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Batman deja de ser Batman por Polaris

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Notas del capitulo:

Por fin!!!

Por fin!!!! Después de tanto tiempo, regreso con este nuevo capítulo que aunque es corto, fue echo con todo cariño. Espero que esta historia les siga gustando y les agradezco sus comentarios.

CAPITULO 7: VOLVEMOS A COMENZAR.

 

 

            Bruce seguía observando a su inquilino. Desde hacía un rato que había despertado pero el niño en su cama no se movía y si no fuera porque respiraba estaba seguro que estaba muerto. Le dijo que se llamaba Damian y tenía ganas de decirle que quería ir al baño, pero, al verlo así, dormido y tranquilo no quiso despertarlo. Parecía que necesitaba dormir todo lo que pudiera, tenía unas enormes ojeras surcándole los ojos.

            Palmeo con suavidad el rostro ajeno, que se parecía mucho al suyo… a lo mejor era un primo que aún no conocía. Intento despertarlo con suavidad. Después se puso a susurrarle su nombre, cada vez más cerca, podía sentir su respiración cosquilleándole en la cara. Damian era lindo. De seguro que podrían ser muy buenos amigos.

           

-Damian – Insistió. No se rendiría hasta que el susodicho le liberara – En serio que tengo que ir al baño.

 

            Lo bueno fue que Damian despertó pero ni de lejos espero que reaccionara de forma tan violenta. Prácticamente había saltado hacia tras, trepándose por las paredes y quedándose en una esquina. Tuvo curiosidad por preguntarle como lo había conseguido pero la naturaleza le llamaba y si no quería que su papá le regañara otra vez por mojar la cama, más le valía salir pronto de ella.

            La última vez la cosa no fue nada buena.

            Damian le siguió con la mirada antes de que partiera a la graciosa huida. No se diría que era un cobarde, jamás, sólo que tenía un sexto sentido para las cosas y que le decía que no tenía que estar junto a su padre mucho tiempo. De hecho se salió por la ventana y descendió por ella, sin el éxito que pretendía pues en la entrada, Dick le esperaba con los brazos abiertos.

 

-¡Quítate, Grayson! No molestes – Bufo, marchando muy digno – Regreso luego.

 

-No, principito. -  Dick jalo al enano gruñón. Sabía que si lo dejaba partir, se refugiaría en algún templo y nadie lo podría sacar del enclaustro. No era momento de que su hermano se refugiara en su miseria y se muriera creyendo que estaba solo en el mundo. – Hoy tenemos un día importante, te ocupo aquí.

 

-No me necesitas para nada – Pataleo.

 

            Dick freno en seco y se hinco. Quería que su hermano lo viera a la cara.

           

-Yo te quiero, Damian. Te necesito aquí, conmigo, dándome fuerza. Enano – Volvió a llamar y Damian dejo de mirar al suelo – Una vez dijiste que la única persona que necesitabas no se encontraba con los Titanes – Damian se sonrojo pero asintió. A pesar de que Raven le agradaba y que Chico bestia  tenía su lado bueno, su estadía allí no se sintió que fuera a durar, no era correcta porque ninguno de ellos eran su familia – La única persona que necesito, Damian, esta frente a mí y no pienso soltarla.

 

-No es bueno que este aquí.

 

-¿Según quién?.

 

-Drake…

 

-¡oohhh! Un momento – El susodicho les pillo de sorpresa, venia bajando del departamento y no se veía contento. – Yo no recuerdo haber dicho “Damian tiene que irse” – Tim obligo a Dick a levantarse. Jason le había mandado a buscar al pequeño Demonio cuando se enteraron que escapo. No es que Damian fuera cobarde sino valiente y en su única forma de valentía que conocía por el momento era el sacrificio, como todo buen murciélago. – Bruce salió corriendo diciendo que Damian no estaba en su cuarto. Está muy asustado por no verte, Damian. Baje para buscarte. Parece que Dick te lee la mente.  – El mencionado apretó los labios. Era el trabajo del hermano mayor conocer a los menores y saber cuándo es que lo necesitarían.

