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SANANDO UN CORAZON por Orseth

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            Draco comenzó a reír al ver el apuro de Harry, sabía que el chico estaba nervioso, incluso más que él, pues el mismo de algún modo estaba habituado a ser expuesto, pero era más que evidente que Harry no estaba acostumbrado a esos menesteres.

            -Lo siento… -murmuró apenado.

            Draco terminó por fin totalmente desnudo, quedando al descubierto largas cicatrices en sus muslos, cicatrices que impactaron a Harry.

            -Perdón… -dijo al verse pillado mirando.

            -“No importa” –escribió Draco en el papel- “lo hiciste muy bien, yo lamento causar tantas molestias”

            -No es molestia…. Bueno ¿y ahora como vamos a la tina?

            Lo sentó de nuevo en la silla y lo llevó al baño, en donde una nueva complicación surgió.

            -¿Y ahora como diablos lo meto  a la tina?

            Draco volteó para mirar a Harry y lo vio muy concentrado viendo la tina, por lo que se imagino el dilema del moreno, pero prefirió no decir nada pues realmente él tampoco sabía cómo entrar; desde que recordaba estar así no había entrado en una tina y nadie había tenido la amabilidad de meterlo en una, así que estaba en las mismas.

            -No quiero que a la hora de ponerte ahí, te me vayas a soltar y caigas de nalgas en la tina –dijo Harry acercando la silla a la tina.

            Lo intentaron de varias maneras hasta que Harry terminó en calzoncillos metiéndose hasta las rodillas en el agua mientras metía a Draco.

            -Listo… -dijo con la frente sudorosa y las mangas de su camisa empapadas.

            Draco sonrió muy agradecido al ver el tremendo esfuerzo que Harry había realizado.

            -Diablos, este no era el plan, espero que no te incomode –dijo Harry viéndose semi desnudo- tampoco iba a meter los zapatos en el agua.

            Draco sonrió intentando dar las gracias en ese gesto, pues se daba cuenta del esfuerzo de Harry.

            -Bien, te dejaré solo para que disfrutes tu baño ¿de acuerdo?

            Draco asintió agradecido de tener un poco de privacidad por primera vez en años.

 

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            Harry se seco y se cambio y esperó un buen rato antes de ir por el rubio, el cual sacó y colocó en la silla con una toalla encima, regresó la habitación del rubio y luego lo puso en la cama envuelto en ella.

            -Toma –dijo dándole unas píldoras y un vaso de agua- tengo una pomada que receto Ron para la escara que tienes en el coxis, detrás de las rodillas y en los talones, se me hace más fácil si te recuestas y te coloco de lado para ponértela ¿estás de acuerdo?

            Draco asintió, por lo que pronto se encontró acostado de costado, dándole la espalda a Harry, quien quitó la toalla dejándolo desnudo… no pudo evitar recorrer el delgado cuerpo de piel pálida que tenia frente a sí; la espalda blanca la cual recorrió hasta llegar a la cadera, en donde la suave curva daba paso a un firme y bello trasero, de nalgas carnosas a pesar de ser tan delgado… sus largas piernas semi flexionadas parecían invitar a recorrer cada centímetro con la vista.

            Las largas cicatrices que las recorrían no les restaban atractivo en más mínimo, pues estás marcas eran largas y delgadas, como ramificaciones de un árbol que envolvían sus muslos, de color un tanto sonrosado.

            Draco suspiró sintiéndose muy relajado, el baño había hecho maravillas y con los medicamentos en su organismo pronto se encontró bostezando; ni cuenta se dio cuando Harry le indicó que iba a aplicar la pomada.

            -¿Draco? –Insistió Harry asomándose, viendo que el chico ya dormía- vaya, ya te dormiste.

            Vio la marca de la herida que Draco tenía en el coxis y que gracias a los cuidados de Ron, había comenzado a cicatrizar rápidamente quedando solo una mancha de piel tierna del tamaño de una mano.

            -De acuerdo, no quiero despertarte pero Ron me encomendó específicamente no descuidar estas heridas.

            Así que puso pomada en su mano y con cuidado la puso en la espalda baja de Draco, quien ni siquiera se movió; ya más tranquilo comenzó a frotarla con más energía abriendo cada vez más el círculo.

