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Anhelando la lejanía por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

¿Cómo están?

Pues será un milagro que yo vuelva tan pronto... pero bueno, tenía que aprovechar que estoy inspirada y adelanto capítulos, tratando de cumplir con lo de publicar cada semana

Gente linda y hermosa, su loca fanficker está emocionada porque... les comenté que enredaría la cosa y si ¡DESMADRE!

Veamos si me matan o me dejan reviews con criticas positivas, sea lo que fuere será bienvenidos muajajjajajaja

 

Antes de empezar diré algo, Yo amo a I-pin, y si es pareja de Lambo mucho mejor, es que simplemente los adoro estando juntos, desprenden ternura... ¿por qué digo esto? Porque desde aquí I-pin se vuelve importante... a ponerle atención a la chica XD

 

No les canso más y bueno a leer~

*se desliza hacia las notas finales*

 

 

 

 

I-pin estaba adolorida, pero no físicamente sino espiritualmente. No pudo ayudar a su amigo, a su casi hermano, no pudo ser de utilidad. Cuando ingresó a la cocina vio a sus dos pequeños llorando desesperados mientras se aferraban a su abuela, quien también estaba derramando dolorosas lágrimas. Se arrodilló en el suelo sintiendo como sus pequeños se aferraban a ella, los abrazó mientras sollozaba bajito, pidiéndoles perdón entre susurros entrecortados, “¿dónde está oto-chan?... mamá, esos hombres malos ya no están… pero ¿oto-chan dónde está?”. I-pin solo abrazó a Fuuta y besó las mejillas de Fon, mientras negaba con la cabeza, no sabía cómo explicarles que secuestraron a su papá… no sabía cómo explicar que fue inútil… no podía emitir palabra alguna, los escuchó sollozar durante algunos minutos, los más largos y dolorosos de su vida.

Apenas logró calmar sus lágrimas, dejó a sus hijos en manos de sus abuelos, corrió a la planta alta y llamó a la única persona que podía ayudarla en ese momento. Estaba consciente de lo ocurrido, estaba consciente del culpable, estaba consciente de la gravedad del asunto. Recordaba las palabras de Lambo con claridad, “yo creo que no me mintió… Lampo es capaz de eso, solo por obtener dinero… no me retuvo esa vez porque no tenía comprador, pero en cuanto encuentre uno… bueno, huiremos antes de eso” pero llegaron antes…

 

-Reborn-san… a-ayúdeme por favor… – apenas escuchó el saludo del otro lado, soltó todo su dolor en esas pocas palabras, su voz quebrada, temblorosa representaban la seriedad del caso

-¿qué te pasa? – dejó de lado el computador que usaba y puso atención a la angustiada voz femenina

-se lo llevaron – ahogó un gritito de dolor mientras se limpiaba las lágrimas

-¿a quién? – en la pantalla estaba una fotografía de una cámara de seguridad, Lampo se veía claramente. Stella había averiguado que los Vindice tenían algo planeado con los Tonakai y se encontraban muy seguido para discutir negocios

-se llevaron a… a Lambo… por favor – se arrodilló en frente de su cama, mientras apretaba las sábanas con impotencia – ayúdeme

-iré para allá, no te preocupes, lo voy a encontrar – apretó su puño con fuerza pues ahora tenía una pequeña idea en la cabeza acerca de lo que pudo haber pasado en su cumpleaños falso

-Lampo… fue él… también tienen a Tsuna – paró de llorar al escuchar las sirenas cercanas a su casa, ahora recordaba que su madre llamó a esas personas

-no le digas eso a nadie, entendiste – tomó sus llaves y su billetera, alguien pagaría por arruinar sus planes, alguien pagaría muy caro por atreverse a llevar a esa persona que le pertenecía… alguien pagaría con su vida, el hecho de enfrentarse a un Stracci, le importaba un comino quien fuera

-si… despacharé a la policía de inmediato – susurró mientras colgaba y se dirigía a la sala en donde ya escuchaba las voces de sus padres y de otros desconocidos. Nadie podría entender el dolor que experimentaba, la ansiedad, la desesperación, la certeza de que algo muy malo estaba a punto de suceder. I-pin respiró profundo mirando la foto que tenía en el cuarto, su familia de cuatro personas… su familia, esa palabra resonaba en su cabeza una y otra vez, sus lágrimas disminuyeron, deslizó su mano por el cuadro y se rompió… ya sabía lo que tenía que hacer para castigar al desgraciado causante de su dolor. Algo renació en el pecho de una chica dulce, algo de lo cual Lampo se iban a arrepentir de sacar a flote… nadie sabía lo que una mujer estaba dispuesta a hacer por sus seres amados – todos me las pagarán… se los juro – fue la promesa al aire que dio antes de descender la primera grada

 

 

I-pin dio las explicaciones  a la policía, solo los detalles necesarios, lo demás lo dieron sus padres, fue un proceso corto en el que ella mantenía en sus brazos a Fon y a Fuuta, que aun asustados no querían soltarla. Se mantuvo serena, derramando finas lágrimas de vez en cuando, “haremos las investigaciones de inmediato, hallaremos a su esposo” I-pin soltó una sonrisa melancólica para fingir que creía en la estupidez que esos policías le decían. Dejó que curasen sus heridas pero no dijo nada más, sus padres fueron quienes rectificaron la información errónea. Ella sabía que la justicia no haría nada, pues era inútiles en contra de los Yakuzas, los que existían desde hace siglos, malditos inútiles.

Ella estaba consciente de que todo a su alrededor carecía de sentido, ella sabía que si no luchaba con sus propias manos nada mejoraría… ella miró con desprecio como se llevaban la evidencia del crimen… esa arma era inútil, las pistas en su casa eran solo basura… la mirada triste de sus padres era sincera, pero ni eso podía consolarla… apretó más a sus hijos mientras esperaba. Los agentes seguían en su revisión cuando Reborn llegó

 

-soy el prometido de la víctima – se presentó fingiendo desesperación

-tranquilo señor, haremos todo lo que esté a nuestro alcance para recuperarlo

-eso espero… lo quiero a salvo – dijo mientras se alejaba del agente y se concentraba en I-pin, quien con seriedad asentía levemente como saludo – déjame ayudarte – habló mientras acariciaba la cabeza de Fuuta, el cual reconociéndolo sonrió levemente y permitió que lo cargase

-gracias – sonrió sutilmente mientras también cargaba a Fon en sus brazos para llevarlo a la habitación. Caminaron en silencio dejando a los más ancianos lidiando con la policía – Reborn-san… ¿me ayudará? – susurró cuando al fin dejaba a Fon, quien cansado se quedaba dormido y poco después Fuuta lo seguía. Los dejó juntos, se abrazaban, los recostó en aquella cama que tenía el aroma a Lambo todavía… así se sentirían cerca de su padre un poco más de tiempo

-ahora dime lo que pasó – observaba a aquella muchacha, estaba diferente, serena, analítica, con falta de miedo… muy opuesta a la chica desesperada que hace poco le llamó

-Lampo llamó diciendo que vendría a visitarnos – miró la puerta pero todavía escuchaba el sonido de la voz de sus padres dando explicaciones a los policías en la planta baja – Reborn-san… ahora no confío en nadie, así que esto se quede entre nosotros

-te entiendo… pero sabes que no dejaré que me quiten a Lambo ¿verdad?

-por eso le contaré – sonrió fingiendo ternura, pero después solo suspiró poniéndose seria – sé que no dejará que dañen a Lambo

-hablaste de Tsuna – esto ya estaba dándole mala espina, no necesitaba apresurarse, necesitaba escuchar la historia completa

-Tsuna me llamó justo antes de que atacaran aquí… me advirtió, pero parecía que lo planearon detalladamente, incluso creo que los lugares de ataque estaban cercanos

-¿qué tiene que ver Tsuna con eso? – solo quería verificar la información que Stella le dio, puesto que ya estaba enterado de la vida de todos los Bovino. Incluso de la pelinegra que ahora se limpiaba las lágrimas, pero que mostraba una apariencia fría y calculadora

-tiene una marca de pertenencia

-igual que Lambo – oh si, ese par de tatuajes en la piel de Lambo, no se tragó la historia que le dio el mocoso

-usted la vio… no sé a qué familia pertenece pero es diferente a la de Tsuna… la marca de Tsuna pertenece a  los Inagakai

-pensé que no lo sabías – se hizo el desentendido, quería ver que tan sincera era I-pin

-supongo que aprendí bien… usted debe saber quién es mi hermano

-y tú debes saber quién es el mío

-esperaba que usted le dijera primero… Lambo se merecía la verdad de sus propios labios – le envió una mirada desaprobatoria pero el mayor no se vio afectado

-lo iba a decir hoy… ¿y tú cuando se los ibas a decir?

