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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

Hoy no me tardé demasiado (?)

XLVII.

Neil leyó en voz alta lo que Víctor mandó al grupo de Los Títeres. Tenía trabajo. Patrick sonrió al escucharlo e hizo nota mental de enviarle un mensaje a Daniel para agradecerle por su ayuda. Se quitó el delantal del café antes de abrocharse el cinturón.

—No tenías que venir por mí —le dijo Patrick. Había recibido un mensaje de Kara preguntándole si podía cubrirla porque tenía que terminar un proyecto, así que no pudo negarse después que ella lo cubrió para ir a la sesión de fotos, lo que no contaba era que algunas personas lo reconocieran por las fotografías y de un momento a otro el café se había llenado a su máxima capacidad. Allen se lo había tomado con demasiado optimismo, aunque obviamente eso tenía que ver con el tarro de las propinas a reventar para lo cual tuvieron que vaciarlo dos veces.

—Cuando me dijiste que el café estaba lleno me imaginé el motivo, así que no podía dejarte con tu horda de fans —dijo Neil con una sonrisa—. Bien, ¿qué quieres hacer? ¿Quieres ir a comer algo?

—No tengo mucha hambre, ¿ya cenaste? —preguntó mirando la hora. Casi eran las nueve. Allen se encargaría de cerrar el café junto al señor Morrison.

—Sí, pero pensé que querrías algo de comer.

Patrick negó con la cabeza—En realidad quería ir al supermercado, si no te importa. Quería llevarle unas cosas a mi abuelo.

Neil puso la vía para ir al supermercado más cercano. No comentó nada sobre la posibilidad de encontrarse a la madre de Patrick porque es obvio que ya había considerado esa opción. Llegaron al supermercado y siguió a Patrick quien empujaba un carrito. Entraron al primer pasillo y Neil le siguió, viendo como metía cosas. Nunca le había gustado ir al supermercado, pero desde que salía con Patrick empezaba a disfrutarlo por alguna razón que aún escapaba de su comprensión, quizás era la expectativa de qué le cocinaría o qué le enseñaría a hacer en algún momento; podría ser que se sentía querido, por tonto que fuera, cuando Patrick recordaba cuales eran sus galletas o refrescos favoritos, o simplemente le gustaba ver las expresiones de Patrick, a veces indignadas por los precios de algunas cosas o la genuina felicidad cuando encontraba algún corte de carne en oferta.

—Lo siento —dijo Patrick mientras tomaba un galón de leche—. Venir al supermercado un viernes por la noche no es algo que podamos llamar como una cita. Intentaré acabar rápido.

Neil negó con la cabeza—Está bien, mientras estemos juntos me basta y me sobra.

Patrick sonrió—No deberías conformarte con tan poco…

—No lo hago. Aunque si quieres sentirte mejor puedes comprarme mis galletas o el medio galón de helado—dijo Neil con una sonrisa.

—Es lo mínimo que planeaba hacer.

Patrick sonrió y siguieron comprando. Era extraño poder comprar sin temor a que el dinero no le alcanzase, aunque inconscientemente siempre iba sumando en su cabeza cuánto dinero iba hasta el momento. Se dio el lujo de comprarle a Niebla unas latas de atún que eran un poco más costosas, pero sabía que eran de las favoritas de su gato. Solo lamentaba no poder presenciar cuando empezase a maullar al sentir el aroma e intentase subirse al mueble de la cocina porque era demasiado impaciente como para esperar.

Compró un par de cosas que sabía que faltaban en la casa de Neil porque estaba seguro que él mientras no fuese comida no notaría que faltaba el desinfectante de pisos o el detergente para la ropa. Miró con felicidad como Neil ponía el helado en el carrito. Se sentía tonto por sentirse feliz de poder comprarle a Neil algo tan banal sin preocuparse que le desajustase la quincena, aunque igual sabía que si se lo hubiese pedido en algún momento con el que no contase mucho dinero lo hubiese hecho de igual forma solo para complacerle.

Llegaron a la sección de vinos y tomó uno—¿Lo llevamos? Recuerdo que este te gustó bastante —dijo Patrick. No mencionándole que era el que habían tomado en la nefasta fiesta de la empresa de Craig.

—Oh, ¿qué estamos celebrando?

Patrick se encogió de hombros—No sé, ¿Qué vivimos juntos?

Neil sonrió al escucharlo y asintió con entusiasmo—Me parece bien. Bueno, yo digo que paguemos esto. Vayamos donde tu abuelo y regresemos temprano para celebrar.

Patrick sonrió de lado al escuchar el tono con que Neil lo dijo, no dando lugar a equivocaciones. Él también quería estar con él—No me dejas más que obedecerte con semejante propuesta —le susurró al oído—. Vamos a la caja antes que deje todo esto y nos vayamos directo a la camioneta.

Neil sabía que bromeaba porque nunca dejaría a Gabriel sin comida—. Jamás te dejaría, quiero ese helado. Yo llevo el carrito, tú vas muy lento —dijo quitándoselo para salir trotando a la caja.

—No seas impaciente, Evans.

—¡No quiero! —dijo acelerando el paso y escuchando los pasos de Patrick atrás suyo. Encontró una caja vacía y casi se abalanzó a ella al notar que otro señor también la había visto. Empezó a poner todo en la banda.

—Contigo no hay remedio —dijo Patrick ayudándole a poner las cosas y cancelar.

Pagó todo y le embargó un alivio saber que no tendría que preocuparse por la comida de su abuelo, sin embargo odiaba el tener que comprar comida para su madre también, pero no era idiota, así como era su abuelo era capaz de darle la comida que le correspondería a él con tal que su madre no se quedase sin comer, así que prefería evitar ese disgusto y resignarse a llevar comida para los dos.

Subieron las bolsas a la camioneta y dejó a parte las cosas que eran para la casa de Neil. Emprendieron camino hacia su apartamento. Conforme se acercaba se sentía menos seguro ante la idea de ver a su madre. No quería ver a Catherine. No quería siquiera pensar en ella. Sabía que era inútil intentar evitarla, pero quería prolongar el momento el mayor tiempo posible. No quería reaccionar como anoche frente a Neil. Dejó escapar un suspiro lleno de resignación.

—Llegamos, Pat…

Patrick se sobresaltó por las palabras de Neil. Miró al edificio confundido. ¿Cuánto llevaban allí? —Yo este…

—¿Quieres que vea si tu abuelo está en el apartamento?

Patrick miró el reloj, por la hora tendría que estar ya allí. Negó con la cabeza—Vamos los dos. ¿Me ayudas con las bolsas?

—Claro —dijo Neil desabrochándose el cinturón.

Ambos subieron cargados con la mayor cantidad de bolsas que podían. Usualmente un viaje era suficiente para lo que regularmente Patrick compraba, pero ahora tendrían que hacer al menos un viaje más cada uno. Cerraron el vehículo y subieron al departamento. Cuando se detuvieron frente a este, Patrick dudó en usar la llave o tocar. No sabía si su abuelo aún estaba molesto o no, pero terminó abriendo la puerta más por evitar que Neil siguiese cargando las bolsas.

Apenas abrió Niebla empezó a maullar. Gabriel no tardó en salir de su habitación. Patrick tenía planeado más o menos las palabras que quería decirle, pero apenas su abuelo lo vio salió a abrazarle.

—Hijo, qué bueno que estás aquí.

Patrick intentó devolverle el abrazo de alguna manera—Abuelo, yo…perdón, por las cosas que te dije ayer…

—No, no hijo, no te preocupes. ¿Te quedarás?

Patrick se separó de él y negó con la cabeza—Lo siento...

Gabriel le miró con tristeza pero asintió. Su nieto ya era un adulto y confiaba el criterio con que tomaba las decisiones aunque sabía que tenía que seguir sin él no iba a negar que le dolía las circunstancias en que se había marchado—De acuerdo. Lo importante es que tú estés bien.

Patrick sonrió un poco—Yo te traje algunas cosas.

—Hijo, no debiste —dijo mirando las bolsas y hacia la cocina, donde Neil se había escabullido para darles su privacidad—. Son demasiadas cosas.

—Hay más en la camioneta —dijo Patrick sintiéndose un poco tonto por el tono de orgullo que lo dijo, pero por primera vez pudo comprar todas las cosas que había querido para la casa —. No quiero que te falte nada mientras no estoy aquí.

—Hijo, pero es del dinero que ganaste modelando ¿verdad? Debiste comprarte algo para ti o pagar la universidad.

—No te preocupes, aún puedo pagar la universidad. Quería comprarte esto. No me hagas sentir como si no debí —pidió Patrick quien seguía alerta de cualquier señal de Catherine.

