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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

¡15 días después hay actu! 

XXIV.

La neblina se había instaurado como un manto transparente sobre la cancha de fútbol. Hacía un frío impropio de la época, pero con el cambio climático ya no le sorprendía si un día llegaba a la universidad y estaba cubierta de nieve. Su mirada recorrió la pista, había la visibilidad suficiente para hacer el calentamiento y esperaba que la neblina se hubiese despejado cuando terminasen. Hacía semanas que no podía jugar y finalmente tenía luz verde para entrenar nuevamente así que estaba ansioso de volver a la cancha y jugar.

Jared se las había ingeniado para que no volvieran a perder, pero eso no quitaba que tenían más empates de lo que a Patrick le gustaría, pero el torneo se había vuelto bastante competitivo a diferencia de los años anteriores y los equipos de las otras universidades se habían encargado de reforzarse bien. Se había enterado que muchas universidades inclusive habían llegado a ofrecerles becas completas a las estrellas de su equipos, no es que Patrick se creyera la estrella de Gastrell, pero no le molestaría que su beca cubriera un poco más de porcentaje de la mensualidad.

Fue a cambiarse y al salir solo Jared había llegado—Llegaste temprano —comentó mientras tomaba las llaves para ir a la bodega. Hacía un poco más de una semana que Jared fue oficialmente contratado por la Universidad de Gastrell, la directiva quiso hacer una presentación formal ante la prensa, pero Jared insistió que no era necesario, no quería distraer a sus jugadores con cosas triviales.

Desde que fue contratado oficialmente había hecho varias requisiciones de materiales para poder entrenar, desde colchonetas individuales, estacas de entrenamiento, cinturones de entrenamientos, aparatos tonificadores para piernas, escaleras para agilidad, más porterías desplegables, más vallas, conos y maniquíes e inclusive paracaídas de resistencia.

Al principio Patrick creyó que se negarían puesto que al siguiente año que fue nombrado capitán-entrenador hizo la requisición para más conos y lo mandaron a volar, pero cuando Jared lo solicitó a los tres días empezaron a llegar los nuevos implementos para el equipo de fútbol, así que al parecer los de la directiva universitaria iban en serio con lo de hacer a Gastrell de las potencias de fútbol universitario.

—¿Y eso que Jean no viene contigo? —preguntó Patrick buscándolo con la mirada.

—Es un perezoso de primera, me dijo que se uniría al entrenamiento. Aunque con este clima creo nadie quería levantarse —dijo mientras llegaban a la bodega. Patrick se apresuró a tomar las redes con balones y la bolsa con los chalecos—. Por cierto, Jean me dijo que no te dejara tocar un balón hasta que estuviéramos cien por ciento seguros que puedes regresar a entrenar.

Patrick no intentó en ocultar su molestia—Estoy bien, además creía que ya me había dado la luz verde.

Jared río un poco—Así es él. Es su trabajo, así que lo mejor es obedecerlo sino el que tendrá problemas soy yo, y los cielos saben lo insoportable que es cuando no se hacen las cosas como él dice.

—¿Se conocen hace mucho? —preguntó mientras dejaba los balones en la cancha y regresaban por las demás cosas.

—¿Se nota?

Patrick se encogió de hombros—La naturalidad con la que se refieren del uno al otro me da esa sensación.

—Sí, desde pequeños nos conocemos. Me conoce bastante bien —admitió—. En los días que jugaba en la Sub 17 siempre estaba cerca para evitar que me lesionara. A veces quería disimularlo porque sabía que no dudaría en decirle al entrenador que me mandara a sentar por mínima que fuera la molestia.

—¿Por qué dejaste de jugar? ¿Alguna lesión? —preguntó Patrick. Siempre había querido preguntarle eso, pero no había encontrado el momento.

—Dios no, Jean se hubiera suicidado si hubiera sido una lesión lo que me impidiera jugar —exclamó divertido, como si se hiciera la imagen mental de la paranoia que se hubiera apoderado de Jean—. No, mi familia…—empezó sin poder evitar que sonara un poco amarga—Decidió que lo mejor era que ya no jugara.

—¿Eh? ¿Y tú hiciste caso? —preguntó confundido.

—Uno de joven es tonto, Patrick —admitió un poco avergonzado—. La etapa de rebeldía me llegó un poco tarde, así que cuando quise retomar lo que más me gustaba sentí que mi oportunidad se había escapado.

—Lamento escuchar eso —admitió Patrick—. Debías ser muy bueno para que estuvieras en la Sub-17.

—Era el mejor —exclamó con cierto orgullo—. Pero bueno, encontré un sueño mejor y henos aquí. Esto es divertido, y aún podría patearles el trasero a ustedes si me lo propusiera.

Patrick sonrió de lado—¿Es un reto?

—Solo hasta que Jean te dé luz verde. No esperes tocar mucho el balón hoy. Te hará todos los exámenes físicos que considere necesario, así que espero que tengas buena condición física.