 

-Tt. No jodas, Drake.

 

-Precisamente eso es lo que quiero hacer y no puedo – Dick sabiendo que se perdía de algo, opto por no presionar a ninguno. Lentamente se fue yendo del lugar, sabía leer el ambiente y sabía que no era bienvenido. En cualquier momento Damian cortaría el cuello de Tim y mejor no ver. Esos dos no eran precisamente los hermanos que mejor se llevaban – Bruce está preguntando por ti, vamos.

 

-No sabe quién soy.

 

-Pero quiere estar contigo.

 

-Cuidado, Drake, no porque seas la querida – Tim arqueo una ceja - ¿Cómo les vas a decir? La última vez que mire, mi abuelo estaba matando a cada uno de ustedes… de hecho, creo que casi te quita la compañía de padre.

 

-Sé lo que intentas enano pero no vas a conseguir nada de mi – Damian chisto la lengua – Andando, que el desayuno esta echo.

 

            Bruce salió disparado, tacleando a Damian, revisándolo enterito, buscando algo… como si temiera que le pasara lo innombrable en esos cinco minutos que estuvo lejos de su vista. Los mayores  tuvieron sus sospechas pero mejor se las guardaron.

            El primer impulso de Damian había sido arrojar a su padre lejos, evitar que lo tocara al enseñarle los dientes, pero luego, por algún motivo correspondió el efusivo abrazo. Confiando en que no habría una cruel trampa, que no era su madre la que estaba allí, a la espera de hacerlo pedazos después de caer en una muestra de afecto.

 

-¿Cuándo vamos a ir a casa? – Pregunto aún pegado a Damian – Extraño a Alfred. Quiero verlo. – La carita suplicante de Bruce hacia Jason desato dos emociones, la primera ira: si Bruce le pedía permiso a Jason, entonces significaba que era a Martha a quien le pedía las cosas, la que daba el visto bueno y por la expresión de B era obvio que esas concesiones no eran frecuentes; la segunda Amor, de la clase esa que te da cuando sabes que darías todo por protegerlo… particularmente Jason tenía un camino difícil, Bruce lo amaba pero temblaba en su presencia. Recuperar a Bruce sería difícil. Estúpida Martha – Claro, si quieres. Si ya terminamos aquí.

 

            Jason conto hasta diez.

            No había estrategia en el mundo que le permitiera recuperar la calma.

 

-Para serte honesto, Bruce – Jason hizo amago por levantarlo y Bruce se dejó, todo modosito pero manteniéndose a la expectativa, como si esperara en cualquier momento ser arrojado al suelo – Yo también extraño a Alfred. Todos extrañamos a Alfred.

 

            Tim anoto esa particular forma tan correcta de hablar. Jason parecía que dejaría las palabrotas por una buena temporada… apostaba a que la cosa no iba a durar mucho. A lo mejor Damian quisiera perder su mesada del mes.

 

-Así que DickBird –Richard asintió – Y Roy se nos van a adelantar, ellos ya comieron – Roy no tuvo el valor de desmentir a Jason, amaba tener sus pelotas en su lugar. – Estabas tan dormido…

 

            Dick salió pitando del lugar con Arsenal pisándole los talones, tenían menos de cuatro horas para acondicionar la mansión y explicarle la situación a Alfred. El viejo mayordomo se iría para atrás, ojala y se lo tomara a bien con esa galantería británica que tanto presumía. La iba a necesitar cuando viera en lo que se había convertido su señor.

            La mansión siempre estaba en condiciones óptimas, sin importar si una bandada de búhos la invadiera o Superman decidiera remodelarla, Alfred la tenía lista en menos de una semana y siempre con ese aire hogareño que los hacia volver. Jason nunca lo admitiría pero lo que más extrañaba de vivir con su padre era precisamente tener un sitio seguro, tranquilo y que olía a familia, claro, si es que la familia tuviera un olor.

            Alfred les abrió la puerta y los chicos ni se inmutaron porque pese a que intentaron ser sigilosos y que Alfred no los notara hasta que estuvieran adentro, los descubriera… no era el plan pero tampoco era una tragedia.

