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Anhelando la lejanía por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Bueno, ahora si creo que espanté a muchos lectores... ya hasta me confirmaron 

La mala noticia es que la historia seguirá en esta aura deprimente por un rato más. Y la buena es que ya empezaremos a arreglar un poquito las cosas y a seguir descubriendo qué pasó en esos años

Sin más a leer~

 

 

 

Lambo logró aplazar la reunión hasta las dos de la mañana de ese día, 16 y 17 de abril… cuando terminaba el sábado y empezaba el domingo. Habló con Tsuna, debían tener tiempo para mentalizarse el reunirse no solo con Reborn y Alaude, sino con Kyoya, porque era un negocio familiar. ¿Por qué? Porque I-pin tuvo la grandiosa idea de enfrentar los problemas de frente, argumentando que era lo mejor. ¿Y qué fue peor? Que Haru la apoyó en todo. Esas dos daban miedo si se confabulaban, ¿cuándo Haru maduró de esa forma? Pues ahora la timidez era solo un fantasma, la castaña era… era… era como la aprendiz de I-pin. Nada quedaba de aquella muchacha…

 

 

Hace años, cuando conocieron  a Haru…

 

 

9 de Julio, justo cuando regresaron a Japón, fueron informados de una nueva compañera con la que compartirían habitación en ese infierno. Bufaron más no podían negarse, sea como fuere sabían que si era una mujer… ellos serían tratados como si fueran menos que ella. Para esos dos mafiosos ellos eran solamente un vientre para dejar sus genes, malditos hijos de puta. Apenas la vieron la amenazaron, jurándole que si se metía con ellos le harían la vida un infierno, amenaza que en esa época iba en serio, eran como animalitos maltratados defendiéndose de cualquier cosa. Fue duro empezar, mucho más cuando veían el bulto que traía esa mujer extraña

 

 

-lo siento – retrocedió atemorizada por esa mirada no tan apagada, que mostraba solo enfado – yo solo…

-Haru-san será vuestra compañera – Las sirvientas explicaban el asunto, era simple, ella viviría en esa habitación también. Tenía los mismos derechos que Lambo y Tsuna, tenía el mismo trato… la intrusa

-vete – ordenó Lambo a las muchachas que enseguida obedecieron, ya se daban fama de malvados por las sirvientas, era divertido de alguna forma

-no deberías tratarlas así – se quejó la castaña recién llegada, sintiéndose cohibida por el aura desagradable de aquellos dos – parece que ustedes… son muy infelices también – suspiró la chica mientras con dificultad se sentaba en el extremo opuesto de la mesita que usaban para comer

-¿estás?... ¿tú estás…? – susurró Tsuna al ver el bulto en el vientre de la chica recién llegada – ¿Qué?

-¿quién eres y por qué estás en esta habitación? – Lambo se sentó junto a Tsuna protegiéndolo

-mi nombre es Haru… Haru Spade, soy la primera esposa de Daemon-sama – la chica trató de sonreír pero no logró hacerlo e hizo una mueca – ustedes deben ser los amantes de…

-¡no te atrevas a completar esa  frase! – gruñó Lambo mirándola de pies a cabeza – así que su esposa…

-entonces no te nos acerques, cualquiera que tenga relación con ese idi… - Lambo le tapó la boca al castaño antes de que terminara

-no sabemos de qué lado esta – susurró en el oído de su amigo – debemos ser prudentes

-¿puedo pedir un poco de eso? – susurró la chica al ver los waffles apilados

-toma – suspiró Tsuna, podía estar de mal humor y odiar a medio mundo pero tampoco terminaba de perder esa amabilidad que lo caracterizaba – ¿puedes ser sincera y responder una pregunta?

-gracias y si – sonrió la castaña mientras se llevaba a la boca el primer bocado

-¿lo amas? – Tsuna atacó de inmediato, sin mirarla, sin dejar de comer su agradable manjar de la mañana

-es mi señor – respondió con tristeza, una desagradable, estudiada y repetitiva palabrería

-no lo hace – sonrió Lambo extremadamente divertido como desde hace tiempo no lo estaba. Lambo se paró y corrió afuera, observó los pasillos, verificó que nadie los escuchara y se sentó nuevamente – el hijo de puta no merece que lo amen – sonreía divertido al ver que la chica se sonrojaba y tensaba. Tsuna a su lado casi se atoraba al reírse

-cálmate mujer – sonreía Tsuna ya recompuesto – tus ojos no mienten, al igual que nosotros… tú estás aquí obligada

-decidí quedarme… a pesar de que no soy amada – Haru sonreía al verlos más relajados pero aun desconfiando de ella

-si te atreves a decirle a Daemon algo de lo que hablamos aquí – Lambo la amenazaba de nuevo – soy capaz de muchas cosas, no me tiemblan las manos para defenderme, y si llegas a atentar contra Tsuna o su pequeño… te las verás conmigo – Haru se quedó quieta, aferrada a su vientre  asustada y…

-ya basta Lambo – el castaño hizo que su amigo se sentara de nuevo – mi intuición me dice que no es peligrosa

-te creo – Lambo entonces solo le hizo una seña a Haru para que se sentara en frente de ellos –entonces… ¿por qué llevas a su hijo? – murmuró con enfado

-porque… debo hacerlo – su mirada triste compadeció al corazón de Tsuna – es lo mismo que usted – miró a Tsuna

-está de nuestro lado – suspiró Tsuna mirando a un Lambo, que confiando en la intuición de su hermano mayor asentía, y bajaba su muralla de protección – escucha Haru-san… nosotros estamos obligados a permanecer aquí…

-igual que yo – sonrió con tristeza al recordar – Daemon-sama me tomó como su esposa porque se obsesionó conmigo cuando me vio en la calle, me sacó de mi casa, pagó el silencio de mi familia y desde ahí permanezco aquí o donde él desee, ahora yo… - acarició su abultado vientre mientras aguantaba las lágrimas

-así que por eso no quiere hijos conmigo aun – sonrió Lambo – perdona lo cruel de mis palabras pero… gracias – le dio una leve reverencia a la chica – gracias a ti estoy a salvo por el momento

-¿tú eres… el amante de…?

-dije que no lo menciones… evita decir esos nombres aquí – murmuró enfadado – y lo que aquí se dice, aquí se queda

-entiendo – susurró mientras comía un poco más – entonces el pequeño que espera es del hermano menor – Haru vio con pena al castaño que asentía – lo siento

-es mi hijo – respondió sin mirarla – de nadie más

-pero nosotros solo estamos para complacer a los señores y… - Haru se calló al ver la mirada amenazante del castaño

-¡cállate! – exigió Tsuna – no digas cosas tan absurdas… si estoy en esta situación es por cosas secundarias, no me pongas como mercancía ni como mascota

-lo siento

-acostúmbrate niña – gruñó Lambo – eres bienvenida porque sufres nuestro calvario – la miró amenazadoramente – pero si nos causas problemas te haremos la vida un infierno

-miente – sonrió Haru al reconocer la tristeza y miedo en esos chicos –  ustedes no son malos, caso contrario hace mucho que me hubiesen echado

-no nos conoces aun… si nos vemos amenazados podemos sacar a flote ese lado negro que nos obligaron a crear… más te vale controlarte – Tsuna no mostraba culpa

-no se preocupe, como usted lo dijo… sufro el mismo destino que ustedes… nos llevaremos bien

-¿cuántos meses tienes? – Lambo la miraba analizando cuanto tiempo tenía de seguridad

-cuatro meses más o menos – susurró con vergüenza frotando su barriga

-Tsuna… ¿qué opinas?

