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Los títeres rebeldes por PokeGirl Uchiha

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XXV.

Patrick no sabía cómo Allen seguía vivo. Según sus cálculos debía estar muerto desde hacía al menos cinco días, pero no, seguía allí respirando, con esa sonrisa socarrona. Hacía cinco días desde el incidente de Neil con su padre, al final no había tenido el valor de dejarle solo, así que tuvo la estúpida idea de escribirle a Allen pidiéndole que lo cubriera, así que había estado aguantando todo tipo de bromas y comentarios los últimos días. Eso sin mencionar que tendría que hacer el aseo de los baños los próximos quince días, aunque una parte de él sabía que era un trabajo menor considerando que Allen le dijo que no quería la paga de esa noche, con unos baños limpios le bastaban. Probablemente así fuera, pero Patrick sabía que también era para ayudarle, aunque eso no evaporaba del todo sus deseos de asesinarle cada vez que soltaba algún comentario solo para enfadarle.

Los días siguientes fueron extraños para Neil y Patrick. Después de aquella noche, pareciera que el universo los obligaba a volver a sus vidas cotidianas, donde apenas lograban sacar tiempo para estar uno cerca del otro. Patrick se había atrasado demasiado con las maquetas que había prometido hacer para los de ingeniería, así que pasaba cada minuto libre avanzando con ellas; sin mencionar que durante los ensayos de los Títeres se dedicaba principalmente a trabajar en la escenografía que estaba casi terminada.

Durante los últimos ensayos era imposible no notar cómo Neil parecía más feliz estando sobre el escenario, del cómo sin querer opacaba a todos, inclusive cuando no decía nada. Tenía una presencia difícil de ignorar cuando ponía sus pies en el escenario. A veces Patrick se descubría así mismo sonriendo inconscientemente cuando Neil actuaba. Entre más lo veía, más se convencía que Neil debería dedicarse a eso: al teatro, no una ingeniería; sin embargo, tenía bien presente cómo habían ido las cosas la última vez que se lo había mencionado, pero quería encontrar alguna manera de hacerle ver que si se dedicaba a actuar sería mucho más feliz.

***

Leah no entendía como no había asesinado a todos los de su grupo. Estaba en un rincón de la mesa mientras los demás hacían “crítica” de su parte del informe. Lo cual consistía en criticar su vocabulario y buscar palabras menos rebuscadas en lugar de ver si se expresaba bien la idea principal. Eso sin mencionar que había esperado que todos trajeran su parte del informe ya lista, pero aparentemente solo a ella le había importado la nota de las actividades. Y había uno de sus compañeros que no había llegado porque estaba con su tiránica novia y no lo dejaba ir a estudiar.

Uno de los del grupo le preguntó si podían mover un párrafo al final del texto, estaba a punto de decirles que por ella podían defecar en su papel y no le importaría con tal que terminara esa tortura, cuando vio a Logan entrando a esa sección de la biblioteca. Sus miradas no tardaron en cruzarse y esta para que Logan se acercara a ellos—Hola. ¿Cómo van?

—¡Logan! ¿Cómo estás? —preguntó uno de los del grupo.

—Bien, bien. Oigan ¿les molesta si les secuestro a Leah unos minutos?

Leah ni se molestó en esperar a que los demás respondieran cuando se puso de pie y se llevó a Logan lejos de su grupo. Terminaron entre unos estantes y se sentó en el marco de la ventana y suspiró aliviada—Gracias.

—No te preocupes —exclamó Logan con una sonrisa—. Mal día con tu grupo ¿eh?

—Fatal. Oye creía que hoy no tenías clases.

Logan se encogió de hombros—Sí, las suspendieron, pero me gusta estar aquí. Y tenemos los segundos parciales así que me es mejor estudiar aquí —.Aquello era una verdad a medias. Días como esos prefería estar rodeado de personas a estar solo en su apartamento. Prefería tener la mente ocupada.

—¡Qué hombre más responsable! Debería aprender de ti.

—Si los dos fuéramos iguales no sería divertido estar juntos.

—Creo que tienes razón. Oye, por cierto quería invitarte a algo —recordó Leah mientras hurgaba en sus bolsillos—. Aquí está.

Logan miró la hoja volante con curiosidad—¿Décimo campeonato nacional de surf? —preguntó confundido—¿A poco vas a participar en él?

Leah desvió la mirada avergonzada—Oye, no soy tan mala…

Logan captó como aquello había sonado—No quise que sonar escéptico—se disculpó—. Es solo que me sorprende que me invites. Ya sabes, en especial porque solo yo sé de esto.

—Exactamente porque solo tú lo sabes. Quería que fueras si no estás muy ocupado. Es este sábado, perdona que te invite con tan poca anticipación, pero apenas ayer me decidí a participar —No estaba segura del porqué no les había dicho a los demás que practicaba un poco de surf. Una parte de ella se repetía que le gustaba tener un secreto solo para ella. Aunque la otra le decía que solo le avergonzaba lo que los demás pensarían.

—Claro que iré, pero…—dudó unos segundos antes de preguntarle:—¿No te preocupa que tu madre se entere? Por lo que dices será un evento grande.

—Bueno, ya me he inscrito. Ya si luego se entera veré como lidio con eso—Sabía que su madre no aprobaría que hiciera semejante deporte. En realidad el único deporte que había aprobado que practicase era la gimnasia artística, la cual había detestado, pero no más que las clases de ballet.

—¿No vas a decirle a los demás? Es imposible que no quieran irte a apoyar.

Leah negó—No lo sé. La competencia se desarrolla en dos fines de semana. Supongo que si por algún milagro logro pasar a las finales del siguiente fin de semana, sí les diría. Por ahora el saber que tú iras me anima lo suficiente como para no arruinarlo.

Logan sonrió al escuchar aquello y se sintió especial, porque Leah lo prefería a él antes que a cualquiera de los Títeres. Se quedó mirándola mientras ella tenía la mirada clavada en la ventana y no pudo borrar su sonrisa. Cuando Leah volteó a verlo no le miró con extrañeza al notar su sonrisa, sino que le correspondió con una de esas sonrisas que hacía que su corazón se acelerase. Una de esas sonrisas que compartían en la intimidad, de esas que le dedicaban cuando no estaban rodeados por los Títeres y le hacía sentir que compartían un secreto. Un secreto tan bien resguardado que ni él mismo podía descifrarlo.

—Gracias por haberme salvado de mi grupo.

Gracias por haberme salvado de mí mismo, quiso decir Logan. Ahora como otras miles de veces, pero no se atrevía. Nunca se atrevía porque sería dar demasiadas explicaciones. Unas explicaciones que no estaba listo para dar aún. Estiró el brazo y sacó un pequeño libro y lo abrió al azar.

—Um, Roque Dalton. Buena elección. Se vale leer todo el poema esta vez —dijo Leah interesada.

“Yo sería un gran muerto” —exclamó con una pequeña sonrisa cómplice mientras seguía declamando, pero sus ojos siempre volvían a Leah porque sabía que aquello era una especie de ritual secreto que compartían. Siempre que estaban en la biblioteca agarraban cualquier libro de los estantes y lo abrían al azar y leían en voz alta para el otro. Aún si fuera un libro de medicina, de derecho o lo que fuera, leían solo una parte. Ya ni siquiera recuerda cuando empezaron con ese extraño ritual, pero ninguno de los dos parecía interesado en que acabase. Ese día era el turno de Logan— “Tal vez alguien diría que fui leal y fui bueno. Pero solamente tú recordarías mi manera de mirar a los ojos” —Terminó en un susurro mientras veía a Leah y había algo en su mirada que le hizo sentir que al final solo ella podría recordar algo tan banal como su manera de mirar, aunque cada vez que veía a Leah sentía que había una diferencia con la que miraba al resto del mundo.

