El principio del fin
Harry pensó que la charla que estaba manteniendo con la pequeña morena no era la más interesante del mundo pues en cuanto se sentó Pansy Parkinson le había hecho un montón de preguntas como ¿De dónde eres? ¿Qué hacías antes de venir aquí? ¿Qué planeas hacer en un futuro? Etc. La verdad es que el moreno no comprendía porque la muchacha quería saber todo eso.
—Eres una persona bastante aburrida ¿no Harry? —dijo Pansy con una sonrisita en los labios.
—Podría decirse —contesto el muchacho encogiéndose de hombros.
—¡Que decepción! Y pensar que vine desde Rumania solo para verte —exclamo dramáticamente Pansy.
—¿A verme?
—Sí, mis padres me enviaron como su representante, ellos no iban a dejarlo todo para venir solo por insulsos rumores.
—Creo que no te entiendo.
—Yo creo que no quieres entenderme, estas asustado ¿no? Ya te diste cuenta de todo lo que se está cocinando aquí desde que llegaste —dijo en un susurro malicioso la morena.
Harry frunció el ceño, aquella muchacha había visto más allá de su fachada de chico despistado y tenía razón, le daba miedo que sus conjeturas fueran reales.
—Creo que soy ¿el elegido? —dijo Harry torciendo el gesto.
—Ajá, ¡eres el elegido Harry Potter! Y de ti depende que la pequeña guerra inicie o que las cenizas echen a volar —contesto Pansy poniéndose de pie.
Harry la imito y dio un suspiro.
—Preferiría que nada comenzara.
—Espero que mantengas tu decisión, la verdad es que también quiero llevármela tranquila, oye ¿me acompañarías a un lugar? —pregunto la muchacha.
—Claro —dijo Harry.
La pareja fue a pie rumbo a su destino.
—No puedo venir aquí con los Malfoy, son unos pesados de lo peor desde que Narcisa murió —dijo Pansy.
—Ojala supiera de que me hablas —intervino Harry.
—Narcisa era la esposa de Lucius, murió cuando Draco tenía seis años.
—Vaya, lo lamento, ¿de que murió?
—Se suicidó, no me preguntes la razón porque no la sé, aunque tengo una idea —dijo Pansy con tristeza.
—¿Eres cercana a la familia?
—Sí, pero eso fue antes de que nos mudáramos a Rumania, solía ir a casa de Draco con mi mamá todas las tardes hasta que un día, en lugar de jugar me pusieron un vestido negro y asistimos a un funeral, después de eso nos largamos —contesto la morena.
Harry sentía curiosidad por aquella historia, pero no estaba seguro de si debía o no indagar en el tema.
—Llegamos —canturreo feliz Pansy.
Entraron a la tienda de conveniencia.
—Voy a comprar una cosa, tú espérame en la sección de bebidas —ordeno la morena.
—Que rara es esa chica —susurro Harry para sí mismo.
Se encamino a la zona de bebidas, encontrándose con su pareja favorita: Ron y Hermione, ellos lo saludaron efusivamente.
—Harry me alegra verte, justo ahora le estaba diciendo a Ron que deberíamos invitarte a comer antes de que nos marchemos —dijo Hermione.
—Como ¿se van tan pronto? —pregunto Harry.
—Si bueno, tenemos que entregar el trabajo y demás, por cierto ¿aun quieres una copia? —dijo Ron sonriente.
—Sí, si no les molesta.
—Bueno pero nada de plagio ¿eh? Porque nos costó mucho trabajo hacerlo —comentó Hermione medio en broma.
Harry rió.
—Está bien.
—Entonces, escuche que mañana hay un mercadillo, comprare algunos vegetales y preparare una comida especial de despedida —indicó la castaña.
—Claro, ahí estaré —dijo Harry.
Los tres caminaron hasta la caja con Ron a la cabeza, cuando de pronto el pelirrojo se volvió hacia Harry y Hermione.
—¿Qué pasa Ron? —pregunto la castaña.
—Es que…ummm…como debería decirlo, tal vez deberíamos volver más tarde —balbuceo Ron empezando a sonrojarse.
—¿De qué hablas? —pregunto Harry asomándose por encima del hombro de Ron.
Entonces lo entendió y sonrió, Hermione también se asomó y se sonrojo tanto como su novio. En la caja se encontraban Pansy y Luna besándose con una pasión insospechada, la morena estaba sentada en el mostrador y entre sus piernas abiertas se encontraba la rubia quien acariciaba los muslos de Pansy con sus delicadas y pálidas manos. Luna soltó un suspiro de satisfacción cuando se separaron, los perezosos ojos azules recorrieron a la morena con cariño. Pansy se bajó del mostrador y se limpió el labial de la comisura de sus labios.
—¡Te dije que me esperaras en la zona de bebidas! —chillo Pansy avergonzada cuando se volteó y encontró a Harry espiando por encima del hombro del pelirrojo.
—Lo siento —se disculpó Harry sonriente.
—¡Agh! Qué más da —dijo Pansy divertida.
—Harry, es un gusto verte —dijo Luna un poco apenada.
—Igualmente —contesto Harry.
La morena se hizo a un lado para que la pareja pagara sus cosas, Ron y Hermione se despidieron de todos y salieron por la puerta un tanto escandalizados.
—Eso me sorprendió un poco —comento Harry.
—No te imaginas la cantidad de sucios secretitos que hay en este pequeño pueblo —dijo Pansy entrecerrando los ojos.
—Harry ¿has utilizado mi regalo? —pregunto Luna.
—Errmm…se está haciendo tarde, creo que mejor me retiro, así podrán gozar de privacidad —se excusó Harry nervioso.
Luna soltó una risita y asintió, Pansy le dijo adiós a Harry con la mano. El muchacho salió de la tienda sintiendo unos enormes deseos de ver a Severus.