Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Batman deja de ser Batman por Polaris

[Reviews - 100]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Siento la demora.. no era de mi intención. sólo que no tenía internet y pues ya.

 

espero que el capitulo les guste y les gradesco a todos por sus lindos comentarios.. los cuales, como de costumbre ya estaran contestados.

besos hermosas.

-¡¡Y lo rescaté!! – Grito Dick fuera de sí. Demasiado enojado con Jason por esconderle este secreto. No era como las veces en las que le dijo que salía a buscar buen vino y terminaba por matar a cinco capos de la mafia y negaba con una inocente sonrisa, no, esto era mucho más serio que eso – Al principio todo era rutina. Es decir, no iba a dejar a alguien solo cuando pedía ayuda desesperadamente, con mascara o no, intervendría por la victima de turno. Termine de convencerme cuando escuche el nombre de Harper y Kori más el tuyo. Cuando lo vi, oh porque estaba en el suelo, desnudo y aterrado esperando por ser violado… ¡Iban a violarlo, Jason! – El susodicho apretó con más fuerza la bolsa de hielo contra su cabeza. Grayson golpeaba con ganas y no era para menos – Pude no llegar… ¿Qué tal si no hubiera pasado por allí? Fue suerte, pura suerte – Siguió quejándose – Llevo cuidando de él tres días ¡¡TRES DÍAS!! ¿Ha donde puñeteras te largaste? ¿Quién deja un niño solo?.

 

-¡Lo deje con Kori! – Se defendió. Se puso en pie y enfrento a su hermano – Disculpa, no todos podemos ser los modelos del año. Tú ya has cuidado de Damian, sé que eres la niñera de todos pero ¡Joder! NO TENGO LA CULPA. ¡¿Que iba a saber?! Nunca pensé que Kori lo abandonaría. – Arrojo la bolsa de hielo que se hizo trizas a los pies de Dick, quien la levanto y volvió a ponerla en la brecha correspondiente – Le pedí que no lo dejase solo.

 

-No fue lo que vi.

 

-Nunca dejaría solo un niño, Grayson – El arrepentimiento fue suficiente para tranquilizar a Richard. Quizá estaba culpando a Jason de más, pero, cuando regreso con su padre en brazos y no encontró a su ex como se suponía tenía que estar, simplemente estalló. Lo más cercano para desquitarse era su hermano. Lástima por él – Tampoco podía ir y dejarlo en una casa de esas o contratar una niñera. No con el último antecedente.

 

            Grayson ni quiso enterarse.

 

-¿Y bien? Sigo esperando por saber que pasa aquí – Dick aplico mayor fuerza. Jason ni hizo amago por quitarse de encima a su hermano – Bruce no sabe decirme nada. Es como si realmente fuera el niño de cinco años que aparenta.

 

-Es el hijo de Marta y Thomas Wayne de cinco años, Dick. Bruce realmente es Bruce, sólo Bruce Wayne – La cabeza comenzaba a dolerle mucho – Según entendí de lo que Damian dijo, fue que nado un rato en el pozo de Lázaro y puf, fue como la magia de Zatana. Damian fue a buscar a Ras para encontrar una solución. Pero lleva desaparecido desde entonces.

 

-¿Y cuándo pensaban decírnoslo? – Jason podía sentir el enojo en Dick. Convenientemente consiguió apartar un poco más el cuerpo de Roy que seguía tirado en la sala. Sólo por si Dick se volvía loco y tenía que frenar un ataque. No quería tropezarse con Roy y perder por descuido - ¡¡Es Bruce del que hablamos!!

 

-Lo que te duele es que Damian no te hay buscado a ti para que lo ayudaras – Golpe bajo y Jason lo sabía. Dick era como un segundo padre para el pequeño demonio – Damian te hizo a un lado.

 

            El segundo puñetazo del día fue lanzado y Jason apenas tuvo tiempo de esquivarlo. Alcanzo a frenar el brazo completo de Dick en una llave para poder subirse por la espalda y hacerle caer para contenerlo en el suelo. De alguna manera que no comprendía, Dick se liberó con las piernas y terminaron rodando por la sala. Rompiendo muchas cosas, golpeándose con saña.

            Gritándose a la cara sin reparar en Bruce que los veía semi escondido entre las patas de la mesa del comedor.

            Jason estaba agotado por la anterior casería así que defenderse del idiota de su hermano estaba siendo más complicado de lo que recordaba. Dick estaba en sus cinco sentidos y al cien por ciento de su capacidad, si a eso le sumaba lo enojado que estaba, sería un milagro que pudiera salir bien librado de esta.

                Dick lo puso contra el suelo, de espalda. Logro arrinconarlo al presionar uno de los golpes y apretar sus costillas resentidas. Jason lanzó un quejido alto, un aullido que por un segundo consiguió detener a Dick que no quería ocasionarle un verdadero daño, nada que comprometiera algo en realidad.

