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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! :) Una nueva semana, un nuevo capítulo. Muchas gracias a todos los que se van incorporando y a los que me dejaron un review por primera vez. Me alegra saber que les gustó tanto como a mi escribir el capítulo anterior :) espero que este también sea de su agrado. 

 

XIII.

A las ocho en punto llegó Neil con aquella animosidad que era tan característica de él y que Patrick se vio sorprendido que de pronto no le molestara. Al final decidieron quedarse a tomar el desayuno en compañía de Gabriel quien no dejó de agradecerle a Neil por haber obligado a su nieto a que fuera a un médico. La conversación del desayuno fue principalmente entre Neil y Gabriel, Patrick comentaba algo de vez en cuando, y aunque fueran pocas sus intervenciones, él se sentía extrañamente reconfortado por la calidez que había en su pequeño apartamento de repente, gracias a Neil.

Ayudaron con los platos y luego se despidieron de Gabriel. El camino hasta la casa de Neil fue tranquilo. Cuando llegaron fueron recibidos por un muy efusivo Danny. No tardaron en estar frente al televisor para ver los partidos correspondientes; de a poco iban aprendiendo los gustos del otro respecto a los equipos. Pasadas las doce el hambre empezó a mermar en ellos y al poco tiempo dos pizzas gigantes estaban frente a ellos. Al principio Patrick no había creído posible que alguien como Neil fuera capaz de comerse más de tres porciones, pero luego se vieron peleando por quien se quedaba con la última porción de peperoni.

El tiempo se fue volando entre partido y partido a tal punto que para cuando todos aquellos que les llamaban la atención se habían terminado eran pasadas las cuatro de la tarde. Habían apagado el televisor y se quedaron justo donde estaban, con las cajas de pizza en el suelo, con las botellas vacías de soda, y medio de galón de helado a medio comer.

Estuvieron así largo rato hasta que Danny empezó a mordisquear a Neil para que lo sacara un rato. Aún con sus dudas dejó que Patrick lo acompañara. A esa hora la mayoría de familias salían de paseo por lo que encontraron el parque vacío. Patrick terminó sentado en un columpio mientras Neil jugaba con Danny.

El mayor veía de lejos la escena, y a veces alzaba la mirada hacia el cielo que de a poco se iba tornando oscuro, quizás demasiado porque aún faltaban unas cuantas horas para que anocheciera. Aquel lugar en definitiva no era como el parque donde él había jugado de pequeño, este estaba más cuidado, el césped estaba bien podado. Las flores parecían recibir un cuido casi exagerado, todo el lugar estaba tan limpio. Era toda una paradoja que estuviera allí y no se sintiera fuera de lugar.

Sin percatarse empezó a columpiarse levemente mientras veía a Neil como le lanzaba una pelota a Danny para que fuera por ella, al parecer llevaba poco tiempo de aprender aquella gracia porque había momentos en que el husky en lugar de correr en dirección de la pelota corría hacia Neil y prácticamente lo tacleaba. Ante esas situaciones Patrick se sentía extraño de verse riendo a carcajadas.

A lo largo del día no deseó en ningún momento irse a su casa, o queriendo estar en otro lugar. Tampoco se vio pensando en cómo le haría para recuperar el dinero que había dejado de ganar ese día. No se vio extrañando su trabajo, la rutina. En realidad estaba agradecido de estar allí sintiéndose, luego de mucho tiempo, normal.

Perdió la noción del tiempo, hubiera podido quedarse justo donde estaba por  horas si no hubiera sido porque de pronto empezó a lloviznar. Junto con Neil y Danny salieron lo más rápido que el tobillo de Patrick les permitía, para cuando llegaron a la casa la lluvia había aumentado su intensidad.

Al poco rato llegó Neil con unas toallas y una camiseta que a simple vista era de Craig, pero no la rechazó—Terminaron de secarse y luego Patrick le echó una mano a Neil con Danny quien no parecía muy agradecido ante el empeño de su amo de secarle.

Neil vio que pasaban de las seis de la tarde—Oye ¿te quieres quedar a cenar? —preguntó aún con sus dudas, si bien Patrick había parecido bastante cómodo con su compañía durante todo el día no quería tentar su suerte y forzar las cosas entre ellos, más ahora que Patrick al fin había accedido a ser amigos en todo el sentido de la palabra.

—¿Estás seguro?

—Sí, no me apetece estar solo —confesó. Sabía que podía haber ido a su casa a visitar a Joshua, que debió haberlo hecho, porque extrañaba a su hermanito, pero al mismo tiempo no le apetecía ir.

—Uh, de acuerdo, pero aún no tengo hambre ¿y tú?

—No realmente. ¿Quieres ver una película o no sé? Jugamos Call of Duty mientras esperamos a que se haga más tarde.

—No sé, cualquier cosa está bien, aunque nunca he jugado Call of Duty…

— ¿Eh? ¡Es broma ¿verdad?!

—Mi experiencia con consolas y videojuegos no llegaron más allá del Nintendo 64—Admitió.

—Bueno, entonces hoy te enseñaré a jugar Call of Duty— Dijo animado—. Anda, subamos, el play está en mi cuarto.

Patrick lo siguió aún no muy convencido. El cuarto de Neil era el dormitorio principal de aquella casa, y era del tamaño de la cocina y el comedor de su apartamento. Tenía su propio baño que era dos veces el tamaño del suyo.

Nunca había entrado a la habitación de Neil. Era tal como se la esperaba y al mismo tiempo no. La imaginaba amplia, en eso había acertado, pero lejos de verse excesivamente recargada o con colores brillantes como su dueño era bastante sencilla. Las paredes de color verde, había una cama que parecía más matrimonial que para una sola persona. Un televisor colgado en la pared y una librera en un extremo de la habitación.

— ¡Listo! — Exclamó Neil una vez que tuvo todo listo para empezar a jugar.

Patrick tomó uno de los controles y se sentó a la orilla de la cama— Entonces ¿cómo se juega?

— Ok, es sencillo ya verás que aprendes rápido— Dijo optimista.

Patrick también creyó que aprendería rápido, pero al momento de jugar casi siempre terminaba siendo apuñalado por atrás, lo cual en poco tiempo aprendió que era de las maneras más humillantes de morir en ese juego, al menos ante sus ojos, pero le era bastante difícil estar viendo el mapa de la esquina inferior, con el agravante de estar intentando disparar y apuntar correctamente el arma. Neil por el otro  lado parecía que no era ningún problema el estar cambiando de armas, el disparar y ver el mapa todo al mismo tiempo. A pesar de lo frustrante que era para Patrick el juego, de alguna manera estaba disfrutándolo, aun cuando tardó media hora en matar a alguien. Dos horas después finalmente logró agarrar ritmo, y aunque era claro que no era un prodigio para los videojuegos la pasó bien.

