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SANANDO UN CORAZON por Orseth

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Notas del capitulo:

aqui estamos nuevamente, me da gusto que les haya agradado esta historia, x eso aqui estan estos nuevos capitulos, besos!!!

 

 

*________________________________________________*

 

 

            Al día siguiente en “La madriguera” Ron y Hermione casi se van de espaldas al enterarse de lo que había hecho Harry respecto a la custodia de Draco.

            -¿¡Estás loco?! –exclamo Hermione mientras dejaba a un lado el cesto de ropa sucia y se sentaba en la cama con las manos en la cabeza.

            -¡Definitivamente se te zafó un tornillo! –añadió Ron sentándose junto a su esposa y dejando en una mesa los libros que estaba acomodando en un pequeño librero.

            -Bueno, y a todo esto ¿Cómo esta? –Preguntó Hermione rodando los ojos con resignación- ¿pudiste hablar con él?

            -No, hace mucho que no habla, por cierto Ron, quería preguntarte algo.               

            -Tú dirás compañero.

            -Malfoy esta raro.

            -Malfoy siempre ha sido raro.

            -Aparte… si oye, pero tal parece que no me recuerda, no habla y parece ido; según me dijo la enfermera no sufrió daño en la cabeza pero por la forma en que se comporta parece otra cosa… ¡ah! Y cuando pareció que me reconoció, como que se exaltó ¿Qué crees que sea?

            -Bueno, es difícil decirlo sin haber visto su expediente, pero por lo pronto si podría decir que si el daño no es neurológico entonces es psicosomático, pero no se Harry, así no puedo decir nada, pero de una u otra forma entonces si esta en el lugar adecuado ¿no crees?

            -mmm pues no sé, este asunto esta raro.

            -¿No confías en el medimago? –preguntó Hermione.

            -La verdad no, me da mala espina… pero mejor no hablo de él o Ron me vaya a golpear.

            -No seas tonto, reconozco que aunque seas un busca problemas nato,  a veces tienes razón –replicó el pelirrojo.

            -Uy pues muchas gracias.

            -Además acepto que tengo curiosidad.

            -Oye ¿y Chris? -pregunto Hermione tomando de nuevo su cesto de ropa- hace días que no lo veo.

            -Está ocupado estudiando, se acercan los exámenes y esta frenético.

            -¿Y cómo van?

            -Pues quiere que vivamos juntos –respondio caminando a la cama y dejándose caer en ella aprovechando que sus amigos ya se habían quitado de ahí.

            -¡Vaya! ¿Y tú quieres?

            -Confieso que si me gustaría, pero también me gusta tener mi propio espacio.

            -Pero si ya casi vive ahí –dijo Hermione riendo- estudia ahí, se baña ahí, come y duerme ahí.

            -Pues sí, eso sí –respondio rascándose la cabeza.

            -¿Estás enamorado o no?

            -Lo quiero mucho.

            -Te encanta estar con él.

            -Sí.

            -¿Entonces cual es el problema?

            -Pues… creo que ninguno.

            -Ya lánzate –intervino Ron- ya sienta cabeza.

            -Lo dices como si anduviera de juerga en juerga.

            -Pues no, pero vivir con alguien no es tan malo.

            -Gracias –exclamó Hermione alzando una ceja.

            -Ya lo pensaré, en estos días tal vez les dé la sorpresa.

           

 

*______________________________________________*

 

 

            Cuando el día lunes llegó, Harry se descubrió mirando el reloj a cada rato para checar la hora de salida. De hecho no pensaba visitar tanto a Draco, pero sentía mucha curiosidad por saber cómo seguía, por ver que había tras esa expresión de indiferencia y temor, así que sin más ni más se vio saludando a Sally y entrando  a la habitación de Draco.

            -Hola Draco –saludó Harry sentándose en la cama quedando frente a Draco.

            Con agrado vio que Draco ya no se asustó al verlo, lo vio juguetear con el delgado brazalete de plástico que tenía en la muñeca, entonces como en la visita anterior, le extendió la mano con la palma hacia arriba.

            Draco miró la mano y al cabo de unos segundos y ante la sonrisa de Harry, extendió la suya y tocó la palma con sus dedos; Harry nuevamente cerró su mano, pero esta vez lo hizo despacio, por lo que en esta ocasión Draco no saltó ni retiró la mano, Harry lo miró y dijo sin dejar de sonreír:

            -¿Ya no te asusto?

