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Yo siempre estuve ahí por Killunyari

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Notas del capitulo:

¡Hola de nuevo! Aquí les traigo el segundo capítulo y debo decir... Que es aquí donde me atore nyahaha ~

Pero con todo y eso aquí está, logre acabarlo ¡Yey!

No sé bien como continuar pero ya estoy escribiendo el cap. 3 con las ideas que tengo. Si tienen alguna sugerencia, comentario o crítica me animaría mucho saberlo.

Gracias x) & sin más que decir... Disfruten su lectura.

Capítulo II
“Un llamado a alta temperatura”

 

Era un día lluvioso por la tarde, la noche apenas comenzaba a caer, sin embargo, debido al oscuro cielo nublado parecía que había llegado mucho antes el anochecer. Una chica rubia se encontraba durmiendo plácidamente en su cuarto desde hace varias horas atrás, todas las luces estaban apagadas y los pasillos teñidos de un profundo negro, sólo se podía notar un tenue resplandor en la habitación de al lado donde el más joven de los Asakura permanecía acostado en su futon.

Su respiración era irregular y algo pesada, sus mejillas estaban teñidas de un fuerte color rojizo y un pequeño trapo húmedo reposaba sobre su sumamente caliente frente.

– Yoh-kun, ¿Cómo te encuentras? – Preguntaba un especialmente pequeño amigo suyo mientras le cambiaba el trapo.

– Algo mejor, Manta – Respondió con  aquella tierna y tranquila sonrisa que siempre llevaba sobre su rostro, intentando con esto calmar la preocupación de su compañero.

– Anna-san se pasó un poco está vez, mira nada más como estas – Menciono aún preocupado el rubio, hace 3 noches atrás que la recién mencionada había castigado a Yoh por llegar tarde, dejándolo afuera y con las fuertes lluvias y la terrible ventisca helada de esa noche era lógico que cualquiera se enfermase, pues si bien el castaño era fuerte, tampoco significaba que fuese inmune a enfermarse.

– Estoy bien, Manta, ya verás que todo se solucionara jijiji

– Yoh-kun...

– Solo necesito descansar y pronto estaré como nuevo. Por cierto, ¿no crees que sería mejor que fueras a descansar tú también? Has estado cuidando de mi estas últimas dos noches y es necesario que igual duermas bien tú

– ¿Estás seguro? Yo puedo aguantar un par de noches más en vela, después de todo estoy acostumbrado por los estudios que me mantienen despierto hasta altas horas de la noche

– Pero Manta, insisto, estoy bien, no hace falta que te preocupes tanto por mí. Anda descansa, además si necesito algo siempre está Amidamaru a mi lado –

Esto tranquilizo al pequeño, pensó que era mejor dejar a Yoh sólo para que descansara bien y pudiera reponerse más pronto. – De acuerdo, que pases buenas noches entonces, Yoh-kun – Y dicho esto se dirigió hacia la puerta de la habitación, no sin antes haber apagado la luz.

– Buenas noches, Manta – Respondió mientras su amigo cerraba la puerta y se retiraba. Entonces miro hacia la tablilla donde Amidamaru descansaba dentro, no quiso molestarle, pensó que tal vez ya había causado los problemas suficientes a este, a su prometida y a su mejor amigo como para continuar pidiéndoles cosas. Así pues se dispuso a descansar, confiaba en que esto le ayudaría a sentirse mucho mejor, cerró entonces los ojos entrando en un profundo sueño.
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– Pero no lo estas... Yoh... –

El niño se quedo pasmado, inmóvil frente a la persona de la cual habían provenido aquellas palabras, lo que más le sorprendió era lo idéntico que se veía a él, parecía tener 6 años, su misma edad, lo único diferente era aquel cabello largo y las ropas pero fuera de eso era como estarse viendo a sí mismo en un espejo.

– ¿Qué te pasa, acaso el gato te comió la lengua? – Pregunto el peli largo de una forma burlona al no recibir respuesta por parte del pequeño Asakura. Entonces decidió cambiar de tema. – Tú eres quien estaba llamándome, ¿no es verdad?

– ¿Eh?

– Supongo que debes estar confundido. Tú... te sientes solo y vacío, ¿o me equivoco?

– Si pero... ¿Cómo sabes eso? Yo no he llamado a nadie y no he dicho nada, entonces ¿por qué...?

– ¿Por qué estoy aquí? Para empezar, yo lo sé todo sobre ti, Asakura Yoh, yo también estoy sólo y vacío pero... Tú y yo estamos conectados y juntos la soledad deja de existir

– Yo... No lo entiendo...