Neil puso pausa al juego—¿Hace hambre o solo soy yo?

—Hoy sí ya hace hambre —admitió.

La lluvia afuera se había vuelto considerablemente más fuerte—Creo que sería algo desconsiderado si pedimos algo de comer con este clima —observó Neil.

Patrick se puso de pie—Vamos a la cocina —le indicó. Neil lo siguió confundido y Patrick fue a abrir el refrigerador—. Puedo preparar algo si quieres, con lo que tienes aquí adentro está para hacer una cena más que decente.

—¿En qué te ayudo? —se apresuró a preguntar para no sentirse algo inútil. Él estaba a punto de sugerir que podían ver que tenía de comida para calentar en el microondas, pero al parecer Patrick era del tipo de personas que gustaba hacer las cosas bien.

—No te preocupes. Pronto estará la comida.

—¿Seguro?

—Sí, tómalo como una especie de, no sé, paga por lo de hoy.

Neil sonrió—Querrás decir agradecimiento.

Patrick desvió la mirada ante la sonrisa que el otro le dedicaba—Supongo que puedes llamarlo así — dijo antes de ponerse manos a la obra. El silencio entre ellos dos de repente le hizo sentir un tanto incómodo aun cuando la lluvia hacía que el silencio no fuera tan acentuado.

—¿Pongo música o algo? —propuso Neil.

—Sí, sería excelente —dijo agradecido, al parecer no era el único que se sentía de la misma forma.

Neil fue hasta el equipo de sonido donde estaba su iPod conectado—¿Algo en especial que quieras escuchar?

—Cualquier cosa está bien —dijo Patrick desde la cocina.

La música empezó a sonar, pero Patrick no reconoció la banda que tocaba, pero conforme pasaban las canciones los sonidos se iban haciendo más singulares —¿Cuál es el grupo? —preguntó mientras terminaba de servir todo en unos platos.

—¿Eh? ¿Quieres que cambie la música?

—No, no. Nunca los había escuchado por eso te pregunto.

—Ah, son los Imagine Dragons. Son bastante famosos.

—No suenan nada mal —aunque las pocas canciones que había escuchado eran más del estilo de Neil—. Se acercó a la mesa donde estaba Neil y le puso uno de los platos.

—Oh, vaya ¿qué celebramos con semejante cena?

Por alguna razón el comentario le hizo sentir bastante avergonzado—No lo sé, ¿Qué nadie te quiso romper la nariz ayer?

—Suena bien para mí —dijo Neil mientras se ponía de pie y sacaba una botella de té helado y ayudó a Patrick a terminar de servir todo.

Neil miró su cena un sándwich de roast beef con un puré de papas con queso. Todo aquello olía demasiado bien— Gracias por la cena, Patrick.

—No es la gran cosa. Además es tu comida, así que debería ser yo quien te lo agradeciera.

—Bah, tonterías, mejor comamos —Neil tomó su sándwich el cual sabía mil veces mejor de lo que esperaba.

 Si hubiera sido por él hubiera pasado toda la noche alabando los dotes culinarios de Patrick, pero había notado que su amigo no sabía muy bien cómo reaccionar ante los halagos así que no quiso ponerlo en una situación incómoda. La cena transcurrió en silencio, pero gracias a la música los dos se sentían más relajados. Al terminar de comer pasaban de las nueve; sin embargo la lluvia no parecía querer detenerse e inclusive estaba lloviendo con más fuerza.

El celular de Patrick empezó a sonar—Es mi abuelo —anunció, pero no estaba llamando de la casa, sino de su móvil el cual casi nunca utilizaba—¿Hola?

—¿Aló? ¿Patrick?

—Hola, abuelo, nos agarró un poco la tarde, pero ya voy para allá no te preocupes.

—¿Con esta lluvia? Todo el edificio está oscuras desde hace una hora. Además hay varios árboles caídos a causa de la misma. Es demasiado peligroso que salgan con este clima y más que Neil conduzca.

—¿Y qué quieres que haga?

—Deberías pasar la noche allí si Neil no tiene problemas.

—No lo sé —exclamó Patrick un tanto inseguro—. Este yo…

—¿Quieres quedarte a dormir? —adivinó Neil—. Justo iba a proponértelo, con este clima es bastante peligroso manejar, pero si aún quieres puedo irte a dejar.

—No, no está bien, supongo que si no tienes problemas puedo quedarme a dormir —no quería causarle molestias a Neil y a su pesar sabía que ambos tenían razón y era demasiado peligroso manejar con ese clima—. Evans dice que no hay problema, abuelo, así que te veo mañana en la mañana. Descansa y cualquier cosa me llamas al celular ¿ok? —. Escuchó la respuesta afirmativa de su abuelo y colgó. Fue hasta ese momento que notó el mensaje de Fabio “Heey Patrick, mañana no tenemos la clase de la mañana. ¡Nos vemos en la tarde!”

—¿Todo en orden?

—Sí, me cancelaron la clase de las 9:30 así que supongo que solo debo de ir a la de las 3:30—Además les había dicho a todos que la práctica de mañana estaba suspendida—. Así que creo que tengo la mañana libre.

—¡Genial! Bueno ya que te quedarás a dormir supongo que no hay problema. Podemos ir por tu ropa al mediodía para que te cambies.

—No es necesario, puedo irme en la mañana y…

—No, no, puedo llevarte después de clases. Además aún no estás bien de tu pie.

—No estoy incapacitado, Evans.

—Da igual, quédate, duerme en lo que estoy en clases y luego te llevo a tu apartamento.

Patrick bufó—No creo dormir más allá de las ocho…

—Bueno, juega con Danny, tengo Netflix ve alguna película, puedes ver los libros de arquitectura que hay en el estudio, o qué sé yo.

—De acuerdo, de acuerdo, ya sé que contigo es perder el tiempo queriéndote llevar la contraria — exclamó.

—Puedes quedarte en la habitación de la vez pasada —se apresuró a decir Neil al ver lo cansado que estaba Patrick.

—De acuerdo. ¿Tú no te duermes aún?

—Sí, supongo que sí. Mañana tengo clases temprano y creo que me vendría bien dormir un rato.

Ambos volvieron a subir a las habitaciones. Neil acompañó a Patrick hasta su cuarto—Oh, no tienes ninguna sábana, iré a buscarte una.

—Nah, no te preocupes, sí estoy bien.

—¿Seguro? Está haciendo un poco de frío.

—Sí, Evans, estaré bien.

Neil se encogió de hombros—De acuerdo, pero si cambias de parecer no dudes en despertarme.

—Vale, vale — dijo mientras se tendía en la cama. Neil aún estaba en la puerta—. Gracias, supongo, no sé, me la he pasado bien ahora.

