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Anhelando la lejanía por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~~

¿alguien sigue vivo?

Pues espero que sí jajajja. Yo sigo escribiendo esto porque me divierto ^^

Disfrútenlo 

 

En Italia, alguien acosaba a alguien más joven. Todos lo veían con normalidad, al menos todos los que sabían que un pasado existía entre esos dos, pero para los demás era extraño. Mucho más para cierto peliverde que al regresar de su tarea designada  vio como aquel azabache de patillas tiraba del brazo de su jefe con fuerza… eso era simplemente inaceptable, intolerable y representaba la afrenta más grande hacia su actual familia

 

 

-si no quiere tener una bala en alguna parte de su cuerpo… suéltelo – Koyo habló con rudeza con el arma apuntándole directamente a Reborn

-Koyo, ya has vuelto – sonrió Lambo al verlo y se soltó de Reborn en un movimiento rápido. Suspiró para arreglarse la ropa y mirar a su subordinado

-¿está bien Lambo-sama? – se acercó a su jefe rápidamente volviéndose como escudo del azabache

-no te irás – pero Reborn no se amedrentaba con nada de este mundo, así que tomó a Lambo y lo atrajo a su lado, sacando su propia arma e impidiendo movimientos sospechosos

-suelta a mi jefe – exigió furioso. Eran dos hombres armados armando alboroto en medio de un pasillo, claro normal entre yakuzas y mafioso italianos

-te falta muchos años para hablarme así mocoso – gruñó Reborn

-¡BASTA! – Lambo estaba harto de eso, se aguantó un rato aquel trato tan abusivo hacia su persona, ¡pero ya era suficiente! Empujó tanto a Koyo como a Reborn y se alejó con habilidad – par de idiotas

-¿cómo dijiste vaca estu….?

-diga una cosa más y se pondrá feo – gruñó Koyo interponiéndose entre esos dos y protegiendo a Lambo con su cuerpo y el arma desenfundada

-Haru, ¡deja de disfrutar del espectáculo y ayúdame! – bufó Lambo al ver como Haru solo estaba riéndose bajito y viendo todo en silencio – tú sabes lo que pasa

-es mejor así – sonreía con malicia, estaba adorando ver al pelinegro en problemas

-Lambo-sama… no dejaré que nadie lo toque

-ya se, ya sé, tu promesa – reclamó Lambo – oye Koyo, mírame… no estoy herido, mírame… estoy a salvo – decía agarrándole de las mejillas para mirarse a los ojos y sonreírle. Cabe decir que cuando Koyo le prometió dar su vida por él le pareció un gesto lindo… ¡pero ahora no necesitaba que lo defendieran! al menos no mucho, solo si lo requería

-pero…

-pero nada. Koyo si dejo que se me acerque es porque no tengo una maldita opción – dijo haciendo una mueca e ignorando olímpicamente al hitman al que le daba la espalda – Xanxus requiere apoyo y este señor de patillas rizadas es su hermano menor

-entiendo, y aun así no me gusta que se le acerque – dijo frunciendo su ceño

-buenos instintos querido – sonrió Lambo acariciando la mejilla del peliverde – gracias

-el que debe alejarse es otro – gruñó Reborn, ya estaba demasiado pasivo no soportaba más. Sabía que con Lambo debía ir despacio por todo lo sucedido anteriormente, pero de ahí a soportar que el mocoso fuera cariñoso con alguien más era muy diferente – aléjate peliverde de…

-¡no lo toque! – gruñó Koyo y jaló a Lambo hacia él. Empezaba el reto de ver quién se queda con Lambo, un juego de tirones hacia el ojiverde, con Haru animando en silencio junto a un Ugetsu que preparado tenía sostenida la empuñadora de la katana

-este mocoso es mío – Reborn agarró a Lambo y lo abrazó posesivamente pero…

-quien les dio… EL MALDITO DERECHO DE TRATARME COMO A UN MUÑEQUITO DE TRAPO – Lambo estalló gritando y empujando a Reborn – tu imbécil, no me pongas una maldita mano encima… ¡viejo pervertido! – le apuntó con un dedo y después se giró a Koyo – y tu cariño… ¡no soy Ryohei para que estés celoso!

-¿eh? – Koyo se quedó mudo al escuchar a su jefe

- maldita sea, ¿acaso crees que no sé lo que sientes por el peliblanco extremo? – bufó molesto pero quiso arrancarse el cabello al ver la duda en los presentes – sabes, estoy harto, ¡me voy con Xanxus!

 

 

Lambo estaba completamente molesto, solo quería unas vacaciones en Italia. Un paseíto generado por la muerte de Ricardo, no lo caería mal. Quería jactarse de que estaba libre de un acosador, pero tenía que llegarle otro que no lo dejaba en paz. Reborn había sido insistente hasta el punto en que comenzaba a ser una molestia, era como su tercer día más o menos y faltaban cuatro más hasta la ceremonia donde Xanxus tomaría el control de toda la familia Stracci. El ojiverde estaba malditamente fastidiado pero debía tragarse todo y seguir en su actuación como “el que ayuda a Xanxus para que al final forme una alianza con Blood Rose”. Gracias al cielo tenía a Squalo para usarlo como excusa, pues el peliblanco de larga cabellera se ponía como una fiera cuando las cosas no salían como quería, entre ellas el maldito arreglo de la mansión. Aquella enorme casa debía estar perfecta quitándole todas esas vanidades que Ricardo adoraba, entre ellas la habitación de escalofríos donde Ricardo mancillaba a cuanto doncel le diera la gana. Cosas que pasan

Xanxus era caso aparte, ya tenía lo que quería, así que se la pasaba riéndose y bebiendo licores finos mientras colocaba los pies sobre el escritorio que fue de Ricardo. Se divertía ordenando no sé qué cosas para su embestidura, comiendo cuanto se le diera la gana y enterándose de todo el maldito trabajo que heredó por derecho. Así como tuvo que moler a muchos seguidores de Ricardo para que le obedecieran incondicionalmente, aunque eso no fue problema puesto que Ricardo se había ganado el odio de su propia gente en ocasiones. Lambo era feliz ayudando en los arreglos, más porque se mantenía entretenido volviéndose fácil ignorar a Reborn a propósito. Podía ir dejándole con la palabra en la boca antes que soltara otra cosa atrevida o simplemente una propuesta para salir a “conversar” juntos. Obviamente no se tragaba eso de conversar, porque Reborn tenía esa mirada que decía “te haré pagar mocoso”

Lambo ignoró todo problema y se enfocó en las buenas noticias. Logró enterars que en Japón G ya estaba en las garras de Blood Rose, es decir en las de Tsuna, así que le importaba un comino todo lo malo de su vida. Estaba de lo más feliz y… tuvo que aceptar charlar con aquel patilludo sexy, porque si… la edad le sentaba bien a los Stracci, eso nadie podía negarlo. Los ojitos de Lambo disfrutaban de vez en cuando viendo al azabache en pijama, obviamente el desgraciado solo usaba pantalón, puesto que dormían en el mismo hotel y el don juan a propósito se exhibía… o eso daba a entender

 

 

-mocoso, ¿hasta cuándo escaparás de esa infantil forma?

-¿escapar? –sonrió mientras veía los documentos que Squalo le dejó a revisar, cosas como familias aliadas y arreglos con la comida – si no lo ve Reborn-.san… estoy organizando la embestidura de su hermano y de paso la futura boda

-¿se casarán?

-es la orden de Xanxus – dijo con una risita, ese par era de lo más divertido – Squalo no se negará puesto que así se asegura el linaje… eso me dijo Xanxus – suspiró mientras dejaba todo de lado al sentir como era jalado y arrinconado contra una pared, típico… tal vez debió preverlo

-ahora mocoso

-llámame así de nuevo  y te quedarás sin hijos – amenazó preparado para patearle si fuese necesario

-Lambo – suspiró con pesadez, ¡estaba harto! – me vas a dar un poquito de tiempo y explicarme el asunto referente a… un hijo mío

-¿qué quieres saber? ¿Eh? – dijo con rabia empujando al otro – ¿Qué?... quieres que te cuente  de las veces que me acosté contigo… ¿de cuándo pude haber quedado en cinta? ¿De cuántas veces me violó Daemon como para dejarme preñado? ¿La diferencia entre la una cosa y otra? – lo empujó hasta hacerlo retroceder  y le apuntó con el dedo – deja esos dolores en la tumba junto a Ricardo

-quiero saber por qué demonios ese tiburón lo sabía y yo…

-porque no tengo que contarte nada referente a mi privacidad

-no era solo tuya – le reclamó con los puños apretados y la mirada oscurecida – pude haber…

-PERO NO FUE NADA – gritó con furia quitándolo de su paso y caminando a la salida – mi pérdida ya fue… y si tanto quieres verme llorar trae una maldita cebolla

-estás dolido mocoso

-pero mis lágrimas ya se secaron

-mientes, en esa ocasión tú… te vi destrozado y aliviado a la vez

-no tengo porque pedirte permiso para sufrir… no te debo nada… no te necesito… no quiero tenerte en mi vida… no quiero nada que tenga que venir de ti… ¡déjame en paz Reborn!

-aceptaste charlar y lo harás – dijo tomándole del brazo y saliendo del edificio. Reborn ignoró los reclamos de Squalo por llevarse a su ayudante. Ignoró a ese pelinegro que intentó detenerlo. Ignoró a todos porque Lambo no se iba a escapar en esta ocasión

 

 

Lambo protestó como siempre, lazó insultos y demás, pero recordaba el pacto cada treinta segundos y terminó por callarse. Calmó a sus guardaespaldas y al final se dejó arrastrar fuera de la residencia, del hotel que disfrutaban porque la mansión no estaba lista aun para ser habitada. Se tragó las ganas de golpear al más alto y suspiró profundamente para llenar su cerebro de aire. El ojiverde terminó sugiriendo un pequeño sitio, una cafetería que conocía y soltándose del agarre tomó las riendas, y terminó siendo quien guiase hasta el fondo de ese lugar. Advirtió a los meseros que la parte posterior era exclusiva para su plática y consumo, que les pagaría por horas y demás.