Jared no se equivocó. Solo pudo tocar un balón hasta los últimos quince minutos para un pequeño juego de práctica. El equipo no estuvo completo hasta pasado veinte minutos de la hora usual. Jared fingió estar molesto, pero Patrick notó que ya se lo esperaba y que no valía la pena molestarse por cosas que ya no podía hacer nada al respecto. Jean apareció media hora después. Hizo que Patrick diera unas cuantas vueltas trotando, luego le pidió hacer unos cuantos ejercicios de agilidad, de velocidad explosiva y luego de examinarle con severidad y minuciosidad lo mandó a andar unas vueltas más trotando para asegurarse que su tobillo no tuviera ninguna molestia. Una vez cerciorado lo midió, lo pesó, le hizo unas cuantas preguntas sobre su dieta, calculó su masa corporal, le preguntó si sufría de alguna enfermedad en particular, desde hace cuánto jugaba al fútbol, y hasta que estuvo satisfecho con su evaluación lo dejó unirse con el resto del equipo para evaluar su desempeño en la cancha.

Una vez terminado el entrenamiento le pidió que se quedase para hablar un poco. No supo por qué el estar frente a Jean y Jared  le puso algo nervioso. Se limpió descuidadamente en sus shorts el sudor que aún tenía en sus palmas. Jean le sonrió a manera de tranquilizarlo, Patrick intentó sonreír, pero solo salió una mueca extraña—¿Y bien? —preguntó sin poder contenerse más tiempo.

—Hombre, no te pongas así, no vamos a matarte —exclamó divertido Jean por la ansiedad del otro—. Pues te he estado observando. Y supongo que estás bien —dijo con tranquilidad—. Bueno, más que bien. Eres el más veloz del equipo, ya me habían comentado los demás que eras bastante rápido, pero creo que se quedan cortos. Eres una especie de jaguar o algo por el estilo cuando corres. Lo cual es bueno y malo —le explicó con más seriedad—. Es bueno para los contragolpes, además te ayuda a desmarcarte con facilidad dentro de área, lo malo es para cuando recibes la pelota —le hizo ver —. Si recibes un pase muy justo la pelota se te queda atrás y quitas parte del factor sorpresa, estás más cómodo cuando la pelota te queda más lejos, pero no siempre podrás recibir la pelota con tantos espacios libres. Además tu conducción con la pierna derecha es del asco —sonrió un poco al notar la mueca que hizo Patrick—. Tenemos que trabajar más con pierna derecha. No siempre podrás definir con la izquierda, sé que si hubieras ido a alguna academia desde pequeño no tendrías ese problema, pero no es tu culpa —De hecho le sorprendía el nivel que Patrick tenía para no haber entrenado formalmente hasta la universidad—. Puede ser un proceso tardado, pero aún estás a tiempo de mejorar ese aspecto. También tenemos que mejorar los pases que les das a tus compañeros, si bien es alto tu porcentaje de efectividad, por lo que pude ver al final es bastante bueno, pero me preocupa los pases fallados ya estando dentro del área. No tomaste muchos tiros libres, pero creo que es uno de tus puntos fuerte. Trabajaremos también en la doble marca dentro del área, si es posible quiero ver cómo te sientes siendo marcado por tres o cuatro jugadores a la vez, por tus características podría ser un problema cuando te ves en espacios donde tu movilidad es casi nula y tienes el balón.

Patrick solo asintió y se quedó en silencio. No creía que tuviera que mejorar en tantos aspectos. Estaba acostumbrado a mejorar aquellos aspectos en los que ya era bueno, para que su efectividad aumentara, pero al parecer aún tenía mucho trabajo que hacer.

—No te lo digo para que te desanimes —le dijo Jean con una pequeña sonrisa.

—Lo sé —admitió. Al parecer uno nunca era lo suficientemente bueno en nada, solo quedaba seguir esforzándose.

***

Como ya era costumbre Fabio esperaba impaciente en la puerta del apartamento—¡Isabella, maldita sea, vamos a llegar tarde a clases! —amaba a su hermana, pero realmente le desesperaba que tuviese que arreglarse tanto para ir a la universidad. No era un desfile de modas, pero su hermana por ocasiones hacía que lo dudase.

—Voy, voy, no encontraba mi bufanda. Hace un frío infernal allá afuera —exclamó ya lista para irse—. Vamos, no te quedes allí parado. Vamos a llegar tarde.

Fabio suspiró derrotado. Su hermana siempre se las ingeniaba hacer ver como si él tenía culpa de sus retrasos. Subieron al carro e Isabella no tardó de apoderarse de la radio, como ya era costumbre. Sabía que no debería estar preguntando esas cosas a buena mañana, pero seguía preocupado de lo que había pasado en la cena con su padre— Isabella —la llamó con voz seria— ¿En verdad sucedieron las cosas como papá dijo?

