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Anhelando la lejanía por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

 

Creo que deberia cambiar el resumen... pero no se me ocurre nada para reemplazarlo, ¿alguna idea que me compartan?

 

Holi~

ahora si de verdad XD. Bueno, me demoré un poco, lo siento, crisis depresiva y un bloqueo, pero supongo que salí adelante... en cierta cantidad aceptable

¡Pero ese no es el asunto!

DISFRUTEN DE LA LECTURA~~~~

 

*se escapa* 

 

Hace algunos años atrás… el plan fue…

 

 

El plan fue simple, Koyo e Irie formaban parte de los que ayudaban en la intervención contra los Tonakai. Estaban en el frente de batalla, pero ellos dos tenían otra jefa, eran fieles a I-pin, quien les encomendó estar alertas y sacar a los aliados de Lambo y Tsuna. Además de abrirles paso al par de donceles para que escapen, su tarea principal era despejar el camino y nada más. Con ello y con las indicaciones del aliado dentro de los Tonakai, se identificó a 10 personas, que como todos los demás fueron capturados para interrogatorios de los Inagakai, pero claro, entre tanto caos nadie se dio cuenta que estos diez y nada más que ellos, abarcaron una sola furgoneta separada de los demás. Después todo fue más fácil, llevaron a esos diez aliados momentáneos a una zona especial, en donde alguien más de la confianza de I-pin los llevó al lugar acordado, algo parecido ocurrió con la traidora, Hana. Y ese lugar era Hokkaido, prefectura de Kushiro en donde I-pin instaló sus bases conquistando a los Kurume para ella sola, todo en silencio. El territorio era suyo, en el norte, era perfecto pues tenía una zona costera ideal para negocios de pesca y de turismo, zona de tierra firme para sus negocios, todo estaba bien planeado para la llegada de Tsuna y Lambo.

 

 

-bien, ¿qué tenemos aquí? – ese fue el recibimiento de I-pin, quien se puso al frente de los diez supuestos aliados – antes de que Lambo venga a identificarlos, yo les haré unas preguntas – con serenidad, porte firme y sereno se paró en frente de los diez

-usted es… una Hibari – comentó una de las chicas

-parece que me conocen – la pelinegra miró a cada uno y ellos solo asintieron – eso facilita las cosas

-estamos aquí para ayudar a Tsuna-sama y a Lambo-sama – comentó uno de los pocos hombres

-pues me importa una mierda – sonrió al ver la confusión en todos ellos – ustedes eran Tonakai, así que para mí son una bola de gusanos a quienes quiero y debo… matar – les dijo con serenidad, y los vio tensarse

-pero señora, nosotros…

-¡silencio! Mientras nuestra señora no les dé permiso de hablar, ustedes se callan – gruñó Koyo quien los mantenía prisioneros, atados de manos y en una habitación sin entrada de luz natural

-gracias querido – I-pin sonrió con amabilidad para que Koyo se calmara – bien… interrogaré a cada uno de ustedes, preguntas básicas y si me dan aunque sea un poquito de desconfianza los mataré… así que supongo que… quien no debe nada, no debe temer a nada – miró a todos con la mayor seriedad y los vio retroceder

-bien, ¿quién quiere ser el primero? – sonreía uno de los subordinados parándose en frente del grupo. Una de las chicas salió adelante y con decisión siguió a I-pin pocos pasos atrás

-¿quieres preguntar algo? – I-pin miró a la muchacha y aunque temerosa ella asintió – habla – le dijo antes de hacerla entrar a un cuarto

-Lambo-sama… ¿él, está bien? ¿Está a salvo? – decía con timidez pero mirando a I-pin, sus manos temblaban y aun así se veía decidida a obtener una respuesta

-si – no sonrió, por el contrario, mantuvo su rostro sereno mientras ingresaba, alguna vez le dijeron que su actitud parecía amenazante. Se sentó en una de las sillas y le indicó a la muchacha que se sentara en la otra, separadas solo por una mesa sencilla… parecía un interrogatorio

-¿puede darle esto? – la chica estiró su mano con un frasquito – es algo que Lambo-sama tiró  mientras escapaba, creo que es su medicina, la guardé porque pensé que era importante

-yo me encargo – I-pin la miraba y la muchacha temblaba, pero con eso ya se había ganado un punto, pues el frasquito… era el veneno que Bianchi creó, si alguien lo hubiese encontrado, estaría en problemas pues era una evidencia importante

 

 

Al final del día I-pin junto con Ryohei y dos personas más interrogaron a cada persona individualmente, preguntas repetidas, miradas amenazadoras,  pequeñas torturas. El saldo final fueron 8 aprobados y dos no… Los ocho aprobados fueron seis mujeres y dos hombres que después pasaron a ver a Tsuna y luego a Lambo. Estos certificaron que eran sus aliados, las personas que los ayudaron a hacer su vida un poquito más llevadera dentro de ese infierno. En cuanto a los últimos dos hombres reprobados, debido a que soltaron algunas mentiras evidentes, se enredaron con sus historias y uno de ellos debido a la presión cayó en el interrogatorio. Su destino fue el mismo, desaparecer, aunque sonara cruel I-pin sabía que era necesario. Se les puso la marca de los Inagakai en el rostro, el mismo trato que con Ikuto y Yuriko, luego se lo dejó en medio de un territorio enemigo para que alguien más les diera muerte. En las noticias de la mañana ambos rechazados se hallaban como víctimas del crimen en la ciudad. I-pin se encargó de eso y solo ella y Koyo lo sabían, sus bocas estaban selladas… era hora de empezar a cargar con la negrura de ese mundo

 

 

 

Esos dos… mejor dicho, tres… o hasta cuatro

 

 

 

Hasta acostumbrarse y estabilizar sus emociones, todos se quedaron en aquella casita que compraron para huir, la misma que por casualidad estaba en la zona propiedad de I-pin, lejos de la costa pero en un pequeño pueblito en las fronteras con las otras prefecturas. A salvo de todo, se quedaron en esa casita con cuatro habitaciones, cocina, baño, sala, comedor y de un solo piso, con un patio lleno de rosales cultivados por la vecina del lugar, quien de esa forma les dio la bienvenida. Debían primero gatear antes de correr, para ellos significaba primero reunir recursos y luego tomar el control total de toda esa amplia prefectura. El territorio antiguamente era de los Kurume y ahora se sabía que tenía nuevos jefes… en este caso era I-pin, pero actuando desde las sombras por el momento. La cara la daba Irie, quien se presentó como mano derecha del nuevo líder de Kushiro. Pero tomar el control era difícil y aun así Irie tenía talento y mantuvo todo en orden. Mucho más que eso, fue que I-pin reunió una pequeña fortuna mientras estaba trabajando junto a sus hermanos, la misma en la que podía basarse para iniciar con sus planes de reconstrucción para esa zona artesanal

Un extra para todo el plan, eran las buenas amistades de Lambo, quien estudiaba antes para ser profesional en diseño gráfico, pero tomó clases hasta volverse especialista en programación de software. Eran solo bases de aquel tema, pero con cierta iniciativa dada por los juegos con sistemas de seguridad que Lampo le enseñaba, se desarrolló en cierta afición por hackear sistemas… era solo un hobby para Lambo, pero ahora era un camino a la grandeza puesto que lo que sacó de aquella asquerosa mansión no solo fue dinero, joyas y los tesoros de Daemon… sino cuentas bancarias, claves y otros documentos importantes, y con ello… el actual negocio

 

 

-¿me vas a ayudar? – era Lambo quien negociaba con un amigo – vamos Enma, hazme este favor… por fas

-no es tan fácil, Lambo

-te daré todas las seguridades del caso, por favor… el pago será enorme o si quieres te unes a mí, tú mandas – apretaba le teléfono pues llevaba más de diez minutos rogándole a ese pelirrojo

-no quiero arriesgarme, Lambo. Sabes que pueden meterme a la cárcel – lo voz por el teléfono temblaba un poco, timidez reflejada de inmediato

-ya somos dos… Enma voy a formar parte de una familia yakuza, ya es lo suficientemente grave, pero si te unes te puedo proteger – explicaba con tranquilidad. Cuando se hizo a la idea de una nueva familia yakuza, las cosas se volvieron más sencillas, además tenía a decenas de personas a las cuales proteger

-maldición… bien… acepto, pero más te vale darme la seguridad que necesito… y solo será un trabajo nada más – se quejó el pelirrojo suspirando y seguramente con sus manos sudorosas

-por eso te quiero, pelirrojo de mi vida – sonreía Lambo saltando de felicidad

-en la prefectura de Kushiro, ¿verdad?.... te veré allí en dos días, prepara a especialistas, necesito dos en otros distritos que me sirvan de puente

-yo me encargo, tendré todo listo, incluso la computadora central, yo también te ayudo – sonreía Lambo dando vueltitas como colegiala, pero estaba contento, demasiado contento, ¡iba a hacer travesuras como en los viejo tiempos!