Así Lambo aceptó la charla venidera, porque no tenía de otra. Le dijo al patilludo que charlaría por unas horas cuando le fuese posible y que en esa ocasión le daba la libertad de escoger el tema. Reborn no lo pensó mucho, tenía una duda específica carcomiéndole la mente desde hace años, más de cinco tal vez. “¿Cómo escapaste de los Tonakai?” sus ojos negros se posaron en el de cabello rizado y la risa de Lambo le sonó tan agridulce que frunció su ceño. “Te contaré Reborn… pero por favor, que eso sea la única cosa para la charla de hoy” por algo debía empezar así que tras la aceptación, un buen café, un té y un postre, Lambo empezó a hablar…

 

 

 

En aquel escape, lo que pasó fue…

 

 

 

En todo ese tiempo, I-pin fingió no darse cuenta que sus hermanos junto con Reborn planeaban el ataque a los Tonakai. Se hizo la tonta porque le convenía, pero claro, ellos no sabían que los líderes de algunos equipos en el ataque planificado eran sus informantes. Koyo e Irie le contaban todo con detalles, y ella en base a eso planeaba sus pasos. Lo primero fue Bianchi, quien también era su intermediara. Gracias a esa mujer I-pin sabía sobre la salud de Tsuna y Lambo, sus tormentos, sus tristezas y esperanzas. Bianchi se ganó su respeto por haber parado los abusos de Daemon y G, así que la iba a recompensar.

 

 

-buen trabajo – I-pin alagaba a la pelirosa cuando ésta le entregaba las ecografías y los informes de salud de cada doncel

-es un placer, son buenos chicos – sonreía con sutileza

-sigue así y yo me encargo de lo demás

-¿cuándo les dirá que usted los cuida desde las sombras?

-díselo a Lambo – sonrió la pelinegra al imaginarse la cara que su amigo, casi hermano, mostraría al enterarse – pero adviértele que se quede callado. Dile que tú serás la intermediaria y que le dirás la nueva fecha del escape en cuanto yo logré definirla

-muy bien… ¿requiere algo más de mí, I-pin-sama? – hablaba con respeto, pues ya comprobó qué las amenazas de I-pin eran reales y que ella misma las aplicaba. No quería recordar al enfermero que había estado espiando sus conversaciones y que iba a vender la información a alguien que le pagara bien… extrañaría la sonrisa del muchacho

-si… supe que te gusta experimentar con venenos – aquella información se la dio Irie, por eso lo adoraba tanto al pelirrojo

-¿qué quiere con eso? – se puso tensa. Los venenos eran solamente un pasatiempo, usarlo a servicio de alguien más no estaba en sus planes

-haz un veneno que degrade la salud de quien lo tome en un tiempo de más o menos… doce horas – su seriedad estaba mostrada en su tono de voz, y ni siquiera era necesario mirar a la doctora directamente

-si es para matar a alguien, olvídelo – a pesar de que le costara caro, Bianchi no estaba dispuesta a hacer algo tan atroz, tenía ética

-¿y para qué más se usa un veneno? – I-pin la miró directamente a los ojos, ya escuchó decir a algunos que su mirada negruzca daba terror… incluso esa estoica obstetra tembló levemente

-me niego – y a pesar de que sintiera que moriría por negarse, lo hizo

-haz lo que te ordeno – I-pin frunció su ceño ante la negativa de su subordinada

-no mataré a nadie con mis conocimientos

-no mataremos a nadie, haz el veneno y la cura también, además… quiero los ingredientes del mismo – habló con serenidad, entrelazando sus dedos y mostrando sus bien pintadas uñas. I-pin tenía que mantenerse impecable

-¿qué hará? – recordaba el motivo del porqué estaba allí… todo fuera por su sobrino, su único pariente vivo 

-lo usaré para torturar a alguien – reía con malicia mientras pensaba en quién lo iba a usar, eso sería sumamente divertido – pero tranquila, no lo mataré. No soy asesina… al menos, no sin motivos

-Eso es un chiste – se reía pero I-pin la hizo callar con solo una mirada amenazante

-hazlo y yo te ordenaré cuando se lo darás a Lambo y con qué instrucciones

-está bien – suspiró pues no podía negarse a seguir esas órdenes

-así me gusta, querida –

 

 

Esa era su relación, fría, sin nada más que órdenes e informes, pero no se quejaban si al final tenían recompensa. En el caso de I-pin sabía sobre sus queridos hermanitos, los mantenía sanos y un poco felices. En cuanto a Bianchi, al entrar en esa mansión que era el nido de Daemon y G… podía ver a su sobrino Gokudera Hayato de lejos… el pequeño que le fue arrebatado a la hermana de esa pelirosa por simple capricho de G. Definitivamente los herederos de los Tonakai eran unas basuras sin escrúpulos

 

Pero no era el único informante que I-pin tenía, mejor dicho, tenía dos en un solo paquete. Esos primos que sonreían de forma amable, a ellos les dejó el cuidado de Lambo y Tsuna cuando la doctora no estuviera. Les daba información para que estuviesen alertas e informados de cuando tendrían que actuar para sacar a Lambo, Tsuna y además  una tercera persona que era protegida por sus amigos, la tal Haru. A I-pin no le importaba que otro miembro más se añadiera a su lista de personas a rescatar, entendía que el corazón de Tsuna y Lambo era suave. Con esos dos informantes extra las cosas eran fáciles, si bien venía Asari o si bien hablaba con Takeshi para que pasara el mensaje, eran buenos actores y no tenían sospechas sobre si… los adoraba pues podía ordenarles de todo y ellos solo asentían, siempre y cuando eso fuera para el bien de Lambo y Tsuna

 

También tenía otro informante, uno aún más cercano a los Tonakai y ese si era un juego personal, pues sería su perfecto conejillo de indias para ciertos asuntos. Al principio, I-pin mantuvo a Lampo solamente como espía, después lo usaba para concretar negocios específicos con los Tonakai, y así crear muchas oportunidades para infiltrarse en esa mansión. Pero claro, eran simples “amenazas” para que Daemon se pusiera histérico y vigilara a los donceles. El motivo era sencillo… todo era para que Lambo ganara la confianza del líder y sus castigos disminuyeran, sonaba razonable y funcionó, Bianchi se lo aseguró. Eso al menos hasta que diera el golpe final y ahí Lampo tenía un papel importante. Sea como fuere, molestar a Lampo y llamarlo en la madrugada para despertarlo con una orden estúpida era divertido, un pequeño placer personal y como los Vindice la necesitaban, ellos no reclamaban, cumplían sus caprichos como perritos

 

La mañana del 3 de octubre cuando la mandaron a esa reunión mientras ellos, refiriéndose a Reborn, Alaude y Kyoya, atacaban la mansión de los Tonakai, no se negó, es más lo disfrutó porque ya dejó órdenes expresas a sus queridos aliados, subordinados y perritos falderos. Así que I-pin cumplió con su trabajo con una sonrisa y mientras terminaba todo, se ponía un poco más ansiosa para que la hora llegase. Veía a sus acompañantes permanentes desde que perdió la confianza de sus hermanos, tres guardaespaldas que eran subordinados bajo su cargo pero le eran más fieles a Alaude. También veía a sus queridas niñeras de confianza, Hana y Lily quienes adoraban a Fon y Fuuta. Eran siempre de gran ayuda pues cuidar de dos pequeños y liderar una familia Yakuza era cosa de valientes.

Terminaron sus tareas obligatorias a media mañana y se relajaban mientras comían un helado sentados en un parque, jugaron y compraron juguetes, rodaron en el césped, incluso I-pin lo hizo a pesar de que llevara el traje de la reunión. No le importaba en lo más mínimo lo que las personas que la veían dijeran, era feliz con sus dos pequeños hijos y escuchar sus risas era la recompensa más grande. Pero reía aún más recordando las pequeñas órdenes que dio a cierto par de personas, y una de ellas ya cumplió con su parte, entregando el par de frasquitos a Lambo para empezar bien el plan de rescate.

 

 

 

El peliverde…

 

 

 

El 2 de octubre Lampo recibió instrucciones de ir a festejar con los Tonakai al día siguiente. La verdad, dudaba que I-pin estuviera cuerda pero no fue difícil convencer a su jefe y además para ir un rato a divertirse con una buena dosis de alcohol, no hacía falta obligar a nadie. Así que la mañana del 3 de octubre estaban allí, festejando, bebiendo, riendo y claro Lampo tenía un mensajito para Lambo por parte de su querida dueña momentánea. Aprovechó una ocasión especial para hacerlo y a la vez molestaba a su hermanito de paso, un gustito pequeño

 

 

-que buen trabajo haces, hermanito – sonreía con burla, disfrutaba de esas tareas

-ojalá te pudras en el infierno – lo siguió con una sonrisa pues sería divertido ver la reacción de Lambo al escuchar el mensaje

-oye, soy tu hermano mayor y la única conexión con el exterior, deberías tratarme mejor

-me importa una mierda – fueron a la cocina, el lugar perfecto para platicar sin ser escuchados, claro con la debida precaución… y es que Lambo no quería morir por ser una especie de “espía” 

-¿y si te doy algo de información? ¿Me darías esa botella de allá? – Lampo apuntaba a una de las especiales bebidas para ese festejo, sacaría provecho al menos

-un castigo por complacerte no vale la pena –

-¿y si es un mensaje de I-pin? – susurró en el odio del pequeño, eso se estaba poniendo interesante… ¡había que darle emoción!

