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Batman deja de ser Batman por Polaris

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Notas del capitulo:

Gracias a todos ustedes!!!

Esta historia esta tomando rumbos interesantes y seré muy sinsera... amó saber de ustedes.

A leer!!!!

Capítulo 4: Un hijo que es padre.

 

 

            Korian echo otra mirada a Bruce. Las pocas explicaciones que le dieran eran insuficientes para ella. Es decir, había sido esclava y antes de eso una gobernante y después, simplemente una renegada, en pocas palabras, sabía cuándo es que le mentían. Y un “Es el nuevo Robin… bueno, futuro Robin” decía mucho más de lo que Jason imaginaba y no era para nada un “No pasa nada, es un nuevo remplazo”.

            Eso y que Roy se quedó los primeros dos días a preparar panqueques para el enano cuando ya a ella no se los hacía. Ni porque la noche anterior hubieran peleado y todo terminara en una explosión de fuego.

            Siempre culpa de Roy, se tiene que aclarar.

            Pero no era el punto, lo que importaba es que tenía a Bruce jugando con figuras de acción de Aquaman y Batman, luchando contra Superman y Joker que tenían una alianza rara con la princesa Barbi (Que de pasó esta decir Jason se robó de la vecina) Korian no tenía la paciencia de cuidar niños… simplemente eso no era para ella.

 

-¿Cuando regresa Jay? – Pregunto Bruce con los labios apretados. Demasiado ansioso para el gusto de Kori - ¿Tardara mucho? No digo que seas mala, mi otra niñera era rara, tú por el contrario, con la piel naranja y los ojos verdes eres muy amable pero no eres Jay, y no me gusta que no seas Jay.

 

-Es irrelevante. Jason me pidió cuidarte hasta que terminaran la misión. Sugiero que juegues hasta que regresen. No me des problemas y ve a la escuela en silencio.

 

-No me gustas.

 

-No tengo que gustarte.

 

            Bruce frunció el ceño y no dijo nada más. Korian era muy parecida a sus padres. Siempre rectos y estirados, cuidando todo como si temieran que alguien les saltara encima cuando usualmente era ellos los que saltaban sobre la yugular del otro. Simplemente no podía sentirse cómodo con la mujer. Quitando que fuera alienígena, guerrera y la supuesta novia de Roy, era fría.

            De seguro el espacio se debía de sentir así, como si con un solo vistazo pudiera encogerte el corazón y congelarte el alma. Cómo la mirada desaprobatoria que su padre le mandaba cada que conseguía menos de diez en su boleta de calificaciones.

            Lo dejo estar por el momento. Tenía que ser un buen chico para Jason.

            Jason le había explicado a Kori sobre que tenía que cuidar al pequeño Bruce pero jamás le aclaro quien era Bruce, a su ver, su amiga no tenía que saber más cosas sobre murciélagos de las que seguramente Dick le dijera en su tiempo juntos. O él mismo en todo caso. El estado de Bruce era de suma discreción. Si alguien llegaba a enterarse los enemigos del gran B estarían apostados en la puerta para tener un trozo del pequeño cuerpo de su padre.

            Y por muy tentador que la cosa sonara, Damian seguramente le asesinaría lenta y dolorosamente como lo dejase pasar y últimamente estaba teniendo serias preocupaciones con respecto a las adquiridas habilidades de su hermanito menor, un día de estos Damian sobrepasaría a sus antecesores y hasta podría llenar la capa (Nunca lo diría en voz alta).

            Tras las presentaciones adecuadas, Roy y Jason tuvieron que partir a las misiones correspondientes. Tenían que vivir y aunque el trabajo pasado les dejaba buenos fondos como para otro mes, pues, eso de dejar que una guerra explotara no sonaba muy bien.

            Kori que seguía ofendida porque no confiasen en ella, les dejo ir. Asegurando que Bruce estaría bien con ella y que se encargaría de cuidarle como si fuera Jason mismo quien lo hiciera. Lejos de provocarle desconfianza a ambos chicos, sólo ocasiono que aceptarán, alegando que si el pequeño B se quedaba con ellos tenían que hacer buenas migas.

