Por primera vez en mucho tiempo, Antonio sentía un interés genuino por ir a la escuela... ya que le hablaría al chico nuevo que, hasta ese momento no tenía amigos. Deseaba conocerle ya que sentía que podría hacer que su vida escolar fuera más interesante o por lo menos, cambiar algo y volver su vida diferente; un cambio en su rutina.
Aunque, ahora que lo pensaba, sólo había pasado un día.
*-Espero no haber parecido como alguien necesitado de amigos el día de ayer... ¿Que impresión le habré dado?-*
Alberto aún no terminaba de arreglarse, a pesar de que su hermano ya llevaba unos minutos esperándole con impaciencia.
La madre de Antonio apareció, sorprendiéndose del hecho de que su hijo más perezoso ya estuviera preparado para irse; se sentó a un lado de éste con la intención de conversar con él.
-Veo que ya has terminado de alistarte, eso es raro en ti, ya que eres demasiado indeciso con eso de levantarte de la cama...
-No tenía nada que hacer, y quería estar listo antes...
-¿No habrá una razón especial…?-Preguntó con perspicacia; ella conocía bien a sus hijos y sabía cuándo le ocultaban algo.
Antonio se le vino a la mente la mirada de Charles, una mirada hermosa, unos ojos con un color diferente; él también tenía los ojos de un color verde hermoso, pero esos ojos eran... simplemente... preciosos.
-Estoy listo…Dijo Alberto, mientras bajaba las escaleras.
En eso, Antonio se levantó de golpe del sofá y tomo su mochila casi corriendo...
-Ya me voy mama, adiós... nos vemos después…-Se despidió, un poco exaltado al mismo tiempo que salía por la puesta principal, olvidándose de su hermano.
-¿Por qué tu hermano esta tan emocionado…?-Cuestionó la mujer a su otro hijo.
-No lo sé, aunque podría ser que le agrado volverse a encontrar con sus amigos después de todo...
Llegando al Instituto, Antonio lo vio: ahí, en una banca, se encontraba Charles quien escuchaba música y estaba haciendo algo en una libreta, en completa soledad. Aunque deseaba hablarle, Antonio no pudo hacer más que seguir platicando con sus amigos de siempre.
Pasaron un par de horas y no podía esperar a que el receso llegara para hablar con Charles, en verdad le interesaba conocerlo. La clase de Historia era para Antonio una de las más aburridas; para distraerse, miró al silencioso chico, quien escuchaba atentamente las palabras del profesor; sin percatarse que lo estaban observando.
La clase finalizó y llegó el momento que Antonio estaba esperando, el receso. Tenía que llevarse a Charles lejos de su hermano, quien es un idiota; y sus amigas que eran demasiado zorras y estúpidas.
-Vayan ustedes primero, ahora los alcanzo.-Se excusó, mientas tomaba un camino diferente al de su pequeño grupo de amigos.
Buscó por los jardines del patio principal de la escuela y se encontró con el moreno, quien estaba sentado en la misma banca en la que se encontraba en la mañana, estaba leyendo un libro marrón sin ningún dibujo en la portada.
-Hola...-Saludó cortésmente sin embargo no recibió una respuesta igual de amable.
-No me hablaste en todo el día, ni un hola, ¿eso te parece bien para iniciar una "amistad"?-Dijo sin dejar su lectura de lado en ningún momento.
-Perdóname, no sabía cómo iniciar una conversación; pero ahora te dije hola...
-Pudiste haber dicho eso...
No hubo respuesta… pero las palabras que Antonio deseaba decir eran las más obvias: “lo siento”. El silencio se rompió tras unos incómodos segundos; fue el inglés quien volvió a hablar.