            Sólo simple capricho.

 

-Al, tenemos que hablar – Enuncio Dick y de inmediato Alfred perdió el color, Roy apenas alcanzo a cacharlo para depositarlo en el sillón más cercano.

 

-Lo asesinaron – Dijo con pena. Roy no entendió esa devoción en el viejo. En un momento Alfred les miraba y al otro apenas contenía las lágrimas. A pesar de que Oliver lo criara como un hijo y dijese que le quería como tal, eso no fue suficiente para que alguna vez derramara tristeza pero si muchos golpes. Total, ahora comprendía cuando Batman se ponía histérico la no saber nada de sus hijos en acción o cuando se distanciaron. El amor que Bruce le daba a sus hijos fue el mismo que recibió de Alfred. Y eso convertía al anciano en el padre de Bruce y le extrañaba la sentencia que escapaba de esos viejos labios, usualmente los padres no admiten esa posibilidad de muerte. Pero de nueva cuenta, estaban hablando de Alfred, otro padre que ayudaba a su hijo a partirse los huesos - ¡Oh, dios!.

 

-No, Al, no fue dios – Corrigió de nueva cuenta Dick– Bruce no está precisamente muerto.

 

-Joven Richard, no le permito jugar así con mi corazón. – Las manos le temblaban a Alfred y apenas sostenía el vaso de wiski que Roy le dio, intentando ser cortes por una vez en la vida.- ¿Dónde está el amo Bruce?.

 

            Alfred asintió reiteradas veces apenas Richard terminara de decirle por pasos lo que habían estado haciendo en los últimos días. Le explico sobre Jason, sobre Bruce y claro, no minimizo los maltratos que su padre había sufrido.

            Alfred se llenó de pena. Admitir que sus anteriores señores no fueron los mejores padres le avergonzaba. Él intento que esos recuerdos se esfumaran de su joven amo y siempre procuro estar con él para que recordara a sus padres como entidades amorosas. En cierta medida, Alfred solía decirle que los recuerdos sobre sus castigos eran pesadillas y que sus padres serían incapaces de hacer algo como aquello. Con el tiempo, todo fue un simple recuerdo de desazones que Bruce no sabía en dónde colocar.

            Suponía que con la edad que ahora tenía, el asunto estaba muy fresco.

 

-¿Admirar, Alfred? – Cuestiono Dick aun ofendido – Bruce idolatra a los padres que le torturaban. Juro vengar y honrar una mentira – Roy intento callar a su amigo, no creía correcto echarle en cara a Alfred nada. El sujeto había hecho lo que creyó mejor en su momento y la cosa no le había salido tan mal. Bruce era… ¿A quién mentía? Bruce era un ser humano marginado – Bruce se convirtió en Batman. Los niños suspiran por ser como le caballero de la noche, pero, demonios, ninguno de nosotros queremos tener algo que ver con el Manto, ni el mismo Bruce.  Bruce se hizo así porque no pudiste dejar a sus padres como los hombres que fueron. No pudiste dejar a Martha como la loca mujer que lo golpeaba por gusto o cada que se le botaba la canica.

 

-La señora Martha tenía un problema – Asintió Alfred – Mi padre me comento sobre ello. No estaba bien y se negaba a tomar su medicamento. Hay personas que no merecen ser padres, amo Richard, personas que están mejor sin hijos y los señores Wayne eran uno de esos seres humanos que estaban muy metidos en sus proyectos por hacer grande a Gótica que dejaron de ver que su hijo no era una cosa a la que podían presumir y usar como la cara de sus propios propósitos. Pero déjeme decirle, joven Richard, que sólo hay siete motivos por el que se tiene hijos y para la clase adinerada, sólo una importa y créame cuando le digo que no es la del amor.

 

            Pennyworth se puso de pie y se aliso los cabellos nuevamente. Procurando adecentarse lo suficiente para continuar con su trabajo.

