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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Sigo viva en estos tiempos de plaga. Espero que todos y sus familias estén gozando de buena salud en estos tiempos de incertidumbre. Lamento traer una actualización hasta ahora. No hay cuarentena en mi caso, así que he tenido que seguir trabajando. Ya trabajo yay (?), pero después de muchos ajustes logré sacar el capítulo. Es un poco más largo de lo usual. Gracias a sus comentarios pude percatarme que nos había estancado un poco, así que espero que este sea el último capítulo "lento" de aquí en adelante vamos a meterle el acelerador. 

De nuevo gracias por su apoyo y su paciencia. 

LI.

Neil sintió un sabor amargo en su boca cuando notó el titular de la noticia. “El modelo más codiciado del momento”. Había querido no darle vueltas al asunto, pero antes de la clase de estructuración escuchó a un par de chicas detrás de él hablando de una noticia sobre la velada de anoche. Ahora estaba en medio de la clase, suplicando que el catedrático no lo descubriera leyendo el artículo.

Patrick había llegado entrada la madrugada. Le había indicado que no se había perdido de mucho, pero por lo que veía en las fotografías era mentira. Valentina había reservado toda la exclusiva terraza del mejor hotel de la ciudad. Y revisando las fotografías sentía que Patrick solo había sido condescendiente con él para no hacerlo sentir culpable.

Neil hasta ese momento no lo había hecho, pero ahora viéndolas de alguna manera sentía que no estuvo con él en algo importante. Se sentía un poco estúpido revisando un par de noticias hasta que llegó a una que parecía ser la más completa. Había una fotografía de Valentina, Patrick y Maddy. La nota se jactaba de haberle sonsacado alguna información a Patrick.

No pudo evitar sonreír al notar la fotografía de Patrick y Gabriel en una especie de alfombra roja. “¡No dejen que su apariencia de bad boy los engañe! Patrick Smith invitó a su abuelo a su primera cena de gala como modelo y el detalle no ha pasado desapercibido por nadie. ¡Ha derretido todos los corazones de los presentes!”

Neil siguió leyendo la nota. “Aunque todos esperábamos que esta fuera la noche que pudiéramos confirmar si el nuevo rostro de la marca Scaff y Valentina’s tiene pareja, el mismo modelo nos confirmó que esta no pudo venir por asuntos personales. ¿Problemas en el paraíso? Qué podía ser más importante que estar al lado de tu novio en la que podemos confirmar fue la noche donde los expertos reconocieron que tiene un futuro en esta en la industria.”

Neil frunció más el ceño. Ya ni se molestaba en disimular que no estaba prestando atención. Dejó escapar un suspiro y siguió viendo las fotografías de la cena.

—¿Ese es el ingeniero con Leah?

La pregunta de Logan lo hizo sobresaltarse. Miró al frente donde el catedrático seguía con su explicación y cuando volvió la vista a Logan ya había tomado su celular y agrandaba la fotografía. Neil ni siquiera había reparado en Leah y el ingeniero Hayes al fondo de una de las fotografías donde Valentina era la del primer plano.

Neil vio la expresión molesta de Logan, pero no se le ocurrió nada que decir al respecto. Lo vio sacar su propio celular y revisar el Instagram de Isabella, pero la chica solo tenía fotos con Patrick, Leah, Valentina y Gabriel. Nada que le hubiese dado algún indicio de que Daniel estuviera allí. Neil estiró el brazo para recuperar con el mayor disimulo posible su móvil. Mientras veía que Logan veía el perfil de Leah, pero fiel a su costumbre no había subido nada en relación a las fiestas de su madre.

Neil no encontró nada que decirle a Logan, en especial porque él mismo se sentía pésimo. Si bien se había quedado para aprenderse sus diálogos sentía que no había valido la pena. Había memorizado en su mayoría los diálogos, pero seguía detestando su interpretación. Quizás debió haber ido con Patrick y avisarle a Adrik que era imposible lograr lo que él esperaba en tan poco tiempo. Ni siquiera se sentía seguro de poder conseguirlo si tuviera más tiempo. Aún con todo el análisis del personaje que Adrik y él discutieron seguía sin saber darle vida al personaje. Quizás se había equivocado.

***

Patrick se estremeció cuando escuchó como todo el lugar parecía rugir. Miró a su alrededor y las reacciones de sus compañeros eran iguales o peores a la suya. Los abucheos se iban haciendo más sonoros y aunque no comprendía que decían eran claro que lo eran. Había experimentado la presión de las barras contrarias, pero este era otro nivel. Justo cuando creía que no podría soportar el ruido un segundo más todo paró. Escuchó a su alrededor a sus compañeros exhalar el aire aliviados. Jared se acercó a ellos con seriedad.

—Esto es a lo que nos podíamos enfrentar mañana.

Patrick buscó con la mirada a Jean, era una pequeña mancha lejana en la que suponía que era la cabina del sonido del Estado Nacional. Cuando Jared les expresó que querían que se acostumbraran a la acústica del lugar y la presión que podría sentir en un lugar como ese, creyó que estaba siendo exagerado, pero ahora no sabía qué decir. El Estadio Nacional tenía una capacidad para cincuenta mil espectadores.

Jamás han jugado para tal cantidad de personas, pero las entradas del partido de mañana eran las más accesibles en muchos años, así que lo más probable es que llegase una buena afluencia de personas, más movidos por la curiosidad de ver a la selección en su último amistoso en el país antes de ir a terminar la concentración en el extranjero. La idea de escuchar a cincuenta mil personas empezaba a calarle y más si se sentía observado.

—Es una locura. La vez que jugamos para unas cinco mil personas creía que iba a orinarme del miedo —dijo Jim rompiendo el silencio.

—No creo que el estadio mañana esté lleno —dijo Carl intentando sonar animado.

Patrick sintió la mirada del resto sobre él—¿Podemos entrenar con el sonido puesto?

—Me alegra que lo propusieras. Es exactamente lo que tenía en mente. No están acostumbrados a jugar para tantas personas. Tengan en mente que esto es solo el sonido. Mañana habrá gente acá. Por lo que tenía planeado hacer un calentamiento más largo de lo usual para que se acostumbren tanto al sonido como a los espectadores —explicó Jared—. Por ahora creo que bastará que entremos con el sonido así que empecemos.

Jared agitó sus brazos en el aire y el sonido volvió a sentirse asfixiante. Es como si todo se quedase atascado en la cancha o todo buscase descender hasta el césped. Patrick jamás había sentido este nivel de presión, pero intentó hacer como si no le importara y le indicó al equipo que formasen un círculo para estirar. Miró las gradas y se alegraba que al menos tendría el apoyo de sus amigos, Neil y su familia. Si por alguna mala broma el estadio terminaba llenándose, al menos lo tranquilizaba saber que  unas diez personas de las cincuenta mil no lo estarían abucheando.

***

No esperó a Neil al terminar la clase de estructuración. No le dijo a donde planeaba ir porque estaba seguro que lo detendría. Se asomó en la primera aula magna no había nadie. La segunda tampoco. Encontró a Daniel en la tercera justo cuando el último estudiante abandonaba el aula. Daniel terminaba de guardar sus cosas cuando notó a Logan avanzar hasta él. Iba a saludarlo como normalmente hacía pero notó algo en su mirada que le hizo abstenerse.

—¿Qué demonios quieres con Leah? —preguntó Logan de golpe.

Daniel le miró sorprendido, pero no perdió la serenidad en su rostro. Cosa que hizo enfurecer más a Logan.

—Supongo que no vienes a preguntarme algún ejercicio de la guía que es para el lunes.

—Responde. Vi las fotos de la fiesta de anoche y…

Daniel frunció el ceño al escuchar el tono de Logan—Creo que no tengo que dar explicaciones de mi vida privada.

—Escucha, me importa una mierda que seas mi catedrático, pero si te atreves a lastimar a Leah…

—¿Eso crees que hago?

—No lo sé, pero antes que hagas una estupidez vengo a advertirte que ella me tiene a mí para protegerla.

—¿Ella te pidió que lo hicieras? En primera creo que ella puede protegerse sola.

—Lo sé, pero aun así…

Daniel no podía creer que estaba teniendo esa conversación. En su trabajo. Con un alumno. Suspiró y le indicó a Logan que salieran antes que llegase el siguiente catedrático. Lo menos que necesitaba era hacer un espectáculo en la universidad. Su padre jamás se lo perdonaría. Creía que pondría un poco más de resistencia, pero Logan lo siguió sin rechistar.

—Ok. Voy a decir esto no porque sienta que te lo deba: no estoy jugando con ella. Me agrada Leah. Ella me invitó a la fiesta y yo acepté. No tengo que darte cuentas de nada que no sea algo académico. Sé que son amigos y si ella quiere compartirte lo que hacemos pues está en su derecho. Yo no me siento en la obligación de comentarte nada, Logan.

Logan le miró molesto—Si te atreves a lastimarla…

—No voy a hacerlo. ¿Tan difícil es de creer?

Logan observó a Daniel. Sabía que era sincero, pero él también nunca había querido lastimarla y terminó haciéndolo. Se odiaba por ello. Ambos se quedaron en silencio mientras los alumnos pasaban a su alrededor sin siquiera mirarlos.

—Tienes que hacer las cosas bien. No puedes cagarla. Nunca te atrevas a decirle que se ve mejor con la ropa que su madre le elije. Tampoco intentes contradecirla cuando esté quejándose de su madre aun cuando no tenga razón. Espera que se tranquilice para hacérselo saber —empezó Logan a enumerar las cosas que recordaba—. Ella es fuerte, pero también tiene su lado frágil, solo que odia demostrarlo. Tienes que fijarte en ello, como cuando habla de su padre, siempre al final de cada oración hay un deje de tristeza en la última palabra.

—Logan…

—Y sé que dice que su película favorita es “El Caballero Oscuro” pero está mintiendo —dijo Logan con un nudo en su garganta—. Su película favorita es “El Diario de la Princesa” porque siempre que la dejas escoger la película termina eligiéndola y siempre termina llorando en esa parte del final, por cierto no entiendo por qué pero siempre lo hace, cuando Anne Hathaway le dice al tipo que ni siquiera es tan guapo, está mejor el tipo de la segunda película, pero en fin; siempre llora cuando le dice al tipo que él la vio cuando era invisible…

—Logan…

—Odia las películas de rápido y furioso así que nunca la lleves a ver una. En las películas de miedo es odiosa porque ella nunca se asusta y siempre quiere asustarte a ti.  Si van a ver “One Day” asegúrate de quitarla cuando se vuelven a reunir en París porque si no se deprime el resto del día y…

—Logan, basta. Tranquilízate. La gente va a pensar que te estoy dejando la materia.

Logan notó como estaba falto de aire, intentó respirar, pero empezó a toser y fue consciente de sus lágrimas. Se las apartó avergonzado. Había llegado allí furioso, pero ahora estaba llorando. Notó que el ingeniero no sabía bien que hacer.

—Te gusta ¿verdad?

Logan sonrió con tristeza—No soy quien necesita en estos momentos. Si te eligió a ti debe ser por algo bueno. Solo no la hagas sufrir…

Daniel asintió con seriedad—Haré todo lo que esté en mis manos. No es como si estemos saliendo solo somos amigos…

Logan quiso reír, porque era obvio que las cosas iban en serio. Aunque ninguno de los dos quisiera comentárselo. Logan asintió.

—Bueno, ya lo amenacé. Solo a eso venía.

Daniel encontró cierta gracia que ahora volvía a tutearlo. Nunca pensó que vería ese lado de Logan. Se notaba que aquello era difícil para él.

—De acuerdo. Entonces debo irme. Y solo para que quede constancia, esto pasó fuera de los términos académicos. Si necesitas ayuda con la guía puedes acercarte.

Logan le miró apenado—Sí, creo que llegaremos con Neil en la tarde si no es muy raro…

Daniel negó con la cabeza—Aquí no ha pasado nada, señor Fritz.

—Gracias, ingeniero.

***

Tuvieron que pasar unos diez minutos antes que pudieran moverse con facilidad dentro de la cancha. Carl era el que más había sorprendido a todos, considerando su personalidad un tanto tímida. A pesar que Jean subía deliberadamente el volumen del sonido del estadio cuando se acercaban a su portería, para imitar la tensión de la jugada Carl lograba reaccionar sin dejar que la tensión lo hiciese tomar malas decisiones.

—¿De verdad lo hice bien, capi?

Patrick asintió con seriedad—El mejor de todos. Me quedo más tranquilo sabiendo que estarás en la portería mañana.

