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Batman deja de ser Batman por Polaris

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Notas del capitulo:

Estoy de vuelta!!!!

 

gracias por la espera.

y gracias por comentar.

en serio. muchas gracias por sus palabras.

 

-Tu hija es un dolor en el culo – Dijo Jason, molesto, irritado por saber que la bruja les había atacado en pleno día. Talia era una formidable enemiga a la que deseaba tener lejos de B o de la familia. Muy lejos de Damian para que no volviera a echarle a perder la cordura - ¿Cómo así que sabe dónde atacarte, viejo? ¡¿Que no se supone eres el diablo?! ¡La cabeza del demonio?

 

-Hasta yo tengo que recibir informes para estar al tanto, no soy clarividente, sirviente – Jason apretó los dientes. Odiaba que le recalcara su eterna  deuda con la casa Al´Ghul - Tenemos una infinita red de inteligencia. Podrías llamarla “Oráculo” si te apetece – Jason chisto sin gracia y se tumbó en el sillón. Dick seguía calibrando lo dicho por R´as. La reunión se había alargado apenas B se fuera a la escuela sin Damian. Ya luego mandaría a su hermanito a la siguiente clase. Que de algo sirviera ser uno de los inversionistas mayores en dicho colegio – Nuestras casas de seguridad están por toda la ciudad… nidos en todas partes, diría la Corte.

 

            Los hermanos se tensaron. La Corte era una infernal entidad que odiaban tanto como a la Liga de Asesinos. Con sus propias reglas, con las armas desenfundadas, infectando y controlando Gotica. Echando raíces desde lo bajo a lo alto. Con Garras, cuidando sus espaldas como las mascotas sin vida y elección que eran. La sola mención de dichos pasajes no eran bienvenidos. Y los cuatro apostaban a que R´as lo sabía y por ello disfrutaba al pronunciar la palabra de las pesadillas en su ciudad. La Corte les había dañado tanto como Joker o la mismísima Liga de Asesinos.

            Tan desagradable como era el tema y que requería de todos los instintos sobre él, Tim lo ignoro, y siguió pensando en su hijastra. Talia jamás le había respetado como Damian hacía por el título que ostentaba. A sus ojos, no era más que otro consorte que servía de tapadera para las necesidades que todo hombre tenía, por consiguiente le había escogido para no faltar a la memoria de su madre, según le dijo en una desfavorable situación. Tim dudaba que R´as fuera la clase de hombre que le guardaba luto a alguien por mucho tiempo, cuando era este mismo factor el que lo impulsaba a tomarse las actividades con calma y a las compañías con asertividad y nada de pasión, pensando con los sesos y no las gónadas.

            Talia era un problema.

            Quería a Damian con ella, vivo o sino muerto por su traición, aunque Tim suponía que lo prefería en sus manos por un tiempo, torturado y vejado antes de enterrar una daga de extremo a extremo en el cuello y desangrarlo. Talia siempre fue dramática y práctica. Sin Bruce para protegerle, Damian estaba en desventaja. No dudaba que en su propia desesperación, el Demonio optara por no enfundar su filo asesino que tan bien le había conservado el pellejo hasta ahora y tratara de salir librado de su madre, fracasando en el intento. Y Tim no podía dejar de pensar en cómo B y Damian estaban en riesgo. Uno más indefenso que el otro pero al final presas perfectas.

 

-¿Tu hija sabe de Bruce? – Clark al fin había tomado la palabra, hostigando al gran Demonio a contestar todos los miedos de Tim. Sobre lo que R´as dijera, se darían los siguientes planes - ¿R´as?

 

-Desde el primer día – Confeso. La caída del Detective no fue un secreto. En lo que le llevo clasificarlo como tal, su hija ya se había hecho con la información – Se moría cuando le arroje al pozo. La pelea contra mi hija fue muy dura. Talia escapo mientras mi nieto lloraba a su padre – Dick miro a su hermanito, sabiendo que era así justo como Damian sonaba – En cada batalla, en las misiones es deber reportar lo que acontece y ponerlo en sus correspondientes fichajes. Claro que hay información que sólo yo poseo – Lo que se traducía a que R´as asesinaba o borraba la memoria de alguna manera a sus hombres. Nadie se sorprendió con el descubrimiento. Clark escuchaba los acompasados latidos del Líder de los Asesinos, sonando como una nana, una tranquila melodía que enaltecía sus acciones. Clark no había escuchado a una persona tan satisfecha y convencida de su bien hacer, hasta el día de hoy. Le temió, sanamente, como se teme a lo desconocido porque es inconcebible que tal cosa exista – Mi prole tiene acceso a ella a menos que ordene lo contrario. Y Talia se hizo con ella. Antes de que la pelea por el liderazgo de la Liga se confirmara, tuvimos una cena… los buenos modos no se pierden en mi hogar – Tim sabia eso – Su reto es legítimo. Entre sus motivos, justificaciones, su oratoria de fuerza, virtud, sangre y no recuerdo que más me soltó muy ufana y con justa razón para ella, francamente estaba leyendo la carta que mi Consorte me enviara – Jason ya se imaginaba el contenido por el sonrojo de Tim. Su remplazo siempre tan trasparente. Si ya sabía él lo pervertido que Drake podía llegar a ser. No dé a gratis era un acosador desde tan temprana edad – Mi hija soltó  su decepción con respecto a la nueva forma de su amado.

 

-No hiciste nada – Reclamo Clark… Tim sintió la mirada del tipo a punto de volverse láser para hacer queso suizo a su esposo – Sabiendo lo que se avecinaba y no hiciste algo.