-se lo dije a Tsuna… apenas Lambo regresó de su viaje – como olvidar la sorpresa en el rostro de Tsuna, pero en Lambo solo fue un suspiro. A Lambo nunca le ocultó nada – Lambo sabe  sobre mi pasado

-¿y tus padres?... ¿lo saben? – pensaba en ese par de ancianos, debían ser desdichados al perder dos hijos 

-claro que no, no quiero meterlos en esto

-entonces ahora somos aliados – deslizó sus dedos por sus patillas mientras trazaba diversos planes en su mente

-solo sé eso – sonrió con melancolía, usaría a ese hombre hasta que su mente y cuerpo estuvieran recuperados para enfrentarse a su verdadero problema… si Reborn lograba hallar a Lambo sería lo mejor que podría pasarle, pero las posibilidades no eran altas – espero que me ayude

-empezaré de inmediato, no dejaré que nadie toque a MI mocoso – sus palabras firmes calmaron a la pelinegra

-gracias – no estaba dispuesta a contar nada más, conocía detalles de aquellos tres días en los que Lambo desapareció, detalles importantes… pero solo para ella, ya pensaría cómo usarlos

    

 

 

Ahora Reborn tenía bases para empezar, dio una sola llamada a Colonello con una única orden, “tienen a Lambo, localiza a los Vindice o a los Tonakai… mientras menos tardes, mejor aún” luego simplemente llamó a Stella dándole las mismas instrucciones y se encaminó a su nuevo centro de operaciones. El asunto con su padre quedaba en segundo plano. Ahora nadie podía detener su sed de sangre, mataría a toda la bola de idiotas que se atrevieron a enfrentarlo

La investigación que realizó con anterioridad ayudaría bastante, sabía cuántos lugares visitó Lampo en esos dos meses. Habían cámaras en los alrededores, obviamente uno de esos histéricos vecinos también pudo haber puesto una cámara de seguridad, al menos uno, eso le serviría. Apenas salió de aquella casa, tomó el camino directo al hogar de Colonello, lo encontró en la habitación subterránea analizando varias imágenes. Basil corría a la parte alta después de saludarlo, seguramente estaba llamado a algún especialista, un informante o alguna cosa de esas. Poco le importaba los métodos a utilizarse, tampoco el dinero ya que eso le sobraba, solo quería encontrar al hijo de puta que se atrevió llevarse a Lambo. Aunque claro, ya tenía pistas acerca de quiénes eran, en el bajo mundo había un nombre rondando de boca en boca. Los Tonakai  formulando varios movimientos bancarios, varios transportes de droga, varios pactos con algunos de los miembros de Vindice. Bermuda viajando a Europa constantemente, como si tratara de despistar los movimientos de los hombres bajo su mando, todo estaba ligado. Luego estaba el asunto con su padre, que molesto lo había llamado tres veces esa semana, exigiéndole que regresara a Italia porque necesitaba su ayuda para encontrar a un desgraciado que le estaba dando problemas.

 

Stella llegó un par de horas más tarde cuando la paciencia de Reborn ya era nula pues no tenía resultados  positivos, esa mujer tomó el control del hackeo de cámaras de seguridad de las tiendas cercanas al sector

 

-más te vale darme una pista en media hora o saldré a buscar resultados yo mismo

-tranquilo Reborn… si sales en ese estado la sangre correrá y eso nos perjudicará – sonreía la mujer pelilila con la mayor de la calma, estaba acostumbrada a la personalidad amenazadora del azabache, así que era inmune

-¿Basil, contactaste con el inútil informante en la policía-kora? – el rubio exmilitar estaba totalmente tenso pues pensaba en Lambo, lo quería a salvo, lo quería cerca para golpearle la frente debido al susto que le estaba haciendo pasar

-si… pero solo tiene el arma como evidencia, recolectaron pistas, tienen muestras de sangre, una bala que cayó en la sala, las descripciones de los atacantes que retrataron con un profesional… nada más – Basil estaba agitado, gracias a Lambo ahora era feliz, era correspondido y sentía que debía devolverle el favor, debía traerlo de nuevo a casa

-demonios – gruñó el rubio mientras seguía tecleando en el computador buscando algún informante, tenía muchos dispersos por la ciudad pero poco podía hacer si nadie vio el auto en que los desgraciados se transportaban

-Reborn debes sentarte – suspiró Stella dejando de teclear y dándose vuelta para ver a los hombres en frente suyo, quienes enseguida le pusieron toda la atención

-habla

-siéntate

-dije que hables – frunció el ceño, amenazando con la mirada a aquella mujer

-ellos hackearon las cámaras cercanas, todo el sector estaba conectado al mismo servidor, pertenecían a la misma empresa de seguridad, no hay registros durante una hora exactamente… además cortaron la energía en los sectores en los que contaban con un servidor diferente, las cámaras no tienen información alguna, a menos que se alimentaran con una fuente de emergencia… lo planearon en detalle

-malditos – gruñó Colonello golpeando la mesa. Basil se mordió el labio analizando las posibilidades que tenían… muy pocas si nadie sabía lo ocurrido

-Hay una buena noticia – habló Stella – necesito saber si alguno de ellos tenía un celular, el que fuera y puedo…

-Tsunayoshi Sawada…  busca la información del contacto, será fácil para ti – gruñó Reborn mientras tomaba sus cosas y a paso firme empezaba a subir las escaleras – llámame en cuanto lo sepas

-cálmate Reborn – Colonello lo alcanzó antes de que llegara a la salida – no sacaras nada perdiendo la cabeza-kora

-mira quien me lo dice – lo miró con furia – quien tiene la palma sangrando debido a que aprieta sus puños con frustración – Colonello lo soltó cuando se dio cuenta que de verdad un hilillo de sangre recorría su mano. Basil en seguida sacó el botiquín… era una atmosfera tensa a la cual Reborn no soportó y se fue

-Dame cinco minutos y sabré con quien charló ese chico, dame cinco minutos más y averiguaré si tenía GPS o algo por el estilo – Stella mostraba un rostro inexpresivo, la mirada serena, el aura calmada, como si estuviese haciendo un trabajo común y corriente

 

 

Reborn salió de aquella casa con paso firme, con la fedora entre sus manos, tenso y furioso. Condujo hasta una zona cercana para investigar, recabar evidencias, pensar un poco… Lampo no había estado cerca desde ese sector, tampoco pasaba más de dos días en un solo lugar, el maldito sabía que lo estaban vigilando, lo mismo iba para Jager, otros tres a los que lograba identificar bien como miembros activos de Vindice y cinco más por parte de los Tonakai. Pasaba de ser las dos de la mañana, las pistas llegaban una a una,  zonas bastante separadas con evidencias de lucha, marcas de llantas, dos zonas con las mismas características, sin registros de cámaras. Stella le dijo que había señal GPS por parte del celular de Tsuna, una casa cerca de uno de los lugares que seguramente usaron para atraparlo definitivamente, pero no podía sacar información a esas horas. Debía esperar y eso le desagradaba enormemente.

 

Por esa noche tuvo suficiente, regresó a su propia casa para empezar a investigar por otros sectores, en el extranjero tenía informantes que le dirían si alguien con las características de Lambo llegaba en algún vuelo público o privado. Reborn se puso a pensar en el mocoso… en SU mocoso… en su prometido, el mismo ser inocente que en la mañana anterior lo besaba con tanto amor que empalagaba, pero que agradecía pues empezaba a llenar un poco del vacío creado por años de porquerías que hizo con sus propias manos. No era un hombre demostrativo, no era amable y aun así el chiquillo no se quejaba tanto… desde que Lambo era joven tenía esa brillante sonrisa, a pesar de que él apenas le brindaba solo una pequeña porción del poco cariño que podía albergar en su alma. Un mocoso idiota que se enamoró de la persona menos adecuada existente en esa asquerosa ciudad, que luchó hasta conseguir lo que quería, un adolescente que se metió en los pensamientos de un mafioso. Al único que le permitía discutirle cara a cara sin que se ganara una golpiza memorable, al único que le permitió tocar sus patillas, el único que despertaba una extraña sensación de inseguridad, pequeña pero existía. Siempre quiso tomarlo, encerrarlo para que nadie lo viera, tener el suficiente poder como para que Lambo solo lo viera a él, que infantil sonaba aquello. Le costó aceptar que se enamoró de un niño, al principio se sintió débil… después mandó al carajo todos los pensamientos y solo tomó lo que le gustaba, en esta vida siempre obtuvo lo que quiso y abandonaba lo que empezaba a hartarlo… pero Lambo fue quien se rebeló en contra de su voluntad, el mocoso dio pelea, Reborn perdió tiempo tratando de acceder a ese ojiverde y no se arrepentía de nada. Lambo era como su mayor prohibición y adición, era su punto débil… y justo cuando lo tenía en sus manos, en su poder, en su cama, todo se iba a la mierda por un infeliz de cabello verde. Se iba a desquitar, iba a tener a Lampo debajo de la suela de su zapato, lo haría lamer el piso, lo hará sufrir tanto… que rogaría su muerte

 

Colonello ya tenía a varias personas buscando a Lambo por toda la ciudad, la fotografía tanto del ojiverde como de cierto castaño circulaba como si fuese el robo de un tesoro nacional, eso no estaba tan lejos de la realidad pues Reborn era algo así como el dueño de un imperio enorme y Lambo era su diamante rosado. Apenas la  luz del sol salió, Basil llegaba al lugar en donde recibían la señal GPS, buscaron el teléfono en todos lados hasta que lo hallaron en el patio de una casa. Aquel chico rubio cenizo con una sonrisa entabló una plática amena con los habitantes, quienes le dijeron que parecía que asaltaban a alguien, poco a poco reunían los datos necesarios, pero les faltaba lo importante, una descripción básica del auto en el que se llevaron al castaño y al ojiverde.

