Benjamín llevó a los chicos a la escuela. Stan charlaba con él en el asiento delantero, Jeff por su parte se había quedado dormido en la parte de atrás.
-¿Usted cree que nos expulsen por lo que hicimos?
-No, aunque un castigo sí tendrán. En realidad esto es más un problema de la escuela ahora.
-¿Eso lo perjudica a usted?- le preguntó Stan.
-No pensemos en eso ahora. Lo importante es que tú y tus amigos están bien. Ya todo se solucionó.
-No todo en realidad. Aún no sabemos lo que ocurrirá con Damián- Stan se cruza de brazos.
-Bueno, no nos conviene ilusionarnos con que se quede en prisión. Ya sabemos lo que pasó la última vez. Pero ten por seguro que ya no se meterá con ninguno de ustedes.
-¿Por qué está tan seguro de ello?- le cuestionó Stan. -¿Qué podría detenerlo?
-La misma persona que evitará que se quede en prisión- responde Benjamín.
Llegaron a la escuela. Stan ya sabía que sus padres estaban allí, pero le sorprendió ver que quienes los esperaban en el estacionamiento eran Cris y Alexander. Jeff despertó justo cuando el motor del auto se apagó. Miró por la ventana y saludó gustoso a Cris. Tan pronto bajaron del auto fueron abordados por el castaño de gafas.
-Ustedes me deben una explicación- le dijo con fría seriedad a Stan.
-Cris, cálmate. Ya hablaremos- le respondió.
-¡Cris!- Jeff corrió y se lanzó a los brazos de su amigo, restregando su rostro en su pecho.
-¡Y tú, Jeff, eres quien más me decepciona! Te pedí sólo una cosa, que te quedaras con Dante y lo vigilaras ¿Por qué me desobedeciste?- en verdad estaba molesto.
Los gritos de Cris no eran lo que el pelirrojo esperaba. Se molestó mucho y se separó de él.
-¡Eso hice!- le gritó. –Me quedé con D-Dante todo el t-tiempo. Lo vigilé y lo seguí.
-Debiste evitar que saliera de la escuela. Debiste avisarme lo que planeaban. Debiste esperarme.
-Y-yo…
-No debiste irte sin mí, ¿cómo crees que me sentí todo este tiempo?
Jeff entonces se quedó callado. Agachó la cabeza apenado y con los ojos llorosos tras su flequillo.
-No seas tan duro con él- le dijo Stan a Cris.
-¡Eso también va para ti! ¿Qué pensabas al irte así con Vincent?- le gritó a Stan.
-Sé que no fue la mejor idea, y te debo una disculpa pero debes dejarnos hablar sin gritarnos.
-¿Cómo quieres que no grite! ¡Estoy muy molesto con ustedes! ¿Tienen idea de cómo me sentí todo este tiempo? Yo fui el único que se quedó en la escuela, el único que no sabía qué estaba pasando. Todos se fueron y me dejaron atrás ¿Qué clase de amigos hacen eso?- Cris se dio la vuelta y salió corriendo.
-¡Espera, Cris!- Stan trató de ir tras él, pero el profesor Benjamín lo detuvo.
-Déjalo, está muy molesto ahora pero se le pasará. Deben darle tiempo.
Aunque estaba de acuerdo, Stan quería ir y solucionar las cosas con su amigo. Podía entender su enojo, lo habían dejado fuera de todo. Era otro de sus errores, uno más para la lista. De pronto su atención recayó en Alexander.
-Hola- dijo el rubio en un tono casi tímido. –Yo…quise venir a ver cómo estaban- sus ojos no miraban a Stan. Era obvio que buscaba a alguien más.
-Gracias, Alex. Aunque sé que esperabas a Dante- le responde Stan al tiempo que se acercó para abrazarlo.
-No lo digas así. En serio los esperaba a todos- Alexander correspondió el abrazo. Sintió como Stan se dejaba caer en él, como descansando. –Necesitaba verlos para pedirles perdón.
-Ya somos dos. Parece que tendremos que tener una reunión de disculpas cuando todos estemos juntos de nuevo- dice Stan tratando de sonar risueño.
-¿Ellos están bien verdad?
Stan notó la preocupación de Alexander. El día anterior no se presentó a recibir a Dante, probablemente por vergüenza. Quizá por eso estaba allí.
-Lo están. Vincent ya está fuera de peligro, y Dante se quedó a cuidarlo. Volverá hoy más tarde- colocó su mano en el hombro de Alexander. –Y estoy seguro que le alegrará verte.