Carl sonrió emocionado por las palabras de Patrick—Haré mi mejor esfuerzo. Va a ir toda mi familia  a verme.

—Pues yo invité a la chica que me gusta —dijo Ed a sus espaldas—. Así que no vayamos a cagarla por favor.

—Irán Neil y tus amigos, ¿verdad, Smith? No queremos que te apendejes porque no está en las gradas —dijo Jake colgándose del hombro de Patrick.

—Sí irán, pero aunque no lo hicieran no lo haría —replicó Patrick.

—Ah, la última vez que no llegó te llevaste un pelotazo en la cara épico —le recordó Jim—. Por cierto, no habrás invitado de casualidad a alguna de tus amiguitas modelo mañana ¿verdad? Para que tus compañeritos del equipo estemos más motivados.

—¿Y tú que no tienes novia?

—Ah, pero Carl no. Así que podrías pensar un poco en tus queridos compañeros y además no nos hace daño mirar. Apuesto que tú te entretienes mirando en tu nuevo trabajo como modelo —le dijo Jim.

—Pues no. Los tipos son tan detestables que ni ganas de mirarlos me dan y pues haber hablado antes si querías a alguien allí. Les encanta ir a ese tipo de cosas para ponerlo en Instagram.

El equipo soltó una protesta al escucharlo.

—Qué mal capitán y amigo eres, Smith —dijo Tom.

—¿Irá tu abuelo? Nunca lo hemos podido conocer —preguntó Carl conciliadoramente.

Patrick frunció el ceño. No lo había pensado. Antes nunca le decía que fuera a las finales, pero ahora su relación había cambiado mucho y para mejorar aún más. Anoche lo había visto divertirse mucho y debía reconocer que no esperaba que su abuelo le gustase presumir tanto que era su nieto. Aunque un partido era diferente. Probablemente se preocuparía demasiado si el desgraciado de James lo tiraba en alguna barrida.

—Aún no lo sé. No quiero que se preocupe demasiado por mí —confesó Patrick—. Aunque irán los padres de Neil con su hermanito y…

—¡Van a ir los suegros, cerotes! —exclamó Jake interrumpiéndolo.

—Y el cuñadito —recalcó Tom.

—Genial, más presión para no hacerlo quedar mal—bromeó Jim —. No se les ocurra darle un mal pase que capaz los mata. Una cosa es llevar a la novia o la familia, y otra muy distinta a los suegros.

—Al rato el capi se nos casa antes que termine la carrera —bromeó Carl.

Patrick se arrepintió en el momento de haber abierto la boca. Jared les indicó que se reunieran para subir al autobús y darles las últimas instrucciones durante el trayecto a la universidad. Fueron despachados hasta la  hora del almuerzo y aunque Patrick trató de escabullirse lo más rápido posible tuvo que aguantar un par de bromas más.

Cuando finalmente estuvo lejos del alcance de los del equipo se encaminó hasta la biblioteca. Había quedado de reunirse con Fabio hasta después de almuerzo porque no sabía cuánto se demoraría en su ida al estadio, pero suponía que podía ir y convencerlo que comieran algo antes de seguir con el proyecto de Landerson.

Caminaba por los senderos cuando vio a Daniel emerger de uno de ellos. Anoche le sorprendió haberlo visto con Leah. Isabella solo le había dado un enorme codazo y le indicó que disimulara o Leah iba a creer que estaba molesto de que lo llevase. Daniel sonrió al verle y Patrick intentó empujar al fondo de su memoria el recuerdo de Robert.

—Hola, Patrick. ¿Vas a almorzar con Neil?

Patrick negó con la cabeza. Neil tenía que seguir repasando sus diálogos y terminar la guía de ejercicios para el lunes.

—Si no has quedado con nadie ¿Quieres ir a almorzar conmigo?

Aún ese tipo de invitaciones le tomaban por sorpresa. Quería decir que sí, pero la sola idea que pudieran encontrarse con Robert de casualidad y que lo hiciera sentir como la última vez lo frenó de aceptar de inmediato.

—¿Muy pronto para preguntar de nuevo por otra salida?

—No, no. Vamos, solo que tengo que estar aquí a las dos. Quedé de reunirme con Fabio para un proyecto.

Daniel asintió y le ofreció ayudarle con su maletín de entreno. Patrick le indicó que no había problema  y que él podía cargarlo.

—Tu abuelo anoche fue muy amable de saludarme…

Patrick sonrió ante las palabras de Daniel—Puede que le haya mencionado que ya no eres un cabrón conmigo.

Daniel imitó la sonrisa de Patrick al escucharle—Es bueno saberlo, porque tu abuelo siempre me ha caído bien.

—De regreso a casa me contó que una vez le pediste que fueras su abuelo…

Daniel se sonrojó al escucharlo. Recordaba vagamente ese momento. Él no había conocido a sus abuelos y le molestaba que Patrick tuviera uno —No lo recuerdo…

—Yo creo que si lo haces —dijo Patrick mientras llegaban al automóvil de Daniel y este le indicaba que pusiera sus cosas en el asiento trasero para ir más cómodo.

Esta vez fue mucho más sencillo subir al auto de Daniel. Se estaba abrochando el cinturón cuando este le preguntó por el partido de mañana.

—Es a las cuatro. Venimos de hacer el reconocimiento del estadio —le dijo Patrick mientras lo volteaba a ver y notó la pregunta en los ojos de su hermano. Parecía debatirse en preguntarla y Patrick se le adelantó—¿Quieres ir verme jugar?

—¿Puedo?

Patrick se encogió de hombros—Antes lo hacías…Digo, no me molestaría saber que estás allí.

Daniel sonrió al escucharle—¿Seguro?

—Sí, digo. Las familias de todos los de mi equipo irán y supongo que no nos sentaría mal un poco más de apoyo —dijo Patrick. Notó la emoción de Daniel y él también se embargó de ella—. Supongo que me gustaría que mi hermano esté en las gradas…

—Allí estaré entonces.

Patrick asintió—Bueno…¿vamos a comer? —preguntó al ver que el automóvil llevaba encendido un par de minutos.

—Ah, cierto, cierto. Andando. Puedes escoger el lugar.

***

Cuando Isabella les envió un mensaje a todos diciendo que necesitaba que se reunieran todos en la casa de Neil creyeron que era por algo grave. No esperaban que la chica entrase a la casa como un tornado indicándoles a todos que le ayudasen a sacar los materiales del auto de Fabio.

—Isa, ¿qué demonios es todo esto? —preguntó Emma confundida al notar cómo Víctor y Logan bajaban pequeños botes de pintura y Neil intentaba batallar con una lona.

Leah bajaba unas cajas con papeles de colores y una serie de cartulinas.

—¿Cómo que qué es esto? ¡Patrick juega mañana! ¡Hay que hacerle algo!  Miren ya hice la pancarta para colgarla pero necesito que me ayuden a pintarla. Sé que los de la barra de Gastrell tienen unas pero pensé que sería bonito que le hiciéramos una más personalizada. ¿Qué dicen?

Todos sonrieron ante la idea y entusiasmo de su amiga. Neil miró todo lo que Isabella había comprado. Mientras decía que podían también con los pliegos de cartulina hacer el nombre o el apellido de Patrick para que se turnaran para sostenerlos o más carteles personalizados. Todos empezaban a repartirse los trabajos cuando Emma llegó a su lado.

—¿Me ayudas a extender esto en el frente? —preguntó Emma mientras escuchaba a Leah diciendo que pediría algunas pizzas para que almorzaran—¿Estás bien?

—Eso creo…

Emma le indicó que tomase un extremo y vio la pancarta que había hecho Isabella. Dejó escapar una exclamación de asombro. Había una versión chibi de Patrick en grande y en letras llamativas decía “El #4 es el más rebelde de todos.”

—¿Neil?

—¿Soy un mal novio? —preguntó Neil de pronto.

Emma le miró extrañado por la pregunta—No me lo pareces. ¿Por qué lo dices?

—Porque siento que a mí debió habérseme ocurrido esto. Que debí haber hecho algo especial, pero estoy tan metido en mis cosas que no se me pasó por la cabeza.

—No deberías pensarlo así. Isa es la que le gusta hacer ese tipo de cosas. Tú también eres detallista, pero a veces a ella se le ocurren más rápido las cosas.

Neil notó que incluso Isabella se había tomado la molestia de poner a lápiz los colores que debían ir en cada sección. No quería ni imaginarse cuánto tiempo le llevó hacer todo esto. Era una pancarta de tres metros.

—Anoche no fui con Patrick a la cena de Valentina.

—Sí, vi las fotos de Isa… ¿Pasó algo?

Neil negó con la cabeza—Tengo una especie de tarea con Adrik Bell para el domingo. Tengo que presentarle un acto y medio. Me quedé para aprenderme los diálogos.

—¿Cómo una audición?

—Supongo…

—Suena importante. Patrick lo entendió ¿verdad?

Neil asintió con la cabeza mientras buscaba qué poner para que el viento no levantase la pancarta—Pero ahora solo me siento culpable porque lo estoy haciendo horrible con mis diálogos.

—Pero si Patrick no está molesto, si entendió, entonces no deberías castigarte. Se te han juntado demasiadas cosas. Es imposible que puedas ir a todas —le recordó Emma con gentileza—. Por ahora deberías concentrarte en dar lo mejor de ti en tu prueba. Si quieres puedo venir a ayudarte a ensayar después que termine mis clases ¿qué dices?

—¿En serio?

—Claro que sí. También podemos decirles a los demás y que ellos se encarguen de pintar la pancarta.

Neil negó con la cabeza—Creo que me vendría bien despejar la mente un rato. Después de clases me vendría bien tu ayuda.

***

Cuando Patrick llegó a la casa después del trabajo en el café miró extrañado las marcas de pintura en el pavimento de la entrada de la casa. El auto de Leah y de Víctor estaba en la entrada, pero no se esperó con encontrarse con todos los Títeres en el interior.

—Hey, llegó Patrick —dijo Isabella.

—Hola, ¿me perdí de algún mensaje en el chat? —preguntó Patrick consultando su teléfono.

—No, para nada. Neil nos contó de su audición con Adrik así que todos estamos intentando ayudarlo un poco —se apresuró a intervenir Víctor.

Patrick buscó con la mirada a Neil.

—Subió hace unos minutos para hablar con sus padres por teléfono —dijo Leah.

—De acuerdo. Iré a subir esto. Ya bajo —dijo Patrick señalando las gradas.

El plan original era subir, dejar la mochila y bajar para hablar con el resto. Sin embargo no contó con encontrar a Neil en el suelo apoyado contra la cama con el rostro oculto entre sus manos. Al escuchar la puerta abrirse alzó la mirada con los ojos llenos de lágrimas, sobresaltado.

Patrick dejó caer su mochila y fue a su lado—¿Qué pasó?

Neil intentó en vano que no notase sus lágrimas—Nada…

—Neil…¿Pasó algo con tus padres? Me dijeron que subiste a hablar con ellos.

Neil se apresuró a negar con la cabeza. Sentía un nudo en su garganta—Solo necesitaba un respiro. Todos están intentando ayudarme con lo de Adrik pero…

—¿Demasiada ayuda?

—Eso creo. No sé, siento que no puedo con esto y si no soy capaz entonces no voy a poder estudiar actuación. Esto debe ser una nada y…

Patrick le tomó del rostro y pellizcó su mejilla—Hey, tranquilo. Estás pensando en todo eso solo porque tienes poco tiempo para hacerlo y sé que quieres que te salga perfecto, porque se trata de Adrik a quien admiras.

—Pero…

—Si no sale perfecto al menos demuéstrale que lograste aprenderte todos esos diálogos en poco tiempo aún con lo de la universidad. Sé que es consciente de ello. Si te critica toma las observaciones e inténtalo de nuevo.

—¿De verdad?

Patrick le miró con seriedad—Claro que sí. Estás intentando algo que no estás acostumbrado por eso te sientes presionado. Sale de tu zona de confort, así que ve poco a poco. ¿Recuerdas lo malo que eras en estructuración y mate hace solo unos meses?

Neil intentó reír, pero se terminó casi ahogando con el llanto reprimido, por lo que pudo asentir con la cabeza.

—Poco a poco fuiste mejorando. Te tomabas tu tiempo. Sé que sientes que no tienes tiempo ahora, pero puedes ir y presentarte con Adrik. Si no te gusta como lo hiciste siempre puedes enviar otra cinta para el curso en Gretbauer y te preparas mejor para cuando llegue el momento.

—¿Cómo es que siempre sabes calmarme, Pat?

Patrick atrajo a Neil y le abrazó suavemente, con todo el amor que le tenía—Gracias por decírmelo. Quizás deberías parar por hoy.