– Bueno, es lógico, después de todo pareces ser un niño normal, no tienes nada de extraordinario

– ¡Oye! – Se defendió el pequeño indignado y haciendo puchero mientras un ligero sonrojo adornaba sus mejillas, señalo entonces a su acompañante con cierta molestia. – ¡Tú tampoco pareces tener nada de extraordinario! –

El mayor se quedo mirándolo y parpadeando sorprendido por un breve momento, después rió, extrañando más al menor. – Eres muy divertido, Yoh. ¡Ya sé! ¿Qué te parece si jugamos? Jugaremos a las escondidillas

– A las escon... ¿Qué?, ¡espera! ¿Jugar? – Balbuceo confundido.

– Así que... ¡Te toca! Atrapame, si lo haces te concederé un premio, lo que tú quieras ¿Listo? ¡Aquí voy! –

Dicho esto el mayor desapareció rápidamente dejando a un Yoh preocupado pero decidido a encontrarle a como de lugar. De este modo comenzó a buscar por toda la mansión pero no lograba dar con el peli largo, fue en ese momento cuando se le ocurrió una gran idea.

– Yoh si que se toma su tiempo... – Decía el mayor desde lo alto de una de las ramas del cerezo, admiraba la vista de aquel lugar mientras tristes recuerdos se agolpaban en su mente, entonces una agradable brisa sopló, se sentó en la rama recargando su espalda contra el tronco de aquel gran árbol y cerró los ojos por un momento hasta que...

– ¡Aquí estas! – Exclamaba un pequeño Asakura que apenas y podía escalar aquellas ramas, se sentó frente al mayor con una sonrisa triunfante en su rostro.

– Vaya, vaya, pensé que nunca me encontrarías, ya estaba comenzando a aburrirme – Se quejó el mayor a lo que el menor hizo un puchero pero después volvió a sonreír.

– ¿Sabes? Fue muy divertido, nunca antes había jugado con alguien así que no sabía muy bien qué hacer, pero después pensé que como eres muy parecido a mi te esconderías en el mismo lugar donde yo lo haría, ¡aquí! –

Ante esto el peli largo lo miro sorprendido unos instantes en silencio para después sonreír de medio lado, era una sonrisa tierna pero algo triste. – Así que realmente estamos conectados... ¿Eh..? P–Pero que haces?

– Te encontré... – Dijo un tranquilo y feliz Yoh mientras abrazaba a aquel niño por su cuello. – No sé porque pero... Presiento que tu eres la persona a la que he estado buscando y... Al fin te encontré... Hao… –
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– Hao... Hao... Hao... – Susurraba muy débilmente entre sueños el menor.

Ante esto una figura ya conocida apareció de entre las sombras de aquella fría habitación acercándose al gemelo menor, comenzó a acariciar su rostro observándolo detenidamente a lo que este medio reacciono abriendo los ojos solo un poco, le pesaban bastante por la enfermedad así que era lo más que podía abrirlos, sin embargo no pudo ver el rostro de dicha persona, sólo su silueta y aquel cabello largo.

– Hao... – Volvió a pronunciar muy débil a lo que el otro llevo con delicadeza uno de sus dedos frente a los labios del menor silenciandolo.

– Shh... No hagas mucho ruido... –

Yoh no estaba exactamente en sus 5 sentidos debido a la enfermedad así que asintió para después cerrar los ojos, poco a poco con las suaves caricias que le propinaba la persona frente a él, comenzó a caer dormido de nuevo hasta perder la razón.
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– Umm... – Después de hacer un leve puchero y tras algunos parpadeos, el Asakura menor comenzó a abrir sus ojos lentamente.

– Vaya, al fin despiertas –

Al escuchar aquella voz abrió sus ojos de golpe.

– ¿Cómo te encuentras, Yoh? –

Se sentó en la cama rápidamente para poder comprobar sus sospechas y, ahí estaba su gemelo, se encontraba sentado en el suelo, dándole la espalda con el torso completamente descubierto dando a admirar un cuerpo bien definido. Parecía estar bebiendo algo pues sostenía un vaso pequeño con una de sus manos.

– ¡Hao! – Exclamó, ante el brusco movimiento anterior la pequeña sábana que lo cubría sé bajo un poco y entonces pudo notarlo... ¡Estaba desnudo!, su sonrojo se hizo presente mientras su rostro reflejaba una expresión entre sorpresa y terror, era algo cómica a lo que el mayor se rió.

– Parece que ya te sientes bien – Mencionó el mayor soltando una carcajada burlona.