 

-Era una posibilidad – Una certeza conociendo a Talia. Jason bufo, R´as era un idiota.

 

-Por el momento supongamos que el ataque no iba dirigido sólo a matar a papi – Dick calmo los ánimos – Damian, haz el favor de estar con B hasta que tengamos noticias de que Talia está fuera de Gotica.

 

-Madre no ira a ninguna parte – Contradijo Damian – Aquí esta lo que más desea – Señalo a su abuelo – La corona está muy cerca – R´as asintió. Su hija no iba a salir de la ciudad teniéndolo a él allí. Era cuestión de tiempo y estrategias - Madre nunca lo ha dicho con todas las letras pero siempre ha deseado ser la Líder de la Liga sin importar los medios. Si el abuelo se queda, Madre también.

 

-Es allí donde R´as nos hará el favor de llevar su real trasero a otra ciudad – Jason y su siempre buen vocabulario apareciendo – Los pleitos de familia deben de resolverse entre familia. Y si… ahora gracias al Remplazo somos familia… más familia de lo que me gusta decir – Damian no dijo nada sobre su conveniente omisión en la frase. La relación entre su abuelo con Drake parecía seguir ardiendo – Pero no quiero a esa perra loca en los jardines.

 

-Esa perra es mi Madre, Tood. La mujer que te trajo al mundo de vuelta, tt. Aunque no te lo merezcas – Jason casi chillo de felicidad. Amaba a su bravucón hermano, a Damian no le pegaba la melancolía… no, ya no más. Estaban descuidando al enano por B… y aunque Jason no hiciera caso de la anotación, se aseguró tener pinturas nuevas para que Damian siguiera creando, era mejor que le ladrara y se ocupara en algo –Me voy. B ha de estar esperando a que llegue. No le gusta comer solo.

 

-¿Y eso? – Hostigo Tim.

 

-Bueno… no lo dice pero le cuesta saber que no hay nadie que conozca – Si eso lo entendían. No era el mismo año y todos los compañeros de su padre tenían por lo menos ya unas centenas más. Imposible que Bruce llegara preguntando por ellos y alguien le respondiera. O habrían hijos de los mencionados que miraban mal a Bruce por sus cuestiones locamente cuestionables – Me la paso en el receso con él.

 

-Buen trabajo D – Elogio Dick – Clark por favor, prepara la reunión con la Liga. Jason, Tim preparen la muerte de Bruce.

 

.

.

.

 

-Y con eso terminamos el capítulo de hoy – Bruce cerro su libreta y la puso dentro de su mochila. Esperaría a que todos salieran para ir a uno de los jardines con vista a las canchas de basket para comer. Disfrutaba el espectáculo de los niños menos estirados, los raros por llamarlos de laguna manera. Los que no temían ensuciarse – Les recuerdo que sus trabajos de la feria de ciencias serán recibidos para correcciones esta semana y que deben de tener un modelo para calificación si no quieren participar – Osea, si o si debía de armar algo para el siguiente martes.

 

            Bruce hizo lo que pensó. Desempaco el almuerzo que Alfred le hiciera. Amaba las tostadas francesas con extra mantequilla y canela. Alfred sabía cómo hacerlas. Y las tiras de tocino estaban riquísimas. El jugo de naranja natural, bien conservado en el termo especial. Los cubitos de fruta cortados y separados entre sí para que el jugo no se mezclara. Una cosa que Bruce jamás comprendería, todo iba para dentro, no importaba si de repente la sopa se mezclaba con la carne… pero no eran cosas que él pudiera cambiar.

            Su abuelito lo hacía porque le gustaba y ya.

 

-Hey, chico nuevo – Bruce dio otra mordida a su comida antes de ver al niño que le hablaba. Parecía de la edad de Dami sólo que tenía una cara más alegre, con el ceño sin fruncir y una sonrisa en los labios. Un típico gothamita de cabello negro y piel blanca, con los ojos coloridos – ¿Eres Bruce, cierto? – B asintió - ¿Qué eres de Damian Wayne?

 

-Familia – Si, eso eran. Primos… familia. Muy seguramente Damian sería la cabeza familiar en unos años.  Pero eso no debían de saberlo ellos - ¿Quieres hablar con él?

 

-¡Oh, no! Sólo no quiero que me rompa la nariz – Dijo rápido. Casi asustado. Damian era un gamberro que sabía usar los puños y saltaba como canguro, y boxeaba como uno – Quiero asegurarme que no estoy haciendo algo que le moleste – Bruce inmediatamente se contrajo. Si cabía la posibilidad de que Damian se enojara por hablar con el otro, era mejor poner distancia. No quería hacer incordiar a Damian, no a él que se había mostrado tan amable y lindo. Podría ir a quejarse con sus padres sobre su desobediencia y entonces si se arrepentiría – Soy Denébola Johannes, pequeño.

 

            Bruce inspecciono la mano que le tendía, menos de dos segundos (El límite de tiempo razonable para no lucir grosero) para aceptar estrechársela. Al no saber quién era este niño, mejor ser cordiales… podía tratarse del hijo de los amigos de sus padres o el hijo de un rival, con el que siempre era mejor el buen trato. Debía de ser amable. Debía de ser un Wayne.

            Apretó esa mano que de a poco se le antojaba similar a la de Damian.

            Denébola, sin deshacer el agarre, lo disolvió en una caricia propia de los caballeros para las damas de siglos pasados. Bruce se sonrojo cuando le beso el dorso y luego lo soltara, mostrándole las manos en son de paz junto a una sonrisa media idiota y despreocupada.

            Bruce seguía de hito a hito, respirando por sus ensanchadas fosas nasales que se distendían como escape a su acalorada situación.