***

Logan se debatió unos segundos antes de animarse a tocar el timbre, pero antes que alcanzara su objetivo la puerta se abrió. Patrick emergió en la entrada y le miró unos segundos como si supiese que no se había atrevido a tocar antes. La verdad era que desde que Patrick lo había descubierto en aquel lugar se sentía mucho más incómodo alrededor de éste.

—Hola —dijo finalmente Patrick mientras se acomodaba la mochila—. Neil está en el estudio. Está dando un último repaso antes de su parcial —dijo haciéndose a un lado para permitirle entrar.

Logan asintió mientras aún con sus dudas entraba a la casa, una en la que un momento a otro ya no sentía ese aire de familiaridad y ahora se sentía más como un intruso—Gracias —musitó sin atreverse a mirarlo. Sabía que era una forma estúpida de actuar, pero no podía evitarlo. Nunca se hubiese imaginado que tendría semejante crisis de identidad a su edad. Se suponía que debía pasar por eso en la escuela no justo en medio de su carrera universitaria donde todo era más complicado.

—Yo los dejo, tengo parcial a las 3:30.

Logan vio a Patrick alejarse por la pequeña colina de la residencial. Cerró la puerta y apenas dio un paso Danny salió del estudio gruñendo y luego ladrando. Al verlo lo miró unos segundos confundido hasta que se acercó a olisquearlo y al reconocerlo empezó a mover la cola animadamente. Logan le dio unas pequeñas palmaditas—Apuesto a que a Patrick nunca le ladras —murmuró un poco ofendido antes de avanzar al estudio.

Neil alzó la mirada al escuchar la puerta abrirse— Hey, bienvenido a tu casa... —exclamó con una sonrisa.

Logan de pronto sintió una punzada en el pecho. Intentó sonreír, pero Neil estando en ese lugar solo le recordaba a Craig y las veces que había recibido de la misma manera a él y a su padre—Hola, lamento haber venido sin avisar...

—No, no te preocupes. Ven siéntate. ¿Ya almorzaste? Patrick vino y cocinó unos camarones al ajillo riquísimos ¿quieres un poco?

—No, ya comí algo con Leah —exclamó el chico mientras se sentaba en una de las sillas de cuero frente a Neil.

—Oh, en serio. Creía que Leah estaba ocupada con su grupo...

—Fui a rescatarla de ellos —admitió Logan.

Neil sonrió un poco—Te creo. No todos pueden entender a Leah y llevarse bien con ella.

—No entiendo por qué. Ella es increíble. No más que increíble.

Neil asintió—¿Sabes? Siempre tuve la corazonada que te llevarías muy bien con ella desde el momento en que la invité a unirse a los Títeres.

Logan le miró extrañado—¿En serio?

—Sí, ella se parece mucho a ti en muchos aspectos, pero al mismo tiempo es tan diferente a ti y creo que eso te ayuda mucho. Siempre te ves feliz a su lado. A veces incluso se me ha pasado por la cabeza que te puede gustar, pero luego recuerdo que si te gustara alguien me lo harías saber —exclamó con una sonrisa jovial. Logan desvió la mirada incómodo.

—No, creo que es demasiado increíble para mí. Nunca la podría hacer feliz —Logan miró dubitativo a Neil unos segundos antes de atreverse a preguntar—¿Y qué hay de ti?

Neil le miró extrañado—¿Con Leah?

—No, tonto. Ya sabes... —dijo mirando sus zapatos—¿Me dirías si alguien te gustara?

Neil le miró extrañado y luego su expresión se volvió ilegible—Sí...

Logan sonrió un poco—Porque a veces creo que tú y Smith tienen algo...

—No, ¿por qué piensas eso? —dijo desviando la mirada. No entendía por qué era tan difícil decirle a Logan lo que sucedía. No quería tener esos secretos, pero no comprendía porque de la nada se había formado una especie de muro invisible que parecía separarlos, y no sabía cómo derribarlo.

—Siempre estás con él...

—Eso no es cierto —intentó defenderse.

—Y vino a cocinarte...

Neil le miró avergonzado—No vino a cocinarme. Hace días no nos veíamos y vino después de su trabajo. Nos pusimos a hablar y se ofreció a hacer algo de comer cuando quise pedir algo —se defendió. No era que hubieran hecho algo malo. Bueno, solo se habían despedido con un beso, pero nada malo en realidad.

—Está bien, te creo. No pasa nada, pero si sucediera deberías decírnoslos. Es decir, somos nosotros y no vamos a juzgarte ¿sabes? —le dijo un poco dolido.

—Lo sé, lo sé. Bueno, ¿quieres estudiar para mañana o querías conversar de algo?

Había demasiadas cosas que quería contarle, que venía con la idea de decirle, pero sintiendo aún la presencia de Patrick en toda la casa decidió callar. No era correcto. No sabía en qué momento empezó a construir una pared entre él y Neil y ahora no podía dejar de agregarle ladrillos, haciéndola cada vez más alta e impenetrable.

***

Patrick salió con un pequeño dolor de cabeza de su parcial, dos horas más tarde. Por fortuna no salió con el arrepentimiento de haber visto a Neil antes del parcial. No había podido evitar haber ido a su casa después que salió del trabajo, aunque una parte de él siempre le repetía que no podía descuidar sus notas por Neil. Un leve bostezo se le escapó de los labios. En los últimos días cinco días con suerte había dormido tres horas en total. Se había atrasado monumentalmente con las maquetas de los de ingeniería. Así que había pasado cada momento libre en los que no tenía que estudiar en avanzar en ellas. Por fortuna esa era su última noche de desvelo, pero tenía que terminar cinco maquetas, de las cuales no había empezado una.

Alzó la mirada al cielo que a esa hora de la tarde empezaba a teñirse de colores pasteles. Se sentó en una de las bancas de cemento cerca de la salida peatonal de la universidad. Tenía que ir a avanzar en las maquetas, pero no le apetecía del todo irse a trabajar tan pronto. Cerró los ojos unos segundos, estaba exhausto. El plan original había sido poder dormir aunque sea media hora donde Neil, pero apenas se vieron no pudo evitar sentirse con energía, a tal punto de preparar algo de comer para ambos y ponerse lo más al día que podían.

Sabía que habían pasado pocos días desde que el incidente con Craig, pero para Patrick ese tiempo lejos de Neil se sintió como una eternidad, la verdad se había sentido bastante estúpido por pensar en eso, pero cuando llegó a la casa de Neil y notó su reacción de alguna manera le alegraba comprobar que no era el único que se sentía de esa forma.

Aunque le aterraba ese sentimiento sin nombre, ese sentimiento que surgía cada vez que miraba a Neil, cada vez que su tiempo le permitía extrañarlo. Un sentimiento que había ido creciendo en los últimos días y temía no poder controlar. ¿Qué era ese sentimiento? Su consciencia lo estaba abandonado, estaba demasiado cansado para pensar en Neil. Neil últimamente ocupaba sus pensamientos en los pocos tiempos libres que tenía. Neil…

—Patrick…Patrick…

Sintió unas palmaditas en su pierna y con pesar abrió sus ojos ¿se había quedado dormido? ¿Cuánto tiempo?

—Hola…—exclamó Oliver con ojos llenos de vida—. Te desperté porque se está poniendo oscurito.

El niño tenía razón, miró confundido a todos lados—¿Dónde está Emma?

—Mami fue a sacar copias. Iba a ir con ella, pero te vi y mejor me quedé cuidándote. Los otros niños que pasaban frente de ti se reían de cómo te habías quedado dormido y te tomaban fotos.

Patrick se llevó su mano al cuello, de verdad se había quedado dormido en una mala posición—Gracias. ¿Llevas mucho tiempo aquí?

—Más o menos. Mi mami ya se tardó, ojalá que no se haya encontrado con sus compañeros malos —exclamó pensativo.

Patrick miró extrañado a Oliver al escucharlo decir aquello—¿Qué compañeros malos? —vio como Oliver se llevó las manos a la boca, y Patrick comprendió que aquello no se suponía que debía decirlo— Oliver ¿qué compañeros malos?

