Bella en mi cabeza para siempre
Estúpido. Basura inútil. Maldigo la hora… en que tu retorcida fe en las personas te convenció de ir con Millefiore. Nadie en este mundo es como tú, de iluso e infantil pese a ya ser un adulto. Maldita basura, no debiste mostrarme lo bueno que era el mundo al estar a tu lado, no si por tu imprudencia ibas a abandonarme.
Las ruinas del remoto ayer
Aún existen casi ya después de tres.
El tiempo pasa al revés,
Y oportunidades vuelvo a perder.
Sé que estabas triste por la pérdida del Arcobaleno del sol, sé que estabas triste por las bajas constantes de familias aliadas, sé que estabas por derrumbarte al enterarte que personas que tú mismo conocías estaban desapareciendo. Sé que sufrías por el tonto blando corazón que te caracteriza… que te caracterizaba, tu idiotez te llevó a la tumba.
Fue tu Guardián de la Tormenta la que me dio la noticia, estaba tan sombrío, una basura tan detestable que me negué a escuchar sus tontas excusas. Maldita basura, tan solo tú… tan solo alguien como tú entraría a una base enemiga confiando en que podrías salir con vida.
No buscaré respuestas ya,
mi propia ignorancia me podría asombrar.
Me esconderé tras el coñac,
a ver si así el pasado se puede borrar.
Cuando no te contactaste conmigo, cuando en verdad tu ausencia se hacía palpable, fui a la base más cerca de Millefiore. La destruí, sin tu presencia para castigarme olvidé tu regla de ‘no matar’, de ‘no torturar’, de ‘no atacar’, no sin un motivo congruente que provocara daño a Vongola o a la Familia. Volví a ser ese monstruo que todo el mundo temía, el monstruo que estuvo dormido mientras tu tonta presencia se aseguraba de no llenar de más sangre la historia de la Mafia.
Estúpida forma de pensar, basura. No todo el mundo logra caer bajo el hechizo de tus ojos, ni el espejismo de tus sonrisas, no, basura insolente, el mundo es mucho más cruel que lo que tanto deseabas creer.
(Nunca llamará, ella ya no existe más)
Quiero escuchar su voz.
(Tienes que dormir, después de todo eres mortal)
Quiero escuchar su voz.
(Nunca llamará ella, ya no existe más)
Quiero escuchar su voz.
En cambio, a esos a los que sí ‘conquistaste’, aquellos que darían lo que fuera porque nunca mostraras tristeza en tu rostro ni frustración en tu voz… esos tontos, débiles incautos, son los que ahora sufren por tu estupidez. Basura. Basura, estúpido Mini Jefe.
Y aunque no esté en el guion,
quiero escuchar su voz.
Ya no queda nada de las bases cerca a Varia, cerca de Italia… las quemé completamente. Ya no hay nada que destruir, por ahora, el maldito tiburón me arrastró a la mansión para ‘tranquilizarme’, ¡tsk!, basuras absurdas que piensan conocerme. Nadie me conoce… no como lo hacías tú.
Mentiría si dijera que no recuerdo el momento que el significado de ‘basura’ cambió completamente; al menos cuando me dirigía a ti. Salimos, hablamos, nos besamos y terminamos en un lugar de Australia. Me tomaste de la mano, me diste besos en la mejilla, besaste mis labios y no te quejabas cuando era yo quien te arrastraba a mi cuarto, al tuyo o a un hotel cercano. Pronto, estas ocasiones se hicieron ‘normales’.
No, no lo admitiré. No diré eso que tú, basura consentida, no dejabas de repetir. Si lo hago, si lo admito, es probable que cometa una estupidez que rivalice con lo que tú has hecho. Tonto alcohol, no importa la cantidad no logro nublar mi mente, tu imagen sigue grabada y no la puedo reemplazar.
Alguna vez ella me amó,
Demente debe estar o qué sé yo.
Ya me cansé de la verdad,
Como deseo fuertemente aquí no estar.
Imágenes de los momentos que estuvimos juntos; cuando nos exploramos el uno al otro, cuando peleamos y luego las basuras que nos rodeaban se encargaban de encerrarnos en una casa de seguridad por una semana para que nos contentáramos, imágenes de las veces que me repetías esas palabras que en este momento son tortura… tantas imágenes que quiero borrar.