-toma y escupe – en la esquina donde los demás no escucharan, eso iba a ser hermoso… y de paso ya tenía la botella que quería

-pues… abre bien la oreja porque será lo único que diré – así Lampo se acercó hasta Lambo y susurró – I-pin te ha cuidado desde hace tiempo, ella manda a decir: puedes empezar ya, la señal de que te sigo cuidando es tu hermano… recuerda, usa lo que esté al final del túnel oscuro – lo dijo con calma, imitando el tono emocionado de I-pin. Eso era realmente divertido

-así que ya es tiempo – reía Lambo mientras miraba la confusión de Lampo y se acercó para decirle algo también – escucha, la taza de té que te di antes… tenía un veneno que te matará en doce horas – el ojiverde se agarró de la camisa de Lampo para decirle lo demás – si quieres vivir te escaparás de Bermuda y tendrás listo un auto en frente de la tercera casa en la cuarta cuadra a la derecha de la salida principal de ésta mansión… la reconocerás porque tiene un adorno en forma de flor de loto en la entrada

-¡qué demonios! – el peliverde pensó que era broma hasta que Lambo le mostró un frasquito con un líquido… pero ya solo había la mitad y la mirada de su hermanito era fría y amenazante – en verdad van a matarme – Lampo se aterró al entender aquello

-sientes la garganta rasposa… es el primer síntoma – sonrió Lambo como si charlara con su hermano de cualquier cosa, los demás en esa cocina ni les ponían atención – después te dará mucha sed y el dolor leve de cabeza que en treinta minutos tendrás, irá aumentando progresivamente. Cuando lo compruebes… decide si me harás caso o no

-malditos, me usaron como medio de transporte para su escape – gruñó bajito pues jamás en su vida se esperó algo así 

-I-pin te odia, yo te odio más querido onii-chan… más te vale cumplir o muere dolorosamente – susurró en el oído de su hermano mayor, quería morirse de risa pero se aguantaría un poco – serás mi chofer hasta que me dé la gana y si cumples tu parte… tendrás el antídoto

 

 

Ese fue el plan que Lambo trazó con I-pin usando como intermediarios a Asari y Yamamoto. Frases y mensajes que eran enviados entre ambos y que Lambo a su vez le contaba a Tsuna y Haru para que estuviesen preparados, pero claro que no les daba todos los detalles. El veneno por ejemplo, solo el ojiverde y la doctora Bianchi lo sabían, fue un plan bastante arriesgado pero eficiente en ese momento. Ahora solo les faltaba esperar la hora indicada, y esa sería en cuanto el ataque, liderado por los Inagakai varones y el Stracci, empezara… tomarían ventaja y saldrían de allí. Lambo sonrió disimuladamente cuando su hermano se frotaba la frente debido al dolor que presentaba y estaba pálido. Lampo obviamente iba a cumplir con los pedidos, eso era obvio… morir era algo que nadie deseaba.

 

 

 

En el ataque…

 

 

 

Lambo vio como Daemon se aseguraba de mantenerlos a salvo cuando un par de balazos y la alerta los puso en marcha. El ojiverde  ya podía predecir algunas de las acciones de esos tipos y como imaginó, G les colocó como protectores a los que fielmente habían cuidado de los tesoros sin mostrar ningún tipo de comportamiento extraño. A pesar de que Hayato y Takeshi eran jóvenes aún, eran hábiles con las armas compañeras de vida. Además, seguramente enviarían a otros dos subordinados para fortalecer su seguridad, pero lo único que pensaba Lambo era en que Asari hiciera todo el trabajo de buena manera, pues él iría a la parte frontal para pelear un rato y sin que nadie se diera cuenta les daría a los Inagakai paso directo para que atacaran a los líderes de los Tonakai. Era un trabajo muy riesgoso pero Lambo confiaba en que ese hombre lo hiciera bien y regresara para que Yamamoto no se quedara solo en ese mundo. Miró a Tsuna y a Haru con disimulo para informarles con la mirada que todo empezaría desde ese momento, debían seguir el juego en silencio y adaptándose a las situaciones que se presentaran seguirían con el plan. Su único objetivo era salir por el subterráneo de escape de emergencia y al final bloquearlo para que los demás quedaran encerrados como ratas… bastante sencillo

 

Tenían que llegar a su cuarto pues allí, debajo de los tatamis, tenían algunos instrumentos para el escape. Era la zona de descanso así que encontrarían ropa, utensilios, celulares lo que fuera que les ayudara en su arriesgada tarea. Lambo solo pensaba en I-pin, quien los encontraría en unas horas en un sitio alejado de todo, ella era la mente maestra de toda esa masacre pero como en un mensaje que le llegó decía “todo vale cuando el enemigo es un ser tan cruel”… todo se valía y usarían cada método a disposición aunque fuera poner en riesgo a alguien más. Lambo dirigía a todos dentro de esa mansión, tenía pocos aliados pero eran suficientes para una salida silenciosa. Tsuna y Haru poco sabían de los planes pero Lambo se los iba a explicar en ese mismo momento, justo cuando ingresaban en su habitación.

 

 

-bien chicos, esto es así… o nos preparamos para defendernos nosotros mismos… o terminaremos siendo presa de los enemigos y posiblemente usados para chantaje de G y Daemon – los jovencitos lo miraban impresionados pero Lambo solo sonrió, sabía que al menos Yamamoto y Gokudera no sabían nada

-bien, supongo que es hora – sonreía Tsuna mientras se acercaba a Gokudera – escúchame Hayato –

 

 

Lambo recordaba la plática con Bianchi, una de las pocas en donde Bianchi le daba una de las notas que I-pin enviaba para intercambiar información precisa y pensamientos acerca de sus hijos y su realidad. Lambo solía estar en la revisión de Haru y Tsuna en la misma habitación aunque separadas por cortinas, y allí era donde contestaba inmediatamente a las cartas de su hermana maniaca que planeaba todo, oculta bajo la sombra de los principales líderes de esas familias yakuzas. Bianchi también tuvo autorización de hablar con Tsuna para que el castaño se acercara a Gokudera y se ganara su confianza, pues ese chico rebelde y huraño era el sobrino que la doctora jamás conoció porque le fue arrebatado desde que apenas tenía unos meses, todo debido a un pago que el esposo de su hermana debía. Cruel es el destino, curiosos los designios del Karma, y así terminaron en esta situación, en donde Gokudera escuchaba las suplicas de Tsuna para que escapase con ellos y al final Lambo sonreía al ver como su hermano castaño abrazaba al peliplata que juró seguirlo, un detalle menos

 

 

-Gokudera, quiero que me acompañes – por el momento no dirían nada acerca de las causas para que el peliplata estuviese en una familia yakusa sin familiares cercanos, eso ya vendría cuando salieran de ese lugar… además los maltratos en esa mansión eran motivo como para pensarse en traicionar a los Tonakai. Unos hijos de puta nunca serían buenos familiares

 

 

Todo era lindo y demás, pero Lambo con ayuda de Haru buscaron las cosas que necesitaba, principalmente el frasquito de antídoto y el veneno que la doc les facilitó el día anterior. Después, alguna ropa que les sirviera para cambiarse, lo que más querían era quitarse esos molestos kimonos y pasar desapercibidos. Revolvieron la habitación y al final a Haru se le ocurrió dejar mensajitos porque estaba molesta, y simplemente fueron trazos rápidos que hicieron mientras Tsuna convencía a Hayato. En la mayoría de papelitos eran insultos pero valían la pena para enfurecer a los imbéciles que los mantuvieron cautivos, y a eso le añadieron unas notitas que habían escrito la noche anterior para desahogarse un poco

Y después de todo eso, estuvo una situación que jamás en su vida vieron venir, Ikuto, quien se ofrecía a ayudarlos. Lambo no se tragaba esa buena voluntad mucho menos después de que leyó una de las cartas de I-pin en donde le decía que sus “padres” habían traicionado a Reborn en una de sus operaciones por rescatarlos y claro, él mismo vivió esos momentos de pánico y angustia, es más, creía que Ikuto estaba muerto porque G estaba furioso

 

 

-mi vida depende de que los saque… así que corre – Lambo sonrió pues era verdad que ese viejo solo pensaba en el beneficio propio – confía en mí, hijo mío – viles palabras que Lambo jamás volvería a creer así que solo hizo lo que pensó era correcto, apuntarle a su… a Ikuto y mantenerse alerta por si el viejo lo traicionaba… aunque eso le doliera pues aun lo veía como su padre. Pero ahora su familia era Tsuna, I-pin y Haru, esa chica castaña tímida pero cuando ya tomaba confianza era alegre y ocurrente 

 

 

A Lambo no le gustó la idea de darles armas a sus acompañantes pero no tenía opción, era caso de vida o muerte. Lambo tenía la mirada fija en su padre y verificando cómo los guiaba por los pasillos. Tenía que ser fuerte y la ayuda de Yamamoto con la espada picando la espalda del anciano le alivió un poco, no estaba solo. Transitaron por las habitaciones tomando las cosas que necesitaran en una bolsa y cuando llegaron a la habitación que Daemon usaba para planear sus negocios y demás, Lambo sonrió con malicia y le dejó la vigilancia a los dos jovencitos

 

 

-¿qué haces? – Tsuna lo miraba con duda y Haru temblorosa trataba de tomarlo por la mano y detenerlo

-tranquilos – sonrió mientras ingresaba a esa habitación… en la que abusaban constantemente de su cuerpo. Obviamente le asqueaba los gustitos que Daemon tenía y en esa habitación con cortina de color azulado vivió los peores de su vida – me vengaré un poquito

-no tenemos tiempo Lambo, muévete – pero su padre fue callado por la filosa hoja de la katana de Takeshi

-necesitaremos dinero – el ojiverde sonreía al momento de entrar y mover algunos libros, tirarlos cuando ya se hartó y mover algunos adornos para hallar la caja fuerte – y ustedes… pueden escribirle algo al infeliz

-¿acaso sabes la clave? – se reía Tsuna mientras tomaba papel y lápiz y seguía con sus notas “insultativas”… ahora le tocaba a él – pues quiero verlo

-aquí, aquí, aquí, aquí y aquí – Lambo tecleaba esos botoncitos del asombrosamente tecnológico y seguro sistema de seguridad… vaya tontería, si sabias la clave todo valía un comino y Lambo la sabía. Cuando el maldito de Daemon terminaba de satisfacerse con el sufrimiento corporal de Lambo y se vestía con paciencia… Lambo fingía estar inconsciente, claro, muchas veces de verdad terminaba demasiado cansado y adolorido como para quedarse despierto. Pero ocasionalmente solo cerraba sus ojos y esperaba, se tardó en memorizar las teclitas y el orden de cada una, pero ahora al ver como se abría la caja fuerte, sonreía ampliamente – ¿lo ves?… de algo me sirvió fingir