            Era la primera vez que alguien le hacía tal cosa.

 

-Bueno, mis amigos y yo queremos saber si quieres juntarte con nosotros para el tianguis de la ciencia – Bruce parpadeo, aun medio inconsciente por la estridente personalidad de Denébola que no pegaba para nada con el serio traje del colegio – El festival de ciencias de la escuela es una payasada en comparación. El primer lugar es un viaje a Moscú para presentarlo. No hay límite de edad. Pero como eres tan pequeño, deberás de tener el permiso de tus padres.

 

-Hum – Bruce buscaba por donde huir. Atrás de Denébola un extraño grupo se reunía, esperando a que dijera algo. Debajo de la sombra de un árbol, en lo que jugaban a las cartas. Le asombraba que los profesores no les pillaran. – No me permiten viajar.

 

-Pero si piensas que puedes con nuestro ritmo – Bruce volvió a sonrojarse. No quería sonar presuntuoso, pero, seguro que de ayuda era. La edad no era impedimento para sus profesores extracurriculares, siempre le estiraban y moldeaban para hacer sentir bien a su papi, aunque siempre fallaba - Échale un vistazo. Si el tema no te convence, te vas… pero ya quiero tenerte, Bruce.

           

            Bruce no tuvo que recoger sus cosas, Denébola lo hizo por él. Le empujo con prisa y ligereza, y le presento a los otros alumnos. Todos de distintas edades. Seis hombres que cargaban soldadores en los cinturones y planos en portafolios y rollos de arquitecto, Bruce no recordaba cómo se llamaban. Le dejaron cargar unos planos en lo que encontraban un sitio lejos de la mirada de la competencia.

            Kasiq era un proyecto de caridad de su familia, según le conto. Estaba en el colegio por una de las becas que se ofertaban en los orfanatos Marthas. Algo que Bruce no pudo registrar en su memoria. No había ninguna Martha en su familia. Pero no dijo nada, no quería parecer un descerebrado, menos delante de un genio que le explicaba el punto de fusión del nitrógeno para poder usarlo como querían.

            Siberia era una señorita pudiente de la mafia, según le dijo. Muy campante porque sus padres hacían negocios con todos los que se juntaban en el exclusivo club Iceberg. Le explico a Bruce que le habían nombrado en honor a Pingüino, bruce una vez más se sintió fuera de sitio. Ellos le hablaban de cosas que desconocía. Siberia le propuso que le dijera si alguien lo molestara, que ella se encargaría de mandar a alguien para desaparecer a las ratas. Bruce le asintió la cortesía, sabedor que a ninguna mujer le gustaba ser despreciada, las amantes de su padre eran todas así, bonitas y frías, de ojos peligrosos y sonrisas fáciles de borrar.

            Cedric y los demás se fueron rápido porque tenían que regresar unos libros a la biblioteca y se despidieron de Bruce.

 

-Entonces pasaremos por ti…

 

-¡B! – Bruce vio a Damian, sudoroso. Le sorprendió saber que su primo había corrido – Te buscaba.

 

-¡Lo siento! – Se apresuró a decir, una disculpa rápida evitaba un enojo mayor. Aceptar la responsabilidad era mejor que bordearla, pues no funcionaba. Subió sus hombros, ocultando el cuello. Acostumbrado a cubrirse de los golpes. Tratando de hacerse un blanco más pequeño. La actitud aparte de desconcertar a Damian, pues Bruce jamás había tenido ese comportamiento con él, hizo a Denébola saltar a defender a su nuevo amiguito.

 

-Yo me lo lleve, Alteza Wayne – Damian ignoro el tono burlón. Denébola Johannes era un incordio de manías extrañas y extranjeras. Lleno de veneno y no le gustaba que estuviera cerca de su padre.  Podría parecerse a Grayson pero Denébola seguía siendo muy diferente – Andaba solito y lo invite a mi club de Toby.

 

            Damian no supo quién era Toby y ni le importaba.

 

-B nos vamos – Bruce camino sin asentir. Obedeciendo con eficacia.

 

-Wayne – Volvió a decir Denébola – No se trata así a los prometidos.

 

-Tt estúpido – Johannes sonrió – Mi familia no es una desviada como la tuya.

 

-Sólo digo – Denébola sabia como todo el mundo que Damian era hijo de una árabe, de una deidad del desierto y que como tal, debía de estar contaminado con las tradiciones de su cuna, tanto como Denébola lo estaba con las suyas… y en ambas, se sobreentendía que los arreglos matrimoniales no era ajenos a la política y a la riqueza. Y si se quedaba en familia, mejor – Bruce nunca menciono tener que obedecerte para que no le golpes.

 

-No hables de lo que no sabes.

 

-¡Claro que sé, alteza! – Bruce se sacudió por miedo y Denébola no pudo evitar señalarlo– De esto sé muy bien. Grábate esto, Wayne… Bruce está en el equipo de ciencias. Y voy a ir con tu padre a pedirle el permiso – Damian entro en pánico – Bruce Wayne seguro que acepta.

 

            B trago duro… no entendía nada.

 

-Tt.- Veinte minutos y Damian seguía andando por toda la escuela sin detenerse. De tan mal humor que apenas hacia caso a B, que le seguía como un perrito.

 

            Bruce siguió a Damian apenas arrancara. Muy cerquita para no hacerlo enojar más.

            Damian le dejo en su salón y se fue luego de darse cuenta de la hora.

            Necesitaba hablar con el resto de tontos para ponerlos al día.

