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SANANDO UN CORAZON por Orseth

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            -Jefe, aquí está la lista de objetos incautados de la tienda de artesanías mágicas.

            -Gracias Harry, déjala ahí –respondio el señor franklin haciéndole un gesto con la mano sin despegar la vista del documento que estaba leyendo.

            -Jefe, me gustaría hablarle de mis vacaciones, hace mucho que no las tomo y me gustaría hacerlo ahora.

            -Ahora que ya tienes lo que querías –dijo sin levantar la vista haciendo sentir incómodo a Harry.

            -Jefe… si es por lo de Draco Malfoy, créame, mi intención nunca fue meterlo en problemas.

            -Sí, lo peor es que lo sé –respondio viéndolo por fin- te conozco lo suficiente para saber que tu interés en ese chico es genuino… mira Harry –dijo quitándose las gafas y masajeándose los ojos- no te he dicho nada de este asunto porque a mí tampoco me dijeron nada, la verdad esto paso sin problemas para nadie y sorprendentemente el ministro resolvió esto sin tomar las represalias con las que había amenazado en aquel entonces.

            -Fue un riesgo calculado jefe, nunca pensé en meterlo en problemas.

            -Esta bien Harry, la verdad me alegro por el chico Malfoy, nunca imaginé que estuviera tan mal.

            -Lo que me hace pensar… -dijo sentándose frente a él, al borde de la silla como si lo hubieran invitado haciendo a su jefe rodar los ojos- que ese trato tan mal que tenía de parte de ese medimago es muy sospechoso.

            -Y aquí vamos de nuevo…

            -¡No, es en serio! Bruce lo torturo con toda alevosía y ventaja, eso es muy raro, era como si tuviera algo en su contra, de hecho se puso como fiera desde el primer momento en que me metí al cuarto de Malfoy.

            -¿Y ahora que, piensas investigar al hombre?

            -De hecho ya empecé, pero no he encontrado nada.

            -Tal vez porque no hay nada que encontrar, Harry por favor basta ya de tus cruzadas personales, concéntrate en tu trabajo y deja de darme problemas.

            -¡Pero jefe…!

            -Pero nada,  si quieres tus vacaciones deberás entregarme todos los reportes que tienes atrasados.

            -¡Pero son muchos!

            -¿Para qué dejaste que se te acumularan?... ya te lo dije, el día en que quieras irte, ese será el día en que tus informes estarán en mi escritorio.

            -Se está vengando –exclamó ceñudo.

            -Es lo bueno de ser el jefe.

            Cuando llegó la hora de salida, él no salió como algunos de sus compañeros, sino que siguió trabajando en su escritorio escribiendo como nunca lo había hecho siquiera en Hogwarts.

            -Harry, ya casi es media noche –dijo unos de sus compañeros- ¿estás relevando a alguien?

            -No Barry, si quiero irme de vacaciones debo hacer mis informes atrasados.

            -¿¡Tenias tantos atrasados?!

            -Sí –respondio con fastidio- cuando entré a la fuerza, lo hice pensando en ayudar gente, no para estar aplastado por horas escribiendo hasta que se me borre la raya del culo.

            -Sí, todos pensamos eso –respondio el auror riendo- voy a traer burritos y café para cenar ¿quieres que te traiga también?

            -Sí por favor, me muero de hambre –dijo sacando su cartera y dándole dinero- te lo agradezco.

            Eran las 3:00 am cuando por fin pudo salir, llegó a su casa y cayó rendido, solo para levantarse muy temprano e ir a su trabajo para exigir su liberación.

            -Listo –respondió el señor Franklin sonriendo satisfecho de su fechoría mientras estampaba su firma en el pergamino- eres libre por un mes.

            -Nunca pensé que sería tan malévolo –dijo  tomando el papel- espero que esta noche tenga pesadillas.

            -Lo dudo mucho.

            Cuando salió, fue directamente a su casa para preparar la habitación en donde se quedaría Draco, pero bastó recostarse un ratito para que ese ratito fueran horas perdido en el sueño.

            -¡Harry, despierta!

            -¿¡Qué?!... –exclamo despertando sobresaltado al oír la voz de Hermione- Hermione... ¿Qué paso? –dijo sentándose mientras se tallaba los ojos.

            -Eso mismo pregunto yo ¿Qué pasó, no deberías estar yendo por Malfoy?