-es mejor que no recuerdes eso – Haru y Tsuna se entristecieron de inmediato, pues ellos eran los que atendían las heridas del ojiverde cuando a altas horas de la noche, un par de sirvientas o algún subordinado les llevaba al inconsciente Lambo para que descansara

-Lambo-kun… es mejor irnos

-me falta esto – y Lambo solo sacó las cintas cuidadosamente guardadas que eran el peor de sus recuerdos – destruiré estas cosas asquerosas – tiró los CDs que el maldito adoraba hacerle ver para que su mente se quebrara y sufriera. Los pisoteó con rabia, quebrándolos en pedacitos… esos videos solo eran de ciertas violaciones en donde los afrodisiacos y las amarras solo lo hacían ver una escena asquerosa y digna de un enfermo como Daemon, nunca le iba a perdonar que lo grabara mientras lo…

-ya basta, ¡te lastimarás! – Haru lo detuvo cuando ya todo estaba destruido – es todo – la chica castaña lo miraba suplicante agarrándose levemente el vientre abultado

-si – suspiró Lambo mientras retomaba su compostura, metía el dinero y los documentos que ahí habían en la maleta que llevaban y se la daba a Gokudera – sigamos, tenemos que irnos rápido

-no soy yo el que está destruyendo cosas sin importancias – se quejó el peliplata, digno comportamiento del chico

-Lambo, muévete

-silencio Ikuto, no tienes idea de lo que tenían esos CDs – Lambo empujó al anciano para retomar su ruta de escape. Ahora estaba más en paz pues nadie vería esos asquerosos videos, nadie jamás se enteraría de los juegos crueles que hicieron con él

 

 

El camino se hacía eterno si Ikuto lo lideraba y es que mostraba ser un asesino, pues algunas de las mujeres que trabajaban en esa casa exhalaban su último respiro de vida, era traumatizante. Haru se escondía detrás de Tsuna tratando de no pensar en eso, el castaño solo miraba la espalda de Gokudera y Takeshi, quienes viviendo en ese lugar parecían tranquilos ante esos actos inhumanos. Todos se aliviaron con la llegada de Asari a su grupo, Lambo soltaba el aire retenido y agradecía al cielo que su mayor aliado siguiese con vida. Ese chico idiota que le ofreció su vida al igual que lo hizo Takeshi después de que lo salvara de una tortura en manos de Daemon por romper las reliquias de la familia, los quería porque tenían el corazón blando a pesar de todo lo vivido en esa mansión

 

 

-Lambo-sama – Lambo aún no se acostumbraba a ser tratado de esa forma pero no se iba a quejar en ese momento – al frente hay dos… uno de ellos es el que usted llama Reborn… está a punto de llegar a esta sección

-entonces ahorrémosle el trabajo – Lambo reía pues Reborn jamás lo iba a encontrar, el imbécil que le causó todo este dolor se quedaría sin nada

 

 

El ojiverde suponía que su padre estaba allí para pagar la deuda con Reborn pero no, resultaba que solo estaba de parte del enemigo, y claro... eso dolía, su propio padre lo vendía y traicionaba. Sus vidas estaban en peligro y agradeció mil veces que Asari, Gokudera y Yamamoto estuvieran con ellos, pues si hubiese perdido a Tsuna se abría quebrado instantáneamente. Su mente volaba en millón de posibilidades, pero tenía en claro que debía defender a los suyos

 

 

-así que el traidor eres tú,  papá eres un hijo de… – pero el apretón en su cuello lo obligó a callarse y con fuerza su padre lo forzaba a caminar por el pasillo mientras que otro disparo hacia que Asari y Takeshi rodaran lejos inevitablemente. Eso era una tragedia

-¡callado! – ese anciano no tenía corazón. Lambo lo sabía y aun así se negaba a creer todo lo que estaba viviendo, nunca le disparó porque tenía miedo de quitar una vida – es tuyo –

-el dinero lo valió, el primero aquí cae – Lambo entendió el terrible rencor entre sombras, la traición era parte de la vida de los yakuzas y lo usarían para empezar con esos planes atroces

 

 

Todo fue muy rápido ese día, los gritos, la defensa de Takeshi, ver como usaban a Ikuto como escudo ante las balas que le darían muerte. Ver a su padre morir en su nombre. Ver al hombre que cuidó de él toda la vida, ser manchado por esa sustancia rojiza, absolutamente todo fue traumatizante. Lambo también vio a Asari, quien sin rastro de culpa en la mirada, se mantenía firme en su palabra, sacarlo de esa mansión y darle libertad. El miedo invadió los sentidos del ojiverde, quien solo miraba en cámara lenta como el enemigo quería disparar otra vez, su mano se movió sola, buscando algo en el suelo, algo para protegerse porque tenía miedo de morir. Sintió un objeto metálico, lo tomó entre sus manos y disparó, fue en defensa propia, fue las ganas de vivir que tenía, era la voluntad de proteger a los demás y lo hizo… como en alguna otra ocasión, disparó, pero esta vez vio la sangre salir del pecho de ese sujeto para después verlo caer… inerte

 

 

-¿qué hice? – susurró Lambo al ver los cuerpos – yo… lo maté – susurró mientras lloraba – papá… papá – no podía creer que veía el rastro rojo alrededor del que toda su vida vio cómo su progenitor

-su padre era un traidor – pero nadie entendería el horror que Lambo estaba viviendo. Sus manos quitaron una vida, sus manos apretaron el gatillo y mataron a alguien – no es momento para lamentaciones – sintió el abrazo de Asari, y luego como era obligado a salir… pero su mente no estaba allí, sino… en algún lejano lugar rememorando el sonido de la bala y el cuerpo caer – debemos salir de aquí

-manché mis manos – susurró el ojiverde mientras regresaba a ver y reconocía el perfil de su padre – papá… papá

-murió salvando su vida – escuchaba a Asari pero no entendía nada, solo… veía una sangre inexistente en sus manos  – y si no… piense que yo lo maté y castígueme después de salir de aquí

 

 

Lambo tuvo que ser abofeteado un par de veces para que dejara el shock, sus lágrimas brotaban, el sonido de los disparos lo estremecían pero al ver el miedo en la mirada de Haru y Tsuna lo regresó a la realidad. A la huida, a la terrible actualidad, a limpiarse las lágrimas y respirar profundo mientras se repetía “instinto de supervivencia, vive el más fuerte y ese soy yo” se obligó a ver adelante, a pensar en la salida, a reconocer los pasillos en busca de su libertad, pero en esta ocasión, dejó las armas a Asari. Lambo ya no quería tocarlas…  a pesar de eso, recogió una que estaba en una de las habitaciones con la puerta abierta. Si quería sobrevivir debía luchar, y si debía luchar contra Daemon… lo mataría, de eso estaba seguro

 

Lambo se obligó a recordar las cosas que escribieron para dejar como evidencia de que no necesitaban de nadie para sobrevivir y escapar. Se reía bajito al recordarlas. Todos lo miraban extrañados, pero él solo quería algo que le hiciera mantenerse cuerdo “Puto el que lo lea… Muérete idiota… Las doncellas custodiadas por el dragón se cansaron de esperar al príncipe azul y decidieron salvarse solas. Engañaron al carcelero y escaparon en un auto deportivo que le robaron a un narcotraficante… Llegaste tarde imbécil… Nunca pedí que me rescataras… Ellos están enfadados y yo los odio a ustedes sin conocerlos… Si eres Daemon, metete la rabia por el culo… o mejor un palo… Si eres G, roncas, maldito cabrón. Ve al médico, idiota… Si es alguien más… ¿quién rayos eres?... ¿y por qué arruinas nuestro calmado plan de escape?”… Lambo seguía recordando esas palabras una y otra vez, borrando de su mente la terrible imagen de ver a dos personas morir por su causa

 

 

-¿de qué te ríes?… ¿perdiste la razón? – fue Hayato quien  sacó a Lambo de sus pensamientos

-de lo que le escribía a Daemon – se reía bajito mientras seguía a Asari, quien ya mostraba los últimos pasillos que seguir para ingresar a una puerta falsa y descender al subterráneo

-no lo leí, así que no te entiendo… pero debió ser grave – Hayato aun parecía dudoso pero Tsuna no soltaba su mano, así que no se quejaba

-lo fue, si me encuentra… me matará – pues Lambo recordaba “Querido Daemon, la puta a la que violabas todas las noches, descubrió la clave de su maldita caja fuerte y te dejó sin nada. Bastardo, espero que mueras pronto… con amor Lambo Bovino, recién libre, recién feliz
PD: Destruí todos tus malditos videítos y lo disfruté mucho”
Eso firmaba su condena de muerte, robarle a un Yakuza era el peor error de una persona

-es aquí, Lambo-sama – Asari sonreía al quitar algunas cosas y abrir la puerta secreta que solo pocos conocían, y él tenía el privilegio de saberlo – lo ayudaré

 

 

Cada uno bajó esas escaleras, Tsuna y Haru tardaron más que los otros, pero eran sus vientres lo que impedían el proceso. Agitados jadeaban pues el esfuerzo era grande y ellos con el peso extra apenas y podían seguir, solo la adrenalina y el deseo de tener a sus hijos fuera de ese lugar los inspiraba. Estaba oscuro pero era Asari quien encendía una linterna potente para seguir el túnel y buscar el interruptor de la luz. Daemon no escaseaba en gastos para tener todo con comodidad. El túnel era grande, como para que una motocicleta transitara, claramente denotaba que el jefe de los Tonakai era extravagante y pensaba en cada detalle.