El niño miró con cierta duda a Patrick—¿Prometes que no le dices a mi mami que te conté?  —Patrick asintió—. Mami no le gusta hablar de eso con nadie, pero hay compañeros que son malos con ella. Lo sé porque a veces veo que hablan con ella y ella se pone triste. Nunca entiendo de qué hablan, pero mi mami dice que no les haga caso.

Patrick frunció el ceño al escuchar aquello. También aunque no lo dijo en voz alta le sorprendía lo observador que era para su edad—¿Quieres irla a buscar? —apenas propuso eso notó a Emma caminando a paso apresurado.

—Hola —exclamó con una sonrisa jovial—. Oliver quiso hacerte compañía.

—¿Día ajetreado?

—Tengo que correr para un parcial oral. Vamos, Oli.

El niño hizo un puchero—Pero creía que íbamos a atrapar Pokémon.

Emma le miró suplicante—Después de mi parcial, si Oli. No puedo dejarte andar solo y menos tan noche.   

—Sí, mami —exclamó el niño mientras se ponía de pie con cierta tristeza.

—Oye, si quieres puedo hacerle compañía a Oliver —ofreció Patrick.

Emma le miró sorprendida y Oliver con una gran sonrisa.

—Gracias, Patrick. Me has salvado la vida. Apenas salga de mi parcial te llamo —buscó en su cartera y sacó un billete de diez—. Toma, en caso que les de hambre. Me voy corriendo. Oli, pórtate bien con Patrick ¿ok?

—¡Si! ¡Suerte mami! ¡Qué saques diez!

De pronto Patrick se vio a solas con Oliver y fue que cayó en cuenta lo que había hecho. Miró al niño que lo miraba feliz, y una parte de él se maldijo por haberse ofrecido. Tenía que entregar cinco maquetas y tenía un parcial pasado mañana. Tiempo no era exactamente lo que le sobraba. Se le estaba pegando demasiado lo buena gente de Neil, fue su conclusión.

—¿Entonces vamos a ir buscar Pokémon?

Patrick le miró extrañado—¿Cómo así?

—Es un juego. ¿A poco no juegas? —exclamó sacando un celular— Mira te voy a enseñar para que tú también juegues en tu cel.

Patrick miró el iPhone que tenía Oliver en su mano y de pronto se sintió más pobre de lo sé que había en mucho tiempo—¿Ese es tu cel?

—¿Eh? No, no seas tontito. Soy muy chiquito para tener uno. Este es de mi abuelita, pero como está en la casa no hay problema que yo lo ande porque le puedo llamar a la casa. Anda ven mira este es Pokémon Go  —los siguientes cinco minutos Oliver le enseñó el juego y de pronto comprendió porque los últimos días de pronto había más afluencia en el café. Había escuchado algo de un gimnasio, pero no entendía a qué se refería.

Diez minutos después estaba caminado detrás de Oliver por todo el campus de la universidad que aparentemente estaba lleno de Pokémon—Anda te toca —dijo el niño.

—No, no, yo estoy bien solo viendo.

—Anda, te va a gustar. Que no te de pena. Muchos niños juegan aquí también aunque fingen chatear con sus novias. Lo sé porque los he escuchado decirlo.

Patrick suspiró derrotado—¿Entonces solo camino y espero que me salga uno?

—Sí, supongo. Anda caminemos que ya me falta poquito para que nazca un huevo.

A esa hora de la tarde estaba bastante concurrido el lugar—¡Anda Hunter cerca de acá! —gritó alguien a sus espaldas.

Cuando Patrick menos se lo esperó se vio apartado por al menos quince personas que empezaron a correr en todas direcciones.

—¡Vamos, Patrick! —exclamó Oliver tomándole la mano.

—¿Eh?

—No tengo ese. Corre, que no nos ganen.

—¿Pero para donde voy a correr?

—No sé. Tú solo corre —ordenó el niño mientras se adelantaba.

Quince minutos después Patrick se dejaba caer en la grama. Había tenido que correr por casi diez minutos y luego le costó al menos un minuto atrapar al dichoso Pokémon, pero Oliver no paraba de sonreír y agradecerle. Así que suponía que el cansancio extra valió la pena.

—Le voy a poner tu nombre a mi Hunter —exclamó feliz Oliver—. Oye, pero tanto correr ya me dio hambre.

—Sí, a mí también —admitió Patrick—. Anda vamos por algo a la cafetería —dijo mientras se ponía de pie con cierta dificultad.

—Lo siento. ¿Te cansaste mucho? —preguntó Oliver de pronto mirando a Patrick.

El mayor sonrió un poco—Nah, estoy bien. Anda vamos.

Estuvieron largo rato en la cafetería donde Oliver aprovechó de pedir una porción de pizza y Patrick terminó pidiendo unas papas con queso para él. Patrick miró su reloj. Emma apenas llevaba una hora de haberse ido y no estaba seguro cómo funcionaban los parciales orales en esa facultad.

—Oye, Patrick. ¿Y tú que estudias?

—Arquitectura.

Oliver asintió—¿Y qué haces allí?

—Nos enseñan a hacer casas  y edificios.

Oliver asintió con una sonrisa—¡Qué bonito! Entonces cuando crezca te voy a pagar para que nos hagas una a mi mami y a mí. La quiero bien grandota porque quiero tener un gran perrote y con piscina grandota porque a mi mami le gusta nadar —exclamó mientras alzaba sus manos—. ¿Y tú ya sabes cómo quieres que sea tu casa?

Aquella pregunta tomó por sorpresa a Patrick. La verdad nunca había pensado en tener una casa propia y menos tener el dinero para construir una—Eh no lo sé. No tiene que ser muy grande, pero creo que si me gustaría que tenga un bonito jardín porque a mi abuelo siempre le han gustado las plantas y supongo que mi gato agradecería el espacio.

Oliver asintió—Pero si es muy chiquita ¿A dónde vamos a dormir todos cuando vayamos a verte? Tú podes dormir con Papa Neil, y yo con mi mami pero el resto no va a caber y va a ser feo que los dejes durmiendo en el suelo.

Patrick no pudo evitar sonreír al escuchar aquello. La sola idea de poder seguir siendo amigos de todos cuando terminasen la universidad sonaba demasiado utópica en esos momentos, pero prefirió no decirle aquello a Oliver—Cierto, entonces ocuparé más habitaciones. Gracias por recordármelo.

Oliver sacó unas páginas en blanco y sus crayones y empezó a dibujar. Patrick aprovechó que Oliver estaba entretenido con sus cosas y sacó su cuaderno de Análisis Histórico y aprovechó de repasar algunos puntos que podrían ser evaluados. Estaba tan concentrado que la voz de Oliver luego de un rato lo tomó por sorpresa. Se había olvidado por completo que estaba con él.

—¿Qué pasa? —preguntó mientras se quitaba uno de sus audífonos.

—Te hice algo —exclamó con una sonrisa mientras le pasaba un dibujo.

Patrick le miró confundido unos segundos antes de darle vuelta a la página y veía lo que Oliver había dibujado. La sonrisa más sincera que hasta ahora le había dedicado a Oliver afloró. Allí estaba su casa con su gran jardín, con Niebla, su abuelo y los demás.

—¿Te gusta? —preguntó de pronto nervioso ante el silencio de Patrick.

—Sí. Me gusta mucho. Gracias.

Oliver sonrió alegre—¡Qué bueno! Te puse a la par de Papa Neil porque mi mami me ha dicho que es tu mejor amigo. A Leah la dejé cerquita de Papa Logan porque los dos siempre están felices juntos. Y Papa Víctor está cerca de nosotros porque es muy bueno conmigo también.

Patrick sostuvo la sonrisa unos segundos más mientras veía a Oliver, quien le recordaba mucho a él cuando era pequeño, quizás por eso había aceptado en cuidarlo un par de horas. Veía a Oliver que nuevamente agarraba el celular.