            Sin saber cuánto tiempo Bruce estaría con ellos, Jason le mando una mirada al pequeño que estaba dormido en su regazo y asintió. Damian no había dado señales de vida y para estas alturas comenzaba a preocuparse. ¿Qué tal si el Demonio se lo dejo y huyo? Aunque Damian no era ninguna madre adolecente y soltera como para hacer eso tomándolo a él como un orfelinato, la idea no dejaba de aparecer de vez en cuando en su desquiciada cabeza. El que su hermano no llamara era sospechoso. ¿Y si Ras lo encadeno en una de sus mazmorras para torturarlo por la eternidad a causa de su desobediencia?...Todavía lo prefería antes de la primera opción.

            Sin más que decir, Jason dejo a su padre en manos de su amiga y ocasional amante. Además, Kori había sido esclava… con los malos tratos aprendió los buenos modos… ¿Qué tan mala niñera podría ser?.

 

 

            Lo que se dice mala, Korian no lo era. Con menos de cinco minutos había hecho un batido nutritivo de lo que los humanos llamaban licuado y en medio de la sala, Bruce ya la esperaba con la mochila echa.

           

-Bien… Pasaré por ti cuando las clases terminen.

 

-Se supone que tienes que llevarme – Dijo Bruce apretando los labios, no le gustaba corregir a los adultos, menos cuando estos lucían como si pudieran mandarle al suelo de un  bofetón – Jay no me deja ir solo.

 

-Ya estas grande. Jason te consiente – Le dijo y se sentó en el sofá – Seguro que sabes en donde queda la dichosa escuela. – Bruce asintió de nuevo. Se fijaba mucho en todo lo que pasaba alrededor y Jason siempre tomaba la misma ruta para ir y venir, fue fácil memorizarla. – Pues ve. No llegues tarde. Te quiero aquí apenas salgas.

 

-Mmmm… - Por un segundo dudo, pero Jason no le dejaba ir sin dinero y comida. A menos que hubiera hecho algo malo, eso no debería de cambiar - ¿Mi almuerzo?.

 

-Ya comiste – La uña de Kori dio contra el vaso de cristal a medio terminar que Bruce tenía – Es más que suficiente. Otros tienen menos.

 

            Bruce ni menciono el dinero, si así eran las cosas, preguntar por lo otro era inútil. No era la primera vez que pasaría hambre, a menudo su madre le privaba de los alimentos si no hacia las cosas bien en sus presentaciones o en sus juegos de té en medio las caridades. Esperaba que Korian tuviera algo para más tarde, Alfred solía pasarle alimentos a escondidas cuando pasaba aquello, así que aunque fuera una fruta, eso estaría bien.

            Saludo al portero y enfiló. Se topó con otros de sus compañeritos que venían de las manos de sus madres y a los que acompaño con gusto. Se deslizaron por los pasillos para evitar a los bravucones que siempre les esperaban. Fue un día tranquilo en el que pudo irse a sentar a su rinconcito con el libro Viaje al centro de la Tierra para pasar el rato. Cuando se dio cuenta, ya debía de regresar a casa.

            Esperaba que Jason ya hubiera llegado.

            Kori le dio la bienvenida con una cosa quemada que llamaba comida y le volvió a dejar solo. Bruce comió sin ganas y se fue para su cuarto. Hizo la tarea y se fue a la cama. Eran menos de las siete.

            En medio de tanto silencio, Bruce lo comparo con la mansión. Lo único diferente era el espacio. Irónicamente sentía que aquí, con las cosas tan cerca era más grande que allá, en donde el frio se colaba en cada grieta de mármol y oro.

            Bruce pensó en que siempre había estado solo, a excepción de Alfred nadie se quedaba mucho tiempo a su lado, hasta que Jason le despertó. Le asustaba acostumbrarse tanto a Jay. Porque entonces cuando Jay lo devolviera con sus padres no lo dejarían verlo. Jay no volvería y él volvería a estar solo.