—Sí, quizás sea lo mejor, pero el resto se ha quedado para ayudarme.

Patrick se puso de pie y le indicó que esperara. Salió del cuarto y llegó a la mitad de las escaleras—Oigan, tuve un día muy estresante así que necesitaré a Evans las próximas horas. Si quieren quedarse no hay problema, pero están advertidos.

—Ah, ok. Creo que será mejor que nos vayamos —dijo Logan.

—¡Nos vemos mañana en el estadio! —exclamó Leah.

—No lo hagan tanto o vas llegar quemado al juego —aconsejó Isabella.

—¡Isa! —exclamó Emma.

—¿Qué? Es verdad. Tanto sexo los puede hacer propensos a sufrir algún desgarro muscular.

Patrick solo negó con la cabeza con una sonrisa—De acuerdo. Intentaré no cansarme mucho. Gracias por la ayuda chicos.

—Hay cerramos nosotros. No te preocupes —dijo Logan.

Patrick asintió y volvió a subir a la habitación donde Neil lo miraba ruborizado. Patrick se desvistió y se metió a la cama. En poco tiempo tenía a Neil encima de él. Apoyando la barbilla en su pecho. A lo lejos escucharon la puerta cerrándose.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Ya lo estás haciendo, Evans. ¿Qué pasa? ¿Hay algo más que te preocupe?

—¿De verdad no te molestaste porque no fui ayer contigo a la cena?

Patrick le miró extrañado—No, creí que había sido claro. ¿Creíste que estaba molesto contigo?

—No, es solo…agh, no me hagas decírtelo es vergonzoso.

—¿Qué pasó? ¿Alguien te dijo algo?

Neil hundió su rostro en el pecho de Patrick y dejó escapar un suspiro—Leí un par de artículos de lo de anoche. Y no sé, me hicieron sentir como un idiota por no haberte acompañado. Tendría que haber estado a tu lado. Por lo que escriben fue algo más importante de lo que me diste a entender.

—Neil ¿por qué lees esas tonterías?

Neil apoyó su mejilla contra el abdomen de Patrick. Era vergonzoso hablar de esto. No quería mirarlo a los ojos así que tenía la mirada fija en su ventana—No lo sé, solo no pude evitarlo. Lo leí y me sentí  egoísta. Pensé en todas las veces que has estado allí cuando te lo he pedido e incluso las veces que no lo he hecho pero tú sabes que te necesitaba a mi lado. Y yo te dejé de lado por una tonta…

—No te atrevas a terminar la frase, Evans —murmuró Patrick mientras daba torpes palmaditas a la cabeza de Neil—. Hey, creía que ambos habíamos tomado esa decisión. Que era mejor que te quedaras. Nunca habíamos tenido problemas por esto. No tienes que andar colgado de mi brazo en cualquier cosa que haga, tienes tu vida y yo lo entiendo. Y te recuerdo que tú también has sabido comprender cuando no he podido salir con ustedes porque tengo que trabajar.

—Lo siento…

—No te disculpes. No sé qué tonterías escribieron para que te sientas inseguro, pero estamos bien Neil. Solo los dos sabemos cómo es que funcionamos, si el resto del mundo no comprende debería importarnos una mierda. No tenemos que rendirle cuentas a nadie más que a nosotros mismos ¿de acuerdo?

—De acuerdo, pero si alguna vez de verdad me necesitas a tu lado en cualquier cosa que hagas dímelo ¿de acuerdo? No importa que tan ocupado o tan estresado me veas. Sé sincero o me sentiré horrible si no estoy para ti

—Mañana…

Neil finalmente se atrevió a mirarlo—¿Mañana?

—Sé que dijiste que irías, pero yo…mañana te necesito allí.

—Entonces allí estaré —le susurró Neil—. ¿Sucedió algo en el entreno?

Patrick clavó su vista en el techo y empezó a relatarle lo mucho que le costó ignorar la sensación sofocante con el sonido del estadio. De cómo solo fue capaz de entrenar con relativa normalidad hasta que lo visualizó en las gradas apoyándolo. La sola imagen fue capaz de tranquilizarlo, pero sabía que mañana lo iba a necesitar allí.

—No te preocupes. Estaré allí. Todos estaremos animándote.

—También invité a Daniel…

Neil sonrió ante el tono en que su novio lo dijo—Me alegra. ¿Irá?

—Sí, pensé en decirle a mi abuelo pero probablemente se preocuparía demasiado si va. No quiero asustarlo en caso que el cabrón de James haga alguna idiotez.

—Solo ten cuidado —dijo Neil —¿Vas a dedicarme un gol así como hacen en los mundiales?

Patrick rió al escucharle—¿Quieres que lo haga?

Neil se encogió de hombros—No estaría mal. Esas estúpidas noticias me dejaron algo necesitado de amor.

—Buena excusa, Evans —dijo Patrick—. Pero de acuerdo, lo haré, pero solo si me gusta el gol. No quiero dedicarte cualquier cosa. Luego no te quejes si tenemos periodistas afuera de la casa examinando nuestra basura.

—No lo harán. Ventajas de vivir en una residencia privada.

***

Víctor despertó antes que su alarma sonase. Al girarse notó a Logan profundamente dormido a su lado. Ayer había sido una mala noche para él. Quizás incluso un mal día, lo había visto actuar bastante distante con todos. Neil se había dado cuenta, pero no pudo hacer nada al respecto. De regreso a la casa le había confesado su discusión con Daniel Hayes. Víctor no sabía qué pensar al respecto.

Se quedó observando a Logan dormir. Se veía tan tranquilo. Todo lo contrario a como lo había encontrado en la madrugada. Logan aún tenía días malos, pero eran menos frecuentes desde que estaba yendo a terapia. No quería despertarlo, pero sabía que no tenía de otra, le movió con cuidado. Hasta que Logan abrió los ojos confundido.

—Hola… ¿estaba roncando?

Víctor negó con la cabeza—Tienes tu cita con el psiquiatra. Te prometí que te llevaría.

—Maldición lo había olvidado. ¿Qué hora es? ¿Vamos tarde?

—Tranquilo, tenemos tiempo.

Logan se incorporó con lentitud en la cama y bostezó—Perdona lo de anoche. Debe ser una molestia dormir más en mi cama que en la tuya.

—La tuya es más grande.

—Sabes a lo que me refiero, Víctor —murmuró Logan—. ¿Aún no te cansas de todo esto?

—¿Debería?

Logan se encogió de hombros—Cualquiera lo haría.

—Cualquiera que no se preocupara por ti. Estás poniendo de tu parte para mejorar, Logan, así que voy a darte todo mi apoyo. No te preocupes por mí. Estoy bien. Me parece que has mejorado desde que vas a tus terapias —dijo Víctor mientras fruncía el ceño y empezaba a palpar por toda la orilla de la cama.

A Logan le dio cierta gracia y se estiró sobre el regazo de Víctor hasta alcanzar los lentes y tendérselos—Listo. ¿Tú crees?

—Gracias, y claro que sí. No te mentiría.

Logan sonrió al escucharle—Bueno, entonces iré a alistarme. ¿Seguro que quieres acompañarme?

—Que sí, y la respuesta seguirá siendo la misma cuando me lo preguntes cuando desayunemos y antes de salir—le aseguró Víctor poniéndose de pie.

Logan lo vio bajar las escaleras y se estiró para tomar su móvil. Para su sorpresa tenía un mensaje de Neil. Miró de nuevo la hora para asegurarse que no estuviera mal. Era extraño que estuviese despierto a esta hora.

“Siempre irá Víctor contigo??? En caso que no pueda no dudes en llamarme y paso por ti.”

“Irá conmigo. No te preocupes.”

“Suerte! Llámame cualquier cosa. Ok?”

“Ok. Nos vemos en el estadio.”

Esperaba tener ánimos de ir al estadio después de salir con el psiquiatra. Solo se lo había contado a Neil y a Víctor por el momento, pero sabía que en algún momento tendría que hacerlo con los demás.

—¿Quieres que haga unos huevos benedictinos? —preguntó Víctor desde el piso de abajo.

Logan se asomó por la baranda—Creía que solo los hacías para ocasiones especiales.

—Ah, pensé que te ayudaría a ir con buen ánimo a tu cita. Ya sabes barriga llena corazón contento.

—De acuerdo, probaremos a tu manera.

***

Neil no comprendía cómo Patrick podía dormir tan tranquilamente. Si él estuviera en su lugar no habría pegado el ojo en toda la noche, pero allí seguía. Eran casi las doce y no parecía dar señas que fuese a despertar pronto. Tampoco se atrevió a despertarlo porque no solía dormir tanto, le indicó a Danny que bajaran y preparó el almuerzo mientras veía en su móvil videos de interpretaciones tanto del cine como del teatro que creían poderle ayudar para su presentación mañana.

Había despertado mucho más tranquilo. Casi liviano. Era como si Patrick le hubiese quitado todas sus preocupaciones ayer con sus palabras. Media mañana la dedicó a confirmar lo que Patrick le había asegurado anoche. Sabía todos sus diálogos y ya sin tanta presión a su alrededor se sentía mucho más tranquilo para poder apreciar qué partes si estaba satisfecho con su interpretación.

Se encargó de cocinar tal cómo Patrick solía hacerlo. Aún se ponía nervioso por la cocción de los alimentos. Cocinar era más difícil de lo que por sí ya imaginaba, pero las últimas semanas había mejorado muchísimo y hasta la fecha ninguno de los dos se había enfermado por algo que hubiese preparado. Aunque seguía prefiriendo que su novio se encargase de la cocina la mayor parte del tiempo.

Terminó de cocinar justo en el momento en que su madre le envió un mensaje preguntándole si quería que pasaran por él para ir a ver el juego. Se apresuró a responder y subir para despertar a su novio o de lo contrario era capaz de perderse el juego. Subió a la segunda planta y encontró a Patrick en la misma posición que lo había dejado. Antes que pudiera siquiera sopesar como despertarlo, Danny se lanzó a la cama y empezó a ladrar alegremente.

—Danny, no…es demasiado temprano —se quejó Patrick arropándose la cabeza con las sábanas.

—En realidad no. Ya casi es la una.

—Solo cinco… ¡¿La una?! —exclamó Patrick sentándose de golpe. Se apresuró a tomar su celular y notó la cantidad de mensajes que tenía—Neil, ¿por qué no me despertaste?

—Tranquilo, tranquilo. Ya hice el almuerzo, te arreglé tu maletín. Solo tienes que comer y ducharte. Tienes una hora todavía. Anda, come primero.

Patrick se dejó guiar por Neil. No comprendía cómo pudo dormir tanto. Comió lo más rápido que pudo, se duchó y se puso de una vez el uniforme del equipo. Tuvo que pedirle ayuda a Neil con la venda de su mano. Había mejorado, pero aún no se atrevía a andarla expuesta. Agradeció que Neil le hubiese ayudado con meter todo lo necesario en su maletín. Jared los quería a las dos a todos en la universidad así que tenía que correr. Patrick tomó su maletín y bajó las escaleras.

—Tengo que irme.

—Anda, te voy a dejar en el auto—dijo Neil mientras le enseñaba las llaves.

Patrick no protestó porque le vendría bien ahorrarse un par de minutos. Salieron de la casa, pero Danny se apresuró a meterse entre ellos, casi tirando a Neil al suelo. Danny empezó a arañar la puerta trasera de la camioneta.

—Creo que quiere irte a dejar —dijo Neil abriéndole la puerta de la camioneta.

Danny no dudó en subirse y empezar a ladrar con alegría. Neil subió al asiento del conductor mientras Patrick se abrochaba el cinturón y salieron de la residencial. Neil le miraba de reojo de vez en cuando. Hasta que Patrick lo sorprendió viéndolo.

—¿Qué?

—Luces bastante tranquilo…

—¿Quieres que esté nervioso? —preguntó Patrick.

La verdad empezaba a sentir un poco de nervios. Andrew le había enviado una fotografía que la federación de fútbol había colgado en Instagram, enseñándole la multitud que había esperado que las puertas del estadio se abrieran. No esperaba que hubiese tantas personas interesadas en ver el partido. No era la selección mayor y ellos no eran ninguna delegación internacional.

—No, obvio que no. Sabes ¿qué? Olvídalo. No sé bien qué decir ahorita.

Patrick sonrió al escucharle—Déjale la charla motivacional a Jared y a Jean.

—De acuerdo. Solo ten cuidado ¿ok? Mis padres ya deben venir de camino y quedamos de vernos con el resto en el estadio. Así que espero que no sea demasiado difícil encontrarnos.