            Por su lado, Bruce tenía un mal sabor de boca. El día que tan bien había iniciado, estaba decayendo. Pero supuso que de esa manera estaba mejor, al menos, ya sabría qué hacer. No como los días pasados en los que sus amados padres andaban raros.

           

-Señorito – Llamo Alfred que como de costumbre iba a recoger a su joven maestro. Siempre quiso que Bruce se sintiera bien. Que viera un rostro amable después de un pesado día que apenas comenzaba. Así que, había cogido la costumbre de abrazar a su protegido antes de subirlo a la parte trasera del auto. Ahora, aunque Martha y Thomas no estaban, sabia reconocer cuando su hijo necesitaba un abrazo – Bienvenido.

 

            Bruce se quedó allí, enterrado en el suave calor.

            De un brinco, Bruce se trepo a su asiento y se colocó el cinturón de seguridad. Alfred ya se ponía sus lentes oscuros. El sol estaba inclemente y su luz lastimaba sus cansados ojos, los que ya necesitaban una ayuda extra para la lectura y el día a día. Ajusto el retrovisor y le regalo otra sonrisa a su hijo. No importaba que Bruce no lo reconociera como tal, que fuera su abuelo… que ya nunca más le llamara padre, porque sabía bien que sus jóvenes maestros harían un buen trabajo y se ganarían a pulso ser llamados padres. Jason y Roy serian grandes padres que sabrían no equivocarse todo lo que él sí hizo.

            Bruce seguiría siendo su hijo en su corazón… hasta llegar a la tumba.

 

 

-¿Abuelito? – Alfred carraspeo. En ocasiones odiaba la sensibilidad de Bruce. Si no la tuviera, no sufriría tanto, no hubiera dudado en dejar el manto - ¿Te sientes mal?

 

-Nada de eso, señorito Bruce – B hizo su mohín. Su abuelo siempre le llamaba así cuando no debía de seguir cuestionando – Mejor dígame cómo fue su día.

 

-Hice enojar a Damian – B no podía esconderse. Sus rojas mejillas delataban su miedo, estaba conteniendo el llanto – Por eso no se subió con nosotros. ¿Te dijo que hice? – Alfred sabía medias de que iba la plática. El maestro Damian había llegado furioso, aunque más preocupado por el inconveniente de un tal “Bruto idiota” dentro del plan – No quería, no sabía.

 

            Alfred no pudo desmentir los temores de su pequeño pues cuando quiso girar, ya estaban dentro de los terrenos de la mansión. En donde ya les esperaba Roy y Jason, provocando en Bruce un ataque de pánico.

            ¡Estaban molestos!

            Bruce quito el seguro de su cinturón. Si su padre lo sacaba del auto que lo hiciera rápido. En una ocasión similar, Thomas le había tomado por el brazo y le saco a jalones, no sin hacerle daño.

            Alfred dándose cuenta, freno un poco antes de la entrada, necesitaba tranquilizar a su hijo. Pero Jason les dio alcance con prisa.

 

-B – Bruce brinco en su lugar – No traes el cinturón. No debes de quitártelo hasta que Alfred te diga.

 

-Lo siento.

 

-Anda – Le estiro los brazos – Tenemos prisa, B – Bruce se lanzó a su Ada para que le tomara. Aun le sabia raro que le abrazara tanto – Al, Lucius quiere hablar contigo. Ya llego. Deja el auto aquí, no le va a pasar nada tan malo… - Aquello le dio mala espina al viejo hombre. Entonces iban a tener una reunión en la mansión con todos los héroes o se esperaban a los reporteros.

 

            Bruce entendía cada vez menos. Su padre le sonrió y le sacudió los cabellos, una caricia extraña pero a la que no le presto más importancia. Es decir, si seguía en la misma ruta su cabeza iba a estallar.

           

-Bruce – B vio a Clark, en compañía de un… hombre de ojos rojos. Instintivamente se aferró a su Ada. Damian estaba en una de las esquinas, con los brazos cruzados. Bruce trago duro. ¿Y si le regalaban a ese hombre por ser mal hijo? ¿Por ser malo con Damian? – Hay alguien que debes de conocer. 

 

– Detective Marciano -  Saludo Jason, de mal humor. Bruce se volvió a hacer pequeño – Supongo que sabes que si haces algo que no, te meteré a un horno – Las amenazas nunca estaban de más cuando se trataba de su padre.

 

-Tranquilo, Jason – Marthian levanto las manos en son de paz. Si algo comprendía de los terrícolas del clan murciélago era su euforia por la protección y la venganza. Batman podría decir que no era cierto, pero, a su ver, empezar una cruzada contra el crimen le parecía una venganza por la pérdida de sus padres. Y a su manera, cada uno de esos jóvenes, habían hecho lo mismo y Jason era la descripción de la palabra en persona… en su símbolo de sangre – Superman ya nos dijo algo.

 

            Clark venía con algunas marcas de lucha… si eso era posible, Jason apostaba a que Diana o Aquaman no se tomaron a bien poner a Dick en el manto de Batman. Eso o no aceptaron la explicación de la muerte tan poco heroica y mundana que Bruce Wayne tuvo a la mitad del amazonas.

 

-Lo segundo – Explico el alienígena – Diana sabe que Batman no se dejaría morir por un envenenamiento cuando Poison Ivy le ha besado – Según los planes, la Liga no se enteraría del nuevo Bruce. Porque Bruce jamás regresaría a portar el manto. No importaba cuanto se empecinaran a hacerlo. Ninguno de ellos comprendía la carga de la oscuridad. De la justicia que tanto Diana proclamaba o de la humanidad que Kal-El sugería en sus acciones y él estaba de acuerdo en no crear a un hombre tan desdichado como había sido su camarada – Tuve que asegurarles que Superman decía la verdad. Que vi en su mente la verdad.

