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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Al fin las vacaciones de fin de año me lograron dar tiempo para sacar el capítulo. Espero que sea de su agrado, aprovecharé este tiempo para avanzar con el siguiente capítulo y que la espera no sea casi de dos meses, esperaría actualizar en la primera quincena de enero. La meta sería el 10 de enero que fue el día que empecé a publicar los títeres así que veremos que tal sale todo. 

XXXIX

A las seis de la mañana los gritos del vecino del piso de abajo despertaron a Neil. Abrió los ojos un poco desorientado al principio. Tardó en recordar que había decidido pasar la noche con Gabriel. Se llevó la mano a la nuca y se estiró un poco. La vez anterior que pasó la noche allí había estado demasiado nervioso como para siquiera dormir, pero ahora si lo había conseguido y jamás había despertado tan adolorido. No comprendía cómo Patrick podía dormir en ese endemoniado colchón todas las noches.

Masajeó un poco su hombro derecho y el grito de la vecina de al lado diciéndole a su esposo que se levantara lo hizo sobresaltarse. Siempre había estado consciente que las paredes de ese edificio no era exactamente gruesas, quizás la mala noche de sueño lo hacía más sensible a todos los ruidos. Masajeó un poco su hombro izquierdo antes de mirar la habitación de su novio.

Si él se sentía horrible de verla en ese estado no quería ni siquiera imaginar lo que Patrick sintió cuando entró a ella. Miró los afiches rotos, el único que quedaba intacto era el de Lukas Podolski. Ayer había intentado ponerle un nuevo orden a las cosas que estaban desperdigadas en el suelo aunque seguramente Patrick lo odiaría porque siempre le decía que no sabía ordenar las cosas en su propia casa.

Escuchó la puerta de la habitación de Gabriel abrirse. No había tenido corazón en dejarlo solo anoche. El plan original había sido esperar a Patrick, no tanto para hablar con él sino para asegurarse que Gabriel estuviera lo mejor que pudiera en esa situación, pero luego de la llamada de Fabio decidió que se sentiría más tranquilo haciéndole compañía, después de todo le había dejado bastante comida a Danny para la noche, pero tenía que regresar a su casa e ir a clases.

Miró su móvil pero no tenía ningún mensaje o llamada de Patrick. Se alborotó los cabellos antes de guardarlo en su pantalón. No sabía si debía llamarle o si este querría hablar con él. No se creyó para nada la excusa que fue a trabajar con Fabio en el proyecto de la biblioteca en especial porque su laptop estaba junto a él, pero le tranquilizaba saber que había buscado ayuda en alguien. En especial considerando lo obstinado que Patrick podía ser.

Se puso de pie y salió de la habitación. Gabriel estaba cocinando con Niebla echado a un lado de la cocina. Neil miró el pequeño apartamento y no pudo disimular lo mucho que le costaba hacerse a la idea de verlo prácticamente vacío. El sonido de sus pasos retumbaba con fuerza en la sala por lo que Niebla no tardó e ir a su encuentro. Intentó que Gabriel no notase lo conmocionado que aún se encontraba, pero apenas este le miró supo que no podía ocultar tan bien sus emociones como hubiera deseado.

—Buenos días, Neil. Te quedas a desayunar ¿verdad?

—Buenos días —dijo intentando sonreír, pero era la primera vez que estaba en ese apartamento y no tenía ganas de hacerlo—. Está bien…¿Necesita ayuda?

—¿Podrías darle de comer a Niebla? Antes que empiece a armar un escándalo.

Neil asintió y fue hasta donde guardaban la comida del gato y le sirvió un poco. Notó como con un poco de suerte la comida al felino le alcanzaría hasta la noche. Además ayer pudo notar que el refrigerador estaba casi vacío. Neil había propuesto que podía pedir algo para cenar pero Gabriel no se lo había permitido insistiendo que cocinar le animaría.

Neil miró de reojo a Gabriel que seguía cocinando como si fuese un día normal. No comprendía cómo  parecía estar tan sereno. Era como si la noche le hubiese servido para recuperar su compostura y buen humor. Neil se dijo que se había quedado por si Gabriel aún lo necesitaba en la mañana y se sentía como un niño estúpido porque parecía que el único que necesitaba apoyo era él. Se inclinó para ponerle el plato a Niebla y se quedó en cuclillas acariciándolo mientras comía hasta que Gabriel le indicó que el desayuno estaba listo.

—Quizás deberíamos comer otra vez en mi habitación —propuso Gabriel mientras le indicaba que tomara su plato y lo siguiera.

Niebla siguió inmediatamente a Gabriel, pero Neil se tomó unos segundos antes de atreverse a seguirlo. Había visto el interior de la habitación de Gabriel desde afuera muchas veces, pero era apenas la segunda vez que entraba en ella. Era tan extraño estar allí y con diversos objetos en el suelo. Neil solo pudo apartar la mirada hasta que Gabriel le indicó que no se quedara de pie. Se sentó y puso el vaso con jugo en el suelo. Él solía comer en la cama, pero era cuando estaba en su casa solo, pero esto era completamente diferente. Anoche había estado más preocupado por Gabriel como para reparar en todo, pero ahora que parecía estar bien él sentía que empezaba a desmoronarse. Ni siquiera tenía hambre, pero allí estaba forzando la comida al interior de su organismo.

—¿Pudiste dormir algo?

—Sí...Logré descansar.

—Gracias por ayudarme a ordenar un poco la sala.

—No fue nada —dijo Neil sin atreverse a mirarlo a los ojos.

En verdad sentía que no había hecho nada, pero no comprendía de qué manera ayudarlos. Quería encontrar algún método, pero cada idea que tenía era rechazada y solo lo hacían sentirse más inútil. Apretó con fuerza el tenedor hasta poner sus nudillos blancos.

—Neil…

Este alzó la mirada confundido ante el tono compasivo que Gabriel utilizó para hablarle y la sonrisa que le dedicaba. Neil se sintió incómodo con esa sonrisa porque no sabía bien qué decir.

—Sé que quieres ayudarnos, pero créeme que ya has hecho suficiente.

—Pero…

—Sé que debe ser difícil ver esto para ti…

Neil apretó sus labios con fuerza. No quería ponerse a llorar porque sería completamente humillante estar siendo consolado por alguien que había perdido casi todo y aún se mantenía firme ante la vida. Se quedó con la mirada clavada en su plato.

—¿Cómo está tan tranquilo? —sacó el coraje para preguntar.

—Oh, no ha sido la primera vez que me pasa —dijo Gabriel con naturalidad—. Son cosas que les pasan a algunas personas, Neil. Ya sea porque no tenemos cabeza para hacer préstamos o porque de pronto las circunstancias nos juegan en contra.

Neil alzó la mirada confundido.

—Aunque es la primera vez  que Patrick ha presenciado. Las otras veces fue antes que mi hija naciera. Creía que ya no tenía que volver a pasar por esto, pero me equivoqué. No te niego que es humillante, pero ya pasará. Todo pasa. No es el fin del mundo aunque así se vea al principio. Ya estoy viejo así que espero que de verdad esta sea la última vez que pase por esto…

—¿De verdad no puedo hacer nada más por ustedes? —preguntó Neil con un nudo en su garganta. Aquel lugar había sido como un nuevo hogar para él y verlo de esa forma le deprimía de sobremanera.

—Solo te pido que estés allí para mi nieto. Yo veré como soluciono lo demás. Disculpa que te deje lo más difícil de la situación.

—¿En verdad cree que Patrick es lo más difícil?

Gabriel sonrió ante la incredulidad de Neil—Sí. Quizás me odia para estos momentos…

—Patrick jamás podría odiarlo —se apresuró a decir Neil.

Gabriel intentó sonreír—Eso espero. Neil...Sé que te gustaría arreglarle la vida a mi nieto, pero la verdad es que él no está acostumbrado a recibir ayuda cuando está en problemas por más pequeño que este sea. Siempre ha logrado salir adelante por su cuenta, ya sea porque ni mi esposa ni yo supimos ofrecerle nuestra ayuda cuando era más pequeño; o él por su terquedad no supo pedirla. Aunque no puedo culparlo…

Neil le miró extrañado porque desde ayer todo parecía indicarle que había un secreto en el aire aplastando tanto a Gabriel como Patrick. Uno que ninguno de los dos quería decirle.