—Estaré pendiente —dijo Patrick mientras veía a varias personas con los colores de Gastrell caminando a la universidad. Muchos iban sonando las vuvuzelas.

Neil se demoró un poco en encontrar donde estacionarse. Había una docena de autobuses parqueados. La universidad iba a dar transporte a quienes quisieran ir a ver el juego. Incluso algunos decanos irían y se rumoraba que el rector iba a asistir. Patrick empezaba a preocuparse por no haberse preocupado antes. La mano de Neil en su pierna lo hizo sobresaltarse.

—Ok, ahora no te ves tan bien.

Patrick negó con la cabeza—Solo pensaba…Ahora me arrepiento no haberle dicho a mi abuelo que fuera. Seguro ya tiene planes y…bueno me voy.

Neil le tomó del brazo—Tranquilo. Todo saldrá bien. Estaré allí animándote. ¿De acuerdo?

Patrick sonrió al escucharle—De acuerdo. No dejes de mirarme en caso que meta algún gol que no sea un desastre.

Neil se inclinó para besarle—No te preocupes por eso. Solo ve a hacer lo que siempre haces.

Patrick le besó con intensidad. Deseó ser más como Neil, quien no tenía problemas con expresar cómo se sentía. Quizás así podría pedirle que se fuera en el autobús con él para mantenerse con calma. Si fuera más como él también quizás no hubiese buscado tantas excusas como para no invitar a su abuelo. Una parte de él sentía que a pesar de todo lo que había mejorado su relación, seguía sin merecer su apoyo por todas las veces que su abuelo había insistido en irlo a ver jugar, pero Patrick siempre le había dicho que no. No sabía si era por vergüenza de que lo viese o por el hecho que creía que no era la gran cosa. Quizás era porque en ese entonces no quería que nadie supiera que un familiar había ido a verlo porque no quería que nadie indagase sobre su familia.

—Te quiero, ve allá y gana —susurró Neil separándose.

Patrick sonrió al escucharle—De acuerdo, sin presiones. Solo en caso que pierda ¿aún me querrás en tu casa?

—Nuestra casa, tonto. Ahora ve y gana. No quiero mentalidades pesimistas.

Patrick se giró para acariciar a Danny, pero se terminó llevando un tremendo lengüetazo en el rostro— ¡Ugh, Danny! ¡No!

Neil rio al verlo intentarse limpiarse—Solo te estaba dando su beso de la buena suerte.

Patrick bajó de la camioneta malhumorado, pero notó como Danny sacaba la cabeza y empezó a ladrar y gimotear llamando la atención de todos los presentes.

—¡No puedes irte al trabajo molesto con nuestro hijo, Patrick Smith!

Patrick miró resignado a Danny se acercó a la puerta. Danny había sacado la mitad del cuerpo a esas alturas y Patrick intentaba más bien contenerlo porque si se escapaba sería una odisea hacerlo entrar a la camioneta. Terminó recibiendo más lengüetazos de los deseados.

—Ya, ya. También te quiero. Ahora regresa allí y pórtate bien —dijo Patrick terminándolo de empujar adentro de la camioneta.

Dejó escapar un suspiro de alivio y miró a Neil quien seguía partiéndose de la risa en su asiento— ¿En qué momento decidí acceder a ser el padre de Danny?

—Desde que me aceptaste como tu novio. Nos vemos.

—De acuerdo, te veo allá —dijo Patrick dándole una palmadita a la puerta.

Encontrar al equipo no fue difícil. Solo tenía que ver donde estaba la mayor concentración de personas. Había un ambiente festivo en el aire que había contagiado a todos. Apenas intentó llegar a sus compañeros de equipo la gente empezó a hacer más escándalo. Ni siquiera era capaz de distinguir qué decían. Jim le pasó un brazo por los hombros.

—¡Hoy el capi les va a enseñar quién manda! —gritó Jim haciendo que los presentes vitorearan.

Patrick miró agradecido a Jared y Jean surgir entre toda la multitud diciéndoles que debían subir al autobús. Para desgracia del equipo, Patrick fue el primero en abrirse paso y les indicó que debían subir ya. Los presentes no dejaban de vitorearlos. Cuando finalmente se adentraron en el autobús, Patrick pudo respirar mucho más tranquilo. No dudó en irse a una de las esquinas del fondo del autobús mientras el resto del equipo entraba y se acomodaba. Todos se veían emocionados. Era obvio que se habían logrado contagiar con el entusiasmo de todos. Mientras Jean repasaba que toda la indumentaria estuviera abordo y Jared se aseguraba que todos estuvieran presentes, el resto del equipo empezó a confesar lo poco que habían dormido por los nervios o por la emoción.

El nerviosismo empezaba a apoderarse de él, por lo que tomó su móvil para distraerse, notó un mensaje de Leah con un link con una play list que decía “Música dramática para antes del juego”. Patrick  ahogó una carcajada al darle play y empezar a escuchar “Burning Heart” de Survival, pero el resto del camino se dedicó a escuchar la música. De alguna manera la música ayudó a relajarse, veía con más calma los autobuses o los autos con los banderines de la universidad. No se atrevió a quitarse los audífonos ni siquiera cuando bajó del autobús. No quería ver a nadie que no fuesen sus compañeros de equipo en esos momentos. Llegaron hasta los vestidores de los visitantes y las charlas animadas del autobús se habían acabado. Todos habían tomado una actitud hermética como Patrick y se cambiaban en silencio. Sin embargo no había tanto nerviosismo como Patrick esperaba, quizás eso era una buena señal.

Jared entró a los pocos minutos y al ver el ánimo del equipo asintió complacido. Todos estaban concentrados. Anunció que había entregado ya la lista de titulares y les habían entregado la de la sub 20. No había sorpresas en la alineación por lo que el plan seguía en marcha. Cuando les indicó que salieran a calentar Patrick notó los primeros indicios de nerviosismo.

—Oh, vamos. Guarden nervios para cuando nos toque salir a jugar. Esto es solo el calentamiento.

—¡Yo no estoy nervioso! —protestó Jake.

—Yo no dije que fueras tú, Jake —dijo Patrick con una sonrisa de lado.

Jake se sonrojó al escuchar las risas del equipo y solo urgió a todos a salir a calentar. Patrick miró aliviado como todos habían logrado bajar un poco la tensión, pero probablemente no funcionara cuando fuese la hora de la verdad. Caminaron por el largo pasillo que conducía hasta las gradas que ascendían hasta el terreno de juego. Desde allí ya se podía escuchar mejor el ruido de las tribunas. Aún faltaba para el pitazo inicial y ya el sonido se iba equiparando al de la grabación de Jared.

Todos ascendieron lentamente las amplias gradas que llevaban a la cancha. Apenas empezaron a salir se escuchó unos aplausos y gritos de uno de los lados de la tribuna. No fue difícil identificar a la barra de Gastrell con sus colores verde y negro. No eran la mayoría, pero eran más muchos más de los que Patrick hubiese imaginado.

Llamó al equipo para empezar el estiramiento. Hicieron un círculo y todos no podían evitar comentar lo intimidante y emocionante que era ver a tantas personas para verlos jugar. El estadio estaba más lleno de lo que todos esperaban, pero a pesar del ambiente lograron empezar el calentamiento si bien con ciertos momentos de torpeza, lograron hacer todos los ejercicios de estiramiento. Para esos momentos la música sonaba en el estadio para animar aún más al público.

Todo iba bien hasta que de pronto el estadio estalló en vítores. El sonido fue tan estruendoso y sorpresivo que todos inevitablemente interrumpieron su calentamiento. El equipo nacional finalmente hizo su aparición. Andrew iba a la cabeza y no fue difícil identificarlo. Las veces que lo había visto jugar Patrick nunca se había percatado de lo atractivo que se veía con el uniforme. Sus miradas no tardaron en encontrarse y Andrew le sonrió animadamente, hasta que sintió una mano en su hombro.

Patrick quien había estado sonriendo frunció el ceño a notar a James. Desvió su mirada con rapidez. Dirigió su mirada hacia donde Jared se encontraba y notó la incomodidad al estar en presencia de su hermano. Al menos no había mentido en eso y ahora estaba seguro que en verdad quería derrotarlo. Volvió su atención al calentamiento.

Poco a poco el estadio fue llenándose más y más. Para cuando Jared les indicó que era suficiente Patrick estaba seguro que estaba a más de la mitad de su capacidad. Su mirada inevitablemente se detuvo en la barra de Gastrell donde notó la gran cantidad de pancartas colgadas, pero una llamó en especial su atención. No pudo evitar acercarse a ese lado del estadio. Buscaba ansioso con la mirada a Neil. Quería verlo antes de volver a entrar a los vestidores. De pronto notó entre la multitud unas enormes letras que decían “Patrick”. Sus amigos habían logrado unos buenos puestos, les saludó con la mano, pero su mirada no encontró a Neil. Miró extrañado la hora en la pantalla del estadio. El partido empezaba en menos de media hora. Su mirada volvió a recorrer donde estaban sus amigos, Fabio alzaba los pulgares en el aire y notó a Daniel quien ahora sostenía una de las letras. No esperó sentir una alegría tan desbordante al verlo allí y no pudo reprimirse saludarlo con efusividad. Esta vez se percató de la presencia de Oliver,  Craig, Erika y Joshua, pero Neil no estaba allí.

Del lado de las gradas Logan se dio cuenta rápidamente a quien buscaba Patrick y le indicó a señas que venía en camino. Patrick volvió a agradecerles a sus amigos por estar allí y señaló la pancarta. Quizás otro día le hubiese avergonzado, pero hoy no era el caso. Jared los mandó a llamar a todos e iba a darse la vuelta cuando entre la multitud alcanzó a distinguir a John quien saltaba con los de la ultra de la universidad, demasiado ocupado para verlo, pero se alegraba también que estuviese allí.

Trotó hasta el resto del equipo, antes de unírseles no pudo evitar mirar una última vez hacia donde estaban sus amigos en busca de Neil.

—¿Aún no llega Neil, capi?

La voz de Carl a sus espaldas lo hizo sobresaltarse. Al voltear este le sonreía con la amabilidad que lo caracterizaba. Notó que Patrick lucía un poco apenado y pensó que había adivinado exactamente lo que pasaba.

—Aún faltan unos minutos y el parqueo aquí es una locura. Cuando salgamos de seguro ya está en el público.

Patrick terminó relajándose al escucharle—¿Ya encontraste a tu familia?

—Sí, están justo detrás del arco donde está dando el sol directo en estos momentos.

Patrick miró en la dirección que Carl le señalaba aunque sabía que sería imposible distinguir a la familia de Carl—Si tenemos suerte tendrás que esperar a recibir su apoyo al segundo tiempo, porque planeo dejarle ese arco a Andrew.

Carl sonrió con complicidad ante la confesión de Patrick—Esperemos que andemos con suerte.

Se disponía a bajar las gradas cuando notó que Jared se quedaba al pie de estas, confundido miró hacia arriba. El palco de honor del estadio se extendía justo encima de las gradas que conducían a los vestidores. Patrick apenas logró a distinguir al rector de la universidad, porque su vista se fue inmediatamente al centro del palco que era donde Jared. Edward Grafiel estaba al centro mirándole con un desprecio casi palpable, pero Jared mantenía su actitud desafiante. Patrick se puso al lado de Jared y le susurró que debían avanzar, pero también terminó ganándose una mirada de desprecio de parte de Edward. Con un poco de suerte al final del partido le habrían borrado los aires de superioridad.

Bajaron las gradas y Patrick se apresuró a ir al vestidor y a buscar su teléfono. Sabía que estaba actuando como un idiota, en especial porque en innumerables ocasiones les había llamado la atención a sus compañeros de equipo. Nadie debía ver sus teléfonos antes de saltar a la cancha. Solo tenía que llamar a Neil, preguntarle si todo estaba bien porque se suponía que iría con sus padres. Iba a llamarle cuando recibió un mensaje de él. Miles de pensamientos cruzaron en su mente en esos momentos: ¿Y si no iba? No, Neil dijo que lo haría. ¿Y si no estaba listo para su audición y prefirió quedarse? No, Neil sabía lo importante que era para él que estuviera allí ¿Y si le pasó algo?

Hubiese seguido machacándose con esos pensamientos si no hubiese abierto el mensaje.

“Logan me llamó. Lo siento, tuve que hacer una parada de emergencia. Ya estoy entrando al estadio.”