—Si te comentó que me dio el ultimátum para que aceptara a la tipeja esa o me olvidaba de él. Entonces sí —su voz era dolida. Aún no podía creer que le haya dicho eso—. Pero sabes qué. No me importa. Ya nada me va a importar de su vida —exclamó intentando sostener su sonrisa—. Si quiere joderse la vida entonces que lo haga, total nunca ha pedido nuestra opinión para nada, solo nos ha arrastrado en su espiral de malas decisiones, pero esta vez no dejaré que me arrastre a mí también. Deberías alejarte de ese drama tú también lo antes posible, Fabio. Nada bueno va a salir de allí.

—Él está arrepentido, Isabella. Dice que lo siente.

—No es mi problema.

—Isa…

—No te pongas de su lado— Se quejó la chica cruzándose de brazos—. No tú, Fabio.

—No estoy de su lado— Protestó el chico—. Estoy de tu lado, siempre lo estaré, si te digo esto es porque veo que estás herida por sus palabras.

—Estaré bien— Ya había superado que la dejasen de lado por el trabajo, había sobrevivido a ese horrible divorcio, podría con esto también—. No te preocupes tanto por mí, deberías preocuparte más como te zafas de ese desastre que quiere llamar nueva familia.

***

La segunda vez que Patrick vio a Leah en su estado no natural, al menos la reconoció. El caminar cansino fue que hizo que la notase, si no hubiera sido eso y la cara de profundo hastío que llevaba hubiera dicho que era cualquier otra persona. Porque la Leah que conocía no usaba vestidos rosas cortos, ni chaquetas de cuero color cereza con botines de aguja.

Iba a hablarle cuando notó a la persona que iba a su lado, él tardó más de lo usual que la mayoría. Las personas que pasaban a su lado se giraban para volver a verla. La curvilínea mujer que acompañaba a Leah se inclinó a esta y le susurró algo al oído sin dejar de caminar como si estuviera en una pasarela.  Alta, no, altísima. Morena, de cabellos negros y ojos miel. Vestía un vestido rojo. Cuando Leah se detuvo frente a Patrick tenía una expresión de molestia mientras. Patrick de pronto se sintió intimidado por esa mujer que debía medir casi el 1.90 y todavía osaba a usar tacones el doble del tamaño que usaba Leah.

—Hey…—exclamó Leah un poco incómoda.

—Hey...—replicó Patrick sin saber bien qué decir—. Neil fue por la llave para abrir el lugar. Los demás ya vienen y…—volteó a ver a la mujer puesto que sentía su mirada encima de él.

—¿No vas a presentarnos, Leah? —preguntó con voz suave, pero firme.

Leah suspiró—Patrick, mi madre. Madre él es Patrick. Te he comentado un poco de él.

Patrick no pudo evitar demostrar su incredulidad. ¿Aquella mujer era la madre de Leah? No tenían casi nada en común. Cuando supo que se le había quedado mirando más de lo socialmente aceptable le tendió la mano—Mucho gusto, señora.

—El placer es mío —exclamó inclinándose a él y plantándole un beso en la mejilla—. Valentina Scaff— Hubo algo en su mirada que le hizo sentir a Patrick que ella esperaba que le dijera algo, pero no sabía qué exactamente—. Tienes unos ojos preciosos, Patrick. Son de verde muy curioso. Hermosos.

Patrick sonrió de la manera más educada, pero se sentía entre avergonzado e intimidado—Mu-muchas gracias —exclamó con cierta dificultad. Por fortuna en esos momentos el resto de los títeres aparecieron y Valentina dejó de prestarle atención.

Leah se alejó unos segundos para luego regresar acompañada con tres personas más. Dos hombres y una mujer quienes se instalaron rápidamente en el escenario y llamaron a Emma y a Víctor para que se probaran sus trajes.

Valentina se quedó hablando con Isabella. Leah se limitó a quedarse en un rincón del lugar mirando todo a la distancia. Patrick no sabiendo bien qué hacía fue a sentarse a su lado—Te ves incómoda de nuevo con la ropa —exclamó Patrick.

Leah intentó sonreír un poco, pero solo salió una extraña mueca—Y eso que no escuchaste la conversación con mi madre —exclamó un poco molesta cruzándose de brazos—. Lamento si te sentiste un poco acosado. Ella pierde la cabeza con cualquiera que sea guapo.

Patrick la miró un poco avergonzado. No sabía cómo responder a ese comentario—Ella y tú no se parecen en nada —admitió.

—Lo sé —exclamó mientras sacaba su celular y empezaba a revisar las fotografías hasta que encontró una con su padre y se la enseñó a Patrick—. Este es mi papá. Es diplomático, así que lo mandaron a Francia por unos años.

Patrick asintió viendo la fotografía. Leah era casi una copia de su padre—Te ves feliz con él— Comentó al ver la sonrisa que tenía en esa foto.

