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Rainbow VS Monochrome por Alphonse Zero

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Notas del capitulo:

Después de un laaaaargo tiempo, por fin he vuelto. Lamento si la espera fue mucha, pero son los capítulos finales y estoy tratando de que queden bien. Además, lo típico, estoy en temporada de clases y las tareas no me dejan en paz. 

Pero en fin, no más excusas. He aquí el capítulo 45. Espero lo disfrutenn ;3

Jordán corrió tras de Dante. El joven azabache se acercó apresurado a la camilla. Gritaba, preguntaba qué había pasado, pero no le respondían. Había sangre. Quería acercarse pero los paramédicos trataban de alejarlo.

-¡Vincent!- Gritó de nuevo. La mano de Jordán tocó su hombro.

-Tranquilo, ven aquí. No puedes ir con él ahora.

Dante vio como subían a Vincent en la ambulancia sin poder hacer nada, sin poder ir por él. Era su culpa, solo podía pensar en que era su culpa.

-Tranquilo, Dante. Cálmate- Jordán sostenía al chico, esperando a que se calmase. Podía sentir como temblaba. Odiaba verlo así.

-¡Dan!- Stan llegó a donde estaba y se lanzó a abrazarlo. -¡Lo siento, lo siento mucho! Él me ayudó a escapar para pedir ayuda. Fue mi culpa, no debí dejarlo.

Stan también lloraba. Dante nunca lo había visto así, trato de sostenerlo mientras él también trataba de sostenerse a sí mismo. Jeff se acercó a ellos también, trataba de consolarlos mientras aguantaba las lágrimas, pero un par le rodaron por las mejillas.

-No hay que quedarnos aquí- dijo Benjamín. -Los llevaré a la escuela.

-No- dijo Dante de inmediato. –Al hospital. Quiero estar con Vincent.

-Yo también quiero ir- dijo Stan.

-Y yo- dijo Jeff.

Jordán y Benjamín compartieron miradas. No había de otra. Ambos llevaron a los chicos al hospital. Benjamín llamó a la escuela para que contactaran a la tía de Vincent y ponerla al tanto de la situación. Jeff, por su parte, mandó un mensaje a Cris explicando todo; no recibió una respuesta.

Dante y Stan estaban sentados en la sala de espera junto a Jordán. Ambos callados, esperando.

-La escuela se comunicará con la Tía de Vincent. Con suerte llegará pronto- Benjamín fue a sentarse junto a los chicos, a un lado de Stan. -¿Dónde está Jeff?

-Junto a la máquina de sodas, creo que le escribe a Cris- respondió Stan.

Dante permanecía en silencio. La imagen de Vincent lleno de sangre y con los ojos entrecerrados lo perseguía. Tenía mucho miedo. ¿Qué pasaría si…? ¡No! Eso no puede pasar. La mano de Jordán de nuevo se puso en su hombro.

-Todo estará bien-decía tratando de consolarle.

-Iré por un café, ¿quieren algo?- preguntó Benjamín.

-Un té estaría bien- le responde Jordán.

Dante no dijo nada.

-Stan, ven conmigo- le pidió Benjamín.

Éste iba a negarse, pero se dio cuenta que no era exactamente para invitarle un café. Se levantó en silencio y lo siguió. Jeff al verlos fue detrás de Stan. Jordán y Dante se quedaron solos.

Era extraño, el hospital se sentía tranquilo, quizá porque aún era de madrugada. Pero el interior de Dante era un caos. Quería calmarse, pero no lo estaría hasta ver a Vincent bien. Sentía que solo la mano de Jordán lo mantenía allí.

-¿Tú madre cómo está?

-¿Qué?- la pregunta lo sacó del trance.

-Ya está enterada de todo, ¿no? Seguro vendrá pronto a verte.

-Sí, dijo que vendría. Aunque no creo que sepa que estoy en el hospital.

-¿Quieres avisarle? Te prestaré el teléfono- le ofreció Jordán.

-No, quiero que llegue tranquila. De nada sirve alterarla en medio del camino. Ya le avisaré más tarde.

