Pronto, las fechas navideñas y el festejo de año nuevo estaba dando fin, los estudiantes normalizaron sus actividades, así, nuestros chicos, harían un pequeño encuentro de bienvenida entre ellos. Solamente entre Yugi, Malik, Joey y Ryou. Todos se obsequiaron galletas y tazas decorativas de diferentes figuras del duelo de monstruos.
A Yugi le tocó un Kuriboh, A Joey le tocó una cabrita esponjada de color azul, a Malik le tocó un watapon y a Ryou un Marshmallon (malvavisco). Después de comer unas cuantas galletas, caminaron hasta el edificio. Ahí vieron correr a Marik y a Bakura a la entrada, Seto y Yami caminaron lento, básicamente venían de tras de los menores. Yugi al voltear, sonrió y Yami lo saludó a lo lejos, ambos se sonríen mutuamente. Seto, sabiendo que Yami no le había dicho nada a Yugi, solo rodó os ojos y siguió caminando.
Ya dentro del salón de clases, la maestra de biología de los menores había llegado puntual, así que rápidamente se sentaron, cerca unos de otros.
Eran las diez treinta y cinco cuando la profesora salió para el cambio de turno, de tras de la puerta, se encontraban vistiendo Bakura, Marik y Seto. Yami estaba recargado en una columna mientras los miraba divertido.
-Esto es lo más vergonzoso que haya hecho- Argumentó Marik.
-Bueno, es culpa tuya, fue tu idea tonto- Procuró Bakura, se colocó un abrigo color rojo y en las mangas tenía peluche, lo hacía ver ridículo.
-Sólo hagámoslo y ya…-Seto concluyó colocándose el gorro de Santa, y se acomodó el cinturón negro que llevaba sobre la gabardina roja que consiguió. Yami preparó el teléfono celular para darles una pequeña introducción a los de noveno grado.
-Imiten los pasos de Tea, ese era el trato- Yami rio.
Mientras todos en el salón de clases estaban platicado y comiendo dulces y las galletas, se escuchó una canción de fondo por inicio. Malik, Yugi y Ryou ya sabían de lo que se trataba, solo estaban esperando a que los mayores hicieran su apuesta.
Entró bailando primero Bakura, le siguió Marik y continuó Seto. Iniciaron con un movimiento como de pingüino, Luego se colocaron las manos en la cintura y giraron dos veces, después rápidamente colocaron sus manos en sus nalgas y las movieron de lado a lado, luego un pequeño trenecito humano entre ellos, les hizo recorrer el salón de clases entero.
Los menores estaban muertos de risa, menor Ryou. Bakura volteó para ver al menor sonreír pero, su cometido no había sido logrado, al final terminaron yéndose con muchos aplausos y carcajadas, pero Bakura no estaba conforme. Salió de ahí molesto, y Ryou se dio cuenta, tal vez sí se había pasado después de lo que Bakura le había dicho. ¡Para nada!, él siempre fue muy rudo y grosero con Ryou, ¿por qué ahora él debe ser sutil?...
Al final del día, todos salieron emparejados, menos Ryou que se la pasó buscando a Bakura después de haberlo pensado mejor, pero él nada más no apareció, hasta la salida.
Tenía en la mano un helado de vainilla y otro de cereza. Él se comía el de cereza mientras esperaba que la otra persona se comiera el helado de vainilla. A penas con os rayos del atardecer se distinguía la figura del albino, cuando primero salieron los hermanos, el menor de ellos le guiñó el ojo, luego salieron los tricolores y luego el Rubio con Seto, hasta atrás estaba cabizbajo el albino menor, Bakura se acercó sutilmente.
-Si quieres, puedes ignorarme todo lo que tú quieras, igual, si me odias, la verdad no me importará mucho, pero solo quiero pedirte de favor que comas este helado conmigo- extendió la mano y con una gotita en la sien esperó.
-Uhh, Bueno, está bien- Ryou sonrió, Bakura después de entregar el helado puso su mano en los bolsillos del pantalón y empezó a caminar y a comer helado, a su lado Ryou permaneció.
-Estate más tranquilo, me acabo de dar cuenta que ya no será lo mismo si te molesto o no- Ryou sintió un golpe en el pecho.-Tratare de estar lo más distanciado posible, así ya no te sentirás incómodo.
-¿Por qué lo dices?- lamió el helado.
-Porque yo me siento igual que tú ahora…- Lo miró, entre ese pequeño cruce de miradas hubo incomodidad.
-Bueno yo no quiero que te alejes- sonó muy pícaro.- de hecho quiero estar contigo- alzó la mirada sonrojado, Bakura volteó igual sonrojado y sorprendido.
Bakura entonces tomó a Ryou de la cintura y lo abrazó fuertemente, de la emoción, lo besó en las mejillas, en la frente, Ryou dejó caer su helado y tomó el rostro de Bakura y lo besó profundamente.
Ninguno de los dos se percató en realidad la hora en la que había anochecido….
Fin