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Anhelando la lejanía por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Hola mis pequeñas y pequeños, aquí 1827KratSN más conocida en facebook como KratSn Fics se reporta con una nueva actualización

 

Bueno les cuento que es el capítulo más difícil que he hecho ¿por qué?... no se pero se me hizo difícil XD

 

Bueno espero que no me maten por lo que leerán (me refiero a Len y a Flor que ya me amenazaron) pues al hacer un colage de ideas salió esto, mmmmm bueno no les distarigo más y a leer 

 

*se desliza como un ninja hasta las notas finales*

 

 

El día festivo se vivía con felicidad en cada hogar, eso desearían todos pero en este caso estaba más allá de la realidad, se encontraban en un infernal hecho, una mentira, una sombra, una maldición, un dolor que nadie borraría, ¿cómo soportar una desagracia?... era fácil, sonreír como durante años lo había hecho, ocultando todo y asegurándose que ese secreto se mantuviera en la profundidad de su mente

 

 

Sus padres lo recibieron con emoción, después de todo el hijo que desapareció hace años había regresado, todo reclamo quedó sin fundamentos pues los abrazos eran evidentes, Lambo no culpaba a sus padres, después de todo… era su familia, un hijo siempre sería un hijo, a pesar de que Lampo desapareció después de enterarse que sería padre por segunda vez, pues esa era la verdad que escondía esa familia, vergüenza se podrá decir que sí…

 

 

-por el momento no quiero tratar sobre eso – sonrió aquel hombre de edad madura, las arrugas se mostraban en su piel, después de todo los años no pasaban en vano para el dueño de la casa

-hijo mío, no tienes idea de lo feliz que me hace verte de nuevo – las lágrimas de la madre de ese par de jóvenes se derramaban sin contenerse debido a la emoción – ven, comamos, festejemos ya que al ser un día especial se nos ha dado un regalo espectacular

-vamos hijo, estás en tu casa – sonrió el padre mientras invitaba a su hijo mayor a pasar

-¿I-pin, no saludarás a tu esposo después de tanto tiempo? – el peliverde dijo eso en tono burlón, acercándose a la chica cuando los mayores de la casa ingresaron a la habitación central en donde el banquete estaba listo – un beso estaría bien

-¡aléjate de ella! – se interpuso Lambo mirando al mayor con ira contenida – déjala en paz

-sabes que es mi esposa – enfatizó en aquel termino que ataba a las personas

-Lampo… tú dejaste este hogar cuando más te necesitaba – la pelinegra agarró levemente el brazo de su amigo pelinegro para decirle que estaba bien – ya no puedes autodenominarte  mi esposo – enfrentó al peliverde, el tiempo sola la hizo fuerte

-pues las leyes dicen que si, querida… sigo casado contigo – sonrió con malicia acercándose a los más jóvenes

-al demonio las leyes – gruñó Lambo mientras hacía que I-pin entrara en la otra habitación, para quedarse a solas con su hermano – deja de pensar que todavía perteneces  a esta familia Lampo

-es mi familia tanto como lo es tuya

-el día que te fuiste de aquí dejaste de ser parte de los Bovino

-pues nuestros padres no piensan lo mismo – sonrió ingresando al lugar en donde los más ancianos sonreían invitándolo a sentarse

-pues tampoco dejaré que los dañes – susurró ingresando también tranquilizando su rostro para ocultar todo, pudo ver a I-pin apartada del que años atrás fue su esposo y a Lampo fruncir el ceño por verse ignorado, antes de que algo pasara se sentó al lado de su amiga como si de algo normal se tratara y dejó que la plática de sus  padres quitara ese ambiente tenso entre ellos tres

 

 

 

I-pin y Lambo se miraban de vez en cuando, tratando de reconfortarse mutuamente mientras fingían una felicidad inexistente, pues el desgraciado que comía y bebía con ellos les hizo la vida imposible tiempo atrás, recordarlo les dolía, mucho a decir verdad puesto que con eso, el cambio en sus vidas fue inevitable, para bien o para mal, la chica abandonó sus sueños, Lambo tuvo que hacerse cargo de la familia, madurar de repente, sin aviso, fue demasiado para ese par de jóvenes que ahora se tomaban de las manos por debajo de la mesa, suspirando, esperando que el peliverde no arruinara sus vidas de nuevo; el sonido de un llanto por el transmisor alertó a los jóvenes que no esperaron que algo así pasara, justo en el momento más inoportuno, se miraron uno al otro mientras decidían que hacer, puesto que los niños, eran los únicos inocentes en esa historia

 

 

-perdón mamá, iré a ver a Fon – sonrió la pelinegra para salir apresurada a atender a su hijo

-así que… lo llamaste Fon – el peliverde sonrió levemente y Lambo se tensó puesto que sabía que su hermano algo se traía entre manos, había una razón por la que regresó, lo podía presentir

-iré a ayudar, pueden quedarse aquí – el ojiverde actuó rápido antes de que su hermano tratara de subir, debía evitarlo

-baja a Fon, es necesario que conozca a su padre – le ordenó su madre con una sonrisa, no tuvo opción, su madre estaba feliz, quería darle ese gusto al menos ese día

-también trae a Fuuta – opinó Lampo mientras el menor de los Bovino maldecía entre dientes, buscando una buena excusa para no cumplir con el pedido

-está dormido, todavía es muy pequeño y no puedo cortar su sueño – sonrió Lambo mientras se retiraba, maldecía entre dientes una y otra vez, mientras subía con prisa a la planta alta en donde I-pin cambiaba al pequeño, quien todavía sollozaba mientras mantenía en sus manos un juguete de colores – no podemos dejar que los vea… no se los merece

-es su padre – sonrió con tristeza la chica

-y tú… eres su madre

-sea como sea… solo dormiré a Fon, no hay posibilidades de que los vea – I-pin trataba de mantenerse en calma, tenía que estar serena si quería enfrentar a su pasado

-lo sé pero me aterra pensar en la mañana cuando…

-piensa en algo para echarlo con rapidez – cargando a Fon se acercó a Lambo – no se debe quedar mucho tiempo – el pequeño al ver al que siempre creyó que era su padre sonrió estirando sus manos para que lo cargara

-no será fácil – sonrió al tener al niño en brazos escuchando los “papá… lota… toma”

-no quiero que nos vuelva a hacer lo mismo – sonrió con tristeza al ver a su hijo sonriendo

-no lo hará… ya estamos prevenidos – besó las mejillas de su hijo, porque nadie le quitaba el derecho a considerarse el padre de esos pequeños – estaremos atentos a lo que haga

-gracias Lambo

-perdóname I-pin – suspiró mientras empezaba a arrullar a Fon para intentar que se durmiera – fui yo quien ayudó a que ustedes… se casaran – cómo se arrepentía de eso, pero en ese entonces todo era diferente

-no sabíamos nada en ese entonces, no te culpes – le sonrió acercándose para abrazarlo, así al menos se reconfortaban

-pero…

-fui feliz y eso es lo que cuenta… además ahora somos familia y eso me hace más dichosa

-es verdad – sonrió al ver a Fon sonreír atrapando las manos de su madre – además si todo hubiese sido diferente, esta pequeña criatura no estuviera aquí – besó la frente del pequeño que se reía sin saber del problema que estaba ocurriendo – verdad mi pequeño hijo

-debería bajar… parece que tenemos mala suerte y este travieso – endulzó su voz mientras apretaba las mejillas del pequeño que reía – no se va a dormir

-bien pero no dejes que Lampo se acerque mucho – le cedió al pequeño que buscaba que su madre lo cargara

-estaremos bien

 

 

 

 

Sonrieron antes de empezar a bajar las escaleras, escuchaban las sonrisas en la habitación, hubiesen deseado permanecer en la ignorancia, tal vez así, podrían estar riéndose también, lástima que no era así, cuando ingresaron al lugar Fon reía al ver a sus abuelos, cuando fue puesto en el suelo caminó hacia los ancianos que lo abrazaron y mimaron por un rato, todo mientras el progenitor se mantenía callado analizando la situación, I-pin estaba tensa arrugando su ropa por el apretón de sus puños pero no decía nada, evitando cualquier contacto visual con el peliverde, Lambo estaba en condiciones parecidas esperando que el pequeño se dé cuenta de la “visita”

 

 

 

-está muy grande – habló al fin Lampo cansado de ser ignorado por el niño – hola pequeño – sonrió acercándose a sus padres que tenían al pequeño en su regazo

-señor – dijo el pequeño sonriendo

-saluda a tu padre – le dijo la madre y el pequeño se quedó mirando unos segundos

-shi – se paró solo, a pasos lentos se acercaba a Lambo – hola – sonrió cuando abrazó al azabache de ojos esmeraldas – tochan

-ese es mi pequeño – susurró conteniendo la risa mientras restregaba su mejilla con las del menor, I-pin también se reía bajito mientras cierto peliverde solo frunció el ceño inconforme

-parece que no le han enseñado nada – gruñó Lampo molesto por ser despreciado por su propia sangre, los mayores solo intentaron que el pequeño volviera con ellos y conociera al adulto pero Fon se negaba a colaborar manteniéndose en brazos de su madre

 

-oto-chan… ¿oto-chan? – una voz adormilada alertó a los más jóvenes y a la vez trajo la alegría de los más ancianos

-Fuuta… deberías estar durmiendo – habló I-pin sin saber qué hacer, puesto que no pensaron en la posibilidad de que su otro hijo despertara, la suerte estaba en su contra ese día

-escuché ruidos – aun bostezaba mientras se restregaba los ojos

-también has crecido mucho – Lampo se levantó de pronto acercándose al pequeño que recién entraba en la habitación, aunque I-pin quiso impedirlo fue demasiado tarde, ahora el peliverde estaba arrodillado en frente del castaño – el parecido… es increíble

-¿oto-chan? – susurró el pequeño mirando al hombre en frente de él – ah… lo siento – dio una reverencia pequeña sorprendiendo al mayor – lo confundí con mi oto-chan

-Fuuta, estás descalzo, eso no es correcto – habló Lambo y en seguida el menor reconoció esa voz

-lo siento – sonrió antes de acercarse al que consideraba su padre – tenía curiosidad y no me fijé

-ven aquí – cargó al pequeño en su regazo, sonreía satisfecho, daría cualquier cosa por tener una foto con el rostro incrédulo de su hermano mayor, al ver que su propia sangre lo olvidó – te resfriarás