            Jason no se quejaba. Era la versión ruda de los Robin´s con el correspondiente relleno de chocolate, pero un cremoso relleno bien escondido en el interior de capas y capas de rudeza a lo macho así que, ahí quejándose, lo tomo por sorpresa y lo hizo sentir mal.

 

-¡Deja a Jay! ¡Suéltalo! – Ambos se congelaron. Ambos tenían entendido que Bruce estaba dormido. Fue cuando cayeron en cuenta que su pelea era mayor de lo que imaginaban - ¡No lastimes a Jay! ¡Eres malo, Dick, malo, malo! – Los pequeños puñitos de Bruce se estampaban contra la espalda de su hijo mayor – Suéltalo, no, no, no seas malo con Jay.

 

            Bruce consiguió meterse entre ambos cuerpos para proteger a Jason de Dick. Lo abrazo con fuerza… o al menos lo intento, ya que al ser tan pequeño, sus bracitos no podían rodear a Jason.

            Dick se levantó de inmediato. Sintiéndose mal. Su padre estaba temblando de miedo pero valiente protegiendo a Jason. ¿De cuándo acá era el monstruo? Eso le quedaba mejor a Jason. Bruce lloraba pero se aferraba a lo único que esperaba no perder.

Durante su estadía junto a Bruce, su padre jamás le demostró cariño igual. Dick no podía quejarse del frio modo que su padre tenía para darle las gracias y las buenas noches, después de todo no lo conocía y la manera en cómo se echaron de ver no fue la mejor. Aun así, el que su mentor cuidara a Jason de la manera en la que hacía, dejaba mucho a la imaginación y poco a la especulación.

            Dick se obligó a creer que era necesario, que Bruce volvía a ocupar de él. Por un momento incluso pensó en llevarse a su padre consigo para cuidarlo como se merecía. En vista de que Jason no podía dejar de lado su trabajo de vigilante. Un niño demandaba más de cuatro horas al día y hasta el momento, no creía que Jason pudiese hacerse cargo. En esos días, le hizo la comida, una que Bruce devoro con timidez pero rápidamente. Se metió al baño con las mejillas sonrojadas y le pedía que le cantara, nadie nunca imagino que Bruce le temiera a estar solo. Cierto, fueron los tres días más raros en la vida de Dick, y eso que tenía un diario en donde enlistaba a los mismos.

Cuidar de su padre era algo necesario.

            Cobijar a Bruce en las noches, dejando la ventana de su cuarto a medio abrir para que Jason pudiera entrar, había sido una manera de agradecer a su padre por todas esas noches que se pasó a su lado curando el resfriado de turno o las simples noches en las que se escurría a su cama por las pesadillas.

            Bruce no debía de temerle a él que gustoso daría su vida por cuidarle, por dejarle a salvo y hacerle feliz.

 

-No lastimes a Jay – Gimoteo Bruce escondiendo su carita en el pecho del que una vez reconociera como su hijo y que ahora no era más que … Bruce lo pensó por un momento: Jason no era un hermano, no se comportaba como uno y definitivamente tampoco se comportaba como Alfred ¿Qué era Jason? – No lo toques.

 

-Entendí, ya. Comprendo, Bruce. No volveré a atacar a Jason – Explico Dick con las manos en alto. Se sentía como si fuera el villano. No parecía haber sido una buena idea ir en contra de su hermano – No volverá a pasar.

 

-Si, Dickface, no volverás a hacerlo. – Dick se enojó. Jason estaba abusando de su suerte. Por su parte, Tood andaba nadando entre las nubes. ¡Bruce había saltado a protegerlo! La euforia que sentía no se comparaba ni a cuando golpeo a Joker con la pala.

           

            Jason inspiro con fuerza, tranquilizándose.

            Bruce estaba asustado y todavía temblaba como uno de esos perros tamaño rata. No era momento de ufanarse en la cara del perfecto Robin, del gran Nightwing e hijo modelo sobre el hecho de que Bruce lo prefiriera.

            Tenía un mocoso que calmar.

 

-Estas no son horas para que un niño ande fuera de la cama – Y le soplo sobre el cuello, provocando cosquillas y sonidos raros. Bruce se deshizo en risas de inmediato.- Dime Little B porque no debería de dejarte sin postre.

 

-¡No! – Chilló de inmediato, indignado por perder su postre. Jason le dejaba comer hasta tres en una sentada cuando con sus padres sólo se trataba de comidas correosas e impronunciables por su finura. Entradas que sin duda eran ricas pero que un niño cambiaría por un pedazo de pizza – Yo… estaba dormido. Si estaba dormido – Aseguro y luego señalo a Dick – Luego él, te atacó.

 

-¿Si estabas dormido como lo sabes?.

 

-Tú nunca golpearías a alguien. Eres bueno, Jay. – Ambos jóvenes no supieron que decir. Jason no sólo golpeaba sino que asesinaba, eso en el diccionario de cualquiera no calificaba como bueno. Dick miro largamente a su hermano. Jason tampoco era malo, sólo asertivo y aquello siempre parecía innecesario o rudo. – No tengo que mirar para estar seguro.

