Mercadillo
Hermione respiro el aire fresco de la mañana y sonrió, era un día excelente para dárselas de ama de casa, la castaña estaba muy animada. Caminó por la calle en la que según le habían informado se pondría el mercadillo, le encantaba esa comunidad tan pequeña y tranquila aunque tenía algunos recelos pues todos en esa zona parecían guardar un gran secreto, Hermione se preguntó vagamente si sería por lo ocurrido hace tiempo, aquella ridícula guerra de mortífagos contra la orden del fénix se encogió de hombros y se concentró en hacer sus compras, sus ojos color chocolate captaron a una figura negra que se movía calle abajo con rapidez.
—¿Ese era Severus Snape? —se preguntó en un murmullo Hermione.
Cuando Harry despertó se encontraba solo, aunque el muchacho no lo sintió así, la presencia de Severus estaba rodeándolo con el olor y calor de las cobijas, como anteriormente había hecho se tapó con ellas para evitar que la luz del día le calara en los ojos. Severus escapo, fue el primer pensamiento que le vino a la cabeza pero luego lo descarto, él no haría eso ¿verdad? Pero Harry ya no estaba seguro de nada. El joven se levantó para ir al baño, tarde se dio cuenta de que estaba desnudo, se encogió de hombros, qué más da si Severus no está aquí, se dijo, se lavó la cara y salió a la sala, encontró en la mesa galletas de mantequilla y una taza de té frio.
Severus Snape se consideraba a sí mismo no como un hombre cobarde sino más bien precavido, alguien que evita los problemas y vive con tranquilidad, sin embargo su esquema se había roto con la llegada de esos ojos verdes. El mayor no pudo respirar tranquilo hasta que llego al campo santo, ahí vio los apenas botones de las inmarcesibles rosas blancas, el olor del recinto le trajo paz, se sentó frente a ellas y se froto la cara con las manos recordando el momento en el que había despertado teniendo al muchachito de cabellos azabache a su lado, ambos desnudos compartiendo cama, aquella imagen lo trastorno y es que de pronto se había dado cuenta de que lo quería, él, Severus Snape estaba enamorado de Harry Potter.
El de ojos negros se acostó en el suelo, la hierba estaba húmeda por el roció matutino, miro el cielo, el día era hermoso, pero no para él porque ese día tal vez perdería al muchachito para siempre. Cuando el suéter negro que Severus llevaba puesto empezó a mojarse, el mayor se levantó, corto un capullo de flor y se acercó a la tumba de los Potter, lo dejo caer, el botón blanco quedo ahí solitario.
—Lo siento Lily —susurró.
—Mírate, eres patético Severus —dijo una voz femenina.
Severus miro hacia la voz y torció el gesto.
—¿Qué haces aquí Bella?
La mujer sonrió.
—Ya sabes visito a la familia, quería ver a mi maridito —dijo con sorna Bella.
—Claro, me voy —dijo Severus.
—Espera, estaba pensando que mantienes muy bien el lugar ¿es por esa sangre sucia de la que eras amigo?
—Bella, me tengo que ir.
—Snape esto no terminara bien lo entiendes ¿no? así que deja de estar de melancólico porque no te traerá nada bueno, tendrás que cuidarte de mí —dijo la mujer amenazadoramente.
—Lo sé —afirmo el hombre.
Cuando Severus giro la llave y abrió la puerta, encontró a Harry vistiendo solo su ropa interior, estaba bebiendo té humeante.
—Buenos días —dijo Harry contento de verlo e incómodo por lo mismo.
—Buenos días, salí a comprar unos emparedados para desayunar —dijo Severus intentando explicar su ausencia.
—Que bien, yo calenté el té otra vez.
—Bien.
Severus se sentó a la mesa con Harry, entonces el moreno suspiro.
—¿Puedes decírmelo ya? Hermione vino hace un rato, comeré con ellos y luego se irán a su casa a seguir con sus vidas y esas cosas, ¿sabes porque están aquí Severus? Se supone que hacen un trabajo sobre mí y me prometieron darme una copia, así que será absolutamente extraño pero voy a leer mi vida en un trabajo de historia, creo que me enterare de cosas raras y creo que este pueblo es raro y pienso que tú también eres raro, pero me gustaría que me dijeras porque me ves con pena casi todo el tiempo y porque todos me ven significativamente como si ya me conocieran.
Severus se quedó mirando a Harry después de que el joven dijo todo aquello, muy a su pesar el mayor sonrió, el chico era valiente al plantarle cara de aquella forma y si él quería saber la verdad se lo diría pero ¿por dónde comenzar? Severus bebió un sorbo de té y le pregunto a Harry que tanto sabia del tema.
—A grandes rasgos, se sobre los mortífagos y la contra parte que es la orden del fénix, sus luchas por pureza de sangre y la leyenda de mis padres y de mí, el que yo sería el sucesor del señor oscuro —contesto el moreno.
Severus asintió y empezó a hablar, el mayor vio como la cara del muchacho se transformaba, atisbo una pizca de decepción, tristeza y malestar, luego de eso nada, su linda cara se convirtió en una máscara de indiferencia, cada palabra que soltaba para Severus era como una estocada, pero no tenía otra alternativa. Cuando termino Harry se levantó de la silla.
—Creo que iré al mercadillo, necesito comprar vegetales para hacer una comida decente —dijo y sonrió.
Harry se fue.