Gabriel tomó una de las bolsas que Patrick cargaba y lo abrazó de nuevo—Eres un buen muchacho, hijo. Gracias por preocuparte por mí.

—No podría ser de otra manera —dijo Patrick—. También le traje su comida a Niebla y unos atunes.

—Vas a malcriar a ese gato.

Patrick sonrió al escuchar a su abuelo. Fueron a la cocina donde Niebla metía la cabeza en el interior de una de las bolsas que Neil había dejado en el suelo para ver si era algo para él—Eh, lo que buscas está aquí —dijo alzando una bolsa.

—Ya cenó.

—Ah, pero no era un atún ¿verdad, Niebla? —dijo Patrick sacando una de las latas. Apenas la vio Niebla empezó a maullar y a frotarse contra la pierna de Patrick—Lo ves, aún tiene un hueco para un poco de atún.

—No se lo des todo de una vez —pidió Gabriel.

—De acuerdo, de acuerdo…

—Iré por las otras bolsas —dijo Neil.

—Te ayudo —dijo Patrick.

—No, no, dale de comer a Niebla. Ya le enseñaste la lata. No te dejará ir —dijo Neil.

—Entonces yo te ayudo —dijo Gabriel ofreciéndose.

—Pero…

—Tú atiende a Niebla —pidió Gabriel.

Patrick los vio salir del departamento y no tuvo más remedio que alimentar a su mascota. Sonrió al escuchar como los maullidos se hacían más fuertes cuando la abrió, al poco tiempo lo tenía subido en el mueble—Paciencia, paciencia —dijo bajándolo al suelo nuevamente para poder servirle la mitad en el plato. Apenas lo puso en el suelo Niebla empezó a comer con apremio. Patrick se puso de cuclillas —Tranquilo, que nadie te lo está quitando —dijo, pero el gato no lo obedeció. Pasó su mano por el lomo de Niebla y escuchó como le ronroneaba un poco—. Delicioso ¿no? Solo no te acostumbres aún a la buena vida. Prometo trabajar duro para comprarte buena comida, pero tienes que cuidar al abuelo mientras no estoy ¿de acuerdo?

Niebla hizo una pausa y alzó la mirada. Sus orejas se movieron hacia atrás, de repente se erizó por completo y empezó a gruñir. Patrick le miró confundido—Niebla, ¿qué…?

—Es porque estoy detrás de ti.

Patrick se tensó al escuchar la voz de Catherine. ¿Estuvo en el apartamento todo este tiempo? Alzó la mirada y notó a su madre en un camisón corto. Patrick volvió la vista a Niebla quien ya no comía y buscaba como escabullirse por la ventana de la cocina. Patrick no tuvo más remedio que abrirla por temor a que la quebrase y en su mente llamó traidor al gato por dejarlo solo con su madre.

—Sigue siendo igual de huraño…

—Solo lo es con la gente que no le agrada.

—Supongo que tu novio si le cae bien —dijo Catherine.

Patrick frunció el ceño. ¿Qué tanto había hablado su abuelo con ella? —¿Quieres tener esta conversación?

—No me vas a dar muchos espacios para hablar ¿verdad? —Preguntó Catherine y al ver el silencio de su hijo lo tomó como le daba la razón.

Patrick no cambió su semblante—Habla si quieres, no prometo ponerte atención —dijo mientras sacaba las cosas de las bolsas y empezaba a guardar todo.

—¿Hasta cuándo vas a dejar esa actitud infantil, Patrick?

—No sé de qué hablas, Catherine.

—El no querer hablarme, irte de la casa, ser irrespetuoso conmigo. Te recuerdo que soy tu madre, no amiga tuya como para que me llames por mi nombre.

—Lo siento, Catherine, pero a mi abuelo es al único que le doy cuentas. Deberías agradecer que te traje comida a ti también en lugar de jugar a la mamá preocupada.

—¿Me lo agradeciste tú alguna vez?

—La comida la ponía el abuelo, no tú y en todo caso si alguna vez lo hiciste fue del dinero de Robert.

—¿Y esto no viene del dinero de tu novio?

Patrick cerró con fuerza la refrigeradora al escucharla—Yo no soy como tú.

—¿A no? Has criticado todo este tiempo mi manera de vivir y eres igual a mí te guste o no.

—¿De qué hablas?

—¿Vas a decirme que estás con ese niño porque de verdad te gusta?

Patrick miró indignado a su madre—No voy hablar de mi vida contigo. No tengo porqué explicarte nada. Quieres hablar, bien hablemos. ¿Qué haces aquí?

—Esta es mi casa también.

Patrick esbozó una sonrisa sarcástica —Oh, vamos, puedes mentir mejor que eso. ¿Qué haces aquí, Catherine? ¿Por qué decidiste regresar?

—Te dije mis razones ayer, Patrick. Quiero reparar mis errores.

Patrick frunció el ceño—¿Podrías por una vez en tu vida ser sincera? No soy estúpido como para creerme esa tontería. ¿Tu novio de turno se cansó de ti o tú te cansaste de él? ¿Te metiste en más deudas?

Catherine frunció el ceño, Patrick odió reconocer ciertos rasgos de él mismo en su madre cuando se enfadaba. Detestaba saberse semejante a ella, quien era quizás junto a su padre la persona que más despreciaba en el mundo. Odiaba tener los mismos rasgos de las personas de las que no quería volver a ver en su vida.

—Mis razones ya te de las he dicho. He sido sincera. ¿Por qué es tan difícil de creer?

—Porque nunca has querido ser parte de esta familia. No te importó la abuela cuando murió, no te importó cuando el abuelo estaba en el hospital y ciertamente no te importo yo. Así que ¿a quién crees que engañas, Catherine? ¿Alguna vez has amado a alguien que no seas tú misma?

Patrick vio cómo su madre de pronto tenía los ojos llorosos. Nuevamente se sintió como el niño pequeño que quería hacer cualquier cosa para que su madre sonriera, una parte de él quería retractarse de sus palabras, pero no lo hizo. Solo se quedó allí contemplando a aquella mujer.

—¿Crees que me quiero?  —preguntó con voz quebrada. El silencio se instauró en el apartamento hasta pudo pronunciar: —Quiero a mi padre, quise a mi madre, te quise, Patrick. Aún quiero creer que lo hago, pero conforme crecías fuiste más difícil de querer.

Patrick apretó sus labios con fuerza antes de atreverse a decir: —¿Quieres echarme la culpa a mí? 

—Solo quiero que sepas que desde que supiste porque Robert no vivía con nosotros me sentí juzgada por ti en todo momento, te la has pasado resintiéndome por lo que pasó con tu padre, solo para que ahora vengas a hacer exactamente lo mismo.

—¿Qué estás…?

—Uno no es ciego para ver que el chiquillo ese nada en dinero. Buena ropa, bonito carro, seguro vive en una lujosa casa. ¿O me equivoco?

Patrick siguió guardando silencio, pero apretó los puños con fuerza. ¿Por qué Neil y su abuelo tardaban tanto?

—Te quejabas de la vida que llevábamos gracias a tu padre, solo para que terminaras consiguiéndote tu propio Robert.

—¡Eso no es cierto! —exclamó furioso Patrick—. ¡No te atrevas a pensar por un solo segundo que no amo a Neil! ¡Yo no soy como tú!

—¿Y qué sabes tú del amor?

Patrick sintió como si le hubiese dado una bofetada, miró a Catherine que estaba igual de furiosa que él, aún tenía los ojos llenos de lágrimas que se reusaban a salir.

—Dices que jamás te he amado. Te guste o no, eso se aprende de los padres. Entonces ¿qué sabes tú del amor? Nos odias a mí y Robert. ¿Entonces qué sabes del amor, Patrick? Para amar hay que entregarse por completo. Y eso es algo que sabemos de lo que no eres capaz. Al parecer ninguno de los tres lo es.

La puerta del apartamento se abrió en esos momentos y Patrick deseó que hubiesen entrado solo unos segundos antes porque sentía que nuevamente Catherine había ganado. Notó a Neil detenerse en la puerta sin saber si terminar de entrar o no. Patrick se quedó mirándolo sintiéndose terrible de un momento a otro. Cuando sacó fuerzas para ver a su madre, ella no estaba ya en el marco de la puerta de la cocina, pero las palabras seguían allí suspendidas. Torturándolo. Neil se acercó a él y atrás venía Gabriel.

—¿Estás bien? —preguntó Neil.