-eres solo un novato – reía Enma con timidez

-pero si me das unas indicaciones estaré listo, sabes que aprendo rápido

 

 

I-pin, Haru y Tsuna no tenían idea de lo que iban a hacer esos dos, solo estaban en conciencia que de visita llegó un pelirrojo tímido que entabló amistad con Tsuna casi de inmediato. Amistad fuerte que entusiasmó a Enma a realizar el pedido, pues al enterarse de la historia de las personas a las que iba  a ayudar lo inspiró y con decisión el día fue pactado. Tenían tres “socios” en tres distritos diferentes, según ellos se iban a interconectar virtualmente con ellos y a su vez ellos con la mayor cantidad de computadoras posibles para que nadie los detectara cuando… hackearan las cuentas de los Tonakai y las vaciaran en las cuentas personales de I-pin, Lambo, Haru y Tsunayoshi en el extranjero. Toda una operación que tardó casi un mes en organizarse, el mismo tiempo en donde ya los primeros pasos en los territorios se daban. Muchos no entendían una mierda de ese asunto y aun así estaban parados junto a los hackers

Ese día, todos vieron que Lambo y Enma se contactaban vía web con los demás ayudantes, cuando comenzaron tecleaban sin parar. Enma no pestañeaba mientras empezaba con su operación, tenía una pantalla que cambiaba constantemente con números y diferentes imágenes. Lambo reía y tenía un tic en la pierna que movía constantemente, pero imitaba al pelirrojo. No tardaron más de cinco minutos en realizar la operación compleja de vaciar las cuentas, y tres minutos más hasta que el dinero fuera transferido totalmente desde la cuenta matriz que era la de I-pin. Cuando terminaron, el ojiverde y el ojirojo sudaban como si hubieran estado corriendo, decían que era por la tensión, el estrés y sus manos temblaban, pero Enma sonrió y chocó sus manos con las de Lambo. Nadie entendía nada pero sabían que había sido un éxito total al ver que Enma y Lambo se reían como maniacos y luego se abrazaban como niños pequeños… Tsuna no tenía  idea de lo que hicieron, pero lo hicieron

 

 

-listo…. Todo el dinero de esos tipos ahora es suyo y está distribuido en cuentas en Japón y en un paraíso fiscal en Europa – sonreía Enma apagando las computadores y desconectando todo con rapidez

-¡somos ricos muchachos! – reía Lambo golpeando el hombro de Enma – ahora podemos crear nuestro paraíso aquí… en Hokkaido

-muchachos, ¡quemen la evidencia de aquí! – Enma mostraba los computadores usados – y de los otros tres – reía con nerviosismo al momento de cederlos a los demás ayudantes de ese lugar

-¿por qué haces eso? – investigaba Haru, quien con curiosidad se había quedado observando mientras se acariciaba el vientre

-por seguridad… las direcciones IP a veces dan problemas, códigos MAC, distribuidor, código de la máquina, lo que sea puede ser usado para rastrearnos – reía nervioso Enma, quien se limpiaba el sudor de las manos con insistencia – no quiero que nos atrapen

-a que no sabían que tenía amigos así de capaces – reía Lambo bromeando mientras abrazaba a Enma solo por segundos y lo besaba en las mejillas con insistencia mientras el mencionado se quejaba apartándose avergonzado por las muestras de cariño – tu tranquilo, todo se hará bien

-cuando tengas dificultades… puedes llamarme Enma, estas bajo la protección de los Blood Rose – sonreía I-pin extendiendo su mano y estrechándola con el pelirrojo

-¿Blood Rose? – miraba Tsuna a la pelinegra con una de sus cejas levantadas – ¿ya lo decidieron? Pensé que iba a quedar como los Kurume, para no generar complicaciones

-no, cambiará a Blood Rose – sonreía I-pin – somos nuevos, costará ganar respeto, pero lo haremos y ahora con el dinero de los Tonakai… será sencillo

 

 

Faltaba una cosa por resolver antes de empezar con todo y eso se hizo después de que el dinero se transfiriera, en aquel entonces Haru tenía los ocho meses y medio rondando, Tsuna rondaba por sus seis meses y un poco más. I-pin se mostró en una habitación oscura, iluminada  por un solo foco, escuchaba los sollozos de la traidora y como extra… su amiga de infancia, sentada y amarrada a una silla, estaba demacrada pues pasó encerrada sin saber del mundo exterior o su futuro hasta ese día. La alimentaban cada día para que no decayera, pero nunca vio el rostro de esas personas, fue como un secuestro y ahora Hana estaba asustada. La tercera Hibari aplicó lo aprendido en una película, no sabía que esas cosas funcionaban de esa forma tan efectiva, claro aplicando ciertas variantes recomendadas por sus queridos subordinados

 

 

-mi señora, déjeme ayudarla – Koyo insistió pero I-pin no lo dejó, quería encerrarse ella sola en esa habitación

-Koyo, solo quédate aquí, si necesito tu ayuda te llamaré – sonrió con dulzura acariciando la mejilla de su subordinado

-I-pin-sama… yo quiero que pague – suspiró viendo directamente a la pelinegra

-lo hará, tu tranquilo

-entonces esperaré su orden – sonrió el peliverde parándose en la puerta y observando como su jefa ingresaba con su faceta calmada y seria

 

 

-déjame quitarte eso – I-pin se había quedado en silencio escuchando los sollozos de aquella mujer. Cuando creyó conveniente habló con seriedad acercándose a la persona que vendada y amordazaba se estremecía al escucharla – que horrible aspecto tienes, Hana-chan – sonrió cuando le quitó esas cosas de la cara y la veía sin ningún tipo de maquillaje, con ojeras, los ojos rojos debido al llanto, le gustaba verla así

-¿por qué me haces esto, I-pin? – estaba asustada, sabía que su jefa era cruel cuando quería… y que ahora estuviera en frente de ella mirándola con diversión solo significaba que estaba condenada

-porque eres la ramera que vivió a costillas de mis hermanos todos estos años – sonreía la pelinegra tomando asiento en frente de la chica

-¿por qué dices eso?… yo no he hecho nada – Hana fue callada por una dura bofetada, el sonido revotó por la habitación, un golpe fuerte como solo I-pin podría darlo

-habla solo cuando te lo ordene… maldita zorra – habló con  tanta ira que Hana tembló

-¡no he hecho nada! – de nuevo un duro golpe y allí se calló agachando su cabeza pues le dolía, la mano que la golpeaba era firme y sin vacilaciones… conocía a I-pin, sabía que era fuerte… pero nunca probó uno de sus golpes, ardientes como candela

-al fin cierras tu asquerosa boca – bufó molesta mientras se cruzaba de brazos – levanta la cabeza… Hana… ¡levanta tu cabeza y mírame! –  con temor la chica de cabello corto hizo lo ordenado – vamos a aclarar esto, ¿sabes porque estás aquí?

-no – sollozó con miedo – no tengo idea

-veamos si te refresco la mente – sonrió I-pin con malicia, planeaba divertirse un rato, miraba a una pequeña cámara en el extremo de la habitación. Ellos estarían escuchando todo, absolutamente todo – tenías como diez años cuando mi padre te recogió, en ese entonces yo tenía unos cinco años, ¿lo recuerdas?

-sí, lo recuerdo

-sabes, me llevaba bien con mi padre, mi madre era dulce y me cuidaba como su única joya… después de tu llegada, las cosas cambiaron progresivamente, pasaban cosas raras… no sé, pero hubo un día en donde mi padre me dijo que por ser mujer yo no servía para llevar el legado de los yakuzas, era muy raro… ¿acaso sabes por qué? – miró a la chica enfrente suyo, mantuvo su serenidad. Recordar eso… era como aclarar su mente, cuando lo analizó tiempo atrás, se enfadó tanto que rompió una taza entre sus manos, ¿cómo pudo ser tan estúpida al no darse cuenta?

-no – fue su respuesta inmediata

-¿en serio?

-no lo sé

-un amigo mío si lo recuerda y me lo explicó – I-pin sacó de entre sus bolsillos una foto en donde Hana posaba con sus padres – ¿qué me dices de eso? Yo era la hija verdadera y no estoy ahí, sino que… estas tú… que raro, ¿no crees?

-yo no hice nada, sus padres creyeron que yo era mejor candidata que usted – respondió mirando a I-pin enfadarse

-¡bravo! – se reía con ganas mirando a la chica de cabello negro frente de si – Ryohei fue adoptado por la familia poco después, y recordó un detalle… tú les metiste a la cabeza a mis padres que yo era demasiado dulce como para esta vida, que no merecía ser criada con ellos, que era demasiado gentil y que no servía para cargar con ese peso – sonrió al ver la impresión de la chica

-yo no hice eso

-pues recuerdo que tú siempre me decías que yo no debía mostrar mis habilidades – que buenos recuerdos tenía de Hana… su querida amiga, que idiota fue – que mi deber era ser una buena hermana que no opacara a sus hermanos mayores… si mal no recuerdo, eso fue después de ver que yo tenía dotes bastante buenas en karate, mientras practicaba con mi nii-sama, ¿acerté? – sonrió con malicia pues destapar las intenciones de Hana era divertido

-yo no hice nada – y era más divertido porque la chica se empeñaba en negarlo

-bien, si unimos estos dos hechos – I-pin se acercó a la chica y agarró el mentón alzándolo para que la mirase – querida… tú quisiste sacarme del camino para que mis padres te adoptaran como su hija legal… tu plan falló porque no pensaste en que mis padres tenían ya dos hijos a los que dejarles el cargo de los Inagakai y su cariño no pasó a mayores – vio a Hana apretar sus labios – te debo agradecer eso, de no ser así, mis padres no me hubiesen mandado lejos y no hubiese conocido a mi hermano del alma… Lambo, y no hubiese vivido libremente – sonrió al final

-yo no hice nada de eso – se quejó Hana

-no sigas negando lo innegable, querida – se volvió a sentar y mirarla – pero claro, alguien ambiciosa busca más caminos, ¿no?... no querías quedarte sin nada y seguiste pensando en qué cosa tomar para ti

-¿de qué habla?

-mis hermanos… Kyoya y Alaude, siempre te trataron bien… eran guapos, tenían poder, dinero, eran herederos directos y tu ambición llegó hasta ellos… pero para esto debías deshacerte del impedimento – dijo con seriedad

-¿qué impedimento? – la voz de Hana temblaba pues sentía la imponente presencia de I-pin

-no te hagas la tonta – sonreía I-pin – hablo de mis padres… bueno, eras libre de salir por allí y no sé, te topaste con cierta persona por coincidencia – sacó otra foto y la mostró, era un recorte de periódico de un artista famoso en las calles de Namimori hace muchos años

-¿qué es eso? – miró la fotografía pero solo veía al famoso – no entiendo

-mira detrás – sonrió I-pin acercando la foto al rostro de la chica – ¿no eres tú y el hijo de la familia Yasukame? – tiró de los cabellos de la chica y la lanzó al suelo con fuerza escuchando el quejido de dolor de la maldita – ibas de aquí por allí como puta haciendo las amistades más beneficiosas – gruñó enfadada al escuchar los sollozos de Hana

-no es verdad, ese chico me ayudaba a…

-¿a qué? Tú lo conocías perfectamente – I-pin bufó con ironía – mi padre hablaba de él porque era un enemigo, sabías de ese muchacho perfectamente y te acercaste “inocentemente” a chismosear que mis padres salían de viaje… ¿para qué? – sonrió con molestia – para que ellos,  los Yasukame, planearan un atentado, una muerte accidental… un accidente de tránsito

-¡no es verdad! – se exaltó Hana

-bien, te deshiciste de mis padres, pero… ¿por qué? – se acercó a la chica pateando el cuerpo hasta dejarla boca arriba – dime

-¡no hice eso!