—No sé cómo ayudar a Patrick —confesó Neil.

—Solo escúchalo si llega a ti y necesita hablar. Sé que parece poco pero para mi nieto el tener a alguien con quien hablar es un lujo que nunca había tenido antes. Y solo te voy a pedir de favor, Neil, que si llega hablarte te pido que lo escuches hasta el final por más difícil que te resulte.

Neil asintió aunque solo sirvió para confirmar que había un secreto que Patrick no quería que supiera. Uno que tenía que ver con el embargo.

Salió del apartamento sintiéndose más agotado que nunca. Jamás se había sentido más feliz de llegar a su casa. Apenas abrió la puerta abrazó a Danny con fuerza aliviado por escapar de la realidad que Gabriel tenía que enfrentar. Agradecido porque no fuera la suya porque no sería suficientemente fuerte para afrontarla. Se sintió ridículo por haberse quedado anoche con él. Él solo era un niño mimado que ante el primer problema real que había presenciado solo había querido llamarle a su madre para preguntarle qué demonios decir o hacer.

Patrick siempre le había dicho era un niño consentido y que vivía en una burbuja donde todo era idílico y perfecto. Aún con los “peros” en su vida esta seguía siendo idílica. Jamás había vivido un embargo, nunca se preocupaba porque cortarían agua, luz, etc. Nunca había puesto un pie en un transporte público. Siempre tenía dinero en su billetera desde pequeño y dinero en su cuenta bancaria. Se sintió ridículo por todas las veces que se había molestado, cuando era más pequeño, porque no había del tipo de galletas que le gustaba o de soda. Se sentía como un imbécil por las veces que había dejado de comer porque no le gustaba la comida que habían preparado.

Se había jactado que estaba consciente de lo diferentes que podían parecer a los ojos de Patrick sus vidas, pero no era verdad. Hasta ayer que finalmente veía uno de los problemas que Patrick y Gabriel tenían que enfrentar y cuando no pudo hacer nada por ellos es que fue consciente de lo mucho que quiso salir corriendo porque la situación le superaba. Se preguntó cuántas veces Patrick habría querido salir huyendo de las situaciones pero no podía porque esa era su única realidad.

Hundió su rostro en Danny quien solo lo lamía como si intentase reconfortarlo y Neil odió que hasta Danny se diera cuenta de lo débil que era.

***

Patrick despertó más por la costumbre que por haber tenido un sueño reparador. Apenas abrió los ojos la luz que se colaba por la ventana le hirió los ojos. La cabeza le dolía y no sabía si era porque no había comido nada desde el almuerzo del día anterior o porque se había excedido bebiendo. Al alzar la mirada a la habitación se quedó confundido unos minutos. Había estado tan concentrado en sus molestias físicas que apenas reparaba que aquella no era su habitación ni la de Neil. Empezaba a ponerse nervioso cuando los recuerdos le vinieron de golpe. Fabio, el parque, Leah…

Su cuerpo se tensó al recordar a Leah. Las cosas que había dicho lo que había confesado. Se llevó las manos a su rostro con una mezcla de vergüenza y temor. Respiró profundo intentando calmarse pero sentía su cuerpo temblar a causa del nerviosismo. No tenía energías para enfrentar a nadie en esos momentos. Recordó vagamente que Fabio dijo que metería su ropa en la lavadora, iría por ella y con un poco de fortuna ni él ni Isabella estarán despiertos. Se aseguró que el nudo de la toalla alrededor de su cintura y abrió la puerta con cuidado. Jamás había estado en el apartamento de Fabio así que tenía que intentar ubicarse rápidamente. Salió con cuidado de no hacer ruido y pasó por la sala donde Fabio estaba profundamente dormido en el sofá-cama. Agradeció su buena fortuna. La habitación de Isabella, fácilmente identificable por el letrero con su nombre colgando de ella, estaba cerrada así que nadie se había levantado aún.

Pasó de largo la cocina y abrió la puerta de la que debía ser donde tenía la pequeña lavandería lo que no esperó fue encontrarse a Leah dormida en una silla. Cuando escuchó la puerta abrirse la chica se sobresaltó y miró a todos lados un poco desorientada hasta que finalmente se fijó en Patrick. Se limpió un poco de saliva que escurría por sus labios con toda la dignidad que podía.

—¿Qué haces aquí?

—Asegurarme que no te escapes.

—¿Dormiste aquí toda la noche?

—No, me levanté al baño como a las seis y mejor previne. ¿Terminaste de hacerme preguntas?

—Sí…

Leah se puso de pie y soltó un manotazo directo en el brazo a Patrick.

—Auh, ¿por qué me pegas de nuevo?

—Bien, te acuerdas lo que pasó anoche.

—Claro que me acuerdo, Leah ¿por qué crees que me quiero largar?

La chica suspiró armándose de paciencia—¿Por qué? ¿Por lo menos te detuviste a pensar lo preocupado que estaríamos cuando despertáramos y no te viéramos aquí?

Patrick mordió el interior de su mejilla y desvió la mirada de la chica—No, no lo pensé.

—Bien, si me hubieras dicho que lo consideraste y no te importó nuestros sentimientos me hubiera enfadado contigo. Si no quieres hablar ¿al menos podrías escuchar lo que tengo que decirte?

Leah sonrió un poco cuando vio a Patrick limitarse a asentir. Había momentos en que Patrick podía ser verdaderamente intimidante, en especial cuando estaba en la cancha, pero el Patrick que estaba frente a ella le parecía tan frágil que hasta le daba miedo alzar demasiado la voz por temor a hacer que se resquebrajara.

—Lo que hablamos ayer se puede quedar entre los dos, aunque tienes que saber que Fabio alcanzó a escuchar nuestra conversación —dijo Leah. No quería mentirle a Patrick—. Isabella no está así que despreocúpate que nadie más sabe. Fabio creyó que era buena idea mantenerla lejos de todo esto considerando que es mala guardando secretos y puede salírsele algo sin querer. Así que somos los únicos que saben la verdad…

—Leah…

—No te juzgo por haberle dicho a Neil que tus padres están muertos. Cuando se lo dijiste estoy segura que no tenías idea de lo importante que se convertiría para ti, pero las cosas han cambiado y tarde o temprano vas a tener que decírselo.

—No quiero hacerlo…

—Sé que es más fácil perpetrar la mentira, pero esto solo va a dañar su relación a la larga.

Patrick apretó sus puños con fuerza. Era demasiado temprano para discutir estas cosas y lo único que quería era largarse porque se sentía como un idiota que solo causaba problemas. Sabía que Leah tenía razón, que su abuelo también la tenía pero eso no hacía más fácil aceptar que tenía que hablar de esos temas que prefería evitar porque odiaba lo ridículo que se sentía por lo mucho que le afectaban aún. No debía ser la primera persona que pasaba por una situación parecida con su familia, pero eso no ayudaba a sentirse menos estúpido por haber tenido la esperanza tantos años que algún día sus padres despertarían y se darían cuenta que quizás podrían intentar quererlo un poco.

—Mientras tomas valor para hablarlo con Neil puedes contarme lo que sea y yo te escucharé con gusto porque sé que eres nuevo en esto de la comunicación con los amigos, pero es lo que los amigos hacen. No tienes que llegar solo a contarle lo bueno, tienes que compartir las cosas malas también sino no es una verdadera amistad.

Patrick alzó la mirada confundido cuando vio a Leah acercarse y abrazarle. Su cuerpo se tensó unos segundos, pero luego se relajó un poco. Aún le era extraño recibir tantos abrazos sin razón alguna, ante sus ojos.

—No puedes cambiar lo que tus padres te hicieron o cómo te trataron, pero puedes decidir como esos recuerdos te afecten. No quiero que creas que te digo que no debes sentirte herido, lo que intento decirte es que debes intentar que estos recuerdos o sus presencias no te dañen aún más. No les des el poder de seguirte lastimando.

—Eso intento…

Leah se separó de él y le sonrió—Vas a salir adelante, Patrick. Solo apóyate en nosotros cuando lo necesites. No temas pedir ayuda, solo tienes que saber a quién pedírsela ¿de acuerdo?