Takeshi cerraba de nuevo la salida de escape, encargándose de atorar la puerta e impedir el paso, eso los hacia felices pues eran los primeros en cruzar por allí y tal vez los únicos. Asari vio la debilidad de Haru al caminar y cargándola en brazos la llevó por el recorrido, Lambo apoyaba a Tsuna quien inspirado por la libertad, acariciaba su abultado vientre y apresuraba el paso. Junto a ellos, los dos jovencitos estaban listos por si acaso alguien los sorprendía en ese lugar, eran precavidos, faltaba poco, poco más y… la luz al fin del camino los llenaba de emoción

La salida daba exactamente en la casa en donde Lambo le ordenó a Lampo esperarlo con un auto, todo fue planeado con detenimiento. Salieron de allí con sigilo, identificando alguien en la salida, escondido en la entrada estaba un sujeto con cabellos verdes. Aun si Lampo se negaba a colaborar tenían un auto extra en el garaje de esa casa, I-pin era prevenida, planeó todo con detalle y previó algunas situaciones adversas. Aunque en esta ocasión no era necesario, Lampo amaba mucho su vida y el veneno ahora mismo lo tendría con algunos síntomas perceptibles, fiebre por ejemplo

 

 

-se tardaron – susurró el peliverde quien estaba vigilando la entrada por si algún auto pasaba y lo descubría – maldita sea son peores que nosotros – gruñó pues tocaba sus mejillas un poco  calientes… tenía fiebre

-¡cállate y dime en dónde está el auto! – fue Lambo quien al frente de todos ponía orden

-está en la esquina, en el callejón – el peliverde se paró apoyándose en la pared – ¡ahora dame el maldito antídoto!

-no me vengas con teatritos – el menor miró despectivamente a su hermano y le apuntó con el arma que guardó entre su kimono – muévete

-tengo fiebre y mala visión – se quejó mirando a todos, le asqueaba saber que terminó siendo presa de los planes de I-pin… ayudando a dos ballenas que llevaban en sus vientres a los herederos de los Tonakai 

-mentira, el efecto de la visión se dará a las seis horas, aun no es tiempo – habló Lambo con dureza… esos detalles los sabía a la perfección

-maldito – gruñó Lampo queriendo estrangular a su hermano

-me enseñaste bien, ahora si no quieres morir… ¡muévete! – le amenazó y un resignado peliverde salió primero revisando que no hubiera nadie y caminando al callejón

-Lambo, ya tranquilo… aquí no hay nadie – Tsuna lo trataba de calmar pero el ojiverde estaba en modo automático, la adrenalina, la culpa el horror, sentía que pronto iba a colapsar

-debo ser precavido – sonrió pero Tsuna percibió que a Lambo le afectó demasiado lo sucedido

-tranquilo, solo falta poco – Haru palmeaba el hombro de Lambo y junto a los otros chicos empezaban a seguir a Lampo por los pocos metros que faltaban hasta el callejón

-yo los protegeré, no se tome todo el cargo en sus hombros – sonreía Asari, quien veía a los dos más jóvenes ir en el frente previniendo un posible ataque – nosotros seremos quienes les sirva como escudo

- no quiero que nadie muera –

 

 

Tsuna sonrió con melancolía mientras llegaba al callejón, acariciaba su vientre, suspiraba mientras veía a Lampo abrir la puerta de la furgoneta y darles paso para que se subieran pero…

 

 

-así que… trataban de escapar – esa voz detuvo los movimientos de todos y Asari se puso alerta colocándose frente de sus ahora jefes – que desagradable – era Saki, mano derecha de Daemon y no estaba solo – ¡ataquen! – ordenó y tres tipos se le fueron encima de Asari. Takeshi no se quedó quieto y salió en defensa de su primo y detrás de éste, un Hayato que estaba dispuesto a defender a su nueva familia

-maldita sea – gruñó Lambo mientras se ponía en frente de la camioneta y se interponía entre los enemigos y Haru y Tsuna que estaban dentro, ellos eran lo más importante ahora

-tu señor te castigará muy feo – Saki preparado apuntaba al ojiverde, pero un golpe lo hizo soltar el arma. Asari se había liberado momentáneamente de su oponente y había defendido a Lambo pero en seguida fue atrapado de nuevo y alejado con fuerza

-idiota – Lambo sabía pelear, y lo iba a demostrar, sin aviso se acercó al tipo. Su puño golpeando justo en el hígado del tipo, quien perdió el aliento – ¡maldito idiota! – un golpe en el rostro del tal Saki, pero sus fuerzas habían disminuido bastante… así que terminó siendo empujado y pateado en el piso. El kimono no le facilitaba el trabajo – Takeshi… – susurró al ver que el jovencito se defendía con lo que podía del grandote oponente que tenía

-mírame a mi… puta barata – Saki tomó los cabellos de Lambo y lo levantó para mirarlo – primero pagas tú y después… los otros – Saki miró al par de individuos en el auto, quienes alterados pedían ayuda a los demás… pero todos estaban ocupados

-jamás te dejaré – como pudo se alejó de Saki, golpeándole en la nariz en el proceso. Lambo estaba débil, la adrenalina perdía su efecto y sentía su cuerpo pesado. Iba a ser golpeado una vez más y las heridas anteriores le empezaron a punzar. Escapó como pudo, alejándose de la furgoneta, caminado tan rápido como el maldito kimono le dejara pero el otro estaba a punto de alcanzarlo, el hijo de su madre que muchas veces colaboró con Daemon para torturarlo en ocasiones y…

-agh… que – un disparo sonó en la calle. Lambo solo vio como el tipo se quejaba retorciéndose de dolor y cayendo de rodillas. Un nuevo disparo hizo que el tipo se arqueara para luego caer al suelo, el ojiverde no entendía nada, estaba en pánico y solo quería que todo terminara

-Asari – dijo con duda  pero al levantar su mirada… Lambio sólo vio las manos temblorosas de dos personas – Haru… Tsuna – susurró al verlos parados con las armas en las manos, con los ojos cerrados, con temor por lo que acababan de hacer. El mismo terror que él mismo sintió cuando le quitó la vida a alguien pero…

-no es justo que solo tú te manches las manos – dijo Tsuna mientras se acercaba y lo jalaba para que se levante – estamos aquí también

-¡Asari! – gritó Lambo, pues que aquellos dos que llevaban en su vientre dos pequeños se vieran en la obligación de usar las armas, solo significaba que los otros estaban perdiendo. Era grave, Lambo no pensó mucho cuando le quitó las armas a Haru y Tsuna empujándolos para que se subieran a la furgoneta. Corrió en dirección de ellos y vio a Asari terminar de degollar a su oponente, Takeshi en algo parecido pero Hayato… estaba en problemas. Lambo estaba por disparar al hombre que atacaba al pequeño peliplata pero fue Asari quien le quitó el arma y disparó

-ya no dejaré que se manche las manos, Lambo-sama – sonrió el chico antes de ir por Gokudera que sangraba por la nariz. El azabache cargó al menor para luego llevarlo a la furgoneta, detrás venía un preocupado Yamamoto – ¡entren ahora! ¡No hay tiempo!

-¡acelera! – amenazó Tsuna sentado justo detrás de Lampo – si no tienes los pantalones para salir y quitarte a los enemigos de encima… al menos sé buen conductor – le dijo pues Lampo en ningún momento se bajó del asiento del conductor y solo sonreía al ver todo el espectáculo

-que rudo, ¿qué me vas a hacer? ¿Matarme? – se burló Lampo sin mover un solo dedo, es más… se cruzó de brazos

-¿lo dudas? – el castaño posó el frio metal en la cien del peliverde – lo acabo de hacer… mejor no me provoques – Tsuna estaba asustado y dicen que en las peores situaciones, las personas toman decisiones impensables… el castaño mató a alguien y ahora amenazaba a otro

-ya entendí – sonrió mientras se ponía en camino. Lampo hacía maniobras para que el auto saliera por las calles segundarias, siempre sintiendo el cañón en su nuca… - no pensé que fueran capaces – se quejó Lampo, sentía el gatillo en su cien… eso era la mejor motivación

-la ley del más fuerte – pronunció Lambo observando como Asari tomaba el lugar de Tsuna y sostenía el arma sin duda alguna – ahora cállate o no te daré esto – mostraba el frasquito con el antídoto y sabía que su hermano lo veía por el retrovisor

-a la orden, nuevo asesino – se burlaba el peliverde mientras veía a su hermanito fruncir el ceño – por lo que entendí ya mataste a alguien, ¿a quién? ¿A Daemon?

-si fuera a él… estaría feliz – comentó el ojiverde con el mismo tono de burla – por cierto… ya no tenemos papá – Lampo se quedó frio al ver la mirada vacía de un Lambo que sonreía como muñeca 

-tú… tú

-Yuriko debe estar destrozada – eso fue lo último que Lambo dijo antes de ponerse a revisar las heridas de Takeshi y Hayato, calmar a Haru y Tsuna, quienes aún estaban temblando por lo que acaban de hacer… ese día, los líderes mancharon sus manos con sangre ajena

 

 

 

La mente detrás de eso…

 

 

 

I-pin veía la tarde caer, comía tranquila su almuerzo mientras veía a Fuuta agarrar las papas fritas con las manos y metérselas en la boca como si no hubiese mañana. Fon como siempre imitaba a su hermano mayor pero I-pin no los regañaba, hace mucho que dejaron de disfrutar esos momentos juntos, así que los dejaría ensuciarse cuanto quisieran. Incluso impidiendo que Hana  o Lily limpiaran a los pequeños, pues niños son niños y necesitan libertad. Después de eso recibió una llamada, era Asari quien le decía que ya todo estaba empezando, fingió que solo se trataba de otro negocio y así dejó todo lo demás en manos de ellos. Ocultó su angustia detrás de esa sonrisa que mostraba al ver las ocurrencias de sus hijos, a los cuales después del almuerzo los llevó a un acuario. Los guardaespaldas no le quitaban el ojo de encima, aunque se mantenían a distancia para no molestarla, pero era algo que ya la estaba cansando. Solo faltaba un poco más para que todo terminara… solo le faltaba regresar a la mansión y deshacerse de todos esos tipos, porque tenía algo más importante que hacer