Odiaba admitirlo, pero esa respuesta fue un alivio él. No sabía la reacción que tendría Amelia al verlo. Quizá no sería muy agradable, pero era algo que debía enfrentar. Quería recuperar a su hijo, ser parte de su vida, era obvio que para ello debía ver a Amelia de nuevo.

 

Mientras tanto, Benjamín, Stan y Jeff iban por el café. Caminaban por los alargados pasillos blancos, solo había murmullos alrededor y las enfermeras pasando a su lado. Jeff encontró una máquina de dulces y se quedó atrás. En cualquier otra ocasión se hubiesen quedado a cuidar que no se metiera en problemas, pero hoy no, lo dejaron ser.

-Deberías llamar a tus padres. La escuela debió llamarlos también, pero para que estén más tranquilos- le dijo Benjamín de pronto.

-No creo que lo sepan aún, mi madre me llamará tan pronto se entere- dice sonriendo a medias. –Es cuestión de esperar. Además, estoy bien, no soy yo quien está herido.

-¿Y sientes culpa por eso?

Stan se detuvo, Benjamín también.

-Cometí el mismo error otra vez. Creía que podía controlar la situación, pero…-las lágrimas comenzaron a rodar. –pero no pude evitar que los lastimaran. No pude proteger a ninguno.

Benjamín se acercó y lo tranquilizó abrazándolo. Stan lloró todo lo que necesitó, hasta estar más tranquilo. Se secó las lágrimas con las manos un poco apenado por llorar tanto, eso no era muy de él.

-Es difícil cuidar de los tuyos, no siempre sale como uno desea. Pero no vale la pena hundirse en ese sentimiento de culpa. Ellos aún te necesitan.

Stan sabía que el profesor tenía razón. No podía dejarse derrotar ahora, Dante lo necesitaba, y Vincent lo necesitaría también.

-Necesitaré ese café entonces. Debo mantenerme despierto.

-Bien, vamos.

 

Después de eso no tardaron mucho en llegar. Benjamín le entregó su té a Jordán y se sentó junto a él. Por su parte, Stan fue de nuevo junto a Dante.

-Ten, bebe esto- Stan le entregó a Dante un té también. –Para que te relajes un poco.

-¿Cómo podría?-Dante lo toma un poco desanimado.

-Por favor, hablamos de Vincent. Nada detiene a ese tonto. Va a estar bien. Pero necesitará que estés allí para él, así que tienes que calmarte- tras decir esto, le da un gran sorbo a su café.

Dante voltea por fin a ver a Stan. Su rostro delataba todas sus lágrimas. Aun así, se había esforzado por tratar de calmarlo. Dan bebió un poco del té, le faltaba azúcar y estaba demasiado caliente pero no le importaba, continuó bebiéndolo con cuidado.

-Oh no, ¿ese es Jeff?- pregunta Benjamín al ver llegar al chico con una montaña de golosinas entre las manos.

-No debimos dejarlo solo, seguro vació la máquina de golosinas- dijo Stan.

Jeff llegó con los chicos y colocó la montaña de dulces en el regazo de Dante.

-P-para ti- le dijo sonriente el pelirrojo.

Dante vio que Jeff también quería animarlo. Se sintió afortunado, tenía a sus amigos apoyándolo. El profesor y el señor Jordán también estaban allí. Tenían razón, debía ser fuerte.

-Gracias, Jeff. Aunque no podré comerlos todos. Dales algo a los demás también.

Jeff asintió, y ofreció de sus golosinas a todos. Claro, al final se quedó con la mayoría, pero eso fue porque nadie comía tantos dulces como él. Ya estaban todos más tranquilos cuando apareció Teresa. Al entrar en la sala identificó primero a Dante.

-Tú…-dijo a la vez que iba hacia él.

Dan se levantó. Esperó el regaño seguro y que le echase la culpa de todo, pero en cambio lo tomó mirándolo a los ojos.

-¿Cómo está Vincent? ¿Tú estás bien?- Teresa notó las heridas de Dante.

-E-estoy bien…- no se esperaba esa reacción.

-Me alegro- decía eso, pero sus ojos estaban llorosos. Para sorpresa de Dante, se estaba portando tranquila y amable con él.

-Yo soy el tutor de Vincent- dijo Benjamín al levantarse y extenderle la mano a la mujer.