 

-Luces fuera – Aviso Kori apagando la luz del cuarto y cerrando la puerta con pestillo, para asegurarse que su inquilino se pasara la noche en donde debiera. Si era el próximo Robin, de seguro tenía las mismas mañas que el resto de ellos – Despierta temprano. No quieres que venga por ti.

 

            Amenaza, advertencia… Kori podría decir que jugaba y de seguro ellos le creerían.

            ¿Jason le haría caso si le dijera que Kori no le gustaba? ¿Haría caso a que lo dejo hambriento y solo? ¿Y si se enojaba con él porque no apreciaba a Kori? ¿Y si era un mal niño por despreciar a Kori?. Por primera vez no le pareció correcto hablar con Jason sobre todo. Parecía que algunas cosas debían quedarse en las sombras.

            Si se quedaba callado seguramente Jason no cambiaría con él y lo que menos deseaba es que Jason lo tratara diferente.

            No se quejaría de Korian.

            Y no se quejó cuando de nuevo le dio un licuado verde.

            Ni cuando lo mando a la escuela con el mismo uniforme sucio del día anterior. Ya que siquiera le dejó lavarlo, ya que ninguno de los dos sabía usar la máquina que giraba y secaba.

            Tampoco hizo muecas con la cena quemada.

            Ni pidió ayuda cuando se cayó en la ducha y tuvo que estar un buen rato acostado con el agua cayéndole directamente en la cara.

            No dio ninguna molestia.

            Sólo quería que Jason regresará.

            Una mala semana…Dos malas semanas… Y extrañaba a Jay.

            Bruce no se dio cuenta de que pasó de una cuadra y que giro en la equivocada por consiguiente. Terminando en uno de los tantos callejones famosos en la ciudad por su oscuridad que brindaban oportunidades al robo y a la venta de sexo y droga. Bruce siguió caminando, aun en su mundo.

           

-Mira – Dijo uno de los hombres que estaban esperando a que su amigo terminara su asunto con la puta que contrato - No lo he visto antes.

 

-No es de aquí. Ggrg ¡Bien! Un poco más preciosa – El otro ni volteo – NO me interesan los chiquillos.

 

-Se ve bien. Seguro que a alguien le gusta. – Al chasquido de dedos las sombras tomaron vida.

           

            En Gotica era común andar en grupo, de ese modo nadie sorprendía a nadie. Las pandillas se paseaban de noche y de día, vanagloriándose de su nombre y propagando sus territorios. Temían a Batman, sí, pero el murciélago sólo aparecía de noche con su capa y código. Era fácil evadirlo y fácil saber cuándo no aparecer. Los más listos habían cambiado sus modos y seguían creciendo… pero aun dentro, muy dentro de sí mismos, sabían que tarde que temprano el murciélago los atraparía.

            Que eso fuera con sus bolsillos llenos.

            El niño iba con la cabeza entre los hombros, sabiendo en qué diablos se perdía pero ellos lo usaron a su favor. Se fueron posicionando a sus costados, a sus espaldas y al frente. Los transeúntes que se percataron de la suerte del niño, lo dejaron. Simplemente se pasaban de acera y fingían que un niño no estaba por desaparecer.

           

-SShhhshshss – Bruce parpadeo y se giró. El gracioso siseo le puso los pelos de la nuca en punta. La serpiente siempre avisaba cuando atacaba – Shshshshshs – El silbido escapo de entre los amarillos dientes despostillados por algún buen golpe contra una bota o el asfalto, Bruce ni quiso averiguar cuál. Sólo se movió a la derecha. Su plan era escapar pero otro siseo le dijo que estaba flanqueado – Sshshshshshs – Estaba en medio de horribles hombres.

 

-Sigue caminando – Y más silbidos. – Tranquilo y avanzando.

 

            A su joven edad, comprendía de qué iba la cosa.

            Lo estaban cazando.

