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EL AMANTE DEL DRAGON ROJO. por Ares

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Notas del capitulo:

hola despues de un rato actualizo les dejo este capi 

Tenían poco de haber regresado de su misión con Walter, todo había sido un éxito, él estaba más que satisfecho.

 

--¡Todo salió a pedir de boca Islands! ¡Todo!

 

--Arthur, me has dejado sorprendido. Me alegro que Walter y Alucard hayan regresado.

 

--Aunque, noto. A mi pequeño vampiro, más callado; que de costumbre

 

--Tal vez, vio algo más. Y no te lo ha dicho.

 

--Eso, es lo que me temo. Islands.

 

Alucard entro en el estudio, se sentó en el enorme sofá; su amo sir Arthur Hellsing estaba sentado detrás de su escritorio.

 

--¿No te cansas de esa forma? Podrías tenerme un poco más de respeto y ser tu por una vez en tu vida.

 

--No lo creo seguro, my master. En esta forma soy menos peligroso para ti.

 

--¿Algo más que quieras agregar a tu reporte Alucard?

 

--Tengo sospechas de que esos malditos encontraron a mi creador. Y por eso han hecho ese ejército de guls.

 

--Pensé que lo de tu creador era un mito... Mi abuelo me hablo de ello en su lecho de muerte, dijo que se llamaba Lucard. O eso fue lo que le dijo mi bisabuelo.

 

--Si, mucho me temo que haya sido capturado. O que el mismo este cooperando con ellos para hacer un ejército dé guls.

 

--Y si es lo segundo ¿Que harás?

 

--Supongo que esperar tus órdenes. My master

 

--Nos convendría tenerle de aliado, a diferencia de mi abuelo no me interesa mucho saber su origen. Ni cómo fue que dio ese salto a la oscuridad, por cómo está creciendo la organización Hellsing, me conviene más tenerlo a mi servicio.

 

--No creo, que sea tan fácil tenerle a tu servicio, por como recuerdo que era. Dudo que deje que le des órdenes.

 

--Bueno, tú podrías mediar eso. Si es que decide aparecer, puesto que dices que tienes siglos de no verle. Desde aquella vez que ataco a Williliam el abuelo de Walter.

 

--Si...

 

--Bueno, en caso de que llegue a aparecer, que lo dudo mucho. Ya sabes cuáles son tus órdenes, traerlo ante mí.

 

--Yes my master.

 

Alucard entró en el sótano, deseaba descansar. Walter le esperaba con bolsitas llenas de sangre y su botella de vino.

 

--¡Que hay pequeño angelito de la muerte!

 

--¡Idiota! ¡Todavía no olvido tu cobardía ante ese lobo asqueroso! ¡Traidor de mierda!

 

--Te lo volveré a repetir, yo no peleo con perros. Esas no fueron mis órdenes, si no mal recuerdo.

 

--¡Ya cállate! ¡Maldito mosco chupa sangre!

 

Walter salió de la celda, dando un sonoro portazo. Alucard paso a su verdadera forma y se rio a carcajadas, después de que el ataque de risa se le había pasado tomo sus refrigerios; arrojando las bolsitas al piso.

 

Cerró los ojos, trato de recordar aquellas sensación de satisfacción; esa sensación que le causaba estar con Dracul. Llevaba años tratando de sentir, pero todo era en vano. Ni siquiera el éxtasis de la guerra le había dado esa satisfacción.

 

Le había buscado por todas las instalaciones, había buscado ese indicio. Pero no había encontrado nada. Destrozo la copa que tenía en su mano, después tomo la botella y las estrello contra el suelo. Estaba molestó, molesto de verdad.

 

Salió de la celda, se paseó por los amplios jardines, aunque lo tenía prohibido camino horas hasta que el sol estaba por salir; regreso a su celda y se enfurruño en su ataúd. Cerró los ojos y dejo que el sopor le reconfortara.

 

--------------

 

--¿Quieres salvarte Vlad?

 

--Si ¡Quiero venganza!

 

--¡Entonces ven a mí! ¡Entrégate a mi Vlad!

 

--Siempre he sido tuyo.

 

--Solo por compromiso Vlad...entrégate a mí. Y tendrás tu venganza.

 

--¡Ah! ¡Ah! ¡Si! ¡Ahhh!

 

--¡Así Vlad! ¡Asi!

 

--¡Más!....

 

--Ya falta poco Vlad, ya casi ahora Vlad ¡Ahora!

 

--¡Ahhhrggg! ¡Aaa!....

 

--Despacio Vlad, despacio. No te atragantes, despacio. Así.

 

--Ahora, volverás a nacer mi pequeño retoño. Volverás a ver me otra vez.

 

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Alucard se despertó de golpe, la tapa voló por los aires. Pegándole un gran susto a Walter; quien rompió la escoba en la cabeza de Alucard.