Patrick soltó un suspiro lleno de alivio. ¿En verdad estaba a punto de darle una crisis porque Neil no estaba allí? Iba a guardar el móvil cuando recibió una foto. Patrick abrió el teléfono y se quedó mirando la fotografía. Era Neil, pero estaba junto a su abuelo quien lucía una camisa verde. Ambos sonriendo en la entrada del estadio para la selfie.

“¿En verdad creíste que podías decirme que te arrepentías no haberle dicho a tu abuelo y que no hiciera nada al respecto? Por cierto, está enojado contigo por no avisarle. No tuvo tiempo de planchar su única camisa verde. SUERTE. TE QUIERO.”

Patrick dejó escapar una risa de alivio, que llamó la atención de todos los del vestidor.

—Hey, Patrick. Sin celular. Son las reglas que tú mismo pusiste.

Patrick tuvo que contenerse mandarle una respuesta a Neil y se limitó a guardarlo. Se pusieron las camisetas del uniforme y escucharon las indicaciones de Jared. Aunque no quería demostrarlo también se podía apreciar su nerviosismo. Al terminar las indicaciones de Jared todos voltearon a verle. Patrick nunca había sido bueno dado discursos motivadores. Se arrepintió no haberle dicho a Neil que le ayudase con eso. Les indicó que formasen un círculo.

—Bueno, llegó el momento. Sé que yo los metí en esto, pero gracias por estar aquí. Dudo que yo solo tuviese alguna oportunidad contra ellos —dijo Patrick sacándole una pequeña risa a sus compañeros—. En fin, salgamos a demostrarle de lo que estamos hechos.

—¡Sí! —exclamó Jim animado. Seguido por todos del equipo que estalló en gritos de ánimo.

Cuando salieron del vestidor todo pareció ir en cámara lenta. Hicieron una fila a lo largo del pasillo antes de las gradas. Al poco tiempo llegó el equipo de la sub 20. Andrew iba a la cabeza y se puso al mismo nivel de Patrick.

A pesar de ser un amistoso habían decidido hacer todos los actos protocolarios como si se tratase de un juego oficial. Por eso mismo llevaba un banderín con el escudo y los colores de la universidad. Jean se lo había dado antes de salir del vestidor. Tenía incluso grabado la fecha y hora del partido. Andrew llevaba uno igual con la bandera nacional. Al menos no tenían que llevar mascota porque no estaba seguro de poder guiar a un niño en esos momentos.

Patrick le hubiese gustado ver a Andrew, al menos para que se burlase de él por empezar a sentirse nervioso o para recibir algún tipo de consejo, pero estaba consciente que James estaba detrás de él y podía sentir su mirada taladrándole la espalda. La música de pronto paró en el estadio. Y los gritos llenos de emoción no se hicieron esperar. El anunciador del estadio dio nuevamente la bienvenida al juego e indicó la entrada de los jugadores. El sonido se hizo casi ensordecedor. ¿Podría moverse? ¿Jim no había vomitado todavía? Siempre lo hacía para los juegos importantes y Tom solía correr al baño en el último minuto.

“Seven Nation Army” empezó a sonar en el estadio. Había visto aquello tantas veces en la televisión, el cómo el público coreaba la melodía y los jugadores salían, pero nunca pensó en vivirlo, pero allí estaba ascendiendo por las gradas del estadio nacional. ¿En qué momento habían empezado a moverse? Su cuerpo había seguido inconscientemente al de Andrew. El haber visto mil veces los actos protocolarios no implicaba que se sintiera seguro de lo que hacía.

Formaron una fila frente al palco de honor. Patrick ni siquiera fue consciente en qué momento Jared saludó al técnico de la sub 20 o en qué momento anunciaron el himno nacional. De un momento a otro estaba frente a Andrew nuevamente, el árbitro principal frente a ellos. Lanzaron una moneda para decidir qué lado de la cancha y quien patearía primero. Cara. Dijo Patrick o debió haberlo dicho porque de pronto había ganado el sorteo. Al menos aún estaba lo suficientemente consciente para tomar buenas decisiones. Eligió el lado de la sombra. Su equipo cambió de lado.

Andrew le tendió el banderín de la selección nacional y Patrick tardó unos segundos en saber qué hacer. Andrew rió al verle.

—Todo este tiempo has tenido una mirada de lo más intimidante. ¿No me digas que así sientes nervios?

El comentario sirvió para hacerlo reaccionar por completo—¿Eh? No, yo solo…

—Relájate. Disfrútalo. No todos los días juegas aquí. Todo habrá acabado cuando menos lo pienses. Además si pierden no pasa nada. Si nosotros lo hacemos van a lincharnos. Tienen esa ventaja. Suerte y ten cuidado con James que no sé si pueda controlarlo —dijo Andrew tendiéndole la mano.

Patrick se sintió un poco avergonzado al ver que su contrincante lo estuviera tranquilizando. No sabía en qué pensaba cuando deseó que lo hiciera. Ahora solo se sentía avergonzado. Tomó la mano de Andrew y le estrecho, pero lo atrajo para darle un breve abrazo.

—Te ves muy guapo con el uniforme —le susurró al oído.

Cuando se separó notó a Andrew sonrojado. Y supo que al menos había logrado salvar un poco de su dignidad. El árbitro los miró extrañado, pero no hizo ningún comentario. Solo se limitó a estrechar sus manos y a pedir por un juego limpio.

Cuando llegó al círculo central se sentía un poco más tranquilo. La  atmosfera seguía siendo más de lo que esperaba pero veía los colores de Gastrell justo frente al suyo y eso le tranquilizaba un poco. Podían hacerlo. Solo tenían que hacer lo que usualmente hacía y todo estaría bien. La selección movía el balón primero.

Patrick se acomodó en su posición. El pitazo inicial fue sucedido por los gritos de emoción de la afición. Patrick vio el balón moverse lejos de él. Uno. Dos. Tres toques. Estaban en el área de Carl. Gol.

El estadio pareció enmudecerse por unos segundos. Patrick no comprendió que sucedía hasta que el sonido del estadio anunció el gol del #9. La sub 20: 1. Grastrell 0. Todos en el equipo parecían igual de abrumados. Los gritos de Jared desde la banca fue lo único que hizo que espabilaran a medias.

Neil miraba la situación desde las gradas preocupado. Todos los de la barra de Gastrell se miraban igual de confundidos. Logró escuchar la voz del tal John en el megáfono animando a todos a que no dejasen de apoyar.

—Ese gol les va a sentar muy mal —dijo Leah mientras veía como Gastrell intentaba avanzar hacia la portería de Andrew.

—Pobrecitos. No los dejaron ni siquiera que se acomodaran —dijo Erika.

—Tienen que hacer como si nada ha pasado —dijo Gabriel quien veía a su nieto recibir el balón e intentar ir al frente.

Los siguientes minutos Gastrell no parecía encontrarse en la cancha, a pesar de los gritos de Jared quien les indicaba que no uniesen tanto las filas, pero la sub 20 los estaba asfixiando. El segundo gol llegó antes del minuto 20. Jean tuvo que esquivar una botella de agua que pateó Jared con fuerza hacia el interior de la banca.

Jean miró a la banca intentando ver si meter a alguien podría cambiar. Jared hizo lo mismo, pero ambos sabían que los jugadores claves estaban ya en la cancha. Si no lograban cambiar de chip se llevarían una goleada que podría afectar incluso el campeonato universitario.

Patrick recibió el balón. Tenían que hacer algo. Al menos una jugada de peligro. Hizo un sprint desde media cancha dejando de lado al volante de contención. Buscó a Jim, pero se había quedado resagado. Iba solo. Hizo una finta para quitarse a un defensor, pero de pronto sintió como era empujado y terminó en el suelo. Alzó la mirada confundido. ¿En qué momento había llegado James? Estaba seguro que aquello había sido una falta, pero el árbitro no dijo nada. Corrió detrás de él que ya avanzaba con la pelota hacia media cancha, llegó y le chocó con fuerza, pero no esperó que James aflojara el cuerpo y que terminara rodando un par de metros.

El pitazo del árbitro no se hizo esperar, Patrick miró incrédulo al árbitro que ya se acercaba a él mostrándole la amarilla.

—¡¿Está loco?! Claramente aflojó el cuerpo —estalló Patrick. Tom llegó rápidamente para llevárselo de allí, Patrick se resistió un poco—. Eso no era para amarilla.

—Lo sé, pero no va a cambiar de opinión —dijo Tom conciliadoramente.

El juego se reanudó, pero todos se sentían abrumados. Habían pasado varios meses desde que sentía que solo estaban aguantando. A pesar del mal comienzo Carl había logrado despejar un par de balones, pero Gastrell no podía pasar de la mitad de la cancha. Jared le había indicado a Patrick que estuviese en línea con los defensas de la sub 20, pero estos habían adelantado sus líneas al notar que no estaban generando peligro. Hasta Andrew estaba bastante adelantado. Jake recibió el balón, tenían que hacer algo. Lanzó un pelotazo largo, confiando en que Patrick podía llegar a él.

Patrick hizo un sprint. Había estado chequeando su posición constantemente, era ahora o nunca. Iban dos abajo. Tenía que meter aunque sea un gol. Había dejado estática a toda la defensa. Podía llegar a ese balón. Alzó la mirada y notó a Andrew quien también corría hacia el balón. Patrick aceleró, estaban dentro del área, logró dar un pequeño toque para desviar el balón, pero no logró saltar a tiempo para evitar llevarse a Andrew quien ya se había barrido esperanzado de que podía llegar al balón. El choque fue violento. Patrick intentó evitar golpear a Andrew, pero el contacto fue inevitable. Volvió a caer dentro del área y dejó escapar una maldición cuando cayó sobre su mano lastimada. El dolor fue aguado. No escuchó el pitazo del árbitro, ni siquiera la multitud a su alrededor que estalló pidiendo penal. Jim fue el primero en llegar a él.

—¿Patrick? ¿Estás bien?

Patrick solo podía sostenerse su mano intentando aliviar el dolor. Jean no tardó entrar a la cancha. Cuando logró sentarse se apresuró a buscar con la mirada a Andrew quien recibía atención. ¿Lo había lastimado?

—Déjame ver tu mano —pidió Jean.

Patrick se la tendió, pero no dejaba de ver donde estaba Andrew quien se puso de pie luego al poco tiempo. El equipo médico de la sub 20 le hacía unas preguntas pero le indicó que estaba bien. El árbitro se acercó a Andrew y mostró le mostró la tarjeta amarilla para descontento de muchos.  Patrick volvió a mirar a Jean, pero el dolor se iba atenuado.

—No te la lesionaste ni estás sangrando. Estarás bien.

Patrick asintió, y se puso de pie. El árbitro ya tenía la pelota e indicaba el manchón penal. Patrick tomó la pelota. Tenía que meter el gol. Iban perdiendo. El equipo confiaba en él. Neil había dejado de repasar sus diálogos por irlo a ver. Su abuelo también estaba allí. Daniel estaba viéndolo. Tenía que meterlo para que le dijera que a Robert que no era un fracasado. Puso el balón en el manchón. El árbitro les recordó las reglas.

Patrick miró a Andrew quien lucía enfocado. No parecía nervioso. ¿Por qué el empezaba a sentirse así? ¿Se le notaba? Respiró profundo. El árbitro sonó el silbato. Patrick avanzó, pero apenas hizo contacto con el balón supo que la había cagado monumentalmente. Con horror vio como el balón se fue volando arriba de la portería de Andrew.

Sintió la mirada confusa de Andrew sobre él, pero Patrick tenía la mirada en el suelo. Respiraba agitado. Había mandado el balón hasta la luna. Jamás había errado un penal de esa manera. Él nunca solía fallarlos. De pronto sintió unas manos sobre él. Alzó la mirada confundido.

—Hey, cambio de chip ¿recuerdas? Ya pasó. —le dijo Jim—. Tenemos que crear nuevas oportunidades.

Patrick le miró confundido y recordó que esas habían sido las palabras que él mismo le había dicho a Jim la primera vez que erró un penal en un juego. Asintió y avanzó por la cancha sin atreverse a ver a Andrew. Jake y Tom se apresuraron a ir a su lado y le indicaron que todo estaría bien, pero Patrick sentía que había perdido la única oportunidad que tendrían.

Neil no podía despegar la mirada de la espalda de Patrick. Nunca pensó que él pudiera fallar un penal. ¿La presión era demasiada? Alrededor suyo todos los ánimos habían decaído. Sabía que habían perdido una oportunidad de oro. Tendrían que ir 2-1. Lo mejor que le podía pasar al equipo ahora era que terminase la primera mitad e intentar recomponerse. Los cuarenta y cinco minutos se cumplieron, pero el árbitro agregó tres más por el choque de Andrew y Patrick. Solo tenían que aguantar. Solo debían de aguantar…

Neil contuvo la respiración al ver que uno de los delanteros de la selección cabeceaba dentro del área. Carl se estiró todo lo que pudo, pero la pelota entró.

