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EL AMANTE DEL DRAGON ROJO. por Ares

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Notas del capitulo:

dejo actualizacion contestare pronto los camentarios por que voy rapido mil disculpas. 

--¿Arthur? Veo que le tienes mucha confianza a ese hombre Vlad

 

--¡No es lo que tú piensas! ¡Jamás he tenido nada con el!

 

Dracul sonrió levemente, aunque lo que realmente deseaba era reírse; reírse a carcajadas, pero el lugar no lo ameritaba. Vlad seguía siendo el mismo muchacho sincero y justo, de siempre. Y él amaba eso, pero lo que le había llenado esa noche después de muchos años era que Alucard le estaba demostrado su amor por primera vez. Esta vez se veía dispuesto a ser lo que él deseaba, su esposo.

 

--Bueno, es hora debo irme. Y tu mi precioso; debes regresar y decirle a Arthur que te vas conmigo.

 

--El desea verte, quiere hablar contigo.

 

--¿Para qué Vlad? para hacer lo que esos alemanes locos hicieron con tus descuidos.

 

--¿Mis descuidos?

 

--Olvidado, no quiero discutir. Mañana vendré de nuevo; nos veremos En Hyde Park. no me defraudes hermoso mío.

 

Alucard le sujetó la mano, se levantó y se aferró a él.

 

--¿Es una promesa? ¿De verdad podremos vivir juntos?

 

--Sí, es una promesa. Ahora anda a despedirte del Sr. Hellsing.

 

Alucard regresó a la mansión, dio vueltas en su celda. No había cumplido con las órdenes de Arthur, su trabajo era convencerlo de ir a la casa Hellsing. Y el solo había estado lloriqueando y pidiéndole que no se marchara; y como iba explicarle a su "amo" que su vampiro asesino era un blandengue delante de su creador. Y lo peor ¿Cómo iba a decir le Arthur que se marchaba que se iba con Dracul.?

 

La cabeza le empezó a doler, cosa que le resultó extraña; aunque tal vez se debía a que había estado cerca de Dracul, siempre que estaba él. Podía sentir todo a su alrededor, incluso nauseas. Era como si le devolviese su lado humano.

 

Arthur entro en la celda, Alucard estaba nervioso, no sabía cómo iba a tomarse todo eso Arthur; respiro hondo y encaro a su "amo". Arthur se sorprendió de verlo en su verdadera forma. Le fascinaba tanto. Prendió un cigarro y al soltar el humo sus labios dibujaron aquella pregunta inevitable, Alucard esta vez no se inclinó.

 

--Lo vi...my...

 

Alucard dudo de aquella frase que ya le era habitual, Arthur noto la angustia en el vampiro por primera vez, Alucard estaba dando demostraciones de sentimientos.

 

--¡Dejemos de bobadas! ¡Y dime que paso! ¡Porqué tu cara me lo dice todo!

 

--Debo irme, no puedo quedarme contigo… lo siento.

 

--¡Haber Alucard! ¡Dijiste que lo viste! ¡Y ahora me sales con esa idiotez! ¡Déjate de estupideces!

 

--¡No son estupideces! ¡El no desea verte! ¡Ya me lo ha dicho! ¡Quiere que me vaya con él por lo sucedido en Alemania con los guls!

 

--¡Ah claro! ¡Y tú le dijiste que sí!  ¿No? ¡Pues estas muy mal sí crees que te iras así como así!

 

--¡No me obligues a ser lo que no quiero ser contigo Arthur van Hellsing!

 

--¡No vengas! ¡Eres propiedad de Hellsing! ¡Y te quedas! ¡Me escuchaste! y lo más seguro es que te has inventado todo este cuento de tu creador, para hacer esto ¡Eres un maldito! ¡Pues no te vas!

 

--¡No puedes impedirlo Arthur! ¡Me voy! no necesito que me creas.

 

--¡YO SOY TU AMO! ¡Juraste lealtad a mi familia! ¡Y ahora vas a cumplir con tu maldita palabra!

 

Alucard se enfureció, estaba por atacar a Arthur. Cuando Walter hizo su entrada triunfal; le dio el pergamino a su señor; y Arthur resisto unas palabras extrañas. Las manos de Alucard resplandecieron, sus ropas se tornaron oscuras. Y de ellas salieron una cintas que se clavaron a la pared Alucard lucho por quitarse aquello de encima.