 

Tres días después alguien les dio esa información, color, marca, detalles de las personas, todo para empezar con un nuevo escaneo total de la zona. Nadie vio que alguien parecido a Lambo llegara al extranjero, no había registros en cámaras de seguridad de aeropuertos, ni vuelos en aviones privados, lo que significaba que no salieron del país. Los subordinados de los Tonakai desaparecieron de un momento a otro, los Vindice pararon las negociaciones en el extranjero… era una confabulación  

Ricardo estaba furioso diciendo que una negociación salió mal y alguien le ganó la mercancía. Xanxus llegó de visita a Japón para visitar a su hermano menor y escapar de la furia de su padre… todo se volvía un conjunto de hechos que se entrelazaban o al menos parecían hacerlo. Reborn estaba furioso cuando el cuarto día llegaba, su querido hermano tocaba su puerta. Por su puesto que lo echó a patadas pues no estaba de humor para eso.

El azabache administraba cada paso que Stella, Colonello y Basil daban, analizaba posibilidades, trazaba planes, investigaba cada recóndito lugar a los alrededores de la ciudad y de los sitios lejanos, estaba perdiendo la serenidad… estaba corriendo el riesgo de que algo le pasara a SU… Lambo

 

 

 

 

Oscuridad… horrible y tortuosa oscuridad

 

 

 

 

Llevaban dos días encerrados en una habitación con una sola cama, un colchón maltratado pero no incómodo, sus heridas sanaban lentamente, pues solo habían sido golpes y su preocupación por su futuro, poco les importaba, pues ya estaban mentalizándose para el gran día. Fuera de esa habitación ya reconocieron algunas voces, entre ellas Jager, Lampo y un sujeto llamado Asari, él ultimo siempre les llevaba de comer, era amable, tenía una sonrisa melancólica y les daba noticias, básicas pero noticias de todos modos. Estaban conscientes de su situación pues escuchaban con claridad las negociaciones fuera de esa habitación, iban a ser vendidos a ciertas personas desconocidas, en pocas palabras… las cosas que Lampo le dijo a Lambo cuando hablaron hace algunas semanas… era en serio

 

-lamento no haber podido avisarte antes de que te atraparan – Tsuna tenía esa culpa desde el comienzo y a Lambo le estaba empezando a molestar

-deja de decir tonterías Tsuna, estamos juntos en esto, así que mejor te quitas esas culpas y me ayudas a pensar cómo demonios salimos de este lugar

-está bien – suspiró Tsuna quien cansado de estar recostado por el dolor en sus costillas, estaba revisando cada lugar de aquella habitación, era la décima vez que hacía lo mismo ese día, con la esperanza de encontrar algo que le ayudara pero la respuesta era la misma, no había nada – Lambo… esto es inútil

-Tsuna… no quiero que me vendan, tú tampoco debes quererlo… ¡por Dios Tsuna ten un poco de fe! – apretó las mejillas de su amigo para que reaccionara

-Lambo… ¡demonios Lambo! ¡Tú viste a donde nos trajeron!...  apenas fueron unos minutos pero lo vimos… estamos en medio de la maldita nada – se tiró de los cabellos con frustración, se palmeó las mejillas, no quería ser pesimista pero… ¡en realidad no había forma!

-árboles… muy pocos, tierra… mucha, casas… solo dos – Lambo rememoraba el panorama que hasta hace poco pasaron – es deprimente – gruñó mientras se recostaba en el suelo

-estoy entrando en pánico – suspiró mientras se recostaba junto a Lambo

-fue una mala noche – cerró sus ojos recordando todo, desde el miedo al ver a sus atacantes hasta el pavor al ver a I-pin sangrando – espero que I-pin esté bien

-yo espero que Kyoya no haya llegado a mi casa esa noche – frunció el ceño al pensar en eso, no sabía si esos malditos fueron a su casa primero… no soportaría saber que por su causa Kyoya estaba herido

-oh cierto… Reborn y Hibari-san cumplían el mismo día

-5 de Mayo… debió ser una fecha especial pero noooo – bufó Tsuna haciendo una leve pataleta

-jajaja… pues ya me imagino el ceño fruncido de Reborn al ver que sus planes conmigo no se cumplieron

-piensas en tonterías

-Tsuna… aquí deben pensar que ambos somos vírgenes – susurró mirando el sonrojo de las mejillas de su amigo – es obvio que tú y Hibari-san pues… ya sabes – hizo gestos inentendibles con sus manos y recibió un golpe en la frente por parte del castaño

-ponte serio en esta situación – regañó pues a veces odiaba el buen humor que Lambo parecía tener

-escúchame Tsuna… mi hermano ya me lo dijo, nos venderán… el precio aumenta si somos vírgenes, por eso debemos seguirle el juego – se levantó hasta apoyarse en su codo, miró fijamente a Tsuna

-¿para qué?

-para hacerles caer después de que la venta se haga, así los compradores irán tras la cabeza Lampo y de los Vindice por estafa… podemos crear una pequeña brecha para escapar – susurraba pues no sabía si fuera de la habitación alguien los escuchaba

-tienes planes muy locos – sonrió mientras mentalizaba esa posibilidad – hay que hacerlo, la última vez funcionó un veinte porciento

-te dije que besar a uno de ellos los iba a descolocar – sonreía al recordar pues fue su plan más descabellado, pero efectivo

 

Cuando los trasladaban debían cambiarlos de auto, hubo una oportunidad de cinco minutos en el que quitándose la venda de la boca pudo hablarle a Tsuna “besaré a uno de ellos, cuando se quede en shock… corres… corres como demente Tsuna, escapas y me dejas atrás” fue un plan apresurado pues mientras decía eso y usando sus dedos móviles desataba las cuerdas en los pies de Tsuna, a quien habían amarrado sin tanta fuerza como a él. Apenas sintió la cercanía de los hombres rodó hasta estar a poca distancia de la puerta, era obvio que así lo bajarían primero. Lambo le sonrió a Tsuna antes de que lo bajaran y obligara a dar saltitos para caminar, hizo señas con su mano y de pronto llamó la atención del tipo, lanzándose al pecho ajeno,  besándolo, mordiendo el labio levemente para retenerlo. Tsuna no se creía lo que Lambo estaba haciendo, pero ni bien todo quedó en silencio, salió corriendo aun con las manos atadas y la mordaza. Lambo mordió al tipo hasta hacerlo sangrar evitando que diera aviso a los demás, pero de un fuerte empujón lo apartaron y con eso… la alerta empezó el lio. Hasta allí marchaba bien, pero cuando Tsuna salió de la zona en que los autos estaban estacionados, se encontró con la cruel realidad. Estaban en medio de un sector de cultivos de arroz, no había un alma, estaba empezando la transición de madrugada al día laboral, era demasiado temprano, estaba oscuro, apenas podía ver los sembríos con ayuda de la poca luz matutina. Tsuna corrió desesperado pero fue en vano, lo atraparon a unos metros… gritó por ayuda pero solo el sonido de los insultos le respondieron, eso fue su intento fallido de escape

 

-me reí mucho después – y todavía le daba gracia recordarlo

-Tsuna… confía en que todo saldrá bien

-sigues hablando mi querido y estúpido hermano menor – la voz de Lampo los descolocó y se pararon de inmediato – bueno los veo aburridos y seguirán así… después de todo necesito que la mercancía este en óptimas condiciones, sin moretones ni nada, así que tendrán otros quince días aquí. Y debo advertir que nadie los ayudará… estamos en medio de la nada, tenemos guardias en tres sectores y alrededor de 5 kilómetros monitoreo constante – se peinaba los cabellos que recién había dejado más cortos

-no presumas idita – regañó Lambo sentándose en la cama

-dales algo que leer – sonreía Jager al entrar,  les lanzó un par de sobres y con una seña les indicaba que ese sería su nuevo objeto de entretenimiento

-no quiero tu mierda – comento Tsuna mientras tiraba esos paquetes contra la pared cercana

-entonces úsalo como quieras muñeca – el pelinegro no se inmutó, tenía que ignorar todas las provocaciones del par de cachorritos enjaulados

-hijo de puta – escupió Tsuna pues sabía que aunque los tratara como basura, ellos no harían nada, ya habían dicho, querían una mercancía sin moretones

-eso le queda corto – se reía Lambo al ver a Tsuna en la faceta de rebelde

-que boca más sucia para un par de donceles – Jager solo les miró feo antes de irse

-recomendación – sonrió Lampo observándolos con atención – lean eso y sabrán muchas cosas valiosas… ¿quién sabe?...  hasta tengan más fe o se destruyan, no sé

-¿a qué te refieres? – preguntó Tsuna observando la mofa del peliverde

-a que no tendrán cena por mal hablados – sonrió antes de encerrarlos nuevamente

 