—¡Por la grandísima puta! —exclamó Leah a su lado.

Emma solo se apresuró a taparle los oídos a Oliver. El resto de maldiciones no se hicieron esperar. Neil empezaba a preguntarse si el haber llevado a Gabriel había influido que Patrick fallase el penal. Quizás le había puesto más presión sin haberse dado cuenta. El árbitro dio por finalizada la primera parte. Un tímido aplauso de escuchó del lado de Gastrell.

Joshua tiró de la camisa de Gabriel—Abuelito de Patrick, ¿cree que estará bien?

Gabriel sonrió ante la pregunta—Sí, no sé si logren ganar, pero ya verás que este descanso le vendrá bien. Ese muchacho es más terco y orgulloso que una cabra. Así que ten por seguro que no se rendirá y seguirá luchando.

Jared había sido el primero en salir directo a los vestidores. Jean los escoltaba para evitar cualquier incidente. Táctica bastante prudente porque logró evitar que Patrick se le fuera encima a James cuando les dijo que este partido era una total pérdida de tiempo y empezó a burlarse de la manera que había cobrado el penal.

Cuando Patrick entró en el vestuario todos lucían decaídos. Parecía que habían perdido el campeonato universitario. Nadie sabía bien qué decir. Jared parecía estar sopesando sus palabras. El silencio solo fue roto cuando Jim salió corriendo hacia los baños y desde el vestidor se alcanzaba a escuchar como vomitaba.

Carl empezó a reír nerviosamente, la risa se fue contagiando a todos y se hizo más sonora cuando Jim apareció más blanco que un papel.

—Quizás eso nos faltaba para la buena suerte—dijo Tom —. Siempre que Jim ha vomitado antes de un partido importante nunca hemos perdido.

—¡Sí, Jim. Joder, que desconsiderado eres! —exclamó Ed—. Por tu culpa hemos quedado como idiotas allá afuera.

—¡Eh! No es mi culpa. Esos hijos de puta han jugado de la patada por meses y justo ahora se les ocurre jugar bien.

—Que esto ha pasado porque no has vomitado antes, Jim —se quejó Tom.

—Sí, Jim. Creo que sí es tu culpa —dijo Patrick—. Mira que jamás he fallado un penal y justo ahora…

—¡Lo mandaste a la luna! ¡Joder,  capi, a ver si no le diste a un ave! —dijo Carl.

Las risas en el vestidor volvieron.

—Oye, no te lo quería decir allá afuera pero eso fue patético. Así como tiraste no le metías gol ni al arcoíris —dijo Ed.

—Es cierto que todos queríamos verte fallar alguna vez, para ver si alguien más podía patear los penales, pero a la hora que se nos vino a cumplir el deseo —se lamentó Jake.

—Que es culpa de Jim. No mía —se defendió Patrick. Sabía que había sido su culpa, creía que todos se lo echarían en cara cuando entrasen al vestuario, pero ahora se sentía un poco mejor consigo mismo—. Maldición, a la hora que venimos a tener un mal partido.

—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Carl.

Todos voltearon a ver a Jared y Jean que se habían mantenido al margen hasta esos momentos.

—Creo que tengo un plan, pero Jean me va a decir que no es muy ético.

Todos le miraron confundido, pero escucharon lo que tenían que decir. El equipo al principio no estaba muy convencido y si bien era arriesgar demasiado a Patrick este parecía no tener ningún problema con ello. Al parecer la idea le encantaba.

Quizás ni siquiera podrían empatar, pero valía la pena devolverles un poco el favor a los de la sub 20 y dejarlos mal parados.

—Bueno, creo que ya es hora que nos divirtamos un poco jugando al fútbol ¿verdad? —dijo Patrick poniéndose de pie—. Solo asegúrense que no me maten allá afuera o tendrán que jugarse la final contra Gretbauer sin mí.

—¡Por Gastrell! —exclamó dramáticamente Carl.

—¡Por Gastrell! —corearon todos.

Salieron del vestidor mucho más animados. Cuando se encontraron con los de la sub 20 en las gradas todos lucían bastante confundidos por su ánimo.

—Vaya, vienen por más. No sé si son valientes o masoquistas. Podemos ahorrarnos esta mitad y decirle al árbitro que se cancela el juego —dijo James,

—¿Por qué haríamos eso? A no ser que ya se hayan cansado y no puedan seguir el paso la segunda mitad —dijo Patrick pasando a su lado—. No te confíes, James. Solo estábamos haciéndoles un favor, ya sabes con lo mal que están jugando últimamente creíamos que era bueno elevarles el autoestima para que tal vez así lleguen a nuestro nivel.

—¡¿Qué dijiste?! —exclamó James furioso.

Patrick estaba listo para esquivar cualquier ataque, pero el árbitro hizo sonar su silbato y se quedó mirándoles antes de indicarles que ingresasen a la cancha. Tenía que ser cuidadoso. Después de todo tenía una tarjeta amarilla.

El árbitro dio el inicio de la segunda parte. “No pienses en el marcador.” “No tienes nada que perder” se repetía Patrick. Veía a sus compañeros pasarse la pelota en su área. Cada vez que uno de los la sub 20 se acercaba los provocaban un poco para que fueran a marcarlos. La estrategia de Jared era simple, enfadarlos lo suficiente como hacer que se descontrolaran.

Patrick miró donde estaba James, el plan también dependía mucho que pudiese enfadar lo suficiente a James al punto de lograr que lo expulsasen. Era el más temperamental así que era quien iban a atacar. Jim recibió el balón e intentó encarar a James. Olvidarse de anotar era más fácil decir que de hacer, pero si se presentaba la oportunidad la iban a tomar. James entró con fuerza a Jim al notar que intentó regatearle. Falta.

Patrick fue a ayudar a Jim a reincorporarse. Estaba seguro que eso también pudo haber sido una amarilla. Pasaron diez minutos y la gente empezaba a pitarles porque no avanzaban, pero Jared ya había previsto eso. Mientras tuvieran el balón aun cuando fuese dentro de su área estaba bien, los que tendrían prisa serían los de la sub 20 porque tendrían que probar que podían quitarles el balón. Y de pronto Patrick vio una apertura. Tom también debió haberla visto porque mandó directo el balón hasta esa zona.

Patrick logró recibir el balón en el aire. James estaba lejos de él. Era él contra el lateral. Logró completar el autopase dejando confundido al defensa que salió corriendo detrás de él, el central llegó a cubrir el espacio. Patrick frenó en seco y cambió de dirección, pero el central logró tomarle de la camiseta. Haciéndole perder el equilibrio, el instinto fue dejarse caer, el grito de Jim le llegó con fuerza. Lo vio venir desde atrás y mandó el balón en su dirección.

Patrick terminó en el suelo, pero Jim logró hacerle frente a Andrew. Tiró a meta, Andrew logró tocar el balón, pero no el contacto no fue lo suficiente como para pararlo. El balón entró en la portería y la afición de Gastrell estalló en alegría. Jim salió corriendo a festejar con la afición. El resto del equipo corrió a felicitarlo. Habían anotado un gol, el defensa que le sujetó se llevó una amarilla y eso fue suficiente para subirle la moral al equipo.

—Buen gol—dijo Patrick cuando llegó a su lado.

—Sí, se sintió bien que por una vez tú hicieras todo el trabajo y yo solo la metiera—dijo Jim con una sonrisa.

Patrick negó con la cabeza y le indicó que volvieran a colocarse. La selección nacional de seguro iba a atacar con todo, pero se equivocó. Se habían vuelto más cautelosos, pero el exceso de cuidado les hacía que fuese más fácil quitarles el balón y replegarlos a su área. Incluso Carl logró hacer un buen regateo en su área ante uno de los delanteros ganándose exclamaciones de admiración y del público.

La sub 20 empezaba a desesperarse al verse tan mal, ahora era su técnico quien gritaba desde la banca. Habían logrado llegar con Jake y Jim un par de ocasiones más, pero Andrew se había encargado de hacer unas atajadas increíbles. Era obvio que no sería tan fácil anotarles de nuevo. James no perdía oportunidad para descargar su frustración con quien tuviera enfrente de Gastrell. Sin embargo, el árbitro seguía sin sacarle una amarilla.

Patrick frunció el ceño. Tenía que presionarlo más. Hizo señas a Ed para que le mandara el balón. Era ahora o nunca. Llegó frente a James quien lucía frustrado. Patrick hizo una bicicleta y logró dejarlo atrás, pero James era mucho más rápido y corpulento que el resto de defensas, por lo que en poco tiempo lo tuvo encima. Patrick recordó las palabras de Jared, tenía que hacerlo enojar, tenía que hacerlo quedar mal. Volvió a frenarse a pesar que notó a Jake avanzando. Patrick miró a James y le sonrió burlonamente, retándolo. James tomó el desafío. Patrick esperó la distancia apropiada e hizo un sombrerito, estaba demasiado concentrado en hacerlo bien que no escuchó el “oleeee” del estadio, dejó a James parado y logró tirarle un buen pase a Jim que Andrew mandó a tiro de esquina.

Jim llegó a la esquina junto a él y se cubrió la boca antes de decir: —¿Quieres que te mate?

—¿Tan bien estuvo?

Jim frunció el ceño, pero no molesto, sino preocupado—Ten cuidado la próxima jugada, no dudo que intentará desquitarse.

—¿Por qué crees que estoy aquí y no en el área?

Jim asintió y se alejó un poco, pero luego miró a Patrick con detenimiento. Siempre lo observaba en los entrenos, en los partidos. Sabía que él tenía algo que los diferenciaba, un algo que ni todo el entrenamiento extra podría compensar, por lo que sabía bien lo que Patrick podía hacer. Volvió a acercarse, pero escuchó el silbato del árbitro indicándoles a los jugadores del área que los estaba vigilando.

—Tira directo al arco. Andrew no podrá pararla. Nadie podrá.

Patrick quien terminaba de acomodar la pelota alzó la mirada confundido.

—Sabes que nunca he hecho uno así en un partido.

—Pues nadie lo vendrá venir. Hazlo. Te he visto practicar el tiro cientos de veces —dijo Jim y se alejó, pero no demasiado para hacerlos creer que harían una jugada prefabricada. Sintió la marca de uno de los defensas cerca de él.

Patrick vio el arco. Un gol olímpico. Jim le estaba pidiendo un puto gol olímpico, pero Andrew estaba colocado justo donde lo necesitaba, defendiendo el primer poste y un poco salido. Bueno, un tiro, una oportunidad. Valía la pena intentarlo. En el área ya se estaban dando los típicos forcejos. Patrick respiró hondo antes de trotar al balón. Le dio de lleno, pero con una fuerza medida. A diferencia del penal todo en este tiro se sintió bien. Vio a todos elevarse, pero ninguno podría tocar ese balón. Ni siquiera Andrew. Vio el arco que formó y como pronto descendía a portería y como entraba a la portería dejando que todo el estadio estallara en vítores. Patrick ni siquiera logró procesar que había entrado, cuando ya tenía a Jim encima de él. Gritando eufórico. El resto del equipo corrió a celebrar con él. Un gol. Estaban a un gol de empatar.

Neil observó incrédulo el gol desde la grada. Su madre casi lo deja sordo, y desnucado porque lo tomó de los hombros y lo empezó a sacudir con fuerza. Gritando eufórica. Todos a su alrededor se abrazaban. Incluso Gabriel gritaba emocionado con sus puños al aire. Neil no iba a negar que sintió satisfacción al ver como Andrew recogía el balón del fondo de la red y tiraba el balón con fuerza al medio de la cancha. Obviamente estaba molesto. Notó como todos los de Gastrell volvían a colocarse, de nuevo en el lado donde la afición estaba.

Neil vio a Patrick avanzar un poco hasta media cancha y mirar en dirección a donde estaban. Señaló la portería y luego en su dirección. Sabía que era una locura, pero aun estando lejos supo que ese gol no iba para él.

—¡Patrick le dedicó el gol, Gabriel! —exclamó Logan. Todos sonrieron emocionados.

Neil no despegó la vista de Patrick quien solo hizo la señal que esperase. Neil sonrió divertido. ¿Planeaba anotar otro?

Patrick sabía que Neil seguro estaría un poco decepcionado que no iba para él, pero él había prometido que le dedicaría un gol. No dijo cual. Era la primera vez que su abuelo lo iba a ver y no pudo evitar dedicárselo. Tendría que ingeniárselas para anotar otro aunque Andrew no se la pondría fácil y menos si le decía “Hey me falta un gol para Neil.”