—Me alegro. Descansa, Pat. si te cuesta dormir puedes bajar a ver la televisión— Apagó las luces y cerró la puerta. Patrick se quedó en la penumbra de la habitación. Luego de media hora cayó en la cuenta que no estaba tan cansado como había creído. Así que decidió que podía ir abajo a ver la televisión un rato.

Al pasar frente a la habitación de Neil notó como salía luz debajo de la puerta, se lo pensó un segundo antes de tocar, al indicarle que podía pasar Patrick entró. Neil estaba en la cama leyendo un libro— Hey ¿no puedes dormir?

—No realmente. Creí que estarías ya dormido— Dijo mientras se sentaba al borde la cama.

—Nah, estaba terminando de leer.

—Tú siempre andas leyendo algo.

—Je, ya te diste cuenta, supongo que es un hábito que no puedo dejar.

—Eso veo, a veces creo que te emociona más lo literario y el teatro que la ingeniería.

Neil le miró extrañado, y por alguna razón el comentario le incomodó—Y bueno, ya que no tienes nada que hacer mañana ¿vas a trabajar en tu proyecto?

Patrick intentó sonreír, pero solo le salió una mueca—No lo sé, quizás no…

—¿Sigues dándole vueltas a lo que Landerson de te dijo?

Patrick bajó la mirada—No lo sé, quizás tiene razón y no estoy hecho para esto.

—¿Eh? Ok, quién eres y qué has hecho con el verdadero Patrick —exclamó Neil un poco molesto, aun cuando Patrick alzó la mirada confundido—. El Patrick que conozco no le daría el gusto a ese viejo.

—Suenas bastante seguro de conocerme para tan poco tiempo, Evans.

Neil le miró apenado—No quise que sonara así. Es que no pareces del tipo de persona que se dan por vencida tan fácilmente, eso es todo.

—Quizás ya me he cansado de todo —confesó. Estaba cansado de luchar por algo que no era seguro, pero si lo pensaba con detenimiento nada en esta vida era seguro, pero las probabilidades de éxito eran mínimas en esos momentos. Así que simplemente quería rendirse.

—Entonces descansa de todo, de ser Patrick, o de lo que sea que te esté cansando y luego sigue adelante.

Patrick sonrió ante la simplicidad de las respuestas de Neil, sin embargo sabía que había un poco de razón en ellas—No lo sé. Además tiré a la basura todo lo que había hecho.

—No realmente. Yo lo saqué de la basura —confesó—. No sé, no pude dejarlo allí, está en el estudio.

Patrick sonrió un poco. Debió esperárselo de Neil, pero por alguna razón le sorprendió aquel gesto—De acuerdo —Patrick dirigió su vista hasta la mesa de noche donde había una fotografía enmarcada. Eran Neil con todos sus amigos. Neil lo siguió con la mirada.

—Oh, esa la tomamos después de nuestra primera obra. Supongo que tendremos que tomar otra ahora que eres parte de los títeres.

—No soy parte.

—Claro que sí—le aseguró—. Eres nuestro escenógrafo estrella.

—Ni siquiera he hecho nada.

—Pero lo harás —dijo con convicción.

—Creo que tienes demasiada fe en mí.

—No lo sé, siento que puedes lograr grandes cosas, no es como si fuera una fe ciega.

Para él sí lo era, porque no estaba acostumbrado a que la gente le dijera que podía lograr grandes cosas, el único que lo hacía era su abuelo, pero era su familia así que suponía que era normal que tuviera esa fe en él, pero Neil no era su familia, hasta hace poco era solo un desconocido y ahora…

Se había quedado mirándolo fijamente mientras el otro miraba por la ventana la lluvia golpetear la ventana, cuando este volteó a mirarlo por alguna razón se sintió avergonzado que lo hubiera sorprendido de viéndolo con tanto detenimiento. —Este yo…—No pudo despegar su mirada de aquellos ojos, no sabía que había en ellos pero siempre desordenaban sus ideas cuando los miraba fijamente—. V-voy a dormir…

—De acuerdo. ¿Seguro que no quieres que busque una sábana o algo?

—No, no…— De pronto solo quería salir de esa habitación lo más rápido posible. De un momento a otro estaba de nuevo en la otra habitación. El jeans le incomodaba así que terminó quitándoselo y se acomodó en la cama, hacía un poco de frío, pero nada que no pudiera soportar.

Cerró los ojos intentando ignorar lo que había pasado hacía unos momentos. Intentando ignorar que solo pocas veces en su vida se había sentido así de nervioso, pero eso había sido mucho tiempo atrás, incluso casi había olvidado esa sensación. Pronto se quedó dormido.

—Creo no entender lo que quieres decir…

Patrick suspiró armándose de paciencia—Quiero saber qué pasa entre nosotros. No lo sé. Es que nunca dices nada y estoy confundido. No sé si te gusto o solo no sé…

—¿Tú que sientes?

—No quiero hacer declaraciones apresuradas hasta saber qué es lo que sientes por mí.

Siempre te vas por lo seguro, pero bien responderé tu pregunta: creo que esto es más que un mero gustar, creo que en verdad podríamos intentar algo…

Un trueno retumbó con fuerza. Patrick abrió los ojos confundido. Tardó unos segundo en comprender que aquello había sido un sueño, no, una escena de su pasado, no sabía porque justo ahora soñaba con eso. La temperatura parecía haber descendido al menos cinco grados porque ahora estaba temblando a causa del frío, intentó arroparse con el cubrecama, pero no logró que el frío se fuera. Aún con sus dudas caminó hasta la habitación de Neil y abrió la puerta. Danny, al pie de la cama, no tardó en alzar la cabeza pero al notar que era él volvió acomodarse.

—Oye, Evans —dijo acercándose—. Hey, Evans…

—Um—gruñó—. Duérmete, Danny…

—No soy tu perro, idiota, ¿dónde están las sábanas?

—No sé, Danny, duérmete —exclamó mientras se restregaba los ojos y de a poco se despertaba— ¿Eh? Oh, Pat, te dije que ibas a tener frío.

—Sí, sí…Vale tenías razón y…—calló al notar como el menor volvía a quedarse dormido—. Evans.

—Duérmete, Pat.

—Lo haré cuando tenga una sábana —exclamó, sintiéndose un poco idiota por estarle exigiéndole algo que había rechazado horas atrás.

—Hace frío, no voy a moverme —se quejó como si fuera un niño pequeño, antes de sacar un brazo del cobertor y empezar a dar unas palmaditas al lado libre de la cama—. Métete y duérmete de una puta vez.