 

-Tu mala costumbre de meterte en la mente de los demás te ha servido – Jason rumio su disgusto – Fuera de la mía. No me gusta.

 

-Perdones – Marthian extraña el contacto al estilo de su raza. Tantos secretos y penumbras le eran difíciles de comprender. Pero en un planeta que no era del todo suyo, debía de adaptarse y convivir con las limitantes que esto indicaba – Hola, Bruce – Se dirigió a su pequeño camarada que intentaba controlar el miedo que salía de entre sus abiertos labios agrietados por el clima. Le sorprendió saber lo frágil que era el que fuera el hombre más peligroso de la humanidad y de las razas… - Soy Detec, amm, J´onn J´onzz.

 

-Un placer – Le contesto en la misma línea de modales ingleses.

 

            J´onn agarro esa manito, la ajusto a sus dedos largos y calientes, adentrándose en una capa de alma resguardada en la mente, en el ladito inconsciente que permanecía con las verdades latentes. Pulsaban, derramándose por las orillas de los sueños. Salpicando las pesadillas. Un chasquido por la derruida pared, un cimiento en el ala este donde los gritos trataban de salir y decorar y parchar por doquier, hacían la magia de poner a Martha y Thomas en el lugar correcto.

            Cuando Superman había llegado a la Atalaya con las noticias de la muerte de Batman, nadie lo tomo bien. El kriptoniano había dicho que el aviso era una consideración que Nightwing pensó adecuada, ya que él tomaría el manto y el control de Gotham de acuerdo a lo que creerían seria el deseo de su mentor.

 

-“Sabia que entrarías” – J´onn, sorprendido por la cálida bienvenida en la mente de Superman, fingió que seguía atento a la pelea que la amazona sostenía con el hombre de acero. J´onn admiro ese temple de Clark por sostener dos conversaciones – “Escucha. Bruce no está muerto… no exactamente. Él ha encontrado una manera de ser feliz pero ocupa de tu ayuda” – Era más simple dejar que las imágenes fluyeran por el pensamiento bien atrapado y procesado para J´onn. Lo que le había ganado unos golpes de Diana bien aterrizados a la mandíbula -  “Entonces… ¿Bruce puede contar contigo?”

 

-Bruce está muerto – Interrumpió, frenando a Diana que montada sobre Clark quería sacarle la verdad a golpes. Olvidando que su soga tenía esa virtud. Igual y se estaba vengando por abandonarla por la reporterucha a la que siempre le tocaba salvar y la que inoportunamente creaba más problemas diplomáticos que soluciones – Lo vi en su mente. No miente. Batman está muerto – Hall Jordan se recargo en Shayera, quien seguía en la misma línea. Sorprendida porque el sujeto escalofriante no regresara a joderla con sus paranoicas suposiciones.

 

-No – Negó Diana.

 

-Los hijos de Bruce dirán la noticia. El funeral es hoy – Aviso – Están invitados – Arthur no estaba para asistir a otra fiesta fúnebre. No ahora que su pequeño hijo había fallecido. Demasiada muerte en tan poco tiempo.

 

-¿Y el niño si es su hijo? – Cuestiono J´onn, metido en el papel que le tocaba jugar. Bruce siempre fue un buen camarada, un amigo, alguien confiable y que lamentaba no poder seguir en su lista de peligrosos. Ahora que Bruce no estaba, era difícil sentirse bien por mantener su piel marciana – Es idéntico.

 

-Damian tiene la sangre de Batman – Rugió Diana.

 

-No, Robin es hijo de Batman… yo hablo del nuevo hermano del clan murciélago – Las palabras de J´onn hicieron que los presentes se tensaran.

 

-¡¿Otro?! – Ahora fue el turno de Shayera de recargarse en Hall.

 

            Si, otro. Shayera podría llegar a encariñarse con este Bruce si es que el clan murciélago les permitiera convivir. Lo cual dudaba.

            Debía de olvidar a Bruce para encontrar a Bruce, vaya con la ironía.

            Escarbar y seguir.

            Un poco más, más adentro, excluyendo los episodios indescriptibles… ignorar a Alfred golpeando con una palanca de metal a Bruce. Saltarse las partes en las que Martha obligaba a Bruce a obedecerle. Flanquear el odio que le despertó Thomas Wayne cada que golpeaba su pequeño e indefenso hijo. Debía de terminar de crear la correlación con su nuevo ambiente.

            Sin importar afuera que tanto le nombrasen a sus padres biológicos, para Bruce sólo escucharía los nombres de sus padres: Jason Wayne para la que fuera Martha Wayne y Roy Wayne para suplantar al otro progenitor. Ya deberían de hablar con Oliver sobre en donde había terminado su hijo. Borro los nombres de los que fueran sus amigos de antaño y al encontrar a unos nuevos chiquillos, los uso… de cualquier forma, esos mocosos ya estaban en la vida de Bruce.

            J´onn rio por su pequeña travesura. A Damian lo le gustaría tener a ese Denébola Johannes tan cerca.

            Lamentaba no poder manipular más la mente de Bruce. Sufría al no poder quitarle el miedo a Roy y Jason, pero, algunas cosas más valía que sanaran por su propia cuenta.

 

-¿Listo para ir con Clark y conmigo al cine? – Los muchos minutos que a J´onn le tomara organizar la mente de Bruce, habían sido suficientes para que los hijos de Bruce le apuntaran con las muchas armas que portaban. No los culpaba. Nightwing y Tim habían visto lo que su sobrina había sido capaz de hacerle a su compañero Aqualad.