-hasta mi hijo – susurró el peliverde muy molesto, levantándose de su lugar y colocándose en frente de la pareja – parece que mi lugar ha sido arrebatado

-tú los dejaste atrás – reprendió I-pin mientras abrazaba a su pequeño que al sentir el ambiente se aferró a ella

-es normal hijo mío, te fuiste antes de ver nacer a Fon – trató de calmar la madre a su hijo mayor – incluso antes de que Fuuta lograra recordarte

-¿sabes qué es lo peor? – Lampo ignoró a sus padres mirando con furia a su hermano menor mientras empujaba la mesa central hasta apartarla de su camino  – la traición de mi propio ototo – destrozó la cena, hizo que se regara todo, asustó a los pequeños y sonrió satisfecho por aquellos rostros llenos  de pánico

-nunca te traicioné… fuiste tú quien nos abandonó – Lambo acurrucó a Fuuta en su pecho, tapándole los oídos, alejándose de la vajilla en el suelo – deja que lleve a los niños arriba y seguiremos con la plática – no era nada conveniente que sus pequeños escucharan esa discusión que aumentaba de tono cada vez más

-pues ellos se merecen la verdad

-¿qué pretendes? – se alteró I-pin – son solo niños, déjalos en paz – pero Lampo se acercaba con aquella mirada maligna

-Lampo ¡basta! son pequeños, tardaremos en explicar todo – habló el dueño de casa levantándose para detener a su hijo mayor quien parecía otra persona, el ceño fruncido, la mirada oscurecida, los puños apretados

-¡ustedes lo ayudaron! – Alzó su voz impactando a los más ancianos que se quedaron en silencio al ver la ira en los ojos de su hijo mayor – esos mocosos son míos

-oto-chan – Fuuta se asustó al ver todo, aferrándose a la camisa de su padre – ¿qué pasa?

-tranquilo – le susurró mientras se apartaba con su hijo en brazos, I-pin lo siguió manteniendo abrazado a Fon, eso se salió de control de un momento a otro y los pequeños se asustaban con facilidad

-momento… hermanito – gruñó interceptando a Lambo cuando se disponía a salir

-¡basta Lampo! estás asustando a los pequeños – su madre trató de detenerlos pero

-¡silencio! – gruñó Lampo ya quitando esa mascara de bondad que mantenía – maldito hermano menor

-estás asustando a Fuuta, ¡lárgate de una vez! – el ojiesmeralda dejó a Fuuta en el suelo con intensión de mantenerlo detrás de él, pero no contó con que Lampo jalara del brazo del menor – ¡suéltalo!

-mírame mocoso – el menor se asustó empezando a cristalizar sus ojos cuando de forma brusca el peliverde lo jaló e hizo que lo mirara, el mentón fue tomado con brusquedad hasta levantar la carita del menor  – aquí… yo soy tu padre – Lambo entonces empujó a Lampo y abrazó a Fuuta retrocediendo de inmediato

-tranquilo, tranquilo – susurró en el oído del menor que sollozaba bajito – todo pasó, ve con la abuela – le dijo para entregarle a la mujer que aún no procesaba lo que estaba sucediendo

-¡mocoso de mierda! ¡Ven aquí! – trató de volver a tomar a su primogénito pero Lambo lo interceptó

-¡lárgate Lampo! – le exigió de forma brusca, detrás de él tenía a I-pin con un Fon que lloraba al sentir la pelea – ¡FUERA DE AQUÍ!

-¿quién te crees para ordenarme algo? – empujó al azabache con fuerza – no me quitarás a los mocosos ni a mi esposa

-deja a mi familia en paz, escuchaste… ¡MI FAMILIA! – empujó a su hermano, ya nada perdía puesto que la máscara se cayó por sí sola, forcejeó siendo ayudado por el mayor de los Bovino que entendiendo la situación decidió intervenir, no permitiría el daño a los pequeños

-fuera Lampo… no creí que fueses capaz de algo así – el anciano logró que el peliverde retrocediera y Lambo se mantenía firme para atacar a su hermano, detrás quedaban los niños que lloraban sonoramente asustados, una madre que desconsolada soportaba un dolor innecesario, uno que Lambo trató de evitarle durante años… su madre no se merecía ese mal rato

-papá, también me traicionas – se alteró Lampo cuando ya estaba en la entrada, los miró con rabia, bufando maldiciones en contra de los involucrados – ¡todos aquí son una mierda! – gruñó tirando las cosas que encontraba a su paso para desquitarse – esto es tu culpa, hermano idiota

-¡ya basta Lampo! – exigió el mayor, un padre que no podía controlar los ataques de su hijo mayor

-papá ve adentro, yo me encargo – exigió Lambo abriendo la puerta y tirando fuertemente de su hermano para que ambos salieran afuera de la casa – ve con mamá, los niños, están asustados

-me decepcionas Lampo – fue lo último que el dueño de casa pronunció

-¡vete ya, viejo! – gruñó viendo a su padre ingresar – mi asunto es contigo – abofeteó a Lambo con fuerza logrando que este retrocediera

-joder… te advertí que no lo arruinaras – le gruñó mientras le devolvía la bofetada – ACASO NO PODÍAS SEGUIR FINGIENDO SER ESE NIÑO BUENO – soltó con rabia ya que sus esfuerzos esos años, habían sido desechados en solo unas horas

-¿DE QUIÉN CREES QUE FUE LA CULPA? – gruñó tirando el primer golpe con su puño que fue esquivado y devuelto de inmediato por el menor, Lampo sintió el dolor en su labio – maldito niño

-¡traté de que tu imagen siguiera limpia! – se alejó al ver como un nuevo ataque intentaba alcanzarlo pero él asestó un nuevo golpe esta vez afectando en el estómago de su hermano – pero eres un maldito…

-¡idiota! – con rapidez dio el siguiente ataque y cuando el menor lo esquivó desvió su golpe al estómago de Lambo, quien solo se quedó inclinado soportando el dolor – hermano idiota, parece que tienes que entender que… ¡yo soy la autoridad aquí!

-muérete – susurró levantándose y golpeado el rostro del mayor, todo lo guardado durante esos años salió a flote, pateó, gritó, golpeó, cuanta rabia despedía en ese momento – ya no soy al idiota que engañabas – atinó un nuevo golpe en el rostro del mayor con su puño cerrado, sintió el dolor del impacto, su adrenalina subió de inmediato, nada comparado con las peleas anteriores, esto si era una venganza

-pues parece que tendré que hacerte entender quién es el mayor – con fuerza tomó del cuello de Lambo arrojándolo contra la pared de la entrada

-maldición – se paró de nuevo pero la mano de su hermano apretó su garganta – imbécil… - apenas podía hablar mientras intentaba que las manos de su hermano se separaran de él

-¿te crees el padre ejemplar? – susurró mientras apretaba su agarre – pues… ¡no lo eres! – arrastró a Lambo a la entrada y lo tiró a la calle sin darle oportunidad a defenderse, sin importarle que los vecinos escucharan, ya estaba fuera de sus cabales

-¡cállate! – se levantó de inmediato aguantando el ardor en su garganta – yo los crié maldito… ¡nos abandonaste!

-soy el padre de esos mocosos – gruñó acercándose furioso – puedo quitártelos cuando me dé la gana, empujó al menor hasta hacerlo caer nuevamente

-NO TE ATREVAS – tosió un par de veces mientras mantenía la mirada fija en su adversario, su sangre hervía y no estaba dispuesto a  parar, siguió con la pelea sin importarle el dolor que los golpes le proporcionaban

-LO HARÉ SI ME DA LA PUTA GANA – sus gritos empezaban a subir más de tono, las luces de las casas se encendían, todo el mundo se enteraría si seguían así

-VETE A LA MIERDA – solo el claxon de un auto los detuvo de continuar con la pelea, además de la voz de la madre de ambos pidiendo que pararan, estaban en medio de la calle, el auto les pitaba, pronto los susurros empezaron y al fondo se escuchó “llamaré a la policía” ya que al parecer algunos vieron parte de la agresión

-idiota – golpeó el estómago de un Lambo desprevenido mientras lo mantenía cerca para susurrarle al oído – les quitaré a los mocosos…. A menos que…

-solo dime cuanto – tomó la chaqueta de su hermano para que no se alejara – pide y te lo daré… todo para que nos dejes en paz – escuchó la pequeña risita de su hermano, le dio asco saber que llevaban la misma sangre

-20 grandes… de los americanos – susurró en el oído del menor – caso contrario los mocosos son míos

-imbécil – masculló apretando sus dientes

-avísame cuando pueda llevármelos – dijo en doble sentido ya fuera el dinero o a los niños, él salía ganando

-hijo de puta – masculló soltando el agarre y apartándose de su copia maligna

-elije… ellos o los billetes – sonrió con malicia disfrutando de la desesperada mirada – veamos qué haces – se alejó del menor sonriendo y ocultando su mirada, a paso lento se abrió paso justo antes de que los primeros curiosos salieran a ver lo que sucedía

-maldito – se quejó mientras dejaba que sus piernas le fallaran, no por miedo o por el dolor sino por la impotencia que sentía – maldito – repitió sin creer que su propio hermano le pidiera tal cantidad de dinero solo para dejarlos en paz – maldito – golpeó el suelo para quitarse un poco de frustración, sintió deslizarse un líquido cálido por sus dedos, ese momento ni siquiera sentía dolor físico… su dolor era espiritual…

 

 

 

 

Podía sentir algo en el aire….