 

            Ouch, eso dolió.

            El verdadero Bruce no confiaba ni en su sombra. Menos aseguraba algo sino tenía todas las pruebas en video o por lo menos en antecedentes. Que ahora su padre estuviera dándole el voto de confianza, uno que siquiera Damian se ganó, ocasiono que su estómago se contrajera y tuviera ganas de vomitar.

            Eran estas demostraciones las que Jason no aguantaba. Mientras que seguía viendo a su padre en el pequeño, Little B le demostraba que no era su padre y por lo tanto tenía que tratarlo sólo como Bruce. Un Bruce que hasta donde sabia era maltratado por sus padres y que tenía muchas pesadillas, una de una cueva sobresalía con fervor.

            Por su parte, Dick nunca se imaginó ver a su padre así, tan inocente, tan confiado. Él se había preguntado con frecuencia como había sido su mentor en la tierna infancia, y por lo usual, conseguía de parte del comisionado Gordon trozos en donde lo describía como un niño prodigio altanero y soberbio con una inteligencia galante y parco, todo un señorito heredero. Por lo que este Bruce no cuadraba con las imágenes cuidadas que estaban escondidas en el ático de la mansión.

            Jason alzó los hombros, tampoco tenía respuesta para Dick.

 

-Acostúmbrate, me pasa a menudo – Dijo y Dick se quedó satisfecho. Ya habría más tiempo para husmear como se debía – B quiero que regreses a la cama.

 

-No – Se cruzó de brazos – No con él aquí. – La desconfianza dolió en Dick – No lo entiendo. Dick fue amable, me cuido… pero ahora se comporta como mamá. Te pega y no dice porque. Ahora te sonríe pero después va a doler. No quiero que te lastime, Jay. No a ti.- Eso confirmo las sospechas de Dick y sumo odio en Jason. Lamentaba que sus “abuelos” estuvieran muertos, seguro que él hubiera podido enseñarles cómo tratar a un niño – Dick mato a Roy. No quiero que te mate a ti, Jay.

 

            Jason se rio por la cara de espanto de Dick. Desesperadamente el mayor intentaba explicar que él no era responsable del inconsciente hombre. Incluso lo sacudió un poco, pidiéndole con desesperación que despertara.

            Aunque la cosa le gustaba un montón a Jason, admitió que Dick ya había sufrido mucho y que era mejor tenerlo aquí que vagando con los Titanes en quien sabe que parte del mundo. Con las cosas como estaban, luego lo mataban y no, no… cuando Bruce volviera a la normalidad preguntaría por su hijito de oro, mejor que lo tuviera cerca.

 

-Roy no se sentía bien, así que le di un viejo remedio para que durmiera – Dick se golpeó la frente por tremenda mentira pero al parecer la cosa coló, pues Bruce ya no lo veía con recelo. Tendría que agradecer a Jason después – Bruce, tengo que presentarte a mi hermano mayor. Es un tocacojones cuando quiere, pero ya ves, es bueno preparando la comida. A veces pienso que tiene que ponerse un delantal y colgar un anuncio en google para conseguir empleo, como ama de casa es genial.

 

-Si una de las chicas te escucha – Aviso Dick. Jason ni caso le hizo. Los chistes sexistas iban más allá de eso. No era por rebajar a las mujeres o a los hombres, no, sólo era porque Dick en verdad debía de rifarse por ser tan bueno siendo un ama de casa histérica. El hombre lo tenía todo – Ya sabes, Bruce, soy Richard Grayson Wayne.

 

-¿Wayne? – Jason se golpeó la cara con desespero. ¡Genial! El Dicktonto lo había arruinado. Recordaba que Dick no solía joderla tanto - ¿Cómo yo?.

 

-Es tiempo de explicar algunas cosas, B – Aviso Dick y Jason se levando en insofacto. Llevándose a su padre lejos – No puedes hacer esto, Jay.

 

-No sin Damian. No sabemos nada de él. No seas atrabancado. – Demando – Esperemos.

 

            Bruce entonces rolo los ojos entre ambos muchachos y decidió que no era el momento de decirles que su memoria no estaba funcionando.

            Que ya no recordaba en donde vivía… o siquiera el rostro enojado de su madre y el de decepción de su padre.

 

-¿Puedo dormir contigo, Jay? – Los ojos de borrego desamparado derritieron el corazón de Tood. No había forma de negarle algo a Bruce con ese viejo truco. El condenado era una bomba de dulzura.- Te extrañé mucho.

 

-Y yo a ti, enano.

 

            Dick los vio desaparecer entre una de las esquinas del departamento. Se echó rápidamente al sofá. Suspirando.

            Tres días y su vida regresaba a ser el carrusel acostumbrado. No iría a interrumpir a Jason pese a que le intrigaba un gruñón en papel paterno. Jason no figuraba como alguien cantando nanas, algo que estaba haciendo y tenía que darle crédito, el condenado lo hacía bien.