Ambos dejaron los sobres en una esquina de la habitación, ignoraron eso mientras platicaban sobre los últimos acontecimientos, rememoraban cosas de su vida, se resignaban a ser vendidos… por supuesto que solo estaban bromeando hasta que sintieron que los otros se iban a cenar, esperaron pacientemente hasta que Asari les dijera que no les traería nada por órdenes de Jager y se pusieron a esculcar los sobres. Dicen que la curiosidad mató al gato y el gato fue solo uno de ellos, el que era más sensible. En silencio abrieron el primer sobre, había una fotografía pequeña, era…

 

-Reborn-san – susurró Tsuna impresionado pero Lambo solo chasqueó la lengua, ya sabía de qué trataba todo eso – pero que…

-expedientes… Tsuna, esos idiotas nos quieren decir la verdad para martirizarnos – le quitó el sobre a Tsuna y lo volvió a cerrar

-entonces ábrelos

-te vas a espantar, Tsuna

-quiero verlos – intentó quitarle el sobre pero Lambo fue más rápido

-espera Tsuna… primero quiero que te calmes, lo leeremos mañana, estamos cansados y no es buena idea

-Lambo me estas ocultando algo – protestó el de mirada chocolate

-créeme cuando digo que esto nos destrozará… ¿qué te dice tu intuición? – podía verlo con tan solo detallar la angustia en la mirada de Tsuna

-que… que no lo lea

-entonces nos quedaremos con la duda solo por esta noche, ¿está bien?

-de acuerdo – pero solo aceptó porque su temor era grande, tenía un mal presentimiento y… - siento que esto cambiará mi vida

-nuestras vidas – rectificó mientras se recostaba en la cama, en verdad estaba cansado de todo ese asunto, dormir le haría bien

 

 

 

 

Familia…

 

 

 

 

I-pin esperó cinco días exactamente, Reborn le decía que se tranquilizara pero nada más. La pelinegra estaba desesperada, no tenía noticia alguna, no tenía alguna cosa que eliminara su ansiedad… lo primero que hizo fue llamar al jefe de Lambo para avisarle de la situación, rogó discreción y así se hizo. Paso horas enteras en la comisaria fingiendo que confiaba en las habilidades de los policías, abrazando a su padre quien totalmente frustrado empezaba a reclamar por la falta de efectividad. Regresaba a casa a abrazar a sus niños mientras inventaba una historia sencilla “oto-chan tuvo que despistar a los hombres malos, viajó lejos así que no podremos verlo… oto-chan volverá con buenas noticias así que debemos esperarlo”. Se quedaba con ellos hasta que se dormían, todavía los dejaba en la habitación de Lambo, y ella también se quedaba allí hasta que el sueño le ganaba y dormía, pero pocas horas pues su mente solo se enfocaba en la desaparición de su amigo  

Recordaba con claridad las palabras de Lambo,  “lo siento I-pin, debes alejarte” como si fuese a hacer algo así, ni loca se iba sola. Sin Lambo, ella no era nada, ahora peor que ni siquiera tenía a Tsuna a su lado. Pasó dos días meditándolo… si seguía en esa casa, ella y sus pequeños también estarían en peligro. Reborn le había puesto un vigilante, pero ni así se sentía segura… así que debía tomar medidas, debía ser fuerte, debía pensar y la única solución que tenía estaba clara. Renunció a su trabajo pues no estaba dispuesta a arriesgarse a un nuevo ataque, salía un par de horas en la noche a recorrer las cercanías en busca de algo que le dijera que Lambo estaba bien, algo que Tsuna hubiese dejado como evidencia en medio de su escape, una pista, algo… lo único que obtuvo fue el anillo que Lambo usaba, el regalo que confundían con una argolla de matrimonio. Se la colocó intentando interpretarlo como una muestra de fe que el propio Lambo le dejó… el temor de que algo pasara en su casa la obligaba a volver de inmediato. Intentó llamar de nuevo a Lampo, ese número desconocido jamás contestó, era obvio y aun así siguió intentándolo… llegó al punto de tener su celular en mano la mayoría del tiempo

 

Empezaba el séptimo día y su fe se desmoronaba pues Reborn no tenía pistas claras, maldito sea el antiguo sensei, pensó que él sería quien trajera a Lambo en un par de días, pero solo era un inútil más. Cada que alguien tocaba la puerta ocasionaba la tensión en la casa, que terminaba cuando por la mirilla los vecinos eran reconocidos, chismosos de mierda que venían a saber más sobre el robo y secuestro de hace días. I-pin quería mandarlos al demonio, sacarlos a patadas para que no estorbaran, gritarles que eran unos metiches y que buscaran un nuevo entretenimiento para pasar el tiempo… pero se controlaba, no podía ser grosera, no podía llamar la atención. Sonreía débilmente a cada persona que venía de visita, platicó y desahogó su frustración con el jefe de Lambo, con Basil quien venía casi a diario para platicar, con Colonello que era casi de la familia.

 

Al decimosegundo día se cansó, si nadie le daba los resultados que quería, ella misma se pondría en acción, aunque no le gustase nada lo que estaba a punto de hacer, dio un largo suspiro y se decidió. Al final pactó la cita con su hermano para dentro de dos días, era lo máximo que estaba dispuesta a esperar, pues dos semanas enteras era una eternidad para ella… no había hablado con su hermano desde que sus padres la echaron… aun sentía las lágrimas agolparse en sus ojos cuando recordaba cómo sus padres murieron en un accidente de tránsito. Eso sucedió cuando Fon cumplió los seis meses, no pudo asistir a la ceremonia porque simplemente ella ya no era parte de la familia… esa era la regla de sus padres. Aún se preguntaba si su madre la hubiese, al menos, absuelto para asistir a ese entierro, pero todo fue tan repentino, perdió a ambos padres y nadie logró absolverla, pues en el luto no había quien tomara la cabeza de la familia… era muy duro de sobrellevar… solo esperaba que su onii-sama fuera más accesible de lo que fue su padre en vida.

Se llevaban bien cuando ella y sus hermanos eran jóvenes, era muy unida a su familia a pesar de que nunca la tomaron en cuenta para los negocios. La apartaron de eso, solo por dos simples cosas que su padre detestaba de ella,  “eres mujer y aparte tienes el corazón demasiado blando como para sobrellevar los negocios de la familia”. Aun le dolían las palabras de su padre, las mismas que escuchaba desde que tenía seis… y a pesar de todo, ella siempre luchó por no dejarse llevar por la recriminación de su propia sangre, además, I-pin era quien fingía debilidad para no cargar con un peso que no deseaba sobre sus hombros, incluso si eso significaba el odio de su oto-sama. Su progenitor murió sin saber la verdad, ella fingió la mayor parte de su vida, muy pocos conocían su verdadera naturaleza. No se arrepentía de nada, pues obtuvo la vida tranquila, sin presiones y sin obligaciones  que deseaba, la mirada decepcionada de su padre era un pequeño pago por ser libre

Sufrió mucho por algunos años, las frases despectivas que escuchaban afectaban a su frágil corazón, a su mentalidad infantil, pero ella decidió eso y tomaría las consecuencias con calma.  Incluso se vio obligada a vivir sola en un departamento lejos de sus padres, doloroso destierro escusado con un simple, “estarás más cerca de la universidad”. En ocasiones como esa, sentía un odio enorme hacia su padre y una decepción enorme por su madre, que siempre se quedaba callada, guardándose el dolor de verse separada de su única hija, pero al final todo pasaba. Cuando conoció a Lambo fue el mejor día de su vida, aun lo recordaba bien… como si fuera ayer, excepto que fue un momento ridículo…

 

 

 

Flashback

 

 

 

 

Era un día cálido, ella había salido de casa huyendo del sermón de su padre, quien vino de visita por unos días. No aguantaba las críticas porque de nuevo no cumplía con las notas perfectas que esperaban de ella… suspiraba cansada mientras se columpiaba, todo sería una dulce escena de manga shonen en donde dos niños se enamoran… lo sería, pero…

 

-oye… oye… ¿me escuchas?... probando, probando… uno, dos, tres – I-pin estaba comenzando a enfadarse por la insistencia de esa persona, la cual no dejaba de palmear su cabeza… ¡lo iba a mandar al demonio!

-¿acaso no sabes leer la atmosfera? – le gruñó al niño que estaba junto a ella – vete de aquí, idiota

-sabía que eras tú – la risita de aquel niño llamó la atención de la pelinegra, quien levantando la mirada y dispuesta a mandarlo al infierno frunció su ceño y…

-¿acaso quieres que te golpee? – mostró su puño sin miedo alguno, era más alta que aquel mocoso, a sus doce años ya tenía esa manía de ponerse grosera cuando se enfadaba

-claro que no – sonreía con dulzura mientras extendía su mano y golpeaba la frente de la chica, una palmada fuerte que descolocó a I-pin

-¿qué haces, idiota?

-sueles fingir que eres débil pero… no lo eres en absoluto – la sonrisa del niño pelinegro era amplia y sincera

-¡tú qué sabes!