-¡LO HICISTE! – le gritó y pateó el estómago de Hana haciéndola toser – uno de mis sirvientes me lo comentó por casualidad – sonrió – saliste justo unos días antes  del accidente… tú sabias todo los planes de mi padre y madre porque eras su queridísima hijita de corazón – la volvió a arrastrar y sentar para mirarla – perfecto… el teatrito te salió hermoso y más aún porque como extra, mis padres ya me rechazaron porque me iba a casar con Lampo – de repente la miró con rabia y rasguñó el rostro demacrado de Hana – ¿no me digas que tú les pusiste esa idea en la cabeza?

-claro que no – se hacia la inocente, ¡que puta!

-jajaja… así que lo hiciste – la Hibari apretó sus uñas marcando levemente esa carita – dejaste que me rechazaran de la familia, hiciste que me escupieran en la cara y me despojaran de todo beneficio familiar, un aplauso para ti – aplaudió con gracia mirándola con serenidad

-¿cómo puedes pensar eso de mí?… eras como mi hermana menor

-bien, sigamos – la ignoró porque ahora estaba más enfadada, cada vez encontraba más mugre en esa mujer – primero estaba la oportunidad de casarte con mi hermano Alaude, el mayor, el sucesor

-I-pin… ya basta, ¡yo no hice nada de eso!

-cállate antes de que decida matarte a golpes – y la calló solo con esa amenaza – bien, Alaude nunca fue fácil, era rudo, serio y demás… pero te apreciaba, averigüé un poco, ¿sabes?

-ya basta – lloraba con desesperación, tratando de acallar su voz pues no quería ser golpeaba nuevamente

-el propio Alaude me dijo que tú le declaraste tus sentimientos una noche y que… bueno, eso me dijo otra persona – sonrió al imaginarse esa asquerosa escena – que lo intentabas seducir… que bajo caíste, que puta la que me conseguí como amiga – reía con ganas – y teniendo como novio a Ryohei – chasqueó su lengua antes de ver a Hana – por cierto, déjame decirte… que lo amo

-es mi novio – se quejó impresionada por la desfachatez de su jefa

-ya no – sonrió con malicia – si quiero puedo decirle que sea el mío y lo será… me ama

-¡aquí la zorra es usted!

-jajaja… era un chiste querida, pero tienes agallas para insultar a la mujer que te tiene esposada – sonrió tirando del metal que mantenía esas manos sujetas detrás de esa silla – yo no le haría eso a mi fiel subordinado, quien ya sabe de tus crímenes y ahora no quiere saber nada de ti

-no… Ryohei es mío… lo amo, no me lo puedes quitar con mentiras – se quejó con desesperación, moviéndose erráticamente intentando zafarse las amarras, aunque era en vano

-muy tarde, querida… él se enteró directamente por mi informante, y son buenas fuentes, me dio mucha pena verlo sufrir así pero… eres la culpable de todo… pero tranquila, ya llegará otra persona que sí ame a Ryohei de verdad – I-pin pensaba en ese subordinado de cabello verde que esperaba afuera, que lindo era… cuidando del peliblanco desde las sombras, pedía internamente porque Ryohei se diera cuenta y reconstruyera su vida, sanara esas heridas causadas por la zorra que era Hana

-Ryohei… ayúdame – sollozaba la chica

-cállate… ¡que te calles! – un golpe fuerte la hizo caer con todo y silla. Hana sollozaba por el dolor y la desesperación – no te atrevas a llamarlo porque mi querido Ryohei no merece a una puta como tú a su lado. Una ramera que se ofrecía a sus jefes solo para tal vez conquistarlos y llegar a poseer poder… eres solo una basura, Hana

-yo no… yo no hice nada – se quejó bajito

-sigamos porque no quiero perder mi tiempo – I-pin se sentó viendo a la chica retorcerse y llorar silenciosamente – Alaude no te hizo caso porque obviamente no se interesa en PUTAS – reía con ganas – así que te enfadaste… pero seguiste intentando saber cómo llegar a él… y un día, ves que mi hermano mayor comienza a cambiar, que empieza a interesarse por alguien ajeno a la mansión, ajeno al trabajo, ajeno a todos. Aprovechas un día de ocio, tu día libre para salir e investigar. Ves a un lindo rubio médico a quien Alaude sonríe como no lo hace con cualquiera y te da celos… usas a tus bonitas piernas para ir por allí haciendo “amistades” y de nuevo usas la misma estrategia que usaste con mis padres – I-pin se hallaba serena, gracias al cielo digirió esa información antes, porque si no… hubiese matado a Hana sin importarle nada. Pero ahora necesitaba que los que escuchaban y veían en otra habitación se enteraran de todo – y le informas a alguien a quien tú “supuestamente” no sabías que era enemigo de los Inagakai, sobre aquel lindo médico… mueves hilos, dices cosas y una semana después… ¡BUM!… ese lindo médico cae víctima de un atentado en el que trataban de matar a Alaude – I-pin sabía que en la otra sala, alguien ya empezaba a llorar, juraba que Hana pagaría caro

-¿intenta decir que yo… ayudé en el atentado? – se calló de inmediato al ver que I-pin levantaba sus hombros con despreocupación

-eso no es una pregunta, es una afirmación… por si quieres decir, “no, yo no hice eso” – reía I-pin –… aprisioné al sujeto culpable y confesó que tú le diste detalles muy interesantes – I-pin se paró para caminar alrededor de esa mujer caída – linda forma de intentar conquistar a Alaude… intentando matarlo o matar a su pareja, como sea que fuera… aún te quedaba Kyoya así que te dio lo mismo… lástima que no salió como querías, pues Giotto quedó con vida pero  en coma y Alaude le es fiel de todas formas posibles… más o menos

-yo no hice nada

-esa frase perdió el chiste, Hana – sonrió encendiendo un cigarrillo y consumiéndolo con la mayor de las calmas – por esos tiempos tú ya veías y sabías cosas… como que Giotto tenía un hermano menor y que era lindo. Tsuna me dijo que te vio un par de veces rondando el hospital, preguntando por Giotto y pensaron que ibas a nombre de Alaude, salió bien… paralelamente a eso, me visitaste muchas veces y sabías mi relación con Lambo y con Lampo… pero como no te convenía por el momento… lo dejaste ahí

-ya basta… por favor – suplicó Hana con lágrimas derramándose sin parar

-luego de que Alaude no te hiciera caso y que Kyoya tampoco, porque usaste el mismo método de “seducción” con ambos y te falló horrendamente… te enteraste que nuestra familia estaba protegiendo a Giotto y a su familia… ahí viste al lindo castaño. Cuando me visitaste una vez, viste a Lambo despedirse del mismo castaño que era hermano de Giotto… y sí, planeaste algo porque te enteraste que Kyoya se enamoró de ese lindo castaño, de Tsuna… la envidia te mataba, querida… hasta parece chiste pero no me da risa – I-pin veía el cigarrillo consumirse en su mano, pensaba en esos tiempos… que duros tiempos

-yo no – pero I-pin apagó el cigarrillo en la mano de Hana, haciéndola gritar por el ardor de aquella quemadura. Un golpe en su costilla fue la orden para que se callara… y se calló, ¿qué más podía hacer?

-vamos con Tsuna – I-pin suspiró, se sentía la jueza en la puerta del cielo… que puto trabajo era ese, dictar pecados no eran lo suyo – viste que te estaba estorbando y tu odio creció tanto que ya cometiste un error… tuviste el descaro de preguntarle directamente a Alaude y recomendarle que para cuidar a Tsuna lo marcara con el tatuaje de la flor de loto… te aplaudo porque convenciste al cabezota de mi hermano – reía al recordar cuando vio el tatuaje de Tsuna, no olvidará el deseo de ahorcar a Alaude por ser tan idiota – pero tú saliste esos días y corriste la noticia del tatuaje… te inventaste que era un preciado tesoro, que valía millones, que era el amante de Alaude y que no sé qué cosas más – se volvió a sentar y mirar su trabajo… en este caso, le daba risa las expresiones de Hana – las cosas se salieron de control y los peores yakuzas empezaron a seguir a mi pequeño Tsuna, pero tú… muy bien gracias… esperabas a que algún día alguien se lo llevara o mejor aún… que lo mataran, pero Tsuna superó todo y a más de eso se enamoró de Kyoya… golpe bajo para tu orgullo de hermosa mujer, ¡que abriéndole las piernas a medio mundo conquista a cualquiera! – gruñó enfadada, indignada, asqueada

-ya basta… sáqueme de aquí… soy inocente – sollozó cerrando los ojos

-y como obra de arte final, ya desquiciada porque mis queridísimos e idiotas hermanos querían traerme de nuevo, que Alaude estaba perdidamente enamorado de Giotto y que Kyoya juraba amor eterno por Tsuna… salías a bares y conocías a muchos. Salías de fiesta dejando a tu lindo novio en encargos de la familia y ¿qué paso?... conociste a cierta persona con quien tuviste la desfachatez de acostarte… ¡NO TIENES IDEA DE CÓMO ODIO A LAS INFIELES! ¡A LAS RAMERAS! ¡A LAS TRAIDORAS!… ¡A LAS MUJERES COMO TÚ! – sonrió dándole vuelta a Hana y mirándola desde arriba, pisándole el rostro con el zapato – te acostaste con G… ¡CON G! ¡QUE PUTA ERES!