            Draco se llevó la otra mano a la boca y comenzó a mordisquear la manga de su enorme bata mientras miraba hacia un lado, Harry miró la blanca mano que tenia atrapada y abriendo la suya la abarcó por completo, la giró y se encontró con unas delgadas cicatrices en las muñecas y comprendió que se trataban de las cicatrices de sus intentos de suicidio.

            ¿Cuan perturbada o desesperada podría estar una persona para atentar contra su vida ya tres veces?

            -Draco… ¿te gustaría salir al jardín?

            Draco lo miró sin comprender muy bien lo que había oído.

            -¿Salir?... ¿salir a donde?

            -Hace una tarde bonita ¿te gustaría sentir la brisa vespertina? Te abrigaríamos bien.

            Draco recorrió la habitación con la vista, su mundo constaba ya de un cuartito y esa silla, así que solo retiró su mano y exhalando un suspiro agachó la cabeza.

            -Vamos, no pasará nada.

            Draco se vio de repente siendo empujado hacia la puerta por Harry, entonces se volvió y tomó con fuerza una mano de Harry negando enérgicamente con la cabeza.

            -¿No quieres? –Preguntó deteniéndose- ¿Por qué?

            Pero Draco solo seguía negando con la cabeza mientras sus manos tomaban con fuerza la de Harry.

            -De acuerdo, de acuerdo, pero me gustaría saber porqué… ¿hace mucho que no sales? –dijo soltando la silla y caminando frente a él.

            En respuesta Draco señaló la puerta.

            -¿Qué? ¿Qué hay allá afuera?

            Draco solo lo miraba con ojos muy abiertos sin dejar de señalar la puerta.

            -Rayos… -pensó Harry contrariado- ¿Por qué no puedes hablar?... Draco – dijo poniéndose de cuclillas- ¿te da miedo salir?

            Draco dejo de señalar la puerta y bajó la vista a sus manos y después de unos momentos asintió sin mirarlo.

            -¿Puedes decirme por qué?

            Draco siguió mirando hacia abajo y después levantó la manga de su brazo e hizo señas como si algo estuviera ahí enseñándoselo a Harry, quien frunciendo el ceño seguía sin entender.

            -Draco, no entiendo.

            Draco señaló con más énfasis su antebrazo y luego se señaló a sí mismo.

            -Veamos… -pensó Harry- ¿Qué hay, había o puede haber en el antebrazo de una persona?... pero que idiota… -pensó palmeándose la frente- la marca tenebrosa.

            Al oír eso, Draco asintió con fuerza para después señalarse a sí mismo.

            -Pero tú no tienes nada –dijo Harry mirándole el antebrazo, por lo que Draco se señaló con más énfasis- ¡Ah!... creo que entiendo ¿dices que tú eres un mortífago aunque no tengas la marca?

            Draco dejó de señalarse para después mirar la puerta tristemente.

            -¿Estás diciéndome que eres un mortífago y por eso no puedes salir? –Exclamó incrédulo- ¿Quién te dijo eso?

            Por respuesta, Draco rodó las ruedas de su silla alejándose de Harry y arrinconándose en una esquina, en donde comenzó a jugar distraídamente con su brazalete de plástico.

            Harry lo  vio alejarse y suspiró profundamente sin levantarse, mirando solamente la espalda del rubio, entonces se le ocurrió preguntar:

            -Draco ¿mereces salir de aquí?

            Draco no lo miró pero al cabo de unos segundos negó con la cabeza; Harry entre cerró los ojos al ver su respuesta, así que se levantó y caminó hasta la cama para ver el perfil de Draco; su mente ya trabajaba a todo vapor, entonces hizo una prueba.

            -Dame tu mano –dijo suavemente a Draco, quien simplemente dejó su brazalete y le tendió la mano.

            Harry sonrió sin poder evitarlo, ya tenía muchas cosas en claro y solo le faltaba una para poder confirmarlo, algo que inmediatamente llegó.

            -Hora de cenar –anuncio Bruce entrando.

            Draco retiró rápidamente la mano y cerró los puños con fuerza mientras agachaba la cabeza.

            -¿Me das espacio? –exclamo con voz gélida haciendo que Harry se levantara.

            El auror caminó hasta la pared, en donde simplemente se recargó y se cruzó de brazos.

            -Mira Draco –exclamó sonriendo Bruce- sopa de verduras, está muy buena.

            Draco ni siquiera volteó, simplemente se encogió más mientras Bruce le tomaba la barbilla y le levantaba la cara diciendo:

            -Anda, se buen chico y come.