Quedaban veinte minutos. Tenían que hacer algo. Esta vez los de la sub 20 salieron a presionar, como si de pronto recordaran que los que llevaban la ventaja eran ellos. Patrick bajó en varias ocasiones para ayudar con la marca. Carl estaba inspirado esa segunda mitad. Atajó un tiro de lo más complicado. Cuando tuvo la pelota, lo vio libre, Patrick supo lo que haría y empezó a correr, Carl lanzó la pelota con fuerza hasta donde él estaba. Se dio la vuelta y saltó para recibirla, pero lo único que recibió fue un tremendo codazo de James en el rostro.

No tuvo tiempo de siquiera intentar caer bien. El árbitro dejó seguir la jugada, James ya se llevaba la pelota hacia el frente. Intentó pararse lo más rápido posible, pero sintió cómo todo le daba vueltas y terminó con las rodillas en el suelo. No escuchó el silbato. Solo escuchó a todos los del equipo llamándole mientras corrían en su dirección. No entendía qué pasaba. Alzó la mirada y notó el rostro pálido de todos.

—No te muevas. Tranquilo —dijo Tom quien parecía a punto de desmayarse.

Patrick le miró confundido, mientras se dejaba sentar en el suelo. Notó que Jean volvía entrar al terreno, pero esta vez corría con más urgencia.

Patrick se llevó la mano para quitarse el sudor que le escurría pero al mirar su mano miró confundido como esta estaba completamente roja. Tardó en comprender que era su propia sangre. Jean pidió que dieran espacio.

Jean intentó limpiar su rostro, pero no dejaba de sangrar. Patrick no sentía nada más que un aturdimiento, pero veía la expresión preocupada de Jean.

—Estoy bueno…

—Bien, eso demuestra que no lo estás —dijo Jean—. Uh, es el pómulo y la ceja. Tranquilo. Lo peor fue el golpe. ¿Puedes pararte?

—Eso creo…

Patrick dejó que Jean lo guiara al exterior de la cancha. Personal del equipo médico de la sub 20 se acercaron y le ayudaron a parar la hemorragia. Patrick solo quería volver al campo. Jared llegó a su lado y examinó las heridas.

—¿Pido cambio?

—No, si salgo ahora solo le daré gusto a ese desgraciado—dijo Patrick mientras intentaba limpiarse la sangre de sus manos. El árbitro no lo dejaría entrar si veía sangre en él. Por fortuna el negro del uniforme ayudaba a disimularla. El equipo médico le puso unos puntos de sutura adhesivos en la herida de la ceja. Le pusieron una curita en la herida del pómulo, solo para evitar que la sangre fuera visible.

Agradeció las atenciones al equipo médico y se apresuró a ir con el árbitro asistente para pedirle que lo dejara entrar. Ya había perdido demasiado tiempo. Jared llegó a su lado.

—No tienes que volver a entrar. Sé que descartaron una contusión, pero el golpe fue…

—¿Te asustó ver un poco de sangre? —preguntó Patrick con una sonrisa.

—Me sentí responsable y culpable —admitió Jared mientras veía que el árbitro aún no daba la señal para entrar.

—Creía que tú mejor que nadie sabía que estas cosas suelen pasar. ¿Le sacaron amarilla a James?

—No…Quizás mi padre habló con el árbitro antes del encuentro.

Patrick frunció el ceño. No le extrañaría viniendo de los Grafiel, pero ellos también tenían uno de su lado así que podía jugar su mismo juego—Mantente al borde del área técnica, lo traeré a ti.

Jared le miró con confusión, pero el árbitro le indicó que podía entrar antes que tuviera oportunidad de preguntarle qué quería decir. Jared vio a Patrick saltar al terreno de juego. El resto del equipo parecía reticente a darle el balón, quizás tenía miedo que se lastimase de nuevo, pero Ed le mandó el balón. Patrick no siguió derecho sino que atravesó a lo ancho la cancha con el balón. James lo seguía e intentaba quitarle el balón, chocándole con fuerza, pero Patrick no cedía. No comprendió a qué se refería Patrick hasta que los tuvo encima. James se barrió para evitar que tirase un centro, pero terminó llevándose a Patrick y de paso se lo llevaron a él.

Jean miró todo desde la banca incrédulo. El árbitro fue directo a James y le sacó la amarrilla que debió haber sacado desde el primer tiempo, pero eso no fue lo peor. Lo peor fue cuando Jared intentó ayudarle a ponerse de pie.

—¡Quítame las manos de encima, maldito degenerado! —gritó furioso James.

Patrick se interpuso entre ambos, pero James estaba fuera de sí cuando Patrick intentó poner distancia entre ellos. Se le terminó yendo encima a Patrick y Jared. Todo pasó tan rápido que cuando intentó reaccionar media banca de ambos equipos ya estaban intentando separarlos, pero James repartía puñetazos sin importarle quien los recibía.

Isabella intentaba ponerse de puntas para ver algo del caos que se había formado—¿Fernando, ves algo?

—No, pero…oh…creo Patrick está sangrando de nuevo del pómulo.

—Y allá va Andrew —dijo Logan señalando a Andrew quien corría hacia la multitud.

—¿Esto siempre pasa en los partidos? —preguntó Daniel confundido.

—Oh, no, solo en los importantes. Uh, miren acaban de sacarle roja a James —dijo Leah señalando al árbitro que llamaba a James.

El árbitro también llamó a un par de jugadores de Gastrell y de la sub 20 que terminaron con tarjeta amarrilla.

—Esto es un caos. ¿Alguien ve si están atendiendo a mi nieto? —preguntó Gabriel preocupado por no ver a Patrick.

Las cosas habían salido, casi a pedir de boca. No esperaba que al menos cinco de su equipo terminaran con tarjeta amarilla. Jean estaba intentando detener la hemorragia. Patrick sabía que pudo haber esquivado ese golpe, pero si lo hacía probablemente no hubieran expulsado a James. Edward de seguro lo tenía bien blindado así que había que ir hasta el límite.

El sonido local empezó a enumerar a todos los amonestados. Sabía que se la había jugado y que pudo terminar expulsado, pero ahora ver a James ser llevado por los del staff de la selección a los vestidores casi a la fuerza no tenía precio. No pudo evitar reír, a pesar de que la sangre seguía fluyendo.

—No sé cómo dejé que hicieran esta tontería —se lamentó Jean—. Eres peor que Jared y eso ya son palabras mayores.

—¿Dónde está?

—El equipo médico de la selección lo están viendo, creo que se torció el tobillo con la entradita que le hicieron.

Patrick sonrió de lado. Eso fue un bono extra.

El árbitro central miró el reloj. Faltaban diez minutos, pero él hubiese preferido que todo terminase allí. Era de lejos uno de los partidos más caóticos que había tenido que dirigir de las juveniles. Dio la señal para que el número cuatro de Gastrell volviera a entrar. No sabía si el jovencito estaba loco o no, porque parecía estárselo pasando de maravilla a pesar de llevar unas buenas faltas, un par de heridas y un puñetazo. Lo de loco lo tenía igual de talentoso.

Reanudó el partido y el chico aprovechó la confusión que había generado. A la selección le faltaba ahora su defensa estrella. Vio al número cuatro correr a toda velocidad, le hizo un tunelito al lateral, el defensa central no se atrevió a tocarlo, después de todo ya tenía una tarjeta y no se podían arriesgar a perder otro jugador. El árbitro vio al portero de la selección adelantando.

Patrick también lo vio, recortó hacia el centro y desde fuera del área soltó un cañonazo con su zurda. Colocado justo en el ángulo izquierdo. Allí donde a los porteros más les duele porque no hay cómo llegar por más que vuelen y se estiren. Gol.

Esta vez sí lo celebró con todo lo que tenía. Corrió hasta el otro lado de la cancha, dejando a sus compañeros confundidos, se subió en una de las vallas publicitarias que estaban frente a la barra de Gastrell quienes estaban eufóricos. Patrick extendió sus brazos, lleno de seguridad, haciendo que la barra gritase con más fuerza. Su mirada buscó a sus amigos y familia quienes elevaban las letras con su nombre y saltaban emocionados. Cuando los distinguió tocó su pecho, señaló donde estaba Neil y le sonrió con esa emoción desbordante, con la adrenalina a mil y le lanzó un beso. No quería que ese idiota siguiera preocupado. Estaban bien. Ahora todo estaba bien.

Neil empezaba a creer que su madre quería desnucarlo, en especial cuando vio la celebración de Patrick. Neil no pudo evitar sonrojarse al máximo. Todos voltearon a verle y no pudo hacer nada más que sonreír incrédulo mientras su madre seguía sacudiéndolo con fuerza. Cualquiera que los viera diría que ella estaba más emocionada que él, pero era demasiado para digerir. Vio al equipo llegar hasta él y lo ayudaron a bajar, mientras le daban palmadas en la espalda o en la cabeza.

Neil no entendió nada, pero pareció que Carl quería interceder porque no le pegaran más en la cabeza. Neil rio al ver a su novio abrazar a Carl y luego echarse a correr al círculo central. El resto del encuentro fue de mero trámite. La selección se vino abajo y aunque Andrew intentó mantener los ánimos arriba fue en vano, de pronto solo él luchaba contra Patrick y contra Jim quienes no paraban de acribillarlo. Neil incluso sintió admiración por el chico. Su equipo, su defensa, lo habían dejado solo pero él seguía obstinadamente luchando. Quizás por eso se llevaban bien ambos. Patrick y Andrew. Tenían esa terquedad de no saber cuándo rendirse. De que aun cuando estuviesen acorralados no le darían el gusto al rival de verlo de rodillas. Cuando el árbitro dio el pitazo final, Neil se extrañó al sentirse aliviado porque todo terminase en un empate. Andrew no merecía recibir otro gol, por mucho que no le gustase admitirlo. No había perdedores según el resultado, pero por los ánimos en la cancha era obvio que Gastrell había ganado.

Patrick estrechó la mano de todos los del equipo de la sub 20, de los árbitros, pero dejó adrede a Andrew de último quien se había acercado a las tribunas y les aplaudía a quienes se habían tomado la molestia de haberlos ido a ver jugar. Cuando notó la presencia de Patrick le miró con seriedad.

—Sabes lo que acabas de hacer con Jared ¿verdad?

—¿Empatar un juego que todos daban por perdido?

Andrew negó y miró en dirección del palco de honor. Edward miraba hacia donde estaba Jared charlando animadamente con el técnico de la sub 20.

—No solo pusieron en riesgo el puesto de Edward, no es que me importe, pero también pusieron en riesgo la participación de James en el mundialito.

—¿Por un puñetazo?

Andrew negó con la cabeza a veces Patrick podía ser un imbécil por no percatarse del caos que podía generar. No sabía si no se percataba o no le importaba. Probablemente era lo segundo.

—Por lo que ese puñetazo representa. James ha tenido un historial de indisciplina pero esto ya son niveles mayores. Agredir al técnico y más aún de un equipo rival, independientemente si es tu hermano o no, es algo grave que no se puede dejar pasar por alto. En especial si vas de representante de tu país, es un honor y una gran responsabilidad donde tu conducta debe ser ejemplar. No me sorprendería que los altos mandos ya se estén reuniendo para discutirlo.

—Sigues preocupándote por él—dijo Patrick mirando donde Edward Gafriel permanecía.

—Me preocupa que James quiera darte una paliza por lo que hiciste. Quizás se aproveche de que solo tienes un puño bueno.

 —Ah, siempre puedes defenderme, querido Andrew. ¿O James te gusta más y te pondrías de su lado?

Andrew se sobresaltó al escucharle, miró a su alrededor, pero ya el resto empezaba a avanzar hacia los vestidores. Escuchó a Patrick reír, y Andrew no pudo evitar soltar un suspiro. Siempre se fijaba en idiotas. Aunque debía de reconocer que James era del tipo de idiota tóxico. Patrick no.

—Espero que Jared esté feliz. Después de esto su padre nunca va perdonarlo.

Patrick miró nuevamente donde Jared y Jean. Quienes se abrazaban con fuerza. Sin importarles que Edward estuviese sobre sus cabezas. Sonrió al ver que Jared le daba una pequeña vuelta a Jean.

—Te equivocas, después de esto Edward lo único que tendrá es una excusa más para no perdonarle. Si quisiera hacerlo lo hubiese hecho hace años. Además ¿qué tendría que perdonarle? ¿Ser gay? —Preguntó con seriedad Patrick— Después de esto espero que Jared llegue al punto donde ya no le importe si su padre lo quiere o no. Este partido era para demostrarle que sabe lo que él vale y ya no buscará su aprobación. Un poco de respeto puede que sea un bonus, pero quizás esta es su manera de darle un cierre a lo vivido con su familia.