—Sí, creo que nos entendemos mejor con mi padre —exclamó guardando su celular de nuevo—. No me malentiendas, quiero a mi madre, pero a veces es…

—Problemático —concluyó Patrick—. ¿Oye y en qué trabaja tu mamá? —preguntó mientras veía como terminaban con Víctor, pero seguían haciéndole algunos ajustes al vestuario de Emma.

Leah sonrió divertida—Es diseñadora. La marca Scaff ¿Te suena?

Patrick tuvo que hacer un esfuerzo hasta que recordó la decena de tiendas en todo el país—¿Eh? ¿Tu mamá es esa Valentina? ¿La dueña de todas esas tiendas?

Leah sonrió un poco como si ya se esperara esa reacción—Sí, y es esa misma Valentina que antes fue Miss Universo, también modelo profesional hace unos años atrás y no sé qué más, siempre lo olvido.

Patrick volvió a ver a la madre de Leah que seguía charlando con Isabella entonces fue que cayó en cuenta. Patrick giró bruscamente la cabeza—Joder, ¿tu mamá es también esa Valentina? Mi madre estaba obsesionada con tu mamá, en el sentido más heterosexual posible —se sintió extraño hablar de su madre, pero las palabras solo salieron antes que se diera cuenta de su error.

—Ella y el 80% de la población. Creía que armarías un gran alboroto cuando la conocieras —admitió la chica—. La primera vez que se la presenté a los otros no dejaron de hablar de eso por una semana, sacaban el tema cada vez que podían. Era horrible.

Patrick asintió cruzándose de hombros—Me pareció que había visto su rostro alguna vez, pero hasta allí.

Leah sonrió un poco más—Es agradable no escuchar al fin un: “Por Dios, tu madre es hermosa, es mi ídolo, estoy enamorado de ella” o algo por el estilo.

Patrick sonrió un poco al escuchar eso—Gay… ¿recuerdas?

—No podría olvidarlo —exclamó Leah cruzándose de piernas con un poco de dificultad por la ropa—. Aunque la mayoría de gente gay que conozco empieza a hablar de lo genial que es su ropa, de como marca tendencia y no sé qué otras tonterías.

—No soy muy fashionista, pero puedo aprender solo para molestarte —exclamó divertido.

—No por favor, estoy harta de escuchar eso cada vez que salgo con ella.

Patrick sonrió compasivamente—Ahora entiendo mejor por qué tu madre siempre quiere andarte vistiendo. Supongo que no lo puede evitar, aunque a estas alturas debería haberse dado cuenta que sus estilos son muy opuestos.

—Ya se ha dado cuenta, pero no quiere dar su brazo a torcer —exclamó la chica mirando a su madre. Siempre tan joven, glamorosa, sociable, todo lo contrario a ella.

—Leah. ¿Es esa pose la que debería tener una dama? —Leah alzó la mirada confundida, ¿en qué momento había llegado allí? — Anda, siéntate correctamente, que no eres un hombre para tener semejante sentado, ni vas a parir un niño en estos momentos. Hace ratos te regañé por tu postura y manera de caminar.

La chica solo frunció el ceño antes de bajar sus pies de la silla y volverse a sentar en orden—Listo ¿Feliz?

—Ves como no cuesta complacerme —dijo con voz suave. La chica se mordió la lengua antes de dejar escapar un comentario mordaz frente a Patrick—. Emma ha adelgazado un poco en las últimas semanas, tendremos que agarrar unos dedos, pero el vestuario estará listo a tiempo.

—Gracias, mamá —exclamó mientras veía a Neil que tenía unos problemas con la camisa. Su madre volvió a subir al escenario. Leah sonrió al ver como finalmente Neil lograba ponerse el traje correctamente, desvió su mirada unos segundos y notó como Patrick no le quitaba la mirada de encima—. Neil se ve guapo con ese atuendo.

—Sí…—admitió Patrick sin darse cuenta.

Leah sonrió más—¿Y ya pasó algo entre ustedes o solo son miraditas? —al escuchar aquello, Patrick volteó a ver a Leah con cierta brusquedad. La chica sonrió de manera conciliadora— El resto comenta en broma, pero no sé, me da la impresión que ustedes van en serio, al menos esa sensación me dan cuando se miran.

—¿Qué tiene de raro la forma en que nos miramos? —exclamó incómodo.

Leah se encogió de hombros—No sé, es raro explicarlo, pero me da la sensación que ambos estuvieran viendo una especie de premio o tesoro que parece demasiado bueno para ser cierto, y por eso mismo no se atreven a tomarlo.

—¿Y qué hay de ti con Logan? —soltó de pronto a la defensiva. Cuando cayó en cuenta que había sido una manera totalmente inmadura de reaccionar intentó disculparse cuando Leah habló.

—Vaya, eres el único que se ha dado cuenta. Creía que era buena ocultándolo. En fin, eso es unilateral. Logan tiene suficientes problemas, aunque no lo diga, como para que venga yo a intentar imponer mis sentimientos —exclamó con serenidad.

—Pero tú…ya sabes ¿verdad?  —preguntó un poco incómodo Patrick. No esperaba que Leah le confesase algo tan íntimo así como si nada.