-sé que no te gusta ser mala… lo siento, pero el otro día escuché como tu padre te regañaba por no ser lo suficientemente fuerte – colocó sus manos al frente como escudo cuando vio a I-pin acercarse de forma agresiva

-¿acaso me espías?… ¿eres una vieja chismosa o qué? – veía el leve temor en la mirada verdosa, le estaba dando gracia verlo así

-eres más fuerte que yo – se reía ignorando la molestia de I-pin – te vi golpear las mesas cuando te enfadaste, sueles quedarte después de clase y murmuras maldiciones mientras golpeas el saco de box con fuerza

-¿acaso estás enamorado de mí y me espías? – sonrió con burla tratando de ocultar la vergüenza que le daba que alguien la hubiese visto

-para nada… pero eres muy escandalosa, yo solo hago mis vueltas por la escuela hasta que mi hermano llegue a recogerme para ir a los videojuegos – se rascó la mejilla mostrando desinterés  

-¿escandalosa? – ahora si estaba levemente sonrojada, no pensó que su furia atrajera a curiosos

-no soy débil, pero tampoco quiero ser un ser sin corazón como tú, papá… no quiero seguir con el negocio… no quiero ser rechazada por ser mujer… no quiero que me compares con onii-sama… no quiero que me compares con onii-san… no quiero, no quiero – el niño repetía todo fingiendo ser la chica que ahora estaba completamente roja – en verdad eres escandalosa

-… -  no dijo nada al darse cuenta que alguien la escuchaba quejarse… siempre pensó que lo hacía en soledad – ¿y qué quieres ahora?

-supongo que quiero ser tu amigo… así me defiendes – soltó una risita divertida al ver a I-pin confundida por sus palabras

-¿hablas en serio?

-por supuesto que no… soy un hombre y me defiendo solo – se recompuso al ver que al fin lograba hacerla sonreír levemente

-¿entonces qué quieres? –por alguna razón esa risa era contagiosa

-nada… solo hacerte compañía, debe ser duro desahogarte sola… puedes usarme como tu confesionario

-¿por qué diablos me dices eso?… ¿acaso quieres que te use como pañuelo de lágrimas?

-si quieres hazlo… no tengo problema alguno y me sobra tiempo

-¿por qué? – ahora si no entendía nada, ese niño pelinegro y de ojos vivaces le estaba ofreciendo cosas extrañas

-porque me duele ver que tu mirada siempre está llena de tristeza, la tristeza no es buena… te volverás vieja pronto – hizo una pose dramática observando con el rabillo del ojo la molestia en la niña en frente suyo

-idiota – hizo un leve mohín  

-soy Lambo y seré tu pañuelo de lágrimas – se presentó haciendo una reverencia un poco exagerada

-soy I-pin… y eres un idiota – ahora era ella quien se reía al ver el ceño fruncido de Lambo

-y tú… eres una señorita con una boca sucia cuando se enfada – le apuntó con el dedo acusatoriamente, levantando su voz

-y tú… un doncel que dice cosas sin sentido – imitó al otro, fingiendo estar enfadada pero a ambos les ganaba la risa al ver tan escena ridícula

-oye… dije que soy un hombre – reclamó cuando ya logró dejar de reírse a carcajadas

-a mí no me engañas, además ayudé al profesor con sus archivos, eres doncel – se limpió las lagrimillas mientras se acomodaba la larga falda que usaba ese día

-pero no lo divulgues, no quiero ser tratado como una niña

-yo tampoco – frunció su ceño

-pero eres una

-y a ti deberían enseñarte a comportarte como una… eres doncel después de todo – bueno al menos su padre decía eso “las niñas y los donceles deben ser delicados y educados”

-ni loco – sonreía divertido – hagamos un trato

-¿qué trato?

-yo actuaré como un niño y tu como una niña

-no quiero ser delicada y…

-¿quién dijo que una niña debe ser delicada? – la interrumpió de inmediato

-el mismo idiota que dijo que un doncel debe ser tratado como una niña – estaba hablando sobre su padre pero seguramente nadie la entendería

-ya ves… pensamos igual, tu solo maldice, llora, golpea, no sé qué te guste hacer… pero hazlo y yo… pues, yo seré yo – esbozó una enorme sonrisa e I-pin se vio contagiada

-trato

-genial… ¿quieres una hamburguesa?

-solo si es con soda – empezaron a alejarse de aquel parque a paso lento

-¿y eructas? – bromeó Lambo mientras la niña lo golpeaba en el brazo

-iugh que asco – hizo una mueca de desagrado mientras sonreía al ver que Lambo se retorcía de dolor

-lo supuse jajaja – se sobaba la zona afectada mientras observaba la sonrisa de la chica – por cierto… golpeas como un niño, deberías unirte a algún club en donde puedas pelear y desquitar tus frustraciones

-lo pensaré…

-tomaré eso como un… empújame a la sala del club y sale corriendo dejándome sola con los senpais – Lambo se reía sonoramente al ver el enfado en I-pin

-no te atrevas

 

 

 

Fin del Flashback

 

 

 

 

I-pin estalló en risas al recordar todo, fue una extraña forma de conocerse, y eso a pesar de que eran compañeros de salón, pero jamás se dirigieron la palabra. Tantos años pasaron desde ese día y aún podía reírse con eso… desde ese instante ambos fueron ellos mismos, forjaron una amistad tan grande que… superó barreras, se volvieron familia, cómplices y padres… ¿hicieron algo malo acaso?

Ahora veía tan lejos sus días de segundaria y preparatoria, en donde reían mientras veían una comedia y se atoraban debido a las palomitas que se metían a la boca. Se peleaban muchas veces, terminaban riéndose mientras comían un pastel de chocolate. Lambo iba a todos los torneos de karate que I-pin participaba, I-pin iba a todos los conciertos que Lambo adoraba, iban juntos a los festivales de invierno y terminaban recostados en la nieve. Hicieron pijamadas en donde terminaban aterrados por una película de miedo. Lloraron juntos cuando las cosas se pusieron difíciles, se contaron secretos, se cubrieron muchas travesuras, malas notas, equivocaciones, situaciones vergonzosas… ¿Qué fue lo hicieron mal? Insistiría siempre… ¿Qué fue lo que hicieron mal?

 

Ese par de días se la pasó en casa, dejó el trabajo de búsqueda autómata, pues sabía a la perfección que fuese lo que fuese que su hermano dijera, ella ya no podía estar tranquila. I-pin  necesitaba buscar a Lambo, buscar a su amigo, lograr hallarlo en buen estado, incluso si eso significaba perder lo que tanto lucharon por conservar… su libertad. Era una mañana de sábado, de nuevo recibía la noticia de siempre “no hay nada” escuchaba la frustración de Reborn, quien sufría al igual que ella, pero ya no le importaba, era el gran día. Vistió a sus dos pequeños y se despidió de sus padres con una sonrisa, saldrían al parque mientras los ancianos iban a la estación de policía a ver si la pista que esos inútiles tenían, era verdadera… I-pin ya no confiaba en nadie, mucho menos en la policía. Permaneció callada mientras viajaba en el tren con Fon dormido en sus brazos y con Fuuta quien se entretenía con un libro de ilustraciones, el cual era un regalo de Lambo. Era un camino largo, le tomaría unas horas pero era necesario, caminaron unos minutos por las calles del lugar hasta que llegó a esa casa enorme al estilo japonés antiguo, se quedó en la puerta sin saber cómo presentarse… ¿qué hacer?

 

-oka-chan… ¿en dónde estamos? – Fuuta miraba todo con curiosidad, I-pin lo tomaba de la mano sonriéndole para reconfortarlo

-visitaremos a alguien, pero primero debemos ver si esa persona está en casa – se arrodilló en frente de sus dos pequeños quienes parados esperaban respuestas, acarició ambos rostros infantiles con amor

-¿es tu amigo?… ¿sabe algo de oto-chan? – I-pin les había dicho que Lambo se había ido de viaje como la otra vez, pero que allá no podía usar teléfonos… que debían esperar pues estaba lejos, pero que volvería con regalos  

-se lo preguntaré… no te preocupes

-ojalá sepa algo

-to-chan… to-chan – murmuraba Fon quien se abrazaba a su madre sonriendo – el vene

-señorita I-pin – de pronto una mujer de largos cabellos rubios se mostró con una sonrisa – hace años que no la veía en la casa principal – era ya muy madura, tenía un par de arrugas adornando sus ojos, una de las sirvientas más fieles

-vengo a hablar con mi hermano – se levantó tomando las manos de sus dos pequeños, sonrió con dulzura como saludo

-lo sé, venga con nosotros… informaré al señor acerca de su llegada – al ingresar fue reverenciada, I-pin conocía a los más viejos pues se crio con ellos, al menos en sus primeros años, y los visitaba cuando empezó la escuela en otra ciudad… era claro que su padre intentó alejarla de la familia mandándola lejos de la casa principal. Esos años de soledad en un departamento grande no eran gratos recuerdos, al menos sus hermanos la visitaban de vez en cuando y tenía a Lambo también

-oka-chan… ¿quiénes son estas personas? – Fuuta observaba con curiosidad mientras caminaban por los pasillos, el patio rodeando la casa estaba bien cuidado, lleno de flores y tenía un par de estanques con peces carpa – ¡mira esos pececitos!