—No es tan fácil, Leah…

—¿Por qué no?

—No lo entenderías…

—Intenta explicármelo.

Patrick la miró molesto. Odiaba la tranquilidad que emanaba en esos momentos— Porque he estado acostumbrado a hacer las cosas yo solo siempre ¿sí? Si no sabía hacer algo aprendía yo solo. Si tenía un problema buscaba como resolverlo yo solo. Es así como he funcionado siempre y me ha funcionado hasta ahora.

—Pero porque algo funcione no significa que no haya opciones para mejorarlo. Sí, has hecho las cosas tú solo todo este tiempo, pero si pidieras ayuda resolverías todo sin desgastarte tanto emocional y físicamente.

—Estoy bien…

—¿De verdad? Porque yo no lo veo así. Sé que es difícil confiar pero…

—Leah…ya entendí. ¿Podemos parar? Tengo que hablar con Neil, tengo que confiar más en ustedes. ¡Listo! Lo entiendo ahora lo único que quiero es dejar de estar medio desnudo, recuperar mi ropa para ir a clases y una maldita aspirina.

Leah decidió no insistir más en el tema. Ya le había dicho todo lo que podía y ahora dependía de Patrick.

***

Neil le indicó a Logan que lo esperase afuera del cubículo del ingeniero Hayes. No sabía qué esperar. ¿Lo regañaría porque había llegado tarde a clases? Rápidamente desechó esa ida. No estaban en el colegio, pero quizás se había percatado de lo distraído que se estuvo toda la clase. Apenas puso atención, pero solo era un repaso de la clase anterior que había entiendo bien, pero quizás el ingeniero se molestó con él por su falta de interés.

La puerta de la oficina estaba abierta por lo que no le dio tiempo de prepararse mentalmente sobre qué iba a decir. El ingeniero alzó la mirada apenas sintió su presencia en el marco de la puerta, le recibió con una sonrisa y le indicó que pasara. La animosidad de Daniel ayudó a que se relajara un poco y entró.

—Hola, Neil. Gracias por venir ¿cómo has estado?

—Bien…—dijo y por un momento creyó que el ingeniero Hayes iba a decirle que no le creía. Logan lo había notado apenas entró en el aula.

—Seguro te preguntas por qué te hice venir aquí —dijo Daniel mientras veía a su alumno asentir—. Pues quería hablar un poco de tu desempeño en mi clase.

—¿Voy otra vez mal? Creía que iba bien…

—No te preocupes. Vas muy bien. De hecho más que bien. Has mejorado muchísimo. Sé que ya lo debiste haber notado y debes estar orgulloso de ello.

Neil intentó sonreír, pero solo se quedó con una mueca extraña en los labios por la que la quitó de inmediato y se limitó a asentir. Estrujó un poco su camisa para intentar liberar la tensión.

—Gracias…

—En fin, no quiero robarte mucho de tu tiempo. Si te llamé aquí es porque quería preguntarte si querías ser mi instructor para el próximo ciclo.

La propuesta le tomó por sorpresa a Neil—¿Yo? ¿S-su instructor?

—Sí, me gustaría tener por una vez a alguien que en verdad entienda y pueda explicarle algo a mis alumnos. Hasta ahora todos los instructores que he tenido fue porque me han insistido que necesitaban horas para el servicio social.

—Y-yo ya hice mi servicio…—se apresuró a decir Neil.

—Sí, eso estaba viendo. Siempre nos dan un registro con sus horas y esas cosas. Por lo que quería proponerte que fueras un instructor remunerado. No esperes mucho porque les paga la universidad, pero alcanza para que salgas por allí con tus amigos. Te lo digo con anticipación porque si aceptas tendría que iniciar lo del papeleo que es bastante tardado.

—Y-yo…no sé qué decir ¿está seguro?

—Claro que sí. Eres de mis mejores alumnos. Estás asimilando los nuevos temas con bastante facilidad y sé que le has estado explicando a tu amigo Logan y sus notas han mejorado bastante por lo que estaría más que feliz de tenerte como instructor. La mayoría lo hace porque se ve bien en su currículum o por recomendaciones laborales a futuro, pero sé que tú no tienes que preocuparte por esas cosas,  aun así esperaba que pensases mi oferta.

Neil asintió, pero esta vez ni siquiera intentó sonreír—Yo…¿le molestaría si lo pienso?

—Seguro. No hay problema. Te lo hago saber con anticipación porque el fin del semestre está a casi nada y sé que el fin de ciclo puede ser algo caótico.

—Entiendo. Yo le agradezco su voto de confianza, ingeniero. Lo meditaré y le haré saber mi respuesta lo más pronto posible…

***

Patrick llegó al polideportivo buscando la extra de ropa que tenía el hábito de guardar en su locker.  El camino hacia la universidad había sido extraño había una tensión entre Leah, Fabio y él. Estaba consciente que era culpa suya, pero sinceramente lo que menos necesitaba en esos momentos era hablar de sus problemas familiares porque era obvio que nunca encontrarían solución. Fabio no insistió en acompañarlo al polideportivo y agradeció tener al fin tiempo a solas.

Abrió su locker pero al ver sus botines y su short deportivo los tomó sin pensárselo mucho. Sabía que tenía clases pero Historia de la Arquitectura era la única materia que no le preocupaba y en verdad necesitaba distraerse un poco. Entró al vestidor cuando escuchó que había alguien más allí.

—Llegaste tarde…

—Lo sé, lo siento, Jared.

—Está bien, solo digo que si en verdad quieres ser mejor que Patrick esperaba mayor dedicación de tu parte.

Patrick se quedó confundido cuando escuchó las voces de Jared y Jim. Se quedó donde no podían verlo.

—Ya, solo fue una vez. Sé que te estoy robando tu tiempo haciéndote venir aquí cuando ni siquiera es día de entreno.

—¿En serio qué quieres lograr con estas prácticas extra?

—Solo quiero mejorar…

—¿Pero con qué propósito? Debes tener alguno ¿quieres ser el capitán de Gastrell?

—Sabes que Smith es el capitán…

—Sí, pero antes que él lo fuera todos creyeron que serías tú. Después de todo llevabas un año más en el equipo. ¿Te has cansado de ser la sombra de Patrick?

—Yo no he dicho eso…

—¿Seguro? Él siempre es el que se lleva todo el crédito. Tú solo eres el de las asistencias ganadoras. Si metes algún gol quedan opacados por los de Patrick y…

Patrick salió de donde se encontraba. Jim fue el primero en verlo y palideció al notar su presencia. Jared se limitó a girar su rostro hacia donde él se encontraba y si se sorprendió de verlo allí no lo demostró.

—Patrick, yo…

—¿Podrías dejarnos a solas, Jim?

—Yo…

—Hazlo, Jim —dijo Jared. Ninguno lo miró cuando salió y los dejó a solas—. Bien, estamos a solas ¿de qué querías hablar?

Patrick apretó con fuerza las cosas que llevaba—¿Cuál es tu problema conmigo?

—¿A qué te refieres?

—¿Intentas poner al equipo en mi contra? ¿O solo a Jim?

Jared sonrió de lado y se cruzó de brazos mientras se sentaba en la banca—¿Te molesta que le ayude fuera de las prácticas normales?

—No, lo que me molesta es que obviamente estás molesto conmigo desde hace varios días y ahora intentas que Jim pelee tu batalla. ¿Cuál es tu problema? —dijo Patrick molesto—. No soy imbécil, sé que Jim nunca ha estado feliz con el papel de segundón y si la única manera de lograr que se sienta valorado es dándole la cinta del capitán se la sedo con gusto.

—¿Tan poco te importa ser capitán?

Patrick sonrió con ironía—El ser o no capitán es la menor de mis preocupaciones.

—¿Entonces por qué estás en el equipo? En los últimos días tu motivación parece haber decaído y el partido contra los de la sub 20 está a la vuelta de la esquina ¿Ya lo has olvidado?

Patrick frunció el ceño—No lo he hecho. He estado ocupado…

—Bueno, todos hemos estado ocupados y no veo a nadie más decaer tanto en los entrenos.