 

--¡NO!

 

El vampiro chillo con furia, hasta que aquellas amarras cubrieron su boca.

 

--¡Lo siento Alucard! ¡Pero no me dejaste otra opción!

 

Alucard vio con odio a hellsing; como en su momento a Jonathan Harker. Odio haber regresado, odio no haber hecho caso a Dracul; al recordar ese nombre. Trato por todos sus medios, quitar aquellas ataduras. Lo intento día y noche, durante tres noches seguidas con la esperanza de volverle a ver de buscarle. Pero todo era en vano.

 

Arthur y Walter tenían, un mes de no ir a la celda. De no entrar y de no alimentarle sintió como la fuerza le abandonó día a día, hasta que el sopor le ganó.

 

Arthur entro una noche a la celda, Alucard lucia como un capullo seco de una mariposa. Esperando a cambiar para salir volando por los aires. Arthur se acercó para verle más de cerca, movió aquella maraña de pelos viejos; Alucard se estaba pudriendo. El inglés suspiro y salió del lugar dejando en el olvido a aquel bello vampiro.

 

--No cabe duda que ese Hellsing tenía ganas de matarte mi bello Vlad ¡Mira nada más! y todo porque aun eres joven. Tengo dos opciones, una sacarte de aquí y otra vivir en tus más profundos sueños. La segunda opción parece la mejor pero me aburriré pronto y la primera es muy drástica podría lastimarte y no deseo eso.

 

--Y mi último recurso, es hacerte dormir. Dormir de verdad, no sufrir en agonía como lo haces ahora.

 

Dracul se rasgó un dedo, dejo que su sangre corriera por la boca seca de Alucard quien se removió bruscamente de las amarras. Dracul acaricio aquella cáscara que cubría a su capullito a su hermosa mariposa.

 

--Pronto Vlad, pronto estaremos juntos. No desesperes. En cuanto a él, pagara por lo que te hizo. De eso me encargo yo. Sé dónde le dolerá ¡como a mí me ha dolido esto! Por haber pensado que no vendrías, si me hubiera percatado de esto. Ahora yo fui el tonto Vlad, pero ya no más ¡Lo pagara!

 

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Se quedó atónito ante lo que veía, ¿Cómo había logrado salir de aquellas amarras? ¿Cómo había bloqueado todo sus sellos? y sobretodo ¿Cómo había logrado vencer todos los amuletos?

 

Tomo agua bendita con ajo y la arrojo sobre el para que soltara a su esposa integra pero Alucard solo le hizo una mueca de asco y jalo a la mujer embarazada hasta el balcón.

 

--¡SUÉLTALA MALDITO! ¡ES UNA ORDEN!

 

Integra se desvanecía a cada segundo, su mirada se había tornado vidriosa y para la mala suerte de Arthur, Walter había salido a la ciudad por cosas para el futuro bebé.

 

Dracul soltó el cuello de integra, la abrazo con delicadeza. Solo quería matarla a ella. Su vida por la de su querido Vlad. Pero la niña que llevaba dentro, no tenía nada que ver en ello, aunque para él era más fácil aplastarlas a las dos de un jalón sintió como aquel bebé se removió, imagino a Vlad en aquellas condiciones cosa que le emocionó. Él podía lograr aquel milagro, podía convertirlo en un hermoso caballito de mar.

 

--¡Sueltala Alucard! ¡Esta encinta! ¡Si ella muere!... mi hija....déjala fuera de esto, sé que estás molesto. Por lo que paso, ¡si quieres matar alguien! ¡Mátame a mí! ¡Pero a ellas déjalas tranquilas!

 

Dracul observo los ojos llorosos y el rostro desencajado del joven inglés, le recordó a los turcos pidiendo clemencia, ante la furia de su querido Vlad.

 

--Sabes eres muy comico, me recuerdas a los turcos rogando piedad. ¡Por sus miserables vidas! ¡Cuando ellos quitaron muchas vidas inocentes! Solo guiados por un sultán caprichoso y ambicioso.

 

--¡SUELTALAS YA! ¡MALDITASEA!

 

Dracul cargo a la mujer que estaba a punto del desmayo, la asomo por el balcón extendiendo los brazos.

 

--¿Seguro que quieres que la suelte? Arthur Hellsing…

 

--¡No! ¡Alucard!! Detente!