            Harry despertó de golpe al oír aquello viendo su reloj dándose cuenta de que pasaban de las 5:00 pm.

            -¡Es tardísimo! –Dijo levantándose de un salto- ¡Y no he preparado nada!

            -Sí, ya vi… era el cuarto que usas de estudio ¿verdad?

            -¡Sí! –respondio corriendo como loco al cuarto de lavado en donde tenia un armario de blancos.

            Mirando al techo con exasperación, Hermione fue al estudio y varita en mano comenzó la limpieza en tanto Harry llegaba a cambiar cortinas.

            -¿Al menos compraste la cama?

            -Sí, está ahí –respondio señalando una caja del tamaño de una de zapatos.

            Limpiaron y sacaron cosas como pudieron y al final sacaron la cama de la caja y comenzaron a ponerle sabanas.

            -¿Y ahora? –Preguntó Chris entrando en ese momento- ¿acaban de tener sexo y están borrando las evidencias?

            -Sí, no queríamos que nos descubrieras –respondio Hermione riendo mientras ponía una funda a una almohada.

            -¿Qué hacen? –Preguntó entrando a la habitación viendo el gran cambio- este era el estudio ¿Por qué están cambiando todo y encima poniendo una cama, quien va a venir?

            -Draco… -respondio Harry colocando la almohada con funda que Hermione le dio- no te lo había dicho porque no nos hemos visto en estos días, pero Draco vendrá a vivir aquí.

            -¿Aquí? –Repitió sorprendido- ¿tu amigo vendrá a vivir aquí?

            -Sí, solo por un tiempo, perdón por no habértelo dicho –dijo dejando que Hermione acomodara la otra almohada mientras él caminaba hasta el chico y lo abrazaba- necesita un amigo que lo apoye, no tiene a nadie.

            -Y tu corazón de pollo no pudo resistir ¿verdad?

            -Exacto, no puedo dejarlo a su suerte cuando fui yo quien hizo escándalo por sacarlo de ahí.

            -Y ya es tardísimo, Ron dijo que salía a medio día Harry ¡medio día!

            -Lo sé, lo sé Hermione, ya vámonos –dijo soltando a Chris, quien salió detrás de ellos.

            -Bueno, si quieres puedo preparar algo de comer para cuando llegue.

            -¿En serio?

            -Claro, tu amigo debe comer.

            -Oh Chris, te lo agradecería mucho –respondio tomando su chaqueta.

            -No hay de qué, dices que se la pasaba comiendo con sus amigos.

            -¿mmm?

            -Anda Harry, ya vámonos.

            -Sí, si, nos vemos en un rato –respondio dándole un beso a Chris y entrando detrás de Hermione en la chimenea.

 

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            -¡Vaya, por fin apareces! –exclamo Ron al ver llegar a Harry y a Hermione.

            -Y si no llego yo, seguiría durmiendo.

            -Ya estoy aquí, ya estoy aquí.

            -¿Sí la trajiste Ron? –pregunto Hermione mientras los tres caminaban rumbo a la habitación de Draco.

            -Claro, yo no soy como Harry, ahora puedes ver que en realidad yo era el listo –respondio riendo mientras su amigo le daba un codazo.

            -¿De que hablan? –pregunto Harry intrigado.

            -A ver Harry –dijo Hermione- ¿Cómo piensas que Draco saldrá del hospital?

            -¿Cómo saldrá?... pues  por la puerta ¿no?

            -No seas tonto, ¿piensas sacarlo en bata?... ¿para que le de un aire cruzado y lo mandes al panteón?

            -Mierda, es cierto –exclamó palmeándose la frente- nunca se me ocurrió.

            -No me sorprende que el mini cactus que te regalé, haya muerto.

            -Es que… bueno no, la verdad no tengo excusa.

            -Por fortuna yo soy muy precavida y le preparé a Ron una bolsa con ropa abrigadora para sacarlo de aquí.

            -Sí, ya esta vestido y esperando en la habitación, pero antes deberíamos ir a arreglar unos papeles y otras cosas –dijo Ron deteniéndose en el cruce de un corredor.

            -De otras cosas, hablas de dinero ¿verdad? –dijo Harry resignado.

            -Ajá.

            -Bueno, ¿Por qué no nos esperas en el cuarto Hermione?

