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Rainbow VS Monochrome por Alphonse Zero

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Notas del capitulo:

¡He vuelto!
Por fin, después de un largo y agotador semestre, ya estoy aquí.

Gracias por ser pacientes y esperarme, prometo tratar de actualizar más seguido ahora. 

Sin más que decir por el momento, disfruten del capítulo. 

El encuentro de miradas duró unos segundos, largos y tensos. Jordán se preparó, ese era el momento. Podía verlo, los ojos de Amelia lo estaban juzgando. Pero no se dejaría vencer sin pelear. De una forma u otra debía conseguir ser parte de la vida de Dante. La miró decidido y…

-Gusto en conocerlo. Gracias por cuidar de Dante- Amelia se acercó y le extendió la mano.

No lo esperaba, de pronto se fue el valor que hacía sólo unos segundos tenía. Vaciló, pero luego estrechó la mano de Amelia.

-E-el gusto es mío- dijo resignándose.

-Su hermano es el profesor de Dante, si no me equivoco, él me avisó que usted estaría aquí- Amelia sonaba más seria al hablar con Jordán. Dante lo notó, no era normal que su madre hablase así con las personas, al menos a que estuviese molesta. El doctor de Vincent apareció para romper con aquel ambiente serio. Fue directo a ellos ya que los reconoció.

-¿Doctor, pasó algo?- preguntó Teresa de inmediato.

-Algo bueno, Vincent acaba de despertar.

Dante se olvidó de la situación entre su madre y Jordán. Sus ojos se iluminaron al escuchar la buena nueva.

-¿Podemos verlo?- preguntó entusiasmado.

-Los dejaré pasar a todos esta vez, pero no lo abrumen. Aún debe reposar.

-Podrás conocerlo ahora, mamá- dijo Dante.

-Yo tendré que retirarme por ahora- interrumpió Jordán. –Volveré más tarde.

-Es una pena- respondió Dante. -Seguro a Vincent le alegraría verlo, pero entiendo. Pasó toda la noche fuera por mi culpa.

-Deja de decir eso- le sonríe. –Me alegra haberte ayudado. Me iré ahora que sé que todo está bien, pero estaré en contacto contigo y mi hermano para saber cómo va todo.

-Bien. De nuevo gracias, señor Jordán, gracias por todo.

Jordán le sonríe, luego ve a Amelia, ella no mostraba emoción alguna en sus ojos, ni siquiera lo miraba. Decide no decir nada más y comienza a irse. Mientras se alejaba, Dante le dijo:

-Salude a la señora Bianca y a Amanda de mi parte.

-Lo haré- le responde Jordán.

 

El doctor lleva entonces a Teresa, Amelia y a Dante a la habitación de Vincent. El corazón del azabache latía desesperado. Le emocionaba verlo despierto, aunque sabía que quizá estaría muy débil. Eso le entristecía.

El primero en entrar fue el doctor. Tan pronto vio a Vincent lo comenzó a regañar.

-¿Qué es lo que hace? Le dije que se quedara quieto. Recuéstese derecho. Si se mueve tanto la herida podría abrirse.

-¡Qué aburrido es! Estoy cansado de estar en la misma posición- el rubio de ojos cielo estaba recostado al revés, con los pies sobre la almohada.

-¡Por Dios, Vincent, compórtate!- dijo su tía entrando a la habitación y ayudando al doctor a acomodarlo bien.

-Déjenme, puedo solo. Me lastiman más ustedes- se quejó. Mientras lo obligaban a acostarse correctamente, vio que Dante se asomó por la puerta. Lo observó en silencio, luego agachó la cabeza.

Dante entró seguido de su madre. Una vez que el rubio ya estaba bien recostado, el doctor los dejó.

-¡Válgame! Ni siquiera así te comportas- se quejó su tía. –Nunca sabré de dónde sacaste esos modales.

Vincent no dijo nada. Evitaba a toda costa mirar a Dante.

-Bueno, ¿ahora qué te ocurre?- su tía lo notó ahora muy serio.

Dante sabía lo que tenía. Se acercó despacio a la cama, tratando de verlo a los ojos.

-Me alegra verte tan bien. Creí que estarías muy adolorido.

-Duele un poco, pero ya me dieron medicamento para el dolor- responde algo tímido, aún sin levantar la mirada.

-Stan y Jeff estuvieron aquí.

-¿Stan está bien?- pregunta preocupado. Ahora sí alzó la vista.

-Perfectamente. Está en la escuela ahora, sus padres vinieron a verlo.

-Qué bien- suspiró aliviado.

Dante tomó la mano de Vincent. Estaba más cálida ahora. A pesar de estar herido, se veía bastante bien, debió esperarlo viniendo de él. Vincent apretó entonces la mano de Dante.

-Dante, ¿no me presentarás a tu novio?- dijo Amelia rompiendo el silencio.

-U-usted es…-Vincent notó entonces a la mujer de ropa negra y ojos miel. Se sonrojó al ver cómo le sonreía.

-Soy Amelia. Hablamos por teléfono en la otra ocasión- se acercó a donde Vincent estaba.