            Lo llevaban a un lote baldío.

            Tuvo miedo.

            Esperaba que sólo quisieran sus cosas como los niños en la escuela.

            El empujón a sus espaldas le obligo a correr para no caerse y luego siguió caminando. Guiado por ellos que lo azuzaban con palabras y gestos que no comprendía de todo.

            ¿Por gente como esta sus padres se esforzaban en erradicarlas para tener mejores personas en la ciudad y así poder hacerla grande? No los culpaba, eran horribles. Daban miedo y no se veían como seres vivos. En sus múltiples colores, sus demacradas caras, chupadas y rotas por el sol y los vapores de la ciudad les hacían ver como muertos que caminaban en botas de combate, listos para tratar de sobrevivir.

            Tuvo miedo y lástima.

           

-¡Quítate la ropa! – Ordeno uno – Seguro que podemos rematarla en alguna parte.

 

-La quiero yo. Tengo un hijo de su edad. Seguro le queda – De inmediato sus ropas le fueron arrancadas. Los botones volaron y él no se resistió. Hacerlo parecía mala idea – Aahhh, si, un poco grande pero le gustara. Para variar que tenga algo lindo.

 

-Cuando lo vendamos le podrás comprar más cosas a Lyan.

 

-Sin nombres, pedazo de idiota – Y de inmediato le dio un golpe – Ahora… ¿Qué tal un poco de diversión antes? – Cuatro de ellos no se veían emocionados, los otros tres no se negaron. Una boca y un agujero eran los mismos, unos más apretados que otros pero el mismo placer – Si, si cosita rica, ven a las piernas del buen tío. Ven que voy a enseñarte un juego.

 

            Bruce se abrazó por instinto. Retrocediendo. Topándose con las piernas de otro, escapando del toque. Empezando a gritar por ayuda. Esquivando de a ratos a los hombres y defendiéndose de algo que no lograba comprender.

            Ellos le apretaban los brazos, se los torcían a la espalda y luego podía zafarse y después volvía a caer.

            Bruce sabía que habían personas afuera, que podían oírlo. ¿Entonces porque no lo ayudaban?

 

-¡¡Jason!! ¡¡Jason, AYUDA!! ¡¡JASON!! – Grito sin parar. Sus ojos azules se llenaron de lágrimas al sentir las piedras raspando su desnudo pecho. El polvo llenando su trasero cuando se puso bocarriba, rasguñando con todo lo que tenía al sujeto que estaba intentando abrirle las piernas - ¡¡No!! ¡Ayuda! ¡Kori! ¡KORI! ¡ROY! ¡JAY! - ¿Por qué no venían a ayudarlo?

 

-Ciérrale la puta boca – Demando el que forcejeaba con Bruce, había conseguido doblarlo en buen ángulo. Sólo tenía que encajarse y listo, esperaba que tanta faena valiera la pena – Lucha como una virgen.

 

            Amordazaron a Bruce con el calcetín de otro y le apretaron la boca con otra mano. Con tanta presión que parecía que querían fundirle la cabeza con el suelo.

            Bruce no sabía que es lo que querían conseguir. ¿Qué ganaban con hacerlo sentir mal? Se suponía que nadie debía de verlo desnudo sin que quisiera y según Alfred, nadie debería de tocar donde ellos lo hacían… y ahora bien entendía el porqué, era feo, horrible… lo hacían sentirse malo…

            Ese ligero destello de dolor abriéndose paso le dio la respuesta, él era malo. Por eso Jay no venía a salvarlo. Él se merecía esto. Había sido malo. Desobedeció a Jason y camino por donde le habían prohibido y solo.

            Ese rostro con barba y  de ojos desquiciados, estuvo por un segundo y luego ya no. Bruce volvió a cerrar los ojos, a apretar sus puñitos sobre la tierra. Escucho los golpes y los quejidos, los gritos y las burlas. Escucho todo pero no vio nada. No quería. Tenía demasiado miedo.