            -Sí, vayan, tengan por seguro que no nos iremos.

            Cuando Hermione entró a la habitación, encontró a Draco en su silla, vestido con pantalones de lana y una gruesa chaqueta; un gorro y una bufanda esperaban en la cama.

            -Hola ¿ya estás listo?

            Draco sonrió en cuanto la vio, esa chica era amable y era amiga de Harry, por lo que le caía bien, así que asintió viéndola mientras se sentaba en la cama.

            -Harry ya esta aquí, el muy torpe se durmió, por eso se le hizo muy tarde.

            Draco solo se encogió de hombros, por lo que Hermione aprovechó para hablar de  otra cosa.

            -Oye Draco, le estancia en la casa de Harry no será muy sencilla, él no sabe cómo cuidar  a una persona con tus necesidades, deberás tener mucha paciencia; entiendes eso ¿verdad?

            Draco asintió ya un tanto serio, ese tema le era difícil porque a pesar de lo que parecía, se daba cuenta de su incapacidad.

            -También llegará el momento en que debas recibir rehabilitación, ya sea en casa de Harry o en otro lado, no podemos dejarte así, la vida sigue Draco y tu deberás emparejártele… sé que te abrumo con esto, pero quiero que sepas que es por tu bien, también debes saber que eso no lo enfrentarás solo, ya no… ahora estamos contigo, somos tus amigos y te ayudaremos ¿vale?

            Draco ya no asintió, a pesar del apoyo que Hermione le aseguró que tendría, ese futuro le asustaba, así que solo giró el rostro y miró la puerta esperando que Harry entrara por ella.

            Cuando Harry regresó, encontró a Draco ya listo, así que le puso la gorra y la bufanda y tomando la silla, salió seguido por sus dos amigos.

            -Me gustaría acompañarlos chicos, pero debo regresar a la oficina –dijo Hermione.

            -Y yo aun no acabo mi turno –añadió Ron.

            -Es una lástima, pero entiendo –exclamo Harry- pero les agradezco mucho todo lo que hicieron, nunca lo habría logrado sin ustedes.

            -Eso es cierto –respondio Ron sonriendo- bueno Draco, nos veremos luego ¿vale?

            Draco sonrió tomando la mano que el pelirrojo le ofrecía, luego él y Harry se fueron de San Mungo.

 

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            Chris escuchó la puerta y voces en la sala, por lo que tapando la cacerola en la que cocinaba un estofado de pollo, se limpio las manos y salió de ahí.

            -Hola, ya estamos aquí –dijo Harry muy sonriente mientras empujaba la silla- Chris, te presento a Draco; Draco, él es Chris.

            Chris le tendió la mano a Draco mientras sonreía amable, pero internamente había quedado impactado al ver al rubio… ese chico nada tenía que ver con la fotografía del gordo del diario.

            -Chris preparó algo muy rico de comer ¿tienes hambre?

            Draco negó con la cabeza mientras miraba todo a su alrededor.

            -Ya me había dicho Ron que te niegas a comer cuando algo te estresa… tranquilo, aquí estás a salvo, vamos a comer –dijo  quitándole la gorra y la bufanda- espera aquí mientras pongo la mesa.

            Harry se dirigió  a la cocina seguido por Chris, quien no pudo evitar soltar lo que estaba pensando.

            -Oye, ese chico no es como me lo habías descrito.

            -¿Yo te lo había descrito? –repitió Harry mientras abría una alacena para sacar platos.

            -Sí –dijo mientras destapaba la cacerola y removía el contenido- me habías dicho que era un gordo que comía todo el tiempo… aunque entiendo que haya adelgazado en estos años por la vida que llevó en ese asilo.

            -¡Ah no! –Exclamó riendo- yo nunca dije que él comiera todo el tiempo, sus amigos eran los que se atragantaban con todo, tu viste al pobre de Vincent en esa fotografía, pero Draco no… él era un estirado muy esbelto; todo modales y presunción.

            -Ya veo… -exclamó sonriendo, intentando disimular que el chico de la silla no era para nada como se lo había imaginado.

            -¿Qué hiciste? Huele bien.

            -Estofado de pollo, espero que a tu amigo le guste.

            -Le gustará, tu cocinas muy bien.