 

--¡Idiota! ¡Duérmete! ¡Aún no es hora de que estés despierto!

 

Walter observo al vampiro, se dio cuenta de que su forma no era de aquella chiquilla fastidiosa, se había esfumado. Y en su lugar estaba aquel hombre de cabellos azabache y facciones hermosas, con la mirada perdida en algún punto de aquella habitación.

 

--¿Alucard?

 

Walter vio lágrimas de sangre escurrirle por las mejillas, Alucard apretó los puños y la mandíbula

 

--¡Quiero verte! ¡Vuelve!

 

Walter se echó para atrás. Y se puso en guardia, pero no vio a nadie más en aquella habitación.

 

Después de un rato de silencio, Alucard reaccionó; vio a Walter con su mirada confundida. Le pido que se marchara, le pidió estar solo. Alucard se enfurruño de vuelta deseando olvidar, deseando olvidarle a él.

 

Alucard escucho unos toques sobre la tapa, pidió le dejaran tranquilo. Pero la tapa se removió sola, entonces le vio ahí parado con esa cara suya sorprendida y emocionada de verlo

 

--¡Eres magnífico así!

 

Alucard salió del ataúd. Y en su lugar, Arthur volvió a ver a esa pequeña diablilla.

 

--¿Porque haces eso? ¡No me gusta esa forma tuya! ¡La anterior es mejor que esto que me muestras!

 

--Walter es un niño, solo quiero ir acorde con lo que tienes. my master, además te he dicho que es más seguro así.

 

--Sí, claro. Lo que pasa es que tienes miedo, de que me enamore de ti ¿No?

 

--¡No sea ridículo! ¡Sir Hellsing! ¡Deje de decir bobadas!

 

--¡Arghh! ¡Ya basta! ¡Los dos! ¡Malditos mocosos irreverentes! ¡Vengan a mi despacho ahora!

 

Ambos, siguieron a Arthur por los pasillos, hasta su estudio secreto. Walter sabía que Richard el hermano menor de su amo, estaba en casa. Por lo que Arthur prefería mantener todo en secreto, sabía que su hermano era demasiado ambicioso; tanto como él era de vicioso con el alcohol.

 

--Bien, ¿Alguna pista donde puedas empezar a buscar a tu creador?

 

Walter arqueo una ceja, pues no tenía idea de que hablaban. Alucard se desentendió, de lo que Arthur había expresado; deseaba mantener a Walter lejos de ese tema.

 

--¿Cuál creador? si ya le he dicho que yo mismo me entregue a la oscuridad. Y me volví vampiro.

 

Arthur le lanzo una mirada asesina, aquella chiquilla insolente y engreída. Deseaba darle unos buenos azotes.

 

--Retírate Walter, deseo hablar con nuestra amiguita a solas.

 

Walter salió de la habitación y Arthur le pidió a Alucard que se pusiera de rodillas sobre el sillón. Alucard lo miro extrañado pero solo obedeció a su amo. Arthur se quitó el cinturón y lo hizo sonar contra el trasero de Alucard, quien no se inmutó. Solo trato de aguantar la risa, una risa que se borró en el acto.

 

--¡Eres mi consorte! ¡Tú calientas mi cama! ¡Y haces lo que yo diga!

 

--Ya, no. My master, por favor.

 

Arthur se detuvo en seco, ¿Acaso le dolía aquello a su vampiro? ¿O este se estaba mofando de él?

 

Alucard, se sentó sobre el sofá. Y vio con sus ojos carmín a su amo, que aun sostenía el cinturón en su mano.

 

--Desde que regresé, he estado soñando con él. Sé que es estúpido, los vampiros no tienen sueños; pero ya no sé qué pensar. No sé si es el enviado me visiones o soy yo mismo queriéndolo encontrar.

 

--Entonces ¿por qué hace un momento negaste las cosas? Me molesta tu estúpido carácter voluble.

 

--Por qué deseo tener a Walter fuera de esto, porque por culpa de Williliam su abuelo. Nunca volvió a verme, se marchó aquella noche sin decirme nada. Lo busque, pero supe que me había abandonado por qué Williliam lo vio.

 

--Cuéntame de él. ¿Cómo es?

 

--Él es como yo, casi idéntico a mi físicamente.

 

--¿Es una niña?

 

Alucard puso cara de pocos amigos y después carraspeo. Y le dijo a su amo que él no era una niña. Que era como él era, en su verdadera forma.

 

--Tú tienes la culpa, por no expresarte bien.

 

--¿Me va a dejar continuar?

 

Arthur sonrió y después se acomodó en el sofá, saco un cigarro del cajón. lo encendido, dejo salir el humo y le dijo a su sirviente que continuara.

 

--Es solo un poco diferente a mí, pero ha cambiado con los años. La primera vez que le vi; tenía cuernos, cola y alas. Sus enormes colmillos, sus ojos carmín son como joyas luminosas. Es de mi familia; es un Draculesti; pero jamás me ha dicho si es del linaje de mi padre o que. Nunca habla de la familia.