Patrick iba a protestar, pero al notar que Neil se había vuelto a quedar dormido suspiró. Paseó su mirada por el cuarto, pero no había ningún indicio de sábanas, así que de mala gana terminó metiéndose en la cama con Neil. Se quedó mirando fijamente el techo largo rato, sintiéndose un poco más caliente, pero muchísimo más incómodo por compartir cama con Neil. Giró un poco el rostro y vio a Neil profundamente dormido, a pesar de la penumbra podía ver sus lunares, nunca se había percatado en ellos, pero tenía varios que contrastaban con su piel, repartidos al alzar, se sintió un poco extraño al estarlos mirando, al estar mirando a Neil dormir, volvió a desviar su mirada y se quedó dormido con el ridículo pensamiento que era una ironía que la primera vez que compartía la cama con alguien fuera realmente para dormir.

***

A la mañana siguiente Neil despertó cinco minutos antes que su alarma sonara. Antes de abrir los ojos se percató de una tibieza a la par suya, estiró su mano dispuesto a acariciar, al que creyó que era Danny, pero cuando su mano sintió unos fuertes abdominales, abrió los ojos de golpe confundido.

Su corazón se aceleró al notar a Patrick tan cerca de él, profundamente dormido, su mano aún estaba en el abdomen del mayor. Aun cuando fue capaz de mover su mano sin despertar al otro, no pudo apartar la mirada del rostro de su amigo. Los labios entreabiertos, los risos cayéndole desordenadamente sobre el rostro cubriendo parcialmente el ojo izquierdo. No comprendía por qué le abrumaba esa expresión de paz en el rostro del otro, una expresión que nunca había visto mientras estaba despierto. De pronto le embargó una extraña ansiedad que sabía que era por Patrick, puesto que muchas veces se había quedado a dormir en casa de sus otros amigos y al despertarse al día siguiente al lado de ellos no había sentido la ansiedad y el nerviosismo que le estaba invadiendo en esos momentos.

Tardó en recordar que había sido él mismo, Neil, quien le había dicho que durmiera allí. Sacó su mano debajo del cobertor y la estiró para quitar los rizos que caían sobre el rostro del otro, aún vacilante estiró su mano, estaba a punto de alcanzar su objetivo cuando su alarma empezó a sonar haciendo que se sobresaltara, se apresuró a apagarla y al girar notó para su alivio que Patrick no se había inmutado ante el sonido que a sus oídos fue ensordecedor. Su corazón volvía a palpitar con fuerza. Se forzó a apartar la vista de Patrick e irse a meter a la ducha.

Cuando volvió a salir del baño, Danny ahora estaba acostado al lado de Patrick. Sonrió un poco cuando su mascota le movió alegremente la cola. Se apresuró a cambiarse y bajar a desayunar. Cuando regresó por su mochila Patrick solo se había movido para acomodarse más en la cama. Neil se apresuró a dejarle una nota para que la viera cuando se despertara.

Bajó las gradas seguido por Danny, del cual se despidió en la entrada—Te quedas cuidando la casa y a Patrick, amigo. Ya tienes comida en tu plato. Nos vemos luego— dijo dándole unas palmaditas antes de salir. Aquella mañana hacía frío; cerró su abrigo y caminó hacia la universidad.

Diez minutos después ya caminaba cerca de las magnas—Buenos días, Neil —dijo alguien que no tardó en ponerse a su lado.

—Buenos días, ingeniero Hayes —respondió con una sonrisa.

—¿Vas tarde? —preguntó Hayes de pronto.

Neil extrañado por la pregunta consultó su reloj—Tengo diez minutos libres antes que empiece la clase.

—Genial, genial —respondió el ingeniero desacelerando el paso, a lo que Neil hizo lo propio—. ¿Y qué tal tú fin de semana? ¿Hiciste algo interesante?

Neil no demostró sorpresa ante su comentario, pero la verdad es que si sentía un poco de curiosidad ante la pregunta, ya que Daniel siempre encontraba un tiempo para conversar cuando estaban en el cubículo—Supongo que bien. Y de interesante creo que no mucho, solo fui al partido de fútbol de la U contra Gretbauer.

—¿En serio? Bueno, supongo que no se puede ganar siempre y más si el señor Smith no jugó.

Neil de alguna manera comprendió que habían llegado al punto que el ingeniero Hayes quería llegar— Patrick si jugó el partido o al menos la mayor parte de él…

—¿Eh? —el paso de Daniel se hizo aún más lento—. Pe-pero eso no es posible, Patrick estaba lastimado.

—Sí, pero…—Neil calló por dos motivos. El primero y el más insignificante había sido por la manera en que el ingeniero había pronunciado el nombre de Patrick. No supo por qué no le gustó la familiaridad con la que lo pronunció y el segundo: —¿Cómo sabe que Patrick se había lastimado antes del juego?

—Nos encontramos por casualidad —si estaba nervioso por la pregunta no lo demostró—. ¿Pero cómo dejaron que jugara? ¿Es que nadie se fijó?

—Sí, pero…—Neil se detuvo y miró a Hayes. “Quizás si no le hubiera visto, tal vez no hubiera sentido que necesitaba probar algo, que necesitaba probarme algo…”. Era el ingeniero, pensó. Miró a Hayes quien se acomodaba la bufanda a causa del frío. No comprendía cómo alguien como él podría haber lastimado a Patrick, pero no había dudas. Patrick trabajó durante toda la mañana del sábado en la construcción—. Patrick necesitaba probarse algo—le soltó, y al notar la expresión del ingeniero confirmó sus sospechas. Él era la persona de la que Patrick hablaba.

—Pero estaba lastimado…

De repente ya no quería estar frente a Hayes—Lo sé, este… ingeniero tengo que dejarlo se me está haciendo tarde para mi clase —se excusó.

—Oh, sí lo siento, no quería retrasarte. Nos vemos luego para el refuerzo ¿ok?

—Sí. Hasta luego, y buenos días —Neil empezó a acelerar el paso cuando escuchó que el ingeniero le llamaba. Se giró confundido.

—¿Está Patrick bien?

La preocupación no era fingida—Ahora sí, pero no podrá jugar las próximas  semanas porque tiene un esguince —Hayes asintió pensativo y Neil se alejó de allí sin saber bien qué pensar.

***

Sintió algo cálido a un costado, por un momento creyó que se trataba de Niebla, pero notó que no era del tamaño de su gato, sino un poco más grande. Patrick giró un poco y notó que el calor lo abandonaba. Hundió su rostro en una almohada que no era la suya, pero le gustó el olor de esta, respiró profundamente. Olía a bambú por alguna extraña razón, bambú y un aroma suave, pero masculino, le gustaba esa combinación, le relajaba, tanto que volvió a quedarse dormido aún con su rostro enterrado en esa almohada.