-peces… peces – Fon agitaba sus manos para que lo bajaran pero

-no puedo dejarlos, lo lamento – se disculpaba I-pin – es una casa ajena y no podemos ir por donde nos plazca – explicaba a sus hijos que la miraban con atención – por favor deben portarse bien

-si… lo haremos oka-chan ¿verdad Fon? – ambos pequeños sonreían y la pelinegra daba gracias al cielo por darle dos pequeños tan lindos y obedientes

-señorita, puede dejar a los niños conmigo – la rubia volvía seguida de otras dos mujeres jóvenes que la reverenciaron – jugaremos con los pequeños mientras usted habla con su hermano

-muchas gracias Mao… cuídalos bien

-por supuesto, llevan la sangre de la familia después de todo – esa mujer sonreía ampliamente, ni siquiera mencionó que solo uno de los pequeños llevaba la sangre de la familia, por eso I-pin la quería mucho, Mao era discreta y cariñosa… una nana muy especial

-gracias y no te preocupes… sé dónde es la habitación, todavía la recuerdo

-mucha suerte señorita – la pelinegra se despidió de sus hijos, diciéndoles que se comportaran y obedecieran a Mao

 

I-pin transitó por los pasillos con calma, sabía que el ruido de sus pasos hacia eco, y no quería molestar la paz de su hermano mayor. Reconoció el sello de la familia en varios de los jarrones, era extrañamente nostálgico, aún recordaba cuando exploraba toda la casa, incluso debajo de ella, llenándose de tierra y al final siendo regañada por su madre. Localizó la puerta y se arrodilló como era costumbre para anunciarse

 

-estoy en casa… onii-sama – colocó sus manos en el suelo, haciendo una leve reverencia que a través del fusuma se veía claramente

-pasa y siéntate – I-pin deslizó aquella puerta de madera y papel con sumo cuidado, levantándose para dar los pocos pasos e ingresar, luego volvió a arrodillarse y con un fino movimiento de sus manos volvió a cerrar el fusuma. Respiró profundamente para no olvidar nada acerca de la forma correcta de ingresar a la habitación, agachó su mirada hasta colocarse en frente de la mesita que contenía la taza de té que consumía su hermano mayor, hizo una reverencia colocando sus dedos sobre el tatami, todo de la misma forma que en su niñez le enseñaron, típica forma japonesa de tratar a los hombres cabeza de familia – trátame como a un igual, soy tu hermano

-usted es la cabeza de familia… y yo solo soy una rechazada – vio la palma de la mano acercarse y obligándola a levantar la mirada… los ojos de su hermano encontraron los suyos, hace mucho que no hablaban

-sé que no te gustan estas tradiciones, así que deja todo el formalismo – exigió con voz autoritaria

-a usted tampoco le gusta, ¿no es verdad onii-sama?

-no, pero las uso con los ajenos a la familia – esa mirada azulada mostraba serenidad y un poco de cariño que I-pin agradecía – tu eres mi familia, puedes tratarme como desees

-pero siempre con respeto onii-sama – sonrió de forma dulce, era su querido hermano mayor

-me alegra verte – aunque las palabras fueron frías I-pin las entendió… era un “me alegra tenerte de vuelta hermanita” sus hermanos siempre fueron malos expresándose – ¿a qué has venido?

-a pedir ayuda – siempre directo al punto, sin rodeos ni cosas como una reconciliación entre familiares

-¿por qué te la daría?

-porque suplicaré por ella – tragaría su orgullo, su dignidad, se tragaría todo con tal de obtener lo que deseaba

-entonces te la negaré… ¿cuantas veces te dije que suplicar no está a acorde a nuestro linaje? – su voz denotaba molestia

-estoy desesperada

-demuestra tu valía entonces

-he venido hasta aquí y…

-con la cabeza abajo – gruñó molesto al ver que su hermana volvía a agachar su cabeza

-llena de tristeza por ciertas decisiones, pero sin nada que reprocharle a la vida porque he vivido mi vida como quise – volvió a ver a su hermano, no debía bajar su frente, no debía mostrarse débil, estaba consciente de que a su hermano no le agradaba aquello

-y erraste, ahora cargas con un hijo que no te pertenece y uno que hereda la sangre de un bastardo

-¡son mis hijos! – se mordió el labio para calmarse – no permito que les hables de esa forma… son mis hijos y nada mas

-¿pelearás conmigo?

-si es para defender a mi familia, lo haré – frunció su ceño al ver la nula expresión de su hermano… había veces en que no sabía que pasaba por aquella mente

-entonces ponte en guardia – el rubio de ojos azules se levantó y procedió a salir al patio cercano, lejos del espacio en donde los más pequeños se encontraban jugando. I-pin lo siguió con decisión – no seré considerado solo porque seas mi hermana

-y yo no me contendré sólo porque soy una chica – se colocó en pose de pelea, el karate aprendido no se olvidaba así de fácil, tal vez no tenía la misma fuerza pero podía dar pelea. Su hermano estaba de pie esperando y eso era una clara muestra de superioridad. I-pin odiaba esa pose de su hermano, se sentía tan indefensa ante él… sin pensarlo mucho se acercó con rapidez, lanzó el primer puño, con agilidad giró una vuelta completa hasta proporcionar una patada directa al rostro de su hermano, daba gracias al cielo que llevaba un short debajo del largo vestido que usaba. Ambos golpes fueron detenidos por el rubio, quien con calma absoluta, procedía a responder con un par de golpes similares. I-pin quería gritarle que le molestaba la calma en su rostro, pero se contuvo, debía dar pelea, lo sabía, pero era malditamente difícil cuando su cuerpo estaba entumecido por falta de práctica

 

Patadas, puños, usaba su cuerpo como arma mortal, ni siquiera recordaba los nombres de cada ataque, solo sabía que eran un dolor de cabeza porque memorizarlos era una prueba difícil. Su hermano se defendía con maestría, a la vez que la atacaba con suavidad para no dañarla… ¿hace cuánto no practicaba con su hermano? No recordaba puesto que siempre tenía miedo de salir lastimada. Sus hermanos eran hombre fuertes, o tal vez le daba miedo golpearlos sin medir fuerza y herirlos, era tan contradictorio y por esa razón su padre la regañaba… miedosa, eso era, pero había algo que la hacía perder el control de sus pensamientos… la ira, se concentró en eso, la ira… la ira por Lambo al dejarla sola, la ira por Lampo que la engañó, la ira por su padre al echarla y no permitirle acercarse a casa, la ira por su madre porque no la defendió… la ira por sus actuales padres, quienes le mentían, la ira porque… EL IDIOTA DE REBORN NO ENCONTRABA A LAMBO. Cegada por la sed de venganza se abalanzó contra su hermano, cambiando su golpe de karate por un gancho que logró rozar en la quijada del mayor y hacerlo tambalear. I-pin pateó las costillas de su hermano mayor y finalizó con un golpe directo al rostro que detuvo justo a milímetros de su onii-sama, tembló instintivamente al ver la mirada azulada posada sobre sí… era aterrador

 

-jamás pensé que fueras débil – sonrió levemente apartando el puño de su hermana y acariciando la cabeza para calmarla

-yo siempre fui miedosa – sus lágrimas se agolparon en sus ojos, pues tenía en frente a su hermano mayor que ahora acariciaba sus cabellos con delicadeza – lo siento

-eres fuerte – dejó a su hermana parada allí, y él se adentró a la habitación en la que estaba con anterioridad – no necesitas mi ayuda

-onii-sama… por favor – derramó sus lágrimas al ver que le negaban la ayuda, apretó sus puños pues la vida era cruel, su hermano era cruel, su otro hermano era más cruel… ella misma se buscó ese problema y… – ya basta… ya basta – susurró alterada

-vete – bebió su té con tranquilidad, mientras con el rabillo del ojo observaba  a su hermana llorar y temblar

-¡basta! – apretó los puños con fuerza sintiendo su sangre hervir, necesitaba ayuda, la necesitaba con urgencia, y el maldito… ¡el maldito se la negaba! – ¡NECESITO TU MALDITA AYUDA! – gruñó mientras a pasos firmes corría hasta estar al frente de su hermano, lanzó a un lado la mesita de madera fina – ¡me arrebataron algo importante y necesito tu maldita ayuda!

-recupéralo sola – no se inmutó por aquel comportamiento indigno de una señorita

-¡DEJA DE JODER! – ya perdió el control de sí misma, tomó la taza que su hermano tenía entre sus manos y la arrojó al patio – dame la maldita ayuda que requiero

-¿qué gano yo?

-¿qué quieres?… ¡DIME QUE RAYOS QUIERES! – ya estaba fuera de sus cabales, controlándose mínimamente por no saltar encima de su hermano y zarandearlo

-toma el rol que abandonaste… los negocios familiares

-… - se quedó callada observando la seriedad de su hermano… durante años huyó de ese deber, por eso fingió ser débil... no quería… pero – por Lambo… solo por él – susurró para sí misma

-¿entonces?