—¿Es por eso que me has estado exigiendo más? No soy estúpido he visto mi menú de entrenamiento y el del resto del equipo. ¿Es alguna venganza por algo?

—¿Así lo ves tú?

—¿Y cómo es que debería de verlo entonces?

Jared le miró con seriedad—Una manera para que te enfoques en lo que es verdaderamente importante.

—El fútbol no lo es para mí.

—¿Entonces por qué eres capitán? ¿Te estás burlando del esfuerzo de tus compañeros?

—¡Claro que no!

—¿Debo recordarte que por tu culpa es que tienen un juego más esta temporada?

Patrick sentía las manos temblarle—Pues es gracia a ese maldito juego que tienes trabajo.

Jared sonrió con sarcasmo—¿Crees que tú eres el que me hace un favor a mí?

—Bueno, obviamente cagas dinero y no necesitas trabajar, pero también es evidente que aún estas bastante frustrado porque nunca llegaste a ser un jugador de elite…

El semblante de Jared cambió de golpe al escuchar lo último se puso de pie de inmediato amenazante—Mucho cuidado…

Patrick sonrió de lado—¿Adiviné? ¿Con tan poco pierdes la cabeza?

—En vez de intentar hacer enfadar al entrenador deberías ir a entrenar.

Patrick mantuvo su expresión desafiante—Creo que es obvio que ya te hice enfadar. Y sigo metiendo goles, sigo dando asistencias y vengo a entrenos ¿cuál es tu problema?

—Aún te falta mucho…

Patrick abrió su maleta e intentó ignorar el último comentario. Había dio ido con la intención de correr un poco pero estando Jared allí lo mejor sería limitarse a cambiarse.

—Te quiero en la cancha en cinco minutos.

—No iré. Tengo otras cosas que hacer. No es día de entrenamiento —dijo Patrick molesto por el tono autoritario de Jared.

—¿Entonces qué haces aquí?

—No es que sea de tu incumbencia, pero solo venía por una camisa —dijo mientras sacaba uno de sus botines, pero notó como algo se caía al interior de su mochila—¿Qué demo…?—no pudo terminar la frase cuando vio que uno de los tacos se había desprendido de la suela de su zapato—No ahora, por favor…—murmuró Patrick mientras buscaba el taco entre su ropa, al encontrarlo maldijo por lo bajo al ver como se había partido a la mitad. No podía repararlo. Apenas era consciente de la voz de Jared a sus espaldas. Sacó su otro botín y notó que se le empezaba a despegar la suela de otro zapato.

Patrick hizo puño sus manos intentando que su frustración no fuera tan obvia. Sabía que eso pasaría en cualquier momento. Tendría que haberlos cambiado el año pasado, pero se había limitado a llevarlos donde un zapatero cuando se empezaba a despegar la suela y este le había advertido que no duraría mucho y que mejor comprase un nuevo par.

Sintió a Jared a sus espaldas—Te han quedado inservibles. Tendrás que comprar otros.

—Ya sé…

—Bueno, ya que. Te has salvado por hoy, pero te espero a primera hora mañana para el entreno.

Patrick ignoró el comentario y se limitó a cambiarse la camisa aun sintiendo la mirada sobre Jared su espalda —No vendré al entreno mañana —dijo molesto guardando la camisa que acababa de quitarse y cerrando el maletín de golpe. Se giró dispuesto a salir—. Probablemente no venga al partido tampoco.

Jared le bloqueó el paso molesto—¿Cómo que no vendrás?

—Me has escuchado no vendré. Te estoy avisando por educación. ¿No has visto mis botines?

 —¿Tanto te pesa ir al centro comercial por otros?

Patrick jamás había visto tan molesto a Jared, pero él también estaba furioso en especial por el último comentario.

—Quítate, Jared.

—Mañana vendrás al entreno.

—No, no lo haré. Ahora si me disculpas tengo cosas más importantes que hacer —dijo dispuesto a pasar, pero Jared volvió a cerrarle el paso.

—¿Cómo ir a follar con Neil? ¿Es por eso que has estado tan irregular las últimas semanas?

—No se te ocurra meterlo a él en esto.

—Mira, Patrick, me importa bien poco lo que mis jugadores hagan fuera de la cancha, pero si por un simple revolcón vas a…

Patrick no dejó que terminara la frase. Estampó con fuerza a Jared contra la pared más cercana. Notó la sorpresa en sus ojos, pero Patrick no aflojó el agarre. Incluso lo había alzado un poco y el entrenador tenía que estar de puntas. Sentía todo su brazo con el que tenía sujeto a Jared temblar de la rabia.

—Neil no es un simple revolcón, imbécil.

Apenas terminó de pronunciar la frase escuchó la puerta del vestidor volverse a abrir. Jim entró apresurado, alertado por el estruendo, los miró pálido unos segundos antes de obligar a Patrick a separarse de Jared.

—¡¿Te has vuelto loco?! —dijo Jim preocupado.

Patrick mantenía la mirada fija en Jared quien parecía no salir de su asombro—Me largo de aquí —dijo molesto separándose de Jim mirándolo por primera vez—. Si quieres ser la estrella, el capitán o lo que sea de Gastrell hazlo, Jim. Yo sigo en el equipo solo por la beca, me haré a un lado para que tengas el protagonismo que siempre has merecido.  

—Patrick…

—Te encargo el equipo para los próximos partidos.

—¿No vendrás? Patrick, si estás molesto por…

—No…—lo cortó Patrick—No estoy molesto contigo. Solo intentas mejorar y no tiene nada de malo.

—¿Entonces cuál es el problema?

—Tengo que comprar un nuevo par de zapatillas y no puedo simplemente ir por ellas al centro comercil…—dijo Patrick con esfuerzo intentando tranquilizarse, pero odió la expresión que Jim le dedicó y se apresuró a salir del vestidor.

Salió a toda prisa del lugar, pero no fue a clases. Abordó el primer bus que pasó rumbo a su apartamento con el poco cambio que aún conservaba. El bus iba prácticamente solo. Apoyó su frente contra el asiento de en frente y cerró los ojos con fuerza. Empezó a maldecir por lo bajo por su falta de autocontrol, pero Jared se lo había buscado le había dicho que parara y no lo hizo. Su móvil vibraba con insistencia en el bolsillo, pero no atendió. Seguramente era Fabio preocupado porque no estaba en clases, pero no tenía cabeza para concentrarse en los estudios.

El bus se saltó su parada y tuvo que cambiar dos cuadras más, cuando pasó frente a la casa de Boris recordó la propuesta que este le había hecho la tarde anterior. Se detuvo frente a la puerta  de este y llamó. Si esa era la única forma que tenía intentar remediar el desastre que Catherine había hecho entonces lo haría; sin embargo Boris no abrió después de quince minutos. Debían seguir dormidos recordó Patrick. Iría al departamento se daría una ducha y volvería después del mediodía.

No sabía con qué cara se presentaría ante su abuelo después de lo de ayer, pero no podía seguir evitando el momento. Cuando abrió la puerta de su apartamento y vio el lugar casi vacío sintió un nudo en su garganta— Abuelo…—le llamó, pero nadie respondió.

Confundido Patrick fue hasta la habitación de su abuelo, pero no había nadie. Fue al baño y comprobó que el lugar estaba vacío. Entró a su habitación y vio que Niebla que estaba dormido en su cama. Cuando lo escuchó entrar alzó la mirada aún adormitado y se limitó a estirarse más en la cama antes de soltar un perezoso maullido.

Se quedó un rato con Niebla hasta que este finalmente volvió a dormirse. Se dispuso a tomar un baño y al sacar su móvil del pantalón notó un par de llamadas de Fabio, de Leah y un número desconocido. Iba a dejarlo sobre la cama cuando empezó a vibrar nuevamente. Era Neil, pero se apresuró a colgar. No tenía valor para hablar con él en esos momentos.

A los pocos minutos recibió una voice note de él. Patrick a su pesar la abrió.