 

-Lo hace cada que se siente triste – Dijo Roy. Dick salto en su lugar, de ninguna manera esperaba que Arsenal despertara. El pelirrojo se puso en pie de un brinco y fue por un vaso de agua – Batboy tuvo que ser convincente ¿eh? Jason no canta para nadie que no sea yo.

 

-No te creo.

 

-Me gusta pensar que soy especial – Alzó los hombros – Lo descubrí en una misión. Jason pensó que estaba dormido y cantó. Dormí como un bebé. Nunca mejor en la vida. Si Jason canta, sé que las pesadillas se alejan.

 

-¿Bruce?.

 

-Casi todas las noches – Confirmo a lo que Dick jamás formulo, no era necesario, pero de una manera en que Arsenal lograba entender, algo tan oscuro sobre alguien a quien “conocías” de toda la vida era, por dejarlo simple, imposible de pensar – Entiendo que como Batman las tenga, pero ¿Qué tanto debe ser atormentado un niño para que grite en las noches? – Otro sorbo a la refrescante agua – Diablos, no debí consumir tanto – Se quejó – La cabeza me da vueltas. Es eso o está temblando.

 

-Pensé que lo dejaste – Eso sonó exactamente como el reclamo que era. De todos, Dick era el héroe que pensaba que Arsenal tenía un futuro con ellos en vez de con los renegados… incluso Jason apostaba a ello. Por su lado, Arsenal no confiaba en ello, era una basura sin futuro: lo mejor que podía hacer era morirse llevándose por enfrente a varios.

 

-Na, el vicio jamás se deja, se remplaza o esconde, más nunca se abandona.

 

            Guardaron silencio. De repente incomodos por estar juntos de nuevo. Habían pasado muchas cosas entre ambos. Fueron los fundadores de la justicia joven. Los primeros independientes, por decirlo de alguna forma. Eran grandes amigos separados por cuestiones laborales y filosóficas, no por pleitos.

            Era esa sensación de estar con la persona que te conoce bien y tienes un poco de vergüenza por ello, por los años que sabias ocupaba de apoyo y lo ignoraste: por miles de excusas pero que al final lo hiciste.

            Realmente no habían hablado en mucho tiempo. Se toparon, se amenazaron e incluso dispararon, pero más allá de lo estrictamente necesario ninguno saludo y se preocupó por poner al día al otro.

            Jason seguía cantando.

 

-Lindo suéter – Dijo Roy.

 

-Gracias – Dick no sabía a donde mirar – Es de lana.

 

-Con que lana – Canturreo - Entonces es caliente.

 

-Mucho.

 

-Es lindo – Ninguno sabía que decir a estas alturas. Jason seguía cantando – En una ocasión tuve uno.

 

-AAAA

 

-Si, tejido con gancho.

 

            Otro largo silencio pasó antes que Jason apareciera por el umbral de la puerta, esta de menos decir que Jay se detuvo de golpe, midiendo la tensión en el aire. La cosa parecía como si fuera una pareja que se niegan a reconciliarse.

            Que incómodo.

 

-Gracias por su visita – Aplaudió para que los otros dos dejasen de ver la verdad magistral en la pared o en cualquier otro objeto – Los aprecio, chicos, saben que si, pero ya es tarde y Bruce está dormido, yo quiero hacerle segundas y con ustedes aquí, pues no se puede. Chao, chao, good bye, en el idioma que quieran… “Miau” diría Selina.

 

            Ese “Miau” hizo combustión en Roy y Dick anoto lo extrañamente bien ensayado que el maullido le salió a su hermano.

            ¿Jason era parte gato y nadie lo sabía? A lo mejor tenía que pertenecer al clan con orejas peludas y ronroneos constantes en vez de a las ratas voladoras. Como fuera, Jason no se fijó en el sonrojo de ambos hombres y su boca abierta, casi cómica.

           

-Las visitas son por las tardes, Grayson. – Dijo en el mismo tono de madre gallina que estaba siendo una costumbre últimamente. – Si no tienes nada mejor que hacer, te encargo el paradero del remplazo y el del pequeño demonio. Tengo un mal presentimiento.

 

-No voy a dejarte solo con Bruce de nuevo, Jay.

 

-Pensé que ya lo habíamos zanjado – Bufo cansado – Dick, en serio. Llevamos sin una siesta decente, estoy cansado. Ten piedad – Jason jamás pedía nada y aun así, Dick no dio su brazo a torcer. – Quédate entonces. ¡Preparas el desayudo! ¡Y que valga la pena!

 

            El portazo de la puerta fue el adiós.

            Arsenal le tendió los cinco a Dick, quien los choco de manera extraña, aun sin entender porque Roy festejaba.

 

-¡Si, nene! Estoy a un paso de mi sueño – Tres hurras más y entonces recayó en la cuenta – Como Jaybird se fue a dormir con Bruce, yo tomo su cuarto. Tú te quedas con el sofá, Dick…. A menos que quieras venir conmigo y hagamos cosas mejores.