El rubio soltó apenado la mano de Dante, dudó, y luego la extendió para saludar a su suegra.

-Yo soy Vincent. Es un placer conocerla al fin- Vincent estaba rojo de oreja a oreja. –Lamento que me vea en este estado, hubiera querido conocerla en un lugar más agradable.

-Haha, bueno, a mí también. Pero aun así estoy feliz de conocerte.

Dante estaba contento por ver que su madre y Vincent se habían conocido por fin. Igual hubiera querido que fuese en circunstancias más alegres, pero así eran las cosas. Por su parte, la tía de Vincent comenzó a reír.

-Vaya, quién lo diría. Nunca imaginé verte poner esa expresión en tu rostro, sobrino.

-¿De qué expresión hablas? ¡Deja de burlarte!- ahora Vincent estaba más rojo.

El ambiente había cambiado ahora que Vincent estaba despierto. Dante sintió un gran alivio al verlo tan animado, aunque sabía que no lo estaba del todo. Estuvieron charlando un poco, cosas sobre a dónde iría Vincent una vez saliese del hospital. No podía volver a la escuela, tendría que irse un tiempo con su tía. Ya verían luego como solucionar lo de la escuela para que no perdiese el semestre.

La madre de Dante también se veía más animada ahora. Estaba charlando con Vincent con una sonrisa sincera y una curiosidad que al rubio le hacía sonrojar. Era de nuevo su madre. Dante no pudo evitar pensar que algo extraño estaba pasando entre su madre y el profesor Benjamín. Algo le ocultaban. Pero no era el momento, no quería arruinar lo que tenía ahora. De nuevo veía a su madre, Vincent estaba a salvo, y su tía se portaba más amistosa con él. Todo estaba saliendo bien. Pero iba a cambiar, lo sabía, ya tendría que hablar con su madre sobre todo lo que pasó.

-Tan pronto mejores deberíamos salir los cuatro a algún lado- propone Amelia. –Hace tiempo que no visito esta ciudad, quisiera dar una vuelta antes de ir a casa.

-Me encantaría. Tan pronto salga de aquí…-trató de decir Vincent.

-Me temo que no será tan pronto. Necesitarás reposo después de salir de aquí- interrumpió Teresa. –Pero mientras eso sucede, pueden venir a visitarnos a mi departamento.

-Gracias- dijo Dante a Teresa. –Pero, mamá, ¿te quedarás mucho tiempo?- mirando ahora a su madre.

-Hasta que tu semestre concluya. Un par de semanas si no me equivoco. No podría regresar a casa sola después de todo lo que pasó. Pero tampoco quiero perjudicarte en tus estudios.

-¿Y dónde te quedarás?

-En el hotel.

-¿No será muy costoso?- dice Vincent. –Podría venir con nosotros. Podrían venir ambos- propone Vincent muy animado.

-Oh, no. No querría molestar- dice Amelia.

-No es molestia- responde Teresa. -Estar en casa sola ya me tenía aburrida. Me hará muy bien tener compañía un tiempo. Y por el espacio ni se preocupen. Hay una habitación disponible, allí estarán cómodos.

-¿En serio? Eso sería grandioso. Muchas gracias- dijo Amelia. -¿Oíste eso, Dante?

-Sí…- no se veía muy convencido.

-¿Ocurre algo?- pregunta Vincent. -¿No quieres venir?

-No es eso, me encantaría. Es sólo que me preocupa la escuela. No quiero descuidarla más de lo que ya lo he hecho.

-El departamento queda algo lejos de la escuela. Podría ser un problema para que llegue a tiempo a sus clases- comenta Teresa.

-Bueno, eso es cierto. No vale la pena que ambos arriesguemos el semestre- dice algo desanimado el chico de ojos cielo.

-Pero igual iré seguido a verlos, lo prometo- dijo Dante sosteniendo cariñoso la mano de Vincent.

Éste le sonrió de vuelta. No quería asustarlo ni nada, pero temía por él. Muchas cosas habían pasado y no pudo evitarlas. Ahora estaba lastimado y se sentía en desventaja.

 

 

Jordán apenas llegaba a su casa. Estaba cansado, pero más que nada preocupado por toda la situación. Sabía que no podría posponer por más tiempo sus planes. Entró a su casa encontrándose con Bianca sentada en el sofá de la sala leyendo. Tan pronto lo escuchó llegar, dejó el libro que tenía en manos a un lado y se levantó de inmediato.

-¿Qué pasó?, ¿cómo están todos?- se acerca preocupada a su esposo.

-Ambos están bien. Vincent ya despertó, Dante está con él- Jordán besó la mejilla de su esposa y la guio a sentarse con él.

-¿Lo dejaste con Benjamín?

-No- Jordán duda pero al final le cuenta. –Su madre, Amelia, está con él.

-¿Ella está aquí?, ¿la viste?- un escalofrío le recorrió al escuchar el nombre de aquella mujer.

-Sí, ambos nos vimos.

-Entonces… ¿Dante ya lo sabe?

Jordán negó con la cabeza.

-¿Cómo es eso? No debiste ocultarle esto por más tiempo.