 

Arthur corrió y sujetó el brazo del vampiro, Dracul sintió asco al ser tocado por él. Se sacudió al inglés como si fuera una hoja seca sobre su hombro.

 

--¡NO VUELVAS A PONER UNA MANO TUYA SOBRE MI! ¡ARTHUR HELLSING! ¡O TE JURO QUE LAS VERAS MORIR DE LA PEOR FORMA QUE TE PUEDAS IMAGINAR! ¡Y a ti te desangrare hasta que quedes seco como dejaste a mi Vlad!

 

Arthur sacudió la cabeza, no entendía nada de lo que hablan. No comprendió ni una palabra de lo que decía a Alucard. Dracul dejo a la mujer sobre la cama, sabía que a Arthur solo le daría tiempo de salvar a la bebe. Pero la madre estaba condenada a morir.

 

--He tenido suficiente, su vida por la de Vlad, Arthur hellsing. Te sugiero traigas a un doctor si quieres que la bebe viva. Ahora sabes el dolor que has provocado por tu maldita ambición, como la que tienen todos los acaudalados y poderosos.

 

Arthur corrió a abrazar a su esposa, le dijo que todo estaría bien. Ella apenas había podido tomar la mano de su esposo.

 

--¡No tienes vergüenza! ¡Tú eres igual! ¡Usas tu poder para joder a los demás! ¡Tú no eres tan diferente Alucard!

 

--Yo no soy como tú Arthur Hellsing , solo le dije a Vlad que se marchara conmigo pero tu ambición y su nobleza provocaron todo esto, porque si el no tuviera palabra ambos nos hubiésemos ahorrado todo este desliz.

 

Arthur sintió que ella morirá en cualquier momento, no hizo caso a nada de lo que escucho. Llamo a Walter que todavía estaba en la ciudad y pidió trajera al mejor médico, el mayordomo aceptó el encargo sin chistar. Horas más tarde, había nacido su pequeña; su dulce integra. Pero ella su amada esposa estaba muerta. Dejo a su bebé a cargo de Walter, tomo unas estacas de plata y bajo hasta la Celda estaba dispuesto a matarlo, le importo poco perder la Organización; se desearía de el para siempre.

 

Dracul lo escucho entrar, lo vio abrir el saco donde llevaba aquellas estacas de puntas gruesas y afiladas, como aurigas romanas. El vampiro tomo la mano de Arthur y lo acorralo contra la pared cerca de su capullo.

 

--No hagas más tonterías !Vete! ¡Antes de que decida matarte a ti y a tu hija!

 

--¡MATASTE A MI ESPOSA!

 

Rugió el inglés haciendo caso omiso de las advertencias de Dracul, entonces el vampiro tomo de los cabellos a Arthur y le hizo arrodillarse delante de su capullito Dracul se puso en cuclillas para quedar a su altura. Tomo el rostro del inglés y le obligó a ver a Vlad que seguía dormido. Y clavado en aquella pared.

 

--¡MIRA BIEN! ¡ESE CUADRO! ¡Espero que nunca lo olvides! ¡Y que todas las noches que te quedan de tu miserable vida lo recuerdes con mucho detalle! ¡Y que mis palabras te retumben cada vez que busques consuelo y paz!

Arthur sintió como si su cabeza fuera a ser aplastada por una losa de mármol pero la vista se le aclaro y escucho aquella voz penetrante y furiosa.

--¡Tú mataste mi corazón! ¡Mataste el corazón de Vlad! ¡Nos separaste! lo encerraste en esa maldita agonía. Y a mí no me quedo más que dormirle, ¿sabes lo que es esperar eternamente a tu amor con la esperanza de que algún día despierte? ¡LO SABES ACASO! No. Porque mientras tú vives feliz, yo vivíre en la miseria lejos de Vlad, de mi caballito de mar. Una cosa por otra, estamos más que a mano ¡Arthur Hellsing! ¡AHORA LÁRGATE DE AQUÍ! ¡Vete y no vuelvas a bajar! Yo estaré aquí protegiendo a Vlad. Y llévate tus baratijas, que de nada sirven contra mi persona.