            La escena que Harry ya conocía se repitió ante él hasta que después de quince minutos fallidos, dijo:

            -¿Puedo intentarlo yo?

            -¿Cómo?

            -Déjame intentarlo a mí.

            -Esto no es un juego.

            -Tampoco es una operación a corazón abierto, así que no veo porqué tanto problema.

            Bruce sonrió con autosuficiencia mientras le daba el tazón.

            -Bien, inténtalo.

            -Pero me gustaría que nos dejaras solos.

            -¿Por qué?

            -Porqué quiero ¿algún problema?

            Bruce lo miró fijo por unos segundos para finalmente levantarse y salir de ahí; Harry entonces se sentó en su lugar sintiendo más libertad.

            -Primero veamos que tal sabe –dijo tomando una cucharada de la sopa ante un curioso Draco que lo miraba atento- mmm… no está mal… de hecho sabe muy bien ¿Por qué no quieres comer?

            Draco solo se le quedó mirando cuando tomó otra cucharada y se la ofreció diciendo:

            -Toma -Draco volvió el rostro y comenzó a mordisquear la manga de su pijama- no hagas eso, anda come… -insistió de nuevo y después de otros quince minutos de insistir sin ningún resultado, comprendió que en realidad  no era tan fácil.

            -¿Entonces como logran hacerte comer?... ¡ah, ya sé!... veamos… -dijo acordándose de algo.

            Draco vio como Harry metía la mano en su chaqueta y sacaba algo.

            -Mira… -dijo mostrándole algo- ¿te gusta el chocolate?

            Draco vio que lo que Harry le mostraba era una rana de chocolate que en cuanto destapó, dejó que saltara cayendo en las piernas de Draco, quien la observo con ojos muy abiertos para después hacer algo que dejo a Harry congelado.

            Los delgados y pálidos labios comenzaron a curvarse para formar una pequeña sonrisa mientras veía esa oscura figurita resaltar contra su ropa blanca; movió la mano para tomarla pero cuando estuvo a punto de tocarla, Harry la agarró primero diciendo:

            -¿La quieres?

            Draco asintió mientras estiraba la mano para alcanzar la de Harry, pero este dijo:

            -Te la daré… si te comes la sopa, claro.

            De repente Draco miró a Harry con el ceño fruncido mientras éste rompía a reír.

            -¿Qué gesto es ese? ¿Acaso te estás enfadando?

            Draco volvió  a estirar el brazo y Harry volvió  a alejarlo de él al tiempo que tomaba el tazón de sopa.

            -Te la daré pero ya sabes que hacer –dijo tomando una cucharada y acercándosela a la boca.

            Pero Draco volvió el rostro y se cruzó de brazos.

            -Este es el Draco que conozco –dijo Harry- mira, está muy buena… -añadió dándole una pequeña mordida a la pata de la rana provocando que Draco volteara a verlo- me la voy a comer toda si no te apuras.

            Draco cambio de expresión al instante en una de preocupación y duda al mismo tiempo; Harry se daba cuenta de su pequeña lucha interior, así que dejó la rana en la cama y acercó la cuchara a la boca, Draco la miró y luego miró a Harry, quien no dejaba de sonreírle… y finalmente abrió la boca.

            Cuando terminó todo el tazón, Harry no cabía en sí de orgullo, por lo que tomó la rana y se la entregó diciendo:

            -Toma, te la ganaste a pulso.

            Draco tomó la rana y se le quedó viendo mientras sus labios dejaban ver los blancos dientes en una sonrisa más marcada.

            -¿Quieres el cromo? –Dijo extendiéndole la tarjeta- salió Herpo el loco ¿te acuerdas de quien es Herpo el loco?

            Draco se le quedó mirando dudoso, como si no creyera que Harry en verdad se la estuviera dando.

            -Anda, tómalo, es tuyo.

            Draco estiró la mano y lo tomo sonriendo tímidamente, entonces Harry miró su reloj.

            -Es muy  tarde, debo irme.

            Draco lo miró y su sonrisa fue desvaneciéndose, por lo que Harry se apresuró a decir:

            -No te preocupes, mañana regreso…. En serio, mañana regreso –añadió al ver que la expresión de Draco no cambiaba.

            Cuando salió de la habitación no vio a Bruce, solo estaba Sally en el modulo, quien dijo al verlo acercarse:

            -¿Ya se va, señor Potter?

            -Sí, pero antes me gustaría saber una cosa.

            -Dígame.