            No supo cómo pero de pronto estaba viendo las nalgas de Draco fijamente y su mano poco a poco comenzó a bajar… se detuvo sintiendo que estaba haciendo algo indebido… de hecho sabía perfectamente que el tratamiento ya había terminado, pero esa porción de piel estaba tan cerca y era tan atrayente que imagino que ponía su mano sobre ella.

            Fue solo un instante, pues al momento supo que eso que estaba haciendo estaba mal y que estaba traspasando limites que debía respetar a toda costa.

            -Imbécil ¿Qué estás haciendo? –masculló aplicando la pomada en las demás zonas dañadas y secándose las manos con la toalla y quitándola para después cubrirlo con una manta; apagó la luz y salió de ahí.

 

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            Cuando despertó, suspiró profundamente mientras se estiraba… no recordaba haber dormido tan bien en años.

            -¿Dónde estoy?.. ¡Ah sí, en la casa de Harry!

            Miró el techo y recorrió la habitación con la vista, se dio cuenta de que estaba desnudo y se preguntó qué hora sería; pero se sentía tan cómodo y calientito que cerró los ojos y se volvió a dormir.

            Cuando despertó de nuevo, se sentó viendo que la luz del sol entraba a raudales por la ventana y sobre todo dándose cuenta de que tenía más movilidad debido a que el dolor ya no era tan intenso como antes.

            Miró a su alrededor buscando su ropa, la cual encontró al pie de la cama, como pudo se vistió tardándose eternidades en la parte de abajo; el nuevo dilema fue cuando quiso pasarse a la silla… ¿Cómo hacerlo sin irse de bruces y romperse toda la crisma?

            No supo cuanto tardó pero lo que si supo es que fue toda una tortura el intentar moverse por sí solo, el dolor fue tan fuerte que cuando por fin estuvo sentado en la silla, se quedó quieto con la cabeza gacha esperando que el dolor en sus piernas y cadera menguara un poco.

            Cuando se sintió de nuevo capaz de moverse, movió su silla hacia afuera de la habitación decidiendo que definitivamente esa sería la última vez que se sentaría en su silla sin ayuda.

 

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            Cuándo Harry despertó, no fue porqué no tuviera sueño, sino porque un fuerte olor a quemado llegó hasta su nariz; abrió un ojo intentando dilucidar de donde provenía el olor… se despertó de golpe levantándose de un salto al descubrir que el olor venia de su propia casa; salió corriendo hacia la cocina encontrando todo lleno de humo; como pudo abrió la ventana descubriendo que en la esquina de la cocina estaba Draco.

            -¡Draco! ¿¡Qué haces aquí, estás bien?! –exclamó caminando presuroso hasta él para sacarlo de ahí.

            Lo llevó a la sala regresando  a la cocina dándose cuenta de que todo el humo provenía de la estufa en donde algo se quemaba en una cacerola, con su varita desapareció el desbarajuste y la mayoría del humo, lo demás lo dejó al viento que entraba por la ventana, después regresó a la sala para ver si Draco estaba bien.

            -¿Qué pasó Draco, porqué estabas en la cocina, estás bien? –preguntó sentándose en el sofá junto a él.

            Pero Draco no respondió, solo se sujetó con más fuerza la mano derecha.

            -¿Te quemaste? Enséñame –dijo  extendiendo la mano, pero Draco negó con la cabeza mientras escondía mas la mano- anda, déjame ver –insistió tomando su mano viendo que efectivamente había una quemadura en su palma- rayos Draco, te quemaste ¿Qué hacías en la cocina? –exclamó preocupado al tiempo que soltaba la mano y se levantaba para ir por su botiquín de primeros auxilios.

            Cuando tuvo la mano vendada, Harry se sentó frente a él pasándole un cuaderno y una pluma.

            -¿Qué sucedió?

            Pero Draco mantuvo la vista baja mientras el papel y la pluma permanecían inmóviles en sus piernas.

            -Draco… te subiste tu solo a tu silla y por lo que veo tu encendiste la estufa ¿Por qué?... no digo que este mal, pero fue muy peligroso, ya lo viste, en primera pudiste caerte y segundo… pues nada, ya te quemaste.

            Draco agachó mas la cabeza sintiéndose muy avergonzado, por lo que se sorprendió cuando una mano gentil le levantó la barbilla.

            -Tranquilo, todo está bien, no estoy enfadado, solo  preocupado.