            Ya no tenía a nadie sujetándolo pero ellos seguían allí, cayendo contra el suelo, llorando y gritando.

            Luego todo fue silencio.

 

-Ya está bien – Bruce se encogió aún más. Echo ovillo. Mostrando la espalda, protegiendo su cara y estómago, justo como hacia cuando su padre se volvía violento – Estas a salvo – No, nadie bueno podría estar ayudándolo. Había sido malo, por eso nadie vino. Por eso Jay lo dejó solo. – Está bien. Mira, no puedo dejarte aquí. No es seguro. Voy a quitarme la chamarra y te la voy a poner encima ¿Si? ¿Puedo? – Bruce no le contesto. Aunque el extraño tuviera una voz amable eso no significaba nada. Un montón de gente tenía una linda voz y eran monstruos - ¿Ves, no está mal? Quiero preguntarte una cosa… soy Dick. Sólo quiero ayudarte.

 

            Bruce alzó la cara y el espanto en Dick no se hizo esperar. De hecho salto hacia atrás con el mal tino de caer de trasero.

 

-¡Recorchilis! - ¿¡De cuando acá volvía a sus viejas frases!? ¡A sí! ¡Desde que clonaran a su padre! - ¿Qué está pasando aquí? – Bruce volvió a apretarse más si eso era posible. Dick se maldijo internamente. No se suponía que tenía que espantar a un niño que ya de por si estaba traumatizado. Batman le daría una buena patada por no cuidar bien de él. – No, no, no te espantes.  Ahora creo saber porque te querían asaltar. – Algún parentesco tenía que tener con los Wayne, seguramente querían pedir un rescate… algunos villanos eran tan predecibles y torpes. – Bueno… hace rato te escuche gritar y bueno…¿En dónde vives? ¿Y cómo te llamas? Seguro que puedo llamar a alguien o llevarte. Deben estar preocupados por ti.

 

            Bruce se paró de inmediato, mientras que el otro joven seguía en el suelo. Evitando hacer movimientos bruscos, Bruce examino a su salvador. En opinión de él, el joven tenía cara de coquer spaniel. Con un brillo travieso en los coquetones ojos azules y con un aura tranquila. Casi, casi sentía curiosidad por echarse en su regazo y pedirle que lo dejara dormir un rato allí, justo como hacia con Jason.

            Se sentía tan mal al no tener a Jay con él.

            Volvió a mirarle, volvió a calibrar… y llego a la conclusión de que el supuesto salvador no era peligroso.

 

-Bruce Wayne y vivo con Jay, el nieto de Alfred.

 

            Con menos de una frase, Bruce en su inocencia había condenado a Jason.

 

 

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            Roy volvió a meter la cabeza en el chorro de agua que caía por la cascada de los rápidos en los ríos del infernal Amazonas. Habían llegado con la intensión de cortar el cuello del hombretón que vendía árboles de caucho y mujeres a los cónsules más importantes para lograr ganar afectos y poder seguir haciendo su guerra con calma.

            Usualmente no les importaría, pero el sujeto, llevo a Gotica una plaga. El cargamento de mujeres que vendió junto con tecnología armamentista venia infestado de un parasito. Y si el sujeto no desaparecía para finales del mes, Gotica perdería una importante ruta de comercio. Una gruta que afectaba a Wayne Enterprise. Era increíble la manera en como algunas cosas se entretejían.

            Si arrojabas una roca se veía su efecto hasta el otro lado del mundo.

            Patrañas que solían pasar.

            Les llevo casi las tres semanas hacerse con la cabeza del viejo. Jason dudaba de tanta seguridad. Ni su paranoia logro salvarlo de Capucha Roja.

 

-Volvamos – Demando Jason – Tenemos un vuelo en una hora. Alcanzamos abordar.

 

-Quedémonos un poco más, Jaybird – Jason se deshizo rápidamente del agarre que Roy hizo a su cintura. Odiaba cuando Roy se ponía cariñoso sin un motivo – Espera un poco más. Kori está en casa.