            Chris sonrió mientras veía a Harry comenzar a poner la mesa, y cuando todo estuvo listo, fue por Draco.

            -Listo –dijo Harry acercando la silla a la mesa mientras Chris destapaba la cacerola y comenzaba a servir la comida- hay jugo de calabaza ¿quieres jugo de calabaza?

            Mientras servía, Chris no pudo evitar observar de reojo a Draco, no podía ignorar que ese hombre a pesar de estar en una silla de ruedas era atractivo… su piel blanca, su cabello rubio y esos ojos grises… todo combinaba perfecto de tal manera que lo hacían muy peculiar.

            Comieron entre puros comentarios de Harry, pues él estaba con un extraño hueco en el estomago, por lo que solo respondía con una sonrisa dejando que el auror hablara hasta por los codos.

            -¿Y mañana como le harás? –Preguntó al fin mientras se servía mas jugo- ¿pediste permiso?

            -Mañana no voy porque estoy de vacaciones.

            -¿Cómo?

            -Sí, pedí mis vacaciones y no tengo que preocuparme por eso en todo un mes.

            Chris se le quedó viendo tan fijo que Harry dejo de masticar para mirarlo.

            -¿Qué sucede?

            Por toda respuesta Chris se levantó y salió de ahí.

            -Oye ¿Qué pasó? –preguntó Harry alcanzándolo en la sala.

            -Dices que pediste tus vacaciones.

            -Sí ¿Cuál es el problema?

            -El problema es que ya habíamos quedado en que las pedirías cuando me tocaran las mías, así iríamos a la cabaña que tienen mis padres,como habíamos quedado.

            Harry se quedó callado, no sabía que decir pues lo que Chris acababa de decir, era verdad.

            -Yo… lo lamento –dijo al fin, sintiéndose tan culpable que ya no atinó a decir nada más.

            -Claro… -respondió sonriendo con ironía.

            Deseaba gritarle a Harry un sinfín de cosas, pero ninguna palabra salió de su boca; estaba enfadado, desconcertado, pero sobre todo se sentía triste… tan triste que sus ojos comenzaron a llenarse de lagrimas.

            -¡Oh Chris, no llores, lo lamento! –Dijo Harry sintiéndose un ser despreciable al ver lo que había causado- no fue a propósito, te juro que…

            Pero Chris no le dio tiempo de decir nada más, pues tomó su chaqueta, su mochila y salió por la puerta dejando a Harry de pie en medio de la sala.

            Suspiró sabiendo que no tenia excusa para lo que acababa de hacer, entonces escuchó un ruido a su espalda y se giró viendo a Draco en el marco de la puerta.

            -Tuvo que irse –dijo al verlo hacer señas con las manos- pero ven… comamos –dijo regresando a la cocina.

            Cuando terminaron de cenar, Harry lo llevó a la que sería su habitación.

            -Mira, aquí te quedarás, espero que te guste.

            Draco giró las ruedas de su silla entrando mas a la habitación en donde recorrió todo con la mirada para después mirar a Harry y sonreírle tímidamente.

            -¿Te gusta?

            Draco asintió sintiéndose realmente muy agradecido.

            -Pasan de las 8:00 pm ¿ya tienes sueño?

            Draco negó haciendo que Harry se sentara en la cama.

            -De acuerdo ¿Qué te gustaría hacer?

            Draco se alzó de hombros sonriendo de nuevo tímidamente.

            -Anda, se ve que quieres algo ¿Qué es?

            Ante la amable insistencia, Draco se llevó las manos a la cabeza haciendo como si la tallara.

            -¿Quieres bañarte?

            Draco asintió sintiendo en verdad mucha vergüenza, pues una cosa era que el auror le diera de comer y otra muy distinta a que le ayudara a bañarse, pero estaba harto de los baños de esponja del hospital y de los baños helados del asilo que le daba Bruce, ansiaba lo que era un baño caliente y tranquilo; sin embargo no deseaba causar más molestias, por lo que haciendo señas, intentó dar a entender que él podía bañarse solo.

            -Mira… -dijo Harry entendiendo- sé que no tengo la debida preparación para asistirte como se debe, pero tampoco puedo dejarte hacer eso solo, sería una gran irresponsabilidad de mi parte, espero que lo entiendas.

            Draco suspiro sabiendo que el moreno tenía razón, así que solo sonrió haciendo un gesto con la mano.