Cuando volvió a abrir los ojos no fue porque escuchara los gritos de sus vecinos, o el llanto de algún bebé, sino porque su cuerpo le indicó que había descansado lo suficiente. Algo que no recordaba cuando fue la última vez que sucedió.

Volvió a asaltarlo el olor que le había gustado tanto, sin abrir sus ojos se arropó un poco más porque hacía bastante frío aquel día, y descubrió que ese aroma suave también estaba en las sábanas. Una pequeña ola de placer recorrió su cuerpo, hasta que sintió una leve punzada de placer en su entrepierna ante el aroma. Pasaron varios minutos hasta que abrió los ojos con lentitud. Ya era de día, fue lo primero que pensó, buscó un reloj o algo que le pudiera indicar la hora, pero no lo encontró; sin embargo, llamó su atención un papel dejado en la mesa de noche.

¡Hey, Pat! No quise despertarte. Si tienes hambre hay comida en la refri. ¡No se te ocurra irte en bus! Cuando regrese de clases vamos por tus cosas. ¿Ok? Siéntete como en tu casa.

Neil.

 

Patrick dejó la nota donde la había encontrado y volvió a acostarse en aquella cama que era dos veces la suya. Eran tan cómoda. No se extrañaba que hubiera dormido tanto. Se sentía cómodo allí. El silencio, solo el ruido de uno que otro pájaro de vez en cuando era una experiencia que casi le parecía nueva.

La puerta rechinó un poco y antes que pudiera voltear Danny ya estaba encima de él—Hola, tranquilo, tranquilo— exclamó al ver que se acercaba a su cara para lamerlo—. Joder, ¿Qué Neil no te enseña modales?

Danny se puso acomodó a su lado y Patrick se quedó mirando el techo de la habitación por largo rato. No pensaba en nada. Solo estaba allí, existiendo, dándose un lujo que no recordaba cuando había sido la última vez que se lo había dado. Se sorprendió así mismo cuando pensó que le gustaría quedarse un poco más allí. No en la cama, exactamente, sino allí en esa casa, con Danny el perro hiperactivo y con Neil.

Algo había cambiado entre ellos ese fin de semana. No. Algo había cambiado en Patrick. Finalmente estaba viendo lo que Neil le había dicho desde un primer momento. Ambos podían ser buenos amigos y esa idea ya no parecía tan descabellada. Incluso le gustaba.

—Maldito, Evans, lo consiguió— Dijo con una sonrisa culpable cubriéndose el rostro para que Danny no viera su reacción.

***

Cuando terminó la clase, Neil fue de los primeros en salir del aula. Pocas veces eran las que se sentía ansioso porque la clase terminara—¡Neil! —al escuchar que lo llamaban no tuvo más remedio que detener su paso.

—Hombre, ¿por qué tan impaciente? ¿Tienes algo que hacer? —preguntó Logan extrañado mientras se ponía a su lado.

—Este algo así…

Logan le miró con suspicacia—¿Me estás ocultando algo, Neil?

—No —no comprendía porque no le nacía decirle que iba a reunirse con Patrick.

—Bueno, entonces ¿almorzamos juntos?

—Este, hoy no, Logan. Lo siento. Yo tengo planes, pero no te preocupes no se cancela el ensayo.

Logan asintió no muy convencido, pero sabía que no le serviría de nada decir algo al respecto—Algo pasó el fin de semana —fue todo lo que dijo en el momento en que Neil se giró para avanzar.

—Algo así —dijo Neil. No había razón para no reconocer eso.

—¿Vas a contármelo luego o tendré que sacártelo a cucharadas después? —preguntó con una sonrisa un poco forzada.

Neil correspondió esa sonrisa—Luego, pero no es la gran cosa. No te preocupes.

Logan le miró desconfiado. Si no fuera la gran cosa entonces no dudaría tanto en decírselo, analizó.

Neil se despidió no sin sentirse un poco culpable de dejar a Logan solo, pero sabía que no tendría problemas en conseguir a alguien que lo acompañara a comer.

Logan vio la figura de Neil desaparecer entre la multitud, al verse nuevamente solo suspiró pesadamente. Había querido hablar con Neil desde hacía días, pero nunca parecía ser el momento apropiado. Sabía que lo que fuera que Neil hiciera debía estar relacionado con Patrick, últimamente el mundo de su amigo parecía girar alrededor de este, y ahora aquello empezaba a calarle hondo. Finalmente estaba pasando lo que siempre había temido: que Neil encontrase a alguien más interesante que él y poco a poco lo regalase a un segundo plano. Estaba sumido en sus pensamiento que el manotazo en su espalda lo hizo sobresaltarse.

—¡Leah! —exclamó horrorizado—. No hagas eso.

La chica rio un poco ante su reacción—Hola. Lo siento, pero tenías una cara de sufrimiento que pensé animarte.

—No sé quién te dijo que se anima a la gente sacándole un susto de muerte —reclamó Logan, pero la chica se limitó a reírse de nuevo.

—¿Qué haces aquí tu solo? —Preguntó la chica confundida. Al ver como Logan se limitó a encogerse de hombros no pudo evitar fruncir el ceño—. Neil te ha dejado solo de nuevo.

—Está ocupado —le explicó para evitar que su amiga se enojara con él.

—Porque no dices simplemente que se fue con Patrick —le dijo a modo de reproche, al ver la expresión de Logan tuvo que ceder, su amigo jamás diría algo que le molestase—. Bueno, ¿quieres ir a almorzar conmigo?

—No tienes que obligarte…

La chica suspiró—No jodas, Logan, si te invito a almorzar es porque quiero pasar tiempo contigo— le reprochó la chica—. Anda, vamos. Además me lo debes, ya que no vimos los partidos de copa la semana pasada. Y te debo una soda porque tu adorado Schalke sigue tercero en la tabla. Y ni mencionemos que me haces el favor de acompañarme porque no ando de ánimos de comer sola y menos con los de mi grupo.

—¿Problemas de nuevo?

—Son una patada en el culo. La indecisión andante. Ni siquiera pueden elegir un tema para una exposición —se quejó la chica mientras le indicaban que avanzaran.

Logan sonrió un poco al escucharla quejarse. No sabía porque le hacía gracia cada vez que Leah decía exactamente lo que pensaba, y le importaba poco la cara de las otras chicas llenas de indignación cuando la escuchaban hablar de esa manera.

—No todos son tan decididos como tú —le dijo en tono conciliador—. Anda, déjame ayudarte con los libros —dijo con una sonrisa cálida.

La chica no muy segura se los pasó—Son bastante pesados —le advirtió antes de pasárselos y poner sus manos en los tirantes de la mochila. Estaba acostumbrada a cargar sus propios libros siempre por toda la universidad, y solo Logan siempre se ofrecía a cargarlos por ella. De a poco se acostumbró a ese tipo de ofrecimientos por parte de Logan, que de alguna manera la hacían sentirse un poco especial, puesto que nunca cargaba los de sus amigas.