 

-El joven amo estará de regreso hoy – Dijo y los dos muchachos asintieron – Bien, tenemos mucho trabajo que hacer. Quitemos los cuadros de los señores y pongamos cualquier otro. Fotos en donde no salga el amo Bruce.

 

-Podemos poner fotos de cuando él era bebé – Sugirió Roy. Alfred le lanzo una larga mirada y luego suspiro. Dick sintió curiosidad, pues en todo el tiempo que vivió en la mansión, Bruce nunca le mostro unas fotos de su infancia. La única que tenía era una en donde se le veía posar con sus padres… sólo esa. - ¿Que?

 

-El amo Bruce no tiene fotos. No le dejaban retratar. El señor Thomas nunca fue muy adepto a las cámaras, decía que tenía suficientes con las que siempre lo seguían – Dick se horrorizo – Acondicionare una habitación. La que antes era del amo ahora la ocupa las cosas de Jason. El amito Damian seguro tiene cosas que pueden servirle a su padre e iremos de compras más tarde.

 

            Alfred se retiró con planes en la cabeza. Intentando ser eficaz en la nueva tarea que debía hacer en tiempo record. El mayordomo no perdió su gracia cuando quitaba los cuadros de los padres de Bruce y de hecho, los dejo caer como si de basura se trataran. Roy sólo calculaba el valor del marco o del lienzo. Cocodrile  podría sacarle provecho a esos ribetes y otras chácharas.

            Ya le preguntaría más tarde al viejo si podía quedarse con las cosas que no quisiera tener. Ya cuando los humos se le bajaran. Pese a que el mal humor no se le notara, la furia y la tristeza se le veían en los ojos y le advertían de no hacer ningún comentario jocoso hasta que trajeran al nuevo principito. Así que teniendo eso en cuenta, obligo a Grayson a callarse otro par de cosas que quería dejar salir y realmente no lo culpaba.

 

-No fue inteligente atacar al viejo – Richard bufo – En serio, hermano. Le reprochas. Pero… él se veía aún más triste que Jason o tú. Parecía que le habían pateado a su lindo cachorro y en retrospectiva enserio que si apalearon a su pequeño cachorrito – Dick apenas podía creer que comparaba a su padre con un perro – Para Alfred debió ser difícil llegar y ocupar el lugar de su padre. Hacer sus deberes en silencio, cogerle cariño a B y soportar en la esquina de la habitación la paliza de esa vez al enano por preguntar algo fuera de turno.

 

-Justo por eso – Trono los dedos – Roy, yo no podría decirle a un niño que todo lo que vivió, que todo su dolor es sólo un sueño para después llenarle la cabeza de cuentos heroicos sobre esos monstruos que llamaba padres.

 

-¿Entonces? – Le desafío - ¿Le dirías que sus padres no lo querían y que vino al mundo para ser usado en un tablero de juego? Por naturaleza todos amamos a nuestros padres, Dick… Jason amó a su madre, la drogadicta que le hacía cuidarla a sus cuatro años cuando la tipa llegaba tan intoxicada que se quedaba tirada en el baño, ahogándose en sus propios jugos y vicios. Amó al bueno para nada de su viejo, que le enseño el oficio del robo y la pelea. Lloró, porque sus padres aún le dolían aunque ellos le arruinaron la vida, los sufrió el día en que esa perra se lo entrego a Joker para que muriera y cuando a su viejo lo enfierraron dentro de prisión. Y ¿Sabes? – Dick no iba a retractarse – Jason sufrió cuando su padre le traiciono y aun así le siguió amando. ¿Yo? Yo no soy la excepción, mis padres no fueron mejores que los de Jason pero, de alguna manera, no puedes evitar amarlos, intentar salvarlos aunque te flagelen. Pregúntale a Damian. Aun con lo que Oli me hizo, de alguna manera intento honrarlo – Confeso con nerviosismo. Su relación con su padre estaba tan tensa que no le extrañaría que de verse, tuviera una flecha verde en el trasero y una cita con el laboratorio para medir sus niveles de toxinas.