Leah volteó donde estaba Logan y no pudo evitar sonreír—Sí, pero ya estoy acostumbrada a tener mala suerte en esas cosas. Además Logan está demasiado confundido en estos momentos, ya sabes ¿verdad?  —preguntó, pero al notar la expresión de Patrick notó que estaba hablando demás y prefirió no seguir discutiendo al respecto— Pero volviendo al tema, no sé, por si no lo has notado, el sentimiento parece ser recíproco entre tú y Neil.

Patrick desvió la mirada incómodo. Leah notó aquello y decidió no presionar a Patrick con ello— Oh puede ser mi imaginación. Tal vez he leído mucho manga yaoi de Isabella últimamente. No me hagas caso.

Patrick volvió a mirar a Neil. ¿Habría algo de verdad en las palabras de Leah?

***

Caminaban en silencio por la pequeña colina que conducía a la casa de Neil. Después de la prueba de vestuario se quedaron tarde ensayando. Patrick finalmente había avanzado más de la mitad de la escenografía, la cual había terminado en la bodega del equipo de fútbol. Era el lugar más seguro para dejarla considerando que los de teatro no tenían ningún espacio designado.

—Te dije que sabía lo que hacía cuando te pedí que fueras nuestro escenógrafo —comentó Neil animado.

—Aún me falta más terminarlo, Evans, no cantes victoria antes de tiempo.

—Espera a que te enseñe las fotos de los horrorosos escenarios que hicimos —exclamó divertido—. Te sangraran los ojos con algunos.

—Bien, en ese caso no quiero verlos, necesito aún mis ojos.

Neil río un poco—Por cierto, ¿qué te dijo Valentina al final? Leah lucía un poco hastiada.

Patrick desvió su mirada—Nada importante…

—Oye, si no quieres decirme no hay problema.

Patrick volvió a mirar a Neil ¿Se reiría?—No es eso —dijo llevándose la mano a la nuca—. Me ofreció trabajo. ¿Supongo? No sé cómo la gente se desenvuelve en ese medio.

—¿Eh? ¿En serio? ¿Ahora quiere que seas su escenógrafo también?

—No exactamente —exclamó un poco incómodo—. Me dijo que le falta un modelo que se viera no sé… ¿varonil? Y me habló de una prueba de fotos o algo así —lo dejó allí al notar la expresión de Neil.

—¿Tú? ¿Modelar?

—Puta, Evans, no soy estoy desfigurado…

Neil cayó en cuenta el tono con que había dicho aquello—No, no me malentiendas, digo eres apuesto y todo…

Patrick río al escuchar aquello—¿Apuesto? ¿Quién demonios usa ese adjetivo hoy en día?

Neil frunció el ceño un poco— ¿Qué? ¿Prefieres que te digas que eres hermoso? —al notar la reacción de Patrick no pudo evitar sonreír un poco, a lo que Patrick también sonrió— En fin, no es que te quite crédito, pero no te veo haciendo eso. No es que no puedas, solo que no pareces del tipo que se interesa por la moda.

—Ahora me llamas andrajoso.

—Andamos un poco sensibles ¿eh? —exclamó divertido— Tú sabes lo que quiero decir —la sonrisa de Neil se borró al notar el pick up de su padre frente a la casa. Redujo su andar. Aún recordaba lo horrible que se había puesto todo la última vez que estuvo allí. Miró a Patrick y no le sorprendió darse cuenta que no le quitaba la mirada de encima—¿Vas a entrar?

—Solo si tú quieres. He dejado la mochila en tu casa, pero puedo esperar afuera.

—Nah, anda —se prometió que esta vez no haría pasar un mal rato a Patrick.

***

Leah iba la tercera fila de asientos de la camioneta. No tenía fuerzas de ir escuchando a su madre e Isabella hablando de moda todo el camino. Se había puesto los audífonos y se había acostado a lo largo de todo el asiento. Hacía ratos se había quitado los botines y ahora se dirigían a dejar a Isabella a su apartamento.

Su madre había insistido en irla a dejar para poder conversar un poco más. Estaba tan ida en su música que a lo lejos escuchó la voz de su madre llamándola irritada. Leah se quitó los audífonos confundida— ¿Qué sucede?

—La bolsa gris del baúl. Pásamela —Leah solo asintió y se inclinó sobre el baúl para buscarla—. En serio, sabes que detesto cuando andas con esos audífonos puestos —Leah dejó pasar el comentario y le tendió la bolsa.

—Aquí está —exclamó con una sonrisa Valentina—. Leah me dijo que ayer fue tu cumpleaños, y también quise regalarte algo.

Isabella miró emocionada la enorme bolsa gris que tenía un enorme moño rojo. Abrió la bolsa y sacó al menos tres vestidos nuevos, dos blusas y unos jeans y unos zapatos de tacón. Leah frunció un poco el ceño—Son bellísimos. ¿En verdad puedo quedarme con ellos?