            -Qué ¿ya no quieres el baño?

            Draco negó moviendo su silla hacia la cama.

            -Oye, pero si en verdad lo quieres podemos hacer el intento.

            Draco no deseaba ser una carga para Harry, sabía que ya había hecho bastante sacándolo del asilo  y lo que menos deseaba era ser una molestia, por lo que sonrió restándole importancia al asunto.

            -No te preocupes, preparare la tina y después de meterte en ella te dejare solo ¿de acuerdo? –dijo levantándose y dirigiéndose a la salida- solo que hay un problema… esta habitación solo tiene un baño con inodoro, no para bañarse, pero podemos ir a mi habitación y ahí si puedes bañarte ¿ok? Y luego llamo a un fontanero para que coloque una aquí.

            Y antes de que Draco pudiera hacer cualquier tipo de seña, Harry desapareció por la puerta.

           

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            -Bien ¿y ahora qué? –Pensó Harry viendo la tina llena de agua caliente y lista para usarse- no  sé cómo mover a una persona discapacitada.

            Se mordió el labio dándose cuenta de que todo lo que Ron le había dicho, ahora cobraba sentido.

            -Bueno, pues veamos que tal nos sale –dijo para sí yendo por Draco.

            Cuando el rubio estuvo en la habitación de Harry, miró todo con gran interés, pues Harry tenía todo tapizado con sus cosas favoritas, desde posters de los Sex Pistols, hasta estandartes de Quidditch y Griffindor; Harry lo notó y lo dejó mirar pues estaba muy interesado en la reacción del chico, quien pareció no reconocer nada.

            -¿Listo?

            Draco asintió no sabiendo muy bien qué hacer, pero viendo que Harry estaba peor que él, decidió tomar la iniciativa y comenzar a quitarse el grueso suéter de lana.

            Harry lo dejó hasta que Draco quedó desnudo de la cintura para arriba, entonces se espabiló y se agachó para quitarle las pantuflas y los calcetines.

            -Bueno, falta el pantalón, pero te seré sincero, me da miedo lastimarte.

            Y es que Harry ya estaba al tanto de las lesiones de Draco, no es que al estar en la silla el rubio no sintiera nada de la cintura para abajo, en su caso vaya que si sentía, era solo que sus piernas estaban atrofiadas y no podía usarlas, por eso el movimiento en su situación era algo delicado.

            Draco asintió comprensivo, entonces se le ocurrió que todo sería mas fácil si estaba en la cama, por lo que señalándola hizo señas a Harry.

            -No te entiendo… ¿Por qué mejor no lo escribes? –exclamó buscando algo para escribir.

            Draco pareció encantado de que al fin pudiese darse a entender claramente, por lo que tomando el papel, escribió:

            -“Puedes colocarme en la cama, ahí puede resultar más fácil quitarme la ropa ¿no lo crees?”

            -mmm pues sí, puede que sí –respondio  leyendo el papel- bueno, eso si me dijo Ron como hacerlo, pero el detalle es que nunca lo hice –añadió un tanto nervioso- si te lastimo me avisas ¿vale?

            Draco asintió levantando los brazos cuando Harry se acercó a él para sujetarlo tal como había hecho Ron anteriormente.

            Lo rodeó con cuidado para levantarlo sorprendiéndose de lo liviano que era, y entonces lo colocó en la cama mientras Draco hacía muecas de dolor.

            -Listo… ¿te lastime? –preguntó preocupado al verlo hacer gestos.

            Draco negó sonriendo para tranquilizarlo, pero realmente cualquier movimiento era doloroso.

            -Bien ¿y ahora qué?

            Draco se hizo hacia atrás con los brazos para acostarse y que fuera más fácil sacarle el pantalón quedando solo con su pañal.

            -No te preocupes, lo usas porque es necesario –dijo Harry al verlo apenado por eso- si me lo permites, te lo quitare.

            Draco sonrió mientras él mismo jalaba las cintas adhesivas para después dejar que Harry se lo terminara de sacar.

            El pañal aun estaba seco y Harry se lo quito con todo el respeto del que fue capaz, no deseaba apenarlo pero era algo de los cuidados que Ron también le había advertido.

            -¿Cómo tenía que hacerle? –mascullo recordando la escara que Draco tenía en el coxis.

 

 

 

 


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