 

-¿Voy a regresar? – Pregunto a su vez a Jason, angustiado - ¿Regresare?

 

-B… - Jason agradeció la explicación de J´onn. Casi le ponía un santuario al marciano por invadirle de nuevo. Ocasionalmente esas intrusiones eran positivas. Jason no imaginaba que tal cosa pasara después del episodio de Megan – Tenemos una fiesta muy aburrida, no quiero que estés aquí.

 

-Porque es aburrida – Soltó Roy. J´onn amablemente había hecho su trabajo y hablado del temor de Bruce. Increíble que pensara que Damian era su remplazo. A su debido tiempo se lo dejarían claro. Bruce no podía ir por la vida esperando a que ellos le botaran como si no sirviera. Ellos no eran sus mentores, ellos no eran Oliver y el antiguo Bruce, ellos no eran Martha y Thomas. Ellos eran, o pretendían ser mejores que sus sombras  – En serio, enano. Jaybird me obliga sino me escapaba contigo – Bruce no se convencía – Un montón de viejos estirados, con cuellos de pato y traje de pingüino, con un palo metido en el culo – Jason le soltó un golpe en la espinilla que hizo a Bruce tragar duro. ¿Iban a pelear de nuevo? – Ya, sin malas palabras.

 

-Damian no está enojado contigo – Bruce no le creía a su Ada. Al soltar su nombre, el demonio había prácticamente volado para estar junto a su padre, maldiciendo a Jason por ser tan alto y dejar a B fuera de su alcance. Si dependiera de Damian, pondría a su padre en el suelo, donde pudiera ser franqueado y cuidado por todos sin el peligro de caer de ninguna parte si es que su loca madre aparecía – Damian estaba enojado porque él no puede ir al extranjero y tú sí.

 

-¿¡¡Que!!? – Damian salto en su lugar. Superman casi fulmino a los chiquillos por la estupidez que estaban autorizando. A él le complacía tanto como a Damian el mandar lejos a Bruce.

 

-¿Quieres participar en el tianguis de la Ciencia? – Pregunto Jason – Tu padre participo en muchos. Y gano varios. Hizo lo suyo cuando Oliver Queen le adopto, antes de adoptar el apellido Wayne – J´onn gruño incomodo, esa historia fue lo mejor que pudo crear para no joder más la cabeza de Bruce. Siempre era más lindo su sus padres tenían una tierna historia de amor que le inspirara a creer en almas gemelas. Bruce debía e crecer como cualquier niño al que defendían. Además de que no había de otra. Los Wayne existían si porque si… - Y el tío remplazo – B sabía que su Ada hablaba de Tim – Es el cerebrito de la casa. B, todos hemos estado en esas competencias… menos Damian, él se conforma con recitales.

 

-Es arte, tt.

 

-¿Quieres? – Insistió Jason ignorando a su hermanito – Después de hoy podrás hacer lo que quieras.

 

            Bruce observo a Damian, que de repente estaba muy al pendiente de su cara, registrando sus movimientos al tiempo en que aseguraba que sus padres decían la verdad. ¿Podría ser que su remplazo estuviera celoso de él? ¿En serio? Bruce mantenía un sano escepticismo. Damian era mejor.

 

-Participar y ganar es lo que un Wayne hace – Afirmo con su vocecita. Prometiéndose no traer el segundo lugar. Las cosas se hacían para ganar – No los decepcionare.

 

            Clark tomo a Bruce en sus brazos. Era suficiente. Damian le mando una mirada de muerte. Kal se prometió mirar por sobre la espalda. Damian era un abusivo y tramposo al momento de vengarse. Bruce guardo silencio. Dejándose hacer. Alfred había aparecido para decirles que la rueda de prensa invocada estaba en los jardines esperando las primeras declaraciones.

            Bruce vio a sus padres haciéndose pequeños. Había sido puesto en el auto de nueva cuenta. Clark al volante y J´onn haciéndole compañía en los asientos de atrás.

 

-No es una fiesta como las que Jason está acostumbrado a dar – Dijo J´onn. Bruce mordió sus labios, ansioso porque ese adulto de extraños ojos le leía – No creo que debas volver a ser el pianista estrella, Bruce.

 

            ¿Entonces eso donde lo dejaba?

            Si su Ada ya no lo quería… ¡Lo iba a abandonar!

 

-Jason ha perdido el gusto por el piano – Bruce no creía eso posible – Todos podemos cambiar, Bruce.

 

-¿Cuál película quieres ver, Bruce? –  Clark pregunto, seguro en que Bruce nombraría la remasterización de la Máscara del Zorro.

 

-Zorro.

 

            Kal-El sonrió. Algunas cosas no cambiaban.

 

.

.

.

 

-Es la última firma, señorito Wayne – Pronuncio Fox, terminando de pasar la documentación a la caja fuerte, para mandar una copia a primera hora al abogado de empresas Wayne para el traspaso de propiedad según la última voluntad del difunto Bruce Wayne – Tim, no tengo que preguntar algo, pero, ¿Seguro que las acciones están bien distribuidas? No sabía que el señor Wayne tenía otro hijo.

 

            Siempre astuto, se dijo Tim.

            Era imposible engañar a Lucius. Su buen aliado en industrias Wayne, presto a prestar su conocimiento en la creación de los juguetitos más prácticos en el departamento de ciencias aplicadas. Ni hablar de los que desarrollaba en sus laboratorios privados, sostenidos y apoyados por las empresas Wayne.