-¿Por qué quieres ser mi amigo?-
-Es que… bueno, eres el “chico nuevo” y normalmente ustedes tienen muchas cosas que platicar. Conocer gente nueva es bueno ¿No…?-Rio para intentar ocultar su nerviosismo, cosa que no logró…-¿Nunca te han dicho que, ser tan callado, te hace parecer alguien misterioso?-
-Me lo habían dicho antes-respondió- pero no soy la mejor persona para que ser tu amigo, soy una persona aburrida… con intereses banales y poco en pocas palabras, poco interesante.-el silencio se volvió a apoderar del lugar, Antonio no era bueno iniciando conversaciones…
-Soy patético… ¿Verdad?
-¿Por qué dices eso…?-No sabía exactamente que era aquello que el inglés estaba leyendo, pero Antonio sabía que debía ser algo muy interesante para que no hiciera ninguna pausa para voltearlo a ver.
-Porque lo soy. Básicamente quiero ser tu amigo para conocer alguien nuevo y vivir mundo a través de alguien que ha vivido en demasiados sitios como tú; te estoy usando, solo porque quería tener un cambio en mi vida, no vivir siempre de una forma aburrida... lo siento.
Charles cerró el libro abruptamente, y perdió su mirada en ninguna parte.
-Te seré sincero, sabía que por eso me habías empezado a hablar por eso… no eres el primero. Las personas creen que porque he viajado mucho tengo demasiadas cosas que contar, pero soy una rata de biblioteca: voy de mi casa a la escuela, no tengo amigos, no salgo al cine, no voy de campamento y no soy un aventurero. Hablar conmigo no hará tu vida menos “aburrida”…-Se levantó de la banca dispuesto a irse…-fue un placer conocerte pero, como ya te dije, no haré ninguna diferencia en tu vida, además, no estoy dispuesto a cargar con esa responsabilidad. Adiós Antonio…-Tomó su mochila y se retiró sin que su acompañante de ojos verdes supiera exactamente a dónde.
*-¿Se ha acabado…? Definitivamente soy la peor persona para hacer amigos…-* pensó para sus adentros, mientras que la sensación de fracaso lo invadía.
Trascurrió un mes, donde ninguno de los dos chicos se volvió a dirigir la palabra. Charles seguía sólo y ocasionalmente lo veía en el mismo lugar de siempre.
Antonio se levantó con el cabello alborotado escuchando los gritos de su madre...
-¡Llegarás tarde… tu hermano ya está casi listo! ¡Date prisa ahora mismo!
*-¿Por qué tengo que ir…? ya no quiero ir a ESA escuela, mamá. Los odio a todos incluso a los que son mis amigos-* se sintió frustrado, y contuvo algunas lágrimas provocadas por esa misma frustración.
Ya en la escuela, entró al salón de Clases; volviendo a ver al chico silencioso sentado sin nadie más a su alrededor, siempre era el primero en llegar al salón.
Antonio seguía sintiendo interés en él: siempre tan solo… aun con los intentos de los demás chicos del salón por hacerse sus amigos, nadie lo había logrado, a pesar de haber transcurrido un mes desde que lo conocieron, ¿Por qué se mantenía lejos de las personas…? ¿Él era genuinamente así o le había ocurrido algo que lo obligó a alejarse de la sociedad?
No podía quitarle los ojos de encima, siempre se preguntaba qué era lo que estaba pensando… alguien que estaba tanto tiempo callado debía estar siempre pensando en algo importante, o esa fue la deducción que logró sacar.
*-¿Debería hablarle?, pero ¿qué pasa si me rechaza?, Le di una mala primera impresión, por lo que no sé si podría cambiar dicha opinión…-*
Y en eso, Charles giro la cabeza, como si hubiera sentido la mirada de su compañero; haciendo que sus miradas coincidieran: ojos verdes con ojos azules grisáceos viéndose directamente. No pudo evitar, por alguna razón, sonrojarse, desviando la vista a otro lado y devolviéndola casi al instante para ver si lo seguían observando; en efecto, él lo seguía viendo con una cara de nulo interés, provocando decepción en el de los ojos verdes.
Cuando Charles regreso su vista a la ventana, fue una sonrisa lo último que Antonio vio provenir del inglés, y por alguna razón se sintió feliz y apenado... definitivamente intentaría hablarle una vez más, sin importarle los resultados.