 

Arthur salió de la habitación, el corazón le latía a mil por hora. Se recargo contra la pared y después volvió las entrañas. Ahora entendía todo, el seguía ahí; dormido atrapado en ese hechizo, mientras su creador había hecho todo aquello. Y solo por él. Ahora sabía que aquellas palabras lo atormentarían hasta su muerte, él era el único culpable de la muerte de su esposa de su integra.

 

--No me importa si no me crees.

 

--Él no quiere hablar contigo...

 

--Tengo que irme....

 

--------------

 

Dormia tranquilo en su cama, despertó como casi todas las mañanas. Se sorprendió al verse con su camisola de dormir. Volteo a ver todo, se asomó por la ventana y vio a su madre en el jardín regando flores de colores. Se regresó en el acto y se cambió lo más rápido que pudo, se calzo sus pequeñas botas. Quería contarle a su madre todo lo que había soñado. Al salir por el pasillo escucho la voz de su padre, freno en el acto y regreso hacia el estudio. sabía que no podía desobedecer a su padre.

 

--¿Me llamaste padre?

 

--Si, Vlad. Ven aquí. Mira Vlad, quiero que pongas mucha atención en lo que te voy a decir

 

--Si, padre...

 

--Hay un hombre llamado Dracul, él te quiere. Y yo no puedo permitir eso. Por ello me arriesgo a mandarte a ti y a Radu con el sultán. Así que quiero que seas fuerte que soportes todo. Pero sobretodo que aprendas todo de nuestro enemigo ¡Tú eres la esperanza de Valaquia Vlad! ¡Lo puedo ver en tus ojos!

 

Alucard quiso decirle que al final sería todo como él decía. Pero que de Dracul no se librarían. De su corazón surgió una pregunta, que nada tenía que ver con lo que había pensado decir.

 

--Padre...¿Puedo preguntarte algo?

 

--Si, Vlad. ¿Qué cosa quiere preguntar mi muchacho valiente?

 

--¿De dónde es Dracul?

 

--Es hijo de tu bisabuelo. Un dragón que nació de ¡Una bruja! ¡Vlad! una alma corrompida, por culpa de esa mujer. Y si quieres su ayuda algún día te pedirá cosas a cambio. Siempre lo hace Vlad. ¡Ha sido mi error! ¡Pero eso tiene arreglo hijo! tú nunca serás de él. ¡Antes prefiero morir en batalla!

 

--¡No padre! ¡No mueras! ¡Prométemelo padre!

 

Su padre le reconforto con un abrazo, la puerta se abrió de golpe, el padre de Alucard lo vio entrar. Y Alucard vio su verdadera forma, su piel lechosa, sus enormes cuernos negros, sus gráciles alas oscuras. Y esa capucha carmin que cubría su armadura imponente, todo en gamas de rojo.

 

--No hagas tonterías, el niño es mío. Ven aquí Vlad, no tengas miedo.

 

--¿Padre?

 

--¡Es mi hijo! ¡Yo te di a Radu! ¡Él no tiene nada que ver en esto!

 

--Corrección Vlad ¡el niño es mío! Y si no es ahora lo será más adelante.

 

--¡Aléjate de mi hijo Dracul! ¡Sabes que yo no te temo!

 

--Lo sé, sobrino. Lo sé, por eso vengo a ver a mi niño. A mí Vlad, a mi futuro consorte.

Dracul arrojo al padre del pequeño al suelo, Alucard trató de ayudar a su padre pero aquel ser le sujetó de la mano.

 

--¡Padre!

 

--¡Vlad!

 

El pequeño volteo a ver a su padre, después volteo a ver a la criatura que le sujetaba de la muñeca.

 

--¡Hare lo que quieras! ¡Pero no lastimes a mi padre! Además no es el momento Debes esperar más tiempo. Yo me iré contigo en el momento indicado ¡Lo prometo!

 

--Y así será, eres lo que yo esperaba Vlad. Eres mi caballito de mar y mi caballo de guerra. Sabes, yo y tú padre esperamos mucho de ti.

Dracul observo al padre de Alucard lleno de rabia. Y después se arrodillo ante el pequeño Vlad.

 

Por eso te dejaré defender a tu pueblo, serás mío. Y después te dejaré ir, pero cuando eso acabe; volverás a mí.

-------------

Alucard despertó de golpe, la tapa salió volando por los aires. Seras, que iba entrando. Esquivo la enorme tapa. Que se incrusto en la gruesa pared.

 

--¡Master! ¿Está usted bien?