-se adelanta – la chica los vio con extrañeza pero no preguntó nada y siguió con su comida, seguramente pronto los entendería

 

En esa época a lo que se referían esos dos era al escape. Un escape antes de que Tsuna cumpliera sus siete meses, sea como fuere lo tenían que hacer… y ahora se llevarían a esa chica también

 

 

 

Era la hora…

 

 

 

La hora del encuentro era en la madrugada debido a que a esa hora terminaba el ciclo de trabajo de esa noche, y los dos donceles no podían faltar al club. Era la noche especial del mes donde las ventas subían por cierta característica del club… era noche de chicas, todos, absolutamente todos los acompañantes, mujeres u hombres, de turno en el lugar vestían de hombre. De similar forma en el fin de mes, todos vestían de mujer, claro que era divertido, siempre y cuando se respetaran las normas de comportamiento, y hasta… bueno, usar falda era gracioso. Fingir ser una damisela para complacer a los clientes era divertido, mucho más cuando las tarifas se doblaban en estas dos fechas importantes y la gente duplicaba sus asistencias, las ganancias eran enormes. Los desvelos valían la pena, les gustaba su vida actual

 

 

-¿listo? – Lambo sonreía mientras se ponían en posición para abrir el bar. Todos vestían de traje… lindo y un poco apretado traje de negocios

-claro – sonreía Tsuna en respuesta mientras se servía la primera copa del día

-te marearás – regañó el ojiverde mientras se acomodaba la corbata

-solo así llegaré estable a las dos de la mañana – se reía con nerviosismo – Dios, no soportaré esa reunión

-¿miedo?

-furia – dijo antes de poner la mejor cara y dar a entender que abrieran las puertas

-por mi parte… ansiedad – sonreía Lambo antes de ver a la primera clienta tomar su mano. Sonreír y besarle el dorso, coquetear, halagarlas, genial, así era su jornada laboral. Al menos con esto pasaban todo el día con sus hijos, no se perdían ningún momento con ellos

 

 

 

I-pin y Haru sonreían en casa, mientras pasaban la cena al comedor. Los cuatro rotaban sus turnos para que siempre dos de ellos estuvieran en casa en la noche, los niños se criaron de esa forma, así que no había nada raro. Esa noche además se incluyeron Yuka, Kyoko, Hayato y Yamamoto, fieles servidores de la familia, fuertes, pendientes y que… podrían jugar con los niños en caso de que alguno despertara en la madrugada. Pero en general solo estaban allí para acompañarlos en el proceso de dar las buenas noches a todos los menores y en cuanto las reinas salieran de casa, ellos serían los guardias de los más pequeños.

Al momento exacto Koyo, Ugetsu, Ryohei y en el auto, Irie, acompañaban a las mujeres, pues serían las primeras en llegar al lugar pactado, en donde según dijeron ya se dirigían los involucrados en esta reunión. Las dos mujeres se reían un poco al momento de separarse, pues I-pin debía llevar un par de cosas y llamar a alguien antes de la reunión. Junto con Koyo y Yamamoto se bajó del auto, así que Haru tendría el honor de recibir a los invitados y Ryohei junto con Irie serían sus guardaespaldas. Nunca salían sin ellos, aunque claro, siempre variaban de subordinados, pero en esta ocasión escogieron a los mejores, solo por precaución

Por otro lado estaban los que viajaban al lugar, en silencio, en dos autos, sin guardias como fue la exigencia. Al entrar a la prefectura varios guardias los esperaban, revisados, y por último alejados de su guardia personal. Fue la revisión más estúpida, al menos eso fue para Reborn, pues entrar desarmado a ese lugar era demasiado, aunque si lo pensaba los donceles traumados estaba probando su paciencia y colaboración. Así que calladitos prosiguieron con el cateo y con la escolta hacia el lugar correcto

 

 

-estás ansioso, Kyoya… cálmate un poco – regañaba  Alaude, pues Kyoya todo el camino se pasó moviendo su pierna o frunciendo sus labios

-¿cómo quieres que lo haga? Hablaré con Tsuna directamente después de cinco años, además debo hacer que vuelva a dejar a Kazuya ir a visitar mi casa – gruía mordiéndose el labio

-Tsunayoshi ahora es un líder, debe ser razonable

-no lo creo, de ser así me daría más que una instrucción por teléfono, o me citaría para charlar acerca de la vida de nuestro hijo… algo por el estilo – el azabache se tiraba de los cabellos y suspiraba, estaba demasiado ansioso

-debiste hacerle algo grave – Reborn se unió a la plática cuando ya los tres estaban en la puerta de aquel restaurante fino, al parecer los Blood Rose tenían debilidad por esos lugares – hasta donde recuerdo, Tsuna era un torpe angelito

-igual que Lambo – bufó Kyoya – y por lo que escuché te abofeteó en la primera cita – se burló Kyoya, claro, los chismes volaban y más cuando te encontrabas con cierto ojiazul paseando por donde tu paseabas coincidentemente

-mocoso, ¿quieres armar un alboroto ahora? – gruñó Reborn

-compórtense como lo que son, dos adultos – gruñó Alaude dando el primer paso hacia el lugar – si no estamos en paz, ellos lo usarán en nuestra contra

-no hables como si fueras el mayor de todos, te faltan años para igualarme – bufó Reborn

-es porque su relación con Giotto es estable – añadió Kyoya siguiendo a su hermano, claro, todos se atacaban entre sí

 

 

Escaleras, un par de guardias, ambiente cálido, acogedor, iluminado, fina vidriera, bla... bla… bla. Ninguno se fijó en esos detalles y simplemente ingresaron al espacio destinado, tres sofás grandes, enormes si se podía decir, una mesita en el medio, donde ya reposaba un par de botellas, copas, hielo, un par de bocadillos. Esperándolos para recibirlos una muchacha sonriente de cabello castaño, suelto, un poco largo, iban a reclamar porque no eran a quienes esperaban pero…

 

 

-sean bienvenidos, señor Stracci, señores Inagakai, yo seré su anfitriona… Haru-desu, estoy a su cuidado – los hombres presentes se quedaron en silencio admirando la angelical aura opacada por los dos hombres, que un poco alejados se mantenían en alerta, un peliblanco y un pelirrojo

-déjate de bromas, Haru – Reborn la conocía, sabía que no era el ángel que aparentaba – eres la primera reina en llegar, ¿por qué?

-¿no le agrada mi compañía, Reborn-san? – se reía bajito mostrando el sillón de tres puestos que los hombres suponían serían sus lugares – pues qué pena, porque los demás aún no están aquí, soy la que verifica si se cumplen los acuerdos… hasta ahora van bien, desarmados, sin guardaespaldas y con unas sonrisas radiantes

-Basta de sarcasmo – Alaude miraba a la chica para después ignorarla y sentarse en el sofá – ¿dónde están los demás?

-tranquilos, todos tenemos cosas que hacer – Haru quitó su sonrisa colegial para hacer un ademán con su mano y una muchacha salió para empezar a servir una copa a cada invitado

-es una falta de respeto llegar tarde – Kyoya miró a la chica con frialdad pero ella solo tomó su copa y la mantuvo con elegancia entre sus dedos. El traje que usaba era formal, minifalda, bléiser, tacones, blusa blanca, el símbolo de su familia, maquillaje sutil y porte serio, así estarían los demás también

-ustedes son los solicitantes, deben ser pacientes, es parte de la prueba – sonrió aunque ella misma se preguntaba dónde estaban los demás, pero bueno, podría hacerles plática un momento – los veo y no lo creo… ustedes son los hombres de las historias

-chismes – bufo Reborn bebiendo de su copa, exquisito sabor picante, buena elección de licor

-Giotto habla tanto de usted, que hasta parece que lo conozco – sonrió Haru viendo al rubio – debería verlo, su mirada despide ternura, mi hermano mayor lo ama demasiado

-así que todos son hermanos aquí – respondió Alaude con cortesía – es bueno saber que tienen en donde apoyarse y protegerse

-cuando el mundo te trata como basura, aprendes a reconocer, querer y aferrarte a la poca luz que tienes – decía Haru mirando a los hombres allí presentes – somos hermanos, nadie lo duda, nadie reclama

-que buena hermana que se consiguieron – Kyoya apretaba los puños y bebía con desesperación

-soy el ángel de la familia… por cierto… Kazuya me dio esto de contrabando – la castaña miró el interés de Kyoya y Alaude, sonrió triunfal – ¿qué se dice? – mostraba ese paquetito en sus dedos

-entrégamela – Kyoya la miraba con furia pero la mujer solo negó guardándose de nuevo el sobre – es mía… por favor