“¡Podrías contestar!...Y-yo…este lo siento, estoy preocupado por ti. Fabio dijo que vinieron juntos a la universidad pero no llegaste a clases. Al menos dime que estás bien…”

Patrick sintió un nudo en su garganta. Se limitó a contestarle un mensaje de texto diciéndole que estaba bien, que había decidido venir a ver a su abuelo. No pasó ni un minuto cuando Neil intentó llamarle de nuevo, pero Patrick colgó de inmediato. Al poco tiempo recibió otra voice note.

“No me cuelgues. Yo…¿Puedo verte?”

Patrick también quería verlo, pero no quería seguir forzándolo a cargar con sus problemas. Mandó otro mensaje diciéndole que necesitaba estar solo en estos momentos que no se preocupara tanto.

Se quedó con el celular en la mano después de mandar el mensaje durante unos minutos más antes de entrar en la ducha. Se demoró mucho más de lo que había planeado en un primer momento, pero necesitaba tiempo para pensar. Entre más pasaba los minutos bajo el chorro de la ducha se le hacía menos atractiva la idea de ayudar a Boris aunque si le urgía un poco de dinero para terminar el mes, pero era obvio que el desastre que hizo Catherine no podría repararlo pronto. Pasarían meses para poder siquiera tener aunque sea un sofá decente para su abuelo. El verano estaba cerca así que tal vez podría buscar trabajar en la construcción a tiempo completo y no en el café como había hecho los años anteriores. Era la única solución que veía en esos momentos. Aunque implicaba sacrificar su verano junto a Neil.

Hasta ese momento no se había percatado lo mucho que había deseado que las vacaciones llegasen, de que inconscientemente su cabeza iba haciendo planes. Nada demasiado ostentoso, pero salir por allí a algún lugar a comer o pedir comida a domicilio en su casa y pasar un fin de semana juntos. Aunque luego se decía que probablemente Neil ya tenía planes con su familia y preferiría pasarlo con ellos, pero una parte de él albergaba la esperanza que al menos pudieran tener un fin de semana para ellos.

Salió de la ducha y su abuelo no había regresado. Niebla seguía dormido en su cama por lo que decidió cambiarse y ver si podía hacer algo para el almuerzo. Iba a la cocina cuando la puerta del apartamento se abrió. Patrick se detuvo de inmediato. Había estado pensando en qué hacer para recuperar algo del embargo que no había pensado todo este tiempo en su abuelo.

—Hijo, ¿qué haces aquí?

—Yo…—empezó Patrick cuando vio lo que Gabriel cargaba en sus manos—¿Qué es eso?

—Oh, bueno esto —dijo Gabriel extendiendo un delantal—. Estuve pensando en cómo arreglar todo este embrollo en que nos metí y logré conseguir trabajo en el supermercado a diez minutos de aquí.

Patrick miró incrédulo a su abuelo—No…—dijo con voz estrangulada—. No, abuelo, no voy a dejar que vuelvas a trabajar.

—Patrick…

—¡No, abuelo! —exclamó alzando la voz. Aquello sonó como un grito molesto entre las paredes vacías—No, no lo hagas —dijo acercándose a él bajando la voz—. Ya no tendrías que preocuparte por trabajar.

—Pero hijo…

—No, no por favor. No me hagas esto —dijo Patrick sintiéndose horrible—. Si es por lo que te dije ayer…

—Patrick…

—Lo siento, lo siento…pero no vuelvas a trabajar. Te puedes lastimar o algo y yo…

—Solo voy a ayudar con la limpieza de los pisos, a acomodar algunas cosas.

—Pero no es justo —dijo Patrick sintiendo como las lágrimas se acumulaban en sus ojos—. No tendrías que estar trabajando ya, abuelo, tú ya lo hiciste. Tienes tu pensión y…

—Pero no es suficiente. No llores, hijo. Había pensado en hacerlo de todas formas para ayudarte con los gastos de la casa.

Patrick se apresuró a negar con la cabeza—Estamos bien…—mintió pésimamente—Yo puedo con todo, abuelo.

Gabriel puso una mano en el hombro de su nieto—Patrick, deja que haga esto. Ya estoy grande para tomar mis decisiones, hijo.

Patrick negó con la cabeza. Cerró los ojos y sintió como las lágrimas rodaban por sus mejillas. No quería admitir que no podía con toda la carga él solo porque se sentía débil, porque no podía resarcirle un poco a su abuelo de todos los años que lo cuidó cuando su madre o Robert no se hicieron cargo de él.

—Lo siento, abuelito…

—No es tu culpa, Patrick…

—Sí, si lo es. Si yo trabajara más o no fuera a la universidad tal vez viviríamos mejor…

Gabriel lo abrazó con fuerza—Hijo, ya hablamos muchas veces de esto. No quiero que te sientas mal por estudiar. Recuerda que a mí también me hace mucha ilusión que te gradúes y te superes.

—Pero…

—No tienes que cargar con todas las responsabilidades tú solo. Ahora con el dinero que ganaré te podré ayudar un poco más con las cosas de la casa y así tendrás más dinero para salir con tus amigos.

—Pero…

—También podrás invitar a Neil por allí. También tienes que darle ciertos detalles de vez en cuando y sé que no lo has podido por mi culpa.

—No digas eso, abuelo —dijo Patrick apenado.

—Tienes que disculparte con él también. Ayer se quedó preocupado por ti.

—Lo sé…—murmuró Patrick aún con la culpa por no hacer lo suficiente para poder darle a su abuelo la vida que merecía.

***

Neil miró a Logan de reojo, pero no lo presionó a bajarse a pesar que llevaban más de veinte minutos frente al lugar. Después de haber hablado con Patrick se había quedado un poco más tranquilo, solo un poco sabiendo que estaba con Gabriel, por lo que después de su clase le había propuesto a Logan ir a buscar algo de almorzar, pero su amigo le había preguntado de la nada si podía llevarlo la clínica privada de uno de los psicólogos que Leah le había recomendado. Había sido tan de la nada, que Neil tardó unos segundos en comprender que en verdad se lo había pedido, por lo que había aceptado sin dudarlo, por lo que después de haber vencido el caos del tráfico del mediodía estaban en la frente a la clínica.

La puerta de la camioneta se abrió de golpe lo que hizo sobresaltar a Neil. Logan giró confundido y le miró un poco apenado. Neil abrió la boca para preguntarle si quería que lo acompañase, pero algo en el semblante de Logan impidió que se lo hiciera, se limitó a asentir y decirle que esperaría. Logan sonrió un poco y terminó de salir de la camioneta.

Cuando entró al lugar su cuerpo pidió salir corriendo de allí, retrocedió un paso, pero en ese momento la recepcionista ya le estaba dando la bienvenida y le indicaba que se acercara al mostrador. Logan tragó hondo. Ni siquiera había planeado ir allí ahora, no sabía por qué de pronto se lo había pedido a Neil. Ahora estaba frente a la señora que ya se había dado cuenta que no estaba poniéndole atención a lo que decía.

—¿Estás bien, jovencito?

—S-sí…yo este…—tartamudeó. Podía irse, pensó, podía salir corriendo de allí y decirle a Neil que todos estaban en su hora de almuerzo, pero sería seguirse engañándose a sí mismo—. Yo…quería saber cómo pasar con el psicólogo…

Había esperado que la mujer se mostrase sorprendida e inclusive que le soltase algo como “Los jóvenes de hoy arman un alboroto por cualquier tontería” o algo por el estilo, pero se limitó a sonreírle con comprensión y mostrarle un formulario que tenía una serie de preguntas a las que tenía que responder, le indicó que podía tomar asiento en los sofás para que estuviera más cómodo. Logan asintió y caminó hasta ello. Pensó que no podía responder ninguna con sinceridad, pero varios minutos después le devolvió el formulario a la mujer quien se limitó a ver que hubiese contestado todo.

—El número que ha dado de su domicilio —dijo la mujer de pronto—. ¿Está bien que intentemos contactarlo allí?

—Sí…

—¿Si contesta alguien que no sea usted tenemos su autorización para decirle de dónde llamamos?

—S-sí…—dijo confundido.