 

-Roy – Le freno y es que no se callaba – No quiero que Bruce santifique a los que lo masacraron. Porque entonces volveríamos a donde mismo – Roy negó – Que tome su camino y si su camino es ser Batman de nuevo, pues bien, pero que lo elija con nosotros a su lado. No con fantasmas a su espalda.

 

            Alfred fue al desván. En donde aun escondía algunas cosas que fueron de su amo, alguna ropa ya vieja y pasada de moda pero bien cuidada. De esa que significaba mucho. Tenía un trajecito que a Bruce le encantaba usar y que siempre le pedía remendar porque no se lo quería quitar. De hecho Bruce tuvo que dejar de ponérselo cuando ya la cosa no le entro y Martha enojada y avergonzada porque su unigénito anduviera con esos andrajos teniendo tanta ropa, le termino por arrancar las prendas con tijeras en mano.

            El amito Bruce había llorado toda la noche, recordó con ternura.  Destapo la caja en donde estaban y la acaricio con tanta vehemencia.

            La coció y en la mañana, lo primero que Bruce vio al despertar fue su trajecito que jamás volvería a poder ponerse pero en una pieza.

            Bruce adoraba ese traje porque él se lo había regalado el día que se puso al servicio de la familia. El pequeño niño le miro como si fuera Santa Claus o algo similar, por aquellos tiempos Bruce no tenía nada que no se hubiera ganado previamente y eso le llevaba a tener incluso algunas carencias, no sólo de afecto sino de otra índole, todo con el afán de que comprendiera el valor del objeto material y se preparara para ser un Wayne que enorgulleciera a la ciudad y a sus padres.

            Ahora con esa ropita en las manos, Alfred se permitía llorar.

            Su niño no volvería.

            Su niño olvidaría lo especial que era él en su vida o lo que fue. El joven Richard no comprendía que él acababa de dejar de ser el hombre que Bruce admirara y quisiera, el padre que le crio y le enseño.

 

-¿Qué voy a ser yo ahora, mi señor cuando ya tiene un padre?

 

            Ya en la tarde, en la entrada de la mansión Wayne, el clan estaba en pleno. Bruce daba brinquitos disimulados, siempre viendo hacia Jason y asegurándose de que no estaba molesto y tiraba de la mano de Damian para que se apurara y pudiera llegar a su cuarto y con Alfred.

            Ya quería ver a Alfred.

 

-No recuerdo que tuviéramos un establo con vacas – Y es que Damian no pudo cerrar su boca y no presumirle de sus animales a Bruce. Al niño s ele iluminaban los ojos al saber que tenían un perro, y un gato, y unos pájaros, y una vaca y unos caballos …Damian ya veía en su padre a un amante de animales que le acompañaría a las campañas de salvamento animal en cuanto creciera un poco más – Entonces vives aquí.

 

-Junto con – Y Damian asintió. Si no era el plan original, bueno, de todos modos valía madres. No podía huir ahora que su padre lo tenía tan firmemente agarrado. – Vivimos juntos, B – Era tan raro tutear a su padre de esa manera.

 

            Jason hacia sus propios morros cuando se dio cuenta que una vez era Martha, Bruce le trataba con respeto y distancia y prefería la compañía de Damian y Tim, que no representaban nada para su mente recién estrenada… y no estaba celoso, como sugirió Drake.

 

-¿Bueno, a que esperamos? – Jason aplaudió unas tres veces – Vamos adentro que el sol esta horrible hoy.

 

            Que excusa más patética, pensaron todos menos Bruce que andaba ya buscando a Alfred.

 

-Al, Al, Al – Grito Bruce abriendo las puertas de par en par, demasiado entusiasmado como para recordar que a su Ada no le gustaba que se comportara como un salvaje de los arrabales pero es que extrañaba tanto a Alfred - ¡Alfred! ¡Ya volví! ¡Estoy en casa!.

 

            Damian se había quedado rezagado y en general, todos estaban contagiados por la felicidad de su padre que era imposible decirle que podría caerse.