—¡Patrick, tienes un Pikachu en tu cabeza! ¡No te muevas!

A lo mejor había ayudado a Emma porque quería que ella no fuera como su madre, porque esperaba que ese amor que le tenía a Oliver no desapareciera un día solo porque apareció un tipo que parecía interesante. O quizás porque no quería que Oliver se sintiera como una carga para su madre, como muchas veces él se sintió. O a lo mejor solo le caía bien y solo le era difícil admitirlo porque nunca pensó que podía llevarse bien con un niño.

—¡Lo atrapé! ¡Mira que chistosa salió la imagen!

Patrick sonrió un poco al ver la imagen y puso una mano en la cabeza de Oliver y revolvió un poco los rizos. El niño fingió enfado pero rio ante el gesto—Anda. Vamos a ver si tu madre ya salió. De paso puedes atrapar más Pokémon de camino allá.

—¡Sí! —exclamó el niño para guardar todo en su mochila.

Empezaron a caminar hasta el edificio donde los de Biología recibían clases. A esas horas todos los senderos del lugar eran ya iluminados por los pequeños faroles. Patrick miró hacia el edificio y notó a un grupo afuera. Parecían bastante molestos. En definitiva era la pauta para saber que ellos habían tenido parcial. Iba a dirigirse hacia ellos cuando vio a Emma salir del aula. La chica pasó de largo, pero uno de los tipos la sujetó del brazo.

Al ver aquello Patrick frunció el ceño. Aquellos debían ser “los compañeros malos”. Miró a Oliver que estaba distraído con el teléfono—Oliver —lo llamó con voz más seria de lo que quiso—. Necesito ir al baño. ¿Crees que me esperas en esa mesa? —preguntó señalando una mesa bastante iluminada. Estaba lo suficientemente lejos para que Oliver no escuchase nada y no viera nada, pero donde Patrick podía estar pendiente de él—No me tardo —el niño asintió y se fue a sentar donde Patrick le había  indicado.

Patrick se acercó rápidamente hasta donde estaba un grupo rodeando a Emma—No puedo creer que por tu culpa todos vayamos a reprobar —alcanzó a escuchar como un chico se quejaba.

—Sí, Emma, ya mejor dinos si te acostaste con este catedrático también, así retiramos esta mierda de materia.

Patrick se quedó confundido mirando a todos unos segundos. Nadie se había percatado de su presencia.

—Oigan, que ustedes no hayan estudiado no es mi problema.

—¡Nadie sabía las respuestas a esas preguntas! —se quejó otra chica—¿Acaso te hizo un parcial oral especial a cambio de darte las preguntas?

—Emma —la llamó Patrick ya profundamente molesto con el resto de personas. La chica alzó la mirada entre aterrada y avergonzada.

—¿Y tú quién eres? —preguntó una de las chicas.

—Oye, no te metas con él —dijo uno de los tipos rápidamente. La chica le miró confundido—. Es el capitán de fútbol.

Patrick la miró con frialdad—Hazle caso. No te conviene —le aseguró—. Así como no les conviene seguirse metiéndose con Emma.

—Oye, no es nuestra culpa que la puta de tu amiga…

—Su nombre es Emma —le dijo alzando la voz profundamente molesto haciendo que la chica retrocediera unos pasos—. Y no me importa si están frustrados porque se los acaban de revolcar en ese parcial, pero no voy a permitir que la ofendan de esa manera.

—Vámonos, Patrick —pidió la chica

Patrick no muy seguro avanzó unos pasos y luego volvió a ver a los chicos—Adelántate, Oliver está en aquellas bancas le indicó.

—Patrick, no, no te metas con ellos.

No supo que mirada le dirigió pero no debió ser una que diera lugar a réplicas. Se volvió y uno de los tipos se puso enfrente de las chicas—Oye, oye, Smith tranquilo. No vas a querer que te expulsen por una tontería…

Patrick le miró como si estuviera en presencia ante un ser de lo más insignificante—Se ve que sabes bien quién soy. Así que ambos sabemos lo mal que le fue al último que intentó que me expulsaran de la universidad ¿verdad? —el tipo asintió temeroso—. No te preocupes, que no vengo a pelear. Solo venía a decirle a tu amiguita que debería de cambiarse de club. Si primero anda intentando dignificar a la mujer y luego llama puta a una de sus compañeras, por personas como ella las cosas no avanzan —la chica solo le miró furiosa—. Y la próxima estudia más para tu maldito parcial o haz que tus papis o tú novio te mantenga, pero no le eches la culpa a nadie más de tu nota —Patrick miró con frialdad a los demás—. Creo que la advertencia va para todos.

Llegó junto a Emma quien no se atrevió a mirarlo—No tienes que hablar… —le indicó mientras caminaba hacia la mesa donde Oliver estaba esperándolos.

***

Neil se dejó caer pesadamente en su cama. Estaba exhausto. Se suponía que solo haría un pequeño repaso, pero al final Logan no había estudiado casi nada, cosa bastante extraña viniendo de su amigo. Sabía que había algo que le preocupaba, pero siempre que quería hablar al respecto se ponía a la defensiva y sinceramente le era difícil comprenderlo últimamente. No sabía en qué momento las cosas cambiaron o por qué lo hicieron y no sabía cómo cambiarlo.

Rodó por su cama y se aseguró que la alarma estuviera encendida. No quería quedarse dormido para el parcial de mañana, en especial porque lo habían adelantado a la horrorosa hora de las seis de la mañana y dudaba sinceramente poderse despertar por voluntad propia. Suspiró con pesar, no entendía por qué últimamente no se sentía a gusto con sus materias, los contenidos le parecían interesante y todo, pero solo teóricos, de pronto la sola idea de dedicarse toda su vida a la ingeniería le parecía aterrador. Le gustaba lo que su abuelo había hecho en vida; y le gustaban, aunque a veces le costara admitirlo los proyectos de su padre, pero por alguna razón nunca se veía a él mismo haciendo lo mismo que ellos.

Últimamente tenía demasiadas dudas, y el ver a los demás tan emocionados o decididos con sus respectivas carreras le hacían cuestionarse más de alguna vez por qué él no tenía esa motivación, porque no se veía en un futuro trabajando en su rama o porque no tenía algún sueño que quisiera cumplir profesionalmente hablando. Ver a los demás le hacía sentir inseguro, pero el que de pronto estuviera pasando las pruebas sin mayores problemas le hacían sentir que debía seguir adelante, que quizás en el camino le gustaría todo, quizás ya viviendo de primera mano todo le haría entusiasmarse, pero una parte de él no dejaba de preguntarse si en verdad eso era lo suyo e inevitablemente pensaba en lo que Patrick le dijo hacía semanas atrás, ¿y si en verdad no quería dedicarse a eso? La sola posibilidad le aterraba porque significaría decepcionar a sus padres y se sentiría horrible el saber que habían gastado tanto dinero en él y que al final todo se fuera a la basura.

***

Patrick no sabía cómo había terminado allí. Bueno, en realidad sí sabía. Había acompañado a Emma hasta el parqueo, pero al llegar había insistido en llevarlo hasta su apartamento, pero de un momento a otro en el camino le preguntó si podían hablar y con Oliver allí, terminaron en una heladería que tenía un saltarín para que Oliver pudiera jugar mientras conversaban, y de un segundo a otro tenía la copa de nieve de todos los sabores más colosal que jamás hubiera visto solo para él.

—¿Estás bien? —preguntó Patrick al ver cómo Emma prácticamente devoraba su helado. Al parecer había algo muy terapéutico en el helado que Patrick no podía comprender. La chica solo asintió con fuerza para luego negar rápidamente con la cabeza. Patrick se llevó una mano a la cabeza sin saber qué hacer.

