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Rainbow VS Monochrome por Alphonse Zero

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Notas del capitulo:

¡Buenas!

Hoy les traigo un capítulo algo corto. Sé que he tardado para actualizar y a lo mejor esperaban algo más extenso, pero prometo que el siguiente sí lo será. 

Espero lo disfruten :3

Una vez salieron del hotel, la tía de Vincent llevó a Dante y Amelia a comer algo. Los tres fueron a un pequeño restaurante familiar, no muy lejos del departamento de Teresa. El ambiente alrededor de las dos mujeres era agradable. Dante tenía gran apetito, pues en los últimos días apenas y había comido.

-Después de comer iremos a que tu madre se instale y de allí te llevaremos al instituto- comentó Teresa.

-Creo que tomaré el autobús. Ya ha dado muchas vueltas por nosotros.

-¿Estarás bien por tu cuenta?- le pregunta Amelia.

-Sí, además así me aprenderé el camino y podré ir a verlas por mi cuenta.

Después de su conversación en el hotel no pensó que Dante estuviese tan tranquilo al andar solo por las calles. Quizá era ella quien no estaba tranquila al dejarlo solo, pero no podía retenerlo. Dante debía continuar con su vida de forma normal.

-De acuerdo, pero llámame en cuanto llegues al instituto.

-Lo haré- dijo para seguir comiendo.

Teresa observó a Dante y Amelia. Desde que los conoció se dio cuenta que tenían una buena relación madre e hijo. Le recordaba a cómo eran Vincent y su madre. También le hizo pensar en el padre de Vincent. Después de lo ocurrido dijo que iría de inmediato a ver a Vincent, pero después de eso no había vuelto a saber de él.

 

Una vez terminaron de comer, los tres fueron al departamento de Teresa, un lugar amplio y bien decorado. Amelia se instaló en la habitación de huéspedes y los tres pasaron el resto de la tarde charlando en la sala.

Dante se llevaba bien con Teresa, mucho más de lo que antes imaginó que podría. Su madre y ella también habían congeniado, lo que lo tranquilizaba pues pasarían mucho tiempo juntas. Todo parecía ir bien, pero a veces pensaba en el padre de Vincent, de quien sabía muy poco y a quien temía en cierta forma. Imaginaba que podría no agradarle la idea de que su hijo saliese con un chico ¿Lo sabría ya? Quizá por ello no había ido al hospital junto a Teresa.

En ese momento extrañó a Vincent. Sabía que ya estaba estable, pero no dejaba de estar un tanto preocupado. Si por él fuese se quedaría con él en el hospital hasta que le dieran de alta. Pero al no poder hacerlo, al menos iría a visitarlo lo antes posible allí en casa de su tía.

 

 

Mientras tanto. Después de haber comido y descansado un poco, Jordán decidió ir a hablar con Benjamín. Su esposa tenía razón, no podía posponer más tiempo aquella charla con Dante, pero quería consultar con su hermano antes. Quizá incluso debía hablar con Amelia antes de con su hijo. La verdad es que no sabía por dónde comenzar.

Tras llegar a la escuela, fue directo a la oficina de Benjamín. No necesitó tocar la puerta, pues estaba abierta. Al asomarse vio a su hermano hablando por teléfono.

-Bien, creo que entonces entiende la situación. La solución a esto no será tan fácil como antes- decía con fría calma. Al ver a su hermano en la puerta le invitó a pasar con un gesto. –Sí, de acuerdo. Esperaré noticias de ustedes más tarde. Adiós- colgó el teléfono. –Hola, Jordán- saludó a su hermano.

-¿Pasa algo?- preguntó por la resiente charla.

-Nada malo, tranquilo. Hablaremos de ello después. Dime qué es lo que te trae por aquí.

-Dante- respondió a secas.

Benjamín sabía muy bien de que se trataba aquello.

-¿Cómo te fue con Amelia?- dijo sonriendo con traviesa malicia.

-Ah, eso. Aún no sé si fue bueno o malo. Al menos no terminó en un escándalo.

-¿En serio?

-Fingió no conocerme.

-Auch- dijo de forma burlona. –Bueno, creo que eso fue lo mejor por ahora. No era el momento ni el lugar. Pero… ya quieres decirle a Dante, ¿verdad?

-No quiero herirlo. No sé qué lo lastimará más, decirle ahora o que lo descubra después.