 

-Duerme – Le contesto con júbilo, acostumbrado al coqueteo descarado de Roy. Harper era tan peligroso para la integridad sexual de uno como un gatito recién nacido – Estoy seguro que nos esperan cosas asombrosas para estos días.

 

-¡La paternidad es toda una aventura!

 

            Dick volvió a dejar pasar el entusiasmo de su amigo. No era difícil ver lo bien que Roy se la estaba pasando.

            Richard volvió a virar su interés en la puerta de madera que ocultaba a esos dos… a su familia, a la que tenía que cuidar. Esa puerta que resguardaba a sus dos pequeños tesoros.

            Sin saber que Richard los estaba cuidando, al otro lado, Jay se quitaba la ropa para quedar en el bóxer de costumbre. La suave cobija era demasiado caliente para él, pero Bruce amaba los cobertores peluditos y que fueran muchos. Bruce era un friolento de primera.

            Se coló en la cama y se cobijó, de manera inmediata Bruce se pegó a su pecho y le recibió con una risa de oreja a oreja.

 

-¿Es que tú no duermes? ¿Eres un murciélago? – Bromeo.

 

-No quiero olvidarte, Jay – Tood se angustio por la tristeza en Bruce. Su padre realmente creía que podría olvidarlo… técnicamente lo había hecho pero, detalles insignificantes. – No quiero que me dejes… no quiero dejarte.

 

-No lo harás, Bruce.

 

-¿Cómo lo sabes?

 

            Jason entonces obligo a Bruce a que lo viera a la cara mientras que lo hincaba en el colchón. El frio se coló por ambas espaldas enchinándoles la piel.

 

-Estamos hechos para estar junto al otro… ni la muerte lograra separarnos – Y no mentía, su muerte sólo consiguió que de cierta manera quedara enlazado con Bruce para toda la vida. – No temas, Bruce, estaré contigo – Aseguro, abrazándolo con tanta fuerza que logro calmar los miedos de su padre, que milagrosamente de paso consiguió tranquilizar los suyos. – Vamos a dormir, Bruce.

 

-¿Y si papá llega esta noche para llevarme? – Bruce se acurruco aún más - ¿Si quiere dejarme dormir con ellos de nuevo? – A Jason se le partió el corazón – No me gustan, les tengo miedo. Chillan mucho y rasguñan.

 

-Ningún murciélago te alcanzará – Juro – Ninguno, Bruce.

 

-Pero… me dejaste – La vocecita tuvo en su suspiro, en la suavidad de mariposa, la fuerza de Goliat para derrotar Jason. Bruce seguía asustado por ser abandonado, porque creía que fue desamparado. Dick ya se encargó de hacérselo saber y él, bueno, ya vería que hacer cuando Kori apareciera – Prometo ser bueno, Jay. Dime lo que quieres que haga, así es más fácil. No sé lo que quieres y eso lo hace todo más difícil – Esos ojitos azules le trasmitieron tanto dolor – Seré bueno.

 

-No hay nada que puedas hacer, Bruce – El pequeño chillo, herido de muerte. Jason se desesperó… ¡No era bueno tratando con niños! – Shshshs, tranquilo. ¡Bruce, deja de llorar! – Bruce reboto en su lugar y espero el golpe, alzando los hombros y encogiendo su cabeza. Las polillas revoloteaban por fuera – Ven – Dijo y Bruce no se movió – Ven, B, no te hare nada. Hace frio y puedes enfermarte.

 

            Bruce analizo un poco a Jason, cosa que bien ganada se lo tenía. No debió asustarlo de esa forma. Nadie apreciaba que le gritasen.

            Los piecitos desnudos y pequeños, tocaron las piernas de Jason, haciéndole saber que el niño era propenso a tener pies de hielo. Con cuidado, se sentó sobre las piernas de Jason en flor de loto, rodeándolo con las suyas y abrazándolo.

            Jason admitió entonces que para Bruce él era la tabla en el mar. La única madera que podría ayudarlo. Bruce se aferraba a lo único bueno que conocía. Él había hecho lo mismo a su debido tiempo. Los suspiros quebrados del enano le llenaban de lágrimas el pecho y ensuciarse un poco le valía madres.

 

-Little B, escucha, bebé… - Bruce alzo su sonrojada carita – Nunca harás nada que merezca que te meta en esa oscura cueva. Siempre serás el chorro de luz que ilumine esta pocilga – Quizá no debió decirlo así pero pocas cosas podrían comparársele a la mansión familiar -  Bruce, este lugar que pequeñito es, será nuestro hogar hasta que te hagas muy grande. Y antes de eso, yo no te voy a soltar. No lo haré. No volverás a estar solo. No tendrás miedo más. Y entonces… - ¿Entonces qué era lo que estaba diciendo? De seguro un poco de la porquería blanca de Roy le cayó encima. – Siento que hayas pasado esto. No debí dejarte. No debí confiar en Kori.