—Está bien, puedo con ellos —le aseguró el chico—. Me gusta tu camisa por cierto— exclamó fijándose en la camisa que tenía el logo de una de las bandas de los 90’s favoritas de Leah acompañado de la leyenda “Good girls like to sin”

La chica sonrió complacida—Gracias, mi madre la odia y no deja de repetirme que visto como una vagabunda.

Logan sonrió un poco—A mí siempre me ha gustado tu estilo. No sé, creo que si te vistieras de otra forma no serías tú.

La chica sonrió un poco al escucharle y se quitó de su frente unos cuantos cabellos rojizos que caían de su descuidado moño—Gracias, tú siempre luces como salido de un catálogo de moda, pero no sé te queda bien —exclamó divertida la chica.

Logan desvió la mirada avergonzado. Leah solo sonrió más, le encantaba avergonzar a Logan con sus halagos. Su sonrisa se suavizó un poco, aliviada al notar como parecía un poco más tranquilo, odiaba ver a Logan triste aunque nunca se había atrevido a preguntarle porque siempre parecía tener un aura melancólica y taciturna a su alrededor, sabía que tenía que ver con su familia, pero de eso solo Neil sabía al respecto y que no estuviera allí para él le hacía molestarse un poco con su otro amigo.

***

Estaba alcanzando la salida cuando notó a Isabella hablando con los del equipo de fútbol. Iba a tomar un sendero a su izquierda para que no lo vieran, pero fue demasiado tarde. Su amiga lo había visto y ahora lo apuntaba. Neil maldijo su mala suerte.

No intentó esconder su molestia cuando notó a los del equipo acercarse a él—Neil ¿cierto? — Dijo uno de los chicos. Era Carl, si no recordaba mal, pensó. Era de los pocos que ayudaron a Patrick, sin embargo su semblante no cambió en absoluto.

—Sí.

—Este, nosotros queríamos saber cómo está Patrick, pero Fabio que es con quien suele andar no tiene clase ahora en la mañana nos dijo tu amiga; así que decidimos hablar contigo.

Neil miró fulminante a Isabella aunque sabía que no tenía derecho, después de todo, ella no sabía que había sucedido el fin de semana.

—¿Por qué creen que sé algo al respecto?

Los del equipo se miraron entre ellos antes que otro respondieran—Eres su amigo —si hubieran hecho esa afirmación hacía unas horas atrás lo hubiera negado, pero ahora que Patrick si lo consideraba como uno no tenía como refutarles.

—Y se fueron juntos después del juego —apuntó otro

Al notar la expresión de Isabella tuvo que desviar la mirada rápidamente—No sé por qué debería decírselos.

Carl volvió a tomar la palabra—Escucha, Neil, si no quieres decirlo estás en tu derecho. En especial después de cómo nos comportamos con Patrick. Es solo que estamos preocupados por él.

—Ahora sí están preocupados por él —respondió mordazmente.

El equipo guardó silencio—Al menos dinos si fue a ver a un médico —pidió Carl.

Neil suspiró—Sí, lo llevé al hospital cuando terminó el juego —la mirada expectante de todos le hizo seguir hablando un poco más—. La doctora dijo que tuvo suerte que no fuera un desgarro o una fractura, aunque tuvo que hacerle una radiografía para descartar lo último.

—¿Entonces está bien? —preguntaron varios al unísono.

Neil negó— Tiene un esguince. No podrá jugar al menos en tres semanas, aunque dudo que eso importe mucho ahora, después de todo ustedes de seguro van a botarlo del equipo —aquello le hizo sentir como se quedaba sin aire ante esa posibilidad. Si Patrick renunciaba al equipo tendría que pagar toda la cuota de la universidad. Si estaba teniendo problemas en estos momentos no quería ni imaginar cómo le iría si tenía que pagarla completa.

—Nosotros…En realidad queríamos disculparnos —exclamó uno del equipo—. Actuamos como unos completos imbéciles. Nosotros no sabíamos que el capitán tuviera otro empleo. Él nunca nos dice nada acerca de él, pero no es excusa.

—Cierto. Debimos haber notado que estaba lastimado también, pero estábamos demasiado preocupados por ganar que nos olvidamos de lo más importante: Ser un verdadero equipo que se preocupa por el bienestar de los demás.

Carl miró a Neil—Tú lo sabías ¿verdad? Que Patrick estaba lastimado.

—Lo noté en el calentamiento…

—Pero Patrick debió habernos dicho —se quejó un tipo bajito.

—Patrick no se siente cómodo con algunas cosas y prefiere que nadie las sepa.

—Sin embargo, contigo parece no tener ningún reparo en contarte las cosas —le hizo ver un tipo moreno.

—Este, es que yo…lo nuestro es complicado…—los del equipo le miraron extrañado y Neil fue consciente de que eso no había sonado muy bien—. Digo. Yo he sabido muchas cosas por casualidad, no es como si Pat me dijera todo tan abiertamente —nadie dijo nada—. Bueno, si no hay nada más que hablar me voy.

—¿Sabes dónde podemos encontrar a Patrick?

En mi casa, pensó irremediablemente, pero no quería darles explicaciones—No —mintió—, pero pueden encontrarlo en la tarde. Tendremos ensayo con mi grupo de teatro a las tres. Supongo que él estará allí, hoy usamos el auditorio de ingeniería.

—Gracias, Neil —dijo Carl—. Esperamos que quiera hablar con nosotros después de lo que le hicimos.

Neil no dijo nada al respecto y se despidió rápidamente del equipo y de Isabella. No estaba de humor para los interrogatorios de su amiga. Se apresuró a llegar a su casa. Se detuvo frente a su puerta diez minutos más tarde. Empezó a rebuscar sus llaves y escuchó a Danny al otro lado de la puerta.

—Rayos… ¿dónde las dejé esta vez? —exclamó poniendo la mochila en el suelo y empezó a sacar sus cuadernos.

La puerta se abrió en ese momento y Danny  lo tacleó como bienvenida—En verdad eres un desastre, Evans. Ni siquiera puedes encontrar tus llaves.

—Cállate, es solo que esta mochila tiene demasiados bolsillos internos —dijo algo avergonzado mientras tiraba todo adentro de su mochila de nuevo mientras intentaba mantener a raya a su perro.

Alzó la mirada y notó que Patrick solo vestía la camiseta que le había prestado y sus boxers—¿No hace demasiado frío como para estar en esas fachas?

El mayor sonrió un poco—No hace tanto frío.

—Ayer en la noche no decías eso —exclamó, pero  deseó no hacerlo porque inevitablemente recordó lo extraño que se había sentido cuando despertó a su lado.