-Lamento decirlo, pero cualquiera de las dos opciones lo lastimará- dijo con franqueza. –Nadie estaría listo para esa conversación. Es algo que sólo debe ocurrir. Pero sí creo que debe ser lo antes posible.

Jordán ya se esperaba esa respuesta, pero escucharla directamente de la boca de su hermano es lo que necesitaba. No había duda, debía decirle ya.

-¿Sabes dónde está ahora?- se levantó de su asiento.

-Aún no llega a la escuela. El guardia está al pendiente de su entrada, y Amelia no me ha llamado para decir que vienen en camino.

-Sí que se han vuelto cercanos ustedes dos. Estuvieron en contacto todo este tiempo, después de todo.

-Siempre fuimos cercanos. Ella se ha portado como una hermana mayor para mí.

 

 

Ya estaba atardeciendo. Teresa y Amelia acompañaron a Dante a la parada de autobús y no se movieron de allí hasta verlo partir. Se sentó casi hasta atrás, junto a la ventana por donde podía ver al Sol aún en el cielo, pero a punto de ocultarse.

Tan pronto llegase al instituto tomaría una ducha y se iría a dormir. Le esperaba una semana difícil y debía descansar lo más posible para iniciarla con ánimo. No sólo era Vincent, sino los exámenes finales lo que lo tendría ocupado.

Aunque no quería pensar en ello, por su mente se cruzó también la imagen de Damián. Aún no les decían lo que había ocurrido con el chico, dudaba de si estuviese realmente en la cárcel. Pero no iba a esconderse como un ratón asustado, él tenía cosas por hacer y no dejaría que aquel chico lo detuviese.

Dante salió de sus propios pensamientos al ver por la ventana como se acercaba a la parada frente al instituto. Faltaba casi nada para llegar.

 

Momentos antes de ello, Benjamín y Jordán seguían en la oficina.

-Se está haciendo tarde- dijo Jordán al ver por la ventana.

-Tranquilo, está con su madre. Seguro que pronto sabremos de él- y como si le invocasen, el teléfono sonó. –Hola- respondió Benjamín. –Hola, Amelia- dijo en voz alta, haciendo estremecer a Jordán. – ¿Ya vienen en camino?

Benjamín se quedó un rato en silencio, escuchando lo que Amelia de decía. Jordán imaginaba que Dante llegaría con ella. Las cosas podrían ponerse difíciles.

-Ya veo, así que viene el solo- dijo Benjamín. –No te preocupes, yo mismo iré a esperarlo en la entrada. Sí, hablamos mañana. Adiós- y colgó el teléfono.

- ¿Dante viene solo?

-Sí, parece que él quiso venir por su cuenta en autobús. Pero Amelia me pidió ver que llegase a salvo- Benjamín se levanta y se pone el saco. -¿Vamos a recibirlo?

Ese era el momento, Jordán se levantó también y miró decidido a su hermano.

-Vamos- dijo a secas y  ambos hermanos fueron a recibir a Dante.

Pasaron unos 10 minutos parados en la entrada, esperando. Jordán estaba claramente inquieto, mirando el portón con cierto temor. Benjamín lo notó.

-Tranquilízate, él no va a morderte. Si te ve así pensará que algo malo pasa.

-Bueno, tampoco es que vaya a darle una agradable noticia.

-¿Ah, no? ¿Qué no es una buena noticia el saber que su padre apareció y que quiere formar parte de su vida?

-No cuando implica que lo abandoné a él y su madre. Es probable que me odie después de enterarse.

-Sí, pero no es que sea una buena o mala noticia. Sabes, yo creo que podría reaccionar muy bien. Es un chico maduro, entenderá si le explicas.

Tan pronto terminó de decir aquello su sobrino apareció. A la distancia, Dante bajaba del autobús para luego entrar por el portón que tanto estuvo vigilando su hermano.

Ese era el momento. Jordán no se esperó a que Benjamín dijese nada, avanzó directo al chico azabache, aquel de ahora cabello corto y que usaba la chaqueta que él mismo le regaló.

Notas finales:

Gracias a los que siguen leyendo. Una disculpa por la tardanza, trataré de ponerme al corriente con mi escritura estos días. 

Espero les haya gustado. Nos leeremos luego.

Att. Alphonse Zero.


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