            ¿No estaba enfadado?... si estuviera en el asilo hubiese sido una golpiza segura por tan solo romper un vaso.

            -Anda, dime que pasó –insistió señalando el cuaderno.

            Con reticencia tomó la pluma y comenzó a escribir, luego le pasó el cuaderno a Harry quien comenzó a leer.

            -“No se cocinar pero quise prepararte algo de desayunar, pero no se usar la estufa y de repente todo comenzó a llenarse de humo, quise quitar la cacerola del fuego y estaba muy caliente”

            -Y fue ahí donde te quemaste –dijo Harry regresándole el cuaderno- ¿y cómo te vestiste tu solo y te subiste a tu silla?

            -“Con mucho esfuerzo” –escribió con una sonrisa tímida.

            -Lo imagino… y dime una cosa y se sincero –dijo Harry regresándole el cuaderno- ¿te lastimaste tu solo en el proceso?

            Ahí Draco ya no escribió nada, solo exhalo un profundo suspiro mientras agachaba la cabeza.

            -Hagamos algo –propuso Harry poniéndose de pie- en lo que me doy un baño, mira la televisión, luego preparo el desayuno y planeamos nuestro día ¿te parece?

            Draco lo miró sorprendido, y luego escribió algo rápido en el cuaderno.

            -“¿De verdad no estás enojado?

            -No ¿Por qué habría de estarlo?

            -“Casi incendio tu casa”

            -Bueno, pero no pasó.

            Draco lo miró serio, más que nada sorprendido; entonces Harry encendió el televisor y le dio el control remoto indicándole como usarlo, después se fue a su cuarto a  bañarse.

            Sin más que hacer Draco vio la televisión sin verla realmente, pensaba en Harry, en su buen carácter y gran paciencia; y entonces sonrió sintiéndose muy afortunado.

            Cuando terminó de arreglarse, Harry preparó el desayuno y la dosis de medicinas para Draco.

            -Listo –dijo cuando todo estuvo preparado-  a comer.

            Cuando terminaron, Harry llevó a Draco a su habitación.

            -¿Por qué no te aseas tu solo?... ahí está la pasta dental, el cepillo de dientes, todo lo que necesitas, no creo que debamos cambiarte de ropa, la que te pusiste es la de ayer y realmente no está sucia, el pantalón esta todo torcido pero podemos arreglarlo.

            Draco asintió viendo a Harry salir, por lo que se puso manos a la obra terminando después de un rato, entonces se animó a salir encontrando a Harry en la sala.

            -¿Listo?... bueno, estuve pensando en algo… ¿tienes puesto el pañal?

            Avergonzado, Draco negó.

            -Yo no sé como ponértelo, a un bebé si pero con un adulto me da nervios, siento que te quebraré con tan solo moverte, pero ni hablar, hagámos el esfuerzo, vamos.

            Después de arreglar ese asunto, se dirigieron de nuevo a la sala.

            -Bien, Ron me recomendó a un enfermero para que viniera a casa a darme unas clases sobre cuidados a personas discapacitadas, la verdad tengo mucho que aprender y comenzaremos por lo más básico.

            La persona que Harry contrató llegó media hora después y pasaron gran parte del día en lecciones sobre cuidados.

            -Y por ultimo… -dijo el joven colocándose unos guantes de látex- viene el cambio de pañal, mira en realidad no es agradable, pero hay una ventaja sobre los pañales de los muggles.

            -¿Sabes de cosas muggles? –exclamó sorprendido Harry.

            -Claro, en las clases de enfermería y medicina se conocen muchos métodos muggles, la mayoría son para ver la diferencia que hay entre una cosa y otra, como en estos pañales, y a veces que hacer en caso de no poder usar magia con el paciente, como en este caso en que no podemos levitarlo.

            -Oh ya veo, que bien… bueno ¿Qué me decías de los pañales?

            -Los nuestros, todos son blancos y se ponen azules o rosas o del color que deseen comprarlos cuando ya están sucios y bloquean el olor, esa es una magnifica ventaja sobre los otros, créeme –dijo alzando las cejas mientras sacaba un pañal del paquete que estaba en el mueble.

            -Me imagino.

            -Bien, lo primero que debes hacer para cambiarlo es…

            Cuando el chico se fue, comieron y se pusieron a ver televisión, al anochecer Harry le aplicó el tratamiento dejándolo listo para dormir.