 

 

 

 

 

Podía ver toda esa fina capa de nieve detrás de la ventana, su ceño fruncido daba a conocer el fastidio que sentía y el mal humor que le agobiaba desde que llegó de su largo viaje, su mirada oscura pegada al cristal, la taza humeante de café reposaba en medio de la mesita en la sala “maldita sea” gruñó una vez más mientras apretaba sus puños, su frustración tenía un nombre u origen Lambo Bovino, pues por más que intentó acercarse pacíficamente, el mocoso reaccionaba de la peor forma, quiso tratarlo bien, pero no, ¡el maldito niño se atrevió a gritarle!...  insultar, patalear, evitar y más… “maldita vaca estúpida” nunca en su vida recibió tantos malos tratos de una sola persona, juraba que se las iba a cobrar muy caro al Bovino pero… para eso primero tenía que acercarse, lograr someterlo… tenía la corazonada que no sería nada fácil pero “no te librarás” una sonrisa retorcida se formó de pronto “nadie se resiste a mi” un ego enorme es lo que lo caracterizaba y ese hombre juraba por lo más sagrado que tenía, eso por su puesto era su fedora regalo de su padre, que lograría tener al mocoso para él, cobrarle todo lo que hizo hasta ese momento, con creses y con sexo claro estaba, después de todo jamás se quitó esas ansias carnales que ese muchachito idiota le causaba desde la época escolar en donde se convirtió en su tutor

 

 

-quita esa maldita cara si estás en mi presencia – gruñó cierta voz detrás del azabache

-si no te gusta, ahí está la puerta – le devolvió el gesto de asco que el otro  mostraba

-¡maldita sea, Reborn! no tienes wiski en tu maldito apartamento – gruñó insatisfecho sacando la primera botella fina que encontró –

-puedes largarte si no te gusta

-no quiero tratar con las escorias por un par de horas – sonrió mientras se acomodaba en el sofá más amplio y estiraba sus piernas – así que te aguantas

-eres de lo peor Xanxus – gruñó mientras se iba a la cocina

-debes tener ansias de sexo – se carcajeó al ser ignorado – solo eso te quita ese maldito humor de mierda

-cállate – lo miró con furia como si fuera un insecto pero fue ignorado por el moreno de cabellera negra que bebía de la botella directamente y sin amortiguar el licor – y si el sexo libera estrés… porque no te vas con la belleza de cabello plateado que tienes detrás de ti todo el maldito día

-el tiburón ¿eh? – sonrió divertido – ¿quieres que te lo preste?

-¿lo harías? – le siguió la corriente

-primero te amputo un brazo y después me lo pienso – bufó frunciendo el ceño puesto que ni siquiera jugaría una broma con ese tema, sus cosas son exclusivamente suyas

-ya sabía que no eras de los que comparten – sonrió divertido mientras se paraba cruzando los brazos delante de aquel moreno salvaje y con ciertas quemaduras en el rostro

-la escoria de cabellera perla es mía – gruñó desafiando al otro azabache

-cuando llegue tu prometida… ¿qué es lo que dirás? – nada como molestar al maldito que osaba a adentrarse en su departamento

-que se aguante la maldita – se carcajeó

-tendrás que casarte

-me importa un carajo, no dejaré al tiburón ni al buen sexo – ignoró la sonrisa despreciable de Reborn y se concentró en su botella nuevamente – las mujeres son frágiles

-me da pena… pobre Squalo

-pues más pena me da a la mujer que te trae molesto todo el maldito tiempo, solo folla y basta

-tu boca sucia me provoca nauseas – gruñó mientras se dirigía a buscar su fedora

-y a mí me da asco tu falta de pantalones

-hago las cosas como se me dan la gana

-típico de ti – sonrió entendiendo el maldito carácter de Reborn – pero se rápido, no vaya a ser que alguien se adelante a apretar ese lindo trasero que debe tener

-eso jamás – sonrió prepotente pero en el fondo estaba dudando ¿y si la vaca estúpida tenía pareja?... lo arrastraría lejos de esa maldita basura

-quítale la virginidad y será de tu pertenencia, punto y final – sonrió restándole importancia al asunto

-creo que en eso tienes razón – la solución era simple, quitarle la virginidad a la vaca… pero no estaba seguro de que siguiera puro como cuando era joven, recordando el suceso de hace poco tiempo, el ver salir al muchacho de aquella casa con muestras de dolor… ¡el maldito mocoso las pagaría si era lo que pensaba!

-así que es una virgen – se carcajeó Xanxus – que buen gusto tienes

-cállate de una buena vez – tomó su abrigo y se colocó la fedora ocultando la rabia en la mirada negruzca

-¿vas de salida?

-¿acaso estas ciego? – se burló tomando sus llaves – no metas a ninguna zorra aquí adentro

-es tu casa ¿no?... no haré nada

-tampoco a tu tiburón…. Respeta este lugar – exigió mientras tomaba las llaves

-lo intentaré

-imbécil

-Escoria – ese era el trato de ese par, pero fue su forma de despedirse y desearse buena suerte en el día

 

 

 

Tranquilidad, solo la muerte la traía…

 

 

 

 

 

En ese momento estaba acariciando el cabello de su hijo mayor, besando la frente del pequeño que todavía estaba en proceso de quedarse dormido “tranquilo, ya pasó todo” había limpiado esas lágrimas durante varios minutos hasta que Fuuta se calmó, le había susurrado que todo estaba bien, que solo era un mal sueño, ahora lo abrazaba mientras ambos reposaban en la cama del menor “oto-chan… tengo miedo” había dicho entre sueños, a Lambo se le partió el corazón, acurrucó a su hijo en su pecho hasta que sintió que se había quedado dormido profundamente, la respiración suave lo delataba, solo ahí soltó la mano del infante, besó su frente y salió de la habitación, dejando esa pequeña luz para que no se asustara, no cerró la puerta pues podría despertarse, quería estar atento en todo momento, despacio salió del lugar para enfrentar la situación en la planta baja, I-pin cargaba a Fon que todavía suspiraba después de haber llorado por mucho tiempo, sus padres sentados en silencio mientras sus miradas tristes llenaban el lugar, Lambo quiso evitar todo eso pero fue imposible, ahora el momento de enfrentar quien era en realidad su hermano mayor llegó “no entiendo por qué actuó así” susurraba su madre derramando finas lágrimas “tranquila, seguramente algo le pasó” su padre trataba de buscar alguna explicación razonable, I-pin también sollozaba bajito sufriendo del dolor inmenso que era pasar por aquella situación pero… Lambo no quería destrozarlos así que “él solo… Lampo no quiere regresar, tiene una vida hecha lejos, se quedará allá… tal vez el abandonarlos le afectó mucho” logró decir mirándolos de frente, a veces odiaba ser tan buen mentiroso seguramente ahora la única que podía decir lo que en realidad pensaba era I-pin “tal vez formó un nuevo hogar pero no quiere decirlo por vergüenza… solo dejemos esto como está” era mil veces mejor que sus padres pensaran que esto era un caso de infidelidad que otra cosa, puesto que el dolor de saber que Lampo era solo un… un ser codicioso, sería mucho más doloroso para la familia “pero aquí tiene dos hijos y…” el dolor de su madre era veneno para las almas de aquellos jóvenes “madre, hemos vivido sin Lampo por mucho tiempo, en el fondo sabíamos que sucedería algo así” I-pin era… otra mentirosa, ocultando el dolor sonrió calmadamente mientras salían las palabras; pasaron un par de horas lamentándose, charlando, generando hipótesis, una más alejada de la realidad que otra pero así era mejor, ya quedaron los golpes y heridas en el alma, bastaba con eso

 

 

 

Cuando al fin los dueños de la casa se fueron a  dormir ya estaba amaneciendo, Lambo se quedó con I-pin arreglando el desastre, pues con todo el alboroto, las cosas estaba regadas por todos lados, en silencio trataron de ordenar todo, estaban adoloridos por el nefasto día pero seguían ahí… de pie, luchando

 

-no entiendo porque regresó – habló I-pin ya cansada de ese incómodo silencio, sus mejillas estaban levemente rojas después de haberse limpiado las lágrimas una y otra vez

-no te preocupes, será como la vez anterior – quería creer que eso era verdad pero la duda en su interior persistía, tenía un extraño dolor en el pecho, cosa que nunca pasó

-Lambo… dime la verdad – se acercó al azabache, tomó sus manos y lo vio a los ojos

-no es necesario que yo…

-quiero saber – solo ella podía entender el dolor detrás de esa mirada, una que con los años era fácil de detectar aunque los demás no lo vieran, Lambo ante la mirada de I-pin se volvía un libro abierto

-quiere dinero – admitió finalmente

-igual que la otra vez – no era nada nuevo para ellos, los únicos que conocían la codicia en el de cabellos verdosos

-quiere mucho más – sonrió tristemente asqueándose con la petición que apenas escuchó hace algunas horas

-fue lo mismo cuando estaba en la mita del embarazo, lo sabremos resolver – sonrió con cariño puesto que más de una vez enfrentaron pequeños acosos por parte de Lampo

-20

-¿qué… cosa? – su alma se fue de su cuerpo al escuchar esa cantidad, no quería creer que en realidad escuchó eso

-quiere llevarse a los niños, a menos de que le dé 20 grandes… en dólares americanos

-¡eso es imposible! – se alteró la chica cubriendo su rostro con ambas manos, desesperada era poco para describirla

-está demente – gruñó apretando la escoba con la que recogía lo último de aquel desastre

-pero no puede quitarnos a Fon y Fuuta, tenemos su custodia y…

-le quitó a Fuuta… ambos sabemos que es capaz de todo – pronunció mientras su rostro tomaba una mueca de dolor

-no creo que me haga esto, ¡son mis hijos! – se alteró tratando de no gritar y mantenerse en calma

-I-pin sabes que Lampo le quitó a Fuuta a su madre – como olvidar eso, aunque en esa época no sabían lo que Lampo era capaz de hacer

-lo sé pero… nosotros lo criamos, lleva nuestro apellido y… - respiraba con dificultad sintiendo como sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas

-Rosalía terminó por irse – suspiró al recordar esa época oscura, una madre abandonando a su hijo era la peor escena a ver – no sé cómo lo hizo pero… Lampo logró  que ella renunciara a su hijo

-nosotros…. Nosotros podemos – ahora empezaba a sollozar pues aquellos pequeños que no tenían la culpa, estaban en medio de una pelea de adultos

-hay que pagarle… I-pin hay que darle el dinero – tomó de los hombros a la chica para centrarla en el asunto – ¡sabes que es capaz de todo! la amenaza se cumplirá…

-pero es imposible que nosotros tengamos esa cantidad – ahora se mordía el labio para no soltar su llanto

-sea como sea lo haré – sonrió Lambo abrazando a la ahora desesperada I-pin que empezaba a sollozar con más fuerza sin poder evitarlo – no dejaré que nos quiten a los pequeños

-no quiero… son mis hijos – sollozó aferrándose al azabache – Fuuta… Fon, son… son nuestros hijos

-los criaremos juntos – sonrió al tener una imagen clara del lugar en que dijeron eso, en medio del parque cuando I-pin tenía unos seis meses de gestación – ¿recuerdas la promesa?