-¡TODOS ESTABAN EN MI CAMINO! – gritó enfadada, sintiendo la humillación de ser pisoteada, su orgullo en el suelo… la rabia por las nubes… se destapó sola

-bien querida, lo confesaste – reía I-pin al verla ya llorando y con rabia en la mirada – bien, como último acto de fe… le contaste a G sobre un doncel castaño y bonito – se agachó para agarrarle el mentón y burlarse de Hana. Pero sentía ira al pensar en el dolor que tendría Tsuna ahora – hiciste que G se obsesionara con él… y como extra te enteraste que en el mercado negro se ofrecía a Lambo como mercancía… entonces, ¿por qué no matar a todo entrometido, destruir a los líderes, después dar un golpe de estado y apoderarte de todo con ayuda de Ryohei?... lo intentaste convencer, él mismo me lo dijo… pero mi inocente peliblanco nunca pensó que fuera en serio

-yo lo amaba – sollozó Hana

-tu no amabas a nadie – la agarró y la volvió a sentar en la silla abofeteándola dos veces, sacando a flote toda su rabia por esa asquerosa escoria que arruinó la vida de muchos – quisiste quitarme la única fuente de apoyo que tenía, Lambo… quisiste quitarle lo que Kyoya mas amaba… a Tsuna y de paso matar a un Giotto en coma… bueno al menos eso no te salió bien, porque Nana es muy cuidadosa con su hijo. Ella no deja que nadie se le acerque sin autorización, además tiene una súper intuición envidiable, cosa que Tsuna también posee… pero… ¡salir descaradamente a tus encuentros fogosos con G! ¡Hablarle de Lambo y Tsuna, a más de darle como contacto a Lampo!…. ¡Eso paso los límites!… ¡ERES LA PUTA QUE NOS QUISO MATAR Y DESTROZAR A TODOS!

-Lampo es idiota – sollozó Hana mordiéndose el labio

-sí, y también es fácilmente manipulable porque le di un buen dinero y soltó la lengua – se reía la pelinegra de larga cabellera al recordar todo eso

-¡cómo demonios supiste todo!... ¡¿Cómo demonios empezaste a sospechar?!... ¡no dejé evidencias! – lloraba Hana ya sin farsa alguna, solo quería saber de quién vengarse a futuro

-querida… ya te lo dije, alguien se dio cuenta de algunas cosas, además… ¿crees que me iba a creer que dos ancianitos podían secuestrar a mis hijos? – sonrió divertida, pues ese fue el punto final de todas las malditas jugarretas de esa mujer – Por si no lo supiste, yo capturé a Ikuto y a Yuriko antes de eso. Los obligué a fingir el secuestro porque… obviamente, quería probarte… quería ver que tan traidora eras. Cómo te convenía tenerme centrada en otra cosa, pues… les facilitaste el secuestro. Dejaste que mi hijo mayor se alejara lo suficiente como para que cualquier persona lo tomara… eres una hija de puta que se delató sola – le gruñó finalmente

-debí matarte cuando pude – Hana levantó su voz ya perdida en su rabia – ¡debí dejar que también te vendieran en el mercado negro!

-debiste hacerlo – sonrió con amargura pues ser traicionada por quien creíste tu casi hermana era duro de tolerar – debiste dejar que Lampo me llevara con Tsuna y Lambo, que me vendieran como esclava sexual… pero pensaste que me destruirías, que me quedaría llorando sin consuelo y que no haría nada sola. Mírame ahora, soy fuerte, soy poderosa, soy rica, soy dueña de tu vida – sonrió altanera mirando a Hana con desprecio – así que mi querida Hana… ¿qué haré contigo?

-¿matarme? – la miró con rabia

-no, yo no soy tan piadosa – se acomodó su cabello y fingió pensar, la verdad ya tenía algo maquinado pero claro, no era la única que debía opinar acerca de eso

-¿entonces?

-te quitaré la posibilidad de dar hijos… serás una mujer seca

-no… no por favor – se alteró. Muchas veces ya quiso quedar embarazada, era un sueño anhelado y eso…

-¿crees que no sé qué primero te acostaste con Kyoya y como eso no te funcionó porque mi nii-san si era precavido  y usaba protección… fuiste y te acostaste con Alaude? – sonrió pues, ¿qué tan idiotas eran sus hermanos para caer con eso? era obvio que alguien querría estafarlos de esa forma. Maldecía las putas necesidades sexuales de los varones. Las mujeres y donceles se cuidaban mucho pues la tenían más duro si llegaban a cargar con un ser en su interior, pero ellos… eran idiotas – sí, mi hermano mayor idiota que estaba totalmente despechado y no sé qué cosas absurdas más. Te abriste de piernas y Alaude cometió el error de desahogarse contigo, que asquerosidad mostraste, Hana. Lo tentaste… querida, pero eso no te funcionó… no estas preñada – reía con malicia, solo por eso la mantuvo cautiva un mes, solo para cerciorarse de que no tenía un sobrinito que salvar – bueno hay que quitarte todo lo que amas, empezaremos por eso

-¡entonces máteme! ¡Sea cruel y máteme! – pedía asustada

-no… yo no te daré muerte, es más… no seré yo, quien te condene

-¿entonces? ¿Traerá a Ryohei? ¿Al imbécil del extremo? – y esa fue la gota que derramó el vaso titulado como “la paciencia de I-pin” quien con furia golpeó con puño cerrado el rostro de esa mujer

-traeré a quienes les hiciste daño, veamos como los destruiste – sonrió I-pin para salir y llamar a esas dos personas – bueno… éstas almas piadosas que tú, con tu ambición, destruiste… te darán juicio

 

 

-así que… es ella – reía Tsuna acercándose. En la otra habitación habían escuchado todo, visto cada cosa… ahora estaba enfadado, limpió sus lágrimas antes de entrar, pues no iba a ser piadoso con nadie – no es ni bonita

-oye te pasaste, yo no tenía nada que ver contigo – decía Lambo con seriedad, quien tan indignado como Tsuna aun apretaba sus puños – mi vida ya estaba hecha una mierda pero tu acabaste por volverla un infierno… hacer que los Tonakai se interesaran en mí, eres una puta

-¿y que le viste a G?... es un asco – se quejaba Tsuna con rabia, pues no imaginaba que pasaba por la cabeza de esa mujer para querer acostarse con ese maldito pelirrojo

-obviamente les conté todo – reía I-pin al ver la sorpresa de Hana – ¿notas la camarita?... también te acaban de escuchar al confesar – apuntaba a esa cosita en la esquina, que lindo era hacer las cosas bien

-ustedes no son crueles, son amables – Hana sintió pánico y fingió inocencia – por favor… ¡I-pin-sama se ha vuelto loca! ¡Ayúdame!

-bien… ¿qué le hacemos? – Lambo bufó al ver a esa mujer

-no sé – I-pin caminaba alrededor de Hana, analizando todo – quiero que ustedes opinen

-quiero que sufra lo que yo sufrí – Tsuna la miraba con rabia – quiero que pague como yo pagué… quiero que la destrocen como me destrozaron a mi

-suena lindo – reía I-pin – ¿qué sugieres?

-por favor… piedad – Hana lloraba al ver la ira en los ojos de los que la rodeaban, nunca imaginó ver a esas personas así

-tu no tuviste piedad de mi… yo no sabía nada y aun así me hiciste la vida cuadritos – gruñó Tsuna tocando su vientre hinchado – quiero que sea ramera en el nuevo distrito… en el nuevo Kabukicho – dijo mirando a I-pin

-eso suena bien – Ia pelinegra sonrió ampliamente pues esa era su idea también – una ramera será

-no… por favor… no – Hana se removía desesperada, tratando de alcanzar al castaño para rogarle aunque sea de rodillas, pero era inútil, no se lo iban a permitir – piedad, yo no puedo…

-pero no merece hijos, quítale esa posibilidad – Lambo suspiró mientras se acercaba a la chica y le apretaba las mejillas – quiero que no tenga hijos, que solo sea una bonita cara que nos genere ganancias

-gracias por eso Lambo, me parece perfecto – Tsuna sonrió emocionado, su alma solo pedía venganza contra aquella persona, no iba a arrepentirse de lo que sugería… ojo por ojo – bien, será ramera en el nuevo sector rojo, lo demás te lo dejo a ti, I-pin – sonrió Tsuna antes de salir a paso calmado

-ya escuchaste – sonrió Lambo acariciando la mejilla de la chica – te lo mereces, y gracias al cielo que Ryohei no te tocó – sonrió con malicia – por cierto… es lindo y ya tiene a alguien a su lado 

-bien Hana-chan, mi amiguita del alma, de mi corazón, casi hermana – se burló I-pin – serás ramera hasta que mueras o hasta que pierdas tu belleza, y no intentes nada raro porque… yo soy cruel, no tienes idea de lo cruel que me volviste… te haré pagar cada día infernal que Tsuna y Lambo tuvieron que pasar… cariño… prepárate – le susurró en el oído

-… - lloró pero miraba a la pelinegra y sabía que no tenía escapatoria, así que… ¿qué podía perder? – ¿sabes qué más hice? – Hana miró que Tsuna y Lambo estaban parados en la puerta de salida y sonrió

-¿qué? – a I-pin la expresión de Hana era diferente… tal vez podría saber algo interesante

-Ricardo… ¿crees que se enteró de la nada… que Lambo estaba en venta?