            -Descansa Draco –dijo antes de apagar la luz.

            Cuando quedó solo, Draco suspiró comenzando a repasar lo que había sucedido en el día, había visto a Harry esforzarse en aprender lo que el enfermero le decía y eso le hizo sonreír, solo que casi al instante es sonrisa comenzó a borrarse… ¿Qué pasaría después? ¿Dónde terminaría viviendo dentro de unos meses?... él había dicho que su estancia en su casa era temporal, cuestión de días… ¿Cuál sería su destino final?

            Suspiró sintiéndose tan triste y desolado… había recordado lo que era y lo que Bruce le gritaba a cada oportunidad.

            -“Solo un invalido”… -pensó mirando hacia la oscuridad- “no soy bueno en nada”… “un completo inútil”…

            Harry era como un sueño, pero sabía que los sueños no duraban, que tarde o temprano debía despertar y el moreno terminaría cansándose de él, lo llevaría a quien sabe dónde y se olvidaría de él… y no podía culparlo ¿Quién en su sano juicio querría  hacerse cargo de un inútil que solo causaba trabajo?

            Deseó morir de nuevo y lamentó no poder moverse para buscar algún modo; y debido a indicaciones de Ron, por sus antecedentes suicidas, sus medicamentos no estaban ahí.

 

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            Al día siguiente, Harry fue a ver a Draco y lo encontró dormido aun, por lo que abrió las cortinas dejando que la luz entrara mientras pensaba que realmente el rubio no tenía nada propio… ¿con que lo vestiría si solo estaba la ropa con la que había salido del hospital?

            -Definitivamente tenemos que ir de compras.

            Se giró a ver a Draco dándose cuenta de que el chico tenía los ojos abiertos.

            -¡Oh, ya estás despierto!... ¿quieres levantarte ya?

            Draco lo miró y giró el rostro causando extrañeza en Harry, quien se sentó en la cama.

            -¿Qué sucede?

            Draco suspiro sin voltear haciendo que Harry se levantara y se sentara del otro lado quedando ahora si frente a Draco.

            -¿Te sientes mal?

            Draco ni siquiera lo miró, solo se quedó mirando un punto indefinido en la pared; extrañado Harry le toco la frente.

            -No tienes fiebre… ¿quieres levantarte ya?

            Draco giró el rostro esquivándolo de nuevo.

            -Oye ¿Qué sucede?

            Draco suspiró pensando que tampoco debía ser un ingrato con la única persona que se había interesado en él, así que esta vez lo miró y negó con la cabeza.

            -¿Nada?... ¿seguro?... bueno…. –dijo después de verlo asentir- entonces es hora de levantarse… ¿Cómo que no quieres? –exclamó al verlo negarse- ¿Por qué? –preguntó dándole el cuaderno para que le respondiera.

            -No tengo ganas –escribió.

            -¿Y eso?

            -Nada más.

            -¿Pasó algo que te molestara?

            -No, simplemente no quiero levantarme.

            -Pues no dejaré que te consumas en la cama, no al menos mientras estés aquí –dijo  levantando las mantas para sorpresa de Draco- un buen  baño y estarás listo.

            Sin oportunidad de oponerse, Draco se encontró bajo el chorro de agua, sentado en la tina.

            -Lo primero que debemos comprar es una silla especial para bañarte.

            Cuando ambos estuvieron listos, salieron a la calle, con el cuaderno en las piernas de Draco, las cuales estaban cubiertas con una manta.

            -¿Qué estilo de ropa te gusta? –preguntó Harry empujando la silla frente a los escaparates de ropa- antes te gustaba una muy formal y oscura pero creo que esa ahora no te va y tampoco la encuentro cómoda.

            Aunque Draco miraba todo, sabia que no tenia caso emocionarse por algo que no sería duradero… ¿para que habituarse a algo que dentro de muy poco le sería arrebatado?... pronto sería enviado a otro asilo en donde seguramente sería olvidado; Harry había dicho que no, también el pelirrojo y esa mujer… pero él sabía que solo era un simple invalido que ocasionaba gastos y problemas que nadie necesitaba, estaba solo y nadie lo necesitaba porque lo amara ni nada parecido.

            -… y el color creo que te favorece ¿tú qué crees?... ¿Draco?

            Alzo el rostro sobresaltado al oír su nombre, miró a Harry y le sonrió asintiendo.