—Bueno, no hace tanto frío como anoche —dijo en su defensa Patrick.

Entraron a la casa y fue entonces que un agradable olor llegó hasta su nariz—¿Qué huele tan bien?

—El almuerzo —explicó Patrick. Cuando consultó el reloj eran las once y veinte, luego de salir de su asombro ante lo mucho que había dormido decidió hacer algo de comer—. Pensé que traerías hambre…— Y fue turno de Patrick de querer haber no dicho esas palabras porque a sus oídos sonaban demasiado extrañas.

—Uff, gracias la verdad me muero de hambre —admitió Neil dejando su mochila en el sofá—. Pero no te hubieras molestado. Si no traje nada de comer es porque no sabía de qué tendrías ganas y te iba a decir que pidiéramos algo, pero te me adelantaste. ¿Quieres que te dé una mano?

—¿Y arruinar el almuerzo? No gracias, Evans. Además no falta mucho —dijo volviendo a la cocina.

—¿Quieres que ponga la mesa o algo? —preguntó Neil sintiéndose bastante inútil.

Patrick se encogió de hombros—Si quieres. No tengo problemas con ello.

—¿Qué estás cocinando? — Preguntó no pudiendo contener la curiosidad al notar lo bien que olía.

Patrick le miró de reojo—Nada del otro mundo. Pechugas de pollo teriyaki con arroz blanco, ensalada fresca y pan con ajo. ¿Quieres que haga algo más?

—No, no así está bien no quiero molestarte.

—Te recuerdo que es tu comida, Evans.

Neil se alejó con los platos y los vasos—Pero no me sirve de nada si no sé cocinar —le recordó—. Además así estoy bien, en serio.

Patrick no volvió a decir nada hasta que todo estuvo listo. La comida transcurrió con tranquilidad. Neil tuvo que guardarse sus halagos para no incomodar a Patrick, pero la comida no solo sabía bien, sino que estaba servida de una manera bastante llamativa. Miraba a Patrick quien también era consciente que algo había cambiado entre ellos y para bien. Neil estaba feliz por ello—Este… ¿quieres que vayamos a tu casa cuando terminemos de comer?

—Oh, es cierto, casi lo olvido. No sé, supongo —no tenía muchas opciones después de todo. De repente el deseo de quedarse fue más grande.

Una vez terminaron de comer mientras Neil lavaba los platos, Patrick fue a ponerse el resto de su ropa aunque tuvo bastantes problemas por su pie. Dolía mucho menos que ayer, pero aún le lastimaba estar parado demasiado tiempo aunque eso no lo dio a relucir mucho puesto que no quería a Evans detrás de él en todo momento.

Cuando bajó Neil estaba viendo la televisión y se preguntó cuánto tiempo se había tardado. Durante el camino hacia el apartamento no dijo nada. Aun cuando Neil intentó sostener una conversación, indirectamente empezó a responder nuevamente con monosílabos. Pronto el menor desistió de intentar una conversación y se dedicó a manejar en silencio. Patrick se sintió un poco culpable, pero de repente su buen humor se estaba evaporando a medida se acercaban a su edificio.

Al llegar tuvo que apoyarse en Neil para subir todas las gradas. En estos momentos deseaba que a alguien se le hubiera ocurrido instalar un elevador en ese lugar, pero estaba pidiendo demasiado. Cuando llegaron a su piso y entraron Patrick se extrañó de ver a su abuelo dormido frente al televisor con el plato de comida aún en sus piernas.

Una punzada de culpabilidad le invadió. Su abuelo estaba allí y él solo estaba pensando en maneras de no regresar. Se acercó a él y lo despertó con gentileza. No era usual que Gabriel tomara siestas en el día, pero últimamente lo veía más cansado de lo habitual.

Gabriel se despertó de inmediato—¿Eh? Hola, hijo. ¿Te divertiste? —solo hasta que estuvo totalmente despierto se percató de la presencia de Neil— Hola, Neil. Gracias por traer a mi  nieto a casa.

—Buenas tardes, Gabriel, y no hay problema —Neil notó que algo en Patrick había cambiado para esos momentos—. Este, si quieres me quedo hablando con tu abuelo en lo que tú te bañas y arreglas todo.

—¿Seguro? ¿No tienes ensayo o algo así?

—Sí, pero es hasta las tres así que tómate tu tiempo.

—De acuerdo. Intentaré no tardarme.

Caminó hasta su habitación y al verse allí de nuevo se sintió sofocado. Al lado escuchaba a su vecino reñirle a su esposa porque el almuerzo aún no estaba listo y al parecer tampoco le gustaba lo que había para comer. Patrick se sentó a la orilla de la cama y agradeció que el televisor de la sala estuviera lo suficientemente fuerte como para que Neil no escuchara nada. Miró su habitación y le pareció diez veces más pequeña, más sofocante. Odiaba ese lugar.

Tardó en volver a salir hacia el baño. Se desvistió con lentitud y luego de batallar nuevamente con su pantalón logró meterse a la ducha. El agua cayó de golpe sobre su espalda. Su cuerpo se estremeció ante lo fría que estaba, pero su mente no prestaba atención a eso. De pronto la culpa de haberse ido con Neil ayer, de no haber querido regresar ahora; lo estaba sofocando. La sonrisa de Gabriel preguntándole si la había pasado bien y más aún, la culpa de haberse divertido como no lo hacía en muchísimo tiempo, a tal punto de haberse olvidado de Gabriel casi por completo, lo estaba invadiendo. Odiaba sentir esa culpabilidad por haber sido feliz junto a Neil.

¿En qué estaba pensando? ¿Tan desagradecido era con  la única persona que ha estado allí siempre para él? ¿Tanto odiaba su vida actual? Las preguntas lo estaban ahogando ¿Por qué había deseado tanto poderse haber quedado con Neil solo un poco más?

***

Neil miró disimuladamente la hora, no porque tuviera prisa, sino porque Patrick llevaba más de media hora en el baño. Durante los primeros quince minutos hablaron prácticamente de lo que habían hecho Patrick y él. Los siguientes minutos prácticamente se dedicaron a hablar de cualquier cosa.

Justo en el momento en que Neil iba a levantarse para asegurarse que Patrick estuviera bien este salió del baño—Ya salgo…— fue todo lo que dijo sin mirarlo para volver a entrar nuevamente a su habitación.

—Ya me estaba preocupando que no salía —exclamó Gabriel.

Neil se limitó a asentir con la cabeza y fue que se percató en un libro bastante grueso pasta café— ¿Qué es eso? —exclamó con cierta curiosidad.