-hija de puta – gruñó al entender que toda esa mierda también la hizo esa mujer

-tú… tú lo pusiste en mi camino – Lambo se mordió el labio y sonrió impresionado

-los donceles son preciados en el mercado negro… y el Stracci menor se interesó en uno… me pareció divertido armar conflicto entre los Stracci – Hana hablaba con rabia, perdida en la furia, el miedo, la indignación, de todo

-¡le avisaste a Ricardo que Lambo era el amante de Reborn! – I-pin sostuvo a Hana en el aire zarandeándola – perra asquerosa

-me dio una pequeña fortuna por esa información – sonrió aunque sus piernas le temblaban y su futuro solo se veía negro

-sufrirás un infierno en vida – y sin más, I-pin dejó a la pelinegra llorando desconsolada, suplicando piedad y después riéndose como demente, pero sus lamentos no llegaban a oídos de nadie. Hana se buscó un castigo de ese tipo, Hana era la mugre en la vida del mundo, y por eso… iba a sufrir 

 

 

 

Fin del flashback  

 

 

 

I-pin miraba como colocaban a Hana en una cama para que durmiera un par de horas antes de atender al siguiente cliente. La zorra tenía ese collar de entrenamiento desde hace cinco años, desde que todo empezó, y era muy divertido castigarla. Se había vuelto sumisa pero había días que se descontrolaba, desgraciadamente fue este día en donde Alaude y Reborn llegaron. Claro que no era la única presa siendo castigada, aún recordaba cuando Lampo llegó a Kushiro, mejor dicho, el día en que lo rescataron de una muerte segura a manos de enviados por los Vindice. Pues después de aquel día de festejo en Tonakai y posterior escape de los tesoros, Lampo fue considerado traidor tanto en Vindice como en los Tonakai, perseguido por Reborn, cazado por Hibari, era un caos y al final llegó allí. Lambo lo recibió bajo la condición de que cumpliera con la labor que eligiera, puesto que la venganza no se iba a detener contra todos aquellos que lo dañaron. Una ramera, una sombra… un reemplazo para los clientes que quisieran acostarse con uno de los reyes. Pero eso era un asunto aparte de sus negocios actuales, así que no tenía sentido recordarlo

Ahora tenía que pensar cómo demonios convencer a Tsuna para formar un pacto, además de poner un límite a los Inagakai, puesto que estaba segura que Kyoya intentaría acercarse a Tsuna por cualquier medio. Y Tsuna… Tsuna no estaba en condiciones de recibirlo, mejor dicho, jamás lo estaría, por algo, jamás salían del distrito, los peligros fuera de este eran palpables para ambos donceles. Así que Haru y ella debían defender en espacios abiertos, aprendieron con los años y ahora hasta lo disfrutaban bastante. Pero esto se ponía cada vez más difícil si involucraba que Lambo y Tsuna colaboraran con sus negocios fuera de la prefectura de forma presencial. I-pin salió de allí con dirección a su casa, esa noche Lambo tenía turno en el club de hosts así que iría a su hogar, lo demás se lo encargaría a Asari

 

 

-Tsuna-san, I-pin-san… bienvenidos – I-pin se apresuró a seguir al castaño que en el trascurso del viaje no dijo nada. Ella también se mantuvo en silencio en el camino a casa pero ahora tenía que empezar a hablar – pensé que se quedarían en una ronda por la ciudad – sonreía Haru quien esta vez se encargaba de la casa

-tuvimos un encuentro casual con un par de personas no gratas – sonrió Tsuna mientras entraba a su hogar y procedía a saludar a los pequeños que solían estar a punto de irse a dormir. Tomaba a Mukuro en brazos y besaba las mejillas de Fuuta y Fon, era siempre tan gentil con la familia que conformaba

-¿pasó algo malo? – la castaña miraba a I-pin demasiado seria – ¿quieres que haga algo?

-Haru-chan, por favor encárgate de los pequeños, Kazuya tal vez llegue en la madrugada… así que ayúdame a preparar café, sabes que Tsuna no dormirá hasta que llegue – suspiró cuando vio la pequeña mueca de Tsuna, definitivamente el castaño se ponía muy mal cuando veía a cierto azabache… ni tanto, solo que los rencores salían a flote lo que le ocasionaba el ardor de estómago habitual

-¿eh? Pero pensé que sería el fin de semana con Hibari Kyoya – Haru no entendió la seña de I-pin, así que no tenía la culpa de que el castaño se alejara en seguida

-la persona no grata fue Alaude – sonrió la azabache acariciando la mejilla de la castaña – así que trata de no mencionar a ningún Hibari por el momento

-prepararé bocadillos entonces – sonreía retirándose y de paso tomando a Mukuro en brazos para llevarlo a dormir

 

 

I-pin ayudó con todo lo referente a acostar a sus hijos, les sonrió a cada uno y besó las mejillas como todas las noches. En parte eran una familia bastante normal, enorme pero normal. Incluso Iemitsu, Nana, Giotto y Skull vivían a unos edificios de distancia. Aun recordaba cuando los trajeron a sus dominios, explicarles a los miembros de los Sawada que formarían una familia yakuza fue duro pues el rechazo a ese tipo de temas era inminente. Se esforzaron en explicarles que todo era por motivo de seguridad, pues cuando uno ingresaba en ese mundo, salir era demasiado difícil, mucho más cuando estabas marcado, con los años se adaptaron a eso. Una vida simple en un sector admirado por su extrema seguridad, claro que la policía estaba bajo el mando de los Blood Rose y se callaban porque… les eran fieles, una corrupción dirigida al bien ajeno, podría sonar muy pretencioso pero así crearon ese sector. Un paraíso para los cuatro reyes, con corrupción y chantajes a ciertas autoridades, pero al final tuvieron lo que quisieron, su reino

 

 

-Tsuna, ¿no crees que Kazuya se pondrá triste? – I-pin miraba al castaño que mantenía el celular con el que llamó a Giotto para darle la orden respectiva. No soportó la espera, ordenó que salieran de inmediato de la mansión de los Inagakai  – es su fin de semana con su padre

-lo sé – dijo con seriedad – pero Alaude lo sabía y aun así vino… Kyoya pudo prever esto y no lo impidió, se lo dije… no quiero ver a ningún Hibari en esta zona

-¿Y yo? – sonrió divertida al ver a Tsuna tensarse y mirarla con culpa – no te preocupes, entiendo

-tu eres una Bovino – sonrió con cariño – eres una Sawada e incluso una Miura – suspiró profundo y miró de nuevo su celular – pero ellos no… no los quiero ver

-Kazuya se pondrá muy triste, habrá que hacer algo con eso

-mi hijo me odiará algún día – el castaño se acomodaba la porción de cabello que se dejó crecer mientras suspiraba con tristeza – y cuando ese día llegue… me habré muerto en vida

-no te pongas depresivo – Haru llegó y golpeó la cabeza de Tsuna – no me gusta cuando te pones así, cariño

-Haru tiene razón castaño depresivo – se reía I-pin – levanta esos ánimos, ambos sabemos porque actúas como actúas. Si tu hijo te llega a odiar, nosotros estaremos para solucionar las cosas

 

 

Ambas  mujeres hicieron hasta lo imposible para hacer sonreír al castaño, así era siempre, desde el incidente que lo marcó hace tiempo. Tsuna se quebraba con rapidez cuando de su hijo o de Kyoya se trataba, una crueldad tras otra, el mundo era un jugador malicioso. Lambo era otra víctima, se quebró en muchas ocasiones, las únicas fuertes allí eran ellas, las dos mujeres que se pusieron los pantalones de la familia. Haru e I-pin tomaban todo con ambas manos y lo levantaban, golpeaban las espaldas de ambos donceles del reinado y les obligaban a despertar, abrir los ojos, a ayudarlas. Se colocaron las coronas y mandaron al demonio a medio mundo, abandonaron su propio bienestar y valores para ayudar a los demás… en sus manos, muchas vidas estaban en juego y ellas se las jugaron todas por traer de nuevo la felicidad de la familia que las acogió, la que formaron… la que les dio las ganas de seguir.

 

Giotto llegaba con Kazuya dormido en sus brazos, acunándolo como un buen tío, un poco triste y en desacuerdo de la decisión de su hermano menor, pero no decía nada. Había cosas que Tsuna se guardaba para sí, el rubio no preguntaba, y después de ver en carne propia lo que se jugaba en ese bajo mundo, prefería no interrogar a Tsuna. Ya más o menos sabía lo que significaba ser marcado por una familia yakuza, se imaginaba lo que pasaba con la mercancía que rondaba en el mercado negro, vio las marcas de Lambo, Haru y Tsuna… era mejor quedarse con la duda, porque ya una vez intentó que Tsuna le dijera algo. Ese día vio la luz en la mirada de Tsuna desvanecerse poco a poco, lo vio entrar en pánico y temblar… nunca quería volver a ver así a su hermanito, como una muñequita de porcelana que tiene una grieta y corre el peligro de romperse. Los dos donceles tenían una fachada dura, segura, precisa… pero en el fondo cada uno vivió un infierno en esos años, un infierno que no desearía que nadie viviera y que los volvía sensibles a ciertas circunstancias

 

 

-¿armó mucho alboroto? – el castaño miraba a Giotto con miedo, pánico

-me costó un poco cuando despertó para despedirse de su padre – dijo entregándole al pequeño en brazos – sabes que estaba ilusionado con estar con Kyoya… creo que no debiste… Alaude no estaba en las condiciones, no debiste hacerle eso a Kazuya – regañó con cierta duda y ahí estaba, esa mueca de dolor en Tsuna

-te lo dije, nii-chan – Tsuna besó la frente de su hijo y lo acunó en brazos – no quiero saber ni de Alaude ni de Kyoya, puedo aceptar que tu cumplas con tu sueño con el amor platónico que tenías… pero por favor, no me involucres en eso, yo estoy alejado de ese par, y no quiero verlos por nada del mundo

-¿qué harás cuando Kazuya te exija una familia normal? – Giotto sabía que esa situación estaba llegando, el propio Kazuya lo empezaba a mencionar pues convivía con otros niños, y los demás tenían una familia completa

-me tragaré el pánico y cederé en ciertos aspectos – respondió de inmediato – sabes que lo que más amo en esta vida es a Kazuya y haré lo que este en mis manos para verlo feliz

-¿estarás con Kyoya solo por tu hijo? – vio a Tsuna dudar demasiado y eso dolía, la curiosidad le ganaba pero no debía preguntar, ¿cuándo se desvaneció tanto amor que Tsuna le relataba mientras estaba en coma?

-no… conviviré con Kyoya por unas horas, eso es lo máximo que obtendrán de mi – habló con resignación, estaba consciente que Kazuya algún día le pediría explicaciones, la verdad no estaba preparado para eso y retrasaría cuanto fuera posible esa horrenda plática

-¿y si Kazuya quiere ver a sus padres juntos?