—Claro que sí. Son de la nueva colección en la que estoy trabajando, así que siéntete privilegiada porque no verás a nadie con ellos al menos hasta dentro de mes y medio.

—Gracias, gracias, gracias —exclamó emocionada Isabella.

—Me alegra que te gusten.

—Leah, no sabes la suerte que tienes al tener a tu madre.

La chica tuvo que sonreír forzadamente al ver la expresión de su amiga.

—Ahh, pero a Leah no le gusta mi ropa —exclamó Valentina—. Ojalá fuera un poco más como tú.

La chica volvió a ponerse los audífonos y subió el volumen a la música— Sí, lamento que te tocara como hija esta cosa tan primitiva que no conoce de femineidad —murmuró antes de volverse a acostar en el asiento.

***

— ¡¿Qué vas a hacer qué?!  —preguntó Neil entre indignado e incrédulo.

—Una fiesta. No fue idea mía —repitió su padre.

Neil no se fio mucho de la idea—¿Por qué?

—Tony dice que es buena idea. Incluso ofreció su casa para hacerla. No sé, yo también lo creo entre más lo pienso, ya sabes tener a los amigos cerca, la compañía va bien y cumplirá treinta años, sería bueno poder celebrarlo y de paso hablar con nuestros socios de la construcción del hospital.

Patrick miraba toda la escena desde un rincón. Suplicaba porque las cosas no se salieran de control como la última vez, pero esta vez no había un Joshua con el que pudiera escabullirse si la cosa se ponía fea. Craig estaba allí porque su esposa tenía una reunión de negocios en Gastrell y la había acompañado, pero la reunión de largó más de lo que habían previsto y llevaba ya tres horas en la casa antes Neil y Patrick llegaran.

—Tony siempre cree que las fiestas están bien —protestó Neil.

—Tu madre también lo cree. Dijo que ella podía ayudarme con lo del coctel y lo que haga falta —le explicó Craig—. Ya mandó a cotizar lo de las invitaciones e hizo una lista de invitados. Incluso incluimos a tus amigos —recordó Craig—. Incluso tú Patrick —dijo estableciendo contacto visual con este.

El semblante de Neil se tensó—¿A quién tú invitaste? —la voz de Neil demostraba una furia contenida. Una que buscaba la mínima oportunidad para salir. Su conciencia le decía que no debería estar hablando de ese tema, no allí, no frente a Patrick.

—Hijo…

La expresión de Craig lo dijo todo. Neil se quedó sin habla unos segundos—No…—susurró— ¡Tenemos un maldito trato! —gritó furioso. Sabía que no debía hacerlo, sabía que era a su padre a quien le estaba hablando de esa manera, pero era la persona que más lo había decepcionado en la vida.

—Fue idea de Tony. No mía.

—¡Pues habla con él. Dile que no! Es tu maldita fiesta. Tú mismo lo dijiste.

Craig se echó los cabellos hacia atrás desesperado, como si se arrepintiese desde lo más profundo haber iniciado esa conversación—Hijo, no estás siendo comprensivo. Ponte en mi lugar.

—No. Yo he intentado comprenderte ¡Ese ha sido mi maldito problema todo este tiempo!

—Neil, podemos discutir esto luego —exclamó suplicante Craig.

Neil apretó los puños con fuerza—No. No vamos a discutir esto ni ahora, ni nunca, porque no hay nada que discutir porque sabes bien qué demonios va a pasar si no cumples con tu parte del trato — exclamó furioso antes de subir furioso las gradas.

Patrick se estremeció ante el tremendo portazo que se escuchó en el piso de arriba. Todo había pasado demasiado rápido como para que hubiese tenido la oportunidad de escabullirse. Patrick se quedó mirando a Craig y este le miraba avergonzado por alguna razón.

—¿Debería…?—preguntó mirando las escaleras. Patrick negó con la cabeza. Si Craig subía ahora quizás solo empeoraría las cosas— Lo siento tanto, Patrick.

—No se disculpe —Total estaba acostumbrado a escuchar a gente discutir. Si sus padres estuviesen juntos probablemente lo oiría con más frecuencia.

Craig iba a decir algo más, pero  en ese momento su celular empezó a sonar. Suspiró cansado—Es Erika. Tengo que irme —dijo en un tono que a Patrick le pareció que le pedía permiso para hacerlo, por lo que asintió—. Lo siento mucho de nuevo —exclamó mientras tomaba las llaves del auto, iba a salir de la casa cuando se detuvo al umbral de la puerta principal—. Patrick, no le recrimines nada a Neil. Él no tiene la culpa de nada.

Patrick se quedó confundido al escuchar esas palabras y lo vio salir de la casa. Se quedó en silencio  largo rato en el pequeño sofá del rincón sin saber qué hacer. Una parte de él quería tomar sus cosas y largarse de allí, pero la otra le preocupaba Neil. Luego de debatirse mentalmente. decidió subir las escaleras. Ni siquiera de molestó en tocar la puerta, entró directamente a la habitación de Neil y lo encontró con una almohada encima de su cabeza, a pesar de su intento de callar su llanto podía escucharlo perfectamente.