—Lo siento. No debías haber visto eso. Ni siquiera Neil y los otros lo han presenciado nunca. Estoy tan avergonzada…

—No deberías disculparte por eso. No es tu culpa que tus compañeros sean unos idiotas —exclamó restándole importancia—. Justo cuando creía que quizás me había equivocado al juzgar tan duramente a los que van a la universidad vienen esos idiotas y me demuestran que estoy en lo correcto. Mira que inventar todas esas tonterías sobre ti... —bufó molesto, pero algo en el semblante de Emma le hizo mirarla confundido—¿Emma?

La chica no alzó la mirada—No todo lo que dijeron allá atrás fue mentira, Patrick.

—Creo que no estoy entendiendo.

La chica dirigió la mirada a donde estaba Oliver—Me sorprende que no me hayas preguntado quién es el padre de Oliver, considerando que a estas alturas ya te preguntó si eres su padre.

Patrick volvió a ver dónde estaba el pequeño saltando—No me gusta mucho indagar en el pasado de las personas. Sé que puede ser algo no muy agradable, pero no entiendo qué tiene que ver Oliver en esto —exclamó confundido—. Aguarda…no me digas que…—calló porque su mente de pronto empezó a hacer un millón de teoría.

—En mi primer año de universidad digamos que fui lo suficientemente estúpida como para creer que uno de mis catedráticos estaba enamorado de mí y que teníamos algo serio —dijo la chica con una sonrisa amarga.

Patrick la miró unos segundos sin saber que decir—¿Y él…?

—Bueno primero lo negó, luego ya no supo negarlo así que terminó optando que era un excelente momento para sacar su maestría y doctorado en el extranjero.

—Qué imbécil —exclamó Patrick. Siempre creyó que Caleb había sido un completo imbécil pero al parecer todavía existían personas que podrían destronarlo fácilmente—. Pero no entiendo cómo es que el resto sabe de eso…

Emma bajó la mirada aún más—Pues fue más inteligente que yo supongo. Él se encargó de decirles a unos cuantos que yo lo había seducido y que le había forzado a tener una relación conmigo porque de lo contrario lo iba a denunciar en la facultad por acoso y no sé qué otras tonterías. Así que ya sabes cómo es la gente rápidamente lo transformaron a él en una víctima y a mí….

Patrick no sabía con exactitud qué decir en esos momentos. Veía a Emma frente a él tan vulnerable que no sabía qué hacer—L-lo siento…—susurró patéticamente—. No creo siquiera poder imaginar por todo lo que pasaste. Vaya, si el tipo estuviera aquí te aseguro que le daría una paliza porque es lo único que sé hacer bien en situaciones complicadas…

Emma alzó la mirada y sonrió un poco al notar las reacciones de Patrick—Está bien, ya no duele tanto como antes…

Patrick la miró con cierta tristeza y volvió a ver a Oliver—Lamento que hayas tenido que pasar por todo eso tú sola.

—Al menos ahora los tengo a ustedes —exclamó Emma—. Todo es más fácil de alguna manera.

—¿Y tú…? Nunca pensaste, no sé, no tener que cargar con todo tú sola —cuestionó Patrick. No estaba del todo seguro si era correcto preguntar eso.

—No, no realmente —respondió con tranquilidad sabiendo que quería preguntarle—. Mucha gente me planteó la posibilidad, ya sabes que es legal y todo, pero no sé nunca se me cruzó por la cabeza —terminó con tranquilidad, pero algo en la expresión de Patrick le hizo sincerarse aún más—. No voy a mentirte: hay días en que quiero salir corriendo o que quiero ponerme a llorar junto a Oliver, porque sería una mentira y tampoco soy de esas madres diciendo que es lo mejor que les ha pasado en la vida y no lo cambiarían por nada, porque si pudiera retroceder el tiempo creo que si lo haría, pero como no se puede, intento disfrutar tanto el tiempo con ustedes como mi tiempo con Oliver.

Patrick solo asintió con la cabeza y siguió comiendo en silencio unos minutos más—¿Y tus padres no se enojaron contigo?

Emma rio un poco, pero con cierta amargura—Enojarse fue poco. Me echaron de la casa, me fui a vivir con unos tíos, como no tenía quién me mantuviera tuve que dejar la universidad, perdí la beca completa que tenía del gobierno por mis buenas calificaciones, tuve que buscar un trabajo…

Patrick de pronto ya no quiso seguir con esa conversación porque sentía que había metido la pata hasta el fondo—L-lo siento, no debí preguntar. No fue apropiado. No sabía, perdóname.

Emma rio esta vez con más sinceridad—Hombre, no pongas esa cara. Estamos hablando eso ya pasó. Y no es tu culpa, de hecho eres a la primera persona que le cuento todo lo último…

Patrick la miró confundida—¿Por qué yo?

—No lo sé. Supongo que eres el nuevo del grupo y es más fácil hablar de estas cosas contigo.

Patrick asintió. Creía comprender porque lo hacía, al ser el nuevo no había un verdadero vínculo formado con fuerza. Ambos se reconocían como amigos, pero no había tanta cercanía o intimidad de amigos, de esa que a veces te frena a ser completamente sincero uno con el otro. A veces es más fácil ser sincero con un conocido o un extraño, porque no tienes el miedo que te juzguen tan severamente.

—¿Entonces como hiciste para volver a estudiar?

—Cuando nació Oliver mis padres creo que se sintieron suficientemente culpables por haberme echado, así que me obligaron a volver a vivir con ellos. Las cosas estuvieron bastante tensas por un tiempo, pero ahora está todo bien o lo más cerca de bien que puede estar todo.

—¿Por qué decidiste volver a Gastrell? —cuestionó con cierta curiosidad—Es decir, sé que es la mejor en Biología, pero sabías a lo que te enfrentabas si volvías y hay otras universidades buenas….

Emma asintió—Lo sé, pero como lo dijiste Gastrell es la mejor y no sé, supongo que una parte de mí es demasiado orgullosa como para haber dejado las cosas como estaban. Si no hubiera regresado siento que hubiera confirmado como cierto ese estúpido rumor y les hubiera dado el derecho a las personas que me juzgaran por algo que no soy o no hice. Solo fui lo suficientemente estúpida de querer a la persona equivocada, pero nunca hice nada malo. No sé si es estúpido o no…

—No, no lo es —le aseguró Patrick—. Todos hemos hecho alguna estupidez porque creemos que alguien nos quiere y…—calló al notar la sorpresa de Emma—¿Qué?

—No creía que eras de los que se enamoraban, Patrick.

Al escuchar aquello Patrick desvió la mirada avergonzado—Amor es una palabra demasiado grande y problemática…

Emma rio—Ahora hablas como Neil —le hizo ver—. Y bueno, como te digo todo está bien ahora, y si después que nació Oliver tuve que trabajar un año para ahorrar para poder volver a regresar a estudiar en Gastrell, pero mi padre insistió en que me ayudarían a pagar la universidad y estoy segura que algún préstamo habrán hecho, pero me aseguran que por ahora solo debo de centrarme en cuidar de Oliver y terminar la carrera —le confesó—. Y como dije antes ahora los tengo a ustedes. No sé qué haría si Neil nunca se me hubiera acercado para hacerme parte de los Títeres.

Ahora que Emma recordaba, había sido una situación parecida a la que acababa de vivir lo que hizo conocer a Neil. Era la primera semana del ciclo que reanudaba las clases, los compañeros con quienes había entrado ya le llevaban año y medio de ventaja, pero cuando la vieron volver al campus se encargaron de decirles a los nuevos de la carrera quién era ella. Recuerda que al final del día se había quedado en unas bancas lejos de todos llorando, oculta entre los arbustos. Cuando de pronto escuchó la voz de Neil diciendo que había una mesa libre, justo donde ella estaba porque desde el camino no se veía, cuando Neil se acercó a la mesa y la notó en ese estado Neil solo la miró confundida unos segundos antes de decirle:— ¿Oye, te molesta si nos sentamos aquí? El lugar está lleno.