Alexander sonrió en silencio. Tenía mucho de lo que hablar con Dante, era cierto, pero no sólo con él.
-Bueno, bueno, ya hablarán de todo esto más tarde- interrumpió Benjamín. - Stan, tus padres deben estar adentro.
-Cierto, debo irme. Pero quiero que todos nos juntemos para comer más tarde, ¿ok?
-Claro, cuenta con ello- Alexander y Stan se despidieron.
Jeff entró junto con Stan, aunque sabía que sus padres no estarían allí. Ahora mismo no quería estar sólo, pero tampoco quiso ir tras de Cris. Se había comportado como un tonto con él, no tenía por qué gritarle así.
Fueron todos a la dirección donde los padres de Stan lo esperaban. Él y el profesor entraron, pero Jeff debió quedarse afuera esperando. Dijeron algo de ser “un asunto entre la familia y la escuela” o algo así. Se sentó entonces en una de las bancas cercanas.
Los pasillos no estaban tan transitados como de costumbre, quizá porque era domingo y muchos de los chicos dormían hasta tarde. Jeff se sintió entonces más solitario. Se preguntaba en qué reacción tuvieron sus padres cuando los llamaron. No, seguro ellos ni siquiera respondieron, debió ser uno de los empleados de la casa.
Dentro de su bolsillo aún tenía un caramelo de los que sacó de la máquina del hospital. Pensó en comerlo, pero se detuvo. Aquella conversación tomaría bastante tiempo y él tenía sueño, así que mejor decidió irse a dormir.
Fue hasta su habitación, fantaseando con arrojarse a la cama y dormir hasta la hora del almuerzo. Entró y sin mirar alrededor, se tiró en medio de la cama de Cris.
-¿Qué haces aquí?- escuchó decir detrás de él.
Giró la cabeza y vio que Cris estaba sentado en el sofá de la habitación.
-¿No deberías estar en la dirección?- le preguntó en tono serio. Tallaba sus ojos bajo sus gafas. Su voz temblaba ligeramente, como si ocultara algo.
-¿Cris?- Jeff levantó la cabeza y fijó su vista en él. Había estado llorando.
-No, no empieces, aún no quiero hablar contigo. Si vas a quedarte aquí entonces yo me iré- acto seguido se levantó. Pero Jeff fue más rápido y corrió a detenerlo. Lo tomó del brazo y lo jaló para que se sentase de nuevo. -¡Basta, ya suéltame!
-¡No!- le respondió Jeff. – ¡Q-quédate aquí!
-No quiero verte ahora, ¿ok? Quiero estar solo- comenzaron a forcejear.
-¡Cris!- la jaló con fuerza y ambos cayeron en el sofá.
El pelirrojo quedó sobre el castaño de las gafa: Los dos recuperaron el aliento después de su pequeño forcejeo. Jeff lo miró directo a los ojos, enrojecidos y tristes. Cris lo hizo igual, no siempre podía ver los ojos verdes de Jeff, buscando desesperado dentro de él, ¿pidiendo perdón? No lo sabía, con Jeff nunca se sabe.
-Quítate- le dijo ya cansado.
-N-no, Cris- le suplicó.
Cris suspiró y se rindió ante él. Entonces Jeff se dejó caer sobre Cris, descansando su cuerpo en él, sin dejar de verlo. No hubo más esfuerzos por separarse, se quedaron así.
Jeff era inmaduro, igual que un niño, pero no esperaba que se fuese así sin avisarle. Estuvo horas preguntándose qué pasaba, sin importar que le mandase mensajes de texto, la incertidumbre lo consumía minuto a minuto.
-Cris- dijo su nombre de nuevo. Una voz infantil, pero tan tranquila en ese momento. –Lo siento.
No quería que lo viese así más tiempo, tomó su cabeza y la recostó sobre su pecho. El pelirrojo entonces pudo escuchar sus latidos.
-Lo sé, pero aún estoy molesto- lo estaba, pero más tranquilo. Jeff estaba allí, fuera de peligro. Si algo le hubiese pasado…no, no quería pensar más en eso, ya lo había atormentado mucho esa idea.
-T-te traje un dulce.
-¿Me estás chantajeando?
-Q-quizá.