Patrick  tomó las bolsas que Neil llevaba y empezó a guardar todo con rapidez. De pronto estar allí se le hacía sofocante y ya no culpaba a Niebla por haberse ido por la ventana. Terminó de guardar todo bajo la mirada atenta de Neil, pero no podía mirarlo a los ojos en esos momentos. Guardó todo y salió a la sala.

—Ya nos vamos, abuelo. Quisiera quedarme un poco más, pero mañana tengo juego.

—Está bien, muchacho. No te preocupes. Gracias por venir.

Patrick le abrazó con fuerza como si intentara borrar las palabras que Catherine le había dicho por medio de su abrazo—Te estaré llamando, si necesitas algo más no dudes en avisarme o también puedes llamar a Neil. Tienes su número. Cuida de Niebla ¿sí?

—Claro, claro. No te preocupes. Ve y suerte con tu partido.

Patrick intentó sonreír, pero su sonrisa no salió. Esperó que Neil se despidiera de su abuelo y salieron del apartamento. Bajaron las gradas y subieron al vehículo.

—¿Estás bien?

—Sí, solo vamos a casa —pidió Patrick.

Neil le miró con preocupación, pero no insistió. Manejó el trayecto en completo silencio. Miraba a Patrick de reojo cuando sentía su mirada sobre él, pero cuando intentaba hacer contacto visual con él, este rehuía de su mirada. Cuando llegaron a la casa en su mente tenía ya un plan de ataque por si reaccionaba igual que ayer, pero Patrick se bajó con calma, abrió la puerta trasera de la camioneta donde iban las bolsas del supermercado y las bajó. Neil miró extrañado a Patrick pero bajó para abrir la puerta de la casa. Danny bajó del segundo piso y salió a recibirles. Neil le dio unas cuantas palmaditas mientras veía como guardaba todo con meticulosidad.

—No me había percatado de las bolsas que venían para acá —dijo acercándose a la cocina.

—Ah, compré unas cosas más que vi que ya casi se agotaban.

Neil sabía que algo andaba mal. Aun cuando Patrick respondía a sus preguntas—No debiste, pude haberlas comprado después.

—Quería hacerlo. Si vas a dejarme vivir aquí es lo menos que puedo hacer.

—Sabes que me gusta que estés aquí.

Patrick se dio la vuelta—Lo sé— dijo mientras alzaba la botella que habían comprado—. Creo que tendremos que dejarla para mañana. Si queremos que esté fría.

—De acuerdo, de todas formas no sé si deberías beber antes de un juego —dijo Neil intentando calmar las cosas, pero la breve risa que salió de Patrick no fue honesta—. Voy a subir ya. ¿Vienes?

—Quería trabajar un rato en el proyecto de Landerson.

—Oh, entonces te bajo tu computadora —dijo Neil mientras se dirigía a la segunda planta. Llegó a la habitación y empezó a buscar entre las cosas de Patrick cuando escuchó la puerta de la habitación cerrarse. Alzó la mirada confundido y vio a Patrick apoyado contra la puerta—. ¿Todo en orden? —preguntó y vio como este se quitaba la camiseta que llevaba puesta.

Antes que pudiera decir algo más Patrick había cruzado la habitación y le estaba besando. Neil correspondió el beso con torpeza y se dejó guiar hasta la cama. Sintió como Patrick le desabrochaba el pantalón y no puso ningún reparo.

—Creí que ibas a trabajar —susurró cuando se separaron para que le quitase la camisa.

—Después, quiero hacerlo.

Neil asintió y le desabrochó el pantalón a Patrick—No te quedarán energías.

Patrick ignoró el comentario, lo atrajo nuevamente y le besó con ansias. Sintió las manos de Neil empezar a recorrer su cuerpo y se separó para susurrar—Quiero que tú me lo hagas…

Neil dejó de tocarlo cuando escuchó aquello y se separó de él. Notó la confusión de Patrick al verse solo en la cama—Yo…¿Por qué ahora?

—¿No es lo que querías?

—¿Lo quieres tú? —preguntó Neil con desconcierto.

—¡Te lo acabo de pedir! —exclamó Patrick exaltado.

Neil mordió su labio con tanta fuerza que creyó que lo haría sangrar. Dejó escapar un suspiro, tomó su camisa que estaba en el suelo y se la puso—Patrick…

—¿Cambiaste de opinión?

—Claro que no, pero solo sé que no quiero hacerlo así —dijo Neil sintiéndose molesto de pronto.

—¿No quieres en la cama?

—¡No! ¡Lo que no quiero es que lo hagas si luego vas a arrepentirte! —exclamó Neil irritado—No quiero que lo hagas porque sé que esto tiene que ver con tu madre. No quiero estar haciéndolo y que estés pensando en ella.

—¿Por qué demonios pensaría en ella?

—No lo sé, tú dime, pero es obvio que algo debió decirte para que vengas a querer hacerlo en estos momentos —le espetó y ante el silencio de Patrick solo sintió la rabia bullirle—. Se me quitaron las ganas —dijo Neil para salir de la habitación. Bajó las gradas furioso—. Danny, vamos por un paseo —dijo tomando la cadena, pero Danny estaba dormido en el sofá de la sala. Neil se acercó e intentó despertarlo, pero el perro no se movió—. Desgraciado…—murmuró para luego ir a la cocina y sacar de la nevera el helado que Patrick le había comprado. Tomó una cuchara, salió al patio y se sentó en el césped a comerlo—. Estúpido Patrick. Yo que quería una noche de sexo desenfrenado —metió la cuchara dentro del bote, sintiendo una estúpida felicidad porque sabía que Patrick odiaba eso, siempre le decía que se sirviera en algún plato, pero siempre lo terminaba convenciendo que comiera directo del recipiente o no le daría nada. Iba por la mitad del helado cuando escuchó unos pasos acercándose—. No quiero hablar…

—De acuerdo, ¿al menos podrías darme un poco? Traje mi propia cuchara —dijo Patrick enseñándosela.

Neil frunció el ceño, le tendió el bote vio a Patrick sentarse en el césped y empezar a comer en silencio—Dije que no quiero hablar, pero si tú quieres hazlo.

—Lo siento, fui un idiota.

—Sí, lo fuiste.

—Creía que no querías hablar.

—Cierto.

Patrick tomó una cucharada grande de helado y se la llevó a la boca. Sabía amargo, no por el sabor del helado, sino por toda la situación que le superaba—Supongo que si estaba haciendo todo por mi madre, para demostrarle o demostrarme que voy en serio contigo —dijo Patrick con pesar—. Me hizo sentir que te estaba usando así como ella lo hizo con Robert.

—¿Crees que lo haces?

—No, pero cuando me lo dijo me hizo sentir que en verdad lo hacía. No sé porque siempre que ella habla empiezo a cuestionarme todo. Es como si se metiera en mi cabeza y me hiciera dudar de quién soy —bajando el rostro.

—Yo sé quién eres, Pat —susurró Neil posando su mano en la mejía de Patrick y alzándole el rostro—. Y no eres igual a ella.

Patrick intentó sonreír, pero le miró con tristeza—Me dijo que no era capaz de entregarme a alguien por completo.

—¿Y por eso querías que yo…?

—Sí…

—Oye, hay otras maneras de entregarse al otro. No tienes que darme todo si no quieres o no te sientes listo.

—Pero quiero hacerlo…

—Ay, Pat —dijo Neil sonriendo por primera vez—. En ningún momento me has hecho sentir que no das todo por lo que tenemos. Además ella no nos conoce. No te conoce. No sabe lo que tenemos tú y yo ¿verdad?

—No.

—Entonces no dejes que se meta en tu cabeza. El único que puede juzgar si das todo o no somos nosotros ¿de acuerdo?

Patrick asintió con la cabeza y se quedó mirando el bote de helado—Lo siento, Neil. Arruiné la noche.

—En verdad lo hiciste —dijo Neil.

—¿No deberías decirme lo contrario?

—No ando de humor de decir mentiras piadosas. Yo también estoy molesto que la hayas arruinado —dijo Neil arrebatándole el bote para tomar una gran cucharada de helado y llevársela a la boca—. Así que seré malo contigo esta noche, pero lo que sí te diré es que si en algún momento quieres intentarlo te lo haré con mucho gusto. Si nunca quieres pues también lo aceptaré, ya te lo dije una vez. El que tengas tus límites no significa que me quieras menos ¿de acuerdo?

—De acuerdo…

—Además, ese culo ya es mío de una u otra forma —dijo Neil con malicia, sonrió aliviado al escuchar a Patrick reír. Cuando vio que acercaba la cuchara apartó el bote de helado—. Eh, no, no. Aún estoy molesto contigo.

—Oh, vamos ¿en serio?