-wow, no pensé que esas palabra salieran de su boca – con placer, Haru le entregó el sobre. Ella lo vio por curiosidad y ayudó al pequeño a meter el dibujo hecho en casa en ese sobre, entendía al pequeño al que le cortaron la ilusión de estar con su padre, pero más que eso apoyaba a Tsuna por sobre todas las cosas… así que ante el pedido inocente y el nulo daño que hacía ese dibujo, aceptó dárselo – el pequeño lo adora – sonrió al ver la mirada más suave que el azabache emitía al ver el dibujo – no lo arruine, sería una pena que le prohibieran verlo

-no me amenaces, mujer

-¿o qué? ¿Kamikorosu? – se burló al ver como Alaude detenía a Kyoya – no me resistí… Tsuna me contó sobre eso, es gracioso… por si lo duda, sé detalles de lo que sucedió entre ustedes

-¿me cuentas un poco? – sonreía Reborn, ver a esa mujer enfrentar a los Inagakai era divertido – suena a una proeza, una grande como para causar el odio de ese castaño

-pues si – Haru se puso recta y acomodó su ropa – lo que pasó fue…

-no tiene derecho a revelar detalles sobre cosas que no son de su incumbencia – Alaude frenó el asunto antes de que Kyoya estallara – limítese al asunto que nos concierne

-es verdad – sonreía Haru – solo trataba de hacer plática… pero al parecer los dos esperados llegaron

 

 

Todos se quedaron en silencio, escuchando a dos voces conocidas dar un par de ordenes en la planta baja, solo eran susurros, risas… ¿un grito? Era raro, pero no parecía una discusión sino todo lo contrario… un juego. Los cuatro sentados en los sofás escuchaban los pesados pasos que subían las gradas, más risas y al final un…

 

 

-respira un poco Lambo, estas rojo – Kyoya se tensó al escuchar la leve risa que tanto esperó escuchar durante años

-mírate primero y después me juzgas – esa otra voz llamó la atención de cierto azabache que jugaba con sus patillas en una forma de relajarse, pero claro, esa plática no le daba buen espina – vete al infierno, Tsuna

-¿me acompañas? – bien eso ya era raro, sus voces sonaban fuertes, variables, un golpe y un “auch” no era buena señal y solo estaban esperando – ve primero, necesito tiempo

-al demonio, ¡vienes y ya!

-con un demonio… ¡Lambo suéltame! me acabo de caer y duele –

-los voy a matar – sonrió Haru quien no se movió de su lugar – están bien muertos – sonreía pero obviamente no estaba feliz, ni un poquito

 

 

Dos figurillas aparecieron por las escaleras, vestidos de traje negro, corbata, camisa… con rostros serios y paso firme, tal vez las risitas que escucharon y demás solo era un juego, un fraude, un… ¡una mierda! ¿Qué les pasaba a esos dos? estaban completamente fuera de lugar, eran Tsuna y Lambo, pero tampoco eran ellos mismos. Y para rematar al dar el primer paso, tambalearon un poco. Los dos donceles trataron de mantener su porte serio, pero pasaron apenas dos minutos y la perdieron. Los tres invitados vieron a los dos recién llegados empezar a reírse, golpeándose entre sí, tratando de obligarse a parar, pero no había forma. Haru, quien se había mantenido quieta y sonriente,  al fin se levantó mostrando su ceño fruncido

 

 

-tienen las mejillas rojas, rastros de labial en las mejillas, cuello y… ¿labios? – los mayores al fin se fijaron en los recién llegados, fue un shock el verlos de esa forma, pero ahora los revisaban de pie a cabeza y… ¡en verdad tenían esas marcas! – ¡Tsuna, Lambo!

-lo siento – bufó Lambo poniéndose serio mientras con sus dedos retiraba el labial de uno de sus labios, parecía un poco sorprendido mientras se lo quitaba con una pañuelo – te dije que no era buen día, quería que lo aplazaran hasta mañana y…

-¡iba a ser en la mañana y tú lo aplazaste de nuevo! – se quejó ahora la descontrolada Haru

-para el siguiente fin de semana – se quejó Tsuna quien también se empezó a limpiar con un pañuelo. No se habían dado cuenta que tenían evidencia en sus rostros, bueno complacer  y controlar mujeres excedidas en alcohol era difícil – sabes que las clientas se vuelven locas con este día

-tienes una marca – Haru se acercó a Tsuna y le revisó el cuello con diligencia – ¡una muy roja! – Kyoya se tensó al escuchar el reclamo de aquella castaña, miró la reacción del castaño pero Tsuna solo sonreía sin importarle nada… el segundo Hibari quería matar a quien se atreviese a tocar a su Tsuna, a su amor, a su tesoro. Quiso peguntar pero Alaude lo detuvo, negando y pidiendo solo observar

-clienta tres. No la quiero volver a ver, la muy atrevida me mordió – bufó Tsuna alejando las manos de Haru de su cuello – ya sabes que hacer

-¡quiero que se limpien ahora! – exigió la castaña golpeándolos en la cabeza – que pésima primera impresión

-hola – los dos donceles saludaron con la mano a los recién llegados, los ignoraron por un rato así que… ya se pondrían serios – ya los conocemos, que importa – Lambo le quitó importancia después de sonreírle fingidamente a Reborn

-los conocemos mejor que nadie – bufó Tsuna al ver a Kyoya y Alaude, para luego simplemente ignorarlos e ir a una habitación en la parte de atrás – dales licor y que esperen

-no seas maleducado – se quejó Haru apretando el puño, pero Tsuna ya se alejó lo suficiente – ¿dónde está tu compostura y porte?

-ya… con el licor que nos bebimos eso se quedó en el caño – Lambo se reía al escapar del golpe de la castaña y se fue con Tsuna

-los voy a matar, los castigaré y no saben cómo – amenazaba con el aura negra y una venita saltando de su cuello, estaba sumamente enfadada

-como digas, cariño – y Lambo cerró la puerta antes de que algo lo golpeara

 

 

Haru maldijo entre dientes, apretando sus puños pero volvió a su lugar y tomó una de las copas, llenándolas con el licor que ahí había, lo consumió de una sola vez y luego suspiró. Pocas risas bajitas se escuchaban en la habitación por parte de los empleados o guardaespaldas que alejados admiraban todo, al parecer ya se habían acostumbrado a ese accionar, o tal vez no, pues Haru los calló, solo bastó con una mirada para silenciarlos a todos. Los hombres allí sentados quisieron preguntar, pero obviamente no iban a tener respuesta más grande que las leves risas que se escuchaban salir de esa habitación, un ligero grito, agua caer, ese par estaba bien ebrio. Parecía la situación más estúpida de sus vidas y a más de eso… se quedaron pensando. ¿Por qué demonios estaban borrachos? ¿Por qué mencionaron un día especial? ¿Por qué uno de ellos tiene una mordedura en el cuello? ¿Por qué los labiales? ¿No eran donceles que solo atendían a hombres? Ni siquiera permitían el acercamiento excesivo, bueno eso Reborn lo comentó ya que lo observó en una de sus visitas pero… ¡todo lo que acababan de ver se oponía a sus suposiciones!

