-Agon-san…
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Durante las vacaciones universitarias, lo que haría cualquier estudiante sería irse a la playa con sus amigos, asistir a innumerables fiestas con sus compañeros de curso o simplemente para los más solitarios, quedarse en casa a merced de sus madres (los que vivieran con ella) y después disfrutar de una película durante las tardes. Pero algo es seguro, los universitarios en Saikyodai podían hacer eso y también entrenar durante todos los días. Si bien en especial los integrantes del equipo de fútbol americano eran bastante populares en la comunidad, eran cotizados en todas las reuniones, sin embargo, no dejaban del lado su pasión por el americano ni dejaban que algo como las reuniones extraescolares intervinieran en sus entrenamientos, aunque estos fueran en plenos días de descanso.
Cuando ingresaron como nuevos estudiantes, efectivamente uno de los que más se hizo notar fue Agon Kongo.
Excesiva violencia, peleas que terminaron para el mal de los estudiantes que lo habían provocado, escándalos, y, sobre todo, ganándose el respeto, admiración o miedo, como se quisiera ver, por ser uno de los pocos que no se dejó llevar por las novatadas idiotas de los estudiantes de cursos superiores. En cuanto al equipo de fútbol, fue reclutado a penas entró, pues, había pertenecido a los prestigiosos Shinryuji Naga. Ya después de un año, para las vacaciones, era conocido en toda la escuela.
Comenzó a expandirse el rumor de que Agon estaba saliendo con la novia de un estudiante mayor que también pertenecía al equipo de americano, Esto no era nuevo, todo el año hubo rumores así, pero aquellas mujeres eran las novias de un don nadie, todas y cada una de ellas habían pasado por su cama. Y no, no eran sólo rumores…
Pero ésta vez no estaba saliendo con la novia de un don nadie, era uno de los matones de la escuela, de esos engreídos y arrogantes que desde el primer día que puso el pie dentro de la escuela se alzó sobre los demás. El cabrón hijo de puta por excelencia de la escuela, claro, antes de que Agon y Hiruma llegaran.
Después de todo el alboroto que se armó (con Agon restregando la cara de varios por el suelo y todo) debido al supuesto rumor, quedó una pequeña división en el equipo, los que estaban del lado del pobre estudiante sin bolas al que le quitaron a su pobre y zorra novia, y los que simplemente querían jugar fútbol americano. Esos eran mayoría. Solamente los amigos de aquel tipo estaban con él, de esos perdedores que siguen en la escuela por la pura gracia y piedad de dios, básicamente los imbéciles. De alguna forma, se tenían que vengar.
Es muy difícil pensar en una buena forma de hacerlo, no buscaban herir de una manera física porque sabían que Agon les daría una paliza de nuevo, no, buscaban algo más interno, más personal, porque ese rasta ya los tenía hasta los huevos. Pero, ¿cómo? No parecía ser especialmente cercano a alguien, tener novia, al menos no una y tampoco tenía un “mejor amigo” o alguna mariconería parecida… Y de pronto se dieron cuenta, ¿No es Ikkyu el más cercano a él?
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Cuando menos se lo esperó, un puñetazo fue directo a su estómago, no fue tan duro para ser grave pero sí lo bastante fuerte para hacerle perder el aire y tirarlo unos pasos hacia atrás. ¡Qué gran día! Fuera del equipo, el mensaje, y ahora, lo derribaban dentro de su propia casa. ¡Todo un triunfador!
Agon entró en la casa, cerrando de un portazo. Mientras que Ikkyu se recuperaba de aquel golpe que le dejó marcado en su estómago un bonito y cordial “Con permiso voy a entrar” de color morado.
Todo quedó en silencio, los dos estaban frente al otro. Agon parecía tranquilo, pero tan solo parecía porque ni de broma lo estaba.
-Agon-san… ¿Por qu…
- ¡¿Y a ti QUÉ MIERDA te pasa?! - Enfatizando esas palabras – ¿Te golpeaste la cabeza mientras atrapabas un balón?, y no me digas cualquier mierda que la basura diría, no, tú no eres así, sabes lo que vales. Entonces, te estás haciendo el estúpido y eso es lo que más me molesta, porque LO SABES, sabes que todo esto es una jodida mentira-
Ikkyu se quedó sin palabras, no había pensado en la posibilidad de tener que confrontarlo de esta forma. Mientras tanto Agon siguió hablando.