-acepto – dijo con firmeza mirando directamente a los ojos de su hermano mayor… azul y negro se encontraron, ninguno dudaba – dame la maldita ayuda que necesito para encontrar a Lambo y… tomaré los negocios del clan Inagakai – respiraba agitada pero estaba desesperada, ansiosa, triste, preocupada, tenía miedo y…

-siempre supiste que jamás podrías huir de tu linaje – acarició la mejilla de su hermana con delicadeza – un yakuza siempre será un Yakuza, la sangre es la sangre… así ha sido siempre y jamás cambiará

-ya dije que tomaré el negocio… ¡tomaré el maldito negocio familiar!… pero dame los hombres necesarios – dejó que le demostraran cariño porque necesitaba sentir que al menos tendría el apoyo para seguir, huyó de su linaje Yakuza por años, intentó borrar el mínimo rastro de lazos sanguíneos que tenía… pero ahora se daba cuenta que era solo una pérdida de tiempo

-toma el norte, te daré los detalles lo más pronto posible… serás mi mano izquierda I-pin – su hermano mayor le brindó una pequeña sonrisa sincera. I-pin se terminó de derrumbar pues ahora volvía al infierno del cual intentó escapar, tenía que admitir su origen… tenía que ser la tercera heredera de los Inagakai… tenía que incumplir la promesa que le hizo a Lambo, tendría que volver a ponerse los grilletes… o mejor dicho, debía obligarse a abrir sus ojos y ver aquellas cadenas que la ataban, aquellas que jamás desaparecieron… aquellas que fingió no ver por años

-si… Alaude onii-sama – su mirada perdió brillo mientras terminaba de aceptar el trato. Su mirada cambió de una dulce a una llena de ira, llena de rencor, llena de emociones negativas pero… Lambo y Tsuna lo valían, los traería de regreso con sus propias manos, con su propio poder

-entonces dime… ¿qué es lo que sabes? – ambos hermanos se giraron a ver al recién llegado que con un aura oscura se presentaba detrás del fusuma, la misma que se rasgó debido a la fuerza utilizada para deslizarla

-es un gusto verte onii-san – I-pin sonrió al ver a aquel hombre imponente en la entrada, fingió estar sorprendida aunque ya sabía que algo pasaría… después de todo Lambo no era el único secuestrado

-habla I-pin… ¿Qué es lo que sabes? – gruñó con molestia ingresando hasta pararse a unos cuantos pasos de sus hermanos

-sé que eres un idiota que no protegió a su amorcito – ya no sería la niña buena, si ya se iba a embarrar con ese mundo asqueroso, lo haría bien… empezaría por poner su puesto en evidencia, sin piedad… sin dolor… sin miedo

-no le hables así  a tu hermano mayor – exigió Alaude, aunque era divertido ver el ceño fruncido de su azabache hermanito – dile Kyoya-nii como siempre lo has hecho

-deja de bromear y habla de una vez… caso contrario… te morderé hasta la muerte – mostró la tonfa que siempre llevaba consigo, su mirada amenazadora siempre lograba hacer temblar a I-pin pero… en esta ocasión era diferente… ella no era la misma niña tierna que lograba hacerlo sonreír de vez en cuando

-¿tocarás a tu recientemente integrada hermanita?... Que cruel – se levantó alejándose del lugar, pero claro, Kyoya la obligó a girarse y enfrentarlo… ahora se sentía un igual con sus hermanos… tal vez solo le faltaba resignarse a su destino para ganar el valor que creía inexistente en su cuerpo

-habla I-pin, no estoy para juegos – gruñó apretando el brazo de su hermana

-Tsuna y Lambo fueron secuestrados juntos… y si los secuestradores llegaron a soltar la puta lengua… pueda que Tsuna te odie por el resto de tu asquerosa vida – quitó la mano de su hermano mayor con desprecio… ellos querían hacer salir ese lado maldito que ocultó por años y que solo Lambo conoció en totalidad… entonces que se aguanten porque no había retorno… adiós a la miedosa que trataba de negar su linaje, adiós a la dulce hermana que les daba el cariño que les faltaba… hola a la yakuza cruel y sin remordimientos

-I-pin… ¿qué es lo que sabes? – gruñó Kyoya dejando la sorpresa para otro momento… ahora lo importante era Tsuna

-calma Kyoya… I-pin, necesito información para tomar las medidas adecuadas – ahora era Alaude quien hablaba, sorprendido por el cambio repentino de I-pin… siempre supo que ella era digna sucesora, fría, calculadora pero… ¿fue tan duro lo que pasó como para que cambiara así… tan drásticamente? ¿Hizo mal en traerla de vuelta a la familia? ¿Hizo mal en obligarla a volver para protegerla?... ¿En verdad necesitaba que la protegieran?

-solo sé que… – miró fijamente a sus hermanos mayores, par de imbéciles que amaba incluso más de lo que amó a sus padres… pero ahora solo estaba enfadada y se iba a desquitar. Se iba a mostrar tal cual era, le iba a demostrar a Alaude que fue pésima idea obligarla a volver a la familia con la excusa de darle la ayuda que necesitaba, se puso seria antes de seguir y enfrentar a Kyoya – fuiste el estúpido que dejó que secuestraran a la persona que más amaba Giotto… no solo sufres tú, sino que Alaude-niisama está roto también – al parecer las expresiones de la familia eran hereditarias, todos con el ceño fruncido. La viva imagen del padre y madre reflejada en los tres herederos

-has huido de la familia por muchos años, no me vengas con eso ahora – protestó Kyoya – ahora tratas de verte valiente cuando te has dejado dominar por el miedo durante años… huiste como un herbívoro ante el cazador

-pero volví y no me pienso callar como antes… Alaude-niisama prometió cuidar de Tsuna, por eso lo marcó – miró al rubio con furia – eso fue lo más estúpido que pudiste haber hecho

-¿cómo lo sabes? – Alaude miraba  a su hermana llena de furia, pocas personas sabían sobre la marca de Tsuna

-Tsuna me mostró su marca… era más que obvio – se relajó sonriendo con superioridad

-se supone que era una protección, nadie lo tocaría si saben que los Inagakai lo resguardan – Kyoya lo miró con furia pues…

-jajaja – I-pin empezó a reírse sonoramente mientras veía la ira en su segundo hermano – ¿acaso crees en esa mierda? – miró a Kyoya quien estaba tan indignado como ella – por esa puta marca, a Tsuna lo han perseguido durante mucho tiempo, no tienes idea del sufrimiento que le trajo esa flor de loto en su espalda

-jamás te perdonaré por eso – gruñó Kyoya apretando las tonfas entre sus manos – fuiste un idiota, Alaude

-un mal cálculo – pues ni el propio Alaude pensó que al final se filtrara información, se la puso a Tsuna para protegerlo y terminó haciendo todo lo contrario. El único que sabía de aquella marca era el que la hizo, tuvo que deshacerse del que delató ese hecho, una traición de ese tipo no se perdonaba. Al final tuvo que poner a Kyoya a vigilar a Tsuna y lo que pasó después… fue predecible. Seguramente Giotto lo odiaría cuando se entere de todo… por una parte era mejor si seguía dormido y por otra… era su tortura personal

-y tú… – luego I-pin se centró en Kyoya – y tu Kyoya-nii… ¿qué se siente haberte enamorado del tesoro más preciado? ¿De la persona que querías cuidar de lejos? … ¿qué se siente ser tan idiota como para  enamorarlo y poseerlo a base de mentiras?... ¿qué se siente ser tan imbécil como para no decirle la verdad y traerlo aquí para tenerlo seguro?... dime, ¡¿cómo es el miedo de vivir en la mentira, esperando que la persona que amas llegue a odiarte desde lo más profundo de su ser, solo porque jamás tuviste el valor de decirle la verdad?!

-¡cállate! – gruñó pero en el fondo sabía que  I-pin decía la realidad – tu pudiste decirle también

-pensé que habría una pequeña posibilidad de que no fuera la misma persona, el apellido Hibari circula por la ciudad sin limitaciones… y Kyoya es un lindo nombre… estúpido

-es tu culpa también

-no cabe duda que los Hibari somos unos idiotas, siempre cometiendo errores por amor… todos sufriendo por eso – suspiró resignada mientras se limpiaba el par de lágrimas que se le escaparon, acomodó su cabello y volvió a mirar a los presentes

-¿qué harás? – añadió Alaude al ver a su hermana menor llena de ira y resentimiento ¿ellos crearon eso?