-si – se escondió en el pecho de Lambo con desesperación – pero yo… que haré

-algo se nos ocurrirá – la apretó contra su pecho reposando su barbilla en el hombro de su amiga y compañera de años – tranquila, ya verás que sale bien

 

 

 

 

 

 

La consoló pero en el fondo Lambo estaba más desesperado que nadie, tenía que pensar en algo, rápido, sencillo que genere dinero pero ¡era malditamente imposible! ¿Cómo iba a hacerlo? Le dolía la cabeza solo de pensarlo, ¿quién podría prestarle esa cantidad de dinero en poco tiempo? ni en sueños sacaba un préstamo, apenas tenía para mantener a todos, I-pin ayudaba pero… esto era completamente diferente, ni siquiera trabajando sin parar, estaba en un aprieto, estaba desesperado, estaba condenado… pero tenía que hacerlo, no estaba dispuesto a  perder a sus sobrinos… corrección  ¡no estaba dispuesto a perder a sus hijos! aquellos que crió con amor cuando el verdadero padre se fue, aquellos que solo lo reconocían a él como su progenitor, aquellos que sonreían para él todo el tiempo, aquellos que llevaban la mitad de su sangre pero que llenaron su vida cuando más lo necesitaba… sin pensarlo las lágrimas descendían por sus mejillas mientras trataba de dormir un poco para recuperar energías, podía ver el techo intacto, el sol empezaba a asomarse y él dio muchas vueltas sin lograr conciliar el sueño, resignado se levantó para  alistarse, ese día necesitaba estar feliz con sus niños, los llevaría al centro comercial, todos irían de paseo, al menos hasta después de almuerzo, eso no se podía retrasar ni perder, nadie tenía la culpa de lo sucedido, Fon esa mañana despertó más tarde de lo normal, Fuuta simplemente abrazó a su padre con fuerza “oto-chan… quiero quedarme contigo un rato” Lambo lo cargó durante todo el proceso de preparación para salir, sus padres miraban todo con melancolía tratando de olvidar lo ocurrido o al menos fingir que nada pasó

 

 

Los llevó a pasear, pero no podía verlos disfrutar totalmente, maldecía a Lampo por causar todo ese alboroto, planeó ese día como uno lleno de sonrisas, pero el maldito dejó tristeza y desolación, incluso el pequeño Fon no quiso permanecer mucho tiempo fuera de casa mostrándose incómodo, Fuuta se veía temeroso ante los extraños, Lambo se sentía tan impotente al ver eso, al final decidió comprar un pastel de fresas para llevarlo a casa y disfrutarlo en calma, habló con Fuuta  tratando de hacerle entender la situación, I-pin lo ayudó ya que se atoró con las palabras “quieres mucho a tu oto-chan, así que él jamás dejará de ser tu oto-chan” sonrió la pelinegra, cuando el castaño quiso saber la razón por las que el peliverde agresivo de la noche anterior dijo cosas feas “Lampo está un poco molesto porque muchas cosas le pasaron, no lo odies, él solo dijo eso porque estaba enfadado” no tenían forma de explicarle a un niño de 4 años, que su padre lo abandonó y quien lo crió fue su tío, así que de la forma más cómoda trataron de aliviar la situación

 

 

 

Apenas era la hora del almuerzo, usando todas las ideas que tenía, logró divertir a ambos pequeños, jugaron en la nieve, I-pin y Lambo prepararon galletas con los niños, incluso desordenaron toda la sala y las habitaciones para construirle un palacio de futones, colchas, todo lo suave que lograron encontrar, todo valió la pena al ver que incluso los más mayores de la casa estaban a media tarde bebiendo té en medio del “comedor real” en donde los guardias eran un par de osos grandes que sostenían dos flautas como armas, Fon se divertía en medio de los peluches mientras Fuuta lo ayudaba a subir al sofá, I-pin tenía puesto una pequeña corona de plástico que no supieron dónde la encontraron, Lambo al final tenía puesto una corona de papel simulando ser el rey en ese lugar, en esos momentos daba gracias al cielo que la herida de su frente podía ser cubierta por un flequillo con sus largos cabellos, así las preguntas fueron nulas, su labio tenía un pequeño corte por la pelea de la noche anterior pero nada grave, apenas sentía dolor en sus costillas pero le restaba importancia, esa pelea no fue tan dura como pensó que sería, tal vez porque se controló la mayoría del tiempo, más por no llamar la atención que por cualquier otra cosa, aunque sus nudillos si estaban dañados pero unos guantes lo cubrían a la perfección…. Dejando todo eso de lado, el escuchar la risita de sus hijos le daba la satisfacción que necesitaba, así esa tarde de juegos borró todo el dolor que sintieron hace unas horas

 

 

 

 

 

Con la excusa de ir a buscar algo para los niños, salió de casa casi a las cuatro de la tarde, cuando por el cansancio tanto Fuuta como Fon se quedaron dormidos, tomó la oportunidad de irse, I-pin fue la única que no se creyó al escusa pero no protestó ya que sabía que ambos necesitaban un tiempo a solas con sus pensamientos, Lambo estaba ahora caminando entre las calles sin dirección alguna, tomó un autobús para alejarse un poco más de lo normal, no le importó la zona en donde estaba puesto que solo quería tranquilidad, pensar en todo en medio de un parque, calle, callejón lo que fuera, pero sin temor a ser interrumpido o encontrado por algún conocido, el sitio elegido fue un pequeño lugar detrás de un parque, todavía escuchaba a la gente transitar pero desde ese lugar nadie podría verlo, sentado bajo el árbol cuyas ramas solo contenían una capa de nieve, el frio calaba sus sentidos, su respiración se vía en la estela de humo que a veces surgía con fuerza pues suspiraba, miró el fondo de aquel lugar, más arboles con la misma apariencia siendo rodeados por una manta blanca, los edificios descoloridos por la época, era un lindo lugar para deprimirse un rato, sus mejillas seguramente estaban rojas por el frio que lo aquejaba a pesar del abrigo que llevaba, una vez más había olvidado usar algo que cubriera su cabeza, pero no le importaba en ese momento puesto que el clima le valía una mierda, recogió sus piernas, las abrazó hasta lograr una especie de posición fetal y escondió su rostro entre sus rodillas, se quedó pensando unos minutos, más bien dejando que los recuerdos le llegaran de a poco, todos entremezclados, causándole una pequeña migraña, lo único que tenía claro es que Reborn y su abandono marco una etapa difícil, todo después de eso fue duro de enfrentar… eso no importaba ahora, tenía un problema que resolver, hizo memoria de la primera vez que tuvo en problemas de dinero, cuando I-pin estaba desconsolada por el abandono, un “robo” en su hogar les quitó cualquier soporte financiero, Lambo estaba desesperado, tenía un trabajo de medio tiempo en aquel entonces pero no era suficiente. Se metió en las sombras, literalmente, un trabajo fácil, al menos eso era lo que la mayoría pensaba, un bar de mala muerte le dio dinero suficiente para controlar los gastos de ese mes y estabilizarse, como odiaba recordar eso, los acosos de los bebedores, el mal genio de su jefe, los compañeros de mierda… la segunda vez fue también la primera en donde Lampo quiso dinero ¡que se joda su hermano!... El maldito se mostró de frente pidiendo efectivo, la golpiza que tuvo, poco le importó, lo que más le preocupaba era su amiga que en ese entonces estaba en medio de la gestación atravesando la etapa final, la cantidad solicitada fue pequeña comparado a la ahora pero aun así le dio muchos problemas… Lancia fue su salvador en ese entonces, unos días de trabajo con aquel hombre le dio dinero suficiente, el ojiesmeralda entonces se sentó normalmente en contra del árbol, suspiró profundo sintiendo sus pulmones llenarse con ese aire helado “Lancia-san… fue el primer trabajo” sonrió con melancolía,  ahora eso no servía pues la cantidad era demasiado grande, mucho… ¿Acaso Lampo tenía como objetivo llevarse a los niños? Esa sería la única explicación que Lambo hallaba, puesto que el peliverde estaba consciente de que la cantidad era exagerada e imposible, pero ¿por qué demonios quería a sus hijos? Los abandonó por años y ahora regresaba queriendo llevárselos, era muy extraño, o tal vez había algo más escondido entre eso, pero no podía pensar en nada, por más que lo intentaba la explicación no llegaba, una hora en aquel frio lugar no le permitió nada, llegó a la conclusión de que no había solución para su problema, al menos no en ese momento, el tiempo corría en su contra pues sabía que la paciencia no era la cualidad de su hermano mayor… se planteó entonces dejar de considerar al maldito como su hermano, era el primer paso para alejarlo de su vida, se golpeó la frente por pensar en trivialidades como el denominativo para Lampo, ya cansado, con su cuerpo entumecido se dispuso a retirarse, tener un resfriado en esa época sería lo último para hacer que su vida fuera considerada un asco total, se estiró para recobrar movilidad mientras sacudía su cabello para quitarle la nieve, salió de su escondite temporal

 

 

-has demorado en salir – esa voz casi le causa un infarto al pobre Lambo

-waa… que… - estuvo a punto de perder el equilibrio pero trató de mantenerse calmado mientras se giraba enfadado con aquella persona

-¿tanto te afectó? – sonrió de forma altanera mientras se paraba en frente de Lambo

-¡cállate! – le exigió girándose para irse,  a Lambo eso le sonaba familiar, un deja vu tal vez – déjame en paz

-vine porque me olvidé de plantear la fecha limite – el peliverde siguió a su copia azabache sin darle importancia a que este lo ignorara o tratara de hacerlo

-pues habla y después lárgate

-que mal educado, no querrás hacer una escena en medio de toda esta gente – le gruñó abrazándolo por el cuello fingiendo una sonrisa que los demás lo interpretarían como “hermandad” o “amistad”

-puedes hacerlo, creo que ayer te quedaste con las ganas, bastardo – golpeó con su codo pero el otro no lo soltó

-pues sí… pero no quiero llamar la atención, no estoy de humor – sonrió mientras susurraba al odio del menor – una semana… tienes una semana, te enviaré un texto para avisarte el lugar

-serás idiota, ¡sabes que eso es imposible! – se alteró tratando de apartarse del peliverde

-entonces… decide si llevarme un maletín con el dinero o una maleta con las cosas de mis hijos, de cualquier forma salgo ganando

-te destruiré… usaré la justicia – gruñó enfadado pero el otro ni se inmutó

-¿me vas a demandar o a pedir la custodia de mis hijos?