Emma en ese momento aún con las lágrimas en los ojos quería mandarlo a la mierda, pero las palabras no salían a causa del dolor y la vergüenza, por lo que Neil tomó su silencio como un “sí”. Cuando menos se lo esperó notó a dos personas más. Ambos la miraron preocupados.

—¿Quién es ella?

—Oh, mi nueva amiga —exclamó como si fuera lo más natural, como si no estuviera llorando—. Ellos son Logan y Leah. Yo soy Neil. Disculpa, por no haberme presentado bien antes. ¿Cómo te llamas?

—Emma…—exclamó sin saber por qué no se levantaba y se llevaba su miseria a otra parte.

—Hola…—exclamaron los otros dos no muy seguros.

Pero Neil empezó a sacar unas cosas de su mochila y un paquete de galletas y unos refrescos—¿Quieres Emma? —preguntó mientras habría las galletas—Son riquísimas, anda pruébalas, sin pena —la animó el chico. Emma tomó una al no saber cómo negarse en esos momentos. Empezó a comer en silencio mientras escuchaba al tal Neil hablar algo de una especie de obra.

—¡Tiene que ser épico! —dijo el chico animado—. Nos han dejado tener nuestro club en la universidad, tienen una idea lo horrible que es la burocracia en este lugar. Así que tiene que ser algo que les haga ver a esos idiotas que debieron habernos dejado tener nuestro club desde mucho antes.

—Neil, creo que debemos dejar lo épico de Broadway y todo lo que quieras para cuando tengamos más personas.

—Lo sé, lo sé, por eso vamos a empezar con algo sencillo pero épico —exclamó mientras sacaba un pequeño libro que Emma alcanzó a leer el título “A puerta cerrada”, vio como la otra chica lo tomaba y hojeaba un poco antes de detenerse y mirar fulminante a Neil.

—Señor genio y épico. Tu gran obra inaugural es para cuatro personajes.

—¿Y?

—¿Y? —exclamó Leah— Por si no te has fijado solo somos tres, a no ser que quieras incluir a algún amigo imaginario tuyo como el cuarto personaje.

—Oye, no seas ofensiva, que no ves que está Emma aquí presente. Vas a hacer que piense que no quieres que esté en la obra.

La chica que apenas había prestado atención a la conversación al escucharse aludida sus nervios saltaron—¿Y-yo?

—¿Ella? —exclamaron los dos chicos al unísono.

—Sí, es perfecto. Un personaje para cada uno. Dos chicos y dos chicas. ¡Genial ¿no?!

—Pe-pero yo no…—empezó al chica.

—Anda Emma, no seas así. Te necesitamos. Por favor, por favor. Ya verás que te diviertes.

—Pero jamás he actuado en público —intentó excusarse la chica.

—Ni nosotros —respondieron al unísono Logan y Leah.

Cuando menos se lo esperó terminó aceptando, y su mente pasó a preocuparse más qué papel podría interpretar de mejor forma, a la hora siguiente estaba comiendo una porción de pizza de la gigante que Neil había ido a comprar. El tiempo pasó y de pronto se vio sorprendida cuando Logan y Leah anunciaron que debían marcharse ya.

Al quedarse a solas con Neil este la miró con cierta culpabilidad—Lo siento —dijo de pronto—. No quise presionarte tanto para que te unieras, es solo que te veías tan triste que no se me ocurrió una mejor forma para animarte, pero me alegró que pudiste dejar de lado lo que te entristecía y reírte con nosotros, espero que la hayas pasado más o menos bien —exclamó Neil con una sonrisa sincera—. Y no te preocupes por lo de la obra, no tienes que hacerlo ni nada, pero no sé, si quieres nuevos amigos pues puedes venir y juntarte con nosotros. Es cierto que somos algo raros, pero no somos tan malas personas —exclamó con una sonrisa—. Bueno, yo también tengo que irme. Fue un gusto conocerte, Emma.

Y así como había llegado, se había ido. Emma no sabía en qué momento había corrido detrás de Neil para preguntarle su número de teléfono o Facebook. Neil le dio encantado ambos, y al día siguiente fue al ensayo, y al siguiente, y al siguiente hasta que aquello se volvió en una rutina que esperaba con ansias, y que de pronto le hacía disfrutar la universidad. Sabía que Neil y los demás en algún momento se enteraron de todo por oídos de los demás, pero eso no cambió su relación. Ni siquiera cuando les presentó a Oliver.

—Suena algo que Evans haría —exclamó Patrick cuando Emma terminó de contarle aquella anécdota. Veía más tranquila a la chica. Patrick vio a Oliver que seguía saltando en el inflable—.Y solo como recordatorio: no tienes que cargar con todo eso tú sola. Si esos imbéciles te molestan ya sabes que puedes decírmelo. Tengo una especie de inmunidad en la universidad, así que no me importaría partir algunas caras.

Emma sonrió al escuchar eso—Gracias, Patrick.

***

Neil nuevamente salió con un pequeño dolor de cabeza del parcial. No sabía si era por haberse levantado tan temprano o por no haber tenido suficiente tiempo para desayunar o simplemente se estaba convirtiendo en una tradición en terminar un parcial y salir con dolor de cabeza. El reloj marcaba las ocho de la mañana y a Logan parecía que aún le faltaba bastante para terminar, así que decidió ir a la cafetería por algo de desayunar. Siendo la del polideportivo la que quedaba más cerca no dudó en ir hasta ella.

Caminaba a paso lento cuando notó una figura conocida bajarse de un taxi—¿Patrick? —exclamó confundido al notar al chico que tenía unas ojeras espantosas. Se acercó a ayudarle al notar que tenía al menos cinco maquetas en el auto—¿Qué es todo esto?

—Hola, las maquetas de los de ingeniería —exclamó cerrando la puerta del taxi—. Anda ayúdame que voy tardísimo al entreno.

—¿Te quedaste dormido haciendo las maquetas?

Patrick se mordió la lengua para decirle que ni siquiera había pegado el ojo en toda la noche, pero tampoco había sido capaz de dejar a Emma sola en aquel estado—Algo así…

—¿Algo así? Oye, pudiste haberme pedido ayuda o algo.

—Tenías parcial, Evans —exclamó mientras caminaban con rapidez—¿Por cierto no deberías de estar en él?

—Acabo de salir. Iba por algo de desayunar, ¿ya desayunaste?

—Luego, tengo que correr. Anda cuídame esto —exclamó Patrick antes de dejar las tres maquetas  que él cargaba y su mochila sobre la mesa de cemento.

Neil no tuvo de tiempo de protestar porque al siguiente segundo Patrick corría hacia donde estaba Jared quien al parecer lo reprendió por haber llegado tan tarde. Neil suspiró derrotado antes de ir a buscar algo de comida y ver cómo Patrick trotaba alrededor de la pista.

Patrick maldecía su suerte, se suponía que hoy iban a enfocarse en la conducción del balón con su pierna derecha, pero había terminado todo demasiado tarde así que se iba a contentar si lograba que Jared lo metiera a jugar al final del entreno. No corría a su ritmo usual, estaba agotado y se arrepentía de no haber tomado aunque sea un vaso con leche antes de irse al entreno.

Escuchó a lo lejos el silbato y a Jean diciéndole que también se reuniera. Estaba del otro extremo de la pista de atletismo por lo que empezó a atravesar el campo de fútbol. Sus pies se sentían pesados, tenía un sudor frío en su cuerpo y odió el sol que le hacía ver todo borroso en esos momentos. Los colores se iban mezclando con un blanco cegador.

Su mente no dejaba de hacer cuentas esperando que con el dinero de las maquetas al fin pudiera salir con todas las deudas atrasadas. Parpadeó un par de veces sintiendo una pesadez en su cuerpo, sus pasos eran cada vez más lentos, escuchó a Jared llamándolo para que se diera prisa. Patrick lo intentó, pero un escalofrío le recorrió desde la nuca hasta los tobillos, y su cuerpo de pronto dejó de pertenecerle, el mundo se inclinó de pronto. Todo se oscureció.