 

Alucard volvió a la realidad, su cara molesta. Contesto la pregunta de Seras en el acto.

 

--¿Que deseas mujer policía?

 

Seras, se sorprendió. Alucard tenía mucho de no llamarla de esa forma. Y menos ahora que ya era toda una vampiresa.

 

--Yo solo...iba por comida es todo.

 

--Toma lo que deseas. Y déjame solo, no deseo que nadie me fastidie.

 

--¿Y si la ama Integra nos llama?

 

--Dile que sigo dormido ¡Ahora largo!

 

Seras salió rápidamente. La puerta se cerró sigilosamente detrás de ella. Le extraño ver tan irritado a su maestro.

 

--¿Porque? ¿Por qué ahora? ¿Acaso sigues vivo? ¿Habrás vuelto? ¿Estarás molesto conmigo por Seras e integra? La aceptaras ahora que es mayor....

 

Pensó en ir al parque, pero borro esa idea de su cabeza. Y volvió a replantearse las cosas, el rio el Thames. Se pasearía cerca del Thames, si él estaba en la ciudad lo más seguro era encontrarle ahí. Él amaba el sonido del agua, se lo había dicho años atrás.

 

--¿Es hermoso no? Sabes amo el sonido del agua y amo su frescura, calma mi fuego. Pero recuerda, tú aun eres joven; no puedes mojarte sin mí.

 

Salió de su ataúd, se vistió como aquella vez que había viajado a Brasil. Ya soportaba el sol, pero aún era vulnerable al agua. Traspaso las paredes y salió en pleno día. A lo lejos miro hacia el balcón de Integra, sabía que ella se encontraba ahí estaba hablando con Island sobre el futuro de la organización.

 

Salio por una de las rejas que se encontraban fuera del campo de seguridad. Aun llevaba sus guantes puestos, lo que le hizo dudar en salir. Pero su ansiedad pudo más.

 

Camino por horas cerca del Thames, observo a la gente ir y venir. A los turistas que acudían en pareja, y lo más sorprendente para él era una pareja del mismo sexo besándose. Libremente sin pudor alguno. Si su condición se lo hubieran permitido las mejillas las tendría completamente rojas. Hasta que sintió aquellas manos abrazándole por detrás, su mano atrapo su barbilla. Y sus labios atraparon su boca, sintió como aquella lengua ágil recorría su interior. Era una sensación cálida a la que no se pudo resistir, correspondió a aquel beso. Se volteo y se aferró a su cuello mientras él le sujetaba firmemente por las caderas, hasta que le abrazo la cintura y lo atrajo hacia él.

 

Los transeúntes se quedaron maravillados con aquel cuadro, a pesar de que ambos eran hombres; aquel cuadro reflejaba elegancia. Un fotógrafo capto el momento con su cámara, Alucard iba a quitarle aquel objeto, pero Dracul le llevo lejos.

 

--Déjalo... Más Tarde veremos nuestra foto.

 

--¡Si claro! ¡Como si pudiéramos salir en esos aparatos! lo único que obtendrá sera que Helsing lo persiga.

 

--Veo que no has terminado de madurar Vlad, recuerda que conmigo todo es posible.

 

--¿Y que harás ahora? me dejaras una foto de los dos, para que no...

 

Dracul callo aquella boca con un beso, un beso que fue correspondido enseguida. Alucard se encendió en el acto, sus manos se deslizaron sobre la chaqueta de Dracul, el mayor le sujetó las manos; y se las llevo hacia su cintura. Y después se separó de Vlad. Pero pego su frente a la del menor.

 

--Aquí, no.

 

Dracul tomo de la mano a Alucard. Y lo llevo del otro lado del Thames, ambos llegaron a un carro. Dracul le indicó al chofer que los llevara a las afueras de la ciudad, el creador de Alucard había adquirido una casa hermosa, de mote antiguo que se había salvado de la destrucción del centro de Londres.

 

Ambos bajaron del auto. Alucard había permanecido en silencio todo el trayecto, mientras Dracul conversaba amenamente con el chofer.

 

Al entrar en la casa, Dracul se le fue encima a su joven vampiro. Le lleno de besos ansiosos y cariñosos, Alucard correspondido a cada una de esas caricias; deseaba sentir, deseaba estar con él.

Notas finales:

nos estamos leyendo pronto 


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