-Ni siquiera me puedo tomar esta idiotez en serio. Creo que sólo es un capricho porque tu cabeza se ha calentado de más y te crees demasiado bueno, como si me estuvieras retando y eso… ¡ME PONE NERVIOSO, CARAJO! - esto último lo dijo mientras apretaba los dientes y después lo soltó violentamente. Su aura estaba apareciendo, las cosas se iban a poner peor.
- ¡No, eso nunca!, cómo podría pensar siquiera en retarte, no lo hice por un capricho, pero la decisión ya está tomada, las razones son… Otras. – Ikkyu apretó los puños, pero le faltaba más fuerza en sus palabras. -No lo estoy haciendo por una tontería eso te lo aseguro.
- ¡Entonces me estás diciendo que eres una basura inútil como los demás! Y no importa qué excusa quieras ponerme, todo lo que me digas me va a sonar a pura mierda- Agon lo observó y se dio cuenta que Ikkyu no cambiaría de opinión. - Estás tan convencido de eso que hasta te pones a su nivel, qué asco. –
- Por favor, no pienses eso de mí, no es tan fácil, cómo podría dejar, así como así el fútbol americano, el equipo a punto de iniciar la temporada, cómo podría dejar de un lado todo…- Cada vez habló más bajo hasta que lo último se escuchó más como un susurro. -No quería causarte problemas y menos a ti, no pretendo eso, pero, en estos momentos nisiquiera pueo decirte qué está pasando, lo último que quiero es ser una molestia, es decir, tú eres...- Pensó bien sus palabras pero luego calló.
No se puede decir que Agon e Ikkyu eran los mejores amigos pero tampoco se puede decir que eran sólo compañeros. No es que tuvieran una relación más allá de un "te respeto".
Muchas veces llegaron a hablar e incluso salir fuera del campo, u otras veces se encontraban entre las calles y terminaban platicando de cosas banales, vamos que incluso Agon llegó a ponerse tan ebrio que terminó dando consejos sexuales a Ikkyu. O de vez en cuando despertaba con una resaca tremenda en su casa y no recordaba que Ikkyu salía corriendo a buscarlo pues Agon había bebido tanto que no recordaba ni quien era.
Es ahí donde radica el verdadero problema, y es que el orgullo de Agon por fin había aceptado alguien con un talento casi igual, y aunque no fuera talento, sabía el ezfuerzo de Ikkyu sí, la palabra que más odiaba, y ya no importaba, porque llevaban años jugando juntos en el mismo equipo y los que faltaban.
Justo eso es lo que más le enfurecía, ¿No habían pasado bastantes cosas ya para que se tuvieran un mínimo de confianza?, ¿No estaba ya bastante vividitos para no poder hablar de algo como esto?, o es que acaso ¿No eran "amigos"?...
Una vez más se quedaron callados y observandose, ya no valía la pena nada y si las cosas iban a ser así, entonces al diablo con todo este teatrito.
Agon hizo un ruido que sonó incrédulo y llevó su mano a sus Oakley. Se los quitó dejando al descubierto sus ojos y eso no era buena señal, estaba más que enojado… Comenzó a caminar hacia Ikkyu. Este sólo alzó la vista observando la furia en sus ojos y sí, casi podía sentir el golpe, pero no iba a mover ni un músculo pues sentía que se lo merecía.
Cuando Agon estuvo lo suficientemente cerca, estiró la mano, Ikkyu cerró los ojos. En ese momento su celular volvió a sonar, era el tono de un mensaje.
Hace un rato cuando Agon lo golpeo, una de las primeras cosas en salir volando fue su celular, que cayó no tan lejos. Ikkyu volteó rápidamente nervioso lo cual no pasó desapercibido por la vista de Agon quién se apresuró a tomar el celular.
- ¡Espera, Agon-san! –Trató de detenerlo, pero sin éxito. Esto hizo aún más sospechoso aquel mensaje.
Cuando Agon retiro con un empujón a Ikkyu abrió el celular y se dio cuenta que era un mensaje de uno de los miembros del equipo, esto le extraño y volteo para observar a Ikkyu quién tenía una mirada aterrorizada. Sólo se le quedó viendo mientras el otro veía el mensaje.
Abrió el mensaje, pero no se esperaba lo que vio.
-Así que… Es esto…- Lo dijo de una forma tranquila. Pero poco después comenzó a hacer una mueca en su rostro, primero de asco y después de furia, tenía el ceño muy fruncido y estaba chocando sus dientes. Apretó el puño con la mano que tenía libre y con una siniestra risa soltó sin más - A ESOS HIJOS DE PUTA… LOS VOY A MATAR. -