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Bonanza por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Los personajes de Kuroshitsuji pertenecen a Yana Toboso.

 

 

La noche de la mesa triste

 

 

 

Año tras año, décadas y llegamos a siglos. El tiempo no es un problema para nosotros lo demonios. No nos afecta el continuo flujo de cambios en el la tierra, viajamos entre épocas, “pasado” y “futuro” no existen para nosotros, tan solo el “Presente” y de ahí hacemos lo que queremos. ¿Por qué lo menciono? Bueno, hace un par de siglos, hice un contrato con un humano que al momento de morir odio con tal intensidad que llamó mi atención. Me quedaría con su alma a cambio de saciar su sed de venganza, cosa sencilla pero, él lo hizo todo más entretenido. Él planeaba cada paso a tomar, él tenía responsabilidades de ser Cabeza de Familia, ser el Conde Phantomhive, a corta edad.

Tal vez su inexperiencia, su mente todavía un poco infantil, su manera de hacer juegos lo que cada vez me sorprendía conforme avanzábamos hacia su objetivo. También me di cuenta de la verdadera apariencia de su alma pese al odio que cargaba… era en realidad una de esas almas que es difícil de conseguir, de esas almas que por el simple hacho de existir ya tienen ganado el paraíso… pero, esta alma, se vio corrompida por el odio. Esa luz fue bloqueada por una ligera manta de obscuridad. Simplemente deliciosa.

 

Ya hace alguna vez revele mi secreto

Pero prefiero que se quede ajeno a oídos

La curiosidad que tienes por saberlo

No entiendo deja que el secreto pudra

 

En uno de esos días, él no tuvo opción que convertirse en demonio al igual que yo, aún tengo mucho que enseñarle. En realidad sí había otra opción: morir e ir al paraíso. Pero yo no lo permití, decidí convertirlo en un ser obscuro, con hambre por las almas de humanos, lo convertí en un ser inmortal, un demonio al que seguiría hasta el fin de los tiempos. Me gusta pensar que fue no perder esa alma por la que tanto me esforcé.

Últimamente, unas docenas de años, mi Bocchan ha estado actuando extraño. De por sí es un demonio extraño, aún conserva la esencia de cunado era humano, sigue siendo arrogante, orgulloso, tenaz, inteligente, hermoso… mi Bocchan es alguien único, es alguien inigualable. Lo verdaderamente extraño es, que pese a su actitud fría y calculada de siempre, he notado miradas perdidas a la nada, he notado que sus ojos me esconden algo. Y no me gusta sentirme ignorante de lo que le sucede.

 

Es mi secreto y no lo diré

O tal vez no exista ¡uoh, uoh!

Nunca sabremos

Es mi secreto y no lo diré

 Acabo no lo podrás creer no…. ¡no!

¡Lo siento! y así me divierto

 

Su inusual comportamiento causa estragos en mí. Su distante actitud en ocasiones me hace pensar lo peor. El que me dé la razón en lugar de imponer su voluntad me asusta, hace nunca que siento temor. Mi Bocchan, pese a los siglos, sigue sorprendiéndome, sigue haciendo que mis pensamientos giren en torno a él, sigue provocando que lo atienda como cuando era su mayordomo. Procuro su comodidad, evito que se aburra, le muestro los secretos que me hace el mejor demonio para que los aprenda, pero, no basta.

Hay algo más. No estoy seguro de admitirlo, no si esa significa perderlo. Ya me acostumbré a su presencia, me acostumbré a su olor, estar con él se ha convertido en una necesidad que no tiene que ver con el contrato que nos unió. Pero, otra vez, esos pedidos de dejarlo solo. Esas miradas esquivas y hasta con desdén, tan solo me hacen pensar que ya no quiere estar a mi lado. Me enloquece, pensar que me dirá que se va hace que hierva la sangre. No puedo permitirlo.

 

¡De que me sirve si tú no estás!

De qué sirve tanto misterio

Me abro y no quieres entrar

Un ademan

Es lo que basta para cerrar

A todo aquel que golpee la puerta

Esta bacante tu lugar

 

Ya no lo soporto, ya ha sido demasiado tiempo lejos de mi Bocchan, tendrá que decirme lo que le sucede, tendrá que decirme el motivo por el que su comportamiento ha cambiado. Lo obligaré a decirme. Entro al despacho donde él está mirando por la ventana, mirando la nada, me acerco a él y me coloco muy cerca de su cara. No me ve. Sigue perdido en su mente.

No ha cambiado, sigue con sus enormes ojos cobalto… sus ojos, deberían ser rojos, a menos, que use sus poderes para adoptar su apariencia humana. Esos ojos no los había visto, siguen tan expresivos y ocultos bajo esa máscara aristocrática. Su piel se ve suave, con mis manos tomo su cara, estar así… es algo que mueve mi interior de una manera irreal.