 

            Bruce sorbió los mocos que traía y se limpió con el antebrazo los restos de agua salina. Sus pestañas se pegaron y para Jason, aquello parecía un delineador finamente puesto. Los ojos de Bruce lucían mejor con un contorno profundo, le hacían ver más bonitos esos ojos que ahora se burlaban de sus intentos de disculpas.

            Los niños eran simples: amaban u odiaban, todo en un rato, se reían o lloraban… jamás olvidaban pero perdonaban con rapidez.

            Bruce no parecía ser la excepción.

            Tendría que hacer un gran trabajo para seguir manteniendo esa forma de pensar en su pequeño padre, que a cada rato, bueno, pues dejaba de parecerlo. Aun dolido y con los vestigios del pasado, Bruce se aferró aún más a Jason, tanto que de seguro sus deditos se pusieron blancos.

 

-Confió en ti – Admitió.

 

            Jason se abstuvo de llorar como la nenaza que se sentía ser. Él era el chico rudo de la banda. No lloraba por tonterías como… las de ese bodoque con patas. No, señor. Sólo era la basura que le entro a los ojos, la misma que no se iba rápido.

            Al menos tenía la confianza de alguien… y la que siempre le pareció inalcanzable. La que de momento le pesaba, la que podía con todo él. Bruce estaba confiando en él para mantenerlo a salvo en su figura más vulnerable… cuando más le podían hacer daño, y ese era un extraño placer que le rompía y revivía de maneras que el pozo no consiguió.

Se sentía vivo…

            Bruce entonces durmió sin pesadillas.

            Jason cantó toda la noche, cuidando del sueño de su protegido. Le canto hasta que el alba despunto por las primeras montañas a lo lejos de la ciudad y el pequeño siguió con esa carita tranquila, con esa expresión que desconoce la brutalidad, claro que sólo en apariencia, Bruce conocía del miedo más que nadie.

            Su garganta dolió y continúo.

            Era la noche en la que pese a estar despierto no pudo detener lo que la magia del pozo estaba haciéndole a su padre. Los vapores tóxicos, de ese verde sobrenatural bailaron enfrente de si y tan invisibles a sus ojos, rodeándolos, acariciando al enano que dormía plácidamente, soñando con la familia que más amaba y a la que ya no recordaría.

            En medio de esa expresión tranquila, Jason se juró cuidarla.

            Ningún animal de la noche tocaría a Bruce, lo protegería de todos e incluso de si mismo.

 

.

.

.

.

.

 

            Lo que se dice en un calabozo, Damian no estaba en uno. Se encontraba en confinamiento desde que llegara a la isla de los asesinos por cuestiones más de seguridad. Damian estaba seguro que era por causa de su madre que no quería verlo ni por accidente. Seguramente por escoger a su padre antes que a ella, eso era un tema que obviamente no se discutía en las reuniones familiares.

            Su abuelo había dispuesto su antiguo atrio con todo y habitaciones. Los manjares le eran servidos cinco veces al día, siguiendo el régimen alimenticio de los guerreros pero adecuado a su casta de amo y señor. Después de todo, la liga le seguía perteneciendo por derecho.

            Estaba cansándose de que lo ignorasen. Su abuelo no lo había visitado más que una vez, en la que le dio la bienvenida y le pidió los pormenores de su nueva vida con el Detective, ocasión que aprovecho para contar la situación.

            Ras parecía acomplejado por las nuevas propiedades que el pozo demostraba cuando era alterado por la mano humana. Pero no siguió con Damian. A estas alturas el pequeño heredero no creía que su abuelo volviera. Lo tendrían como prisionero hasta que pudieran celebrar el paso de mando en la arena. Seguramente una danza de sangre o menos, no por ello Damian tenía ganas de ser participé.

            La puerta se abrió y Damian se estiro perezosamente en su enorme cama. Para nada interesado en el sirviente que… no traía nada en las manos.

 

-Hola, Dami – Damian se atraganto al reconocer a Drake bajo las ropas y el velo de servidumbre – Honestamente creía que saltarías por la ventana por eso del segundo día. Tengo que reconocerte esto, fuiste paciente.

 

-No lo hacía por ti, obviamente – Inflo los cachetes - ¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste?.

 

-Te traje ropa – Damian no pasó desapercibido la evasión de Tim – No es de tu estatus “oh su gran majestad” pero servirá para salir. No pasas inadvertido ¿Sabes?.

 

-Soy el nieto del gran Ras Al´ghul y heredero de la liga, claro que todos me conocen – Tim rolo los ojos. Damian estaba poniéndose los velos mientras que Tim le ayudaba con el cinto del pantalón – Tt, Drake eres una nenita cobarde, dime que haces aquí.

 

-Hablaba con Ras.

 

            Damian se quedó con la palabra en la boca. Hablar con su abuelo jamás tenía una buena connotación cuando se trataba de su padre o los vástagos de este. De alguna manera en la que no comprendía, su abuelo estaba muy interesado en el clan del murciélago en vez de alabar las acciones de su madre.        