La mujer debió notar su extrañeza y le explicó un poco las políticas de privacidad del lugar y le indicó el procedimiento a seguir a partir del momento. Salió de la clínica con la promesa que lo contactarían dentro de veinticuatro a cuarenta y ocho horas para agendar su primera cita. Logan no sabía bien qué esperar a partir de ese momento, pero salió sintiéndose un poco más tranquilo. Cuando entró de nuevo a la camioneta Neil le sonrió como si nada y le preguntó si iban a una pizzería que habían visto de camino a allí. Logan asintió un poco animado. Había dado el primer paso, pero para él sentía como si hubiera hecho algo gigantesco. No lo diría en voz alta, pero estaba un poco orgulloso de sí mismo por haberle hecho frente por primera vez a su problema.

***

Patrick salió del edificio de apartamentos aún con hambre. Al final había terminado dándole un poco del atún de su sándwich a Niebla. Miró una vez más hasta el apartamento de abuelo, asegurándose que no saliera a asomarse. Si llegaba a descubrir lo que iba a hacer estaba seguro que si se molestaría con él. Conforme avanzaba a la casa de Boris sus pasos se ralentizaban, entre más cercaba se encontraba su mente no dejaba de decirle que diera la vuelta que dejara que su abuelo lo ayudase, pero no quería que Gabriel trabajara y menos por culpa de su madre.

Su consciencia no dejaba recordarle que había decidido no volver a caer en esa vida de nuevo, pero seguía sintiéndose desesperado. Pensaba en Neil en lo mucho que se decepcionaría de él si se enteraba de lo que iba a hacer, pensaba en lo dolido que estaría por haber decidido ese camino y no el más fácil que era pedirle ayuda, pero Patrick no quería el dinero de Neil. No quería sentirse igual que su madre que buscaba el dinero de Robert. Se estaba quedando sin ideas cuando estuvo enfrente de la casa de Boris. Ya estaba allí, solo tenía que subir los escalones y que lo separaba de la puerta. Llamar, recibir las indicaciones y listo.

Apretó con fuerza sus labios. No quería hacerlo, pensó irremediablemente cuando se vio sobresaltado por la vibración de su móvil en su bolsillo. Sacó el teléfono una vez más y vio que era Fabio que lo llamaba. Patrick se lo pensó unos segundos antes de contestar.

—¿Aló?

—Hola, Patrick…Yo solo llamaba para preguntarte si todo está en orden.

La culpa que había intentado ignorar todo el día volvió de golpe—Sí…

—Genial, tenemos un ensayo para el lunes de Historia Arquitectónica.

—Está bien…

—Oye, sé que vas atrasado con lo del proyecto de Landerson y yo iba a ir a la Biblioteca Nacional ahora para ver unos detalles que no tomamos en consideración cuando fuiste con mi hermana. Yo… ¿quieres ir? Quizás pueda ayudarte a avanzar un poco.

Patrick miró la entrada de Boris aun sintiendo el esfuerzo que Fabio hacía para intentar alcanzarlo y comprenderlo, ayudarlo dentro de lo que Patrick le permitía. Aún seguía poniendo murallas entre él y los demás, y yo lo peor era que lo hacía con personas que no se lo merecían. Recordó las palabras que Leah le dijo esa mañana que tenía que saber a quién pedirle ayuda y de pronto comprendió que donde estaba en esos momentos no era donde debería de estar realmente. El lugar donde debía de estar era al lado de Fabio que le ofrecía su ayuda.

—Está bien…

—¿Eh?

—Me vendría bien un poco de ayuda. ¿Nos vemos como las dos?

—Sí, sí…perfecto. Genial. Nos vemos entonces.

Patrick colgó y se quedó mirando la puerta de Boris por unos segundos antes  de subir los escalones. Esta vez no tardaron de responder a su llamado. Boris salió a la puerta con aspecto trasnochado—Smithie…

—Hola, Boris —dijo Patrick—. Yo solo venía a agradecerte tu ayuda, pero no puedo hacerlo…

—Te has ablandado, Smithie.

Patrick sonrió a su pesar—Lo sé, por eso no puedo hacerlo. Sería solo un estorbo para ustedes, pero en verdad agradezco que quisieras darme la mano.

—¿Se ha arreglado el problema de tu viejo?

—No...pero encontraremos la manera de salir adelante.

Boris bostezó y asintió con la cabeza—Sabes que si necesitas un préstamo también puedo hacértelo.

Patrick lo sabía, pero no quería recibir dinero de Boris cuando tenía a Neil y a sus otros amigos que sabía que no le pedirían hacer nada ilegal a largo plazo—Lo sé, lo pensaré. Yo te lo agradezco —dijo acercándose para darse un leve apretón de manos que Boris terminó acortando distancia y darles unas palmaditas en la espalda.

—Vete de aquí, niño reformado. Este ya no es lugar para ti.

No, en verdad no lo era, pensó mientras caminaba de regreso al apartamento. Quizás debía intentar tragarse su orgullo y pedirle prestado a alguno de sus amigos unos cincuenta dólares para poder comprar algo de comida para su abuelo y él y de paso la comida de Niebla. Sería la primera vez, no lo convertiría en un hábito. Solo necesitaba la manera de llegar al fin de mes y luego tendría que organizarse mejor con las cuentas hasta que pensara alguna solución a largo plazo. Empezó a subir las gradas del edificio cuando su móvil empezó a sonar. Contestó pensando que era Fabio que se le había olvidado decirle algo.

—¿Aló?

—¿Hablo con el señor Patrick Smith?

Patrick se detuvo de inmediato—Sí…¿Quién habla?

—Mucho gusto, mi nombre es Kelvin y soy el asistente de la señora Valentina Scaff. Hemos intentado localizarle toda la mañana para agendar una cita con usted.

Patrick se separó del teléfono confundido y notó que el número había sido del que tenía varias llamadas perdidas—Sí, lo siento por eso…yo ¿Cuándo es la cita?

—La señora Scaff deseaba reunirse hoy mismo con usted para discutir un posible contrato de modelaje, pero ahora solo tiene un espacio libre dentro de treinta minutos y no sé si usted pueda…

—Sí, está bien. Y-yo llegó allí. ¿A dónde tengo que ir exactamente? —preguntó Patrick confundido mientras se apresuraba a subir las escaleras.

—Le mandaré la dirección por un mensaje de texto si le parece bien.

—Perfecto. Gracias yo llegaré en treinta minutos —corrió a su apartamento y abrió la puerta buscando su maletín de la laptop y sus cuadernos.

—¿Patrick? ¿Hijo? ¿Todo está bien?

—Sí, te dejo. Abuelo, tengo que reunirme con Fabio en media hora en la biblioteca.

No quería ilusionar a su abuelo, ni siquiera quería ilusionarse él mismo porque en estos momentos perder la oportunidad de conseguir un poco de dinero que en verdad necesitaba sería un golpe que ya no sabía si podría reponerse.

***

Llegó con diez minutos de antelación a la tienda Scaff. Dar con el lugar no fue difícil con el lugar estaba en la zona céntrica de Gastrell y era un hermoso edificio de los años veinte que habían restaurado toda la fachada exterior. Patrick se quedó contemplándolo por unos minutos. Examinando los detalles de aquel edificio de tres plantas comprobó de nuevo la hora antes de entrar.

Eran casi la una treinta y entrar al aire acondicionado alivió la sensación de calor. El de seguridad vestía uno de los trajes de Valentina este le miró unos segundos con desconfianza y se limitó a decirle que podía dejar la mochila si así lo deseaba. Patrick la dejó para evitar tener problemas con el hombre a la salida.

Miró el lugar con curiosidad. Lo que más abundaba era la ropa femenina. Se quedó observando los vestidos de gala que había cerca de allí. Incluso identificó el que Leah había utilizado para la fiesta de Neil. La sección de hombres era más pequeña, principalmente compuesta de trajes formales y uno que otro conjunto casual.

—¿Buscaba algo en especial, joven?

Una de las dependientas se acercó a él en lo que examinaba como parte del interior de la tienda había conservado.

—Tengo una reunión con Valentina Scaff —dijo Patrick notando la sorpresa de la mujer. Sabía que mandaba una imagen bastante contradictoria por su aspecto y sus ropas, pero con todo el problema del embargo no había sido capaz de encontrar nada que se viera semi nuevo o al menos no tan arrugado.