-maldito imbécil – el tonito sarcástico de Lampo le dio mala espina

-hermanito mío – golpeó las costillas de su hermano menor para detener tanta palabrería – sabes que a Rosalía  la mandé al demonio solo con una semana, los juzgados no son confiables… siempre hay alguien manipulable

-malnacido

-pues ya te dije lo que me faltó, cuídate~ – Lampo se reía bajito mientras lo soltaba y tomaba el camino contrario al de su ototo

-a veces creo que estás demente – susurró mientras retomaba su camino

 

 

 

 

 

 

Podía estar muy loco pero sentía cierto mal presentimiento desde el día anterior, así que sin pensarlo se dejó guiar por sus instintos, ahora caminaba por las calles viendo su reflejo en los vidrios de las tiendas, no sabía porque escogió ese lugar para dar un paseo pero, que más daba, sus instintos eran buenos, lo único que le molestaba era la nieve en sus cabellos azabaches, dejó su fedora en casa, puesto que ese día nevaba levemente, no quería arruinar su objeto más preciado, tenía entre sus manos un café expreso y caminaba sin preocupaciones a través del gentío, nada raro en ese día puesto que las ansias navideñas todavía seguían latentes “así que… este lugar” se dio cuenta entonces la dirección, estuvo allí hace algún tiempo, para ser exactos era… donde vio salir a Lambo la última vez, le molestaba recordar ese suceso puesto que ver a un desconocido portarse cariñoso con SU mocoso, le encendía una llama de rabia incontrolable, lo recordaba perfectamente ya que se notaba a kilómetros de distancia que el Bovino estaba adolorido y en esa zona… solo le daba una cosa a entender, le sacaría toda la verdad a Lambo, después mataría a ese sujeto que se atrevió a ponerle las manos encima a su pertenencia. Al parecer en esta ocasión su mal presentimiento estaba siendo causando por esa personita que caminaba con duda mirando al cielo apenas una cuadra lejos de él

 

-demonios – mascullaba Lambo mientras caminaba con dirección al hogar de Lancia, estaba desesperado así que acudió al hombre que aliviaba sus preocupaciones financieras cada que lo necesitaba, aunque no era tan común que esos problemas llegaran a rangos extremos, en esa ocasión no tuvo opción, tal vez no consiguiera la cantidad que necesitaba pero si hablaba con Lancia tal vez podría ayudarlo y…

-detente – con voz firme Reborn se apresuró a cortarle el paso al Bovino, no estaba dispuesto a dejarlo así, quería respuestas y las quería ese momento

-¿Reborn?... ¿qué haces aquí? – admitía que eso no le sorprendió, ya llevaba días sin verlo, así que era lo más normal, si se trataba de una acosador al menos

-¿a dónde vas, vaquita? – dijo en tono amenazador pero… ¿qué demonios había en la mirada esmeralda del menor? Estaba apagada, no lo había visto así antes

-que te importa – suspiró fastidiado, ya tenía muchos problemas como para tratar con uno más

-tsk… – sabía que el muchacho iba a casa de ese tipo – de nuevo por allí

-voy con Lancia-san… pero eso no te incumbe – estaba harto de su vida complicada, así que decidió mejor regresar, tenía cinco días después de todo, no tenía apuro todavía, más o menos

-así que Lancia – sonrió satisfecho pues ahora al menos tenía una pista en donde comenzar, ese tipo pagaría

-ahora no estoy de humor para pelear – mencionó mientras se peinaba los cabellos sin darse cuenta que mostraba el pequeño parche cubriendo la herida  de su frente

-¿qué te pasó? – ok sonó más preocupado e interesado de lo que quiso pero, al demonio, si estaba preocupado

-cosas – dijo marchándose, solo se fue de ahí sin mirar a Reborn, vio la ruta más rápida para desaparecer pero ni siquiera tenía ganas de hacerlo, además le dolía un poco su costilla, el maldito de Lampo a veces se pasaba en cuanto a fuerza

-¡espera mocoso! – se posó a su lado, tomó su brazo y lo haló para que no se le escapara, el plan era alejarlo del lugar y hablar – hablaremos quieras  o no

-parece que es lo que quieres… bien – se dejó guiar a pesar de que no estaba de acuerdo, pero tenía que admitir que el no haber dormido junto a tantas preocupaciones lo tenían sin ganas de nada,  eso incluía pelear

-¿no protestarás?

-estoy lo suficientemente cansado como para no querer pelear contigo… solo esta vez

-eso me hace las cosas más fáciles

-si quieres, allá hay un pequeño lote vacío en donde los niños suelen jugar – habló con calma sintiendo que el agarre en su brazo se hacía más suave

-hubiese sido más fácil si colaborabas desde el principio – como dijo el menor,  siguiendo a donde Lambo le apuntaba llegó al sector indicado, no había nadie puesto que ya era tarde, el fin del día podría decirse

-… - Lambo no dijo nada mientras era casi arrastrado y al llegar solo se quedó mirando al mayor, tenía tantas cosas que decirle pero no sabía por dónde comenzar – idiota – soltó de repente sin pensarlo mucho

-Mocoso atrevido – gruñó pero el otro ni se inmutó – ¿qué te pasa?

-muchas cosas, una de ellas eres tú

-ese tonito no me gusta – le dijo mientras apartaba los cabellos de la frente de Lambo – ¿qué te pasó?

-me peleé con unos tipos – soltó sin ganas de mentir, de todas formas no tenía nada que esconder, bueno casi nada

-ahora me dirás que… estás metido con malas juntas

-¡que te importa! – esa mirada lo estaba enfadándolo porque de cierta forma podía ver la ira que se asemejaba a la de Lampo – dime de una buena vez que haces persiguiéndome y deja que me largue

-vaca idiota – pudo decir muchas cosas en ese instante “¿qué te pasa? ¿Es algo grave? dime y te ayudaré” Cualquiera persona normal lo diría al sentir que algo no andaba bien con el más joven, pero Reborn no era ese tipo de individuos – suelta lo que tienes de una buena vez

-¿por qué demonios lo haría? – Lambo cada vez enfurecía más

-porque se nota que estas en problemas

-los solucionaré solo como lo hago siempre

-y por eso vas a rogar a ese tal Lancia – gruñó al pronunciar ese nombre, el mocoso era suyo, que se joda el maldito mundo, el que quisiera quitarle a Lambo pagaría caro

-y a ti que carajos te importa – le reprendió puesto que ese tonito no le gustaba – no eres nada mío como para que te cuente algo, si me voy con Lancia o no, es mi maldito problema

-estas siendo demasiado inmaduro, si tienes problemas los mayores te pueden ayudar

-¿un vejete como tú? – dijo sin importarle la mirada furiosa del otro – no me jodas, eres el maldito que me ha estado acosando desde que llegó de su grato viaje a Italia, que por cierto duró ¡cinco putos años! – le gruñó ya cansado de toda esa mierda que se acumulaba en tan poco tiempo

-¿por qué demonios crees que estamos en esta situación?... por tu inmadurez no hemos tenido una conversación normal

-pues no quiero tenerla

-si escucharas sería más provechoso, pero solo eres un idiota

-¡este idiota tiene problemas más graves que un amor no correspondido! – habló con rapidez hasta el punto de entrelazar sus propias palabras  

-¿quién dijo que no eres correspondido? – perdió el control de su boca, eso salió sin permiso

-… - se quedó callado sintiendo su corazón estrujarse pero – ¡no me interesa saberlo!

-Lambo…  - quiso gritarle que “eres idiota” pero podía sentir que nada andaba bien – ¿qué demonios te pasa?...  Cuando te dejé eras un mocoso inocente y hasta feliz, ¿qué demonios te asa ahora? y no me vengas que fue porque te abandoné…

-ES POR ESO… Y POR MÁS COSAS DESPUÉS DE AQUELLO – le gritó ya enfadado, estaba harto de todo, sentía que su vida se estaba desmoronando, la presión,  el dolor

-entonces cuéntame de una maldita vez – le exigió, con una postura firme, sin dudas, altivo como era su carácter  

-¿por qué lo haría?

-porque te puedo ayudar

-no podrás – su corazón se estrujaba cada vez que escuchaba algo más, ¿desde cuando Reborn se preocupaba por él?... no podía ser verdad, estaba imaginando cosas

-lo haré

-¡NO PUEDES HACER NADA! – ya estaba cansado de todo, esa mirada compasiva, eso voz profunda, ese maldito dolor en su pecho recordándole lo que sintió años atrás

-dime de una maldita vez y luego veré si puedo o no

-¡TENGO UAN MALDITA DEUDA INMENSA Y ESTOY DESESPERADO! – le gritó al fin, su cuerpo temblaba puesto que la furia no era buena consejera, apretó sus puños arrepintiéndose de ese lapso de sinceridad – ¡maldita sea! – sintió sus lágrimas agolparse en sus ojos, estaba totalmente perdido en ese momento

-y por eso ibas con el maldito ese – gruñó enfadado

-que te importa – levantó su mirada para enfrentar a Reborn dejando que sus lágrimas brotaran pero que intentaba quitar con su mano, limpiándose con rudeza – ahora ya sabes… me largo entonces

-¿tan desesperado estas como para venderte?

-¿qué? – lo vio delante de él puesto que Reborn se había acercado hasta agarrarlo fuertemente del brazo y no dejarlo ir – ¿crees que tengo otra opción? – le enfrentó sin dudarlo

-te vendes por dinero – gruñó enfadado apretando los dientes, invadido por la ira

-y a ti que te interesa…. si me vendo o no– trató de zafarse pero el otro solo lo pegó más a su cuerpo – es mi maldito problema

-¡entonces te compraré! – gruño mientras atrapaba al menor en un abrazo rudo

-¿qué? – sentía la calidez contraria y eso lo confundía, esas palabras “vender” seguían siendo dolorosas – déjame – lo empujó pero no había forma de alejarlo

-dije que estoy dispuesto a comprarte – lo apretó contra sí, agarrando esas cabelleras azabaches con sus dedos, a pesar de los guantes podía apreciar esa suavidad que años atrás le gustaba sentir

-idiota – se empezó a reír bajito ante esas palabras, así que comprarlo, sonaba tan asqueroso, dejó de forcejear mientras procesaba ese extraño momento – ¿crees que puedas pagarme lo suficiente?