 

 

-parece que ya están todos – I-pin llegaba con calma, caminando con elegancia – querido Alaude-niisama, menos querido Kyoya-niisan – sonreía con amabilidad y se quedó viendo a Reborn – cliente activo, Reborn

-I-pin… ellos lo han hecho – Haru fue directo al punto mientras servía una copa más y la consumía con paciencia – han perdido la cabeza – justo en ese momento algo cayó en aquella habitación y la risa de Tsuna mató el ambiente serio

-debo disculparme por su comportamiento – sonrió I-pin con tranquilidad, miró a Haru un momento y fue como si hablaran mentalmente – es la noche que más disfrutan de su trabajo, así que… se sobrepasan con el licor que ingieren… les pido 5 minutos – sonrió antes de caminar hacia aquella habitación mientras se arrimaba las mangas

-son idiotas – Haru hacia un leve puchero mientras servía otra copa y escuchaba como I-pin ingresaba y todo quedaba en absoluto silencio – no debieron hacerla enojar – los hombres siguieron a la pelinegra con la mirada, se veía tan normal… peor obviamente suponían que iba a golpear a esos dos

-ya me cansé de esta comedia, qué demonios les pasa a… - y las palabras de Reborn se pausaron al escuchar un golpe muy fuerte y poco después otro más – eso fue…

-eso fue algo que les quitara la borrachera – sonrió Haru – usted debe saber cómo es I-pin

-¿por qué estaban de esa forma? – Alaude admiraba como el pomo de la puerta se movía con lentitud extrema

-porque se divierten… y porque supongo no querían venir a esta reunión. Lambo y Tsuna buscaron una excusa, pero claro, nadie puede faltar, era el pacto – Haru ya calmada al dejar de escuchar sonidos dejó de beber con ansiedad, suspiró profundo y retomó su aura seria

-cobardes – bufó Reborn pero le dio gracia ver a dos jovencitos salir bien presentables, con seriedad, ni un rastro de mejillas rojas, caminar normal, bien amansados. I-pin iba detrás de ellos dirigiéndolos como a un par de mascotas  – podrían comportarse como dos adultos – les dijo al verlos sentarse enfrente de ellos y a I-pin en el sofá junto con Haru

-bien… lamento la despreciable visión que tuvieron de nosotros – habló Tsuna con seriedad y Kyoya se estaba pensando en pedir que les dieran bebidas y escuchar una tonada diferente en Tsuna, no la monótona que siempre escuchaba por teléfono confirmando que Kazuya iría a su mansión – pero entenderán que nuestro trabajo se basa en atención al público y con ello…

-son acompañantes – corrigió Alaude – sabemos lo que significa, bebida y complacer a quien solicite su compañía

-eso describe a una servidora sexual – se reía Haru al ver como Tsuna fruncía su ceño – a los chicos no les gusta esa descripción. Ellos no complacen a sus clientes, ellos… los manipulan en beneficio propio pero no llegan a más de compartir una mesa, bebida o una que otra caricia

-cierto – sonrió Lambo pero después se puso serio – hoy es especial, un día diferente pues es más fácil atender a mujeres que a hombres, son más divertidas – veía con satisfacción como Kyoya y Reborn se tensaban, ¿qué estaría pasando por esas cabezas?

-vamos al punto – I-pin los interrumpió, le gustaba jugar pero sabía que Tsuna no aguantaría mucho en ese ambiente, terminaría descontrolándose y destruyendo toda negociación, así que mejor no se arriesgaba – dijeron que venían a tratar un pacto, o una paz entre familias. Ustedes hablan, nosotros escuchamos

-pienso que ese acuerdo está demás – Lambo habló con serenidad – ustedes se habrán dado cuenta que en este lugar la paz ya está establecida, bajo estándares estrictos, eso se nota solo con pasearse en el día por las calles

-se limitan solo a sus sectores – Alaude miraba a los donceles con extrañeza, se veían tan frescos, era extraño que cambiaran de un rato al otro – pueden ampliar espacios de circulación, claro que tenemos intereses propios y…

-Kazuya no entra en el trato – habló Tsuna de inmediato al ver la intención de Kyoya por hablar – incumplieron con el pedido, ya sabían lo que iba a pasar

-estaba claro que yo era el que no podía pisar éstas tierras – Kyoya miraba directamente a un Tsuna que no se amedrentaba y le mantenía la mirada – Alaude no. En ningún momento  se incumplió el trato

-¿estás aquí, no? El pacto se incumplió – refutó con tanta seguridad que Haru se reía bajito – pero tomando esto como excepción, prohibí la entrada de los Inagakai y…

-I-pin también es una de nosotros – protestó Alaude por las incoherencias que escuchaba por parte del Sawada menor – está aquí con ustedes

-me molesta mucho cuando me interrumpen, Alaude-san – retó Tsuna con su ceño fruncido – deje que termine mi frase… Prohibí la entrada a los Inagakai y está más que claro que I-pin ya no es una de ustedes, es una Blood Rose y como tal no ingresa en los estándares del pacto con respecto a Kazuya. Además en alguna ocasión dije “varones Inagakai”, por cualquier lado, I-pin no puede ser mezclado con los de su clase

-Kazuya tienen mi sangre, es un Inagakai también y es varón – protestó Kyoya, no se iba a dejar ganar. Reborn quería reírse, le gustaba ese Tsuna que se enfrentaba a todos sin miedo

-corrijo, Hibari-san – protestó Tsuna apretando el vaso que le sirvieron – podrá llevar tu sangre, pero también lleva la mía. Nacido y criado aquí, a tu mansión solo va de visita y como si fuera poco… tiene mi apellido – Reborn sonrió con malicia ante ese detalle que no sabía y hasta le era gracioso – es mi hijo en todo el marco legal, es mi heredero, lleva mi apellido y la herencia negra de esta familia

-no refutes eso, Kyoya – Alaude paró la discusión, no era conveniente que los demás se alteraran – Tsunayoshi tiene razón en eso, Kazuya no lleva tu apellido, no hereda el cargo de nuestra familia

-Tsuna fue bondadoso en permitirte convivir con Kazuya – sonrió Haru, iba a poner sal en la herida – aunque los demás estamos en desacuerdo con eso, pero ya no hay nada que hacer

-no te metas, herbívora

-más respeto con Haru – paró I-pin con molestia, bueno admitía que le daba risa esa discusión, pero sus intereses se estaban desviando del camino – si van a tener ese tono prepotente las cosas se acaban aquí

-sus problemas familiares poco me interesan – Reborn habló mientras probaba de su licor, uno muy buen sabor que le nubló los sentidos momentáneamente – aquí una alianza de paz es un pacto de alto al fuego, uso de espacios específicos, negocios compartidos y demás

-un proveedor de armamento – I-pin miraba a Lambo con el rabillo del ojo – ¿qué dices?

-¿aparte de Colonello? – sonrió el ojiverde y captó la impresión de Reborn – Coli Nelli nos provee constantemente, aunque claro él no sabe que somos sus compradores. Lo hacemos por terceros, todo para mantenernos al margen de la situación

-se escondieron mucho tiempo – Reborn frunció su ceño al ver que esos cuatro se entendían con solo miradas, además I-pin era la maldita que custodiaba a Tsuna y Lambo con tanto cuidado como lo haría una leona con sus crías. Los cinco años de falsas pistas eran cosa de esa mujer y se las cobraría algún día 

-motivos de seguridad – Lambo tomó los bocadillos en la mesa y los consumió con paciencia

-deberías dejar que los invitados los prueben primero – Reborn criticó al mocoso que ahora tenía el cabello atado y bien peinado, con solo un mechón cayendo en su rostro

-¿creían que esto era para ustedes? – sonrió Tsuna mientras tomaba el bocadillo y lo mordía con calma, disfrutándolo con paciencia y fingiendo ignorar la mirada que Kyoya le daba – es para nosotros – tomó otro después de lamer uno de sus dedos y se lo llevó a la boca probándolo con cautela – sabe bien

-el estómago lleno de licor es malo – Haru tomó e plato y se lo cedió a I-pin

-me da risa al ver cómo actúan – I-pin no se contenía al verlos. Conocía a Tsuna y Lambo lo suficiente como para saber que estaban tratando de terminar con la paciencia de los tres invitados, o tal vez algo más ambicioso como manipularlos mediante seducción, aunque claro… eso no sería así de fácil – se están vengando – miraba a los varones y les guiñó un ojo – aguanten un poquito, a mi si me interesa el pacto. El armamento en vía directa elimina gastos innecesarios y vuelve la operación eficiente. Si tengo acceso al territorio de los Inagakai puedo llevar a cabo ciertos asuntos con libertad, tendremos protección extra con un aliado aparte del que ya tenemos

-¿qué aliado? – Alaude observaba a su hermana, esa mirada maliciosa significaba planes, muchos planes, muchas cosas guardadas y finalmente, una diversión morbosa al ver las reacciones de Reborn y Kyoya

-Xanxus-chan – sonreía Tsuna con cariño, cosa que no le agradó ni un poquito a Kyoya – ese hombre es una bestia pero cuando le interesa algo, puede ser bastante…. ¿Cómo decirlo? ¿Colaborador? ¿Sumiso? ¿Casi cachorro? – Lambo y Haru contenían su risita al escuchar eso, Xanxus nunca sería un cachorrito

-¿Xanxus? – ironizó Reborn – ¿ese idiota que tengo por hermano?