-le explicaré la situación de la mejor de las formas – sonrió para dar a entender que no quería hablar más de eso

-hermanito… confío en que harás lo correcto, siempre estaré allí para ayudarte

-debes irte a casa – sonrió Tsuna – Skull adorara verte en la mañana, tráelo a desayunar, le gustará jugar con Fuuta y Fon antes de ir a la escuela

 

 

Tsuna cargó a su hijo en brazos, quería dejarlo dormir y en la mañana se disculparía por lo de ese día, quiso dejarlo en el cuarto de siempre pero no pudo. Tenía miedo de perder a su niño, y por eso se durmió acunándolo en brazos, abrazándolo protectoramente, compartiendo la cama del menor, besándolo en la frente, acariciándole el cabello. Se durmió unas horas, pues su reloj le obligaba a dormir hasta solo una hora fija, era automático y se despertaba con los primeros rayos del sol. Cuando eso sucedió se quedó admirando a su hijo, memorizando cada pequeña característica, era tan tierno… se parecía a Kyoya y no le importaba, porque era su hijo, eso y nada más. Podía tener muchos rencores guardados, odios desmedidos, irracionales hasta cierto punto, pero nadie podía criticarlo pues las cosas no fueron fáciles y no lo serían nunca  

 

 

-¿oto-chan? – Esa adormilada vocecita tensó al castaño, quien tuvo que morderse el interior de su mejilla para enfrentar la situación y reunir valor – buenos días

-despertaste temprano – sonrió besándole las mejillas – ¿cómo dormiste?

-bien – bostezó acurrucándose en el pecho de su padre y suspiró – oto-chan… ¿por qué tuve que volver de casa de oto-san?

-mi niño – se sentó en aquella cama con cobertores adornados por ositos y Kazuya lo imitó – ¿sabes qué pasa cuando alguien hace una travesura?

-tiene un castigo porque no siguió las reglas – respondió recordando lo que aprendió esos años

-es verdad

-¿oto-san hizo algo malo? – vio a Tsuna asentir y suspiró – pero… ¿por qué yo tengo que pagar el castigo también? – hizo un pequeño puchero indignado

-el castigo va para tu padre – acarició la cabecita de su hijo y siguió – pero a veces afecta a los demás. ¿Recuerdas cuando Mukuro se portó mal? Fue castigado y ni él, tampoco Fuuta, Fon ni tú pudieron ir al cine. A veces los castigos también afectan a los demás aunque no sean culpables… pero sabes que un castigo es un castigo y debe ser respetado

-pero es injusto, yo quería estar con oto-san

-si lo soportas, te recompensaré después – sonrió al ver el puchero de su hijo, amaba a su pequeño azabache

-¿no podré salir con oto-san? ¿Hasta cuándo? – la curiosidad en esos ojitos le causó gracia a Tsuna

-tres semanas – dijo y vio la molestia de Kazuya

-eso es mucho

-castiguemos a oto-san un poco – dijo con dulzura, tomando una de las manos de su hijo y besándola – sopórtalo un poco… tu padre tiene prohibido salir de su casa

-pero quiero ir con oto-san – se quejaba con un lindo puchero, tratando de convencer al castaño

-si lo soportas, después te dejaré ir allá todo el fin de semana

-¡más días!

-tres días – veía a su hijo poner esa mirada maliciosa, ¿de dónde la abría heredado?

-más días – Kazuya levantaba sus brazos con entusiasmo

-cuatro días

-un poco más – apretaba sus puños emocionado

-¿te quieres ir y dejarme solo? – se quejó el castaño

-puedes venir con nosotros – habló ilusionado y Tsuna se tensó

-no puedo, lo sabes, el trabajo no me deja – se excusó de inmediato, apretó sus dientes mirando a su hijo, rogando porque no le pidiera nada más

-entonces cinco días – decía con ilusión

-te extrañaré demasiado – Tsuna hizo un puchero que hizo reír a su hijo – pero está bien… soporta estas semanas lejos de tu oto-san y podrás ir cinco días a la mansión de Alaude – y en respuesta su hijo se lanzó encima de sus brazos, correspondió en un abrazo amoroso, así era su relación y rogaba porque no cambiara nunca

 

 

 

Lambo miraba al techo en soledad, ya habían discutido con I-pin sobre sus planes, los entendía a la perfección pero aceptarlos era un reto. Miraba en su reloj digital la fecha, abril… un buen abril 13 que le traía diferentes emociones, todo se volvía oscuro mientras pasaba el tiempo y llegaba a esas fechas, pues era tenso el ambiente sin esos ojos en su vida. Suspiraba mientras pensaba en lo que debía hacer, ya tenía a Xanxus de su parte, es más, dentro de poco harían un par de cosas alocadas con él. Obviamente se iba a divertir pero por el momento debía centrarse en el nuevo día que se presentaba. Escuchaba ya a I-pin y Haru recorrer los pasillos y hacer sus tareas, Tsuna seguramente todavía cuidaba de Kazuya y él esperaba la visita mañanera de su hijo menor. Fon era como un reloj… mejor dicho un despertador, siempre lo fue y seguiría siéndolo, adoraba eso. Lambo cerró sus ojos fingiendo estar dormido y esperó hasta que la puerta sonara, jamás ponía seguro, nadie en esa casa lo ponía

 

 

-oto-chan… despierta – sentía los dedos de Fon apretarle las mejillas pero no se movía – vamos, no seas flojo… hay que despertar

-cinco minutos más – se quejaba fingiendo estar adormilado

-vamos, debes hacer tus waffles especiales – se quejaba el pequeño agarrándole las mejillas a su oto-chan

-no quiero – se quejaba haciéndose bolita y escondiéndose en sus sábanas

-oto-chan – se quejaba subiéndose a la cama y metiéndose entre las cobijas hasta lograr estar frente a frente con su padre – vamos… hoy vendrá Skull, tienes que hacerlo, son sus favoritos

-no quiero – se quejaba abrazándose a su hijo y acurrucándose más aún

-jajaja… me asfixias – se quejaba mientras picaba las mejillas de su oto-chan

-¿te gusta Skull? – abrió sus ojos verdes para ver a su hijo, quien sonriente lo miraba con esos bonitos ojos vivaces

-me gusta Skull, es mi primo – sonreía empujando a su padre y al final quitándole las cobijas – pero a Fuuta el gusta más

-mocosos atrevidos – bufaba Lambo haciendo un puchero pues todos en casa veían cierta extraña interacción entre los dos pequeños integrantes de la familia. Skull y Fuuta se llevaban demasiado bien, mucho mejor que cualquier par de primos y… Giotto bromeaba con que su amor se transformaría en un matrimonio estable a futuro. Obviamente a Lambo no le hacía ni un poquito de gracia, ¡era su hijo! ¡¿Cómo demonios iba a permitir que le quitaran a Fuuta?!

-oka-chan dice que estas celoso… celos de padre – Fon hablaba con malicia, le gustaba molestar a su padre

-no quiero hablar de eso – Lambo frunció su ceño y se levantó – vamos, ayúdame en el desayuno

-oto-chan, el otro día vi a Reborn-san – Lambo se quedó frio al escuchar a su hijo, que ya lo arrastraba a la cocina – estaba en casa pero no se quedó, ¿vendrá de visita pronto?

-pensé que no lo viste – lo miró y el pequeño solo sonrió – es más… pensé que no lo reconocerías

-lo vi, aunque estaba muy cansado por la fiebre para decirle algo. Fuuta habla a veces de él y me mostró una foto que encontramos en las cajas que guardan en la bodega

-así que vieron las fotos – Lambo se había olvidado por completo que a veces guardaba evidencias fotográficas en ese lugar, mañana mismo mandaba a sacarlas de ahí – ¿qué piensas de él?

-Fuuta dice que era tu prometido, ¿volvió por ti? – Lambo cada vez se quedaba más frio, no sabía cómo diablos responder a eso – ¿lo querías mucho?

-Fon… tengo a tu oka-chan conmigo, no me hace falta nada más – sonrió nervioso mientras bajaba las escaleras con prisa saludando a todos los miembros de la casa con los que se topaba, incluso con un par de chicos que vio crecer con rapidez. Yamamoto y Gokudera vivían con ellos, ahora eran un par de altos hombres bien puestos, que dirigían las operaciones de la familia – también tengo a Tsuna y a Haru

-entonces, ¿por qué te ibas a casar antes? Oka-chan estaba contigo también… Reborn-san apareció de nuevo… Fuuta me dijo que volverá con nosotros, porque se casará contigo, fue una promesa que hicieron – Fon seguía en su monólogo rebelando las conversaciones que tenía con su hermano mayor e ignorando cada mueca de desagrado de Lambo

-pues dile a Fuuta que se olvide de esas cosas – se reía pues analizando todo eso, le daba gracia, nunca pensó que sus hijos fueran así de analíticos – son cosas del pasado, ahora yo tengo a mi familia, y esa familia son ustedes

-oto-chan… tienes las mejillas rojas, ¿recordaste a Reborn-san?

-no… me pasaste tu enfermedad, ahora tengo fiebre – dramatizó, evadiendo la pregunta y demás, maldita fuera su mente por recordar cierto sueño de hace años

-pero… ¿Por qué?

-Fon… creí que ya pasaste la edad del “por qué” esa es cosa de Muku-chan ahora – reía abrazando a su hijo – cierra tu boquita y mejor ayúdame a preparar el desayuno

-pero tengo curiosidad, casi nunca hablas del pasado, solo tenga memorias desde que llegamos a nuestra actual casa – se quejaba Fon pero Lambo ya no quiso hablar. Además Hayato se entrometió en la conversación y la pelea con Yamamoto comenzó nuevamente en la cocina mientras ayudaban con la preparación del desayuno… tal vez por eso los tenían en casa

 

 

 

Una historia contada por ese hombre…

 

 

 

Malicia, ese era el adjetivo que describía al líder de los Stracci, famoso porque compraba donceles vírgenes en el mercado negro, un fetiche del maldito que era característico y que consumía una pequeña fortuna de los Stracci, pero era el jefe y nadie contradecía. Aquel azabache de ojos verdosos miraba la nueva oferta, una de ellas había captado su atención y la estaba buscando, una información desde Japón le llegaba como anillo al dedo.