-tan caro eres – su voz seria y profunda no demostraba el pequeño dolor que sintió al entender que todas sus sospechas con respecto a Lambo eran verdaderas – dime tu precio y te compraré tu cuerpo

-maldito seas – le gruñó pues no el agrada la sola mención de tal trabajo asqueroso – maldito seas – sus lágrimas se desbordaron sin control pero estaba desesperado… ahora esa oferta le sonaba hermosa

-dime la maldita cantidad – lo apretó incluso sintiendo el roce de esos cabellos en su mejilla

-no llegarás a mi precio – sonrió dejando de llorar, sentía su pecho estrujarse, nunca imaginó llegar a ese trato, pero la imagen que tenía  de sus hijos esa mañana era más poderosa – soy bastante caro ¿sabes?

-30 – susurró dejando que la ira lo llenara, el mocoso que el dejó ya no existía, aunque odiaba admitirlo… estaba decepcionado de la vida – treinta mil euros

-… - se quedó helado al escuchar la cantidad, ¿estaba bromeando o algo así? – no tienes tanto dinero

-¿acaso no es suficiente para tenerte en mi cama? – susurró en el oído del menor quien se tensaba, jamás dejó de abrazarlo pero creyó que ya era suficiente, se apartó de Lambo para observarlo, desconcertado lo definía bien, el chico estaba desconcertado – yo creo que si

-estas bromeando ¿verdad? – sonrió divertido al ver la seriedad de su exsensei, jamás vio tanta seguridad antes – estás solo… jugando conmigo – se puso serio de repente – ¡TE ESTAS BURLANDO DE MI MALDITO PROBLEMA!

-NO LO ESTOY, VACA ESTUPIDA – agarró el brazo del ojiverde y empezó a arrastrarlo del lugar – te lo demostraré de una maldita vez

-oye espera a dónde… Reborn, maldita sea… ¡espera! –

 

 

Lambo dejó de insistir en que lo soltara cuando ya los cinco minutos se hacían presentes, pues el mayor ni siquiera se inmutaba cuando lo insultó varias veces, solo vio como era encaminado por las calles, hasta la avenida principal, sintió cuando era obligado a abordar un taxi y escuchó una dirección que él logró reconocer como el apartamento de su profesor, el sitio donde decenas de veces fue de visita hace cinco años, sintió la mirada oscura posada sobre él pero no se alteró, ya había aceptado el negocio ¿no?, tal vez nunca dijo un sí pero… ¡a quien engañaba! Todo absolutamente todo dio a entender que estaba dispuesto a venderle su cuerpo, la cantidad era buena, incluso más de lo que necesitaba, con eso podría estar tranquilo y tener una base para la siguiente vez que Lampo pidiera dinero, además estaban sus hijos, por ellos… ellos eran lo más importante que tenía, tal vez cuando alguien se enterara de esto lo repudiaría

¿Dolor? ¿Debería sentir dolor? Cualquiera lo sentiría pero Lambo no lo hacía, por el contrario una pequeña sonrisa se le escapó “ahora ya no pueden apartarlos de nosotros” lo único que le importaba estaría a salvo, no sintió dolor, tampoco lo sentiría a futuro, mucho menos vergüenza porque “trabajo es trabajo” si sobrevivía a base de vender su cuerpo lo haría, no bajaría la frente jamás puesto que era una decisión que él tomó sin nadie influyéndole, tal vez las presiones de la vida tenían algo que ver, poco le importaba la mierda de sociedad, Lambo solo quería vivir en paz al menos un tiempo, si nadie se enteraba estaría bien.

Cuando llegaron a la dichosa dirección se quedó helado, era verdad que no había cruzado años por allí, los recuerdos que tenía eran muchos y se agolparon en su mente, se tocó la zona afectada por un leve dolor, muchas cosas pasaron, ahora se encontraba ahí de nuevo, Reborn solo caminó sin decir nada, Lambo se limitó a seguirlo, escuchar el tintinear de las llaves lo hizo tensarse puesto que estaba en aquel lugar sin escapatoria, aunque no estaba dispuesto a huir tampoco, al cruzar esa puerta se sintió en ¿casa? Sonaba estúpido pero así se sentía, escuchó como cerraban la puerta, Reborn lo miró por unos segundos y entonces Lambo esperó ser atacado de inmediato, acorralado contra la pared, estaba listo para eso pero…

 

 

-sígueme – su voz profunda lo sacó de todas las posibilidades que se planteó

-¿a dónde?

-solo cállate y sígueme – Lambo quiso gritarle muchas cosas pero solo suspiró, acatando la orden, entonces se acomodaron en el comedor en donde una laptop reposaba, ambos se quedaron callados mientras esa máquina se prendía, incluso hasta que Reborn buscara algo – tu cuenta

-¿qué?

-dame el número de tu cuenta

-bien – siguió las instrucciones sin fijarse mucho en lo que el otro tecleaba, tampoco le interesaba mucho puesto que tenía una pequeña noción de todo

-listo – Lambo se tensó al entenderlo – puedes verificarlo si quieres, la transferencia está hecha, en tu cuenta esta el pago por...

-no lo digas – le exigió Lambo mientras observaba la pantalla, ¡que se joda el mundo! solo con un clic ya estaba libre de esos problemas, con ese maldito clic ahora sus hijos se quedarían a su lado… ¿cómo no sentirse feliz con eso?

-ahora ya no dudas ¿verdad?

-eres Reborn, no lo dudé – esa sonrisa cálida que Lambo mostraba al ver la pantalla se desapareció después de solo unos segundos para darle paso a la seriedad del caso

-es hora – fue lo único que dijo el azabache de patillas antes de dirigirse a la habitación, la mirada calmada y negra jamás abandonó al mayor, la seriedad se hacía presente, incluso la autoritaria forma de ser, se mantenía todo intacto, Lambo solo lo siguió, cuando la puerta fue abierta para darle paso, el menor sin dudarlo ingresó, esperando al que esa noche sería su “dueño”

-empieza entonces, Reborn – Lambo pronunció ese nombre con delicadeza, sonrió levemente al ver el poco movimiento del mayor que se mantenía observándolo. Pensó que lo atacaría de pronto… pero no era así – ¿qué sucede?

-no pensé estar en esta situación con uno de mis antiguos alumnos – añadió mientras se acercaba lentamente, acarició el rostro del más joven con la punta de sus dedos, deslizándolos hasta dar con la pequeña marca en el labio

-fue parte de la pelea que tuve – Lambo sintió el roce delicado, demasiado bello como para la situación que se encontraba, le dolía un poco y se quejó cuando su herida fue presionada – espero que no te moleste eso

-¿así tratas a tus otro clientes? – susurró acercándose hasta estar a solo milímetros de aquellos labios de los cuales recordaba la suavidad

-que quieres que te responda – susurró  Lambo mientras rozaba sus labios con los del mayor – Reborn – sintió entonces una pequeña mordida y gimió dándole la oportunidad al otro para que lo besara con libertad, mentiría si  dijera que estaba asustado, asqueado o algo más porque ese simple roce despertó algo dentro de él, algo que pensó olvidar en esos años, se aferró a los hombros del mayor para guardar equilibrio puesto que ahora era devorado con impaciencia, recordaba esa sensación, los besos de Reborn le gustaban desde que era joven, nadie más lograría compararse con él

-solo cállate – le dijo al momento de separarse momentáneamente, el sabor del pequeño era el mismo, dulce, delicado, aun mantenía la inocencia de cuando era joven, se sentía estúpido creyendo que esa inocencia seguía existiendo pero mandó al demonio cada pensamiento, cada noción y se dedicó a disfrutar de esa noche, el deseo carnal de años estaba a punto de desenfrenarse

-como ordenes~ – se rió bajito cuando lo empujó para separarse puesto que estaba empezando a quedarse sin aliento, pero poca libertad le fue dada cuando de nuevo se hallaba en el éxtasis de sentir aquella lengua en su boca, explorando cada rincón, jugando con la suya de forma exigente y que apenas podía seguir, escuchaba el ruido que ocasionaba cuando se separaban sus labios, se avergonzó por eso, su sonrojo se elevó al sentir como era despojado de su abrigo aun manteniendo el beso desesperado del azabache

-sumiso – Reborn sonrió divertido cuando lo vió fruncir el ceño insatisfecho por el calificativo dado, no le dio tiempo de discutir pues lo besó una vez más, había extrañado ese simple contacto, uno en donde podía dominarlo tanto como gustara, lo hizo retroceder hasta arrojarlo a su cama, Lambo se veía demasiado atractivo a su parecer, el sonrojo surcando esas mejillas, el cabello largo esparciéndose por las mantas de forma desordenada, el pequeño rastro de saliva que hacia esos labios brillar, se acomodó sobre el menor sintiendo como Lambo se tensaba, su ego subía al verlo ahí sin saber que hacer – ¿nervioso?

-tus comentarios… no me hacen gracia – dijo enfadado mientras se daba cuenta del tamaño de esa cama, a pesar de que había visitado varias veces el departamento jamás entró a la habitación de Reborn, ahora que estaba allí… era extraño

-pues… que pena – dijo burlón mientras se desvestía ante la avergonzada mirada del menor que trataba de no verlo, Reborn tomo la barbilla del ojiverde dejando un beso corto en los labios semi abiertos – ¿acaso no me has visto desnudo? – se burló mientras deslizaba sus dedos por debajo de las prendas que aún no eran retiradas de ese cuerpo delgado, lo vio tensarse, ¡punto para su orgullo! – Pues disfrútalo – esa piel clara era suave al tacto,  escuchó suspirar a Lambo al momento en que alcanzó uno de los escondidos pezones

-deja de decir mgh… esas cosas – trató de sonar enfadado pero no lo logró puesto que su pezón estaba siendo acariciado y leves corrientes eléctricas empezaban a generarse en su piel, sentía como el mayor le abría las piernas con su mano libre para ubicarse en medio de ellas, quiso cerrarlas por instinto pero se controló para no hacerlo, él mismo se había metido en esas situación, ahora tenía que seguir

-di mi nombre – exigió mientras deslizaba su mano por encima de la tela del pantalón logrando que el más joven se tensara y se aferrara a su espalda – hazlo – ordenó mientras deslizaba sus labios en roces leves por el cuello de Lambo quien trataba de aguantar los suspiros que trataban de surgir