—Sí, quería un buen orgasmo para irme a dormir, pero ahora me quedé sin nada —dijo Neil dándole la espalda.

Patrick le abrazó apegándose a él, pasó sus manos alrededor de la cintura de Neil, puso sus piernas a cada lado de las de Neil y besó su cuello—Evans, ya me disculpé…

—¿Y mi orgasmo quien me lo devuelve?

Patrick sonrió derrotado y su mano se fue al pantalón de Neil. Al notar que no ponía resistencia lo desabrochó—Te daré uno si eso hace que ya no estés molesto conmigo.

—Tienes que seguir con el proyecto —dijo Neil sintiendo como Patrick metía su mano bajo su ropa interior—. Y ya es muy tarde para que lo hagamos teniendo juego mañana.

—Ah, es que solo te vas a correr tú —susurró Patrick al oído mientras le empezaba a masturbar—. Un buen orgasmo y luego al país de los sueños…

Neil se tensó cuando sintió que iba en serio, pero se relajó al sentir la mano de Patrick masturbarle con soltura, dejó escapar un suave jadeo, Patrick lo recostó en su pecho y ponía el bote de helado a un lado. Lo sintió sacar su sexo de entre la ropa interior.

—¿Te gusta?

—Es mejor que nada —mintió Neil. Patrick beso su cuello y buscó su boca, quería poner más resistencia, pero su cuerpo era débil ante Patrick y se entregó de lleno al beso. Sintió la lengua de este adentrarse en su boca y un gemido murió en su garganta cuando Patrick acarició sus testículos.

—Te quiero —susurró Patrick en su oído cuando se separaron—. Te quiero, Neil.

Neil jadeaba mientras reclinaba su cabeza en el hombro de Patrick, le sentía besar su mejilla, su mano libre meterse debajo de su camiseta, mientras la otra mano no dejaba de masturbarle, se recostó más en Patrick dejando que el placer se apoderada de su cuerpo. Neil ladeó de nuevo su rostro y ofreció sus labios a Patrick quien no tardó en corresponderle el beso. Su corazón latía con fuerza a causa del placer. Estaba llegando al límite cuando Patrick apretó con fuerza su miembro. Neil rompió el beso y  le miró indignado.

—Tranquilo, ponte de pie —se apresuró a decirle Patrick con una sonrisa.

Neil frunció el ceño, pero obedeció. Sus pantalones rápido cayeron al suelo y Patrick se encargó de terminarle de bajar la ropa interior. Iba a protestar que la noche estaba demasiado fresca para estar desnudo de la cintura para abajo cuando Patrick le indicó que se acercarse a él y antes que pudiera decir algo metió la mitad de su erección en su boca. Neil jadeó ante tal imagen, vio entrar y salir su erección un par de veces antes que Patrick la sacara por completo.

—Te estás conteniendo—dijo Patrick con seriedad—. Sabes que puedes indicarme como te gusta. Puedes ser un poco brusco, sabes que me gusta.

Neil creyó que iba a correrse en el rostro de Patrick por esas palabras. Respiraba erráticamente y solo pudo asentir al ser incapaz de articular ninguna palabra. Volvió a acercarle su erección, esta vez le tomó de sus cabellos y le indicó el ritmo que necesitaba. Patrick se dejó hacer, le miraba sentado mientras recibía su erección sin ningún tipo de resistencia. Neil sentía su miembro pulsar con fuerza, sus jadeos eran más audibles. No creía que sus piernas lo pudieran soportar más tiempo, Patrick pareció percatarse de ello porque sus manos se fueron a su cintura, para luego bajar un poco hasta sus nalgas que las apretó juguetonamente sacándole un gemido. Estaba en su límite. Intentó sacar su erección, pero encontró resistencia de parte de Patrick.

—Pat...ya no…—pronunció con dificultad, pero cuando bajó la vista notó aquellos ojos verdes mirándole expectante y entonces comprendió que Patrick quería que se corriera en su boca.

Neil movió sus caderas buscando más placer. Miraba hipnotizado como su erección salía y entraba de aquella lujuriosa boca. El orgasmo le llegó con fuerza y cuando Patrick finalmente dejó su miembro terminó de rodillas en el césped. Se apoyó en Patrick con los ojos cerrados, respirando con rapidez, sus rodillas temblaban por el placer y por la dificultad de mantener esa posición. Patrick hizo que se sentara en sus piernas cuando finalmente sintió que su cuerpo volvía a cooperar.

Neil le miró a los ojos y no dudó en besarle aun a sabiendas que acababa de correrse en su boca, le besó con deseo, con amor y cuando rompió el beso volvía a respirar agitadamente—Que no se te haga una costumbre arruinar nuestras noches de sexo solo para chupármela.

Patrick rio al escucharlo—No te preocupes, me ha quedado claro que puedo hacerlo cuando se me apetezca. ¿Estoy perdonado?

—No debería perdonarte hasta que me lleves a la cama pero sí. Estás perdonado.

Patrick besó su mejilla—Te quiero, pero las piernas se me están durmiendo.

—¿Me estás llamando gordo?

—No, me estoy llamando débil.

Neil se puso de pie y se acomodó los pantalones—Joder, no puedo creer que lo hiciéramos en el patio. ¿Y si algún vecino nos escuchó o nos vio?

—Pues seguro se están muriendo de envidia —dijo Patrick mientras se ponía de pie.

Neil se agachó para recoger el recipiente del helado, a lo que Patrick aprovechó para tomarlo y cargarlo sobre sus hombros—¿Qué estás haciendo?

—Dijiste que querías que te llevara a la cama.

—Eh, cambié de opinión, puedo caminar hasta la habitación.

—¿Seguro? Tus piernas no parecían querer cooperar hacía unos minutos —dijo Patrick—. Además pesas menos que los sacos que cargo en la construcción. Así que disfruta el paseo.

—Me haces sentir como un costal de cemento.

—Sí, pero eres mi costal, Evans —dijo Patrick antes de entrar a la casa.

***

Leah había terminado de hablar con su padre hacía solo minutos cuando su teléfono volvió a sonar. Creyó que se le había olvidado decirle algo, pero se sorprendió al ver que era Daniel.

—Hola —respondió extrañada.

—Hola, ¿es un mal momento? Es bastante tarde —dijo Daniel.

—No, no está bien. Solo me sorprendió tu llamada.

—Solo quería llamarte…

Leah sonrió a su pesar—Ok…ya me has llamado.

—Sí, yo este…mejor cuelgo ¿verdad?

—¿Qué harás mañana? —preguntó Leah.

—Nada, pensaba calificar unos trabajos y subir notas al sistema.

Leah frunció el ceño—Eso no suena muy divertido.

—¿Tienes algo en mente?

—Quería ir a surfear mañana, pero es de estar desde temprano. No sé si la idea te llama. La oferta para enseñarte sigue en pie.

—¿De verdad? Claro, sí. Me encantaría —dijo Daniel animado—. ¿A qué horas? ¿Quieres que pase por ti?

—Genial. Siete de la mañana. Te mando la dirección y mi ubicación.

—Perfecto. Entonces hasta mañana.

—Hasta mañana, hey y gracias por llamarme —dijo Leah antes de colgar.

***

Patrick despertó antes que sonara la alarma. Había dormido dos horas, pero estaba seguro que con una noche más de desvelo podría ponerse al día con el proyecto de la biblioteca. No había querido enseñárselo aún a Neil porque quería afinar todos los detalles. Había aprendido a sentirse orgulloso de sus proyectos, pero casi siempre había sido a base de recordatorios que se esforzaba mucho y de repetirse que sabía lo que hacía. Sin embargo, este era diferente. Sentía que el proyecto fluía con naturalidad, y después de enterarse que el abuelo de Neil había construido parte de la biblioteca, quería hacer algo especial y le ayudó a sentirse seguro sobre su decisión de no botar todo el edificio como la mayoría de sus compañeros habían hecho.

Miró la hora, el partido empezaba hasta las diez, y sabía que perfectamente podía dormir media hora más, y aún tendría tiempo de sobra, pero prefirió levantarse, ducharse y desayunar algo ligero antes del partido. Intentó moverse y fue cuando se percató que Danny tenía apoyada la cabeza en una de sus piernas, dormía plácidamente y seguramente Neil despertaría con las piernas entumecidas ya que el resto del cuerpo de Danny estaba encima de sus piernas. Miró a Neil y no pudo evitar reprimir una risa al notar como babeaba la almohada. Era imposible no amanecer con una sonrisa teniendo a Neil a su lado. Aún no comprendía qué había hecho para merecerlo, lo amaba, reconoció. No había tenido problemas para decírselo a Catherine anoche; sin embargo, aún le aterraba un poco decírselo a Neil. Sabía que era un temor absurdo después de todo lo que habían pasado en tan poco tiempo, pero el temor seguía allí porque si se lo decía sabía que no había vuelta atrás.