Y allí estaba, sonriendo mientras cargaba a Fon en brazos y era seguida por Fuuta hacia el auto, ordenando regresar a casa porque ya era hora, y no se lo negaron. Solo condujeron con calma y ella se la pasó conversando con sus pequeños, quienes ya habían recibido algunas clases de karate con Alaude. I-pin se reía al imaginarse eso, la paciencia infinita que habrá tenido que reunir su hermano mayor para tratar con dos niños pequeños… pero también sería muy tierno… lástima que ya no lo vería

 

 

-señora llegamos… me llevaré a Fon – Lily sonreía, bien dispuesta a tomarlo en brazos

-no hay problema, adelántate, yo los llevo – sonreía la jefa mientras veía a sus dos joyas dormir

-pero será difícil cargar con ambos – añadió preocupada, pues le encantaba ayudar a su jefa y a los dos pequeñines

-no me contradigas… me llevaré a uno por uno, quiero hacerlo yo misma

-si señora – así todos en ese auto excepto el conductor salían. I-pin suspiró pues era hora de actuar, dejó que las chicas y los dos hombres se adelantaran y se acercó al conductor con una sonrisa

-¿requiere algo, I-pin-sama? – habló con cortesía antes de quitarse el cinturón de seguridad

-¿qué harás mañana? – sonreía sin malicia colocándose detrás de su subordinado

-pues, lo que usted deci… da – susurró al sentir como algo se incrustaba en su cuello – ¿qué me…?

-paralizante – susurró la pelinegra en el oído del hombre – no te muevas porque no quiero hacerte daño

-pero… I-pin-sama – el chico no podía mover sus brazos, dejándolos caer a sus costados de inmediato

-los nervios y el paralizante bien combinados son espectaculares – susurró la pelinegra mientras terminaba de inyectarle todo el líquido en esa jeringa, al conductor – quédate calladito si… no te haré nada – dejó al chico bien sentado, sujeto por el cinturón y la cabeza reposada en el asiento. I-pin se bajó del auto  y siguió a las chicas

-¿y los niños? – Lily se extrañó al ver a su jefa sola

-he decidido pasear un rato más, perdón – sonreía con despreocupación – volvamos al auto – no se negaron y ella siguió como si nada, aminorando el paso y dejando que las niñeras se adelantaran un poco, lo suficiente como para que ella de un solo golpe en la nuca las noqueara a ambas viéndolas caer como costales al piso

-¿qué hace, I-pin-sama? – ya tenía a los guardaespaldas en posición de combate, y ella les miró con burla

-si no quieren  pasarla mal, solo entren y permanezcan en la mansión – ordenó con seriedad arrimando sus mangas un poco

-nuestras órdenes son mantenerla en esta casa – admitió uno de ellos – Alaude-sama nos…

-así que en verdad desconfían de mi – ella caminó con elegancia hacia ellos, sonriendo… y los que la custodiaban preparaban sus armas, pero la pelinegra fue más rápida y disparó al primero, le dio al segundo y pateó en la cara al tercero – pero yo no tengo malas intenciones

-y así lo dice… acaba de matar a mis compañeros – se quejó el tercero

-si no te diste cuenta… esto – levantó el arma que detonó – son tranquilizantes, lo suficiente para hacer caer a un caballo – sonrió

-¿por qué?

-porque debo ir a algún lado sola… y mis hermanos no me dejan en paz – I-pin batalló unos instantes, para después golpearlo haciéndole soltar el arma – y si me permites, no pierdo tiempo – esquivó el golpe del chico y le dio con otro tranquilizante. El chico cayó al suelo con los ojos abiertos para luego quedarse dormido instantáneamente

 

 

I-pin tiró el arma al suelo, la misma que tenía un silenciador así que no se preocupaba por el ruido, no hizo ninguno. Se fue  dejando uno de los tranquilizantes sin usar, sonrió pue saber tomado clases de tiro fue su mejor idea, y la práctica hacía al maestro, se la pasaba al menos dos horas diarias en eso… y ahora podía presumir de sus habilidades, no fallaba ni un tiro. Caminó con rapidez hacia las chicas caídas, las miró con rapidez para levantar a la una, la ganadora de ese día

 

 

-Lily – I-pin la abofeteó para despertarla

-señora... ¿qué hace? ¿Por qué? – dijo cuándo se despertó y veía su alrededor con temor de que ahora fuera la victima de la agresión

-dile a mi hermano…

-señora

-¡cállate y escucha! – la miró con ira haciéndola callar al apretarle las mejillas con fuerza e incrustando sus uñas en la piel de aquella jovencita – dile a mi hermano que vea en mi cuarto, encima del mueble de mayor tamaño – lo que dejó en ese lugar era una carta explicando sus motivos, la escribió en su momento de ocio – y dile también esto…

-¿qué señora? – hablaba con temor

-“había una traidora en tus filas, me la llevo porque no la perdonaré… me voy a reunir con mis hermanos de corazón, deséame suerte”… ¿entendiste? – le gruñó a la chica que temblaba levemente

-si

-nos vemos Lily… después de que me vaya cuenta cinco minutos y entra a la mansión – sonrió I-pin pues la chica le daba un poco de pena – es mi última orden

-pero, ¿por qué se va? – interrogó expectante, quería entender a su jefa

-porque este no es mi hogar, y no quiero que me obliguen a quedarme – I-pin sonrió antes de correr hacia el auto haciendo resonar sus tacones. El plan estaba hecho lo único que le faltaba era sacar al hombre que estaba ya dormido y arrastrarlo lejos.

-y tu maldita… – I-pin tomó los cabellos de la pelinegra de nombre Hana, la misma que era su amiga de infancia y… la traidora que Irie comprobó fue la culpable de todo el desastre de sus vidas y le abofeteó con fuerza despertándola

-señora… qué – aturdida y con las mejillas ardiendo admiró la rabia en esos ojos negros

-cállate – sacó unas esposas de entre su ropa y se las puso a Hana sin darle opción a protestar

-señora, ¿qué hace?… ¡ya basta! – pedía con desesperación mientras sentía el frío del metal sus muñecas

-¡zorra traidora! – vio el pánico en los ojos de Hana y se le salió una carcajada que asustó a una shockeada Lily que a lo lejos estaba todavía sentada en el piso – no grites o te meteré un tiro en medio de la frente – la chica empezó a llorar pero se calló mientras I-pin sacaba cinta adhesiva, la amarraba los pies, manos y le colocaba más en la boca – pagarás caro tu traición – la arrastró de los cabellos y la metió en la parte de atrás del auto, sin remordimiento, sin duda… solo hacía lo que debía hacer, vengarse un poco – si haces ruido y mis hijos te descubren…te degollaré – y con esa amenaza la chica solo negaba con la cabeza desesperadamente, gimiendo bajito pero con una bofetada de I-pin y una amenaza más… le callaron en totalidad

 

 

I-pin revisó que sus hijos estuvieran bien asegurados con los cinturones y empezó a conducir. Aceleró tanto como pudo para alejarse, tomó caminos segundarios, se escabulló entre las calles que conocía, giró muchas veces y al final salió de la zona concurrida perdiéndose entre las avenidas. Sonreía nerviosa pues tenía la impresión de que su hermano la encontraría con rapidez, por lo cual se estacionó en un callejón, se quitó la falda y los tacones, así como la chaqueta y corbata. Sacó la ropa que guardó en la parte trasera, unos deportivos, un pantalón holgado, un suéter sencillo se veía normal, más normal de lo que ella misma se imaginó. Despertó a sus niños, les dijo que irían a ver a su oto-chan así que no protestaron y por el contrario los dos pequeños estallaron en grititos de emoción, sonrisas sinceras y otras cosas. De Hana se encargaría otro de sus subordinados fieles, quien cargó con Hana hasta dejarla en una furgoneta que desapareció de su vista tan rápido como llegó, ya la vería después, tenía que pensar en el castigo apropiado para esa puta.

I-pin pactó un lugar de encuentro con Lambo y Tsuna, así que lo iba a buscar con paciencia, aún era temprano. Salió entre las calles, hasta un edificio donde ya tenía en el estacionamiento un auto más sencillo, de color blanco, un familiar que podía pasar desapercibido pues las familias que paseaban eran normales. Así estaba más tranquila, condujo con sus hijos emocionados, mirándolos por el retrovisor y comprando comida de paso en algún lugar. El sitio de encuentro estaba lejos y la hora de encuentro estaba todavía un poco lejos, aun así estaba sonriente, más de lo que usualmente estaba, cantaba canciones con sus niños. Ella esperaba que todo salga bien y cuando salió a la carretera alejándose de la ciudad, supo que ya nadie la detendría, casi podía saltar de la emoción  

I-pin se estacionó en un bosque, dejó su auto entre la maleza y salió con sus niños hacia las pocas casas que por allí había, solo hizo una llamada y Ryohei la recogió informando que el cuerpo de Hana estaba ya a medio camino del lugar en donde seria interrogada. Se mantuvo serena mientras veía el paisaje cambiar y el sol caer. Se quedaron en medio de un pueblito en medio de dos montañas y esperaron, no fue mucho tiempo pues el sol casi empezaba  a ocultarse. I-pin cada vez estaba nerviosa y trataba de calmar la ansiedad de sus dos hijos, hasta que escuchara un auto llegar

 

 

 

En el otro lado…

 

 

 

Para Lambo el camino se hizo eterno, para Tsuna se hizo un martirio pues la ansiedad le comía por dentro hasta que Lampo se detuvo por órdenes de Asari que estaba ahora como copiloto y le seguía apuntando al chofer de cabellos verdes. Se extrañaron un poco hasta que vieron que a un lado del coche, un chico pelirrojo les saludaba con una sonrisa y les reverenciaba levemente

 

 

-mi nombre es Shouichi Irie – les reverenció con más claridad cuando abrieron las puertas. Todos salieron fuera del auto, todavía un poco tensos, desconfiando de aquel extraño – I-pin-sama me designó la tarea de darles un nuevo vehículo y llevarlos a la zona de encuentro – sonrió el pelirrojo mientras  Asari obligaba a Lampo a abajarse