-Re… Reborn – suspiró al sentir la leve mordida en su cuello, su piel estaba sensible, tal vez por el frio, tal vez por el calor que empezaba, muchas cosas, muchas escusas pero la realidad era otra… era simplemente porque Reborn lo tocaba – Reborn… – repitió sintiendo como su pantalón era desabrochado, al parecer su dueño estaba ansioso…

-qué lindo – susurró mientras lo despojaba de las prendas con rudeza, muchos años queriendo llegar a ese momento, ni siquiera la gran cantidad de dinero que costó lo valía, puesto que ese niño que ahora sonrojado desviaba la mirada le había cautivado desde que apenas era un mocoso, ahora siendo un adulto solo podía verlo más bello, más atractivo, más deseable, cada prenda se la despojó sin delicadeza pues estaba harto de esperar a verlo por completo, recordaba la etapa escolar con el ojiverde, sentirse pedófilo al mirarlo por la venta en clase de deporte, apreciar esa sonrisa inocente, llena de vida, al tenerlo cerca… fijarse en cada espacio de piel descubierta, deseando que fuera mayor para tomar su cuerpo cuantas veces le diera la gana, sin sentir el peligro acechar, tenerlo para él y nadie más

-mgh…- sentir la brisa en toda su piel desnuda era extraño puesto que aquellos ojos negro no dejaban de admirarlo, se sentía tan indefenso en esa situación, ni siquiera podía mantener la mirada fija en el rostro maduro del mayor, giró su rostro evitando el contacto visual, sus mejillas le ardía a más no poder, estaba desnudo después de todo, sintió el roce en su vientre – ah… mgh – trató de acallar sus gemidos que al sentir las caricias ascender y sentir la cercanía del cuerpo contrario lo hacían emitir, las mordidas leves en su pecho, la lengua acariciar su piel para después succionar uno de sus pezones, estrujar las mantas para soportar todo era su única salida, pues sus piernas abiertas mantenían al hombre preso ya que sentía la necesidad de cerrarlas y ocultar la erección creciente que de apoco se formó – Reborn… – pronunció aquel nombre que solo le causaba dolor pero que en ese momento le daba placer, las caricias ascendiendo por sus piernas, la tortura en uno de sus pezones mientras que el otro era mordido levemente, hacía que se arqueara

-suelta esos gemidos que escondes – susurró Reborn ascendiendo con besos y mordidas por aquella piel clara, sintiendo los leves estremecimientos del jovencito que mantenía sus ojos cerrados – y mírame mientras tomo tu cuerpo – cuando el menor le hizo caso y conectó sus miradas se perdió en la mirada verdosa, demasiado bello, como para no querer dañarlo, lo besó con necesidad mientras ascendía sus manos por las piernas del más joven, acariciando cada centímetro y estrujando las nalgas firmes, entre sus bocas murió el gemido que soltó el más joven por tal acción

- aaah… mgh – los sonidos lujuriosos ya no se podían esconder, la caricia que ascendía por su vientre bajaba de nuevo sin sobrepasar los límites, se abrazó al cuello del mayor con desesperación cuando tomaba su labios, al parecer a Reborn le gustaba eso puesto que pegaba sus cuerpos aún más haciendo que se rozaran, la intimidad escondida solo por el bóxer de ojinegro lograba darle descargas placenteras cuando se friccionaba con su piel desnuda,  las manos del Lambo  aruñaban al mayor de vez en cuando por las sensaciones en su cuerpo, unas que no le molestaban y lo hacían perderse en una felicidad pasajera – no dejes… marcas – su respiración se estaba irregularizando con rapidez, se quejó cuando sintió la mordida en su cuello, una fuerte, que lo hizo arquearse, no quería evidencias en su piel, no quería recordar esa noche, quería que todo fuese pasajero porque sabía lo doloroso que era mantener las imágenes en su cabeza y saber que no las repetiría

-el dinero fue suficiente como para que no… me reclames – gruñó mientras callaba las protestas del joven, metiendo su lengua en aquella cavidad al mismo tiempo que empezaba a deslizar una de sus manos hacia la intimidad erecta de su… de Lambo, escuchó el gemido cuando lo acarició lentamente, las piernas del muchacho se tensaron apresándolo, lo tomo de la cadera para que se mantuviera quieto mientras lo torturaba en aquella zona sensible, un movimiento suave de arriba abajo, los gemidos que  emergían eran tan eróticos que no dudo en obligarlo a lamer sus dedos, quería estar dentro de él lo más pronto posible, lo más rápido pero sin dañarlo – lámelos vaquita – ese apodo que nunca olvidó, poco le importaba en el momento, solo podía escucharlo gemir mientras el menor realizaba el trabajo impuesto, con timidez Lambo ingresaba los dedos en su boca, los repasaba con la lengua cada uno, succionarlos de vez en cuando, la mirada verdosa y cristalina, los temblores que empezaban a surgir en ese momento – buen chico – sonrió con malicia mientras le quitaba la paleta al más joven, observando esa lengua húmeda iba dejando el hilillo de saliva, Reborn lamió las mejillas antes de erguirse un poco para separar las piernas de Lambo

-que… Reborn – la vergüenza llegó instantáneamente pues se veía expuesto en todo su esplendor, su erección fue abandonada, quitándole con ello las sensaciones placenteras que lo hacían delirar, observó el cuerpo del mayor, ni siquiera podía dejar de ver los músculos, la firmeza de cada parte, nadie diría que le llevaba casi 15 años de diferencia puesto que era un hombre atractivo, esa mirada oscura llena de lascivia, las patillas rizadas que eran su distintivo, se distrajo en esa figura unos momentos sin darse cuenta que ciertos invasores llegaron a su objetivo, Lambo sintió la caricia en su entrada y gimió bajito recostándose totalmente mientras estrujaba las mantas con fuerza, su cuerpo se estremeció al sentir al primer invasor, se mordió el labio por el extraño acto, no quería demostrar que le dolía

-relájate o dolerá – le dijo pero el menor parecía no escucharlo, le excitaba verlo así, con las piernas abiertas, el pecho subiendo y bajando con rapidez, la erección goteando, el rostro rojo, unas leves gotas de sudor asomándose, quería poseerlo de inmediato pero… – date vuelta – al no ver reacción lo ayudó, girándolo de pronto y haciendo que subiera sus caderas, verlo en cuatro, era mejor que sentir esa necesidad de romperlo sin consideración

-oye… esto – sintió entonces al invasor más profundo que antes, sin evitarlo se arqueó, tensando los brazos que los sostenía, gimió al sentir como se movía en su interior, se sentía tan avergonzado pero extasiado también porque…

-así es… mejor – le dijo mientras se inclinaba besando aquella espalda desnuda, introdujo el segundo dedo, gruñendo al sentir como eran apretados, imaginándose lo bien que sería que su falo tomara su lugar, lo mordió escuchando el gemido dulce, estaba planteándose en colocar un espejo en la cabecera de la cama para apreciar esas expresiones cuando Lambo se arqueaba al sentir las tijeretas en sus entrañas y levantaba su rostro liberando un gemido lleno de placer, simplemente delicioso – haré que nunca te alejes…

-du… duele – susurró cuando el tercer invasor se daba el lujo de moverse en su interior – due…le – repitió sintiendo sus brazos temblar, sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas mientras su interior era ensanchado, lubricado con habilidad, sus cabellos se esparcían sofocándolo, la invasión ocasionaba cierto ruido extraño que lo hacía avergonzarse más

-entonces que tal… esto – Reborn deslizo su mano anteriormente posada en las caderas del más joven para llegar a la erección que suplicaba por ser atendida, Lambo soltó un gemido largo y profundo cuando lo empezó a masturbar, su propia erección le dolía puesto que esos gemidos, esa voz, esa piel, la succión en sus dedos, todo lo estaba volviendo loco por introducirse en aquella cavidad, cuando llegó a ese punto escondido sonrió,  el menor no pudo sostenerse, sus brazos le fallaron haciendo que el pecho de Lambo ahora reposara en el colchón, podía escucharlo jadear, torturando ese punto la espalda se arqueaba notoriamente, los gemidos casi se volvían gritos – córrete – le susurró en el oído del menor mientras introducía con profundidad sus dedos y aceleraba el ritmo de su mano en el falo del más joven, unos segundos después sentía como sus dígitos eran estrujados, la espalda de Lambo se arqueaba demasiado y un sonoro  gemido invadía el lugar, lo dejó desplomarse observándolo tratar de regular su respiración, ese chico era simplemente erótico

-Reborn… – apenas podía hablar pues su orgasmo todavía no lo dejaba tranquilo, sintió entonces como lo giraban hasta que podían besarlo con salvajismo quitándole la posibilidad de respirar tranquilo, levantaron sus piernas abriéndolas de paso, vio a Reborn quitarse su última prenda y gimió sin darse cuenta cuando sentía el roce en su entrada – yo…

-respira – gruñó mientras le quitaba los mechones negros del rostro, quería ver su expresión cuando lo marcara – Lambo – presionó entonces escuchando una leve queja, deslizarse con delicadeza fue la idea pero, el interior apretado lo tentó, con rudeza se introdujo en un solo movimiento causando que el más joven se quejara y estrujara las almohadas con fuerza soportando el dolor – tranquilo… – le susurró besando las mejillas que ahora brillaban debido a los caminitos de lágrimas que el otro soltaba, lo acarició con delicadeza mientras se controlaba puesto que aquella calidez rodeándolo, la prisión húmeda en su miembro, que placentera se volvía con el pasar de los segundos, al fin podía decir que lo había tenido para él solo, besó el pecho que se movía ante cada respiración, acarició los pezones, los besó, mordió succionó mientras escuchaba los leves sollozos que cambiaban para ser gemiditos, hasta que un leve movimiento de las caderas del ojiverde le dijo que prosiguiera a embestirlo, sin dudarlo lo hizo, suave, lento, las primeras veces, observando como el otro ocultaba su rostro entre sus manos, Lambo jadeaba al sentir cada movimiento, que linda imagen tenía, sin restricciones ya, tomo las caderas del jovencito para dar soporte y embestirlo con profundidad