Anoche trabajando en el proyecto se reprochó su actitud, quizás había hecho todo mal. Estaba acostumbrado a usar el sexo como canalizador de sus emociones, positivas o negativas, y quizás lo único que debía hacer para entregarse a Neil por completo era decirle que lo amaba.

Se sentó en la cama y levantó la cabeza de Danny para liberar su pierna. Había subido demasiado cansado que olvidó cerrar la puerta, así que era obvio que Danny no iba a desaprovechar la oportunidad de dormir con ellos. Se dio una ducha rápida, cuando salió del baño Danny estaba casi que encima de Neil, quien seguía profundamente dormido.

Bajó a la cocina ya con el uniforme puesto, cargando su maletín para no tener que volver a subir, pero no se esperó con encontrarse a Craig allí. Caminaba hacia el estudio con una taza de café cuando lo vio bajar. Patrick se detuvo a mitad de las escaleras y Craig hizo lo mismo. Ninguno dijo nada al principio.

—Buenos días —logró decir Craig quien no despegaba la vista de Patrick, quien aún tenía sus cabellos mojados—. Veo que pasaste aquí la noche.

—Sí, yo este…buenos días…

Craig caminó hasta el estudio y Patrick recordó el caos que había dejado hace pocas horas. No sabía que venía Craig. Neil no le había comentado nada. Entró al estudio detrás de Craig y se disculpó por el desastre.

—¿Es el proyecto que me comentaste que es para Landerson? —preguntó Craig señalando la vieja laptop de Patrick. La había dejado encendida en lo que terminaba de renderizar lo que había trabajado.

—Sí. A-aún me falta terminarlo.

Craig asintió, sin despegar la vista de la laptop—¿Por qué no tiraste todo el edificio? Hubiese sido más sencillo, después de todo es un proyecto universitario.

—Lo sé, es lo que casi todos mis compañeros han hecho —admitió Patrick—. Mi primer impulso fue demolerlo todo, pero cuando fui a visitarlo, no sé. Me pareció demasiado bello como para tirar todo abajo.

Craig seguía examinando las diferentes notas que había dejado en el escritorio—No te gusta irte por el camino fácil ¿eh?

—Sé que me estoy complicando más de lo que debería, pero al menos el arquitecto no me dijo que no lo hiciera —dijo Patrick sintiendo como si estuviera siendo juzgado.

—No me hubiese atrevido a hacer algo tan contrastante con la fachada original —dijo Craig volviendo la vista a la laptop—. Es una propuesta arriesgada. Si la presentaras encontrarías opiniones encontradas.

Patrick se encogió de hombros—Lo sé, pero quería hacerlo. No sé, por una vez no preocuparme tanto en lo que el arquitecto me dirá y disfrutar lo que hago. Quería retarme a mí mismo ver a donde puedo llegar. Estuve pensando en el consejo que me dio una vez, de hacer las cosas a mi manera porque el arquitecto odia que los proyectos busquen complacerle y quise intentarlo.

Craig sonrió al escucharle y despegó la vista de la laptop—Me parece que vas por buen camino.

—¿De verdad?

—Sí, solo tengo una duda con esta columna.

Patrick se acercó a la computadora y notó lo que Craig le señalaba. De un momento a otro se vieron inmersos en la discusión del proyecto. Craig le hizo muchas observaciones de las que no había considerado aún, pero elogió muchas más.

—Si todos mis empleados tuviesen la mitad de ideas que tienes para maximizar los espacios tendría más ganancias y a la larga también los clientes se ahorrarían dinero—dijo Craig impresionado.

Patrick sonrió apenado. La manía de ahorrar al parecer también estaba allí en sus proyectos— Pensaba en paneles solares también, ya sabe para que sea amigable con el ambiente, pero no sé si en la realidad sería posible.

—Todo depende de cómo se lo presentas al cliente, Patrick. Ellos no quieren escuchar que si es bueno para el medio ambiente o no, tienes que hablarles de costos y hacerlos ver que más que un gasto es una inversión a largo plazo. Si fuese una propuesta real, podrías basarte en el dinero que te estás ahorrando en esos momentos al dejar de pie la parte antigua y también hacerles ver a la larga cuanto se ahorrarían de electricidad.

—Ah, tiene razón. Siempre me olvido de la parte que hay que venderle la idea al cliente —dijo Patrick apenado. Nunca le ponía demasiada atención a esas cosas porque en su mente siempre se veía como algún dibujante o supervisor de obra. No se veía interactuando con clientes y menos para un proyecto de esa magnitud.

—Te comprendo perfectamente. Siempre me ponía nervioso las primeras veces que interactuaba con los clientes.

—¿Usted?

—Sí. Al principio me tocaba tratar con clientes pequeños. Algún local comercial o una remodelación o construcción de una casa. Les explicaba que haríamos y no me entendían. En aquellos tiempos no habían modelos 3D para hacer todo más sencillo, así que una vez lograba hacerles comprender qué íbamos a hacer tenía que convencerlos que esa era la mejor opción, porque empezaban a sugerir unas atrocidades.

Patrick sonrió al ver a Craig reírse de sí mismo, de algún recuerdo pasado—Aún creo que suceden esas cosas.

—Cierto, aunque antes era peor, créeme. Las primeras veces regresaba frustrado. Erika me decía que era mi culpa por no explicarles bien, así que me obligaba a presentarle los proyectos antes de ir a ver a los clientes.

—¿Lo obligaba? —preguntó Patrick incrédulo.

—Oh, sí. Ni mi padre era tan exigente. Me decía: “Si yo no puedo comprenderte siendo brillante. ¿Cómo esperas que un mortal lo haga? Sigo creyendo que el baño está en medio del patio por cómo me estás explicando las cosas”

Patrick se sintió aliviado al notar como el semblante de Craig no cambiaba después de haber dicho esas palabras. Quería creer que las cosas se iban arreglando poco a poco entre los padres de Neil, por el bienestar de todos.

—Después del discurso que dio en la fiesta con seguridad y elocuencia no me lo hubiese imaginado.

—Antes era un desastre. Erika me ayudó mucho. No sé cómo tiene el valor para andar peleándose  en los juzgados o en los registros, no se pone nunca nerviosa no importando la situación. Es muy segura de sí misma, tiene el don de la palabra.

—Pues ya sé de donde lo heredó Neil. Nunca he entendido como no se pone nervioso al subirse al escenario. Las palabras nunca han sido mi fuerte.

—Bueno, allí está Neil para ayudarte. Si Neil tiene una especialidad es hablar. Una vez aprendió hacerlo nunca se ha callado —dijo Craig con una sonrisa dándole un último sorbo a su café—. Siempre pensé que quería dedicarse a la actuación ¿sabes?

—¿De verdad?

—Sí, Erika incluso había empezado a ver ya las mensualidades y universidades. Decía que quería asegurarse de poder costearlo en caso que Neil se decidiera por la actuación.

—Siempre puede hacer ambos. Aún no es demasiado tarde —dijo Patrick tanteando terreno.

—Podría, pero con lo que le gusta dormir le costaría un poco más.

Patrick sonrió al escucharlo. No podía hacer otra cosa que darle la razón. Miró la hora y notó que se le hacía tarde para el partido—No es que no esté disfrutando de la charla, pero tengo un partido en casi una hora.

—Oh, debiste haberlo dicho antes. Te quité tiempo.

—Claro que no, en realidad yo debería decir que le robé su tiempo. Aprendí mucho.

Craig sonrió—Me alegra escucharlo. Por cierto, esta tarde iré a la construcción. Tres treinta por si te interesa ir a ver.

—¡Claro, me encantaría!

—Perfecto —dijo Craig viendo la hora—. Tengo una reunión a las diez con Tony y unos colegas, pero paso por ti para que vayamos.

—¿Seguro? No tiene que desviarse de su camino.

—No es ningún problema, Patrick, paso por ti a las tres. Ahora ve a prepararte. No te vayas sin desayunar. Tómate un yogurt aunque sea. Neil tiene varios en la refrigeradora o deberías hacer algunas tostadas. Vi que tiene mermelada si gustas —dijo Craig llevando la taza donde se había servido café al lavabo.

Patrick le miró un poco apenado mientras iba a la refrigeradora. Se había acostumbrado a moverse como si estuviese en casa cuando solo estaban los dos, pero estando allí Craig no pudo evitar sentirse un poco cohibido. Sacó la mermelada, tostó dos rebanadas de pan y sacó un poco de jugo.