Aún sin saber bien qué hacer Patrick se sentó en la cama y se quedó allí en silencio, escuchando a Neil llorar, no estando seguro qué hacer o qué decir para romper ese silencio.

—L-lo siento —susurró Neil de repente mientras se quitaba la almohada de encima. Gruesas lágrimas se acumulaban en sus pestañas—. Prometí que no te haría pasar de nuevo por esto  y  yo…—ahogó un sollozo—. De verdad debes creer que soy una mierda por tratar a mi padre así, pero n-no puedo evitarlo. No sabes cuánto lo odio…

Patrick sonrió un poco antes de poner una mano sobre su cabeza—No, no lo odias...

Neil apretó sus labios con rabia y las lágrimas se acumularon en sus ojos— E-es verdad, pero todo sería más fácil si lo hiciera —exclamó con dificultad—. Q-quiero odiarlo, Pat…

—No quieres, solo estás herido por lo que sea que te haya hecho —exclamó. Aún sin saber si era lo correcto atrajo a Neil hacia él y lo abrazó.

—Lo sabes ¿verdad? —susurró Neil intentando tranquilizarse.

—Sí, creo que sí —admitió a su pesar, había pensado en eso más de lo que quería admitir y ahora ya lo tenía claro.

—E-es una mierda, es una mierda…

—Lo sé…

Neil hundió su rostro en el pecho de Patrick—Mi mamá estaba embarazada de Joshua —exclamó dolido—. Él lo sabía y aun así no le importó —sintió como Patrick lo estrechó con más fuerza—. Mi mamá no sabe nada al respecto. Ella cree que mi padre siempre le ha sido fiel. A veces me da una rabia cada vez que dice lo afortunada que es al tenerlo a su lado. Si supiera…—No quería imaginarse qué haría si supiera que la engañó.

—Sí, es una mierda —susurró Patrick.

—L-lo siento. No sé porque te cuento todo esto. Nadie lo sabe. No me he atrevido nunca a decirlo en voz alta siquiera.

—Está bien…

Neil se separó un poco de él y negó con la cabeza—No quiero incomodarte. Lo siento, Pat.

Patrick no podía apartar la mirada de ese Neil tan destrozado, con su rostro lleno de rabia, de tristeza y decepción. Quería ayudarlo, pero no sabía cómo. No era bueno con las palabras y mucho menos con algún gesto físico de apoyo, pero el verlo así le hacía querer saber qué necesitaba Neil. Sin pensarlo posó sus labios en la frente del otro. Besó su frente unos segundos y se separó de él y notó la sorpresa del otro, pero había algo en su expresión que le decía que era justo lo que necesitaba—Una vez me dijiste que no debía de actuar como si nada me afectara —le susurró mientras una mano se iba a la mejilla del otro—.Quizás es hora de seguir tu propio consejo. Nunca te he considerado como alguien fuerte, así que puedes llorar todo lo que quieras, no me incomoda.

—A veces quisiera que mi mamá fuera la que se hubiera dado cuenta de todo. N-no sé qué hacer, Pat. Siento que le hago más daño callándolo, pero sé que al final el único que está sufriendo soy yo…

—Tu padre también sufre —se forzó a decir—. Parece realmente arrepentido— En la forma en que miraba a Neil le indicaba que también él hubiese preferido que Neil no hubiese sido que se diera cuenta de todo.

—Fue un día del padre ¿sabes? —exclamó Neil con amargura— Habíamos hecho un regalo en la escuela, como siempre. Estaba tan feliz por cómo me había quedado, ya ni siquiera soy capaz de recordar qué le hice, pero recuerdo que quería dárselo de inmediato. Aquella tarde habían mandado al chofer de la empresa por mí y le pedí que me llevara a su trabajo —susurraba, como si temiese que alguien más lo escuchase si lo decía todo muy alto—. Entré al lugar. Recuerdo que pensé que era extraño que no estuviera su asistente en su puesto habitual, así que decidí solo entrar y lo vi. Estaba con esa mujer. Besándola. El ruido de lo que sea que llevaba en las manos cayendo fue lo que los alertó. Me miraron horrorizados, yo me quedé en blanco. Fue hasta que dijo mi nombre que reaccioné. Recuerdo que salí corriendo del lugar. Siempre fui malo para deportes, pero esa vez corrí como nunca antes. No sabía qué hacer, si iba donde Logan sería el primer lugar donde me buscarían y sus padres no tardarían en llamar a los míos. Así que me quedé en medio de un parque. En una banca sin saber qué hacer…

La sospecha le venía rondando a Patrick desde que Joshua mencionó que nunca peleaban frente a Erika y  le pedían que no dijese nada al respecto.