-¿cómo te creo? – interrogó Lambo con seriedad

-por esto – el pelirrojo se acercó mostrando el anillo de graduación que Lambo tomó y reconoció en seguida, colocándose en el dedo de siempre, como si nada hubiera pasado

-bien… ¿qué haremos ahora? – Lambo sonrió admirando su anillo, ni siquiera le importaba mirar al chico, le cedió su confianza por ese simple gesto… porque era un enviado de I-pin

-nos cambiaremos de auto – sonrió Irie mientras empezaba a ordenar a un par de chicos que se llevara el reciente transporte – por aquí por favor – empezaban a caminar con calma. Tsuna y Haru simplemente seguían a los demás, confiaban en Yamamoto y Gokudera quienes los rodeaban como protección

-¿y yo que? – se quejó Lampo al ver que lo empujaban también

-tú, querido hermano – sonrió Lambo mostrando el frasquito del antídoto. Lampo ya sudaba y tenía un fuerte dolor de cabeza, jadeaba y eso que aún no era ni media tarde – ¡toma! – y dejó que el frasquito se rompiera en el suelo – ups… se me resbaló

-¡qué hiciste maldito! – se quejó Lampo asustado al ver el líquido regarse en el pavimento, incluso se arrodilló intentando tomar algún poco de esa sustancia aunque sabía que era inútil

-esto se llama… venganza – el ojiverde sonrió con burla al ver a su hermano arrodillado frente a él

-Lambo… no te ensucies con él – Tsuna apretó la mano de Lambo apartándolo antes de que esos dos empezaran a pelear

-es verdad – sonrió el ojiverde para impresión de todos, quienes jamás pensaron lo vengativo que podía ser aquel muchachito que toda su vida fue amable – aquí está el listado de componentes del antídoto – le lanzó un papelito hecho bolita a Lampo – y el modo de preparación… corre y atiéndete en un hospital – sonrió dándose vuelta y alejándose

-algún día me las pagarás – gruñó enfadado guardándose ese papelito con las manos temblorosas, su vida dependía de eso… su hermano lo envenenó y ahora intentaba matarlo, eso tal vez se lo merecía

-algún día yo te haré pagar adecuadamente – gruñó Asari, rozándole la mejilla con su katana – ahora vete – le tenía rencor a ese peliverde, le tenía rencor a todos los que arruinaron la vida de Tsuna, Haru y Lambo

 

 

Vieron al peliverde perderse en los callejones, lo vieron temblar, lo vieron maldecir entre dientes y tambalearse… que bonita imagen daba Lampo. Los demás solo siguieron al chico de nombre Irie, quien les dejó en un parqueo de autos nuevos, tomaron uno grande y azul, se acomodaron en la comodidad del vehículo y se relajaron, dejando que el pelirrojo y Asari condujeran a su destino. No podían dormirse, pero si dejaron que el viaje los relajara, Haru y Tsuna acariciaban sus vientres con una sonrisa, los jóvenes de cabello negro y plata conversaban  o peleaban en voz baja para no incomodar a los demás. Irie contaba cosas acerca de lo que planeó I-pin sobre todo ese tiempo y al fin…

 

 

-hemos llegado – informó Irie y todos se pusieron alertas, cuando las puertas se abrieron bajaron sin pensarlo, casi podía decirse que volaron afuera

-que bien se siente ser libre – sonreía cierto ojiverde quien estiraba sus brazos al salir de ese auto y caminaba unos pasos

-la ruta de escape subterránea solo lo conocían los cercanos al jefe – decía  Asari quien cargaba todavía con su katana, su fiel compañera

-ya era hora – bufaba un peliplata mientras bostezaba – se me estaba entumeciendo todo

-jajaja pero fue un gran viaje, aunque no sé dónde estamos – comentaba Yamamoto

-fue arriesgado pero divertido – sonreía el azabache mayor

-están locos – se quejaba un malhumorado peliplata y los demás reían mientras caminaban por allí

-¡OTO-CHAN! – ese grito los sacó de su pequeña plática y vieron como Lambo al fin sonreía y sus ojos recuperaban el brillo característico. Todos se giraron para ver al dueño de esa vocecita, pero lo único que vieron era a dos pequeñas sombras correr hasta los brazos de un Lambo que arrodillado en el suelo sonreía y lloraba a la vez… eso fue el principio de su libertad – oto-chan, ¡me alegra verte!

-to-chan, to-chan, bienvenido – sonreía el más pequeño. Lambo solo les llenaba de besos y abrazos ignorando todo a su alrededor, se concentraba en sus dos pequeñas luces

-ustedes dos, mis tesoros, mis niños lindos – sonreía mientras se quedaba con ellos unos minutos dejando que sus lágrimas salieran – mis pequeños Fuuta y Fon – besaba las frentes y los apretaba en un abrazo cálido

-¿y a mí no me saludas? – Todos allí vieron a una pelinegra que se acercaba a paso lento y también lloraba – que malo – se limpiaba las lágrimas y dejaba que Lambo la viera

-I-pin, ¡tonta maniaca! – se quejaba dejando a sus hijos de lado y levantándose para abrazarse a su hermana del alma, apretarla con fuerza sintiendo el cálido amor que proyectaba. Ella correspondía al abrazo efusivo, lloraba en silencio y besaba los cabellos negros de aquel idiota que extrañó – hasta parece un sueño

-¡jamás vuelvas a dejarme! – se quejaba hundiéndose en el cuello de Lambo quien besaba sus cabellos y en sus piernas los dos pequeños se aferraban a ambos

-no sabía que eran familia – murmuraba cierto pelinegro de ojos marrones – se ven como una familia – el menor sonreía viendo la escena

-es I-pin, la tercera Inagakai – todos miraron con sorpresa al castaño excepto por Irie, quien divertido se acercaba a la camioneta un poquito alejada para platicar con Ryohei de no sé qué cosas – y es como la única familia que Lambo tiene, y esos dos pequeños... son sus hijos – sonrió Tsuna limpiándose una lágrima ocasionada por la ocasión y las exageradas hormonas

-¿Lambo es papá? – Gokudera casi se atraganta al escuchar aquello y más si observaba como I-pin besaba las mejillas del pelinegro y los niños se les colgaban riéndose y llamando la atención

-si… pero es una larga historia, ahora dejémoslos en paz y vamos con Irie-san – sonreía Tsuna pero cuando seguía a los demás para irse, dos personitas le impedían el paso y se aferraban a sus manos

-Tsu-chan, Tsu-chan, ¿también fuiste de viaje con oto-chan? – era Fuuta quien preguntaba mientras Fon estiraba sus brazos para que lo cargaran

-sí, un viaje largo… los extrañé – con dificultad se arrodilló en el suelo para ver a esos pequeños y besarles las frentes

-tienes la panza grande – dijo Fuuta y Fon lo repetía con dificultad

-pancita… enorme

- sí, es grande… ¿verdad, oka-chan? – repentinamente tenían a I-pin y Lambo cerca, el pelinegro siendo abrazado por la pelinegra quien colgaba de su espalda… el castaño se reía al verlos, siempre fueron así de infantiles

-es porque llevo un bebe aquí – sonrió el castaño y los pequeños lo tocaron con curiosidad, en verdad la inocencia era lo más hermoso de ese mundo

-un bebé… ¿podré cargarlo? – Fuuta se acercó hasta escuchar la pancita de Tsuna y Fon solo lo tocaba con curiosidad

-por supuesto – reía abrazando a los dos pequeños – después de todo… soy su tío consentidor

-¡tío! – reía Fon al sentir las cosquillas que le hacía Tsuna

 

 

Después de eso, se cambiaron de ropa, se acomodaron en un solo una gran buseta y fingieron estar de paseo… un paseo hacia su libertad… un paseo en familia

 

 

 

Y en la actualidad pasaba…

 

 

 

Lambo solo miró la expresión de Reborn, al parecer un poquito satisfecha. Lo dejó ahí después de acabar con su postre de chocolate, porque aún tenía miles de cosas que planificar todavía. No le dio oportunidad de seguirlo y obligarlo a quedarse, porque apenas cruzó la puerta de la cafetería tenia a Koyo esperándolo. Lambo mientras charlaba  y bebía el café ya había dado la señal para que lo recogieran, así que ahí estaba, montándose en un auto y encaminándose a su siguiente destino. Lo hacía entre risas porque se acordaba de cada mueca de furia de Reborn mientras le contaba la forma en que su escape se dio, sabía que se iba a divertir pero eso superó sus expectativas. No lo culpaba pues fueron muchas cosas las que sucedieron y saberlo de golpe seria duro para cualquiera, mucho más para quien se frustró buscando cinco años a una persona que formaba su propio mundo. Cinco años en los que ellos se la pasaron luchando por salir adelante

¿Algo cambio después de esa historia? Para nada, pues Lambo seguía en el asunto de la fiestecita y además que le caía bien Xanxus con ese porte de “todo está a mis pies”. Xanxus era como un niño grande, así que se la pasaba peleando en bromas, ya sin el estrés de Ricardo, la relación entre ambos mejoró más de lo que pensaron. Además Lambo tenía a Haru que lo arrastraba como turista por la ciudad, en conjunto con sus dos “guardianes” se la pasaron bomba festejando todo y nada. Pero cuando ya se completaba la semana, justo el día antes de la sucesión de Xanxus para tomar el mando de los Stracci, Reborn tenía un plan que aplicar. El mayor fue más que paciente, porque sabía que Lambo solo jugaba con él, así que tomó la oportunidad perfecta, justo en el leve ensayo de los últimos toques para la fiesta y atacó

Reborn hizo que algo cayera por allí como para distraer al tal Ugetsu, Haru al parecer estaba buscando a Asari así que la mandó por allí. Se liberó de dos al mismo tiempo. Koyo fue más sencillo porque no tuvo que hacer nada, alguna llamada llamó la atención del peliverde y el propio Lambo le dio permiso de irse y allí, cuando el mocoso con un traje de color azul oscuro caminaba por el pasillo… Reborn lo tomó en brazos. Lambo al verse ya atrapado, pataleó y demás, pero con la debida mordaza y atadura Reborn logró llevárselo. Secuestro bien planificado valía por dos, así lo pensó y aplicó, pues Lambo ya no se salvaba de eso, y por raro que fuera las pataletas se detuvieron en cierto punto. Aunque eso no le interesó, sólo lo arrojó a la parte trasera de su auto y se lo llevó. Los planes empezaban

 

 

-¡¿podrías decirme a donde diablos me llevas?! – el menor se había quedado quieto por una sencilla razón… porque estaba desatándose con calma, para eso necesitaba concentración

-así que sabes escapar – dijo al ver por el retrovisor como el mocoso de lindos rizos se quitaba la primera amarra

-obviamente si – dijo mostrando sus muñecas libres y quitándose el resto de cuerdas en sus pies – ahora, ¡PARA EL JODIDO AUTO! ¡REBORN!