—A todo esto ¿y Danny?

—Arriba con Neil, durmiendo —dijo Patrick antes de dudar unos segundos antes de irse a sentar al comedor y empezar a comer.

Craig sonrió un poco y miró la hora—¿No va a acompañarte al juego?

—No creo. Ya se hubiese levantado. Ha tenido una semana ajetreada, así que prefiero que duerma. No es un partido importante después de todo.

—La otra vez que fuimos por un helado comentaste que pronto sería tu juego contra la sub 20 ¿verdad?

Patrick asintió mientras terminaba la primera tostada, no esperaba que recordara algo que él hubiese dicho—Es el próximo fin de semana.

—¿Te importa si vamos a animarte? Joshua no ha dejado de preguntar si puede ir.

Patrick le miró sorprendido por unos segundos—Si…di-digo no, digo…me encantaría que fueran —dijo con total sinceridad.

—Perfecto, así puedo hacer tiempo para que vayamos a animarte. Neil dice que eres excelente.

—No es para tanto —dijo Patrick apenado mientras terminaba de comer.

Por fortuna llamaron a la puerta y no tuvo que seguir escuchando halagos que no sabía cómo aceptar. Se apresuró a lavar los platos y la taza de Craig cuando escuchó la voz de Tony en la entrada.

—¿Café?

—Pasé al Starbucks, gracias. Deberíamos apresurarnos, la reunión es a las diez y…—dijo Tony mientras entraba a la casa y notaba la presencia de Patrick—. Oh, hola, Patrick. ¿Qué tal? 

Patrick se dio la vuelta e intentó lucir lo más tranquilo posible. Aún tenía presente su último encuentro con Tony—Buenos días. Bien, todo bien ¿y usted?

—Ah, no tienes que ser tan formal. La última vez te dije que podías llamarme Tony —dijo el hombre sin borrar su sonrisa. Aún dentro de la casa se negaba a quitarse sus lentes de sol Burberry—. ¿Qué te trae por aquí un sábado por la mañana tan temprano? Neil no es de los que madrugan.

Patrick maldijo mentalmente que todos supieran que Neil jamás se levantase temprano.

—Pasó aquí la noche —respondió Craig con naturalidad—. En realidad iba de salida.

—Sí, tengo que irme. No quiero llegar tarde.

Tony finalmente reparó en su uniforme—Oh, estás en el equipo de fútbol. ¿Hay partido ahora?

—Sí, por eso tengo que irme —dijo apresurándose a tomar su maletín—. Quisiera quedarme más tiempo, pero tengo que marcharme.

Tony asintió—¿Estás listo, Craig?

—Sí, solo tomo mi maletín.

—¿Por qué no le damos un aventón a Patrick?

—¿Eh? No, no. No es necesario. La universidad está aquí cerca.

—Pero si mal no recuerdo tienes que atravesarte toda la universidad para llegar a la cancha. Anda, no seas tímido. No nos desvías y te dejamos en la entrada principal.

—Yo…

—Es cierto, llegarás más rápido. Deja que vaya por mis cosas —dijo Craig apresurándose a ir por su maletín.

Patrick no encontró como escaparse de esa situación. Salió detrás de Craig y Tony, pero se detuvo en seco al notar el auto que estaba frente a la casa de Neil.

—¡Oh, veo que ya te entregaron tu nuevo juguete! —exclamó animado Craig.

—Sí, tal vez viéndolo te animas a cambiar ese viejo cacharro que conduces.

Patrick se quedó confundido contemplando el flamante Masetari Gran Lusso del año. Sintió la mirada de Tony sobre él y antes que pudiera decir algo Craig le indicó que subiera. Se sentó en la parte de atrás sin saber a dónde mirar. El carro olía a nuevo, lujo y billetes. Aun cuando Tony llevaba sus lentes sus miradas se encontraron. Vio la sonrisa de lado del otro.

—¿Te gusta? —preguntó mientras se ponía el cinturón.

Por fortuna Craig creyó que le hablaba a él, quien veía todo con curiosidad—Creía que ibas a decidirte por el Ferrari.

—Ya sabes cómo es mi madre. Insistió que debería comprarme un automóvil familiar, así que terminé comprando este o si no jamás se subiría al vehículo.

Patrick miró como salieron de la residencial. No se sentía a gusto en el interior del vehículo. No entendía por qué Tony había insistido en llevarlo.

—Por cierto, Patrick —dijo Tony mirando nuevamente por el retrovisor mientras hacía el alto—. Vi tus fotografías.

—Oh, es cierto. Eres muy fotogénico —dijo Craig.

Patrick intentó sonreír—Gracias…

—No sabía que te interesara el modelaje. Requiere valor modelar trajes de baños, aunque con tu físico no debiste tener ningún problema. Las fotos quedaron excelentes —dijo Tony.

Patrick miró a Craig preocupado, pero este estaba más interesando en cambiar las estaciones de radio. Su mirada se encontró con la de Tony nuevamente y supo que no había malinterpretado el tono con que pronunció esas palabras. De inmediato le vino el recuerdo de Neil molesto diciéndole que ahora todos usarían sus fotos para sus “cochinadas” según él. Hasta ese momento lo había ignorado, pero estando con Tony en el interior del automóvil le hizo creer que quizás el ingenuo al fin y al cabo era él y no Neil.

—No me interesa, pero se dio la oportunidad y la tomé —se limitó a decir Patrick. Dejó escapar un suspiro de alivio cuando vio la entrada principal de la Universidad—. Gracias por traerme, aquí me bajo.

—Ah, no te preocupes. Te dejo adentro, es más seguro para que te bajes —dijo Tony.

—Pero…

Nuevamente no pudo protestar, se limitó a dar las gracias y bajar lo más rápido de allí. Creyó que saldría invicto del mal rato.

—¡Eh, Patrick! ¿Tan rápido engañando a Evans?—dijo Jake quien caminaba junto a Carl.

—No seas ridículo —dijo Patrick molesto mientras se acomodaba el maletín.

—Te lo dije, Jake. El capi es leal.

—Ah, es que ante semejante carro es imposible no caer en la tentación de prestar las nalgas. Hasta yo lo haría.

—Yo no le presto las nalgas a nadie —dijo Patrick con el ceño fruncido mientras avanzaban a la cancha.

—¿Ni a Evans? —preguntó Jake con una sonrisa maliciosa.

—Ya, Jake. No seas entrometido. Vas a enojar al capi y no te dará ningún pase —le hizo ver Carl—. Era un Maserati ¿verdad?

—Sí…

—Joder, si no te lo estás follando ¿de quién te has hecho amigo?

—No es mi amigo, es un socio del padre de Neil. Se ofreció a traerme.

—Pues si es gay de seguro quiere que le prestes el culo —dijo Jake con convicción—. De seguro vio esas pancartas y no ha dejado de jalársela viendo tus fotos. Ya sabes lo pervertidos que son los viejos, siempre detrás de carne joven.

—¡Joder, Jake, es lo último que necesitaba escuchar en estos momentos! —exclamó Patrick mientras se acercaban a los vestidores—. Ni una palabra allí adentro.

—Vale, pero en caso que quieras caer en la tentación y decidas prestarle el culo al menos que te compre uno igual a ti.

—¡Jake! —exclamó Carl.

—¿Qué? Yo solo digo que Smith está cotizándose alto así que le saque provecho. Y de paso que nos invite a dar una vuelta.

—Si sigues diciendo tonterías la única vuelta que te voy a invitar a dar es a la cancha y corriendo descalzo —dijo Patrick frustrado.

Entraron a los vestidores y Jared los instó a apresurarse. Dio las indicaciones de último momento y les indicó que la alineación de ayer se mantenía y que Patrick jugaría. El resto del equipo celebró la noticia, aunque Patrick notó que Jared no estaba tan feliz de dar su brazo a torcer.

—Han venido también a cubrir el partido de ahora. Me dijeron que serán un par de fotografías y quizás algunas palabras con algunos de ustedes, no quiero que eso los desconcentre así que si intentan abordarlos en el calentamiento ignórenlos. Hablaran hasta que termine el partido. ¿Entendido?

—Sí —respondieron al unísono.

Salieron a la cancha a calentar. Jim no tardó en identificar al reportero. Patrick reconoció a Benny Wislow de El Examinador junto a un fotógrafo y una mujer más. No le había visto desde el desastroso encuentro con él, el padre de James y Andrew en el restaurante chino. Aunque Tom les había asegurado que lo había visto en un par de juegos a lo largo de la temporada.