Después de un par de horas Stan y sus padres salieron de la dirección. Por poco habían decidido sacarlo del instituto, pero bajo promesas de mejorar la seguridad y de que el chico seguiría teniendo la beca que le permitía estar allí los padres se resignaron. No sólo el profesor y el director intervinieron, obviamente Stan también. Ese no era momento para irse, debía concluir el semestre, además de arreglar todo con sus amigos.
-Ni creas que nos conformaremos con el castigo que te dará la escuela. Nosotros también tomaremos cartas en el asunto- le dijo su padre en un tono severo.
-Sí, lo supuse- le respondió casi sin darle importancia.
-Tú nunca habías hecho algo así, ¿qué fue lo que pasó?- le cuestionó su madre.
-Mis amigos estaban en problemas- dijo a secas.
-No es excusa. Si realmente eres su amigo debiste hablar con un profesor. Eso era lo correcto, no ir a la calle a correr un sinfín de peligros- dijo su padre.
Stan ya había pensado eso. Ya no soportaba el haber cometido tal error. Su expresión debió mostrar claramente eso, pues su madre al verlo no tardó en darlo un codazo a su esposo para que se callara.
-En todo caso, nos alegra que no te haya pasado nada- dijo la mujer. –Nos tenías muy preocupados.
-Sí, bueno, es cierto- confirmó su padre, tratando de seguir sonando serio.
-Lamento haberlo hecho. Por suerte yo estoy bien, sólo falta esperar a que Vincent mejore.
Los tres fueron al estacionamiento. Stan se despidió de sus padres, que aunque seguían algo molestos no dudaron en darle un fuerte abrazo a su hijo. Momentos más tarde los vio partir. Se sintió más aliviado después de solucionar el asunto de sus padres, aunque aún tenía cosas por resolver.
Ya tenía hambre, así que se dirigió a la cafetería de la escuela, no iba a soportar pedir más disculpas con el estómago vacío. Mientras caminaba pensaba en Dante y Vincent, se preguntaba cómo estaban los dos. Otra cosa que rondaba en su cabeza era la presencia de ese señor, Jordán. El hermano del profesor no había pasado desapercibido, sabía que estaba jugando un papel muy importante dentro de todo este asunto, pero aún no sabía exactamente cuál.
Después de llegar a la cafetería y conseguir su almuerzo, se encontró con la sorpresa de ver a Cris y Jeff sentados en una de las mesas. Ambos comiendo, pero extrañamente tranquilos. Eso era una buena señal. No dudó en ir y sentarse junto a ellos.
-Parece que a ustedes también les dio hambre- dijo al colocar su bandeja en la mesa y sentarse frente a los chicos.
Después de un pequeño espacio de tiempo en el que Cris vio a Stan y dudo de si seguía o no molesto con él, le respondió en un tono serio:
-Parece que ya quedó solucionado lo de tus padres.
-Sí, en parte. Pero aún falta el castigo que nos darán a todos por escapar de la escuela. Supongo que esperarán a que todos estemos presentes para que se lleve a cabo- Stan habló del asunto como si se tratase de cualquier cosa.
-Pues en serio espero que logren escarmentar con ese castigo. Lo digo por ti también, Jeff.
El pelirrojo se abstuvo de responder, él estaba concentrado en su comida.
-Cris, te debo una disculpa- inició Stan.
-¿Por?- cuestionó Cris.
-¿Me harás decirlo?
-Letra por letra.
-Bien- dijo Stan en un suspiro. –Lamento haberme ido así con Vincent. No debimos escaparnos de la escuela. Sé que fue algo estúpido, pero en ese momento estaba tan enojado…no quería que ese chico se saliera con la suya después de atacar a Dan. Sin embargo, no fue la mejor opción. Vincent está en el hospital, y es mi culpa.
Cris nota como los ojos de Stan comienzan a ponerse llorosos. Rabia, tristeza y arrepentimiento, todo se leía en su cara.
-Conociéndolo estará bien en un par de días. El susto debió ser lo peor de todo- dijo Cris para calmarlo.
-Sí, es cierto- Stan rió mientras secaba sus lágrimas.
-Y si Dan está con él tendrá más razones para levantarse antes de esa cama de hospital. Estoy seguro que pronto veremos juntos a ese par de melosos por aquí.
Stan se dio cuenta de que Cris ya lo había perdonado, o al menos ya no estaba enojado con él. Continuaron comiendo y charlando con tranquilidad, no hubo tantas risas como de costumbre, pero ya se percibía un ambiente más tranquilo entre ellos.