-de aquí no sales hasta que y te diga

-pues me lanzo por la ventana – decía mientras pensaba en la mejor forma de salir… pero los vidrios polarizados no le dieron buena espina

-inténtalo – lo retó y el chiquillo solo intentó abrir una de las puertas

-así que… son automáticas y se abre solo con el botoncito junto a tu mano en el volante o algo así – dijo suspirando – bien entendí, me secuestraste… ¿PERO POR QUÉ MIERDA LO HACES?… DÉJAME SALIR, MALDITA SEA

-te callas y escuchas

-dime – decía con calma posando su cabeza en el asiento de enfrente – habla

-estás más calmado de lo que pensé

-no es el primer secuestro que tengo. Aprovecha, en una hora tendrás a una furiosa Haru pateándote el culo

-te hizo mal estar con Xanxus – bufó Reborn, pues ese tonito y esas palabritas groseras no eran propias de su Lambo

-si te has olvidado… ¡yo soy así!

-mientes mocoso

-deja de llamarme así – dijo arrojándole un par de revistas que encontró sin importarle nada – soy Lambo líder de la familia…

-un mocoso siempre será un mocoso – le recirminó

-¡y tú, un vejete pervertido! – sentía su sangre hervir por la furia, odiaba ese lado de Reborn, el que lo usa para sus bromas y demás

-bien que te gustaba

-¡desagraciado!

 

 

Peleas, insultos, Lambo incluso empezó a destrozar los asientos por la furia y porque quería darle un motivo para que Reborn rabiara. Gracias al cielo tenía un anillito con un diamante en punta, mejor que el filo de una navaja. Insultos volaron, palabrotas, reclamos, gritos, Lambo intentó un par de veces abrir las puertas a la fuerza o romper los vidrios, pero nada, ¡jodida vida! Reborn por su parte lo estaba disfrutando un poco, porque ver a su mocoso resignarse y permanecer recostado en los asientos de atrás fue… satisfactorio, hasta lo escuchó suspirar cn pesadez. No dijo nada pues llegaban a su destino

 

 

-prepárate

-¿a dónde me lleva mi secuestrador? – dijo con ironía pero no le respondieron. Pataleó con fuerza, gritó, hizo escándalo, pero no hubo impedimento para que Reborn lo tomara en su hombro y así lo llevara  a dónde el diablos sepa – ¡JÓDETE! ¡HE DICHO QUE ODIO QUE ME CARGUES ASÍ!

-te lo buscaste – decía agarrándolo por las piernas, un bulto al hombro, adoraba tener a Lambo así… porque l controlaba y hasta disimuladamente le acariciaba el bonito trasero que se cargaba

-desgraciado – Lambo luchaba con fuerza, no tanta porque el partido de básquet del día anterior, el mismo que duró como cuatro horas, le dejó el cuerpo entumecido… ahora que Lambo lo pensaba… esa competencia fue sugerida por Reborn… ¡el desgraciado lo planeó!

-calladito te irá mejor – sonreía Reborn, lo hacía sutilmente

-¡bastardo! ¡AYUDA! ¡ME SECUESTRAN! – claro que no se quedó allí. Lambo gritó todo lo que pudo hasta que sintió como Reborn lo lanzaba a un sillón medio decente, en un lugar más o menos agradable – ¡joder!

-¿está listo?

-claro, pasen – Lambo ni siquiera tuvo tiempo para ver quien hablaba con Reborn, cuando fue arrastrado, literalmente, hacia una oficina

-maldito secuestrador, ¡HELP ME! – decía mirando al hombre desconocido. Lo dijo en inglés pues al parecer nadie entendía que necesitaba ser salvado… ni tanto, pero era bonito fingir que si… se dejó secuestrar fácilmente porque no quería soportar  a Squalo en su nivel más alto de estrés

-cállate, vaca tonta

-vejete pervertido

-nos casaremos – dijo mientras obligaba al azabache a sentarse y él ocupaba el sitio libre frente al hombre – así que cállate y escucha

 

 

Momento de tensión se dio, mucha tensión donde Lambo empezaba a ponerse blanco y después de mirar al juez unos segundos, a Reborn otros pocos segundos más y a la ventana… empezó a reírse. Carcajadas que le dolían puesto que el aire le faltaba, hasta casi se cae de la silla de no ser porque Reborn lo agarró a tiempo. El juez no entendía nada, Reborn empezó a enfurecerse y obligó a Lambo a calmarse mediante un beso forzado donde Lambo pataleó hasta soltarse. Pero al final de una discusión entre insultos, Lambo se calmó y limpió sus lágrimas dejando que todo pasara con calma. Toda la rutina era normal, papeleo, plática de no sé qué, todo bien… hasta que Reborn dijo sus nombres para proseguir con el acta de matrimonio. Justo en ese momento Lambo empezó a removerse un poco y el juez pidió ayuda a alguien para verificar los datos. Lambo sonrió cuando el juez fruncía el ceño, signo de un error

 

 

-¿qué pasa? – gruñó Reborn al juez, no le gustaba ese tardío problema sin solución

-hay un problema

-¿qué pasa señor juez? – decía Lambo con voz melosa rascándose la pierna – ¿por qué no me puede casar con mi amado secuestrador?

-señor Lambo Bovino, ¿verdad? – el chiquillo miró a Reborn y sonrió

-sí, así es – respondió Reborn y el juez suspiró – hable antes de que le meta una bala en medio de la frente, solo deme los papeles y esta vaca estúpida firmará

-cariño~ – Lambo saltó un paso atrás mientras un arma se posaba en sus manos y el pánico en el juez y el ayudante empezó – quietito porque si no… una bala será gastada en vano

-sabes que eso es gastar fuerzas – habló Reborn sin inmutarse – te casarás conmigo si o si

-eso no se puede – sonrió Lambo jugando con el arma en sus manos. Arma que ahora, al igual que sus hermanos, no le daba miedo usar. La empezó a agitar de un lado a otro, asustando al ayudante – señor juez… dígale a mi secuestrador que eso es imposible

-es cierto – hablaba en pánico viendo el cañón apuntarle

-¿cómo que es imposible? – dijo el azabache de patillas ya enfadado, levantándose y dándole frente a Lambo y a los demás – si no quiere que los mate me darán esos papeles y…

-pero no se puede, sería ilegal

-¿cómo que ilegal?

-porque yo ya estoy casadito – dijo Lambo con un puchero y fingiendo que lloraba – casadito y con hijos además

-no me vengas con tonterías como esa, vaca tonta

-dígale – sonreía Lambo y el juez ratifico que era imposible porque Lambo ya estaba casado – lo ves cariño… yo ya estoy casadito y tú te quedarás con las ganas de este lindo cuerpecito – se reía mientras se encaminaba a la salida aun apuntándoles, aunque solo lo hacía por diversión… presumiendo su adorada compañera, un arma en cuyo mango tenía tallado un lindo “Lambo”

-¿cómo es que…?

-¿crees que eres el primero en secuestrarme para obligarme a casarme? Para que lo sepas… eso ya es cliché – sonrió Lambo mientras se acomodaba la ropa, se estaba divirtiendo con ese mar de expresiones en su querido viejo pervertido – tu padre intentó lo mismo dos veces y en una casi lo logra… por eso tomo precauciones ahora

-¿con quién te casaste? – la puerta de enfrente se abrió de una patada cuando terminó de decir aquello

-con la familia – decía una castaña furiosa, la misma que entraba a pasos resonantes y con ella dos hombres. Uno con una espada desenfundada y otro con un arma de largo alcance, potente – ¡maldita sea Lambo! me asusté al no verte en la práctica

-mi amorcito de secuestrador fue el culpable – decía Lambo sonriendo – una cosa Reborn… I-pin ya no es una Hibari… es una Bovino

-te casaste con ella – gruñó pues esa pelinegra ya muchas complicaciones le estaba dando. Hasta pensaba en deshacerse de ella

-y duermo con ella – sonrió divertido alejándose mientras contoneaba sus caderas como burla. Sonriéndole a Koyo, haciendo una señal para que lo cargaran en la espalda. Después de luchar contra las amarras y contra Reborn estaba cansado – y tengo dos lindos hijos… ¡no espera! tengo más – se reía

-que idiota – bufó Haru saliendo de allí seguida por sus guardias – hasta yo estoy casada, no somos imbéciles desprevenidos

-adiós querido vejete~ - sonreía Lambo moviendo su mano como despedida – suerte para la próxima

 

 

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

¿review?

A las personas que siguen sobreviviendo cada capítulo, gracias por leer… al menos sé que los fantasmas me leen jajaja. Continuaré señores, continuaré porque esto me gusta mucho

¿pensaron que lo iba a dejar en hiatus?

¡Pues no! solo que no me salía la inspiración por ningún dedo jajajja

Bueno, espero que les vaya gustando porque... bueno, es mi pasión chiquita XD

¿qué pasó con G?

¿qué pasa con Tsuna?

Lo sabrán en el siguiente capítulo

Besitos~


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