Tim le jalo para que se fueran de allí. Esquivaron a los guardias, a todos en general. Eran dos sombras moviéndose por el lujoso lugar. Ras tenía buen gusto para la decoración de interiores, en una de esas Damian le sugeriría el oficio como pasatiempo cuando se retirara.

Los pasillos estaban siendo odiosamente reconocidos por Damian tras esquivar varios jarrones y doblar las esquinas. ¡Estaban yendo camino a los aposentos de su abuelo!.

 

-¡No, Drake! ¡Para! – Dijo con urgencia – No es el camino.

 

-Confía en mí.

 

-¡Nos vas a matar!

 

-Nos voy a salvar.

 

            Damian pese a no confiar en nadie, admitió que no podía ponerse delicado justo ahora. Ocasionalmente Tim tenía buenas ideas y resultaba ser la lumbrera más luminosa de Gotica, claro, cuando no andaba cacheteando las banquetas por la hija de Lucius Fox.

            Tim cerro la enorme puerta de madera rustica, tallada a mano por unos monjes. Sacó de entre las sombras una maleta bien equipada con pasamontañas y arneses, lo necesario para practicar paracaidismo, anotó Damian con temor. Nunca había intentado arrojarse del acantilado antes. La cosa no era segura con tantas ráfagas impredecibles. La maniobrabilidad no era buena y el que Jason no se partiera la cabezota había sido cuestión de suerte.

            Tim le paso el paracaídas a su hermano y le ayudo con la mochila más pequeña, la que traía el traje de Robin.

 

-Nos vamos ahora.

 

-Drake, dime que es lo que está pasando.

 

-Tu madre está por ignorar la orden de Ras y matarte esta misma noche. La Liga se está dividiendo en bandos. Los que apoyan a Talía, los que están de lado de Ras y los que en su obtusa forma de ver, miran en ti un buen líder… no sé porque. Tenemos que conseguir que salgas con vida. – Tim seguía metiendo y sacando cosas. Calculando con reloj y calculadora en mano.

 

-El Detective no me perdonaría que por mi causa otro de sus hijos, le fuera arrebatado – Interrumpió Ras tras un viejo tomo, de cuero, una cosa que le ocultaba perfectamente tras el escritorio. Uno donde no tenía la lámpara encendida y sólo se iluminaba por la luna. Damian salto en su lugar, atento por si tenían que saltar. – Nieto, ocupo que vayas con tu padre y le cuides. Me temó que tengo malas noticias para ti.

 

            Las lenguas plateadas hacían brillar a Ras Al´gul con el misticismo de sus siglos. Algo animal, algo muy mágico pasaba por esa piel que reflejaba lo indescriptible. Damian estaba acostumbrado a ver a su abuelo con la armadura, no se desprendía de ella. Las lecciones, la vida les había hecho ver que un segundo de distracción era fatal y Ras no se tomaba a la ligera nada, por lo que, verlo, allí, despreocupado en una ligera túnica de descanso, lo puso más alerta.

            Ras Al´gul no era ningún inocente.

            Tim asintió.

 

-Dami, Ras me ha dicho los pormenores de la situación. Me puso al tanto.- El reproche teñía cada letra – Te explicaré en el camino.

 

            Tim entonces se acercó a Ras Al´ghul, el hombre dejo su interesante lectura y le lleno de un abrazo, tan profundo que le robo el aliento a Damian. Incredulidad fue lo primero que le paso por la mente al menor.

            Cuando siguió el correspondiente beso, estuvo a punto de vomitar. ¡A Tim le gustaban viejos! ¡Y no cualquier viejo! ¡Se liaba con su abuelo!.

            ¿Con que por eso era que andaba desaparecido? ¿La razón por la que ni los Titanes lo ubicaban era esa?.

 

-Prométeme que tendrás cuidado – Eso sonó a una amenaza, pero, después de todo, Timothy no pedía, ordenaba. Poco importaba si el asunto lo llevaba Ras Al ´ghul – Talía tendrá refuerzos esta noche.

 

-Aun espero que sea mi nieto el que me herede – Ras volvió a depositar otro beso, casto y pequeño en la frente de su adoración.  Desde que mirara a Red Robin y se le opusiera, admitió que era una pareja deseable. Inteligente, hermoso, justiciero… todo lo que la Liga y él mismo necesitaban – En vista de que no quieres ser tú.

 

-Ya hablamos de eso. No cruzo la línea.

 

            La explosión en la parte baja del palacio les aviso que la rebelión de Talia había llegado… nuevamente. Robin seguía sin creer que la mujer siguiera con vida. Quizá, Ras en verdad amaba a su hija.

            Tim le dio una sonrisa despreocupada al mayor y tomó a Damian de la mano, para arrojarse con placer al abismo que les vería aterrizar en sus orillas, a unos cinco kilómetros del sitio para poder tomar una lancha, ya preparada por los seguidores de Ras y Damian.