-recuperar a Lambo y a Tsuna, con o sin su ayuda… envolverme en esta mierda con tal de traerlos de regreso

-¿y por qué piensas que Lambo no te odiará también? – Kyoya ya estaba harto de todo, llevaba una semana sin noticias de SU Tsuna

-porque yo fui sincera, ellos saben que yo tengo sangre Yakuza… y a pesar de eso… ellos me aceptaron – sonrió con burla al ver la mirada sorprendida de Kyoya y Alaude, par de idiotas

-ya no salgas de esta casa – ordenó Alaude

-me instalaré con MIS hijos en mi antigua habitación, más te vale asignarme mi equipo de trabajo a más tardar mañana…  y manda a dos personas a traer nuestras cosas de casa de los Bovino – se asqueó al recordar muchas cosas malas acerca de ese apellido, tan pronto localizara a Lampo lo iba a obligar a firmar los papeles de divorcio… volvería a ser una Hibari para retomar su puesto – tu dime si me instalo aquí o me mandas a la mansión en el norte – estaba dispuesta a irse, cruzó el fusuma y…

-te daré dos amas de llaves para que te ayuden -

-como quieras… solo… – se giró hacia sus hermanos una última vez – dejen que haga las cosas a mi manera

-compartirás información conmigo – exigió el azabache

-Kyoya-niisan… sabes que no soy tan cruel… solo espera que se me pase el enfado y soltaré la lengua – sonrió falsamente antes de desaparecer de la habitación… ya todo estaba hecho y dicho

 

Tanto tiempo luchando contra sus orígenes para terminar volviendo a caer en el abismo… sus hermanos, sus malditos hermanos, los amaba pero los odiaba por ser tan idiotas. Cuando llegó con sus hijos todos sus problemas se fueron… solo bastó con verlos para sentirse la más afortunada del planeta. Los tomó en brazos mientras les decía que en la merienda iban a conocer a sus tíos, los dos pequeños se emocionaron al enterarse de la noticia… eso iba a ser interesante ¿Cómo reaccionarían Alaude y Kyoya con un par de niños vivaces y alegres?

 

-en verdad el más pequeño tiene la sangre de los Hibari – sonreía Mao observando al calmado Fon que metía las manos en el estanque de carpas, mientras Fuuta lo agarra de la ropita para cuidar que no cayera – son idénticos

-se parece mucho a papá… pero Fuuta es mi hijo también, recuérdalo siempre – le dirigió una mirada de advertencia a Mao, quien un poco impresionada solo asintió con una sonrisa

-si I-pin-sama

-por favor prepara mi cuarto, los niños dormirán conmigo – ordenó como jamás lo hizo… ahora se sentía poderosa, debía actuar como una buena líder

-si mi señora… y bienvenida a casa

 

 

Primero les explicó a Fon y Fuuta que desde ese momento vivirían allí, que sus cosas llegarían después y que sus abuelos no vendrían porque ellos ya tenían una casa. Les dijo que ella buscaría a Lambo y que ahora podían jugar en ese hermosos jardín, los pequeños se pusieron contentos, una inocencia tal que se contagiaba, incluso Mao estaba encantada con ellos. Luego vino lo difícil, hablar con sus padres e informarles de su decisión “volveré con mis hermanos, no se preocupen les enviaré dinero para que se mantengan… lo siento pero no regresaremos hasta que Lambo aparezca de nuevo”. Sus padres, los Bovino, la cuidaron con esmero, lo menos que podía hacer era avisarles, pero ya no podía hacer más, lo demás dependería de ellos. Cuando le avisaron que su cuarto estaba listo se llevó a sus pequeños con ella, se encerró allí unas horas, mentalizándose que sería su nuevo hogar, mostrándoles las nuevas reglas a sus hijos pues aunque no le gustara había normas que seguir. Solo confiaba en que el estrés no la llevara a un colapso, después de todo manejar una familia Yakuza no era fácil

Les llevaron algo de comer a la habitación pues I-pin solo llegaría a la hora de la merienda. También le trajeron ropa para ella y sus hijos, todo cortesía de Alaude, que buen gusto tenía, aunque todo era yukatas, kimonos y uno que otro vestido formal para fiestas. Definitivamente tendría que salir de compras pronto, apenas tuviera acceso a su propia cuenta bancaria y su tarjeta de crédito, ya arreglaría eso. Cuando estaba con sus hijos se sentía completamente libre, capaz de sonreír, de sentir cariño, pero en cuanto tuvo que salir hacia el comedor… de nuevo la tensión se apoderó de ella, tomó las manos de sus hijos, caminó despacio, ingresó con normalidad y en cuanto vio a sus hermanos su mirada endureció, todavía estaba enfadada, le costaría un poco de trabajo volver a mirarlos con el cariño de antes

 

 

-Buenas noches – fue Fuuta quien al ver a los otros dos hombres mayores saludó, dando una leve reverencia que Fon imitó

-Bona noches – siempre repetía lo que su hermano mayor hacía, miraba a los hombres allí sentados y ladeó la cabeza un poco

-Alaude-niisama, Kyoya-niisan… estos son Fuuta y Fon – sus hermanos analizaban a los niños, ella se arrodilló junto a sus pequeños para explicarles la situación – mis niños… ellos son sus tíos

-¿ambos? – sonrió Fuuta mientras espiaba a los hombres serios que se mantenían en silencio, sostenía la falda de su madre mientras lo hacía

-tíos… familia nustra – balbuceaba Fon riéndose al sentir como su madre apretaba sus mejillas

-si… nuestra familia – juntó su frente con la de Fuuta y le sonrió – ellos nos protegerán de los hombres malos, ya no hay nada que temer y las pesadillas se acabarán

-si – sonrió Fuuta mientras tomaba la mano de su hermano menor y con cautela se acercaba a Kyoya – ¡hola!… tu cabello es como el de oka-chan – el mencionado solo los miró extrañado pues parecía que no les provocaba miedo – y como el de mi hermanito

-hmm… soy Kyoya Hibari – analizó al más pequeño quien con seriedad lo miraba, ese mocoso lo estaba escrutando. I-pin se estaba riendo en su respectivo asiento, en uno de los lados de la mesa, las empleadas también se enternecían con la escena – herbívoros enanos – I-pin casi se atora al ver que Fuuta fruncía el ceño

-no soy un animal – protestó haciendo un puchero y alejándose, pero el más pequeño lo detuvo

-está enojado… ¡no! – eso fue la gota que derramó el vaso, I-pin no aguantó la risa y con una carcajada terminó en el suelo… definitivamente amaba a su pequeño Fon

-Fon tiene razón… en la mesa no se tiene que estar enojado – ahora hasta Alaude sonreía divertido

-mocosos – Kyoya tenía ganas de…

-se feliz – dijo Fon con una sonrisa y le dejó a Kyoya un botoncito de color rosado, sabe Dios de dónde lo había sacado. Las sirvientas se aguantaron la ternura y siguieron calmadas

-Fuuta, Fon, por favor dejen a Kyoya-niisan en paz, deben sentarse… es hora de comer – I-pin sonreía con ternura mientras veía a sus hijos rodear la mesa por detrás de Alaude, quien con seriedad la miraba

-Alaude… ese es su nombre, ¿verdad? – Fuuta se quedó parado ante el rubio quien solo asintió en respuesta – usted tiene ojos bonitos

-cielo… como el cielo – Fon solo sonrió antes de caminar hacia su madre y lanzarse a sus brazos

-oka-chan dice que usted es su favorito… ella quiere más a Alaude-niisama… – I-pin se reía con Fon en brazos, olvidó decirle a Fuuta que era secreto, pero bueno, ya estaba allí así que no perdía nada, no podía detenerlo

-Fuuta ven, vamos a comer – cuando ya puso a sus hijos en los asientos correctos dirigió su mirada a los mayores – si les molesta comeré en otro horario… pero ellos no cambiarán su actitud… mis hijos son libres – les mandó una mirada fría y siguió con su rutina. Sonriendo a Fon mientras lo ayudaba con la comida que era difícil, verificando que Fuuta comiera sus verduras y por su puesto limpiándolos cuando algo se regaba por sus bocas… era una madre abnegada eso se notaba, era lo único que iba a conservar, además de su fiel amistad con Lambo y Tsuna

-comeremos juntos siempre, ya fue suficiente de la distancia entre hermanos – ordenó Alaude quien en calma proseguía con su comida

 

Allí se retomó el lazo familiar, un nudo nuevo para atar la cuerda rota que los unía… allí I-pin cambió, allí decidió una sola cosa… Lambo y Tsuna estarían bajo su cuidado, ella tomaría la responsabilidad por sus vidas… ella acabaría con aquellos que se atrevieron a tocar a sus amigos… ella iba a demostrar que con su corazón no se juega

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

¿Cómo estuvo?

Bueno dejé varias pistas por el camino, como para no estallar la bomba de un solo golpe, espero haberlo hecho bien porque sino... la verdad no sé como reaccionaron con este leve cambio de rumbo

 

Muchas gracias por sus reviews o por los mensajitos en face, jejeje el facebook a hecho que me entere de algunas lectoras anónimas que adoran este fic, ya saben que sus palabras son mi paga, me encanta cuando me dejan un review, ¿quién no ama los reviews? también me encanta cuando me mensajean por face y dicen que les gustó el capítulo, eso es algo que me llega al corazón, así siento que mi pequeño hobby rinde frutos jejeje... y ya me puse sentimental jajajjaaj

Dejemos el drama y digamos ¿me merezco review? ¿bueno o malo? ¿quieren que destruya a alguien en especial? ¿Cuando volveré a actualizar? (estoy jugando ya tengo un capi más que publicaré la siguiente semana) ¿esta loquilla esta fanficker? ¿les gusta como va la historia?

 

Sin más que decir, me despido~

bye bye~

besos~

*huye antes de que la maten*


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