 

-No lo hago porque este lejos. Te quiero.

 

-Extrañas a Kori – Jason podía compartir la cama con Kori y con Roy, sólo la compartía con Roy cuando Kori estaba en medio no antes. Nunca antes – Bien, Roy, alto – Demando al sentir esa callosa mano ir tras su kevlar, buscando la cremallera para hacer espacio en el ajustado traje - ¡Roy! – Jason mordió sus labios para no maldecir por lo bien que se sentía aquel masaje en su palpitante entrepierna, que pulsaba cada vez más contra la tela. Calentándose. Palpitando. Saludando a Roy – No te atrevas. Kori no me perdonará.

 

-Kori no está aquí, Jaybird – Roy besó ese cuello maltratado por un puñetazo. A lo mejor le sentaba excelente el morado puesto por sus labios que lo bruto de un puño. Igual y podía decorar con amor el resto del lienzo – Que tenso.

 

-No tenemos tiempo – Jason comenzó a retroceder con Roy pegado a sus caderas - ¿Por qué ahora?.

 

-Eres el menos indicado para decírmelo, Jason – Harper suspiro, mandando todo al demonio. Su plan no coló. Si quiera tener a Jason gimiendo bajo él, tendría que noquearlo y eso sería violación. Mejor para la cosa antes de que se pusiera de mal humor – Nuestra princesa es hermosa y al parecer somos sus consortes, pero, ¿no podemos estar nosotros dos? Últimamente he sentido que Kori no encaja. La perderé.

 

-Soy el premio de consolación. Perdona si eso no me convence.

 

-No lo tomes así, Jason. No es lo que piensas. Kori no está siendo ella últimamente. Esta más concentrada en ser la reina. En ser ella que nos hace a un lado. Yo no puedo vivir con una mujer que no quiere tenerme en su vida. Kori no quiere compañeros, sólo consortes   ¡Diablos! Averigüe que un Consorte para ella es sólo un hombre que le da placer y ya. ¡Siquiera compañía!.

 

-Un momento – Jason se tronó los huesos del cuello y siguió su camino. Tenían que llegar cuanto antes a Gotica. Estaba preocupado por su padre. Kori no les había marcado ni una sola vez y cada que contestaba el teléfono cuando ellos la llamaban, siempre decía que Bruce estaba dormido o enfurruñado en su cuarto. Eso no le sonaba bien - ¿Quieres separarte de Kori?

 

-Las cosas no están funcionando, viejo.

 

-No luces muy afectado.

 

-Vivir con Olli me enseño algo y cuando me echo, pues otra persona me enseño otras cosas. Esperar es el peor error que puedes cometer – Jason asintió. Comprendió de inmediato lo que su amigo le decía. Él mismo había esperado que su madre dejara las drogas, que su padre fuera mejor que la basura ladrona que termino por ser. Espero por Batman cuando Joker lo asesinó. Espero que Bruce lo vengara. Espero tantas cosas que termino por quedarse con nada, sólo con vacío y ese vacío, le hizo odiar y resentirse, no lo dejaba descansar. Se sentía rechazado y termino siendo un renegado… - Jason realmente te quiero. Lo de Kori es una excusa.

 

-¿Me vas a salir con que siempre has estado enamorado de mí? ¿Qué te gustaba desde que eras amigo de Dick y que… - Jason no pudo terminar de hacer su burla, ya que el sonrojado rostro de Harper le hizo quedar mudo - ¡No puede ser! 

 

-No lo hagas sonar como que es horrible.

 

-Pensé que te gustaba Dick – Roy asintió - ¡oh, genial! ¡Quieres a los hermanos calentando tu cama! Tienes un problema con eso de los tríos.

 

-Un sexi trapecista con toda esa elasticidad y buen trasero y un rey del crimen todo malo y pervertido, no sé porque pienso que los dos son una genial cosa para tener – Jason se golpeó el rostro. No podía estar realmente escuchando esto – Acéptalo, Jaybird, estamos destinados a estar juntos.