-¿Y dónde estaba cuando hirieron a mi sobrino? Se supone que debía cuidarlo ¿Cómo se salió siquiera de la escuela? Voy a poner una queja, esto es inaudito- ahora sí se veía molesta.

-Yo…ah…lo sé, créame que lo siento. Estamos conscientes de las deficiencias de la escuela. Tiene derecho a quejarse- Benjamín no pudo más que retirar la mano que había extendido y agachar la cabeza.

-Lo haré, téngalo por seguro- dijo aún molesta. Se sentó junto a los chicos a esperar noticias. A partir de eso no dijo más.

 

Pasaron unas horas. La mañana ya había llegado, todos estaban cansados, Jeff se había quedado dormido hace rato. Stan cabeceaba a ratos, se levantaba a dar una vuelta y volvía. Lo mismo con Benjamín, además de estar haciendo llamadas constantemente. Teresa igual se levantó un momento. Sólo Jordán y Dante permanecieron allí todo el rato. El azabache no podía con la angustia. Estaba a punto de levantarse para preguntar por Vincent cuando un doctor apareció.

-Familiares de Vincent ****-tan pronto dijo esto, Dante y Teresa se levantaron.

-Yo soy su tía- se acercó al doctor.

-¿Cómo está?- preguntó Dante.

-Está fuera de peligro. Perdió algo de sangre, pero estará bien. Ahora mismo está dormido.

El corazón de Dante sintió alivio por fin. Era una gran noticia, pudo romper en llanto por la alegría pero se controló.

-¿Puedo verlo?- preguntó.

-Sólo uno, por unos minutos, el chico necesita descansar- dijo viendo a Teresa. Era obvio que le darían preferencia por ser un pariente directo.

-¿No podríamos entrar los dos? No causaremos problemas, seremos rápidos.

El doctor lo pensó. –Bien, pero sean breves.

-Gracias.

-Síganme.

Dante aún estaba sorprendido. Los siguió después de voltear a ver a Jordán y que éste le dijese con un gesto que fuera. Dante no conocía mucho a la tía de Vincent, aunque la primera vez que la vio supo que no le había dado la mejor impresión. Le sorprendió el trato que le estaba dando.

Llegaron a la habitación y entraron. Vincent estaba dormido en la cama como dijo el doctor.

-Los dejaré solos. Vuelvo en un momento- el doctor salió del cuarto.

Dante fue rápido al lado de Vincent, se acercó a verlo. Tenía unos raspones en el rostro y moretones en los brazos. Sin embargo, parecía dormir tranquilo. A Dante se le escaparon las lágrimas. Tomó su mano, estaba un poco fría.

-Vincent,- dijo su tía viéndolo desde el otro lado de la cama y con lágrimas en los ojos. –Chico tonto, ¿por qué siempre te metes en problemas?- se quejaba, pero sonaba aliviada.

Dante quiso decir algo, pero prefirió quedarse en silencio. Pasó su mano por el rostro de su amado y sonrió. Ya quería que despertara. Esperaría por ello.

El doctor llegó después de un rato. Ambos tuvieron que salir como prometieron y caminaron regreso a la sala de espera.

-Te cortaste el cabello- dijo Teresa de pronto.

-Oh, esto- Dante no dijo nada un rato.

-Se ve bien. Digo, antes también.

De nuevo hubo silencio. Dante quería responderle, pero no sabía qué decir.

-Sé que no fui muy amable contigo la primera vez. Me tomó por sorpresa el que Vincent saliese con un chico, aunque no tiene nada de malo. Sólo que…creo que en sí no esperaba que saliese con nadie. Vincent debió cambiar mucho desde que te conoció. O más bien, volvió a ser como antes.

-¿Cómo antes?- preguntó Dante.

-Sí, como cuando su madre vivía. Después de eso sólo se metía en problemas. Solís recibir llamadas constantemente por su comportamiento; de pronto pararon. Creo que fue por ti.

Dante pensó en ello. Quizás era verdad, pues él nunca vio al Vincent del que muchos hablaban. Nunca conoció al Arlequín del Diablo.

-Una vez me empujó al lago.

-¿En serio?- preguntó sorprendida.

-Sí. Casi me ahogo.

-¡Dios!

