Un mal presentimiento
Severus no se extrañó al encontrar la nota debajo de su puerta, lo que si le pareció raro fue la fecha, usualmente las reuniones se celebraban los sábados a las tres de la mañana, era una extraña tradición puesta por los mortífagos pero esta nota decía: “domingo siete de la noche, mansión Malfoy” el mayor se encogió de hombros y se preparó para el trabajo, vagamente se preguntó si Harry iría después de todo lo ocurrido.
Pansy Parkinson se levantó de mala gana cuando su teléfono sonó.
—¿Diga?
—Pansy tardaste en contestar, me tenías preocupada —dijo la matriarca Parkinson.
—¿Qué quieres madre? Estaba durmiendo.
—Que grosera, estar fuera de nuestra vista te hace mal.
—No seas exagerada.
Al otro lado de la línea se escuchó un suspiro.
—Pansy, solo llame para pedirte que regreses a casa.
La morena se sorprendió.
—¿Qué? ¿Por qué? aún no se ha decidido nada, la próxima reunión no es hasta el domingo y…
—Hija, madame Lestrange pidió que te sustituyéramos por alguien más.
La muchacha se preocupó al oír el tono de voz de su madre.
—¿Quién?
—No puedo decírtelo, es confidencial, así que tienes que regresar el viernes, ya compre tu boleto de avión, te quiero.
La morena ya no pudo decir más pues su madre colgó de inmediato tras decir esas palabras, dejo sonando el bip, bip, bip…hasta que la llamada se cortó definitivamente.
—Si quieren sustituirme como intermediaria de los Parkinson, la petición fue hecha por la loca de Bellatrix y mi madre sonaba tan tensa al teléfono, eso solo significa que él viene…¿verdad?
Pansy se levantó a toda prisa de la cama y se puso las pantuflas para correr hasta el cuarto de Draco, toco muchas veces la puerta de madera de pino pero nadie le abrió, desesperada forzó la entrada encontrando el cuarto vacío.
—¿Tan tarde es? —se preguntó angustiada en voz baja.
Bajó las escaleras hasta el comedor pero estaba vacío también, solo quedaba el despacho de Lucius, indecisa camino hasta el final del pasillo y se quedó frente a la puerta negra, tocando con las yemas de los dedos el relieve del picaporte.
—¿Ellos no estarán…?
—¡Ah! ¡mgh!
Ni siquiera termino de formular la pregunta en voz baja cuando los gemidos llegaron hasta sus oídos, un escalofrió recorrió la columna vertebral de la muchacha y torció la boca con asco, pocas cosas lograban perturbarla y la relación padre e hijo que mantenían los Malfoy era una de ellas.
—Padre…espera…ummmgh
La voz de Draco sonaba tan lasciva que Pansy salió corriendo de ahí, agitada como estaba solo se le ocurría acudir a alguien, marco rápidamente un número de celular.
—¿Si? —contesto una voz somnolienta.
—Luna, debo verte ahora —pidió Pansy.
Harry miro incomodo el rostro del mayor que lo escrutaba como si buscara algo.
—Buenos días —dijo Severus.
—Buenos días Severus ¿ya desayunaste? —pregunto desviando la mirada el de ojos verdes.
—Aun no, ¿vas a ir a trabajar?
—Claro, tengo que pagar mi estancia aquí.
—Bien.
—De hecho pensaba invitarte a probar mi comida, ayer que compre víveres pensé en algo que podría gustarte —dijo Harry un poco avergonzado.
Severus sonrío aliviado y contento, aquella noche que paso solo pensando en las consecuencias de sus actos pasados, preocupado por como continuaría su relación con Harry y exhausto por la noche de insomnio que paso. Harry dejo entrar al mayor y puso dos platos sobre la mesa que contenían omelettes de jamón, queso y perejil con ensalada de tomate, también saco dos vasos y los lleno de jugo de naranja. Severus se sentó frente a Harry esperando a que hablara.
—Después de escuchar tú historia y leer el trabajo de Hermione con todos los hechos, me di cuenta de que aún no se algo muy importante —empezó a hablar en tono neutro el moreno mientras se echaba un pedazo de huevo a la boca.
—¿Qué cosa? —pregunto Severus revolviendo la ensalada con el tenedor.
—Tus razones ¿Por qué los traicionaste? —inquirió Harry mirándolo directo a los ojos.
Severus cerró los ojos, no soportaba esa mirada llena de reproche.
—Cuando fui reclutado por los mortífagos yo era un adolescente como tú, no pensaba seriamente las cosas y la ansia de poder me llenaron la mente, en ese entonces mi vida en la escuela era horrible, siempre estaba solo y tu padre me molestaba con las bromas más humillantes que te pudieras imaginar, al final Lily fue la única que hablo conmigo porque éramos amigos de la infancia pero todo se acabó cuando James la hizo su novia, ese hombre me arrebato todo, entonces los mortífagos me tendieron la mano ¿Cómo rechazarla? No tenía a nadie, mi padre era bebedor y me madre no se atrevía a contradecirle en nada, con el tiempo esa relación empeoro provocando la muerte de ambos, ella por la bravuconería de mi padre y él por culpa del alcohol.
>Cuando me preguntaste lo que había pasado te conté todo con detalle pero me asegure de omitir mis sentimientos en todo el relato, ahora te lo diré, quería sentirme poderoso, demostrar que valía mas que todos los que una vez me despreciaron, podía engañar a la orden del fénix en sus narices y nunca se enterarían hasta que fuera tarde, entonces aceptarían mi superioridad, fui un idiota, la maldad de Tom fue más allá de mis expectativas, se convirtió en un sádico, ya no podíamos llamarle humano a esa persona, nunca me imaginé que mataría a tus padres, jamás habría revelado su escondite si lo hubiera sabido.
>Los traicione por orgullo y los mate por subestimar a Tom.
Por las mejillas del mayor empezaron a correr lágrimas, estaba realmente arrepentido pero no podía hacer nada ahora, evito la mirada verde que nunca se apartó de su rostro, sintió una mano sobre la suya.
—Matices, a esto se refería Hermione, no eres un demonio pero tampoco un santo, acepto ambas partes de ti Severus —dijo el menor con una sonrisa triste.
Snape levanto la vista lleno de esperanza hasta topar sus orbes negros con los verdes.
—Entonces tu…
—Mi amor por ti no puede marchitarse, no importa lo que hayas hecho en el pasado —dijo Harry a su interlocutor.
Severus se levantó de la silla y corrió al lado del moreno, cogió la barbilla del menor y atrajo sus labios hasta los suyos dándole un necesitado beso.
—Te amo Harry Potter —susurro el mayor sin poder contenerse.
Harry sonrió.
—Y yo a ti Severus Snape.