 

-¿Y en tus planes incluiste a mi padre? – Roy alzó las manos en son de paz. Jason estaba elevando la voz y le jalo del chaleco – Por si no te has dado cuenta, Roy, tengo a mi padre echo un mocoso de cinco años y un hermano púber desaparecido. A menos que en tu utopía incluyeras a un niño, no sé de qué me hablas.

 

            ¿Ese era todo el problema? ¿Jason estaba ofendido porque creía que le estaba diciendo que abandonaran a Bruce? A Roy siquiera le importo que de buenas a primeras Jason estuviera inmerso en su papel de padre sustituto.

            Conque poco se preocupaba. Si se quiere a la rosa se la quiere con espinas… es decir, si la gallina venía con pollitos se debía de quedar con los mismos, el punto se entendía.

 

-Podemos ser una familia si es lo que te preocupa, Jason – El susodicho lo soltó, casi como si Roy Harper estuviera echo de llamas. – Entiendo que no sepas que hacer con tu padre pero eso no cambia lo que siento por ti. Me gustas, te quiero… te amo, Jason. ¿Por qué otra razón iría hasta el fin del mundo por ti si no es así?.

 

            Jason le dio la espalda de inmediato. No quería discutir sobre nada de esto. Sólo tenía que regresar a donde su padre. Seguramente estaba extrañándolo tanto como él.

            Para la próxima llevaría a Bruce a donde fuera.

            El viaje fue silencioso.

            Roy se encargó de vaciar el bar del avión y de hecho, se desapareció un buen rato en el baño, para cuando volvió a sentarse en su lugar, estaba sospechosamente feliz. Jason imaginaba que esnifo alguna porquería. Quería decirle que no tenía que hacerlo, que eso no le ayudaría a nada pero apenas recordaba el motivo que tenía a su amigo en tal estado, mejor se callaba.

            No quería encargarse de eso.

            Era problema de Roy “amarlo” no suyo. Que Roy se encargara solito de eso. Él jamás le dijo a Roy algo como para que ahora le saliera con esas.

            Aterrizaron sin problemas y pasaron por revisión.

            Como era de sospechar, agarraron a Roy por uso de sustancias indebidas pero como se lo termino todo, no pudieron adjudicarle cargos por portación ilegal de sustancias. ¡Viva la ingestión a la velocidad luz! Se fueron con una advertencia y ya.

            Se echó a Roy al hombro, de ninguna manera iba a soltarlo en la calle. A saber en dónde terminaría.

             Pidió un taxi y dejo caer a Roy en los asientos traseros. Subió de copiloto y trato de comunicarse con Kori, que seguía mandándolo a buzón o de plano le cortaba la llamada.

 

-Veo que alguien se divirtió en su luna de miel – Rio jocosamente en viejo conductor. Jason le mando una espantada mirada, en primera porque no habían hombres amables en Gotica trabajando como taxistas y en segunda, porque... ¿Cómo termino con esa conclusión?.- Mucha diversión.

 

            El guiño obligo a Jason a fijarse en los chupetones que efectivamente Roy consiguió hacerle en el cuello. Las otras marcas de manos, echas en el calor de la pelea pasaban perfectamente por un poco más de pasión y si echaba un vistazo a su amigo, la playera se le subía, dejando ver los golpes de la misión.

 

-Esta juventud de ahora – Negó divertido – Prueben a hacerlo con tranquilidad. Con amor. Sé que el sexo vainilla es aburrido, en ocasiones, pero, con el tiempo, ver sus gestos, oler sus suspiros, simplemente tomarse el tiempo de amar cada pedazo de piel es lo mejor.

 

-Él no es… no somos novios.

 

-Claro que no… ¡Qué barbaridad! – Jason ya no entendía nada – Si se acaban de casar. Obvio que no son novios. Lo suyo debió costarles. ¿En dónde tienen sus anillos? – La cara de consternación que Jason puso fue confundida con una de pena – Ups, lo siento… no quería. No lo sabía, hijo.