El calentamiento pasó sin mayores contratiempos y pronto estuvo frente al capitán del otro equipo. Grethbauer había jugado ayer y habían perdido. Así que estaban en una posición inmejorable. Tenían que ganar este partido si querían alcanzarlos en puntos. La temporada estaba a punto de acabar y cada juego era una final. Cerraban en casa y si no podían superar en puntos a Grethbauer al menos tenían que ir empatados y jugar una verdadera final en casa. Solo en momentos como eso es que se arrepentía, un poco, de haber enfadado a James Grafiel. Tendrían un partido extra y el desgaste de la temporada ya empezaba a hacerse notar en el equipo.

Les tocó mover primero el balón. Aún no se había acostumbrado por completo a los botines que Neil le había regalado, pero no tenía otra que terminar de acostumbrarse durante el juego. La primera media hora transcurrió sin mayor novedad, pero la marca no le permitía moverse con comodidad. En momentos llegó a tener hasta tres jugadores marcándolo. El primer tiempo terminó cero a cero y claramente Jared no estaba feliz con el resultado. El único verdaderamente animado era Carl quien había hecho cuatro paradas excelentes. Al menos alguien llegaría con el autoestima alta para el partido contra la sub 20. Sin embargo que Gastrell solo tuviera un tiro al arco era preocupante.

—Necesito que atraigas toda la marca hacia a ti, Patrick. Será desgastante para ti, pero es la única manera —dijo Jared señalando el pizarrón—. No dejes de moverte o correr. Jim, te encargarás de anotar.

Jim le miró como si se hubiese vuelto loco—Pero yo no soy bueno construyendo jugadas…

—Has estado trabajando en eso. Sé que puedes hacerlo. No podemos darnos el lujo de empatar o perder este juego. Ahora escucha la táctica —dijo Jared quien empezó a señalar en la pizarra los movimientos que tenían que hacer. Le indicó a la defensa los huecos que estaban dejando.

Minutos después saltaban de nuevo a la cancha. Patrick se puso al lado de Jim—¿Seguro que puedes?

Jim frunció el ceño—No estoy feliz con las instrucciones de Jared.

—Oh, vamos. ¿No es exactamente lo que querías? Hacer jugadas, tener toda la gloria para ti solo —preguntó Patrick mirándole de reojo. Notó como la cara de Jim se ponía roja no sabía si de enojo o vergüenza—. Más vale que lo hagas bien. Mejor escenario imposible, hasta la prensa está aquí.

—Creí que estábamos bien —dijo Jim caminando hasta el centro del campo.

—Haré mi trabajo, Jim. No estoy feliz con ello. Así que más vale que valga la pena.

—Patrick, yo…

—¿Ahora te disculpas? Antes me decías que me harías morder el polvo, que el que anotaría los goles serías tú. ¿Dónde está ese Jim?

Jim abrió la boca, miró a Patrick con confusión, mientras el equipo contrario saltaba a la cancha—¿Estás intentando provocarme?

—Vaya, hasta que te das cuenta —dijo Patrick con una sonrisa de lado—. Empezaba a creer que eras más estúpido de lo que pensaba.

—¿Por qué?

—Porque odio este Jim. Has pasado todo el primer tiempo dándome pases cuando sabes que no puedo desmarcarme. ¿Quieres hacerme quedar mal?

—¡No! Patrick yo solo…

—¿Querías disculparte por todo? —preguntó Patrick—. No lo hagas, es molesto. Tú mismo lo dijiste creía que estábamos bien, pero al parecer no porque cada vez que tomas el balón intentas pasármelo cuando ambos sabemos que eres un cabrón egoísta que solo pasa el balón cuando es la última opción.

—Yo…

—Vuelve a ser ese cabrón, Jim. No te queda el papel de mártir y necesitamos los goles—dijo Patrick antes de darle un manotazo en la espalda e irse a poner a su puesto.

Patrick volteó a ver a Jim quien no le quitaba la mirada de encima y solo asintió en señal de entendimiento. El segundo tiempo empezó y se encargó de arrastrar toda la marca posible. Jake lanzó un excelente pase que Jim tomó, tenía toda la banda de la derecha libre. Patrick notó la duda del central si debía ir a marcarle o quedarse con él, Patrick aprovechó a moverse al medio del campo, haciéndoles creer que esperaba un centro, pero Jim tiró a puerta desde fuera del área. Un balón rasante que pegó en el palo izquierdo antes de meterse a portería. La grada estalló en vítores. Todos fueron a felicitar a Jim. Habían empezado bien, pero aún quedaba mucho juego.

Sabía que sería más difícil convencerlos de marcarlos ahora que Jim había demostrado también ser de peligro. Vio a Tom subir por el lateral izquierdo llevando el balón. Mike también había subido por la otra banda. Patrick logró escaparse de la marca y recibir el pase que Tom le mandaba. Logró meter un centro justo en el momento en que Mike entraba al área y no dudó en tirarse de cabeza para clavar el balón en la red. El portero se estiró al máximo y apenas logró rozar el balón, pero no fue suficiente para impedir que el balón entrase en la red. Después del segundo gol todo marchó sobre ruedas. Jim logró un hat-trick y faltando quince minutos ya tenían el partido resuelto. Patrick se sentía exhausto. La falta de sueño empezaba a pasarle factura le hizo una seña a Jean para ver si podían sustituirlo, pero cuando el árbitro paró el partido para el cambio a los que mandaron a llamar fue a Jake y a Tom.

Patrick miró a Jared quien en su opinión adrede evitaba mirar en su dirección. Frunció el ceño y maldijo la actitud infantil de su entrenador. Intentó terminar lo mejor posible el partido, pero ya no tenía fuerzas para correr. Deseaba poder largarse apenas terminara el partido. Había visto a Neil entrando cuando celebraban el segundo gol de Jim, así que esperaba que pudiera sacarlo de allí lo más rápido posible. Quería comer y poder dormir un poco antes que llegase Craig. Al ochenta y nueve Gastrell hizo su último cambio. Jim. La grada se puso de pie y no dudó en aplaudirle cuando salió de la cancha. En verdad había mejorado muchísimo, reconoció Patrick. Las horas extras con Jared estaban dando resultado. Tres minutos después el árbitro dio por finalizado el partido. Estaban empatados en puntos con Grethbauer. Volvían a depender de ellos para ganar el campeonato.

Estrechó la mano del capitán del equipo contrario y Carl se le acercó para abrazarle—Buen partido, capi.

—Hoy no hice nada, tú y Jim se robaron el show este día.

Carl sonrió orgulloso al escucharle—Lo importante es que alcanzamos a Grethbauer.

Iban directo a los camerinos cuando Benny Wislow los interceptó—Nos volvemos a ver, Patrick Smith.

—Hola, señor Wislow.

—Buena victoria. ¿Nos permites unas palabras?

Patrick no disimuló que no estaba de humor para hablar en esos momentos. Buscó con la mirada las gradas a Neil—Me están esperando…

—Algo rápido, en realidad la que más quiere hablar contigo es mi colega —dijo Benny quien señaló a una mujer a unos metros de distancia de él.

Patrick dejó escapar un suspiro—De acuerdo.

—Perfecto. Quería una fotografía también de ti, chico —dijo Benny a Carl—. ¿Por qué no vas con mi colega? Está fotografiando a tu otro compañero.

Carl no dudó en aceptar. Se dirigió a donde Benny le había indicado intentando aplastar su cabello aún con los guantes puestos y solo consiguió que parte del césped que tenía en sus guantes terminara en su cabello.

Patrick llegó donde la mujer que rebuscaba algo en su bolso. Apenas lo vio interrumpió su búsqueda y estrechó su mano con fuerza—Patrick Smith. Un placer conocerte. Nos has tenido como locos en el departamento buscando información tuya.

Patrick le miró confundido y buscó con la mirada a Benny.

—Eva es una de las periodistas de la sección de farándula, moda y esas cosas. La escuché hablando sobre este misterioso modelo en el almuerzo. Me llevé una sorpresa cuando me di cuenta que se trataba de ti. Así que cuando supo que iba a cubrir el juego con Gastrell no dudó en venir. Así que esperaba que pudieras responderle unas preguntas.

—Ah, está bien…—dijo Patrick no muy seguro.

—Bien, Patrick. Debes saber que has dado mucho de qué hablar los últimos días. Saliste de la nada y la has roto en grande. ¿Qué se siente ser el rostro de la nueva marca de Valentina Scaff?

Patrick miró a Benny en busca de ayuda, pero era obvio que no recibiría ninguna. Prefería las preguntas relacionadas al fútbol—No lo sé. Todo es demasiado nuevo, intento no pensar mucho en eso. Aunque si estoy agradecido con Valentina por la oportunidad que me ha dado. Entre más lo pienso creo que ella tenía más que perder y aun así me dio toda su confianza, así que espero haber podido cumplir con sus expectativas sabiendo lo importante que es ella en el mundo de la moda.