            -No me oíste ¿verdad?

            Draco sonrió titubeante, haciendo que Harry mirara a su alrededor  y cruzara la acera empujando su silla.

            -Quiero uno de chocolate con fresa –dijo Harry acercándose a un carrito de helados- ¿y tú?

            Draco alzó los hombros indicando que daba igual, por lo que Harry torció la boca y pidió otro igual, luego fueron a un árbol enorme en medio del parque en donde una banca de hierro forjado estaba anclada bajo su sombra, ahí comieron su helado en silencio mientras el rubio miraba a los niños jugar a lo lejos.

            -¿Qué sucede? –dijo cuando casi lo terminó.

            Draco miró su barquillo casi terminado también y sonriéndole le alzo los hombros.

            -¿Nada?

            Draco asintió y después fijo de nuevo su mirada a su cono.

            Harry termino su helado y de nuevo caminaron rumbo a las tiendas en donde compro varias prendas de ropa cómoda y de colores vivos para el rubio, la silla especial para baño y luego regresaron a casa.

            -¿Estás cansado? -Draco asintió mientras Harry colocaba las compras en el sofá- ¿quieres que te lleve a tu habitación?

            Cundo llegaron al cuarto, Harry quiso colocarlo en la cama pero Draco se negó y solo se acercó a la ventana. Harry exhalo un suspiro y salió de ahí; a la hora de comer le llevó la charola y se la dejó en la cama para darle su espacio, pero cuando fue por ella la encontró intacta.

            -¿Qué sucede, no te sientes a gusto aquí? –preguntó sentándose en la cama.

            Draco sonrió tranquilizador mientras hacía un gesto con la mano restándole importancia.

            Harry volvió  a suspirar… ¿Cómo hablar con alguien que ha puesto un muro frente a si?

            -¿Podrías al menos comer algo?

            Draco asintió sonriendo amable mientras tomaba la charola y comenzaba a comer, pero Harry veía en todo eso una fachada que cubría algo más y que Draco obedecía simplemente para que lo dejara en paz.

            -Te dejo un rato y regreso luego ¿te parece?

            Cuando regreso, Draco ya había terminado y comenzaba a anochecer, por lo que llevó una charola con dos tazas de chocolate y dos biscochos.

            -¿Te gusta el chocolate?

            Draco asintió viendo al moreno poner la charolita en la mesita y darle una taza; cuando terminaron revisó el color del pañal y dijo:

            -Me parece que ya es hora de cambiarlo.

            Draco asintió resignado, pero Harry salió para regresar con un paquete miniaturizado que regreso a su tamaño con su varita.

            -¿Pero qué te parece antes un buen baño?

            Draco lo vio desempacar la silla para el baño y meterla dentro, luego fue por él y lo desvistió.

            -Mucho mejor ¿no? –dijo Harry bañándolo bajo la ducha, con el rubio sentado muy cómodamente.

            Cuando terminó, lo secó y le colocó una de los pijamas que había comprado.       

            -Esta bien el color ¿Qué te parece? –dijo Harry guardando la ropa en los cajones.

            Draco asintió sonriendo, por lo que Harry salió para ir por sus medicamentos.

            -Creo que es hora de dormir… ¿o te gustaría hacer otra cosa? Aun es temprano.

            Draco negó y escribió que prefería dormir, por lo que Harry lo acostó después de dejarlo lavarse los dientes.

            -¡mmm!... -gimio cuando Harry lo acostó.

            -Lo siento.

            En lo que en lo que Harry limpiaba lo usado, el rubio terminó dormido.

            Harry dejo todo en orden, entonces se volvió y lo encontró dormido, apagó la luz pero encendió una lamparita que dejó el cuarto en semi penumbras; lo miró por un rato y luego se recostó junto a él.

            -¿Qué sucede contigo? –pensó viendo su perfil.

            Acomodó un húmedo mechón de pelo rubio y luego volvió a observarlo atentamente preguntándose que ocurría dentro de ese mundo silencioso.

            -Claro… creo que no solo se trataba de sacarte de ahí –pensó mirando como entreabría los labios para respirar sin ser consciente de ser observado tan atentamente- creo que subestime tu situación, no solo se trata de curar tu cuerpo… sino también tu corazón.

 

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Notas finales:

HAsta aqui x hoy, besos!!!


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