            -¿Así es con Draco todos los días? Es decir, lograr que coma es…

            -¿Toda una proeza? –completo ella sonriendo.

            -Exacto.

            -Bueno, sí, es difícil, pero por lo general soy yo quien lo alimenta en la mañana, a medio día y en la tarde, Bruce es quien le da de cenar; y soy muy paciente con él, así que logro que tome sus alimentos, pero hay días en que de plano se niega a abrir la boca siquiera, así que baja de peso muy rápido.

            -De hecho está muy delgado.

            -Sí, pero ha estado peor, en casos así es necesario aumentar su peso, así que aunque él no quiera tenemos que alimentarlo.

            -¿Y cómo?

            -Con una sonda nasogastrica, en estos casos, la nutrición enteral por sonda permite controlar mejor la cantidad y la calidad de los nutrientes y ofrecer a cada paciente la alimentación que más le conviene.

            -Ya veo… pero eso es muy feo ¿no? –exclamó arrugando la nariz.

            -Pues para alguien como él, en realidad es muy desagradable, por que intenta arrancársela y debemos inmovilizarlo, pero  afortunadamente ya pasaron cerca de seis meses desde la última vez que tuvimos que alimentarlo así, así que tranquilo, a pesar de lo que parece no va tan mal.         

            -Bien –respondió sonriendo no muy convencido- adiós.

            -Adiós.

            Pero no fue  su casa, sino a la “Madriguera” en donde aprovechó que Ron estaba de guardia para poder hablar a solas con Hermione.

            -¿Sabes? –Dijo dando un sorbo a su café mientras su amiga le servía un plato de estofado- quería comentarte algo, solo que no me animaba  por Ron, con eso de su profesión es muy susceptible con lo que pienso de Bruce.

            -Lo sé –respondio sirviéndose un plato para ella misma- entonces sigues pensando en la situación de Malfoy ¿verdad?

            -Sí… ignoro  que tratamiento este recibiendo, pero aun así me he dado cuenta de varias cosas.

            -¿Cómo qué?

            -Bueno, para empezar noté que con un poco de estimulación, Draco ya no esta tan ido.

            -¿En serio? –preguntó mientras cortaba un trozo de pan.

            -Sí, aunque claro, tampoco voy a mentir y a decir que esta muy lúcido, todavía se le van las cabras al monte y muy feo debo decir, su mente se va a la luna y prácticamente tengo que aplaudirle en la cara para que regrese al planeta tierra, así que pienso que no recibe un tratamiento psicológico adecuado, pero eso no es todo.

            -¿Hay más?

            -Ajá… -respondio chupándose un dedo lleno de salsa- Draco le tiene pánico a Bruce.

            -¿Pánico? ¿Tanto así, no es solo temor?

            -No Hermione, hablo de pánico, cuando Bruce entra a la habitación Draco se paraliza, ni siquiera alza la cara; además hoy pasó algo raro, quise sacarlo al jardín y no quiso, me dio a entender que no podía salir porqué era un mortífago.

            -¿No habrás entendido mal, Harry? Dices que no puede hablar.

            -Entendí perfectamente, yo creo que tiene miedo de salir por temor  a contrariar a alguien y ese alguien no puede ser otro que Bruce.

            -¿No será que ese temor es parte de su problema?

            -No lo sé bien, es cierto… pero ya lo averiguaré.

            -No dudo que llegarás a la verdad, pero Harry…

            -¿Sí?

            -Ten cuidado con lo que puedas encontrar.

            -¿A qué te refieres? Hablas como si fuera mejor dejar las cosas como están y no mover las aguas.

            -Bueno, no precisamente pero tal vez sea mejor ir más despacio.

            -¿Más despacio?... si estuviésemos en Hogwarts serías la primera en decir que tuviese cuidado y que no me metiese en problemas, pero Hermione ya no estamos en la escuela, ya no hay adultos que se ocupen de nosotros si algo sale mal; ya no hay una influyente familia Malfoy que intervenga  si alguien se mete con su hijo mimado… esta solo… solo como lo estuve yo alguna vez, solo que sin saberlo alguien se preocupaba por mí, pero él…

            -El no tiene a nadie –completó ella al verlo quedarse callado- si Harry, tienes razón, lamento haber parecido tan insensible.

            -Sí no está en San Mungo es porqué no tiene dinero como los padres de Neville, por eso no recibe la atención adecuada, pero eso no me parece justo, así que voy a llegar al fondo de esto, ya lo veras.