            Lucius no necesitaba que le dijera que ese hijo con el mismo nombre era su padre. Ni necesitaba saber los pormenores de la nueva locura que envolvía a su familia… aunque ya tenía una buena idea por lo que de seguro Batwing le contara. Lucius sobreentendía, como hacia Alfred. Tim se preguntaba si aquella habilidad era una herramienta del tiempo o de su cerebro.

 

-La rueda de prensa se llevara a cabo en la mansión. Dick invito a todos los medios de comunicación. Necesitas venir, Lucius. Esto debe de hacerse bien.

 

-Los accionistas se pondrán nerviosos – Si, él podría ser la cabeza de la empresa en la ausencia de su padre… pero Tim sabía que no era Bruce, y pese a todos los defectos de playboy, su padre fue un empresario comprometido a resultados y que pese a eso, había dejado Wayne Enterprise en la quiebra en muchas ocasiones, obvio que el resto de accionistas no confiaran en el liderazgo de un niño, por más inteligente fuera – Iré tras dejar el memorándum en sus contestadoras. Ni loco espero a que me contesten.

 

-¿Miedo, Lucius?

 

-¿De un montón de señoritos mimados convencidos de degollar antes de hablar? Para nada. Sólo quiero que el señor Luthor no me engatuse – Tim se rio – El hombre es convincente.

 

-¿Él o su cybort?

 

-Su Cybort, claro…¿Le ha visto las piernas?

 

            Definitivamente Lucius seguía teniendo su sentido del humor intacto.

 

-Entonces – Tim presto atención – Felicidades por su recién ascenso, señor Wayne y lamento el fallecimiento de su padre. Bruce Wayne siempre fue un hombre que se dormía en las juntas internacionales pero, no quería que terminara así. Empresas Wayne seguirán manteniendo las acciones correspondientes, y no se han movido, las ganancias serán depositadas en las mismas cuentas a nombres de sus hermanos con la excepción de que la empresa y el cincuenta y un por ciento de acciones están al nombre de Bruce Wayne, su recién hermano adoptado, del que usted es albacea hasta que cumpla la mayoría de edad o usted muera.

 

-Correcto.

 

            Tim cuidaría de lo que era de su padre. Lo cuidaría para él. Se lo guardaría. Le enseñaría todo lo que le enseño cuando le leía en su cuarto, o le dejaba aprender al llevarlo a sus juntas. Le enseñaría a tener paciencia en los contratos internacionales y a manejas las variantes aun cuando estas estaban en contra.

            Le enseñaría todo lo que una vez le confió.

            Lo mínimo.

            Apenas lo justo.

            Y ni así compensaba algo.

            Bruce había dado más de si de lo que alguien pudiera recuperarle.

 

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-¿Viste a Oliver? – Pregunto Dick a Roy que seguía ocultándose de su mentor en la mesa de bocadillos, bebiendo de la pirámide de copas. Por suerte, Oliver seguía atado del brazo de Dinah que le mantenía firme con el resto de la Liga – Vinieron rápido.

 

-Se vería mal si no – Aunque no se sabía aun bien sobre el llamado, las sospechas y rumores viajaban por cada rincón del jardín. Se hablaba del féretro negro que reposaba junto a una de las fuentes. Cerrado y decorado por blancas flores. Al gusto de Alfred – Saben que no está aquí… pero esperan a que les lleves, para poder despedirse.

 

-Ya está arreglado – Susurro – R´as uso el mismo truco que hizo con Jason. No me preocupa que quieran hacer pruebas. No profanaran al hombre que admiran.

 

-Vinieron todos.

 

            Dick sospechaba que sí. Algunos no eran ni conocidos de Bruce Wayne, como apuntaba Lana en su libreta de reportera pero gente como Shayera, que ocultaba sus alas gracias a la tecnología o Hall Jordan mantenían sus bocas cerradas ante las muchas preguntas de la pelirroja. Estaban para dar apoyo a la familia, aunque sabían que ellos celebrarían otro funeral, más digno de un guerrero, a ver de Diana.

            Batman se merecía antorchas, mar y gritos de guerra y laureles, no los flases de diva metrosexual para alimentar los tabloides con chismes gordos.

            Barry estaba asquerosamente quieto. Raro en él. Hasta ignoro la presencia de R´as. De hecho, pese a la amenaza que representaba, nadie de la Liga hizo amago por acercarse y está de más decir que sufrieron un ataque al corazón cuando Tim llego, besando al Líder de los Asesinos.

 

-Es tu turno, Dickbird – Apoyo Roy, tragando duro por su amigo – Por Bruce.

 

-Le has tomado cariño – Acuso con ternura.

 

-Imposible no hacerlo – Confeso – B es como nosotros.

 

-Gracias – Roy parpadeo. Sabiendo para donde iba y sin poder detener a Dick, termino con su copa numero veinte – No tienes porque, no estás obligado y aun así lo tratas bien. Gracias por quedarte. Por aceptar ser su padre. Nosotros podemos solos. No tienes que hacerlo si no quieres. Los divorcios pasan en cualquier momento. Podemos arreglar todo y podrás seguir tu vida. Las calles han de picar sin Arsenal dando lata.

 

-Para el carro, Dickbird – Por eso es que no quería que Dick siguiera hablando – Outlaws ya no existe. No sé si te diste cuenta, pero Stirefire no está, se esfumo. Jason no va a salir a ninguna parte ahora. Y yo no  tengo a donde ir. Una lujosa mansión no está mal – Bromeo – Además, puedo volver a despertar con  la vista de unos bonitos traseros – Apunto a Jason y le señalo con un movimiento de nariz – No soy idiota. No voy a dejar eso.