Yo di con el por qué Radu mi hermano, cambio su lugar conmigo. Yo era un bebé en aquel entonces. Cuando regrese del cautiverio del sultán, decidido a gobernar; el llego a la fiesta de invierno y me llevo con él, delante de toda mi gente. Después de estar en su morada me dejo ir. El resto no tiene caso que te lo cuente; ya lo sabes lo que paso con los Harker y de que tu bisabuelo me ofreció una nueva vida. Des pues de esos sucesos, lo volví a ver, Williliam me pidió que le dijera a tu bisabuelo sobre ello, pero yo me negué con la esperanza de volverlo a ver. Cosa que no fue así. Nunca más lo vi.

 

--Ósea, que no tenemos ni pies, ni cabeza. En este asunto y supongo que ahora que piensas que él está cerca. O eso cree tu mente...quieres que Walter quede fuera.

 

--Sí.

 

--Bueno, yo tengo una teoría; como bien dijiste los vampiros no sueñan. Tal vez te esté mandando señales, en vez de huir de ellas déjate llevar por ellas. Y solo tal vez así des con él. Pero recuerda, que tus órdenes son traerlo ante mí. Y ponerlo a disposición de la orden Hellsing. ¿Te quedo claro?

 

--Yes my master.

 

--Bien, tienes derecho a trabajar solo por ahora. Y tienes mi permiso para salir en secreto, solo para cumplir con tu misión ¿Entendido? Y puedes conservar esa forma, serás menos sospechoso así.

 

--Pensé que odiabas verme así.

 

--¡Cállate tarado! ¡Ahora ve cumplir con tu misión!

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Se paseó por las calles inglesas, hasta que llego Jamess Park. La brisa del Thames se sentía en el ambiente, recordó como había llegado aquella ciudad. En el barco sonrió. Y miro hacia el canal del Támesis.

 

--Es una bella ciudad, verdad Vlad. Pero es triste, no hay mucha vegetación que digamos.

 

Alucard se giró en el acto, corrió a los brazos de Dracul que le cargo en el regazo.

 

--¡Eres una monada de niña! pero si quieres una hija, de una vez te digo que son muy difíciles.

 

--¡Vamos al muelle! ¡Anda! ahí podré cambiar de forma.

 

--Hazlo aquí, nadie te vera.

 

Alucard cambio en el acto y beso a Dracul, después se aferró a él.

 

--¿Tanto me has extrañado amor?

 

Alucard no dijo nada, no le soltó. le importo un comino que le vieran abrazado a él. Dracul por su lado diviso una banquita donde animo a Alucard a sentarse.

 

--¡Quédate! ¡Te lo suplico! ¡Quédate!

 

Dracul saco su pañuelo y seco aquellas lágrimas, que escurrían del rostro de Alucard. El joven le contó lo sucedido en Alemania; en la guerra. Dracul solo resoplo ante ello.

 

--Vez, Vlad. Por eso te dije que eras joven y tonto, un bebé. Por eso te dije que te quedarás conmigo, por eso he venido Vlad. Quiero que vivas conmigo.

 

--Pero Hellsing...

 

--¿Sigues comprometido con él? no lo puedo creer ¡Incluso te ha restringido! !Te ha atado Vlad! ya no sé qué es peor ¡Si esto! o lo que paso haya en Alemania. Piénsalo Vlad, piénsalo bien. Es tu última oportunidad para qué estemos juntos los dos.

 

--¿Y si ellos aparecen devuelta?

 

--Siempre pones tus prioridades antes que nuestro amor, por eso es que te evitó Vlad. Siempre me desprecias.

 

--¡No eso no es verdad! ¡Tú eres el que me abandona en medio del mar sin saber qué rumbo tomar! si tú me guiaras…si tu dejaras de hacerme esto, de aparecer y luego irte sin decir nada…

 

--Vlad, mi pequeño consorte. Dime ¿Quién fue el que insistió en irse cuando nos conocimos? ¿Yo o tú?

 

Alucard bajo la mirada y lo único que atino hacer fue a recargarse en el pectoral de Dracul.

 

Dime una cosa Vlad ¿Porque elegiste esa forma de niña?

 

--Para evitar estupideces, por eso...

 

Dracul tomo de la barbilla a Alucard, quien se embeleso con aquella mirada fria y penetrante, como la luz de las farolas del parque. Dracul dibujo las mejillas de Alucard con sus dedos; después los paso por sus carnosos labios, amaba tenerle de aquella forma.

 

--¿Y como le llaman a esa pequeña?

 

--Walter me dice Girlicard, pero Arthur. Me llama Alucard.

 

--Que cosa curiosa, esos ingleses no cambian con los años.

Notas finales:

nos leemos en el siguiente 


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