-Re… born – susurró apenas al sentir la profundidad con la que lo tomaban, arqueó su espalda soltando un gemido sonoro, se aferró a las sábanas con desesperación – Reborn… – mencionar ese nombre le daba un poco de seguridad, de pronto sintió como sus labios eran atacados, acarició el rostro del mayor con delicadeza, deslizando sus dedos por las patillas rizadas mientras apreciaba el movimiento en su cuerpo, se abrazó a  él, mientras dejaba escapar sus lágrimas, le dolía pero también le brindaba placer, su interior se contraía y ensanchaba recibiendo al invasor que se movía con rapidez haciéndolo perderse en el mar de sensaciones nuevas, su parte baja le mandaba descargas a todo su cuerpo, su mente no sabía en donde estaba, rasguñaba la espalda amplia cada vez que sentía que no podía controlar sus sentidos, sus gemidos morían entre sus bocas, las manos de Reborn surcaban sus piernas con rudeza, su miembro también era atendido, dándole miles de sensaciones juntas, su cabeza le daba vueltas, el deseo… todo junto le estrujaba el pecho, sus lágrimas se derramaron entonces

-Lambo… que delicia – susurró mientras mordía el cuello del más joven escuchándolo gemir cerca de su oído, las contracciones del cuerpo delgado, el apretón en su miembro, paró de atenderlo pues quería sentir el placer para él solo, lo obligó a  que lo envolviera con sus piernas y tomó sus caderas, lo embistió profundo, con fuerza, Lambo gritó de placer, arqueándose con desesperación, repitió la acción gruñendo al sentir como lo apretaba, un pequeño hilillo de saliva escapaba de los labios del menor, volvió a embestirlo llevándolo al placer, tiró de él hasta dejarlo sentado en su miembro, lo embistió con fuerza hasta que ya los gritos no dejaban de salir – mi… nombre – le exigió antes de morder el hombro descubierto

- Reborn… AHH… REBORN – lo aruñó con desesperación, lo mordió también mientras sentía aquella zona ser torturada, se arqueó cuando ya el orgasmo llegaba, gritó de placer mientras se estremecía, lo besó cuando sintió que llegaba su liberación, derramó lagrimas mientras se besaban, se corrió gloriosamente mientras lo besaba y abrazaba con fuerza, sintiendo que Reborn  lo agarraba con fuerza de la cadera liberándose también

-Lambo – susurró el azabache de patillas al momento en que su cuerpo se liberó de manera exquisita, placer que nadie le había dado, pues cada ser que usaba para liberar su ansiedad sexual… era basura comparado con el éxtasis que aquel jovencito le dio solo con esa relación sexual, respiraba con dificultad sintiendo el abrazo que todavía no se rompía, lo recostó entonces, lo hizo con delicadeza mientras abandonaba el interior del más joven, acarició el rostro de Lambo quien todavía respiraba entrecortadamente, se fijó en las lágrimas que todavía salían de esos orbes verdes, las quitó con su pulgar mientras se acomodaba a su lado y lo atraía para quedarse un momento así

-estoy… cansado – susurró Lambo mientras se perdía en la oscuridad, solo escuchando un leve “duerme” demasiado delicado como para haber salido de los labios del mayor, apenas sintió el leve abrazo y el calor del cuerpo ajeno rodearlo… eso lo hizo feliz

-solo eres un mocoso – susurró al verlo dormir con calma, las lágrimas brotaban todavía de esos ojos cerrados, era bello de cierta forma, pues la calma se notaba en cada facción – pero verás que logro atarte a mí – sonrió mientras empezaba a buscar algo con que limpiarlos a ambos, al menos hasta que se dieran un baño decente

 

 

 

 

 

 

Sus parpados le pesaban pero aun así los abrió fijándose en la habitación iluminada por una luz tenue, Lambo no se dio cuenta de que se quedó dormido pero era mejor así antes de estar pensando en cosas como… el brazo que rodeaba su cintura o el cálido aliento que golpeaba su oído, se puso de todos los colores al recordar lo que ese día hizo, se dio cuenta entonces que estaba en la cama con Reborn y no solo eso, sino que no traía  ni una maldita prenda, podía desesperarse y salir corriendo pero… claro se había metido en eso solo, suspiró al saber que debía quedarse así hasta que el otro lo soltara, no quería despertarlo o sería un momento  incómodo, después de unos minutos sintió el movimiento, su cuerpo quedó libre, al fin pudo sentirse tranquilo, con cuidado salió de la cama, deslizándose hasta el suelo pues estaba consciente de lo que hizo… claro las consecuencias también, porque ya de por si sentía la incomodidad en su parte baja, arrodillado en el suelo buscó sus prendas, tomándolas como pudo, sin hacer ruido se levantó, fijándose en el dolor, no era insoportable pero si incomodo, con cuidado salió de la habitación buscando el baño para cambiarse en soledad, una soledad que no le agradaba nada porque le daba tiempo a pensar, sus hombros estaban aliviados pues la carga ya no existía, el dolor en  su cuerpo le indicaba cual fue su salvación, las lágrimas que empezaba a derramar mostraban que de nuevo volvió a romperse, la sonrisa que también mantenía aclaraba que su felicidad estaba a salvo… su felicidad eran sus hijos, su amiga, sus padres… “valió la pena”

 

 

-pensabas irte así nada más – al salir ya cambiado Lambo se encontró con uno de sus peores miedos en esa noche, la mirada oscura que lo llevaba a la desesperación

-Si – mantuvo la calma como pudo, pues no quería verse indefenso – lo hiciste tú hace años ¿verdad? ¿Por qué yo no puedo hacerlo también?

-eso es diferente – mostró indiferencia ante el asunto pero no era así

-es igual – quiso apartarse pero le fue imposible por dos razones, porque Reborn se interpuso y porque sus piernas le temblaron al sentir una leve punzada en su parte baja

-yo no me fui después del sexo

-pero si después de correrte conmigo, es igual – empujó al mayor levemente mientras intentaba salir pero

-sigues con esa actitud del infierno – tomó del brazo del más joven para detenerlo

-ya cumplí con mi parte – se quejó apartándose aguantando la incomodidad a cada paso

-deberías quedarte toda la noche – gruñó pues encontrar la cama vacía fue un golpe bajo a su orgullo

-te dije que mi precio es alto – ignoró el dolor al pensar que se vendió esa noche

-¿así te portas con todos tus clientes?

-pues empezaré a hacerlo – trató de sonar sereno pero estaba consciente que pronto esa faceta de calma acabaría

-no me trates como si fuera cualquiera, acabo de pagarte una gran suma – lo tomó del brazo pero Lambo se zafó con rudeza

-pues por eso te trato así, olvidando la cara de mi cliente – le dio la espalda para irse pero una vez más fue impedido

-Lambo… ¡mírame cuando te hablo! – le ordenó dándole vuelta y levantando el rostro del jovencito – pero que… - las lágrimas surcaban esas mejillas

-¿qué quieres? – gruñó enfadado consigo mismo por dejar que su dolor lo venciera

-¿lloras con cada cliente?

-que te importa – cada palabrita era una navaja para su dignidad

-¡contesta!... Así es después de acostarte con un cliente – su ira crecía al saber que no era el único

-¡deja de decir CLIENTE todo el maldito tiempo! – masculló furioso y apretando sus puños

-¿te afecta eso? deberías estar acostumbrado

-¡vete al infierno!

-vendes tu cuerpo como una puta y te afecta la palabra “cliente” – su autocontrol se acabó, se sentía impotente y eso no le gustaba, su mocoso era una ramera, eso era duro de aceptar

-¡imbécil! – gruñó Lambo golpeando el rostro del más alto quien solo se quedó mirándolo, sus lágrimas fluían y se las limpió con fuerza – ¡imbécil!

-esa rudeza te va a dar mala fama, bajaran tus pedidos, bajara tu calidad – pronunciaba cada palabra con sarcasmo, con veneno, con frustración… solo quería velo sufrir un poco

-¡MALDITO REBORN! – la ira estalló en él, lo empujó con fuerza mientras se dirigía a la puerta –maldito seas

-¿acaso mi dinero no fue suficiente? te pagaré el doble si te quedas la semana entera

-déjame – gruñó ya harto de tanta porquería, si lo hubiese dejado irse en silencio, nada de esto pasaría,

-aprende a tratar mejor a tu CLIENTE – acentuó su voz en la última palabra

-¡ERES EL PRIMER CLIENTE QUE TENGO!... ¡EL PRIMERO EN MI MALDITA VIDA! – soltó con rabia – eres el primer puto cliente a quien le vendo mi cuerpo

-imposible – se carcajeó sin creer en lo que el menor decía – Lancia es tu cliente también ¿no?

-así que eso pensabas

-dime… ¡entonces dime que haces!

-TE VENDÍ MI VIRGINIDAD – le gritó lanzándole lo primero que encontró – SIÉNTETE SATISFECHO POR ESO – la furia lo invadió, ¿acaso no lo conocía de hace años? ¿Cómo demonios pensó que se vendía de esa forma? – eres mi primer cliente

-con un demonio Lambo, explícate, ¡quiero que te expliques! – no podía ser verdad pero la mirada verdosa le decía que no mentía

-tsk – empezó a reírse por la situación – es una buena suma por mi virginidad eh… pues que eso te haga feliz – abrió la puerta de golpe – porque me estrenaste… los demás serán más sencillos –

-LAMBO

-ALEJATE DE MÍ – le cerró la puerta e ignorando el dolor o incomodidad, corrió, corrió fuera del lugar, alejándose del momento que lo marcó

 

 

 

¿Por qué debería estar triste?… ¿acaso no eligió el mismo vender su dignidad?... en el fondo no lo estaba, porque… su verdadera felicidad estaba intacta

 

 

 

 

Continuará.... 

 

 

Notas finales:

Creo que me excedí en el capítulo pero la razón es simple, no se cuando diablos actualizo de nuevo, porque viene mi final de semestre y las cosas se ponen difíciles, trataré de no demorar, o subir un capítulo pequeño, ¿ustedes que desean?

 

Preguntas:

1.- ¿se nota mis emociones al escribir el capítulo? ¿cuáles son?

2.- ¿pensaron que Lambo no era virgen?

3.- ¿me quieren matar? ¿por qué? 

4.-¿cual es su hipótesis de lo que pasará?

5.- ¿a que soy bárbara confundiendo tramas? XD

 

Bueno yo emocionada a las dos de la mañana por tener una subida de azúcar XD

 

Gracias por sus reviews, gracias por leer, cualquier duda, insulto, reclamo, sugerencia, idea, critica o lo que deseen pueden dejarlo en un sensual review (donde escuché eso) y les respondo con alegría

 

Besos a todos!!!

y...

*huye como ninja antes de que la maten*


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