– ¡¿Q-Qué hago aquí? Y ¿Por qué estoy desnudo?! – Pidió una explicación algo molesto.

– Ah eso... – Respondió con cierto desinterés mientras le daba vueltas al líquido dentro de su vaso. – Te hice mío mientras dormías – Dijo como si fuese lo más normal del mundo y después le dio un trago a su bebida, por su parte Yoh se había quedado boquiabierto y pasmado.

– ¡¿QUÉ?! En...Entonces todas aquellas veces que dijiste que seríamos uno sólo te referías a...!

– ¡Jajajaja! Ay hermanito eres tan inocente – Se burlaba a carcajadas el mayor. – Sólo estaba jugando contigo, no pensé que realmente caerías

– Mou... ¡Hao eres un idiota! – Decía un Yoh muy molesto y bastante sonrojado.

– ¿Qué? – Volteo un poco su rostro para ver la expresión de su lindo hermanito, le miraba con una sonrisa traviesa de medio lado. – ¿Acaso realmente deseas que te posea de esa forma, hermanito?

– P-Pero que tonterías estás diciendo Hao, ¡claro que no!

– Oh pero tu mente está diciendo otra cosa...

– ¡Deja de leer mis pensamientos! Sabes que odio que hagas eso...

– Bueno, respondiendo a tus preguntas. – Cambio de tema. – En primer lugar, yo poseo más conocimiento del que si quiera te pudieses imaginar. Esta habitación está siendo rodeada y custodiada por el espíritu del fuego a una temperatura especifica, la ideal para que tu temperatura corporal se regule y puedas recuperarte más rápido, es por eso que te encuentras desnudo, la sábana delgada que te cubre no afecta pero tu ropa causa una irregularidad en la temperatura que intento guardar para tu cuerpo y por ello la he retirado, no la necesitas

– Hao... Ya veo...

– Y el por qué estás aquí... ¿No estabas aclamando mi nombre una y otra vez?

– ¿Qué..? ¡Oh no! Espera eso fue porque... porque... – Bajo un poco su mirada pues no sabía cómo explicarse ante lo que había soñado.

– ¿Por qué...? Lo recordaste... ¿No es verdad? – Murmuro con seriedad el peli largo.

– ¿Uh..?, ¿Recordar?... – Se mostró confundido, pero al no recibir más respuestas por parte de su hermano suspiró resignado. – Olvídalo... – Como pudo se hizo hacia la orilla de la cama.

– ¿Qué haces?

– Me voy de aquí

– Te vas... ¿así desnudo?

Yoh se sonrojo y miro a su hermano seriamente. – ¿Y mi ropa? –

– Si la traje... Pero no te la daré – Volvió a darle la espalda y continuo bebiendo tranquilo.

– ¡Hao! – Le reprocho molesto su hermano menor.

– Es verdad, tu querida Anna se molestará si no regresas, sin mencionar que tus amigos se preocuparan por tu estado... Que lamentable...

– Bueno, no importa, aún si no me la das igual la encontraré – Intento ponerse de pie pero así como lo intento término sentado de nuevo en la cama tras haber sufrido un dolor punzante en su cabeza, cerró sus ojos fuertemente como reacción. – Itte...

– Te recuerdo que estás enfermo, Yoh, no puedes ni levantarte de la cama, mucho menos esperes poder llegar a tu casa, la fiebre te mataría a medio camino y además hay otro detalle... – Se levanto de su lugar dándose media vuelta y tras arrojar su vaso a un lado se dirigió hacia su gemelo a lo que este abría apenas un poco los ojos, de un rápido movimiento lo acostó sobre la cama posicionandose sobre él y lo aprisiono de sus muñecas pegando su frente a la contraria. – No te dejare ir, hermanito

– ¿H-Hao...? Qué vas a...? – Pregunto el peli corto con voz temblorosa.

– Relajate, Yoh... – Susurro cerca de sus labios. – Mejor es que descanses y te comportes, de lo contrario... – Con su mano recorrió el pecho contrario bajando por este hasta su abdomen en una sutil caricia que hizo suspirar y sonrojar una vez más al menor mientras el mayor proseguía. – Tendré que subir un poco más tu temperatura…

– ¿Eh...? ¡¿EH?! –

Notas finales:

¡Espero haya sido de su agrado! c:

→ NOTA: Hace poco me ví la versión de Shaman King original al japones entonces por eso en vez de "amo, joven, señor, señorita, etc." se tratan como "dono, san, sama, kun, etc."

Sólo quería aclarar eso xD Nos vemos ~


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