hasta el gran salón del castillo para entregar el agua a quienes lo requerían, eso era todo lo que podía hacer Mest para ayudar
- ¡¡ha llegado otro grupo del clan Tempesta!! – anunciaba un explorador mientras intentaba recuperar el aliento
- ¡¡¿a cuántos metros de distancia se encuentran?!! – pregunto Anissina al ver que todavía no se encontraban dentro de su rango de visión
- ¡¡a 3500 metros, en el sendero de las montañas!! – respondía el explorador
- ¡¡manden un grupo de dragones e infórmenle a Rena!! – dijo la pelirroja mientras corría hacia la gran puerta del castillo para preparar las defensas del inminente grupo de atacantes que seguramente perseguían al grupo
El explorador obedeció a la pelirroja y fue hasta donde se encontraba la castaña, le dio el mensaje y esta rápidamente se montó sobre uno de los dragones y se dirigió hacia el lugar con un grupo de los mismos, los cuales aun tenían fuerzas para moverse
Al llegar al lugar pudo ver a un grupo de personas huyendo a duras penas de sus perseguidores, muchos caían por las múltiples heridas y eran devorados por aquellos seres mientras que otros intentaban que los más jóvenes pudieran escapar
Rápidamente Rena bajo acompañada de los dragones y con una orden, enseñada por Yuuri, ordeno a los dragones atacar con su aliento de fuego para darles cobertura a los dragones de rescate
Los supervivientes al ver como los dragones descendían lo suficiente y dejaban al alcance las camillas improvisadas que habían creado, se subieron a ellas, asegurándose que primero subieran los más jóvenes y los heridos para luego subir los demás
Una vez todos estuvieron dentro de aquellas camillas improvisadas los dragones comenzaron a elevarse por señal de sus jinetes, retirándose rápidamente del lugar mientras que los más grandes y viejos dragones los cubrían liderados por Rena
La castaña al ver que los supervivientes se encontraban seguros y cerca del castillo dio señal a los dragones atacantes para retirarse del lugar mientras seguían dando fuego de cobertura
Al llegar los supervivientes al castillo fueron atendidos por los supervivientes de los diferentes clanes que aun podían moverse, una vez asegurado también el grupo de Rena, Anissina se encargó de los perseguidores que habían llegado al castillo
Con una orden hiso activar sus armas, las cuales habían sido implementadas en las paredes del castillo, estas comenzaron a funcionar y en pocos minutos los perseguidores que intentaban escalar las paredes fueron aniquilados por las mismas
- ¡¡no bajen la guardia!! – gritaba la pelirroja – ¡¡tenemos que resistir hasta que vuelvan sus señores!!
Dichas estas palabras los supervivientes del castillo se preparaban para otra posible oleada de ataques, ellos resistirían hasta que Yuuri pudiera traer de vuelta al ejército de Saralegui y Ziome, sin siquiera saber que estos ya no existían más