Una típica mañana de verano en Atenas, un lunes como cualquier otro o eso pensaba él, se levantó perezosamente con dirección al baño, iba semi desnudo pero esto no importaba ya que vivía solo, desde que terminó la universidad vivía en aquel apartamento cercano a su lugar de trabajo, lo suficientemente cerca como para ir a pie sin problema alguno. Se encontraba en la cocina ya se había duchado y su desayuno estaba listo, todo fue apresurado necesitaba llegar a su oficina temprano, hoy tenía una importante junta de negocios y no pretendía llegar tarde cuando por fin le habían dado un gran proyecto en el cual tendría como compañero a una persona de la empresa Averno con la cual se había formado el contrato. Ya se encontraba rumbo a su trabajo mientras pasabas las calles recordaba un poco de sí mismo, de cómo había llegado para trabajar allí.
Albafica tenía casi seis años cuando perdió a su madre, su padre Lugonis quedo devastado, amaba a su familia más que a nada al perderla por causa de un envenenamiento solo le quedaba su niño, su pequeño milagro, así le decía pues que Albafica viviera se debía a una intervención divina, cuando era pequeño sufrió de una terrible enfermedad en la sangre, un tipo de anemia grave que lo mantenía recluido en el hospital privándolo de una niñez normal, era un niño solitario y arisco con el resto de la gente, solo hablaba con su padre, la estadía en el hospital determinaría para siempre su personalidad, cuando pudo salir de allí gracias al trasplante de medula ósea a sus casi 11 años su padre se encontraba desesperado, había gastado todo lo que tenían en el tratamiento de Albafica y ahora eran unos desamparados, empero gracias a la misericordia de los dioses un antiguo amigo de Lugonis, el reconocido Sage Canceros les brindó su casa y su apoyo en los tiempos difíciles, en esa casa tuvo la oportunidad de conocer a quien sería su mejor amigo Manigoldo, él era el hijo de Sage, al principio no soportaba a aquel niño le parecía insufrible pero al pasar el tiempo su relación mejoro, asistieron a la escuela y universidad juntos compartían casi el mismo círculo de amigos, Albafica siempre fue más recatado que su camarada, era taciturno y un poco antisocial en cambio Manigoldo era dueño de una atrevida y descarada personalidad, cosas que siempre reflejaba esa sonrisa cínica que era como su emblema… De repente se vio enfrente de la puerta del edificio en que trabajaba no sabía cuánto tiempo había pasado recordando el pasado, dio un cortes saludo a todos sus compañeros y se dispuso a entrar a la oficina llegó diez minutos antes que la reunión se llevará acabo, tenía que exponer el proyecto en el que había trabajado por semanas estaba más que orgulloso de su trabajo. Sage entro a la sala de conferencias ya solo faltaba la otra persona necesaria para dar comienzo, Albafica nunca se imaginó quien iba a atravesar la puerta, era ese tipo, él que lo había interceptado en el restaurante la semana pasada, lo recordaba, recodaba esa mirada que lo había dejado desconcertado aquella vez y esta no era diferente. El extraño se detuvo un momento al ver quien iba a ser su nuevo compañero por los próximos días que durara aquel trato, no pudo ocultar su felicidad y sonrió ladinamente, Sage dio inicio aquella junta – Buenos días joven, es bueno tenerlo aquí, como ya sabe mi nombre es Sage Canceros y este que está aquí a mi lado es nuestro analista de mercado elegido para trabajar con usted, sea bienvenido y por favor tome asiento – Muchas gracias señor Sage, mi nombre es Minos Griffon publicista de Averno, es un gusto trabajar con ustedes- dijo esto extendiendo la mano hacia Albafica que aún no salía de su estupor, el último reacciono y devolvió el saludo –Albafica Fisk, un gusto- Al contrario, el gusto es mío repuso Minos que no despegaba la vista del celeste.