 

 

 

*_________________________________________________*

 

 

            La siguiente  semana Harry se ocupó con asuntos que aun tenía pendientes de los asilos y aunado a su trabajo, le fue imposible visitarlo de nuevo; fue hasta el sábado que se dispuso a ir al asilo para enfermos mentales.

            -Hola ¿ya listo? –Saludó Chris saliendo de la chimenea- me muero de hambre.

            Harry hizo un gesto de contrariedad que oculto al chico, había olvidado por completo que habían quedado en salir esa mañana; pero sabía muy bien que en cierta forma lo había descuidado, así que haciendo acopio de paciencia aceptó salir poniendo su mejor cara.

            -Esta semana vendré a casa muy tarde –dijo cuando regresaban pasado el medio día, tomados de la mano.

            -¿Estás diciéndome que no venga o que no nos veremos?

            -Te estoy diciendo que si vengo a media noche o de plano no llego, no quiero reclamos; ya sabes que puedes venir a la hora que quieras, pero ya estás avisado que tal vez no me encuentres ¿ok?

            -mmm ok… ¿pero qué vas a hacer, estarás doblando turnos?

            -Algo así, tiene que ver con uno de los asilos que fui a visitar, hay algo ahí que no me gusta y voy a emplear mi tiempo libre en investigar.

            -Ya veo ¿y no puedes hacerlo es tu horario normal?

            -No, porque se supone que no debo investigar eso y más aun, no debería ni siquiera contarte esto, solo lo hago para que sepas que si no estoy, es por una muy buena razón.

            -De acuerdo, de acuerdo, lo entiendo –respondio satisfecho de ser tomado en cuenta- entonces no vendré, no tiene caso si no estás.

            Así que ese fin de semana se encargó de hacer sentir su presencia.

            -¡Mas rápido, más rápido  Harry!... -¡dame más rápido, justo ahí! –gimió mientras era embestido por Harry en la alfombra.

            Después de unos minutos así, Harry salió de él y se recostó de espaldas nalgueándole el trasero; Chris ya sabía lo que eso quería decir, así que se montó en él sentándose sobre su pene erecto hasta penetrarse por completo y luego comenzó  a montarlo hasta hacerlo correrse.

            -¡Oh!... ¡Oh Dios!... –jadeó Harry corriéndose dentro de él mientras arqueaba la espalda al tiempo que sentía su vientre ser salpicado por Chris.

            -¡Oh cielos! –exclamo el chico desplomándose sobre él.

            Ambos respiraban entrecortadamente, disfrutando su cercanía.

            -Qué rico… -dijo Harry al cabo de unos minutos acariciándole las nalgas.

            Chris lo besó en la boca sintiendo las manos de Harry estrujarle el trasero, luego sonrió y se levantó dejando que el semen le escurriera entre los muslos sin pudor alguno.

            -¿Cuándo será que hagamos el amor como la gente normal? –Dijo caminando hasta la mesa para darle un sorbo a su soda- ya lo hicimos en la cocina, en la mesa, en el estudio, en la alfombra de tu cuarto ¡hasta en el armario!

            -Bueno, es que cuando hay que hacerlo, hay que hacerlo –respondio riendo al tiempo que se estiraba para después levantarse- oye, tengo ganas de algo…

            -¿Aun tienes ganas? –Exclamó alzando las cejas- oye, no inventes, deja al menos que me recupere ¿no?

            -No de eso –respondio riendo- es de otra cosa… ¿Por qué no salimos a volar?

            -¿En escoba?

            -Ni modo que en un plumero.

            -¿Ahorita?

            -Sí ¿Por qué no? –dijo levantándose.

            -Son las 9:00 de la noche.

            -¿Y? no hace tanto frio.

            -¿Por qué quieres salir a esta hora?

            -No se... ya sabes que me encanta volar, sentir el viento en la cara.

            -Eso ya lo sé ¿pero de noche?

            -Sí, me encanta ver la ciudad desde las alturas, las luces brillantes de las calles, de las casas… ver todo sin que me vean, sin que sospechen que estoy ahí, en lo alto… como si fuera un…

            -¿Fetichista? –interrumpió Chris riendo.

            -No, como si fuera un fantasma –completo Harry alzando una ceja.

            -Bueno Harry, entiendo eso pero la verdad es que no se me antoja, la verdad no me gusta mucho volar, yo prefiero el auto, ya lo sabes.

            -Sí, lo sé… -respondio ocultando su desencanto.

            Se ducharon, cenaron y Chris finalmente regresó a su casa.

 

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