            El pequeño demonio jalo su mano con violencia para desprenderse del calor de su hermano. Estaba muy molesto por no logar comprender todo lo que pasaba. No se suponía que su abuelo tuviera una aventura con su hermano y a la inversa. No estaban en algún plano alterno en donde las cosas se pusieran de cabeza y el Guasón usara traje de latex y maullara.

            No que él supiera.

            Una vez aterrizaron y se cambiaron de ropa. Tim condujo el bote. Esperaba las preguntas de Damian. Al verlo enfurruñado con los cachetes inflados y todo esponjado, pero sin decir ni pio, suspiro enfadado. Freno de golpe la lancha sin importarle si eso chingaba el motor. Damian salió disparado por la cubierta y casi cae al agua.

 

-¡Ten cuidado, Drake! – Al menos ya hablaba.

 

-Dime lo que piensas, enano.

 

-Nada. Si suelto la cosa como va, no te va gustar.

 

-Dispara.

 

-¿Desde cuando eres la puta de mi abuelo? – Drake hizo una mueca - ¿Ves? Te lo dije.  Déjame decirte que ya muchas lo han intentado. ¿No te basta con la fortuna que vas a robarme que quieres también la de mi abuelo? No seas tan ambicioso, Drake, terminaras por quedarte sin nada. ¿Cuánto te paga? ¿Ya te dio tu propia isla? Es la señal para que te vayas.

 

            Damian no vio venir a su hermano. Drake se le echo encima. Apenas lograron anclarse al filo del bote que se llevó una buena parte de la carne de Tim.  El sangrerío comenzó a llenar la proa y los dos seguían halándose del cabello. Damian intentando quitárselo de encima y Tim, intentando dejarlo quieto.

            Cuando ambos no pudieron moverse ni un poco, Damian tuvo un ligero miedo de Tim, ya que sus ojos fulguraban como los de una bestia hambrienta y enfurecida.

 

-Puedo pasarte muchas cosas, enano. Eso porque no sabes amar. Fuiste criado sin amor y no te echo la culpa, con esa madre…

 

-¡Cállate!

 

-¡Escucha! – Ordeno de mala gana – No todos somos Talía y Bruce. Es tu madre ¡Bien! Pero esa mujer puso precio a tu cabeza y está obsesionada con nuestro padre, no por amor sino porque alguien le dijo “No” y eso para cualquiera que siempre consigue lo que quiere, pues, no es bueno.

 

-Cierra la boca, Drake.

 

-Sé que sabes que no fuiste “echo” con amor – Damian arrugo el entrecejo, furioso porque Drake se lo recalcara – Y me alegro, porque de lastimosa manera, ahora sabes, entiendes y comprendes de que va amar a una persona. Y quieres amar a alguien y que sea reciproco. Y tu miedo, porque eso es Dami, es miedo lo que sale de tu boca: Me denigras porque te han herido, porque te han dicho que no eres suficiente para que tu madre te amé y en cierta medida que no eres digno del amor de Bruce, esa última toda una falacia – Damian se había hecho gelatina en los brazos de Tim, dejado de luchar y presto para admitir, frente a su quisquilloso hermano, que efectivamente, temía que Ras lo estuviera usando -  Ras Al´ghul siempre está en busca de nuevas adiciones. Jason, tú y yo.. Nuestro padre- Damian asintió – Yo no me atrevo a heredar la liga de los Asesinos porque simplemente no cruzo la línea… pero Jason y tú, son candidatos mejores. Lo descubrimos en una de nuestras charlas.

 

-Sin detalles, Drake. – La cosa seguía provocándole grima.

 

-Damian, en ocasiones encontramos el afecto en donde menos lo esperamos. Ras Al ´ghul está lleno de experiencias, conocimiento y riquezas.. No pesadas en oro, pero esas no están mal tampoco – Damian rolo los ojos. Si al final pensaría que Tim era un interesado – Es una lástima que Ras no haya encontrado el equilibrio en tantos años. Demasiado agua de lázaro para mi gusto…

 

-Tengo que escuchar esta historia, Drake… quiero saber de qué manera han terminado juntos.

 

-Luego… ahora tenemos que volver a Gotica. Las noticias no pueden esperar. – Tim le lanzó otra mirada a su hermano/nieto y lo admiro. Otros niños estarían hechos un lio con todo lo que Damian había sobrevivido. Ese lord mocoso incluso se daba el tiempo para preocuparse por él cuando él mismo no le dio el voto de la confianza, y le estuvo juzgando y cuidando con tanto recelo – Haz crecido.

 

-Ahórratelo.

 

-No me preocuparía si tú heredaras el gremio, Damian Al´ghul Wayne, príncipe por donde se vea.

 

-Ser la concubina del abuelo te está afectando.

 

-No hables de lo que no conoces, chiquillo.

 

            Damian torció una orgullosa sonrisa.

 

Notas finales:

sigan apoyando esta historia, que esta echa con mucho amor.

 

besos  n_n


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).