-ese no es el punto – interrumpió Haru – yo creo que es buena idea… un pacto, nos permite entrar a esas dos grandes multinacionales, recuérdalo Lambo

-cierto – suspiró el ojiverde relamiendo sus labios – Tsuna, ¿tú qué crees?

-dame el dominio del sector del norte y lo pienso – miró a Kyoya con una sonrisa pequeña – sabes a qué zona me refiero

 

 

Iban a discutir, iban a seguir en su negociación pero algo los interrumpió. I-pin se disculpó nuevamente pero detuvo la charla sin opción a reclamos. Los demás quisieron protestar pero aceptaron a regañadientes. Además el hombre que se acercaba era el peliblanco de siempre, le susurraba algo a Haru y ella accedía de inmediato. Pronto vieron a dos sujetos arrastrar a un hombre que tenía una bolsa de tela negra en la cabeza, y lo posaron a un par de metros alejados de los que estaban sentados en el salón. Al individuo desconocido le quitaron la prohibición de ver y lo dejaron ahí, pero las amarras en las manos seguían bien puestas. Los varones no entendían el proceder, pero el hombre daba vueltas y parpadeaba continuamente como queriendo acostumbrarse a la luz de los focos y reconocer el lugar. Lambo, I-pin y Tsuna ni se inmutaban mientras que Haru solo veía al hombre breves instantes para luego seguir degustando de su bocadillo

 

 

-así que al fin me trajeron ante las zorras de esta prefectura – el hombre soltó eso cuando reconoció a Tsuna y los demás

-es él – Lambo miró a Haru y ella asintió – más respeto con tus señores, gusano inmundo

-seré gusano a tus ojos – bufó el hombre con el peor de los tonos – pero tú eres una puta ante los míos, ustedes cuatro son unas putas

-me está fastidiando – gruñía Tsuna sin mirarlo siquiera. Kyoya veía la molestia del castaño, quería matar al recién llegado, esa no era la forma de tratar a alguien como SU Tsuna

-es una falta de respeto hacia nosotros – Alaude miró al hombre y luego a I-pin – sáquenlo de aquí

-¿ustedes son sus nuevos clientes? – sonreía el cautivo – espero que usen protección, han ofrecido sus culos a tantos que quién sabe… tendrán enfermedades y eso – se carcajeaba con ganas

-estoy perdiendo la paciencia – soltó Tsuna después de lanzar un objeto a la cara del hombre, el objeto golpeó al individuo pero el agredido solo reía como maniaco – ¡o te callas… o te callo!

-calma, Tsuna – I-pin lo miró y Tsuna solo suspiró sentándose de nuevo

-PUTAS, PUTAS – repetía el hombre con burla – son las putas reinas del sector

-¿dejan que las personas los traten de esa forma? Deberían defenderse – se quejó Reborn mirando a Lambo jugar con sus manos, y acariciando cierta parte de su traje, un comportamiento singular

-¿qué harán? – la azabache de ojos azules no se perturbaba y solo miraba a los demás, pero Tsuna se veía de cierto modo… preparado

-¿te arrepientes? – Lambo miró al tipo con seriedad y este solo sonreía divertido

-la puta me ha mirado, que privilegio

-responde… ¿te arrepientes? – el ojiverde levantó un poco más su voz

-¿qué harás? ¿Me vas a castigar como al otra vez? – el tipo sonreía burlón

-¡HA DICHO QUE LE RESPONDAS! – exigió Tsuna

-NO… ¿LO DIGO DE NUEVO?… ¡NO ME ARREPIENTO DE NADA!

-qué pena – sonrió Lambo mientras buscaba algo dentro de su traje y Tsuna solo sonreía

 

 

Un sonido bajito, dos simples movimientos… las risas y palabras soeces del recién llegado terminaron, todo quedó en silencio. Los hombres allí sentados miraron al sujeto y quedaron en silencio total. Lambo tenía el brazo extendido, en un ángulo diferente Tsuna se mostraba en la misma faceta. Un arma en cada mano, el gatillo accionado, un silenciador enmudeció las detonaciones, ni siquiera se habían levantado de su puesto, y ambos muchachos miraban al agresor con seriedad. Una mancha roja en la frente del desafortunado, una mancha más en el pecho del tipo, ambos lugares mortales para una herida, la mirada perdida y en pocos segundos su cuerpo cayó hacia atrás, al suelo, inerte, aún caliente pero ya sin rastro de vida, sin dolor, sin esperárselo. Dos hombres salieron de las sombras y miraron a los reyes que dispararon con precisión.

Tsuna se levantó y se acercó al tipo ya muerto rodeándolo con cautela, hizo una seña con dos de sus dedos de la mano derecha, tocó su quijada, tocó su pecho, apuntó a la puerta y los dos subordinados reverenciaron e inmediatamente tomaron el cadáver sacándolo con rapidez. Una mujer apareció para limpiar el pequeño charco de sangre que el revuelo dejó y todo seguía en silencio nuevamente, mientras los pasos de Tsuna lo hacían retornar a su sofá. Los varones de familias ajenas quedaron en shock, miraban al castaño tomar un bocadillo, consumirlo con gracia cediendo aquel instrumento a su acompañante ojiverde. Lambo depositaba las arma usadas, las mismas que en apenas un segundo fueron sacadas de entre los trajes de cada dueño y apuntaron con precisión, en una bandeja que una de las muchachas le extendió. Lambo tampoco se inmutaba de nada. Las dos mujeres bebían con calma, ni siquiera miraron lo sucedido, seguían en lo suyo

 

 

-la próxima le dispararé solo yo – bufó Tsuna – sabes cómo odio ese insulto

-sí, sí – bufaba Lambo con despreocupación – apúrate la siguiente vez

-¿en qué íbamos? – I-pin miraba a los presentes sin un rastro de culpa – ¡cierto! – con una seña ordenaba traer un mapa y lo posó en la mesa ante los silenciosos hombres

-el sector norte, dámelo… y dejaré que Kazuya vuelva a visitarte – Tsuna sonrió apuntando al sector que necesitaba – me gusta esa zona

-¿por qué lo mataste? – Reborn fue el arriesgado a hablar, ver a su mocoso asesinar a alguien a sangre fría fue como echarle un balde de agua fría, ¿dónde quedó la gentileza de Lambo? – jamás pensé verte mancharte las manos

-se lo merecía – fue la simple contestación de Tsuna – y para que no pregunten más. Violación a una menor, vender drogas en este sector, golpear a una servidora sexual e insultarnos… se lo merecía

-mi justicia – dijo Lambo apuntando al mapa – abran paso en esta frontera y podemos usar a Reborn como proveedor directo, todo esto está bajo nuestro mandato – decía señalando un camino en el mapa

-bien, sigamos en esta discusión. No les interesa el modo de justicia en nuestros dominios – Haru se ponía pensativa, analizando sus opciones

-lo hicieron a propósito – Alaude miró a los cuatro con la mayor de las cargas, cosas como los asesinatos a veces eran necesarios y con esas ocasiones lo entendía, pero que lo hicieran de esa forma era inaceptable – para mostrarse crueles e inhumanos

-no te creas tan importante onii-sama… ese tipo tenia orden de captura inmediata. La orden fue traerlo antes nosotros en cualquier momento, sin importar nada… pero eso no interesa, estamos tratando un pacto. Concéntrense en eso

 

 

Discutieron, discutieron mucho. Las razones fueron obvias, ellos no aceptaron esa horrible muestra de violencia, sea cual fuera la razón. Kyoya enfrentó a los cuatro, después de todo ver que la amabilidad de Tsuna se hizo pedazos con solo ese tiro certero le causó un mal sabor de boca. Lo mismo iba para Reborn e incluso Alaude, simplemente era… inaceptable, horrible, les mostraba la otra cara de esos cuatro que desearían que no existiera. Pero al final fueron amenazados para que cambiaran de tema, pues sus negocios importaban más, manipularse entre sí por territorios, negocios que conllevaban a las empresas que manejaban desde las sombras y al final…