—¡Patrick! ¡Patrick!

—No lo muevan. No lo toquen, denle espacio…

Las voces eran confusas, pero demasiado ruidosas, Patrick abrió los ojos con pesadez ¿en qué momento los había cerrado? Lo primero que notó fue unos ojos café extremadamente cerca de los suyos, conocía esos ojos, ese color, las pequeñas y casi imperceptibles arrugas que se formaban alrededor de ellos cuando se reía, pero esta vez no estaba riendo—Neil…—susurró confundido.

—¿Patrick, puedes moverte? —preguntó una voz cerca de él.

Patrick aún confundido se incorporó con ayuda. ¿Qué demonios había pasado? Seguía en medio de la cancha, pero todos lo rodeaban incluso Neil quien no le quitaba los ojos de encima—¿Estás bien? —preguntó pálido.

—Claro que sí…

Solo vio como Neil lo empujaba furioso, su cuerpo se fue de lado sin poner ninguna resistencia, pero sintió las manos de Neil tomándolo de la camiseta con fuerza—¡Idiota! —gritó furioso—Ni siquiera puedo golpearte cómo se debe. Debí haber sabido que no habías dormido nada por terminar esas mierdas. ¡Y para colmo no desayunaste!

—Yo…

—Mejor ni digas nada, vas a hacer que me ponga más furioso contigo. Si hubieras comido algo no te hubieras desmayado.

—No quise preocuparte…

—¡Pues lo hiciste! Joder, jamás en mi vida he corrido tan rápido. Creo que rompí un record olímpico corriendo de la mesa hasta acá.

—Ya, Evans, no grites haces que me duela la cabeza…

—¡Pues estaremos a mano! —exclamó Neil sin poder dejar de temblar por los nervios. Había visto a Patrick desvenarse y pensó en un millón de cosas y en nada a la vez en solo una fracción de segundos, cuando lo vio abrir los ojos sintió un alivio que no podía describir—¡Eres un idiota, Pat! Te la pasas regañando a Gabriel porque no cuida su salud y mira con lo que me sales. ¡Casi me matas del susto! Sé que crees que debes hacer todo tú solo, pero me tienes a mí, imbécil. ¡¿Escuchaste?!

—Evans, ya para de gritar…—suplicó Patrick con voz débil.

—Debería molerte a golpes, eres el capitán del equipo mira qué ejemplo estás dando. Dices que no quieres causar problemas y casi matas del susto a todos.

—L-lo siento…

Neil suspiró—Ok, te perdono pero en este mismo instante nos vamos a la casa. Desayunas y te vas directo a la cama.

—Pero…

—Me importa una mierda los peros que me pongas.

—Evans, deja de maldecir tanto…

—¡Lo hago porque estoy nervioso! —exclamó furioso apartando la mirada y notando como todos los que los rodeaban los miraban extrañados.

Jean sonrió conciliador—¿Crees que puedas ponerte de pie? —preguntó. Patrick asintió, pero de igual forma Jean le ayudó a ponerse de pie. Lo llevó hasta una banca bajo la sombra de un árbol. Jared mandó el resto a estirar una última vez, al parecer hasta allí llegaba el entreno de ese día.

—Tienes una suerte que ando la camioneta —exclamó Neil—. Aguarda aquí, iré por ella para que nos vayamos.

Patrick lo vio alejarse a paso apresurado. Jean le pidió que se acostara de nuevo a pesar de las protestas de este. A los pocos minutos vio a Jared acercársele.

—¿No vas a regañarme tú también? —preguntó Patrick al notar la expresión molesta de Jared.

—Pues Neil no me dejó mucho que decir.

Patrick intentó incorporarse, pero Jared lo detuvo—No quise arruinar el entrenamiento.

—Lo hecho está hecho. Lo bueno que no debo de preocuparme porque comas algo y descanses —exclamó justo en el momento en que Jean regresaba con una soda en sus manos y le ordenaba a Patrick que la bebiera.

Diez minutos después subía las gradas de la casa de Neil con la ayuda de este a pesar de insistirle que no se volvería a desmayarse. A pesar de las quejas de Patrick terminó en la habitación de Neil y en poco tiempo un plato de cereal con leche estaba en sus manos.

—No tengo los nervios para cocinarte algo, así que come al menos eso.

Patrick asintió en silencio y empezó a comer, luego de unas cucharadas alzó la mirada y notó el semblante preocupado de Neil—No tienes que quedarte a verme comer.

—Al menos así me quedo más tranquilo. Así que come.

Patrick suspiró, pero no soltó ninguna queja más una vez terminó de comer se dejó hundir en la mullida cama de Neil. Sus ojos suplicaban por cerrarse y descansar un poco.

—Lamento todos los problemas…

—Descansa. Yo me encargo de entregar las maquetas a los tipos de ingeniería y cobrarles. Vendré al mediodía, pero no creo que despiertes para esa hora.

—Yo tampoco—admitió Patrick.

Neil se sentó a la orilla de la cama y llevó su mano al rostro del otro buscando ver si no tenía fiebre, lo último que quería que Patrick tuviera algo más.

—Evans, estoy bien en serio. Solo necesito dormir.

Neil asintió no muy seguro, no quería dejarlo solo, pero sabía que las maquetas debían ser entregadas antes de las once—Descansa entonces —dijo poniéndose de pie, pero el agarre de Patrick a su mano lo detuvo, giró el rostro confundido y notó aquella sonrisa que en poco tiempo había aprendido a amar.

—Gracias de nuevo, te debo una.

—No vuelvas a asustarme de esa manera y no me debes nada.

Patrick sonrió un poco y su pulgar acariciaba el dorso de la mano de Neil—No, en serio. Te debo una.

Neil suspiró antes de inclinarse a él—Es en serio, no me hagas volver a pasar por esto otra vez. ¿Escuchaste? —dijo un poco molesto—. No sé qué tengo que hacer para que comprendas que no tienes que cargar con todo tú solo.

—Lo siento, no es que no confíe, es solo que se me es difícil ¿sabes? Ceder el control de las cosas, pero contigo es fácil, aunque no me lo creas. En especial por lo que acabas de ver, pero en verdad yo confío en ti y creo que he cambiado aunque sea un poco…

Neil asintió y se sentó en la orilla de la cama. Lo sabía, claro que lo sabía, pero aún no era lo suficiente, quería que Patrick confiara lo suficiente en él como para evitarse esos tragos amargos. Gabriel se lo decía cada vez que estaban a solas, que Patrick estaba cambiando para bien desde lo conocía. Él mismo veía que poco a poco Patrick se abría con él, así que debía ser paciente. No quería presionarlo, aunque a veces quisiera asesinarlo por no confiar más en él.

—Lo has hecho, ambos lo hemos hecho —admitió. Había algo en la sonrisa de Patrick, que lo hacía sentirse especial, porque veía, o al menos quería creer que esa sonrisa que estaba en los labios del otro era exclusiva para él.

—Sí, creo que sí —admitió Patrick.

Una sonrisa honesta afloró en los labios de ambos. Neil desvió la mirada un segundo ante la intensidad con la que lo veía Patrick, pero al volver a fijar sus ojos en él, notó como este buscaba sus labios y Neil no se negó al contacto. Dócil, reconfortante, placentero. Su mano se fue a la mejilla de Patrick y la acarició suavemente antes de pedirle profundizar el beso. Patrick lo apegó más a él, suaves suspiros salían de la boca de ambos.