 

            Jason se lamentó, estaba perdiéndose aquí.

            Nuevamente su gesto fue malinterpretado.

            El hombre sacó de entre sus ropas un par de anillos, exactamente iguales que colgaban en una modesta cadena de plata. Eran dos anillos sin chiste, lisos y de oro blanco. Modestos, diría Alfred. En una de las luces rojas, el carro fue frenado y eso le dio tiempo suficiente al hombre para sacarse el anillo que tenía en su izquierda. Anillo en el que por cierto Jason no había reparado.

 

-Tenía una esposa, ella era linda, guapa, toda una beldad de miel. No tenía ni un gramo de maldad o de lujuria en su blanco cuerpo. Era un ángel en esta ciudad – Jason ya sabía cómo terminaba la historia – La conocí en la primaria. Ni ella ni yo terminamos la prepa. No hay mucho que hacer cuando tienes que vivir… las oportunidades no son muchas. Bueno, ahorre todo lo que pude… de hecho, hubieron días en los que me quedé sin comer para poder comprarle estos – Sacudió la cadena – El de compromiso y los de matrimonio. Los compré en una oferta. Por eso son iguales. Tres anillos por el precio de uno.

 

            El departamento ya se asomaba y Jason no veía los segundos para bajarse del carro y tomar sus cosas… por él, Roy podía quedarse. Para empezar esta extraña conversación sucedió por su culpa.

 

-Un día, cuando regresaba a casa, la asaltaron. Pensaban que esto era oro – Jason parpadeo y entonces, solo entonces, tomó los anillos y los examino. Efectivamente, a simple vista se veían de oro pero no lo eran, sino que se trataba de una concentración de meteorito… ¿Cómo diablos? – Mi esposa se los dio. Unas alianzas no valen su vida pero, ellos no comprendieron que esto era valioso. Que no hay muchos anillos hechos de meteoritos. No les gusto y la.. Bueno, me dejó.

 

-Lo lamento.

 

-Tú no la mataste – No, pero pudo hacer algo. Si sólo fuera la noche correcta. Si sólo hubiera patrullado. –Te los doy.

 

-¡No, no, de ninguna manera! No puedo. Son suyos – Jason se desesperó cuando el anciano deslizo en su anular la alianza de él.

 

-Te quedan perfectos… espero que este chico tenga dedos delgados – Y sonrió. Jason no tuvo el corazón para contradecirle – Estarán bien. Ningún enamorado debe andar desnudo por allí, luego intentan robarlo.

 

            El hombre le ayudo a bajar a Roy y lo acomodo sobre su espalda. Enseguida, le puso los otros anillos en el dedo pequeño, no cabían en ningún otro.

 

-HAAA, se llevara una grata sorpresa cuando despierte – Su risa y felicidad eran contagiosas, Jason se imaginó a Alfred. Si su abuelo se hubiera casado, de seguro habría una abuela grandiosa pululando en la mansión, consintiendo a todos y alegrando el corazón viejo. – Eso muchacho. Sean felices. Y recuerda, el amor sólo es amor.

 

            El abuelo ni les cobro.

            Jason se quedó de pie, viendo el auto alejarse y se sintió extraño. El anciano parecía querer llorar sólo de recordar a su mujer pero se veía aliviado de darle los anillos. Era como si hubiera sido Jason quien le hiciera un favor.

 

-¿Qué acaba de pasar aquí?

 

            Jason subió hasta su piso con Roy a cuestas y para cuando iba a abrir, la puerta cedió a una muy enojada figura masculina que le quito las palabras en menos de un segundo. El golpe que Dick le planto estuvo por romperle la mandíbula.

            Cayeron estrepitosamente. Roy despertó por el dolor y él estaba por perder la conciencia.

 

-Tienes mucho que explicar Jason Peter Tood Wayne – Grito Richard tronándose los dedos.

 

            Hoy era un mal día para Jason.

Notas finales:

Gracias y no olviden comentar.


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