 

 

-Esto no nos lleva a nada – Tsuna bufó soltando su vaso ya vacío – si no piensan ceder, de nada nos sirve discutir esto

-es porque piden territorio extenso, negocios que son totalmente nuestros y demás – Alaude se veía sereno pero estaba llegando al límite de su paciencia

-lo que le ofrecemos a Reborn es más accesible – Haru miraba al patilludo que con tranquilidad analizaba las cosas

-lo que ustedes dos quieren es obligarnos a aceptar sus condiciones por sus beneficios, basados en que nosotros haríamos todo por complacerlos y tener una oportunidad de una reunión personal con ustedes – Reborn miraba a Lambo y Tsuna que empezaron a reírse

-no se crean tanto – se reía Tsuna – en verdad necesitamos esos territorios, planes alternos

-están un poco locos al creer que nosotros los necesitamos… lo que necesitamos es seguir con nuestras vidas – Lambo se limpiaba una lagrimilla debido a lo divertido de la situación

-ya basta chicos – I-pin tomo las riendas de la conversación, ella misma había disfrutado mucho de esto, pero era hora de ponerse serios, más serios de lo que ya estaban – bien, fuimos muy bruscos tal vez… vamos a analizarlo de nuevo. El territorio norte lo necesitamos porque estamos buscando algo específico y no podemos entrar puesto que matarían a cualquiera que pertenezca a los Blood Rose, ya hemos perdido a tres y no pensamos perder más espías

-¿qué buscan? – Kyoya miraba la tristeza casi imperceptible de su hermana y la expresión dolida de Haru, así que le dio curiosidad – dime y…

-pueden usarlo – Haru miraba a los varones presentes, mientras respiraba profundo para olvidar sus tristezas – están casi desesperados por tratar con ustedes – apuntaba a los donceles – aprovechen un poco

-esta vez la apoyo – I-pin miraba ambos donceles que suspiraron pesadamente

-¿usarnos? – Alaude  miraba a Reborn y a Kyoya quienes no parecían saber nada más de lo que él sabía, aunque lo que sí sabía era que ese par harían cierta clase de cosas con tal de obtener lo que quieren y eso era platicar con Tsuna y Lambo respectivamente, así que – es obvio, ¿qué quieren?

-joder, no me obligues I-pin – suplicaba Lambo pero la mirada serena de la pelinegra lo estaba matando al igual que a un Tsuna que en silencio se mordía el interior de sus mejillas

-bien… ya que I-pin puso esa mirada de “té fastidiaré un mes si no lo haces” – suspiró Tsuna jugando con el mechón de cabello largo que se escapó de su posición correcta – hay una cosa que pediremos a cambio de un “pacto” como ustedes lo llaman

-joder, si tu accedes yo entro en el trato – se quejó Lambo tirando del mechón rizado que le estorbaba en el rostro – no me gusta esto… pero te apoyo, más te vale no arrepentirte Tsuna

-no te quejes que es en tu beneficio – Tsuna miró a Lambo empujándolo del hombro – eres el más interesado aunque finjas que no

-puedo hacerlo solo, ya veré una forma – el ojiverde fruncía su ceño

-púdrete – se burló Tsuna y después se concentró en los demás… eso iba a ser difícil para ambos

-¿qué es lo que quieres Sawada? – Kyoya miró al castaño ocultando su ansiedad – dilo… pero sabrás que para eso…

-solo escucha, te va a gustar – Haru interrumpió al azabache de mirada azulada y movió sus dedos como saludo –  y a usted también Reborn-san

-el trato es este… por mi parte – Tsuna suspiró y miró a los presentes – tráeme a  G y mantendremos contacto entre territorios….

-¿a G? pensé que estaba muerto y… – Alaude intervino sin poder evitarlo aunque le parecía divertido ver el fastidio en el castaño

-incluye a Kazuya en esto – Kyoya fijó su demanda

-lo pondré de esta forma – Tsuna miró a Kyoya de forma seria y siguió – tráeme a G vivo, firmaremos un pacto en donde eres libre de entrar en este territorio y yo en el tuyo, a más de eso… acepto convivir contigo y Kazuya como una ordenada estructura familiar – obviamente el pelinegro lo miró con interés – pero solo serán los fines de semana como hasta ahora y por las horas que yo decida

-un día entero contigo incluido y el resto del fin de semana solo con Kazuya – iba a aprovechar cada oportunidad, poco le importaba las demandas si tenía una sola pequeña esperanza de volver con Tsuna, de verlo, de hacerlo sonreír, la iba a tomar

-pides mucho – se quejó Tsuna frunciendo su ceño – vale… acepto, pero si algo no me gusta me iré y no me discutas, Hibari-san

-¿estás loco? – I-pin miró a Tsuna y después a su hermano – te irás a convivir con este maldito que intentó…

-CALLATE I-PIN… él tiene sus demonios, yo tengo los míos – Tsuna se veía enfadado

-pero este…

-¿de qué hablas? – Alaude miró a I-pin que trataba de no saltarle encima a Kyoya – ¿qué hizo Kyoya?

-no lo sabes – I-pin sonrió con burla al ver la expresión serena de Alaude y el ceño fruncido de su segundo hermano – pregúntale a ver qué me dices después… cuéntale Kyoya… cuéntale de tus arrebatos de ira – escupió con rabia – jamás… escúchame Kyoya…  ¡jamás volveré a dejar que Tsuna…!

-I-PIN YA ESTA DICHO – interrumpió Tsuna antes de que soltara más información – conviviré con el Hibari menor y si algo no me gusta me iré. Está pactado, él debe saber a lo que me refiero… así que cálmate

-¿qué hay de ti? – Reborn miró a un Lambo que se tensaba. El mocoso no había cambiado nada. Hasta ese momento ninguno de los dos había soltado palabra y eso estaba estresándolo, los líos amorosos de los demás eran… aburridos

-hum… ¿qué quieres? – y al ver que el de patillas iba a hablar se lo pensó mejor – ¡espera! No quiero saber, saldrás con alguna perversión

-que bien me conoces – sonrió de medio lado a ver la vergüenza de Lambo

-qué asco – se quejó Haru al ver esa pequeña interacción – en verdad él fue tu – señalaba a Reborn mientras miraba a Lambo haciendo una señal con su dedo de que estaba loco

-sí, y ya deja de criticarme – suspiró y se puso a pensar –

-que malos gustos – Haru hizo una mueca de asco e I-pin se reía

-no todos tienen a un Ugetsu perdido de amor por ti – se reía I-pin y sin darse cuenta había aliviado de cierta forma a Reborn, pues ese pelinegro siempre estaba con Lambo

-sus líos amorosos, aquí no interesan – Alaude frunció su ceño, podía ver la forma de actuar de Tsuna ignorándolos por completo pero manteniendo su aura tensa mientras que Kyoya había dejado de mirarlo, tenía que averiguar qué pasó entre esos dos

-no te ignoramos onii-sama – se reía I-pin – tu tendrás vía libre de venir a ver a Giotto – observó la pequeña mirada dulce del rubio y hasta sintió ternura de eso – apuesto a que estas feliz, incluso puedes llevarte bien con Skull… creo que casi no lo has visto, es un lindo niño

-suelta lo que quieres Lambo – Reborn de nuevo se puso serio, miraba a un Lambo sonriendo con malicia y eso le daba mala espina

-dame a G vivo y un 80 por ciento sano – sonrió

-¿no pedirás a Daemon? Nunca supimos si estaba vivo o muerto, supongo que al igual que G está vivo y dándoles patadas en el culo de vez en cuando

-vale, dame a G o a Daemon con un 80 por ciento de su cuerpo sano… y a cambio yo charlaré contigo. Te dejaré frecuentar el bar siendo tu anfitrión personal, tendrás un buen trato y accederé a responder tus preguntas