Pero tenía unos hijos rebeldes que no le hacían las cosas fáciles y con eso no podía acceder a la mercancía que deseaba. Pero por azares del destino o tal vez algo más, se enteró que el mismo jovencito que envió a marcar con sus trabajadores personales, los Vindice, coincidía con la información del amante de su segundo hijo. Ese día quiso reírse, y lo hizo mientras bebía coñac y fumaba un puro de alta calidad, mataría dos problemas de un solo tiro. Le enseñaría a Reborn a respetarlo como padre y obtendría a su amante. El chico en las fotos se veía tan bonito que lo iba a conservar, es más… lo iba a volver su esposo en cuanto lo tuviera en manos, unos hijos con tal piel clara sería maravilloso

Pero algo salió mal, no accedió a la oferta de Bermuda para un nuevo negocio y en venganza su mercancía se le fue negada, perdió al joven doncel de nombre Lambo. Se enteró que fue vendido a otra persona, que ya no le pertenecía, pero… no era tonto. Ricardo sabía que la entrega no era inmediata, hizo de todo para impedir la venta, para volver a tener a Lambo en sus manos, tenía poco tiempo para evitar que su pequeña obsesión se le escapara, pero fue inútil. Cierto día desapareció y esa desaparición solo significaba que ahora ese jovencito era la puta de alguien más. Se llenó de furia cuando sus subordinados le dieron la mala noticia. Maldijo a los Vindice, maldijo a Bermuda, maldijo a los compradores del pequeño Lambo, maldijo estar en Italia y no poder ir a matar a cualquiera que le impidiese tener al doncel de sus sueños. Viajó, rompió relaciones con Vindice, los mandó a la mierda, pero tenía las imágenes que le eran enviadas antes, guardadas como un tesoro un poco enfermo pero era un Stracci, obtener lo que quiera era su naturaleza… y no se iba a rendir así de fácil. Lambo sería suyo así tuviera que destrozar a una familia entera para tenerlo en sus manos

Se escapó unos días, porque quería tal vez acercarse a los Tonakai, porque de lejos quería ver a ese ángel de ojos verdes, y lo hizo, lo vio en aquella propiedad ajena. Su plan fue sencillo, entablar negocios con los Tonakai, porque siendo extranjero, ofrecía ampliar el campo de trabajo y eso  era excelente negocio para cualquier buen visionario. Cuando fue invitado a la enorme casa de Daemon para negociar en paz, lo vio… pero quedó impactado pues al ver a Lambo de cerca era diferente. Ese día estaba un poco maltratado, tenía una sonrisa de muñeca, una piel suave, las curvas exactas en los lugares indicados, parecía frágil, pero no lo era. Lo comprobó cuando se quedó un momento a solas con él

 

 

-así que eres Lambo… y esa es la marca de los Stracci, de mi familia – le dijo con sorna al mirar el tatuaje en aquel brazo que se extendía para servirle un poco más de aquel líquido en su copa

-si Daemon-sama lo escucha, usted será echado de aquí inmediatamente – Ricardo se embelesó con esa voz, dura, seria, pero dulce a la vez. Su obsesión crecía. Lambo debía ser suyo

-pídeme que te salve y podría llevarte con mi hijo, Reborn – Ricardo sonrió al ver la impresión del jovencito y logró ver esos ojos verdes directamente, opacos por el dolor pero aún tenían un leve brillo de gentileza, hermosos en todo sentido y eso solo le hacía querer tenerlo desesperadamente – ¿quieres?

-¿me puede sacar de aquí? ¿A mí y a… mi hermano? – lo escuchó esperanzado y eso lo hizo vibrar en ansiedad

-sacar a dos putas será difícil – se reía – más si no tengo beneficios

-¿a qué se refiere, señor Stracci? – esa carita se vio adornada de un ceño fruncido y hasta eso era hermoso

-soy Ricardo Arcobaleno… y si te conviertes en mi esclavo personal, puedo sacarte de aquí – lo miró con una sonrisa maliciosa y el jovencito frunció sus labios y apretó sus puños

-salir de un infierno para irme a otro – sonrió acercándose – váyase a la mierda – le amenazó lanzándole el licor que le servía

-mocoso, te enseñaré –

 

 

Ese día quiso golpear al mocoso, pero no por estar molesto sino porque amansar a la fierecilla sería divertido. Si lo tenía en su poder podría entretenerse cada noche y día, tal vez eso era lo que apreciaba Daemon. El mismo líder que desapareció para atender una llamada fue el que libró a Lambo de un golpe a puño cerrado. Ricardo aun recordaba ese día, el más divertido de su vida, porque no solo discutió con el Tonakai, quien al final entendió que Lambo era de carácter fuerte y reaccionaba así con cualquiera que se le acercara demasiado, sino que el negocio se cerró, pero… no hubo más contacto que eso, todo se hacía por teléfono. Pero tuvo una oportunidad más, una que planeó con prisa y apurado, un paseo de los Tonakai con la posesión favorita de Daemon. Se encontró con ellos casualmente, alejó a Lambo de la vista del peliazul y dio el último golpe, solo un intento… y podría triunfar o fallar dolorosamente

 

 

-ven conmigo – lo jaló sin darle tiempo a alejarse, lo alejó de todos y se lo llevó a una zona sin personas

-¿qué?... Ricardo Arcobaleno… ¡maldito, suélteme de una vez!

-te vendrás conmigo, colabora… o será por la forma difícil

-¡jódase! ¡Maldito infeliz! – el muchacho luchó con fuerza, no tanta pues parecía dañado, pero lo suficiente como para atraer la atención de un par de personas, gritaba y forcejeaba – ¡yo no iré con usted!

-¿y te quedarás con ese monstruo? – se reía con malicia

-tengo cosas que proteger. Tengo mis razones – gruño Lambo tratando de escapar de ese hombre

-te vendrás conmigo quieras o no, Lambo – lo agarró de los hombros y lo empotró contra la pared – pero para eso, te necesito vacío

-¿qué?

-tendrás a mis hijos y de nadie más – sonrió con malicia y vio el desconcierto de ese ojiverde, qué inocente era

-¿qué pretende?... mal… – y ahí murió el aliento de Lambo. Un golpe, uno y otro más en la zona correcta, en el vientre bajo como para dañar esa zona en especial – agh…. Maldito – se retorcía de dolor pues parecía que sus entrañas se partían, su vientre era atacado con brutalidad y…

-si tienes un hijo del Tonakai… lo abortarás obligatoriamente – fue la condena que Ricardo dio antes de levantarle el rostro y abrirle la boca, dándole un líquido espeso, obligándolo a tragar

-ojala te mueras – se quejó Lambo ya casi sin aliento, el dolor, el ardor en su estómago, le daba escalofríos solo pensar que ese hombre era capaz de eso… si hubiera una remota posibilidad de que el ojiverde estuviera embarazado todo quedaba allí, golpes y esa sustancia extraña – maldi…to

-serás mío ahora, y solo a mis hijos tendrás – Ricardo sonreía victorioso al ver el cuerpo del chico temblar

-eso lo… veremos – con sus últimas fuerzas, Lambo cerró su puño y asestó un golpe. Corrió aguantándose el dolor y tirándose al suelo en medio de la calle en donde transitaba gente – ayuda… mgh… ayuda – pidió entre sollozos, su estómago dolía, ardía, el pecho le pulsaba y sentía su consciencia desaparecer. Alguien ayudó al menor, quien solo dijo el nombre de su señor… irónicamente, solo ese peliazul podía ayudarlo en ese instante – Daemon… sama

 

 

Ese día Ricardo falló, se le escapó su presa, apenas logró salir de allí sin ser visto, pero de lejos se fijó como Daemon y los demás de esa familia aparecían cargando al ángel de ojos verdes y viendo la agresión sufrida. Esa cosa liquida que le dio aseguraba un aborto seguro, efectivo, intachable y como extra los golpes certeros. Si había un heredero con los genes de Daemon, murió ese día, pero con ello también su oportunidad de quitarle a Lambo a los Tonakai. Volvió a Italia esperando una confrontación que jamás se dio, pues al parecer Lambo no abrió la boca o simplemente no dijo el nombre de su atacante, mejor por Ricardo

Después de un tiempo Tonakai cayó,  Ricardo se desesperó al saber que su preciada joya también se fue con ellos. Le dolió mucho, pero lo superaría, su hijo frágil, era manipulable. Pero no fue así, por el contrario todo parecía ponerse en su contra, cada año que pasaba era más duro, aunque cuando descubrió cierta buena noticia, casi salta de felicidad. Su obsesión sobrevivió, y no solo eso, en tres años había resurgido como un yakuza digno. Ricardo se veía asombrado al saber que los Blood Rose eran los dueños de una prefectura y que Lambo era uno de ellos, le costó mucho obtener esa información pero valió la pena.

Una zona bajo dominio, un líder en las sombras, cuando logró ingresar a esa zona, no podía estar más feliz… terminó frecuentando ese club permanentemente, cortejando a Lambo regularmente aun a sabiendas de que el ojiverde jamás le perdonaría por la anterior falta. Le puso el apodo de ángel y poco después Lambo era llamado así en ese club, valió la pena llenarlo de regalos, pues fue cediendo a recibirlo de a poco. Siguió insistiendo cada semana, cada mes, siendo un cliente habitual, insinuándose. Pidió perdón falsamente, lo secuestró en ocasiones… seguía persiguiendo a quien debía ser suyo… y no se iba a rendir… porque Lambo debía ser el nuevo amante del líder Stracci, porque Lambo debía ser suyo

 

 

 

Pacto…

 

 

 

Estaban sentados en la sala de un departamento, ¿sitio? Uno de los edificios residenciales de la prefectura Kushiro en Hokkaido, a diez minutos del hogar de los reyes del sector. Dos personas estaban sentadas, peleaban, se besaban, bebían licor, uno mandaba mano a otro, los gritos, se reían, esperaban y los invitados ya acostumbrados a ese ambiente no decían nada y tomaban asiento en la sala. I-pin y Lambo miraban al par de amantes aun pelearse por la última copa de ron. Squalo y Xanxus eran así generalmente, dos idiotas que decían no amarse y aun así estaban planeando derrocar a Ricardo para permanecer juntos. Para que el heredero no tuviera que casarse con una descendiente de otra familia mafiosa italiana y pudiera tener a su amante sin tapujos, eran idiotas… esa era la realidad. Squalo seguía fielmente a Xanxus desde hace varios  años, admirando la habilidad innata del primer hijo de Ricardo y a su vez Xanxus se negaba a abandonar lo que llamaba “el buen sexo” con el doncel de ruda personalidad. Aunque para los más allegados a esa pareja tan rara, sabían que todas esas palabras eran solo tapujos para no decir que se amaban incondicionalmente, obvio eran tsunderes

 

 

-tortolitos, después siguen jugando – se quejó I-pin mirándolos con seriedad – ¿ya tienen lo que queríamos?