La mano de Neil se fue al pecho de Patrick y sintió como sus abdominales se tensaban unos segundos antes de relajarse. Neil notó las manos de Patrick en su cintura, y con una fuerza que no debía tener en esos momentos lo dejó encima de él. Neil llevó sus manos a los cabellos del otro, acariciándolos, sintiendo como las manos de Patrick se colaban bajo su camisa, mientras los labios de este se iban a su cuello. Dejó escapar un suave jadeo al sentirlo en esa zona. Donde hacía mucho no había sido besado, pero que siempre lo hacía estremecer. Una voz en lo más profundo le decía que debía parar, que no debía ser así, pero su cuerpo le pedía seguir y por eso mismo ya tenía a Patrick sin camisa y se disponía a quitarse la suya.

Durante años había sabido controlarse, pero estando allí con Patrick, perdía todo el autocontrol adquirido ante su celibato autoimpuesto. Se estremeció al escuchar a Patrick jadear en su oído cuando su mano tocó aquella naciente erección. Lo deseaba, lo amaba, pero era incapaz de decir todo lo que estaba sintiendo en esos momentos. Los labios de Patrick se fueron hasta su cuello una vez más, jadeó con fuerza al sentir succionar su piel. Su boca busco la de Patrick y la encontró ansiosa. Se entregó a ese beso desesperado, anhelante. Pronto Patrick estaba encima de él, no comprendió en qué momento le había quitado los jeans y la mano de este ya palpaba su erección sobre su ropa interior.

—Pat…—jadeó rompiendo el beso.

Neil deseó no hacerlo, porque notó como aquellos ojos verdes le miraban confundido, como si hasta ese momento era plenamente consciente que hacían. Que ambos de un momento a otro estaban sin camisa y Neil solo estaba en bóxer, que Patrick tenía a Neil contra la cama y que ambos podían sentir la erección del otro.

—Neil…—exclamó con una voz que no era la que usualmente utilizaba e hizo erizar al menor al escucharla—Y-yo…

Neil apretó sus labios con fuerza, furioso consigo mismo por haber abierto la boca. Notó como Patrick  posaba su mirada en su cuello, sin embargo Patrick no se quitaba de encima suyo. Sentía como las lágrimas de frustración se acumulaban en sus ojos.

—Neil, n-no, yo lo siento, lo siento. N-no llores…—exclamó Patrick aterrado por primera vez en su vida, mientras se alejaba de él.

Neil cubrió sus ojos con un brazo intentando calmarse. Respiraba agitado—N-no…—no podía siquiera mirarlo a los ojos. Se incorporó y con esfuerzo vio aquellos ojos verdes aterrados—. E-estoy bien…

—No sé qué sucedió. N-no debí haber perdido el control así, Neil yo…

Neil apretó sus labios furioso consigo mismo por hacer sentir a Patrick de esa manera. No era su culpa—Y-yo quería que lo perdieras —exclamó sacando valor para mirarle a los ojos—. Q-quería que perdieras el control, porque yo también lo pierdo contigo…—sabía que no estaba siendo coherente, la expresión de Patrick se lo indicaba—. No estoy asustado, ni nada de lo que puedes pensar, no me has obligado a nada. Solo estoy molesto porque paramos y…e-es solo que quería…

—Ha pasado mucho tiempo ¿eh?

Neil asintió, avergonzado, pero no se esperó que Patrick le tomara del mentón y con el pulgar delinease sus labios antes de besarle nuevamente. El beso empezó lento, como si quisiera tranquilizarlo, pero poco a poco fue subiendo la intensidad y nuevamente Neil estaba debajo de Patrick. Rompieron el beso y unieron sus frentes, ambos respiraban agitados—Entiendo. Confía en mi ¿ok?

Neil aún no muy seguro a que se refería asintió. Patrick sonrió con cierta complicidad. El corazón de Neil se aceleró al máximo cuando sintió la mano de Patrick colarse más allá de la ropa interior y empezar a masturbarle.

—Pat…—jadeó.

Neil tragó hondo, estaba allí a merced de Patrick. Su mente no podía procesar la escena, pero su cuerpo seguía reaccionando ante cada acción del mayor. Se perdía en aquellos ojos verdes, sentía que podía correrse con solo mirarlos en esos momentos. Sus jadeos se hicieron más sonoros, su respiración más entrecortada. Su cuerpo temblaba de placer.

—¿Más rápido? —susurró en su oído.

—Sí…—jadeó mientras sus caderas se movían buscando más contacto. Ladeó su rostro buscando el  de Patrick, este le miraba con intensidad—. Bésame…—pidió. Y su deseo fue cumplido. Sus manos se adentraron entre aquellos rizos azabaches, mientras sus lenguas danzaban deseosas, estaba al límite. Aquello era demasiado para procesar. Patrick. Patrick. Se sentía embriagar de su aroma, de sus toques, de su boca, rompió el beso y cuando aquellos ojos desbordantes de deseo volvieron a mirarlo fue suficiente para que se corriera.

Su cuerpo fue invadido por un agradable cosquilleo—Pat…Pat…—jadeaba. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que tuvo un orgasmo. Abrió los ojos lentamente y notó la sonrisa llena de satisfacción en Patrick. Neil no pudo evitar devolverle una sonrisa avergonzada—. Joder…—exclamó aún falto de aliento.

—¿Mejor?

—¿Tengo que responder a eso?  —exclamó divertido, le tomó mano más cercana y le indicó que se acercase. Apenas tuvo su rostro cerca lo besó lleno de dicha. Enamorado. Joder, lo amaba. Necesitaba decírselo. Se separó de él y le miró con ojos desbordantes de amor, de júbilo.

Patrick sonrió al notar la expresión del otro—No. Supongo que no. Eres demasiado expresivo. Las palabras sobran —exclamó divertido—. Te dije que confiaras en mí. Qué bueno que pude ayudarte con tu problema de abstinencia.

—¿Abstinencia?

—Sí, te dije que te sentaba mal, Evans. Quizás no es a lo que estabas acostumbrado —exclamó llevándose una mano a la nuca—. Pero me alegra que al menos haya servido como desahogo.

¿Desahogo? Neil miró confundido a Patrick. Seguía hablando, de cómo estaba feliz de haberle ayudado, pero que eso no cambiaba que le debía una por todos los problemas que le estaba causando con ir a entregar las maquetas. ¿Patrick creía que le debía una? ¿Lo había hecho por eso? Su corazón latía con fuerza. No sabía que decir. Quería que Patrick se callara. Estaba arruinando todo. No. Él lo había arruinado desde el principio porque sin proponérselo le hizo creer a Patrick que solo lo estaba utilizando, le hizo creer que era lo primero que tenía a la mano para desahogarse. No. Sus labios temblaban. Te amo, quería pronunciar, pero las palabras no salían. Simplemente no salían. Era como si su garganta se hubiera cerrado y no pudiera decir nada, ni siquiera sentía que podía respirar porque de pronto se había olvidado como hacerlo y su pecho dolía.

—Usaré tu baño para…—dijo Patrick alzando un poco la mano con la que lo había masturbado y por la que aún había rastros de semen—. Deberías cambiarte. ¿Seguro que no quieres que vaya yo a entregar las maquetas?

—N-no…—finalmente habló. Miró a Patrick quien le miraba despreocupadamente—.Yo voy. Descansa —los siguientes minutos fueron de lo más confusos para Neil.  Se cambió de ropa interior. Volvió a ponerse la ropa con la que había ido a la universidad. Se despidió de Patrick quien aún estaba en el baño y salió de su casa. Caminó hasta la camioneta y la arrancó. Condujo nuevamente hasta la universidad. Encontró un lugar perfecto cerca de donde se suponía que debía verse con los de ingeniería. Apagó el carro y apoyó su frente en el volante—¿Qué demonios hice?—susurró. Su cuerpo empezó a temblar y sin previo aviso las lágrimas cargadas de frustración se hicieron presentes—. M-me gustas…te amo…

Notas finales:

¡Hola a todos! En primera quiero disculparme por la larga ausencia, pero finalmente he traído la actualización. Haré todo lo que esté en mis manos para actualizar una vez más antes que ermine el mes. Estaré avisando un día antes para cuando postee la actualización. Todos los reviews han sido contestados, por cierto. :)


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