-quiero más que eso – le parecía tan poco lo ofrecido, debía obtener algo más

-esto es en beneficio de Tsuna, no mío… al menos no tanto – lo miró divertido – lo tomas o lo dejas

-mocoso, sabes que no…

-tin, tin, tin… lo tomas o lo dejas

-consumo gratis – dijo al fin, aunque después de decirlo le areció estúpido y se arrepintió

-hecho – dijo de mala gana, odiaba las perdidas monetarias – bueno con nosotros se acaba aquí – Tsuna y Lambo se levantaron dispuestos a irse

-aún no se acaba la reunión – Alaude cortó el movimiento de los dos donceles con aquella frase

-con nosotros sí, lo demás es interés de I-pin. Negocien con ella – ambos muchachos se golpearon levemente mientras se dirigían a las escaleras. Se fueron ignorando las protestas

-traigan a G y en serio, los adoraré – sonreía I-pin al ver el fastidio de los varones, pues… sus razones para quedarse atentos se habían ido – cumplan las condiciones y lo demás está en sus dotes de seducción – dijo con voz  suave moviendo su mano para enfatizar sus palabras, aunque obviamente ella confiaba en que Tsuna y Lambo no se dejasen engañar por ese par

-¿estás hablando en serio, I-pin? – Haru miraba a la pelinegra con horror – no se supone que tú y yo… – pero al ver la sonrisa de I-pin, la misma que le decía que esos dos cayeran era imposible, se calló – bien, ¿qué dicen del territorio norte, lo ceden? – a los negocios de nuevo

-vía libre de circulación, nada más – Alaude miraba a su hermana y… ¡quería agarrarla por el cuello para que dejara de sacarle la lengua a Kyoya!

-¿no importa si intervenimos en negocios ahí? – recibió el acceso y Haru sonrió satisfecha, la empresa de su elección ya estaría en sus manos

-una cosa más – I-pin sonreía con amabilidad, eso solo significaba peligro – para darles algo de donde comenzar – sacó una pequeña memoria flash de entre sus bolsillos y la dejó en la mesa – esto es información de dónde se vio a G hace quince días, es todo lo que sabemos

-nos usas para tus fines – Alaude no se molestó por eso, le molestaba que le dieran tan pocos detalles de sus intenciones verdaderas – se nota que los quieren… ¿los torturarán por lo que hicieron?

-no les interesa – sonreía la pelinegra – si eso es todo señores… esto termina aquí

-¿por qué no lo buscaron ustedes mismo, si tienen tanto poder como dicen? – Kyoya admiraba a su molestosa hermana

-porque… la rata de G está con un bando enemigo, ya perdimos a muchos en rastrearlo… no estamos dispuestos a sacrificar personas en vano

 

 

Era tarde, muy tarde. Las cosas quedaron allí e I-pin estaba satisfecha, sabía que Kyoya, Reborn y hasta Alaude harían lo que fuera con tal de ganarse a Tsuna y a Lambo… y con ello Giotto estaba ya en la bolsa, diciéndolo vulgarmente. Lo que les tocaba era regresar a casa, calmada y tranquila casa donde un Tsuna temblaba ligeramente mientras estaba hecho un ovillo en el sillón. Ya se esperaba algo así, por eso Lambo estaba con él, acariciándole el cabello y consolándolo aunque en silencio derramaba finas lágrimas acompañando al mayor, por eso no quería esa reunión, por eso no quería que ese par saliera de Hokaido, de Kushiro, de su hogar. Estaban frágiles, eso era obvio

La pregunta del millón era, ¿Lograrían traerles a ese par, a Daemon y a G? Eso por el momento no importaba. Lo que era esencial era dejar que los malos recuerdos de aquellos dos donceles se borraran, para que así lograran volver a ser fuertes y decididos. Ya sufrieron muchas pérdidas era hora de recuperar lo que más preciado les fue arrebatado. Y para ello necesitaban la mejor ayuda posible, por el momento podrían manipular a esos tres varones, después buscarían en otro lado

 

Tsuna durmió con Lambo esa noche, siempre que se derrumbaban era así, como para apoyarse mutuamente. Después estaba la mejor terapia, sus hijos, los pequeños que alegraba su vida, su mayor tesoro, su motivación y con ello su fuente de inspiración para seguir. Se colocaron la máscara de dureza de nuevo y continuaron, así de simple. No estaban solos, tenían familia y eso… eran todos sus subordinados que juntos, eran un caos

 

 

-los atraparé, ¡al extremo!

-claro que no, ese seré yo – cierto peliverde empezaba la competencia para perseguir a un divertido Fon que les quitó el plato de waffles a esos dos

-no hagan eso tan temprano – criticaba Tsuna pero era tarde. Ese trio empezaba a correr por la sala y las escaleras – romperán algo y ¡los haré pagar! – amenazaba pero los otros tres ya estaban lejos

-jajaja no te preocupes, son unos niños todos ellos – Ugetsu ayudaba a colocar la mesa y sonreía al ver a Haru a su lado – ¿verdad, Haru-sama?

-si… no harán nada malo – sonreía nerviosa y con un leve sonrojo, para avergonzada volver a la cocina

-vas bien – sonreía Lambo a su lado – presiona un poco más y prepara el anillo – decía en susurros señalando a Haru y logrando un leve sonrojo en Ugetsu

-hay amor aquí – se burlaba un pelirrojo que acaba de llegar con otros dos muchachos que se peleaban por alguna tontería como siempre – y en la casa principal también

-¡¿qué quieres decir Irie?! – decía un furioso peliplata cuya voz se levantaba por sobre las demás – si quieres decir algo, dilo de frente – amenazaba actuando de igual forma que cuando tenía 15 a pesar de que ahora era mayor y bastante maduro… al menos eso parecía

-ma, ma Gokudera, solo está jugando – calmaba el pelinegro recién llegado que mostraba una cicatriz en su barbilla. A pesar de que pasaron por muchas cosas el par de primos siempre andaba sonriente y con aura calmada, nadie diría que eran los mejores subordinados de los reyes e I-pin sonreía al verlos, aun recordaba cuando los conoció… y ahora eran sus principales ayudantes

 

 

 

Su juramento…

 

 

 

Asari había recibido en brazos a un lloroso y asustado Takeshi, generalmente su primo era gentil, sonriente, obediente y ahora verlo llorar solo significaba que algo grave pasó. Tardó varios minutos en lograr que se calmara y averiguar qué era lo que lo asustó tanto. Un Lambo tomando responsabilidad por un error que cometió su primo parecería simple, pero siendo que las reliquias de las Tonakai  fueron rotas… el asunto cambiaba, pues el propio Daemon los amenazó cuando asignó a Takeshi como el que limpiaba esas reliquias. Lambo había salvado la vida de Yamamoto y esa deuda la tendría que pagar como fuere

 

 

-¿a dónde vas, Ugetsu? – con una sonrisa interceptaba a su primo en su camino a la habitación

-a comprar algunas cosas… ¿quieres acompañarme? – sonrió al ver la curiosidad del menor

-claro, es nuestro día libre

-vamos entonces – Yamamoto no tardó más de cinco minutos en alistarse y mientras bromeaba con su hermano, golpes y regaños… abandonaron la mansión

 

 

Si salían ambos, nada era sospechoso, lo hacían regularmente y siendo fieles a la familia confiaban en ellos sin dudar. Más en esta ocasión Asari no pensaba simplemente salir a pasear, aunque claro lo hizo hasta que la noche cayó, en ese instante ya había hecho una llamada y un par de cosas para enterarse de una ubicación especial. Discutió el asunto con Takeshi y ambos estaban dispuestos a hacerlo, a pesar de los riesgos que conllevaba

Una noche oscura, un callejón vacío, un auto reposaba en aquella calle y una mujer salía de un restaurante, fue allí donde Asari se arriesgó a todo. Intentó acercarse pero antes de lograrlo fue acorralado por dos hombres, un peliverde y un peliblanco que lo golpearon y amordazaron hasta que la propia jefa ordenó llevárselo en el auto de su propiedad. Takeshi permaneció oculto en un bar de un amigo de Asari, allí estaría hasta las dos de la mañana o cuando regresara su primo… pues sin él, no regresaría a la mansión de los Tonakai