-Es que no supe qué decir. Creí que se enojaría al verme, pero estaba indiferente. Fingió no conocerme- al decirlo, se notaba que aquello le había molestado.

-No pueden seguir ocultándole la verdad. Dante se enojará más mientras más mentiras le hayan dicho- Bianca parecía molesta.

-Sí, pero creo que por ahora era lo correcto. Estaba muy preocupado por Vincent, si de pronto se entera de que soy su padre… Dios sabe cómo podría reaccionar.

-Es algo que “ambos” deben hacer- la voz de Bianca la delataba. Estaba más que molesta, estaba celosa.

Jordán pudo verlo. No la culpaba, él se sentiría igual si estuviese en su lugar. La tomó del mentón e hizo que lo viese a los ojos.

-Escucha, Amelia fue mi novia y la quise mucho. Me dolió perderla por escuchar los consejos de mis padres. Pero una vez lo hice supe que no podría volver jamás con ella. Con el tiempo dejé de amarla. Es cierto que nunca dejé de pensar en mi hijo y en cómo la traicioné, pero ya no había un amor romántico hacia ella.

-Yo…lo sé, y creo en ti. No es que dude, pero…sigue siendo difícil para mí asimilarlo todo. De un día para otro me entero que tienes un hijo, que de hecho estuvo en la casa y yo no lo sabía- suspira. –Y yo no lo odio, me agrada, me he encariñado de él. Pero me asusta saber que si no arreglas todo pronto, las cosas se van a complicar aún más.

-Se lo diré una vez que Vincent salga del hospital, lo prometo- Jordán sabía que ya no podía posponer aún más esa charla. Debía hablar con Dante y con Amelia para arreglar las cosas.

 

     A pesar de querer quedarse más tiempo con Vincent, todos convencieron a Dante de que debía ir a descansar. Antes de volver al instituto iría con su madre para recoger sus cosas en el hotel y moverse al departamento de la tía de Vincent. Teresa personalmente los llevó en su auto hasta el hotel.

-Volveremos pronto- le dijo Amelia al bajar del auto con Dante.

-Tómense su tiempo. Iré a buscar estacionamiento aquí cerca- les respondió para luego arrancar el auto.

Amelia y Dante entraron al hotel y fueron a la habitación para buscar sus cosas. Sería rápido ya que ni tiempo de desempacar le había dado. Entraron al cuarto, casi intacto, y tomaron las maletas de su madre.

-Una vez te instales me iré a la escuela. Mañana ya es lunes y tengo clases- le dijo a su madre.

-Nada de eso, antes iremos a comer. Estoy segura que no has comido bien estos días. También necesitas dormir. Así que cuando vuelvas tomas un baño y directo a la cama, ¿sí?

-Está bien, lo haré, aunque no me siento tan cansado ahora.

Amelia se quedó callada un momento y luego fue directo a Dante. Lo hizo sentar en la cama junto a ella y tomó sus manos.

-Tu profesor me contó todo…pero no me conformo con eso. Necesito que tú me digas lo que pasó.

-Mamá, tranquila, ya todo está bien. No tiene caso.

-Dante- dijo su nombre exigiendo una respuesta.

El joven azabache suspiró y bajó la mirada. Era inevitable, debía decirle. Quería hacerlo también.

-Te contaré, pero por favor no te alteres ¿ok? Ya todo está mejor ahora.

-Sólo dime- pidió con calma.

-Bien- tomó fuerzas para hablar, tratando de sonar calmado también. –Vincent había ido a buscar a ese chico, Damián, quería arreglar las cosas para que lo dejara en paz. Yo temía por él y fui a buscarlo. Las cosas no salieron bien- las imágenes de la fiesta volvieron a él. El ruido de la música, la gente, y Damián. –Ese chico y sus amigos me encontraron antes de que yo encontrase a Vincent. Me obligaron a ir con ellos y…- ahora los recuerdos de la camioneta. Una sensación de mareo y nauseas. La sonrisa del Diablo.

-¿Qué te hicieron esos chicos?- preguntó Amelia.

-Me golpearon y… ese chico trató de atacarme- no la miró a los ojos, no podía. Las palabras ya no salían.

-¿Trató?- su madre le acarició el rostro.

-Sí, porque escapé. El señor Jordán me encontró en la calle y me llevó a su casa. Cuidó de mí. Luego volví a la escuela y hablé con la policía. Al final pasó lo de Vincent y…eso es todo.

Amelia no le dijo nada. Lo miró y acarició con cariño. Luego lo tomó con fuerza entre sus brazos. Dante no pudo evitar llorar. Amelia lo hizo igual, sin soltarlo. Se quedaron así un largo rato. Los brazos de su madre es lo que Dante necesitaba para cerrar aquella mala experiencia. Sintió tanto alivio, ya todo había terminado. Al menos eso pensó en ese momento.

Notas finales:

Ya estamos en la recta final. Espero que les haya gustado. Déjenme sus comentaios y/u oponiones (también saludos si quieren ;) huhu).

Nos leeremos muy pronto.

Att. Alphonse Zero


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