-fecha pactada, un mes y si nos consiguen la fecha de negociación de padre, tres semanas a lo mucho – informaba Xanxus que jalaba a Squalo hasta sentarlo en sus piernas

-¿y hasta eso deberé soportar los acosos de Ricardo? – se quejaba Lambo – ¿sabes lo difícil que es echarlo de aquí?

-VOIIII, eso es problema tuyo, lo sedujiste, atente a las consecuencias – bufaba Squalo admirando al ojiverde

-¿seducir?... el hijo de puta viene persiguiéndome desde que tengo como veinte años más o menos

-todo porque tienes mala suerte, escoria. Tu peor error fue ceder ante Reborn, de no ser así, hasta podrías haberte ido con Ricardo y ser el nuevo amante del líder – bufaba Xanxus divertido al ver el horror en Lambo – tendrías una buena vida, solo tendrías que tener hijos con mi padre y ya

-ni me lo menciones – se quejó el ojiverde

-eres el objeto de venganza, tu vida ya es bastante mala, pero cuando Ricardo supo que eras amante de Reborn y peor, que eras una belleza y aparte doncel … tu vida fue tachada ese día, mocoso idiota

-¿podemos cambiar de tema? – Lambo chasqueó su lengua mientras sentía escalofríos al pensarlo. Ricardo era un hombre amargo, insistente, idiota… quien ordenó su marca. El ojiverde instintivamente tocó el tatuaje de su brazo derecho, aquellas alas

-sí, ustedes irán allá – fue la orden de Xanxus

-eso aún está en discusión – refutó I-pin con la mayor de las molestias

-conozco sus habilidades y la fama que tienen en el bajo mundo – Xanxus los miraba con malicia – y no solo ustedes, los otros dos también

-despiadados, de puntería precisa, justicia a mano limpia, torturadores tenaces – sonreía el pelilargo platinado – mocosos, se han ganado el respeto por si solos y en este mundo eso no es fácil… no sé cómo tocan a sus hijos con esas manos

-son rumores – habló I-pin con tranquilidad – aunque sobre la puntería, eso sí es cierto, hemos practicado mucho

-entonces irán – Xanxus sonreía con malicia, sabia más o menos por qué esos cuatro querían vengarse de Ricardo, una vieja historia los marcaba y el odio de Lambo era enorme, pues en un día nefasto perdió algo precioso – tienen motivos suficientes

-¿Por qué quieres matar a Ricardo? – Lambo miró a Squalo con seriedad – dime, y tal vez acepte ir con ustedes

-primero respóndeme una cosa Lambo – Squalo se bajó de las piernas de Xanxus y se sentó en frente del ojiverde – ¿qué te hizo Ricardo como para que lo odies?

-que te importa

-dímelo – exigió dándole una copa de licor a Lambo, quien la bebió sin siquiera respirar – veo en tus ojos que la rabia te domina

-¿y que ganas con eso?

-no desentierres hechos pasados – pero I-pin se calló al ver la mirada de Xanxus, una que le decía que los dejara hablar

-tengo el presentimiento que tenemos algo en común, Lambo… por eso debemos ir allá y meterle una bala en el culo a Ricardo – gruñía Squalo

-trató de sacarme de la mansión de los Tonakai, volverme su puta – dijo Lambo con rabia mirando a Squalo

-no es todo, suelta lo demás – exigió el peliblanco

-me quería vacío – dijo apretando sus puños – sabes lo que significa, ¿no? – dijo mordiéndose el labio – yo no sabía que esperaba un hijo en ese entonces, no tenía síntomas, pero Daemon si lo sabía… se lo presumió a Ricardo – habló con rabia e I-pin se quedó quieta, ella no sabía ese detalle – el hijo de puta de Ricardo me golpeó de tal forma que lo perdí… me dio de beber un líquido que ardió como el infierno y me hizo darme cuenta que me desgarraba por dentro… sentí claramente como esa pequeña criatura se moría lentamente – habló con tanta rabia que hasta Xanxus dejó de beber – perder un hijo es como perder una parte de tu alma

-pero era engendrado por una violación, el padre era Daemon – dijo Squalo y Lambo lo tomó por la camisa con tanta fuerza que casi lo hace caer

-era mi hijo – dijo con tono tétrico – ese día me enteré que llevaba un hijo en el vientre, ese día también lo sentí morir sin remedio… ese día me morí un poco más. ¡Era mi hijo! ¡Ricardo me lo arrebató!

-y es por venganza que te aguantaste todos estos años, buscando una pequeña distracción de Ricardo para vengarte – sonreía Squalo – te entiendo

-¿cómo puedes entenderme?

-¿sabes que Ricardo ama destrozar a donceles vírgenes? – sonrió con melancolía y Xanxus se tensó – cuando se enteró que yo era doncel… me quitó la puta pureza sin reparo – bufó con rabia – ¿crees que fue lo único que me hizo?

-¿Te embarazaste? ¿Te obligó a abortar? – la compasión en su mirada era mínima, pero había

-no, al menos no en ese momento – dijo cada cosa con mucha calma, ya lloró mucho, ahora era diferente –… pasaron años y me relacioné con el bastardo que tengo por jefe – sonrió mirando a un Xanxus enfadado – Ricardo me quitó un hijo también… ¿sabes por qué? – Squalo miró a Lambo y apretó sus puños, agarrando los hombros del más joven y mirándolo directamente – porque una puta no puede traer herederos a los Stracci y yo… ante sus ojos, era esa puta que impedía que su hijito accediera a casarse con no sé qué niña mimada… perdí a mi hijo, al hijo de Xanxus. Y por si fuera poco, Ricardo se burló en mi cara mientras me veía pedir ayuda y piedad… me recluyó en un calabozo y me dejó desangrarme mientras perdía a mi hijo – Squalo sabía que ese día, solo sobrevivió por su sed de venganza, sacado después de no sé cuántos días u horas por una de las sirvientas bajo orden de la madre de Xanxus, bendita señora

-tenemos cosas en común, Squalo – sonrió Lambo – bueno, bueno, basta de depresiones

-quiero a Ricardo muerto – habló Xanxus quien ya terminaba de aminorar su rabia – mi padre me quitó a mi hijo, yo le quitaré el poder de los Stracci y me daré el lujo de quitarle la vida también

-Aceptamos – I-pin al fin habló mirando a los demás, ¿odio?... Su odio creció un poco más – está más que claro… te ayudaremos a capturar a Ricardo, te lo cederemos en bandeja de plata con una sola condición

-habla – Xanxus miraba a Lambo y Squalo mirarse con una sonrisa maligna. Golpearon sus puños en símbolo de un pacto mudo

-lo quiero vivo para una charla personal – habló I-pin con rabia – tú quieres venganza por perder a un hijo… yo quiero venganza por perder a mi sobrino

-lo mataré yo, mocosa

-lo sé – sonrió con rabia mientras jalaba a Lambo, quien empezaba a llorar de rabia – pero… una pequeña tortura siempre es buena

-envía el día y la hora – habló Lambo mientras limpiaba sus lágrimas – tendrás a los cuatro requeridos en Italia… cuando sea preciso

-mocoso – Squalo se levantó y cruzó sus brazos – los rumores dicen que te acostaste con Ricardo una vez mientras eras host… cómo pudiste…

-quien sabe – Lambo lo miró con serenidad mostrando desinterés, interrumpiendo al mayor – Más te vale mantener esto en secreto, nadie aparte de los que escucharon mis penas en esta ocasión saben de mi pérdida… revivir demonios pasados no es mi estilo

-pero quieres venganza

-tú has tratado de borrar el dolor de perder a tu hijo… debes entender mi motivación – dijo antes de salir. Squalo se reía bajito al verlo irse, le agradaba ese mocoso

-me pregunto… ¿qué pasaría si reuniera a todos los que Ricardo mancilló y arruinó? – se reía el pelilargo retirándose a su habitación, por el resto de ese día quería estar solo

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

¿Cómo estuvo?

 

Bueno esto iba a ser un laaaaaargo capítulo de casi 20000 palabras, pero buueeeeeennnnoooo lo vi como una exageración así que lo corté aquí. La intención era rellenar huecos, así que ya sabemos porqué castigan a Hana, y descubrimos secretos también, muajajjaja, y esto no es ni la mitad.... jajajaja, nah en serio, creo que tengo más huecos que rellenar que en ninguno de mis otros fics

Si se me olvida alguna explicación, de algún incógnito que ustedes piensen que debería explicar, pues espero me lo digan porque obviamente soy humana y me olvido de algunos detalles 

Agradezco que sigan leyendo esta pequeña historia, lamento las larga esperas, pero no es fácil coordinar mis tiempos y bloqueos XD

Pero yo disfruto mucho de hacer un champú de ideas, ya les cumplí varias peticiones, ¿verdad? y las personas que lo pidieron lo sabrán, XD

Muchas gracias por sus lindos reviews, y como siempre digo, cualquier sugerencia, crítica, reclamo o saludo, es bien recibido y contestado (aunque me tarde XD) 

Nos veremos en la siguiente oportunidad~

Bye bye~

Besos~

 

*huye perdiendose entre la oscuridad*


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