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Inmarcesible por Kaorugloomy

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Notas del capitulo:

¡Felices fiestas! 

 


Un Pub


 


Harry llego al Valle de Godric caminando desde la estación, estaba por anochecer y se encontraba un poco cansado, vio lo que le rodeaba, se trataba de una comunidad pequeña, en un pequeño pueblo con sólo una iglesia con un cementerio, una oficina de correos, un pub, y otros pocos negocios. Opto por entrar en el pub, era un lugar oscuro pero limpio y tenía un peculiar olor a caramelos de limón, se sentó en la barra, el lugar estaba casi vacío, nadie le prestó atención.


—¿Qué te sirvo? —pregunto el tabernero.


Harry lo miro unos momentos, era un hombre mayor con barba y ojos azules.


—Una cerveza —pidió el moreno.


El otro se la tendió en ese mismo instante, Harry se preguntó vagamente porque no le había pedido alguna identificación que justificara su mayoría de edad, no la tenía por supuesto pero esperaba que le sirviera un poco de alcohol, realmente lo necesitaba.


—No debiste regresar, este no es un buen lugar —dijo el hombre.


A Harry le tomo unos momentos comprender que se estaba dirigiendo a él.


—¿Disculpe? —pregunto el aludido.


El hombre suspiro y lo miro con cansancio, estaba por decir algo cuando la puerta del pub se volvió a abrir, entro una persona con un parecido extraordinario al que le estaba dirigiendo la palabra.


—¡Por dios! Harry Potter —exclamo en cuanto entro.


Al muchacho le estaba exasperando el hecho de que la mayoría de los extraños lo conocieran, el hombre se sentó junto a él en la barra.


—¿Qué te trae por aquí muchacho? Permíteme presentarme, soy Albus Dumbledore —dijo extendiéndole una mano.


Harry la estrecho por mera cortesía, ahora estaba de mal humor, el tabernero resoplo.


—El hijo prodigo ha regresado —murmuro arrastrando las palabras.


—¿De qué habla? —pregunto Harry crispado.


—No le prestes atención a ese anciano huraño, me alegra tenerte de vuelta, pensé que no regresarías nunca —dijo Albus con una sonrisa bonachona.


Harry se relajó solo un poco.


—Estoy aquí para saber quién soy —dijo el moreno y se sonrojó ligeramente al decirlo, eso había sonado un poco pretencioso.


Albus intensifico su sonrisa y asintió.


—Este es un buen lugar para empezar, ¿tienes donde quedarte? —pregunto Albus.


—No.


—Bueno este pub es también una hostería, te puedes quedar aquí el tiempo que quieras…


—Por una módica cantidad de dinero —interrumpió el tabernero.


—Aberforth cálmate un poco ¿quieres? —regaño Albus.


Harry miro a aquellos dos.


—¿Son parientes? —pregunto.


—Somos hermanos —confirmo Albus.


El moreno asintió y pensó que podría quedarse en aquel lugar, conseguiría un trabajo en el pueblo, averiguaría todo lo que pudiera sobre sí mismo y…después se preocuparía por demás.


—¿Sabe dónde puedo conseguir empleo? —pregunto.


—Sí, hace unos días Severus no dejaba de quejarse acerca de que necesitaba un ayudante, puedo recomendarte con él, si no te molesta estar en un campo santo —respondió Albus.


—No me molesta.


—Excelente, él probablemente no tarda en llegar.


Luego de aquello, Harry se terminó la cerveza, después noto que en la etiqueta decía que contenía el o.o1% de alcohol, eso le hizo gracia, necesitaría tomar al menos cien de esas para poder emborracharse, al parecer el tabernero no era tan descuidado como había pensado. Albus y Harry se enfrascaron en una conversación sin importancia, de vez en cuando su hermano intervenía con comentarios mordaces.


Un pequeño estrepito los distrajo, se trataba de un hombre que había entrado al pub con una pala sucia de tierra, la dejo con descuido recargada en una pared y esta cayo, de ahí el sonido que atrajo su atención.


—Siempre ensucias todo Snape —se quejó Aberforth.


Era verdad, el hombre tenía las botas llenas de lodo y dejaba sus huellas ahí por donde pasaba, Harry se fijó en esta nueva persona, un tipo alto, extremadamente pálido, dos cortinas de cabello negro le caían sobre los hombros y tenía complexión fuerte pero delgada.


—Severus, que bueno que llegas, quiero presentarte a alguien —llamo Albus sonriendo, Harry casi pudo ver un amago de malicia.


Severus se  acercó caminando, su mirada era como una mordida que hizo a Harry estremecer, la imagen de aquellos ojos negros contemplándolo lo seguirían hasta en sus pesadillas, difícilmente te olvidabas de una mirada tan fuerte como aquella. El hombre se plantó frente a los tres con aire aburrido.


—Este muchacho será  tu nuevo asistente, Harry Potter —dijo el anciano ceremonialmente dando una palmada en la espalda al más joven.


Severus levanto una ceja y asintió.


—Por fin te cansaste de verme partiéndome la espalda yo solo, ¿tú lo llamaste? —dijo Severus, la última pregunta tenía un deje acusatorio.


—De ninguna manera ¿Cómo me iba a contactar yo con él? —se defendió Albus.


—No sé, siempre has sido como un astuto león tratando de matar a tus presas —argullo Severus.


Harry cayó en la cuenta de que la situación era por decir poco, extraña. Albus entrecerró los ojos y luego se rió.


—Pero que cosas dices, ¿Por qué no llevas a Harry a su habitación? Serán vecinos y compañeros después de todo.


Severus volvió a asentir e hizo un gesto con la mano dando a entender a Harry que lo siguiera, subieron las escaleras hasta el piso de arriba, Harry se encogió en su sitio, aquel complejo de paredes blancas y puertas cerradas le recordó al hotel de El Resplandor en versión pequeña.


—Tu habitación, la mía esta justo enfrente —dijo Severus.


—Está bien —respondió el aludido.


—Empiezas mañana temprano, será mejor que descanses.


Severus no perdía de vista al niño, se sorprendió bastante cuando lo vio en el pub, sentado junto a Albus charlando como si tal cosa, ese crio no debía de estar ahí, solo lo pasaría mal pero no podía hacer nada si él había decidido volver a su cuna. El hombre vio como Harry estaba a punto de entrar en su habitación, por acto reflejo lo tomo del brazo y le levanto las gafas para poder ver mejor sus ojos, llevo su mano derecha hasta la mejilla del chico que pronto adquirió cierto color  y acaricio con el pulgar las ojeras que Harry tenía.


—Tienes lo ojos de tu madre —susurro casi con dolor.


Luego suspiro y lo soltó, entro a su apartamento dando un portazo.


Por otro lado Harry hizo lo mismo, ¿hasta cuándo tendría la horrible sensación de sentirse tan desconcertado? Esperaba que se le pasara lo más pronto posible.


 


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