—¿Antes de esa sesión te habías planteado ser modelo?

—Jamás, ni en un millón de años —admitió Patrick—. En realidad no sé si podría llamarme un modelo.

—Tus fotos son muy profesionales, Patrick. Yo estoy segura que puedes decir que lo eres sin ningún problema.

—Gracias…

—Estuvimos intentando averiguar un poco, pero no te hemos encontrado en ninguna red social. ¿Tienes alguna?

—No, bueno sí. Facebook pero suelo subir nada. En realidad lo creé porque hacen muchos grupos de las materias de la universidad y allí suben a veces cosas importantes. No tengo mucho tiempo para las redes sociales.

—Oh, vaya. Es una lástima. Tus fans van a decepcionarse mucho. ¿Puedes hablarnos un poco de ti?

—Ah, pues tengo veinte años, estudio arquitectura y estoy en el equipo de fútbol de Gastrell —dijo Patrick no sabiendo qué más decir. No se sentía muy cómodo compartiendo detalles de su vida con desconocidos.

—¡Hey, Smith! Jared nos quiere a todos ya en los vestidores —gritó Jake a sus espaldas.

Patrick agradeció la intervención divina—Disculpe, tengo que irme.

—No hay problema puedo esperarte y…

—En realidad tengo un compromiso y tengo que salir corriendo. Disculpe por no poder seguir respondiendo sus preguntas —la interrumpió Patrick. Si no se escapaba ahora nunca lo haría—. Quizás en otra ocasión.

Eva asintió a su pesar y sacó de su bolso su billetera y una tarjeta de presentación—Nos encantaría que nos concedieras una entrevista. Si te animas dile a tu representante que nos contacte o nos llamas tú.

Patrick asintió, prefirió no decirle que eso jamás pasaría y que ni siquiera tenía un representante. Se despidió de ella y Benny pero él no se le despegó.

—Aprovecho para hacerte un par de preguntas en lo que llegamos al vestidor —dijo sacando una grabadora de voz—. La próxima semana se enfrentan a la sub 20. ¿Cómo están los ánimos del equipo?

—Por las nubes, el equipo está muy motivado para hacer un buen papel. Queremos dejar en alto el nombre de la universidad, pero no perdemos de vista que lo importante es ganar el campeonato —respondió Patrick sintiéndose mucho más cómodo con esa línea de preguntas.

—Eres el goleador del torneo a pesar que has tenido una participación irregular esta temporada, ya sea por tu lesión o porque no has sido convocado. ¿Cómo le haces para mantener tu racha goleadora? ¿Te preocupa que se acabe entrando al fin de la temporada?

—Me gusta siempre hacer un buen trabajo así que siempre intento hacer goles, a veces entran a veces no, pero hasta la fecha ambos sabemos que al final del torneo es cuando más goles suelo anotar así que no estoy preocupado. En caso que eso suceda creo que hoy quedó claro que el equipo puede arreglárselas bien sin mis goles.

Benny sonrió ante la respuesta de Patrick—Cuando anunciaron el partido contra Gastrell, James Grafiel dijo que le habías dicho que iban a derrotarlos fácilmente ¿Aún sostienes tus palabras?

—Han transcurrido ya varios meses desde que lo dije. Aquellas palabras las dije pensando en el nivel de la sub 20 en ese entonces, sería arriesgado sostener mis palabras considerando que ambos equipos han evolucionado, pero sí creo que daremos un buen espectáculo. Gastrell es un equipo competitivo.

Benny asintió mientras detenía la grabación al notar que se acercaban a los vestidores—Gracias por tu tiempo, Patrick.

—No hay problema, tengo que dejarlo. Jared debe estar esperándome.

—Oh, antes que lo olvide. Una pregunta más por curiosidad personal. No es algo que pueda preguntarle a Jared porque rehúye de mis entrevistas.

—Dígame.

—¿Jared no puso reparos cuando lo contrataron? En especial sabiendo que se enfrentarían a la sub 20.

—¿Por qué tendría problema con eso? —preguntó Patrick confundido.

—Porque el Jared que yo conozco es leal hasta la muerte a los Grafiel. Nunca haría nada que dejase mal parado a su familia. Por eso me sorprendió que aceptara entrenarlos sabiendo el juego que tenía por delante en especial con Edward siendo tan cuestionado con el trabajo que está haciendo en la federación.

—¿De qué está hablando?

—De Jared arriesgándose que destituyan a su padre si la sub 20 y la selección mayor siguen generando malos resultados.

Patrick se quedó en blanco unos segundos. Benny lo notó y su expresión jovial cambió hasta adoptar un semblante serio.

—¿Sí sabes que Jared se apellida Grafiel verdad?

Patrick intentó recomponerse—Sí, sí. Claro que lo sé. Como estamos acostumbrados a solo llamarlo por su nombre a veces lo olvido —dijo con una sonrisa que le costó mantener—. En fin, Jared no ha puesto ningún reparo. Está muy motivado por hacer ganar a Gastrell, así que no creo que eso sea un problema. Tengo que dejarte Benny —dijo caminando directo a las gradas donde había visto a Neil.

—¿No tenías que ir a una reunión? —le preguntó Benny.

—Voy por mi celular —dijo Patrick. Sus pasos era rápidos. Su mente era un caos. Apenas vio a Neil se detuvo porque si no haría una tontería. No podía ser cierto. Benny tenía que estarle jugando una broma. Neil tenía la mirada en su celular, pero debió sentir su mirada en él.

—Hey, creía que…¿pasó algo?

Patrick terminó de acortar las distancias—Dame tu celular —dijo con más brusquedad de la que esperaba. Neil se sobresaltó al escucharlo pero le dio su celular. Patrick lo tomó y sentía sus manos temblarle de la rabia. Rápidamente tecleo el nombre de Jared Grafiel y le arrojó los resultados de unas noticias de a mediados de los 2000. Se fue a las imágenes y sintió la bilis subirle a garganta al notar una foto de Jared en la sub 20. Inclusive los resultados arrojaban una foto con Edward Grafiel.

—¿Patrick qué sucede?

—¿Lo sabías? —preguntó furioso.

—¿Saber qué? ¿De qué me estás hablando? ¿Por qué estás tan alterado?

Patrick le estrelló el celular en el pecho a Neil—Porque resulta que el entrenador que me recomendaste es el maldito hermano de James.

Neil le miró confundido y vio su celular en la que todavía estaba la foto de Jared más joven. La  descripción de la imagen rezaba: “Jared Grafiel es el futuro de la selección.” —Y-yo no sabía —dijo Neil confundido—. Me dijo que se llamaba Jared Clinf. Pat, tienes que creerme. Andrew jamás me dijo que…

—¿Andrew? —lo cortó Patrick— ¿Qué tiene que ver Andrew en todo esto?

Neil le miró preocupado porque el enojo de Patrick solo iba en aumento—Él me recomendó a Jared. Me dijo que era el único que podía ayudarlos, pero en ese entonces no querías hablar con él y yo…—calló al notar la expresión de Patrick—. Oh, Dios. Me he cagado por completo en el equipo ¿verdad?

—No, no es tu culpa —dijo Patrick dándose la vuelta. Empezó caminar hacia los vestidores.

—¡Pat! ¡Pat, aguarda! ¿A dónde vas?

Patrick sentía la rabia fluirle. ¡¿Cómo podía haber sido tan estúpido?! ¡Le había confiado al equipo sin hacer mayores averiguaciones! ¡No eran paranoias suyas! El tipo la tenía cargada contra él. Su maldito hermano de seguro se lo pidió. Entró a los vestidores y le llegó la voz de Jared. Sus manos temblaban al recordar todas las veces que había sido un hijo de puta con él y que estúpidamente había intentado convencerse que no era personal.

—Al fin apareces —dijo Jared interrumpiendo su discurso cuando lo vio entrar—. Toma asiento.

Patrick avanzó con lentitud al principio, pero conforme se acercaba la ira se hacía incontenible. La puerta de los vestidores se abrió con violencia.

—¡Patrick, no hagas ninguna tontería!

Todo el equipo volteó a ver confundido a Neil, pero Patrick tenía los ojos fijos en Jared.

—¿De qué está hablando? —preguntó Jean.

—No quiere que haga esto —dijo Patrick antes de tomar impulso y lanzar un puñetazo directo a la cara a Jared.

Notas finales:

Gracias por leer y por sus reviews <3 


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