La reunión llego a su fin cerca del mediodía, ambas partes estuvieron de acuerdo con lo propuesto por Albafica, pautando así una serie de reuniones entre él y Minos, el último no cabía de la emción pensaba que todo le estaba cayendo en bandeja de plata para poder tener a ese lindo oficinista, en tanto que Albafica estaba un poco azorado por la presencia del albino, había algo en él que lo ponía un poco inquieto, más no decidió, se dijo que tal vez eran nervios por trabajar con alguien nuevo y que solo debía cumplir con su trabajo, de pronto…- Oye, Albafica quería preguntarte si quisieras ir conmigo a almorzar- Minos no perdía e tiempo- bueno, ya sabes, vamos a pasar varias semanas juntos y quería conocerte un poco mejor, al fin y acabo nuestro trabajo es más creativo y me gustaría simpatizar contigo- el chico se quedó mirándole y se lo pensó un momento, no solía aceptar ese tipo de propuestas pero pensando que solo era por cosas laborales acepto. En el restaurante Minos no dejaba de coquetearle a un por demás incomodo Albafica, extrañamente las palabras que el otro le dirigía no le molestaban tanto, pero no iba permitir que eso lo supiera su pretendiente, es más lo trataba con una sequedad propia de un desierto. Lo ocurrido en el restaurante no sería la primera escena de galanteo por parte de Minos hacía Albafica durante muchas semanas más las invitaciones solo siguieron en aumento, la mayoría eran fríamente rechazadas, la terquedad del menor impulsaba más a ese idiota, o así por lo menos le decía cuando lograba sacarle un sonrojo. Habían pasado casi tres meses desde el inicio del proyecto, que estaba a punto de finalizar, a Minos se le acababa el tiempo y sus avances eran pocos sólo había logrado que el de ojos azules le tratara más abiertamente y le concedieran unas cuantas invitaciones que no duraban mucho, a esa, él ya había tomado lo que quería de sus amantes terminaba con ellos, pero su orgullo no le permitía renunciar, no, claro que no, jamás le concedería la victoria así de fácil a Thanatos, decidió actuar lo antes posible, al finalizar la junta de ese día tenía reservado todo un numero de planes para el menor – Albafica, es hora de terminar por hoy, es tarde y no deseo continuar, mañana si quieres podemos continuar- Está bien, yo también estoy algo cansado, nos vemos la otra semana Minos- dijo, esto último mientras recogía sus cosas – Espera no te vayas tan pronto, tengo una invitación que hacerte. – otra vez tú y tus invitaciones al parecer no te cansas de escuchar mis no, pero hoy me siento compasivo a ver, dime que tienes en mente. – No es que sea la sensación más plena escuchar cómo te rechazan, pero de esa voz tuya podría escuchar cualquier cosa- esto provoco que el menor se sonrojara – Idiota, dilo de una vez o mejor me voy. El sonrojo no pasó desapercibido por Minos. – Vale, vale pero no te enojes la verdad es que quiero que vayas conmigo a un concierto, no es nada grande, es un auditorio y sé te va a gustar… Alba se lo pensó un momento, había oído hablar de eso y quería asistir así que aceptó la invitación de Minos. La velada fue agradable aunque estaba ahí con ese idiota la verdad es que en el fondo no le desagradaba tanto y las atenciones que tenía con él, le cautivaban de cierta manera, al terminar el concierto Minos se ofreció a llevar a Albafica a su casa, - Gracias por todo Minos, después de todo la pase bien contigo –por nada Albafica, soy yo quien debe agradecerte por acompañarme, tu compañía me encanta- dijo, acercándose un poco más a un sorprendido Albafica, tan cerca que el espacio cada vez era más nulo- Yo… yo me tengo que ir- repuso nerviosamente – No te vas a despedir que malos modales tienes. – Buenas no… fue silenciado por los labios de Minos, este le besaba de manera pasional, saboreando cada parte de ellos, su textura suave, su dulce sabor, eran tal y como se los había imaginado, lentamente fue haciendo espacio en esa boca, tomo del cuello a un confundido Albafica para profundizar aquel beso, mordió el labio inferior y su lengua entro en contacto con la otra, que poco a poco le respondía, se quedaron así unido hasta que la falta de aire los separo.
Después de esa noche ambos siguieron viéndose, por lo del trabajo, Minos aprovechaba cualquier momento para robarle un beso a Albafica, al principio le protestaba, sin embargo se dejaba besar sin más había algo en Minos que le hacía perder la razón, paso una semana de esto y Albafica confronto A Minos que cada vez buscaba algo más que sus besos, él no pensaba entregarse así de fácil y le pregunto qué clase de relación tenían, Minos se vio acorralado si bien él siempre le huía al compromiso de cualquier clase, accedió por esta vez a formalizar algo con el celeste, sin pensar que este le daría una causa y sorpresa justa para tener algo serio.
Estaban en su auto besándose, lo hacían con vehemencia, descubrieron que el beso que les daba el otro les encantaba y Minos no podía esperar a llegar al siguiente nivel, comenzó a bajar la mano que tenía en el cuello níveo de Albafica hasta llegar lentamente a su cintura y a masajearla sugestivamente, Albafica rompió aquel beso –Minos ¿qué crees que hacías? – te tocaba es normal, eres mi novio tengo todo el derecho en hacerlo- Pero yo no te he dado el derecho de cruzar los limites entiéndelo – Siempre es así Albafica, no es la primera vez, dime que pasa porque no quieres, ¿hay algo aún que no me has dicho? ¿Tienes a alguien más? ¿Estás enfermo? ¿no te atraigo? ¿Qué demonios ocurre? Griffon empezaba a perder el control, tanto tiempo sin no hacerlo le parecía absurdo – No es nada de eso ¡idiota! Es sólo que… - ¿qué que Alba? – es mi primera vez… Minos casi se desmaya de la impresión, no podía creer que alguien a sus 23 años no haya tenido sexo en su vida y más alguien tan apuesto como él, simplemente no lo creía – ¡Basta Minos!, no me mires así – Lo siento Alba, es solo que me tomo por sorpresa- dijo el peliplata mientras toma la mano de su pareja para tranquilizarlo – sabes, yo nunca me he sabido comportar con las personas y tener una pareja nunca fue una prioridad para mí y menos tener sexo, pro desde que te conozco he comenzado a sentir que podría cambiar un poco… - Alba, cariño , nada me honraría más que ser tu primera vez, si me dieras la oportunidad podría mostrarte tantas cosas, eso claro, si me lo permites… Albafica se quedó mirándolo por un momento, necesitaba un cambio, se sentía insatisfecho con su vida, pensó que esto tal vez era eso que necesitaba, se arrimó lentamente a los labios contrarios y en un susurro antes de dar el beso dijo – enséñame eso de lo que hablas…