 

-El poder de los traseros.

 

-¡Eres el dios de las nalgas! – Se burló – Hay páginas enteras dedicadas a tus pedazos de globos, duros, parados, grandes – Estallo en carcajadas. Cuando con Jason se toparon con esa página, pasaron horas riéndose del mucho porno y fotos de la retaguardia de Nightwing – Debo aprovechar lo que esas adolescentes hormonadas no pueden gozar.

 

-Eres imposible – Roy recibió el beso, suave, delicado, un toque como los que se daban entre los callejones en medio de las escapadas años atrás. Cuando eran Robin y Veloz. Las memorias eran traicioneras y la remembranza una fastidiosa zorra – Gracias por estar vivo, Roy. Gracias por no morirte en un charco.

 

-Ahora tengo un hijo – El peso del significado casi le hace borrar su sonrisa. Jamás pensó en ser padre. Nunca pensó que viviría demasiado – No es momento para esnifar un sueño.

 

-Si… señor Wayne – Roy se sonrojo – Mejor ve por tu señora que tiene problemas manteniendo a Damian a raya.

 

            Dick ignoro el mal sabor de boca. Siempre creyó que si Roy iba a formar parte del clan murciélago seria porque se acostaban. Esa historia había terminado. Y ahora, por esos caprichos del destino, estaba con Jason sin estar… el sexo no se comparaba al calor de una pareja.

            ¿Le molestaba que Roy no fuera el novio de Jason o le jodia el sexo entre ellos sin nada de por medio?

 

-Buena tarde – El pódium era alto, elevado como cualquiera. Solian guardarlo para las ventas de caridad en su mansión. Esas reuniones que Bruce hacia cada tres meses para la recaudación de fondos. Y era la primera vez que se paraba en el. Con tanta atención deseada. Con esa indescriptible habilidad de notar sus faltas – Queremos dar esta noticia. Mañana será anunciado que empresas Wayne cambia de dueño – Y Dick se guardó el nombre de Tim. El público debía de creer que él era el todo poderoso dueño ahora. Los ataques serian para él. La atención seria para él y Tim podía hacer su vida a gusto. Y claro, entre mayor polémica levantara sobre sí mismo, menor atención a Bruce – Ya que Bruce Wayne, mi padre – Remarco con fuerza. Algunos aún se atrevían a llamarle gitano, huérfano afortunado, aun le despreciaban por sus orígenes y les dolía que Bruce prefiriera poner su apellido en un don nadie que tuvo la tragedia correcta frente al hombre correcto – A fallecido  el día de antier. Bruce Wayne se encontraba en una exploración en el amazonas, en busca de una toxina que serviría para la producción de vacunas. Bruce Wayne fue un pionero del ámbito médico y tecnológico al servicio de la sociedad. Impulsaba proyectos ecologistas, antes y después de Pamela Isley y fundo Martha´s para huérfanos en ciudad Gotica.  No existirá y ni existió un hombre como mi padre – Aseguro – Alguien que se ponía en último lugar cuando el barco se hundía o en primera línea cuando la guerra o la necesidad golpeaban – Batman y Bruce compartían eso – Y en esa línea, cruzando la selva no explorada, su trasporte se volcó por una pendiente. Los restos fueron identificados y hoy, como cabeza de familia anuncio su deceso.

 

            Los flashes no dejaron de sonar y dispararse. Dick se mareo un poco. La velocidad era imperiosa y se obligó a no contradecirse en sus gestos.

            Las preguntas fueron gritadas y Dick mando a callar a los presentes.

            R´as aplaudía esa manera de control.

 

-No es la única noticia. Mi padre quería anunciarlo él mismo, pero, ahora que lamentablemente no puede – Y fingió un sollozo contenido – Es mi responsabilidad, anunciarles y suplicarles que por sensibilidad, no se trepen por nuestras paredes, espíen el colegio o asusten a mi sobrino, Bruce Wayne, recién reconocido hijo sanguíneo de mi hermano Jason Wayne – Y ese había sido un chisme caliente cuando el hijo presuntamente muerto sólo estaba secuestrado – Y que hoy regresa a tomar su lugar entre nosotros tras una educación en las tierras extranjeras.

 

            Ahora no se sabía que cual era el mayor escándalo… el nombre, la aparición de un hijo o el fallecimiento. Demasiados hechos para una sola plana en el periódico.

 

-Por favor – Rogo – Bruce acaba de perder a nuestro padre  - Algunos se giraron a mirar a Damian – Necesitara tiempo y tranquilidad por el abuelo que tanto amaba – Una mentira más o menos no importaba – Por favor… si algo de piedad tienen y de agradecimiento al hombre que amaba esta ciudad, déjenos tranquilos. Aprovechen hoy para todo lo que quieran preguntar.

 

            Damian tuvo que preguntar.

 

-¿A quién asesinaron? – si porque todo debía de ser perfecto.

 

-A un buen hombre, un jardinero al que el detective tenia cierto cariño – Contesto su abuelo.

 

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-Bruce – Dijo al quitarse la marcara, cuidando que el súper hombre no pudiera localizarle. Una labor titánica que podía llevar a cabo. Bruce estaba acompañado por esos dos héroes – Pronto, bruce, muy pronto – Prometió.

 

            Bruce sonreía con timidez. Comiendo de sus palomitas. Bebiendo soda. Disfrutando de los cuidados de esos dos.

 

-Muy pronto, Bruce.

 

            Porque había que cuidarse de ellos que todo veían.

            

Notas finales:

Dejen sus comentarios.

y espero que les gustara

y claro, intentare no tardar mucho en actualizar


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