 

Algo podré hacer cuando el sol ataque

Cuando la flor retoñe

Cuando halle el silencio

El cielo limpio esté

Que no haya mucha nube

Que no haya mucho sol tampoco

Y mucho ruido

 

Mi vista se centra en sus labios, ligeramente rosados, finos, suaves… los he tocado con los míos. Un simple rose, uno del que él no se ha dado cuenta si no hasta que empecé a mover mis labios sobre los suyos. Está sorprendido, pero, no se ha alejado, está tratando de seguirme el ritmo en nuestro movimiento de labios. Un beso. Estoy besando a mi Bocchan. Y solo me pregunto ¿por qué no lo hice antes?

Mis manos, ansiosas, acarician lo que pueden, piel, cuello, espalda, brazos, piernas… es irresistible. Mi Bocchan es adictivo, no quiero separarme de él. Nuestro beso se vuelve errático, abandono esos deliciosos labios para bajar por su cuello, su aroma es única, no quiero dejar de sentirla. Mi Bocchan, provoca cosas en mí, cosas que un demonio no debe sentir, cosas que no me permiten pensar con claridad y que un solo deseo llena mi ser: jamás dejarlo ir.

 

Pues el secreto revelare

Mejor adivinanzas ¡uoh, uoh!

Te voy guiando

Quizá el secreto revelare

Quizá y ya no te importe no, no…. ¡Lo siento!

¡Se perdió el momento!

 

Cuando una de mis manos fue demasiado lejos, mi Bocchan reaccionó, se alejó de mí. No me di cuenta en qué momento terminamos en su sillón, yo sentado y él sobre mí. Ciel me miró desconcertado, apenas cayendo en cuenta que lo recién sucedido fue real, hay emociones encontradas en su rostro, hay confusión, un poco de pena, molestia y otra cosa que no me dio el tiempo suficiente para identificarla. Sus ojos cobalto se vuelven rojos.

Me mira exigiendo una explicación… y no sé qué decir. No logro leer en su bello rostro lo que quiere escuchar. Se hace un silencio pesado, él espera mi razón y yo no sé qué debo decirle. Tengo que hablar, no quiero que se moleste a tal grado de irse. Sin más que decir, tan solo diré la verdad.

 

¡De que me sirve si tú no estás!

De qué sirve tanto misterio

Me abro y no quieres entrar

Un ademan

Es lo que basta para cerrar

A todo aquel que golpee la puerta

Esta bacante tu lugar

 

Inicié con dejarle claro que su comportamiento me preocupaba, sus cambios de humor me tenían en guardia, sus constantes sueños despierto, su reticencia para estar conmigo, su alejamiento me tenían creyendo que algún día me abandonaría. Lugo le dije que vine para dejar todo en claro, que la incertidumbre me estaba volviendo loco, que vine con la intención de obtener una respuesta.

Le dije que al acercarme a él noté lo mucho extrañaba sus ojos cobalto, su apariencia frágil, esa apariencia que me obligaba a protegerlo mucho más de lo normal, que mi cuerpo se movió himnotizado por sus labios, que lo que hice fue algo que hacía mucho quería hacer. Algo que se sintió correcto y no veo el momento en volver a hacerlo.

 

Voy abastado

Eh sufrido sediento y ¡bebo!

Ya no existen cobijas aquí en mí alrededor

Voy abastado

Eh sufrido sediento y ¡bebo!

Ya no existen cobijas aquí en mí alrededor,

Aquí en mi alrededor.

 

Veo que mis palabras le hicieron alterar el color en su cara, si no me equivoco, es una buena señal. Aprovechando que disimuladamente cambió su vista hacia otro lado del despacho, me levanté y lo envolví en mis brazos, intentó zafarse pero luego me miró a los ojos y se quedó quieto. Susurrando, admitió que mi cercanía provocaba extrañas sensaciones en él, que esa era la razón que no me quería tan cerca y así no darme cuenta. Dijo que no estaba seguro que un demonio pudiera sentirse así.

No le dejé hablar más. Volví a besarlo, él correspondió y esta vez no me contuve. No después de escuchar que él siente lo mismo que yo. Al fin lo entendí, eso que tanto negaba y que no quería reconocer, es algo más que simple deseo, es un sentimiento mortal llamado amor. Amo a mi Bocchan.

 

¡De que me sirve si tú no estás!

De qué sirve tanto misterio

Me abro y no quieres entrar

Un ademan

Es lo que basta para cerrar

A todo aquel que golpee la puerta

Esta bacante tu lugar

(uooooh)

 

Quién lo diría… la eternidad junto a Ciel acaba de ponerse más interesante.

 

 

Fin.

Notas finales:

Gracias por leer.


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