 

 

-¿por qué te atreves a querer atacar a nuestra señora? – gruñía Ryohei al infeliz que ahora estaba acorralado en contra una de las ventanas del auto usado para transportarse

-yo solo quería hablar con ella – gimió de dolor por el fuerte agarre pero no iba a responder violentamente, venía en son de paz

-¿por qué? – habló Koyo quien más calmado analizaba al hombre, se le hacía conocido… además iba conduciendo, debía ser cuidadoso 

-porque Lambo la mencionó una vez – soltó sin dudarlo ganándose la mirada de la pelinegra que iba como copiloto

-¿cómo sabes de ella y de Lambo? – y aun así el que interrogaba era el peliblanco, ni una sola palabra de aquella mujer

-porque Lambo y Tsuna me lo contaron en una ocasión – pero claro, decían que I-pin era una chica dulce y amable… eso no concordaba con lo que veía ahora, tal vez las circunstancias cambiaban a las personas. Él mismo había visto como la luz de la mirada chocolate y verdosa se perdía con el pasar de los días en el encierro de los Tonakai

-¿quién eres y a qué familia perteneces? – Ryohei lo mantenía aprisionado con las manos en la espalda, ejerciendo la presión justa para no quebrarle nada – habla o te golpearé, ¡al extremo!

-mi nombre es Ugetsu… Asari y pertenezco a los… Tonakai – I-pin escuchaba desde la parte delantera y sorprendida decidió intervenir

-¿por qué vienes a tu propia muerte? – hizo que Ryohei sentara a Asari y ella se dio vuelta para platicar un poco

-porque tengo que pagar una deuda de vida con Lambo-san

-¿qué deuda?

-le salvó la vida a mi primo… al único familiar que me queda – sonrió al saber que Takeshi estaba bien, al menos él tenía que vivir

-¿cómo sabes de mí y cómo me encontraste? – I-pin miraba con curiosidad al individuo, ¿acaso Lambo ganó aliados dentro de esa casa?

-Lambo la menciona como su querida hermana, vi algunos papeles de mi jefe en donde se menciona a la nueva líder en el territorio de los Kurume… deduje que era usted… y la encontré por chismes de un amigo en un bar

-¿cómo sé que no me mientes?

-porque estoy arriesgando mi vida solo por hablarle

-dime qué quieres – no podía confiar en nadie, así que ese tipo a pesar de lo arriesgado de su actuación, no merecía consideración alguna

-que me use… le debo la vida a Lambo y también deseo que me perdone pues yo fui uno de sus captores – la mirada de I-pin cambio de aquella gélida a una llena de ira y se Ugetsu  arrepintió de rebelar aquello… aunque tarde o temprano se sabría

-¡maldito hijo de perra! – I-pin lo golpeó pero Asari no dijo nada, solo dejó que el peliblanco lo tuviera al alcance de su señora para que golpearlo fuera sencillo – ¡ahora yo mismo quiero matarte!

-no lo hará

-¿por qué estás tan seguro? – apretó el mentón del sujeto con fuerza

-porque puedo ser su hilo de contacto con Lambo-san y Tsuna-san – sonrió con amabilidad, el interés de esa mujer era evidente

-¿estás dispuesto a ofrecerme tu vida?

-ofrezco mi vida y la de mi primo…. La de ambos – se la estaba jugando todo… más le valía ser por una buena causa

-traigan al mocoso… si están ambos, les voy a creer – I-pin sonrió con malicia al ver la duda en esos ojos un poco brillantes, una amabilidad que en ese mundo era despreciada o traía demasiados problemas

 

 

Cruel silencio, fatídica espera, esos eran los pensamientos que Ugetsu tenía mientras estaba sentado en una silla pues la señora se cansó del auto y ahora estaban en no se sabía dónde. Le dejó órdenes a su primo para no salir del bar, más cuando esos tipos llegaran a la dirección que les dio, esperaba que Takeshi fuera inteligente y no diese problemas. Después de unos horribles minutos más de lo que él había sido dejado en esa habitación mirando un espejo, llegó Takeshi con una mejilla un poco hinchada pero nada más. Asari pudo respirar en paz cuando tuvo cerca a su primo y sus manos fueron desatadas. Aquella mujer ingresó y a paso firme se colocó en frente de los dos, analizándolos con cuidado

 

 

-les creo… ahora – sonrió al ver el alivio en esos dos – ¿cómo pretenden ayudar?

-le contaré lo que sé… y puedo pasar mensajes – el mayor ofreció con una leve sonrisa pero al mujer no le respondió como desease

-primero… ustedes dos deben ser buenos actores, una sola falla y sus cuellos serán cercenados – amenazó sin mostrar duda alguna – y no exactamente por mi… sino por Daemon y G

-lo podemos hacer – respondió Takeshi con seguridad – le debo mi vida a Lambo-san, es lo único que tengo en mente ahora

-¿los puedes sacar? – I-pin ignoró toda esa palabrería y empezó con las preguntas que le interesaban – me refiero a Lambo y Tsuna

-no… la seguridad es estricta y las pertenencias tienen vigilancia las 24 horas – habló Asari con seriedad

-entonces servirás de mensajero… y llegado el momento aprovecharé tu vida y la de tu primo

-haga con mi vida lo que desee – recitaron a coro ambos hombres allí presentes, temblaron al escuchar la leve risita que soltó I-pin pues parecía llena de malicia y crueldad, la misma que rebotaba en las paredes formando un eco estremecedor

-entonces séanme fieles… y no tendré que arrebatarles la vida – la pelinegra golpeó las mejillas de sus nuevos subordinados y los miró fijamente – ¿entendieron?

-a usted me ofrezco – se arrodillaron ante ella en modo de respeto – iré donde usted me diga… todo sea por enmendar mis errores – terminó de decir Asari, pues la culpa por dejar a Lambo y Tsuna  en aquella casa le estaba matando de a poco

 

 

 

 

Y ahora, allí estaban…

 

 

 

 

-I-pin, sama, esta pensativa, ¿pasa algo? – Ugetsu se acercó a la pelinegra con calma

-sí – suspiró quitándose esos recuerdos divertidos de su mente, pues actuar como la mala de la película siempre fue interesante – ya tenemos fecha, prepárate. Tú, Koyo, Ryohei y Tai irán con nosotros – sonrió con amabilidad mirando a Koyo quien levantaba a Ryohei al hombro para festejar su triunfo al haber atrapado a Fon que pataleaba para que lo soltaran

-pensé que lo de Xanxus-sama aun no llegaba – se sorprendió

-adelantamos algunas cosas – I-pin sonrió al ver como Hayato ayudaba a Tsuna con los platos, su familia en verdad era interesante

-entonces les diré… irán los cuatro, ¿verdad? – admiró la afirmativa de su señora y prosiguió – ¿Y los pequeños?

-se quedarán con Giotto, Iemitsu y Nana… y Kazuya se irá con su padre – suspiró profundamente, aun no terminaba de agradarle la idea de dejar a Tsuna interactuar con Kyoya si es que llegaban a traer a G o a Daemon

-mi señora… no se ponga tensa, es lo mejor, nos liberaremos de un peso extra

-Ricardo, debe caer y lo disfrutaré mucho – sonrió para terminar con la plática, ya tenían sus planes bien puestos

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Bueno lectoras... hay que decir que todo está deprimente, hasta yo me deprimo, pero las cosas no se arreglan de un día para el otro, así que hay que ser conscientes que debe transcurrir un proceso para que Tsuna y Lambo puedan ser felices

Subo este capítulo porque lo tenía adelantado y solo me faltaba un piquito de correcciones

¿Qué onda con la actitud de Tsuna? Debe haber algo detrás

¿Qué pasará con Ricardo?

¿Encontrarán a G y a Daemon? más importante ¿seguirán vivos?

¿Qué pasará cuando Kyoya empiece a salir en familia con Tsuna y Kazuya?

Esto y más en los siguientes capítulos. Dichoso el que se arreiesgue a terminar XD

Nos veremos en el siguiente capítulo... 


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