Fue guiado hasta la tercera planta. Patrick miró con curiosidad el lugar. A diferencia de las primeras dos plantas la tercera eran prácticamente usadas para oficinas y parte de un taller de trabajo. Fue presentado con el asistente de Valentina, Kelvin, quien le saludó con familiaridad después de su conversación por teléfono y le indicó que tomase asiento. Kelvin le informó que Valentina aún no había terminado una reunión con Paolo Frossi. Apenas se sentó se acercaron a ofrecerle algo de tomar. Patrick aceptó un té helado más por la insistencia de la joven.

Esperó media hora. Patrick miró su reloj. Se suponía que aquello no tendría que tomarle demasiado tiempo le había dicho a Fabio que llegaría un poco pasado de las dos pero a este paso llegaría a las tres. Justo cuando empezaba a debatirse si era de mala educación preguntarle al asistente de Valentina  si era más conveniente regresar otro día, la puerta del despacho se abrió. Paolo, el fotógrafo, fue el primero en salir. Apenas lo vio sonrió y fue a saludarle.

—Patrick, un gusto verte de nuevo—dijo tendiéndole la mano— ¿Te dieron copia de tus fotos como pedí?

—Buenas tardes, sí. Las recibí hace unos días.

—¿Y qué te parecen?

Patrick no sabía aún qué le parecían con sinceridad— Que es un excelente profesional. Me hace lucir como si fuera otra persona, la verdad.

—Mi trabajo es sacar a relucir la belleza de las personas, Patrick. Incluso esa de la no son conscientes que poseen.

—¿Puedo hacerle una pregunta, señor Frossi? —preguntó Patrick sintiéndose un poco ansioso— ¿De verdad tengo madera para esto?

Paolo rio un poco—Creía que las fotos hablaban por si solas.

—Es solo que...

—Generalmente las personas vienen a mí insistiendo que tienen lo necesario para triunfar en esta industria, Patrick, no para que les diga lo contrario —dijo acomodándose un poco los lentes—. Valentina vio algo en ti que yo también pude apreciar cuando te fotografiaba, pero en esta industria la mitad del éxito se trata de tener confianza en ti mismo y creerte que eres un supermodelo, sino serás uno más del montón, pero si te arriesgas esto te pude cambiar la vida para bien porque creo que tienes lo necesario para triunfar, solo hace falta que tú te lo creas.

—Gracias…

—Espero verte el fin de semana en la sesión —dijo Paolo antes de estrecharle la mano una vez más y despedirse de él.

Kelvin le indicó que ya podía entrar. La oficina de Valentina era espaciosa, muy bien iluminada naturalmente. Intentó concentrarse en Valentina, pero no pudo evitar apreciar las paredes, los techos. Tuvo que reprimir un impulso de acercarse a la pared para ver si era concreto o era tabla roca.

—¿Te gusta el lugar? —preguntó Valentina mientras observaba divertida las reacciones de Patrick.

—Sí, este lo siento, buenas tardes —dijo acercándose para saludarla de beso.

—Leah me comentó que estudias arquitectura. Este lugar debe parecerte más interesante a ti que a mí. Compré el edificio hace algunos años.

—Es un edificio hermoso. Me alegra que conservaran la mayor parte de él.

—Le da un aire más sofisticado —dijo Valentina mientras le indicaba que tomase asiento—. Bueno, mi reunión anterior se prolongó más de lo esperado, así que te parece si vamos directo a los negocios. Probablemente te he retrasado a ti también.

—No se preocupe por eso.

Valentina sonrió ante la manera de Patrick que tenía de decirle que en verdad estaba retrasado. Buscó entre sus archivos y sacó una carpeta.

—Hice que mis abogados hicieran una propuesta de contrato. Puedes echarle un vistazo si gustas o quizás quieras llevártela para examinarla con detenimiento o preguntarle a tu abogado las dudas que tengas.

Patrick tomó la carpeta, la abrió y notó la extensión del contrato. No comprendía que le hacía creer a Valentina que él tenía un abogado o peor, que tenía dinero para contratar uno.

—Básicamente el contrato dice que te estamos contratando para toda una campaña. Va estipulado lo que necesitamos de ti, más o menos que puedes esperarte en la sesión de fotos. Tus obligaciones, tus derechos, así como los nuestros. Al ser una campaña de verano es obvio que te pediríamos modelar los diferentes trajes de baños para esta temporada y una que otra ropa casual. Básicamente serían dos sesiones de fotografía. Una con los trajes de baño y otra de traje formal para aprovechar las graduaciones y bodas en verano ¿Has visto la tienda ya?

—Sí, un poco.

—Como debiste haber notado la sección de hombres es bastante pequeña en comparación de la de mujeres. Quiero cambiar eso a partir de esta temporada. Quiero aumentar la variedad de ropa para ofrecer. De hecho la campaña de trajes de baño no es bajo la marca Scaff directamente, sino bajo la marca Valentina’s.

Patrick asintió. Leah le explicó que su madre había decidido crear otra marca para promover ropa más juvenil y casual ya que era difícil combatir los bien infundados prejuicios que la ropa Scaff era demasiado costosa.

—Está bien. No tengo ningún problema por eso —dijo Patrick.

—En cuanto a la paga está en el contrato en la cláusula diez —dijo Valentina mientras le indicaba que viera el documento.

Patrick buscó la cláusula que establecida la paga. Al verla alzó la mirada confundido a Valentina—No puedo hacerlo por esto…

—¿Te parece muy poco? Es cierto que los modelos masculinos ganan poco en comparación de…

—No, es demasiado —dijo Patrick confundido—. Sí, Leah le dijo algo yo…

—Leah no me ha comentado nada ¿Tenía que decirme algo?— lo interrumpió Valentina divertida por la reacción de Patrick que se apresuró a negar—¿Me estás diciendo que no quieres aceptar porque es demasiado dinero?

—Mi más alta expectativa eran unos trescientos dólares por todo —se sinceró Patrick.

—Mira, Patrick. Déjame darte un consejo solo porque tengo una debilidad por los chicos apuestos como tú —dijo Valentina con una sonrisa—. En esta industria debes creerte que vales cantidades exorbitantes de dinero y si lo haces la gente va a creérselo. Ellos explotan tu imagen, pero tú explotas su dinero. Nunca dejes que vean que crees que vales menos de cinco cifras.

Patrick miró de nuevo el contrato. Creía que había un error de tipeo, pero al parecer no era un error. Tomó el contrato y leyó nuevamente la cifra. Ocho mil dólares netos por las dos sesiones fotográficas para las dos marcas que manejaba Valentina. Eso más trescientos dólares si requerían su  aparición en algún desfile de moda.

—No sé qué decir sinceramente.

—Usualmente los modelos masculinos ganan menos, no voy a mentirte, pero creo que si queremos que la brecha de salarios entre hombres y mujeres se reduzca debería pagarte igual que a mis modelos femeninas. Ten presente que la marca Scaff es de alta costura y los salarios también son mucho mejores en este rubro que en otros sectores. También no te niego que quizás tu salario debería ser más bajo, al no poseer experiencia, pero quiero creer que vales esa cantidad. Prácticamente te estoy pagando por tu exclusividad. En una de las cláusulas dice que no puedes trabajar para ciertas marcas de ropa que son nuestra competencia directa. Tú mismo has visto tus fotos y quiero que seas la cara principal de mi campaña junto con Maddy. Estoy segura que con un poco más de experiencia tu paga aumentará. Así que estoy apostando fuerte por ti, Patrick. No me decepciones.

Patrick se sentía demasiado abrumado en esos momentos—No sé qué decir...

—¿Por qué no te lo llevas y lo examinas con cuidado? Medítalo. Es una gran oportunidad, pero es obvio que requiere ciertos sacrificios de privacidad. Habla con tu familia, con tus amigos, asesórate si quieres y venme a ver mañana. Si decides firmar tendríamos la primera sesión este domingo.

—De acuerdo. Muchas gracias, de verdad —dijo Patrick.