-Pero fue porque no sabía que yo no sé nadar. Se preocupó mucho y cuidó de mí. Supe entonces que no lo hizo con mala intención. Cambió conmigo después de eso.

-Es un chico problema, pero no es malo. Siempre se lo digo a su padre. Es solo que tiene mucha energía.

-Y es muy creativo también. Pero igual puede ser maduro e inteligente. Sólo necesita que confíen más en él.

Teresa vio a Dante y sonrió.

-Tiene suerte, te encontró a ti.

 

Pasaron las horas, eran cerca de las 7:00 am. Dante bebía un café ahora, necesitaba seguir despierto. Jeff había despertado y ahora jugaba con el teléfono. Cris seguía sin responderle, pero igual había mandado más mensajes: “Seguimos esperando”, “Vincent está bien. Está durmiendo”, “Tengo hambre, Stan no me deja ir por más dulces”.

Stan seguía cabeceando, estaba decidido a no dormirse. Jordán y Benjamín se habían levantado hace rato. Teresa aprovechó y se sentó junto a Dante.

-¿Ese hombre de cabello negro es tu padre?

-Oh, no. Es hermano del profesor, lo conozco de casualidad, pero él y su esposa han sido muy buenos conmigo.

-Ya veo. Estaba a punto de decir que se parecían mucho. Qué curioso. Pero entonces, ¿tus padres no vendrán?

-Se supone que mi madre llegaría en la madrugada. Quizá debería llamarle ya. Dijo que se quedaría en un hotel y luego iría a la escuela- Dante buscaba a Jeff con la mirada para pedirle de vuelta su teléfono.

Jeff llegó junto a Benjamín y Jordán. Se veía algo desanimado.

-Stan, despierta, nos iremos pronto- dijo Benjamín al ver que el chico por fin se había quedado dormido.

-¿Q-qué?- despertó. Había cerrado los ojos solo un par de minutos.

-Pero no puedo irme aún. Quiero ver a Vincent cuando despierte- dijo Dante.

-Tranquilo. Los otros no pueden quedarse, pero logré pedir permiso para ti porque tu madre ya viene en camino- dice Benjamín para calmarlo.

-¿Habló con mi madre? ¿Por qué ella no me habló a mí?

-Oh…bueno, quizá quiere esperar a hablar contigo en persona- sonríe intentando ocultar la verdad. –En todo caso, es hora de que Stan y Jeff vuelvan. La escuela llamó a sus padres, así que puede que vengan a verlos hoy.

-Sí, mi madre ya habló conmigo hace unas horas- Stan se talla los ojos intentando despertar del todo.

-Bien, andando. Tú quédate aquí con Jordán, por ahora él es responsable de ti- Benjamín comparte miradas con su hermano.

-¿No le molesta? Debe estar muy cansado ya- dijo el joven azabache.

-Para nada, no me quedaría tranquilo si te dejo aquí solo. Además, tu madre vendrá pronto- la imagen de Amelia le vino a la mente. –Cuando ella llegue probablemente me iré.

-Entiendo, gracias.

-Igual yo me quedaré aquí, así que no estarás solo- habló Teresa. –Pero tan pronto Vincent mejore iré a la escuela- dijo mirando a Benjamín.

-Ok, hora de irnos, chicos- Benjamín en serio ya quería descansar de la mirada acusadora de Teresa.

-Nos iremos pero estaremos en contacto- Stan abraza a Dante. –Y volveremos tan pronto podamos. Aunque espero que Vincent salga antes.

-Igual yo- Dante recibe el abrazo, tratando de tomar fuerzas de éste.

Jeff va y le entrega el teléfono a Dante.

-G-gracias por prestármelo- luego lo abraza también.

-No fue nada. Sé que querías hablar con Cris.

Jeff sonrió, no quería mostrarse triste, pero le preocupaba que Cris no respondiese ninguno de sus mensajes. Quizá estaba muy enojado con él.

Benjamín se fue con los chicos. Dante los vio partir, el hospital le pareció más solitario de pronto, a pesar de que ahora había más gente alrededor. Jordán se sentó de nuevo a su lado, pero no le dijo nada, se veía distante, pensativo, preocupado. Dante lo notó, pero no dijo nada tampoco.