—Suena como si supieras de eso…

Patrick sonrió con amargura. Quizás el también debería de ver cómo le daba un cierre a todo lo vivido con Catherine y con Robert. Principalmente el último. Catherine probablemente seguiría yendo y viniendo en su vida. A Robert sería más fácil darle un cierre. Uno como el de Jared. Eso estaría bien. Estando en la cancha durante el partido y ahora viendo a Jared se percató de ello. Tenía que hacerle frente a muchas cosas que no había querido. Quizás haber jugado este partido no fue mala idea después de todo.

—Más de lo que te imaginas —susurró Patrick para voltear a ver a Andrew quien le miraba confundido—. Quizás más adelante te ganes escuchar esa parte de mi vida.

Andrew le miró derrotado. Las cosas siempre se harían a su manera. Ya se iba acostumbrando a eso—Esperaré que llegue ese día. Por ahora fue ¿divertido? Jugar contra ustedes.

—Eres un masoquista de mierda. Me preocupa que fetiches tendrás en la cama si te gusta que te acribillen en el arco —dijo Patrick pasándole el brazo por los hombros—. Pero yo también me divertí. Incluso el primer tiempo.

—Ahora que sé que estabas nervioso no sé cómo no vomitaste en las gradas.

—Sí, lamento no haberte dado ese gusto.

Andrew negó con la cabeza y pasó la mano en la cintura de Patrick mientras caminaban hacia las gradas que conducían a los vestidores—Juguemos de nuevo. No dejaré que me metas ese gol olímpico. Ni siquiera sabía que podías hacer uno.

—Ah, un hombre tiene sus secretos bajo la manga —dijo Patrick con una sonrisa.

—¿No irás con tu equipo?

Patrick vio a algunos de los del equipo todavía celebrar con la afición. Uno importaba cuan feliz estuviese, todavía no le gustaban mucho esas multitudes.

—No, quiero darme prisa para reunirme con mi familia.

—Nunca me has hablado de ellos.

—No me arruines el día, pero supongo que puedo decirte que vino mi hermano y mi abuelo. Mis amigos que son mi otra familia, Neil y sus padres.

—Te ves feliz por ello.

—Mi abuelo nunca me había visto jugar.

—Espero que esté orgulloso de ti.

—Ah, seguro va a regañarme por lo imprudente que soy —dijo Patrick con una sonrisa apenada. Sabía que había hecho pasar un mal rato a su abuelo, pero aun así estaba feliz que hubiese ido a verlo. Ya más tarde aceptaría todos sus regaños de buena gana. Descendieron por las gradas y avanzaron por el largo pasillo—. ¿Qué hay de tus padres? ¿Vinieron a verte?

—¿Bromeas? Tienen cosas mejores que hacer. No vayas a verme con lástima. Estoy acostumbrado a estas cosas desde que cumplí los cinco. Con suerte mi padre leerá la nota que saquen en el periódico y le contará a mi madre.

—Los ricos también lloran ¿eh?

—Por este tipo de cosas no lo hago desde los cinco. Lamento decepcionarte —dijo Andrew sin soltar a Patrick. Se sentía bien ir así a su lado—Por cierto… ¿Qué se siente? El poder dedicarle un gol a quien te gusta.

Patrick miró de reojo a Andrew. Sabía a lo que se refería, él estaba atado de pies y mano por él mismo. Si tan solo se pudiera sentir un poco libre aunque sea en el equipo eso quizás le ayudaría— ¿Intentas darme lástima? Haber escogido otra posición, como portero nunca vas a dedicar un gol.

Andrew soltó una risa ante el comentario. Por todos los cielos, era patético. Llegaron a la división del pasillo. El izquierdo llevaba a los vestidores de los visitantes y el derecho al local. Bueno, creo que es aquí donde nos separamos.

—Sabes que si pudiera te invitaría a venir conmigo. Te ganaste estar del lado de los empatados felices.

Andrew sonrió al escucharle—Te escribo luego ¿de acuerdo? No ignores mis mensajes solo porque ya no tenemos que jugar.

 —Claro que no. Nos vemos —dijo Patrick mientras le abrazaba con animosidad.

—¿Ahora son mejores amigas?

Patrick miró como por el pasillo derecho venía James ya duchado y cambiado, pero obviamente la ducha no sirvió para bajar los ánimos.

—James…yo…

—Me dijeron que probablemente quede fuera del equipo por culpa de este imbécil y tú estás abrazándolo. ¿Qué mierdas te pasa, Andrew? —espetó furioso James.

—Yo…

—Primero te besa a la fuerza  y ahora eres su amigo ¿Qué eres imbécil o ya te convenció a irte al otro lado?

Patrick había escuchado suficiente. Amigo de Andrew o no esta vez no iba a…

—Patrick nunca me obligó a nada esa noche. Ni tampoco necesita convencerme de nada porque siempre he sido gay —le soltó molesto Andrew. No alzó la voz, pero en su tono se escuchaba el enojo guardado por tantos años—. Intenté explicártelo esa noche, pero no me dejaste. Lo que pasó esa noche fue mi culpa porque no estaba listo para que lo supieras, pero ya estoy harto que quieras culpar a todos de tus cagadas, James, lo que pasó en la cancha lo hiciste tú y no Patrick. Estoy harto que todo quieras solucionarlo a golpes y tener que andar recogiendo tus platos rotos. También estoy harto de tu maldita homofobia y tus chistecitos de maricones y machitos.

Patrick se quedó en silencio, incrédulo de lo que acababa de escuchar. James palideció al escucharle.

—Sé que estás molesto porque la cagué, pero no vengas con estas mierdas solo para desquitarte, Andrew.

—No son mierdas es la…

—No, no tú. Eras como el hermano que siempre quise... ¡maldita sea, Andrew! Tú no puedes hacerme esto.

Andrew había temido que llegase este momento. Había imaginado mil escenarios cada uno más trágico o más violento que el otro, pero este, el que le tocaba vivir no era tan malo como los que se había imaginado.

—Tú ya tienes un hermano y lo sabes. Entiendo que no quieras ser mi amigo después de esto. No espero que mi revelación te cambie mágicamente —dijo intentando pasar de largo, pero James le tomó del brazo con fuerza.

—No, tú no me puedes hacer esto, maldita sea. ¿Quieres arruinar tu vida?

Andrew sonrió con amargura—No creo que haya mucha diferencia de lo que he tenido que soportar los últimos años, escuchándote hablar mierdas de todo lo que no encaja con tu concepto ideal.

—¿Quieres apostar? ¿Quieres que se lo diga al equipo? ¿Crees que van a aceptarte? ¿Crees que tu vida ha sido mala hasta ahora?

—James…—le advirtió Patrick.

—Tú no me vengas con tus mierdas, maldito. ¡Tú y tu hermano le metieron esas ideas en la cabeza ¿verdad?! —gritó furioso James descargándose contra Patrick, empujándole con fuerza. Haciéndole retroceder.

Andrew intentó separarlos—¡James, basta! ¡Te vas a meter en más problemas!

—¡Hey, ¿qué estás haciendo con nuestro, Capi?!

Patrick escuchó la voz de Carl a sus espaldas y los pasos del equipo apresurados. Andrew se tensó y Patrick notó que el valor que había ganado momentáneamente empezaba a desvanecerse.

—¿No que muy seguro? Si andas tan valiente ¿por qué no se los dices a todos? Sabes qué…Iré llamar a los del equipo. No te atrevas a irte o las cosas se pondrán peor —dijo James mientras caminaba por el pasillo.

Patrick se abalanzó a detenerlo, pero no se esperó que Andrew lo detuviera. Patrick le miró confundido, pero había mucha resignación en sus ojos azules, los cuales lucían turbios.

—Andrew…

—Ya me cansé de callarlo. Terminemos con esto —dijo Andrew.

Patrick miró preocupado a Andrew. No tenía que ser así. No en los términos de James. Jared y Jean aparecieron por el pasillo y se unieron a la confusión del equipo.

—Tienes que detener a tu hermano—fue lo único que pudo decir Patrick a Jared antes de escuchar la voz burlona de James en los pasillos.

Los de la selección llegaron y estaban aún más confundidos al ver al equipo de Gastrell en el pasillo. Patrick miró suplicante a Jared, pero Jean fue más rápido de comprender la situación.

 —James, esto no te compete…

—¡Tampoco a ti, maricón de mierda!

La palabra sonó tan violenta en las estrechas paredes que pareció más como un disparo que unas palabras cargadas de odio.

—A él no le hablas así —le advirtió Jared.

—¡Basta! —exclamó Andrew. No quería empezar otro lío por su culpa. No podría soportarlo de nuevo. Jared, Jean y Patrick ya lo habían protegido suficiente—. ¿Quieren saber qué hacen acá? —Preguntó Andrew a los de su equipo—. Pues resulta que James, mi supuesto amigo, me dijo que o les decía que soy gay aquí frente a todos o iba y se los decía él mismo. Y no voy a darle el gusto de revelar una verdad que solo a mí me corresponde decir. ¡¿Listo?! ¡¿Feliz, retrógrada de mierda?! ¡¿O quieres que suba a la cabina de sonido del estadio y lo repita para que los aficionados que queden se enteren?!

Silencio. Andrew miraba furioso a James quien no esperaba que fuese capaz de decirlo. No con el equipo de Gastrell presente. Andrew respiraba agitado sus manos temblaban por la rabia. Había sido un imbécil por aguatar tantos años a James, por haberlo creído su amigo cuando era obvio que jamás lo había a aceptar. Por creer que él lo podría hacer cambiar. Siempre miraba al otro lado cuando James dejaba a relucir la crueldad de la que era capaz, pero ahora no había a donde mirar porque esa crueldad iba dirigida directo a él.

—¿No van a decir nada? —preguntó Jim después de lo que pareció una eternidad.

Andrew miró confundido al chico de Gastrell.

—Oigan son un pésimo equipo. Su capitán les acaba de revelar algo importante porque ese cabrón lo obligó ¿y no van a apoyarlo?

—Él ha estado allí para apoyarlos siempre incluso cuando ustedes se han rendido ¿Y no pueden decir un simple: “Está bien, capi”? —dijo Carl.

—Sé que la noticia les puede caer de sorpresa, pero vamos, que es el mismo tipo con el que han convivido por años y si nunca ha hecho nada para que sospechen es porque seguro ninguno es su tipo—dijo Jim.

—Sí, puta, agradezcan que Andrew tuvo la decencia de decírselo. Nosotros nos enteramos cuando vimos a un tipo comiéndosela a Patrick en los vestidores. ¡¿Tienen una idea de lo traumático que fue eso?! —exclamó Tom.

—No era necesario decir eso, pero gracias por el aporte, Tom —dijo Patrick.

Los del equipo miraron a Andrew con culpabilidad—Tienen razón, lo sentimos, Andrew. ¿Podemos hablarlo en privado como equipo?

Andrew miró a Jared, a Jean y Patrick quienes parecían querer interceder en cualquier momento, pero les sonrió. Podría con eso. Tenía qué.

—De acuerdo…

—Oye, Andrew, nosotros no abriremos la boca ¿ok? Si alguien que no quieres se entera será por la boca homofóbica —dijo Jake—. A nosotros nos da igual esas cosas. Nos tomó un tiempo aprenderlo, pero lo hicimos. Lo importante es lo que demuestras en la cancha. No lo olvides.

Andrew les miró agradecido, quería decir tantas cosas, pero solo pudo asentir con la cabeza. Patrick lo vio marcharse con los del equipo. Uno de ellos empujó a James para que avanzara.

—¿Crees que estará bien? —preguntó Patrick a Jean.

—Creo que sí. Por cualquier cosa nos quedaremos con Jared a esperarlo en la salida.

Patrick asintió, la emoción del empate probablemente se diluyó por esta escena. Caminaron en silencio hasta el vestidor. Apenas cerraron la puerta todos empezaron a preguntarle a Patrick cosas a la vez.

—Tiempo, tiempo, tiempo. Vamos en orden —dijo Jim alzando la voz haciendo que todos se callaran—. Primero responde lo que todos en esta habitación estamos preguntándonos: ¿Te cogiste a Andrew Hoplin?

Patrick entornó los ojos. Al parecer el ambiente festivo no había sido arruinado y haría esperar a Neil y los demás más de lo que había planeado.

Notas finales:

¡Gracias por leer!


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