Así como lo oyes, quisiera borrar el tiempo que compartimos. Si lo que provoca tu ausencia ahora luego de lo que me mostraste durante estos años es parecido a lo que siento… entonces no lo quiero. No quiero promesas vacías, no quiero que los recuerdos se burlen de mí al mostrarme lo que nunca podrá repetirse. Basura mentirosa. Basura traicionera.
(Nunca llamará, ella ya no existe más)
Quiero escuchar su voz.
(Tienes que dormir, después de todo eres mortal)
Quiero escuchar su voz.
(Nunca llamará, ella ya no existe más)
Quiero escuchar su voz.
Hundido en mi miseria, ensordecido por mi furia, ahoga en la traición de la basura que se metió a fuerza en mi vida… me llegó la noticia que él, él de hace diez años está en la base Vongola de Japón. No sé cómo sentirme. Verlo una vez más, “él de hace diez años”… el que todavía me teme, está aquí, donde no tiene futuro.
Y aunque no esté en el guion,
quiero escuchar su voz.
Quiero ir a Japón, quiero ir al basurero que llama hogar y gritarle en la cara, quiero reprocharle a modo de puños y balazos sus mentiras, quiero restregarle en la cara lo egoísta bastardo que será para toda la familia. Quiero ir a romperle los dientes, la cara y todo lo que asegure dolor profundo. Quizá, así la basura se abstenga de ser tan crédulo.
No quiero ni verlo a la cara. “Él de hace diez años”, no es el mismo que sostuvo mi mano llenas de sangre, no sostuvo mi mirada llena de odio incontrolable, no compartió su cama conmigo, ese que está en la base Vongola, ese que planea acabar con un conflicto que ni siquiera es suyo… no es la basura que se ganó el derecho de ser mi igual.
Aun cuando Varia llega como refuerzo para la última batalla, ignoro totalmente a la basura de hace diez años, no le dirijo ninguna mirada, no quiero ver lo que fue hace tiempo, lo que tuve y que ya no está más. Basura manipuladora, no soy masoquista.
Yo sé que son palabras hoy,
Y sé que el daño es menor,
Más no de un hombre con control.
A pesar de mi indiferencia, a pesar de las tontas miradas de las basuras que nos rodean, no logro sentir nada cuando la basura él de hace diez años casi muere a manos de Byakuran, él de hace diez años no es mi basura.
Luego de la batalla, luego que el bastardo de Byakuran muriera hecho cenizas, luego que regresara a la mansión Varia cerca de Italia… luego que recibiera mensajes de un número conocido… luego que escuchara toques insistentes en mi puerta… luego que volviera a escuchar esa voz tan conocida… luego que unos delgados brazos se aferraran a mí y no me soltaran por mucha resistencia que puse, luego, luego que acepté la verdad de tenerlo de vuelta, me volví y le di un par de golpes, le dije un sinfín de cosas, repetí amenazas y hasta prometí matarlo yo mismo la próxima vez que actuara egoístamente… luego, luego de todo eso… lo besé.
Estúpida basura que me hirió de una manera que nunca hubiera imaginado, tas un par de noches de intensidad, le dije las palabras que creí no decir nunca, “basura, te amo… te amo Tsunayoshi”.
Yo sé que son palabras hoy,
Y sé que el daño es menor,
Tal vez mañana sean traición.
Fue una pesadilla. Una maldita pesadilla. No hay manera que la basura haya viajado al futuro, menos que… no, no pude ser posible, la basura es… no es… no tiene sentido.
El que la basura haya muerto por su estúpida candidez puede ser cierto, que haya entrenado, se haya hecho fuerte y haya derrotado al causante de todo; puede ser cierto.
Pero nada más, me rehúso, no hay manera en este mundo.
Y ya nada es, nada es para siempre,
Pero yo, quiero escuchar su voz.
Quiero escuchar su voz.
Quiero escuchar su voz.
No hay otro motivo, no hay más que simple curiosidad de ver que siga respirando la basura, si él muere Vongola estaría en problemas… tal vez, sea momento de aclarar algunas cosas a la basura, como el que no debe ir a ciegas a territorio enemigo.
(Nunca llamará,
ella ya no existe más.
Nunca llamará,
ella ya no existe.)
Sí, no hay otro motivo por el que vine volando a Namimori y estar frente a la casa de la basura que reprocharle su falta de juicio nada más.
Fin.