-¿Entonces tu madre llegará pronto?- preguntó Teresa.

-Eso parece- Dante revisó el teléfono. Ni un solo mensaje de su madre. ¿Por qué? Quizá fue como dijo y ella esperaba ir a verlo a la escuela, quizá se enteró apenas esa mañana que estaba allí en el hospital. ¿Pero por qué habló primero con el profesor? –Iré a estirar las piernas un momento.

-No te alejes mucho- le dijo Jordán.

Dante asintió y se fue a caminar por los pasillos. Al final de uno había una ventana, el sol ya brillaba a través de ésta. A fuera parecía un día agradable. Vio de nuevo el teléfono, quería saber de su madre; “¿debería llamarla?, ¿debería esperar?”, pensó. En todo caso llegará pronto.

Jordán igual estaba impaciente. Benjamín habló con Amelia y no tardaría en llegar. Al parecer ella ya sabía que él estaba allí, así que no sería una sorpresa. No sabía si eso le aliviaba o lo empeoraba todo ¿Qué pensará al verlo?, ¿qué le dirá?, ¿qué pasará con Dante al saberlo todo? Moría de nervios de solo pensarlo.

Dante dio la vuelta y regresó. No quería estar lejos cuando llegase su madre ni cuando avisaran que Vincent había despertado. Fue de vuelta a su asiento. Jordán lo vio llegar.

-Dante, yo…-pronunció Jordán, tratando de hablar con su hijo, cuando ella llegó.

Amelia entró a la sala de espera, buscando con la mirada. Dante pudo sentirla. Se dio la vuelta y la vio, por fin estaba allí. Se levantó de la silla de inmediato, pero no corrió a ella. Ella tampoco corrió a él, estaba congelada allí, viéndolo, viendo a ambos.

-Dante- pronunció.

-Mamá- Dan sonrió, fue a ella, y su madre lo recibió con un abrazo.

-Oh, Dante- no pudo decir nada más. Quería, pero no podía.

A Dante no le importó, ya sabía que lo había extrañado, que estaba preocupada, que le alegraba verlo. Lo sabía porque él sentía lo mismo. No lloraron mucho, solo unas lágrimas se les escaparon. Las secaron al mismo tiempo y se vieron sonriendo.

-¿Cómo está Vincent?- preguntó ella. -¿Tú estás bien?

-Estoy bien, Vincent también, pero aún no despierta. Quiero quedarme hasta entonces.

-Claro que sí. También quiero verlo.

-Ven, quiero presentarte a un par de personas- Dante la tomó de la mano y la llevó a donde estaban Jordán y Teresa.

Para suerte de Jordán, Teresa se levantó en cuanto se acercaron para saludar.

-Hola, soy Teresa, la tía de Vincent- estrechó su mano con la otra mujer.

-Un gusto, yo soy Amelia, la madre de Dante.

Amelia había cambiado. Su cabello era de un castaño dorado, ya no más tintes de colores. Sus ropas seguían siendo de tonos obscuros, pero se veía elegante. Ya no era una chica de 16 años, ahora era una mujer. Pero sin duda era ella, aún tenía esos brillantes y gentiles ojos color miel. Esa sonrisa cálida. Jordán la observaba en silencio. Si antes no sabía qué decirle ahora se había quedado en blanco.

-Espero que Vincent esté bien. Sólo he hablado con él por teléfono, pero por todo lo que Dante cuenta sé que es un buen chico. Ya quiero conocerlo en persona- dijo Amelia.

-Gracias. Igual espero que despierte pronto- respondió Teresa.

-Mamá, quiero presentarte al señor Jordán- dijo Dante. –Él y su esposa me han ayudado mucho.

Amelia había tratado de evitar hacer contacto visual con Jordán, pero ahora ambos se estaban viendo a los ojos. Hubo un silencio y una tención que incluso Dante sintió. Sin saberlo, ahora estaba parado en medio de su padre y su madre.

 

Notas finales:

Gracias por seguir leyendo. Una disculpa de nuevo por la espera. A mediados de junio estaré libre por fin y puede que entonces actualice más seguido. Prometo esforzarme mucho. 

Sin más por el momento, me despido. 

Att. Alphonse Zero. 


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