—Mi padre tardó cinco horas en encontrarme. Ya había anochecido. Estaba en una especie de shock por lo que solo pude escucharlo suplicarme. Él estaba llorando mientras me pedía que no le dijera nada mi madre, me decía que estaba arrepentido, que terminaría todo con esa mujer —continuaba Neil—. Quería que lo que nuestra familia tenía no se acabara ¿pero qué teníamos exactamente? Una red de mentiras, engaños. Recuerdo que lo miraba a los ojos y jamás me sentí tan decepcionado de nada ni de nadie como en ese momento. Fue como si viviese en una burbuja todo ese tiempo donde todo era feliz y perfecto y que pronto esta explotó y finalmente fui capaz de ver lo que realmente era vivir.

>>> Yo no pude decir nada en esos momentos. Solo seguía contemplándolo y pensaba por qué le hacía eso a mi madre. Le pregunté porque no se había divorciado si no la quería, pero me dijo que sí lo hacía, que la amaba y que lo que tenía con su asistente no era amor. Yo no entendí nada, aún no lo entiendo —admitió con amargura—. Quizás soy idiota porque sigo creyendo que el amor es más fuerte que todo. Que si te casar es porque estás seguro que el amor no se te va acabar o te vas aburrir del otro. Y-yo no entiendo porque dijo que la amaba cuando sus actos demostraban lo contrario— exclamó dolido—. No entiendo porque esa mujer se atrevió a seguirle el juego a mi padre, o si ella lo empezó no me importa. Lo importante es que ella sabía de nosotros. Sabía que tenía una familia y no le importó. ¿Por qué? ¿Cómo pudieron ser tan egoístas al punto de lastimarnos así? Incluido a Joshua que no había nacido.

—Por eso no dijiste nada ¿verdad?

Neil asintió—No quería que Joshua pasara por eso. Q-quería que fuera feliz así como yo fui. Que tuviera una familia que lo quisiera. Con un padre y una madre a los cuales pudiera ver todos los días. S-sé que no me equivoqué, pero hay veces que no puedo evitar pensar si papá seguirá en contacto con esa mujer, o me pongo a pensar en qué hubiese pasado si no me hubiese dado cuenta. Si mi padre hubiese seguido con eso, si hubiese abandonado a mi madre o si mi padre hubiese tenido un hijo con esa mujer y qué es lo que hubiera hecho o como me hubiese sentido respecto a ese hijo.

—Lo hubieses odiado —exclamó Patrick—. A él y a ella por arruinar aquello que era perfecto a tus ojos: tu familia —al igual que Daniel y la madre de este lo odiaban a él.

—Tal vez —Neil alzó la mirada confundido al notar la expresión de Patrick, una que no podía descifrar, pero le producía dolor—. L-lo siento, no sé porque te he contado esto…

—Está bien —susurró mientras le quitaba unas lágrimas que corrían por sus mejillas—. En verdad está bien. No te preocupes. Estoy aquí para ti.

—Gracias por escucharme —dijo con suavidad—. Estoy feliz que estés aquí—Patrick solo asintió con la cabeza— ¿Seguro que estás…?

—Estoy bien—mintió—. ¿Sabes? Nunca pensé en decirlo, pero en verdad me hubiese gustado que tu vida fuese perfecta.

—Yo también hubiese deseado lo mismo para ti, Pat —susurró antes de besarle suavemente. Patrick volvió a abrazarlo. No supo cuantos minutos pasaron, sentía los dedos de Patrick rozar sus brazos, como queriéndolo reconfortar— Toda la vida quise ser como mi padre —admitió a su pesar—. Cuando supe cómo era en realidad, creo que lo que más me dolió fue entender que ya no tenía a quién imitar, y solo me quedaba aprender a ser yo mismo, a ser Neil, porque la vida es más sencilla cuando sabes, o cuando crees saber lo que quieres ser. El querer ser como mi padre no implicaba mayor esfuerzo, o al menos eso sentía; pero intentar ser yo, el descubrir quién es uno es más problemático y confuso la mayor parte del tiempo. A veces me pregunto si estoy haciendo un buen trabajo…

—Lo haces…

—¿De verdad?

—Sí, si fueras como tu padre quizás nunca te hubiera querido cerca de mí  —Admitió con una pequeña sonrisa en sus labios—. Me gusta cómo eres, así de Neil.

—¿Aunque destruya tus maquetas?

—Aunque las destruyas —admitió.

Neil buscó los labios de Patrick una vez más. A él también le gustaba ser Neil, porque si seguía siendo él mismo podía disfrutar de Patrick de esa forma, aunque su mente le decía que si seguía así terminaría enamorándose de él, pero una vocecilla en lo más profundo de su subconsciente le decía que ya lo estaba. Él ya estaba enamorado de Patrick.

Notas finales:

¿Qué tal quedó? ¿Quién me regala el review 100? :) Nos veremos de nuevo en 15 días, gracias por leer. Críticas, sugerencias, etc etc son bienvenidas.


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