Gabriel miró lo que había despertado curiosidad en Neil—Oh, nada en realidad, un viejo álbum fotográfico —ayer ante la falta de su nieto se había sentido algo nostálgico y no había podido evitar mirarlo, aun cuando sabía que a Patrick no le agradaría que lo estuviera viendo. Miró a Neil y le indicó que se sentara a su lado. Esperaba que su nieto se tomara su tiempo porque sabía que no le haría gracia que estuviera enseñando sus fotografías.

Neil se puso al lado de Gabriel en el momento en que abría el álbum—¿Está en esta foto? — Preguntó con curiosidad al notar lo antigua que parecía la fotografía.

—Sí soy el más pequeño. Este es mi padre y ella es mi madre. Estos son mis hermanos—Exclamó mientras señalaba a otras tres personas.

—Se ve que eran una bonita familia —exclamó Neil—. ¿Ve seguido a sus hermanos?

—No. El último falleció hace unos años. Solo quedo yo.

—Lo siento —no había sido su intención tocar un tema tan espinoso y se maldijo por su poco tacto.

—No te preocupes. Es natural que al ser más joven de todos sea el único que quede. Con el mayor nos llevábamos quince años y con mi hermana de en medio doce y con el último diez. En realidad creo que fui la sorpresa de la familia.

Pasó la página y vio más fotografías de Gabriel—¿Ella es su esposa?

—¿Cómo lo sabes? —preguntó Gabriel al notar que la fotografía que estaba observando Neil.

—No lo sabía, fue intuición, se ve muy feliz al lado de ella. Sonríe de manera diferente en esta foto. Es todo…

—Sí es ella. Mi amada Meredith.  

Gabriel siguió pasando las páginas y  se detuvo en una en particular—¿Lo reconoces? —Neil sonrió divertido al notar a un bebé con unos expresivos ojos verdes y una sonrisa inocente—. Ahora está un poco más peludo — apuntó Gabriel.

—¿Cuánto tenía Patrick aquí?

—Cuarenta días —Gabriel fue pasando las páginas con aire nostálgico—. Aquí cumplió tres años— dijo señalando la fotografía.

Neil sonrió aún más al notar que desde siempre Patrick ha tenido esos rizos rebeldes. Su amigo estaba al lado de una piñata de los Power Rangers. La siguiente fotografía era de él con su pastel y sus abuelos—Se ve tan feliz —dijo sin poder evitarlo. En esas fotos Patrick parecía sonreír no solo con su boca, sino con sus ojos. Tenía una chispa de vida que era imposible ignorar.

Era feliz.

Gabriel no era ningún ciego. Sabía que su nieto era infeliz con la vida que llevaba y se sentía como un viejo inútil al no poder hacer nada para cambiarlo. Simplemente veía las fotografías que estaban allí. En las que conforme pasaba las páginas notaba como su nieto ya no sonreía de la misma manera hasta el punto en que casi evitaba llegar a las últimas páginas porque solo notaba cierta tristeza y soledad en su mirada aun cuando su rostro era inexpresivo. Levantó un poco el álbum para acomodarse y notó como una de las fotografías se deslizaba entre las páginas.

Neil se apresuró a recogerla y se quedó contemplando a un Patrick  de unos cuatro años que abrazaba a una mujer joven y de fondo había una cascada—¿Ella es la madre de Pat? —preguntó no muy seguro.

—Sí. Ella es mi hija. Catherine.

—Patrick no se parece mucho a ella —dijo examinando la fotografía. Solamente eran semejantes en los rizos sueltos, aunque los de la madre de Patrick eran de un color castaño, la nariz pequeña y delicada la había heredado de ella, así como la boca, pero de allí no veía mayor parecido.

—No, se parece más al padre —admitió con cierto pesar Gabriel.

Neil miró extrañado a Gabriel. Fue hasta entonces que se percató que hasta ese momento no había visto ninguna fotografía del padre de Patrick y esta era la primera que veía de la madre de Patrick, el resto de fotografías eran de su amigo con sus abuelos. Neil se quedó mirando la fotografía unos segundos—¿Cuánto tenía Pat? —preguntó con cierto pesar, pero quizás conocerlo un poco más le haría entenderlo un poco mejor—. Cuando sus padre fallecieron.

Gabriel le miró extrañado—Neil, los padres de Patrick….

—¿Qué demonios están haciendo?

Ambos voltearon confundidos y Gabriel notó a su nieto en el umbral del pasillo. Pocas veces lo había visto tan molesto como en esos momentos.

—Oh nada, Gabriel me estaba enseñando unas fotos.

Patrick miró profundamente enfadado a su abuelo—Bueno, ya estoy listo. Vámonos.

Neil miró confundido a su amigo, pero no quería empezar una discusión. No entendía por qué lucía tan furioso—De acuerdo —le devolvió la fotografía a Gabriel—. Gracias por enseñarme las fotos, Gabriel —miró a Patrick quien no cambiaba su semblante—. Este ¿quieres que te espere en el carro?

—Sí.

Neil se despidió de Gabriel y salió del apartamento. Apenas cerró la puerta Patrick volteó a su abuelo— ¿Qué demonios le dijiste?

—No, la pregunta es qué le dijiste tú a ese chico.

Patrick sentía la rabia subirle por la garganta—No debiste enseñarle nada.

—No, tú no debiste haberle dicho que tus padres están muertos, Patrick. El chico tarde o temprano se va a dar cuenta que es una mentira.

—¿Y cómo lo sabría? Yo no voy a decírselo y tú tampoco —respondió tajante.

Gabriel le miró con tristeza—¿Eso le dices a todos tus amigos? ¿Qué tus padres están muertos?

Patrick crujió sus nudillos—Neil es el único que lo cree. Fabio nunca me ha preguntado por ellos y dudo que lo haga en algún momento.

—Pero no lo entiendo ¿Por qué mentir al respecto?

—¿Qué? ¿Quieres que le diga toda la verdad de mis encantadores padres? —exclamó molesto. La verdad siempre era más complicada. Decir que estaban muertos era mucho más sencillo. Nadie hacía preguntas al respecto—. Además yo no he dicho ninguna mentira, abuelo. Ellos están muertos para mí. Hace mucho que ambos dejaron de existir en mi vida y tú deberías hacerte la misma idea con mi madre, así sería más fácil para todos.

No dejó que Gabriel le respondiera. Salió de allí lo más rápido que pudo. Esa era la principal razón para querer dejar ese lugar: Así le sería más fácil pretender que sus padres no existían. Quería creer que si se alejaba de ese lugar los malos recuerdos quedarían atrapados allí y lo dejarían por fin ser libre. Odiaba la idea que un día apareciera uno de ellos frente a esa puerta y le hicieran sentirse nuevamente inútil, insignificante. No quería sentirse una carga nunca más. 

Notas finales:

¡Feliz semana! Feliz champions para los que la ven ;)


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