Estaba tan abrumado que casi se olvida despedirse de beso de Valentina. El asistente de Valentina le dio su número de contacto y le indicó que si aceptara por favor le enviase una información para tener listo el contrato para que solo lo firmasen mañana. Patrick bajó las escaleras aún sin saber cómo procesar todo lo que le ha dicho Valentina, con el dinero que le ofrecía. Con eso perfectamente ponía al día sus cuentas, podía pagar lo que restaba del año de la universidad y tendría todavía un poco de dinero. Era demasiado, el sentía que era demasiado para pagar por él, pero parecía que todo el universo le decía que si valía eso. Se echó atrás los cabellos incrédulo, apretando más la carpeta casi como si temiese que el contrato fuera a desaparecer en cualquier segundo y perdería su oportunidad.

Hacía unas horas estaba a punto de mandarlo todo a la mierda y ahora no sabía bien cómo tomar aquello. Le aterraba que fuera una mala broma del universo porque no sería la primera, pero aquello parecía la tabla de salvación que había necesitado tanto.

Bajó las gradas aun intentando procesar todo cuando notó que alguien lo observaba a los pies de la escalera. Patrick se detuvo a mitad de esta y se quedaron mirando en silencio sin saber bien qué decir. Hacía tiempo que no veía a Andrew Hoplin. No desde el partido contra Gretbauer. Este sonrió con timidez y solo hasta entonces fue capaz de terminar de bajar. Estaba mucho más bronceado, se había dejado crecer un poco más el cabello y lo encontraba aún más atractivo que la primera vez que lo vio en aquella discoteca.

—Hola —dijo Andrew con una sonrisa nerviosa.

—Hola, Andrew.

Antes que alguno pudiera salir más una joven se acercó a Andrew—¿Andrew, cuál te gusta más? —preguntó la chica con una sonrisa. Finalmente posó los ojos en Patrick y luego le indicó en silencio a Andrew que los presentara.

Andrew desvió la mirada unos segundos antes de sonreírle a la chica— Paulina, él es Patrick. Patrick ella es Paulina.

—Hola…—dijo Patrick no comprendiendo bien porque Andrew estaba tan incómodo.

—Hola, Patrick. Un gusto —dijo la chica para luego voltear a ver a Andrew—. ¿Entonces cuál te gusta?

—Eres tú la que va usarlo. Elije que el más te guste.

—Pero amor, es una cena importante y tu familia va a estar allí. No quiero hacer el ridículo. Ni que esas señoras estiradas digan: “La novia de Andrew es una joven harapienta”.

Andrew intentó sonreír, pero Patrick reconoció la misma expresión de culpabilidad que había tenido cuando él se echó la culpa de haberlo besado frente a James.

—¿Qué tal si te los pruebas? Así puedo darte una mejor opinión.

—Buena idea. Voy al probador. No me tardo —dijo Paulina con una sonrisa—. Un gusto Patrick.

Patrick solo logró despedirse con la mano y luego miró a Andrew quien tenía la mirada fija en el suelo—Se ve agradable…

—Lo es.

Patrick dejó escapar un suspiro—Andrew ¿por qué te haces esto? ¿Por qué le haces esto? —preguntó lo más bajo que pudo.

—¿Qué quieres que haga, Patrick?

—Que al menos no finjas algo que no eres. No los vi ni cinco minutos juntos y sé que la culpa te está matando —dijo Patrick con seriedad.

Andrew apretó un poco sus labios—James creo que empezaba a sospechar y pues…

Patrick le miró con cierta tristeza—Solo espero que sepas lo que haces. Lo siento, tengo que irme.

Andrew asintió—Está bien. No tenías siquiera que saludarme. No después de todo los problemas que te causé.

—Quería saludarte —admitió Patrick—. Y no es que esté escapando de ti. En verdad voy retrasado para reunirme con un amigo para un proyecto de la universidad.

—¿Aún sigues examinando el techo de los lugares? —preguntó Andrew con cierta nostalgia.

—Aún lo hago—admitió Patrick—. Es un mal hábito.

—No lo es. Me gustaba verte hacerlo —se sinceró Andrew.

—Lamento no tener más tiempo para platicar, pero me alegró verte.

—Patrick, ¿puedo invitarte a comer? No tiene que ser hoy y ya sabes cómo amigos o conocidos—se apresuró Andrew a decir.

Patrick sabía que debía decir que no. Las veces que se juntó con Andrew las cosas no terminaron bien, pero había algo en él que le impedía negarse. No era como James, había algo en Andrew que le impedía odiarlo por más motivos que tuviera para hacerlo—Mañana en el almuerzo me viene bien —dijo Patrick—. Y como amigos está bien, Andrew.

Al ver a Andrew sonreír por primera vez de manera genuina le hizo sentir que hacía correcto, le gustaba ver a Andrew sonreír. Tuvo que admitirse. Su sonrisa no era como la Neil. No le provocaba la misma felicidad irracional, pero le gustaba ver feliz a Andrew. Intercambiaron números y se despidió de él.

***

Fabio había recibido un mensaje de Patrick diciéndole que llegaría un poco tarde. Durante los siguientes veinte minutos había pensado cómo abordar el tema de su familia o lo del embargo, sabía que su amigo se molestaría, pero necesitaba hacerle ver que estaba actuando de una manera infantil al no aceptar la ayuda de Neil o de cualquiera de ellos.

Estaba preparado para verlo entrar en la Biblioteca Nacional con un semblante cabizbajo o inclusive ver esa expresión furiosa y amenazante con la que se había acostumbrado a verla las primeras veces que le había hablado durante el primer año de la universidad, pero el Patrick que apareció en el vestíbulo parecía irradiar felicidad.

Fabio parpadeó un par de veces confundido para asegurarse que en verdad fuera Patrick, el chico que había encontrado hace menos de un día hundido en la más profunda desesperación y enojo contra el mundo, pero era él.

Vio a Patrick acercarse y saludarlo como si nada hubiera pasado esa mañana. Se sentó a su lado y escuchó una rápida disculpa por la demora mientras sacaba su antiquísima laptop, la cual a pesar de su antigüedad corría los programas que ocupaban a una velocidad más que decente.

—¿Pasó algo? —se atrevió a preguntar Fabio luego de unos minutos en los que Patrick le había dicho sobre los puntos que iba atrasado. Su amigo dejó de hablar y bajó la mirada unos segundos que no impidió alcanzar a ver un pequeño brillo de optimismo en sus ojos—. Y cuando digo algo me refiero a algo bueno.

Fabio voy a Patrick removerse unos segundos en su silla sin mirarlo y se limitó a deslizar una carpeta en su dirección. Confundido la tomó y miró a Patrick buscando su aprobación para ver el contenido, pero este no lo miró. Se limitó a abrirla y leyó el contenido de la portada. Volteó a ver a Patrick confundido.

—¿Te ha contratado la madre de Leah?

Patrick le miró apenado—Bueno, técnicamente es un borrador del contrato si me animo tendré que ir a firmarlo mañana.

—¿Y bien vas a hacerlo?

—Es una buena paga, Fabio. Joder, me ayudaría muchísimo en estos momentos.

—¿Y por qué te la piensas tanto?

—No sé, leí unas cosas en el bus pero no me quedaron del todo claras…

—¿Y por qué no le pides a tu suegra que te ayude? Ella es abogada y tiene un buen despacho, si no puede ella de seguro tendrá a alguien competente para que te explique.

—No lo había pensado…—confesó Patrick.

—¿Y ya le dijiste a Neil?

—No. Eres el primero en saber es solo que no sé…aún estoy intentando asimilar todo —confesó Patrick.

Fabio sonrió comprensivo y le dio unas palmaditas en el hombro—Bueno, digiere la noticia en lo que avanzamos en el proyecto ¿De acuerdo? Pero deberías hacerlo. No he visto esas famosas fotos, pero Leah me comentó que traes madera para modelo.

—No lo digas tan alto —suplicó Patrick—. Aún intento hacerme la idea siquiera a aceptar a que me tomen fotografías.

—Pues no tienes mucho tiempo para asimilarlo si dices que Valentina quiere que firmen contrato mañana.

Patrick lo sabía pero aún sentía que algo podía salir mal porque no estaba acostumbrado a que las soluciones a sus problemas le cayeran prácticamente del cielo. 

Notas finales:

¡Felices fiestas de fin de año y gracias por su apoyo durante todo este año!


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