 

-Amo Bruce, sabe que no debe gritar de esa manera – Contesto Alfred bajando del segundo piso. Las escaleras no fueron impedimento para Bruce que se le fue encima. Ambos cayeron sobre los puntiagudos escalones espantando a los presentes. Los bueno es que Alfred, viejo mayordomo o no, había sido entrenado por la milicia y viejo, aún seguía teniendo unos muy buenos trucos bajo la manga.

 

            Bruce estaba abrazando con tanta fuerza a su abuelo que apenas le dejaba respirar. Por una vez dejo escapar su miedo.

 

-Creí que no volvería a verte – Confeso -  Pensé que ibas a querer a Damian más que a mí – El nombrado se congelo en insofacto y los demás sólo lo vieron como si fuera el asesino de uno de los presidentes más famosos de la historia – Cuando lo conocí creí que Ada y padre me habían remplazado y más cuando no te vi.

 

-Pues para creerte el remplazo te trataba muy bien – Comento Jason a Damian – Yo intente matar a Tim. – Susurro.

 

            Alfred le pidió que se calmara y que lo escuchara.

            Buce no le hizo mucho caso, pues siguió lagrimeando. Desde que conociera a Damian se imaginó tantas cosas pero por miedo no quiso incomodar a su Ada y como su padre se había ido, se quedó con la pregunta en la garganta, quemándole y haciéndole daño.

 

-Amo Bruce, siempre estaré aquí para usted y lo sabe – Dijo y Bruce siguió aferrándosele. – Amo Bruce está exagerando.

 

-Cuando de mi abuelo se trata, jamás exagero  - Y de repente se calló y giro con miedo hacia Jason. Se suponía que no debía decir esas cosas frente a su Ada – Yo, yo…

 

-Alfred es y será siempre el mejor de nosotros, B – Contesto Jason. Sabiéndole mal que fuera él precisamente quien tuviera que hacer todo para Bruce - ¿Qué haríamos si Alfred? Estaríamos perdidos – Confeso – Y creo que jamás se lo hemos dicho. Lo sabe, ¿Cierto, Al? Pero, gracias por todo lo que haces por nosotros, Al.

 

-Si… aunque su sincronización podría apestar menos – Dijo Dick – Siempre me interrumpe una caliente cita.

 

-Nos interrumpe. – Confeso Roy - La otra vez estaba muy cómodo con Jay y Kori, estábamos sobre la mesa y entonces llega una alarma de invasión y tuvimos que cortar el rollo cuando estábamos en la mejor parte. Mis pelotas estuvieron moradas por un buen rato.

 

-Joven Harper, no creo que sea un vocabulario apropiado – Riño. Bruce abrió los ojos con enormidad.  Esperando la reacción de su padre. Instintivamente se colocó enfrente de Alfred aun sin soltarlo, protegiéndolo de la furia. Mejor que se viniera contra él que era mucho más joven y fuerte que Alfred.

 

            Dick señalo el asunto con asco a Alfred y este sólo suspiro. No iba discutir con su joven amo.

            Roy levanto las manos en son de paz. Por un instante se sintió Oliver. Él no repartía palizas sólo porque sí.

 

-B, tranquilo. De eso era de lo que queríamos hablar – Se acercó. Bruce cubrió aún más a Alfred. Todos se relamieron por dentro. Su padre siempre tan sobreprotector con los que amaba –Las cosas tienen que cambiar. Y van a cambiar.  Empezando porque Alfred es tu abuelo.

 

            Bruce le miro largamente, estudiándolo, por primera vez sosteniéndole la mirada y quiso creerle.

 

-Al, estoy en casa.

 

            Y Alfred volvió a abrazar a su joven amo, agradecido en el corazón porque su pequeño Bruce siguiera allí, queriéndolo y ansiándolo.

           

 

 

 

Notas finales:

No olvides comentar, recuerda que a nosotros nos cuesta horas escribir, entre corregir y crear, y a ti lector, sólo unos minutos para ayudarnos o desvalorar nuestro cariño. Aliméntame con tus críticas y con tu opinión, que valiosa es.

 


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