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EL AMANTE DEL DRAGON ROJO. por Ares

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Notas del capitulo:

hola dejo nueva actualizacion 

Ambos se balancearon por la sala, las prendas cayeron al suelo hasta que ambos quedaron completamente desnudos; sus manos se exploraron mutuamente. el cabello de Alucard había crecido con los años ahora era igual de largo que el de Dracul. El mayor deslizo sus manos por la espalda de Alucard quien también recorría aquel cuerpo rígido pero de tacto suave como la más fina seda.

 

Alucard se recostó sobre un sofá enorme de forma redonda, guiado por su amante. A Dracul le gustaban los muebles amplios. Lo curioso era que podía sentir la fibra del sofá; era casi como estar acostado sobre unos duraznos. Su textura suave y tersa era placentera. El color negro del mueble hacia contrastar su piel sus largos cabellos parecieran parte del.

 

--¿Te gusta?

 

--Sí, es hermoso.

 

Dracul lleno de delicados besos el cuerpo de Alucard, recorrió cada rincón de este haciendo una larga pausa entre sus muslos y las tetillas, saltándose la intimidad del vampiro. Alucard suspiro, podía sentir como se le tensaba el cuerpo. y se le erizaba la piel por cada caricia. Y la sensación aumentaba por la suavidad de aquel sofa al friccionar su piel contra él.

 

--No me tortures así... Se supone que debería ser al revés

 

Dracul se acercó a Alucard, le beso suavemente apenas y había rosado sus labios con los de él; Alucard sintió aquella respiración sobre su rostro, luego sobre su cuello, cerro los ojos en espera de ser mordido. Pero en vez de eso escucho la voz profunda de Dracul, acariciándole la oreja. En un susurro.

 

--Y no dudo que seas el mejor en esa labor Vlad, pero recuerda las reglas ¿Aun las recuerdas?

 

Alucard beso el cuello de Dracul, le acarició la nuca con su mano. Y después se volvió a recostar sobre el sofa. Era su manera de hacerle saber que recordaba todo.

 

Dracul se deslizó su lengua a través del pecho de Alucard, se detuvo a jugar unos segundos con sus telillas. Después bajo hasta el abdomen Alucard se estremeció aún más y gruño de placer; los dedos de Dracul caminaban por su cuerpo. Después poso su lengua cerca de falo. Hasta que su boca engullo el pene de Alucard, lo masajeo de arriba abajo suave y lentamente Alucard se arqueo ante esa sensación su cuerpo se estaba calentando estaba empezando a sentir ese fuego que le quemaba en el más puro deseo sexual.

 

Dracul se detuvo, la froto la cabeza del pene en forma circular; con la punta de sus dedos dando pequeños pellizcos. Alucard se tensó ante ello y de su boca salió un gemido audible. Vio sonreír a Dracul para después intercambiar miradas entre el sube y baja de aquella boca tibia, deslizándose sobre su pene.

La lengua de Dracul se paseaba alrededor, desde la cabeza hasta la base del falo; en una subida Alucard sintió la punta de la legua de Dracul acariciarle la uretra. Casi podía sentir aquella punta en su interior, su cuerpo se sacudió y se retorció ante aquello quería saltar sobre Dracul. Deseaba que se acabara ese preámbulo tortuoso y placentero, estaba ansioso de apagar aquel fuego que se había encendido de un chispazo. Uno de sus testículos fue atrapado por aquella lengua hábil, este era rodeado de calor y humedad al mismo tiempo, era como si su amante tuviese un caramelo redondo que disfrutaba chupar sin prisa alguna. Esto le hizo recargarse sobre sus codos. Dracul dejo de lamerle, se sentó sobre el sofa con las piernas abiertas Alucard se inclinó para lamer su pene erecto, este era ancho y generoso su lengua recorrió el glande y el cuello del pene.

 

Dracul sintió una sacudida en todo el cuerpo ya que estaba conteniéndose para no tomarle como acostumbraba, quería regalarle amor a su "futuro esposo" había decidió casarse con él.

Alucard le escucho gruñir de placer pero se detuvo cuando le vio con la mirada perdida en la habitación.

 

--¿No te excita?

 

Dracul apretó la orilla del sillón, después respiro hondo y puso a Alucard sobre el sofa

 

--Perdóname, es solo que no deseo ser tosco contigo. Quiero hacerte el amor.

 

Alucard se sonrojo ante aquella declaración, aunque puso un ligero mojin de molestia; puesto que para él, cada que se acostaban. Era como hacer el amor aunque debía reconocer que las otras veces, habían tenido sesiones desfrenadas de placer. Y su primera vez prácticamente le había violado. Después bajo la mirada y se sintió extraño al ver que estaba avergonzado.

 

Toda su indiferencia y hostilidad se hacía a un lado, al estar con él. Era como cuando había estado frente a la reina. Era la paz que buscaba cada noche; cada que estaba con él, se sentía que estaba completo. Una punzada en su ano lo saco de sus pensamientos. Dracul había empezado a estimular aquella zona con sus dedos Alucard sintió entrar el segundo dedo, estos entraban y salían friccionado sus paredes sensitivas.

 

--Tranquilo, relájate. Déjate llevar y dejara de molestar para que solo sientas placer.

 

--¿Y si me enciendo? No creo aguantar más.

 

Dracul se acercó a su oído y le susurró que el haría lo que Alucard deseara ese día. Alucard le jalo ambos se tumbaron sobre el sofá se besaron mientras frotaban sus entrepiernas despiertas la una con la otra. Dracul sujetó ambos penes y los masajeo el uno contra el otro, Alucard araño el sofá mientras alzaba las caderas y apretaba los glúteos. Dracul admiro la perfección de aquel tórax, las caderas estrechas de Alucard le volvían loco; deseaba poseerle y sabía que el joven vampiro también le deseaba con el mismo fervor.

 

Ambos sé acariciaron desenfrenadamente, los besos eran más salvajes. Pequeña mordidas aquí y allá. Alucard sintió aquellos colmillos en su cuello se quedó inmóvil unos segundos, para después corresponder con una mordida sobre el hombro de Dracul. Quien lamia la poca sangre que escurría del cuello de Alucard Dracul lo tumbó sobre el sofá, le unto su saliva llena de sangre en aquella entrada estrecha; acomodo la punta de su pene y empujó despacio. Alucard intentó clavarse de una buena vez, pero Dracul le sujetó el vientre; por lo que Alucard no pudo empujar las caderas.

 

--No es justo...

 

Una vez dentro, Dracul le jalo de los brazos y ahora estaban al revés, Alucard estaba montado sobre aquel pene; lo que provocó una penetración más placentera para ambos.

 

--Ahora quiero ver, como cabalgas. Enséñame como lo haces.

 

Alucard movió su pelvis adelante y atrás después coloco las manos de su maestro sobre sus caderas bajas. Y entonces comenzó a subir y a bajar al principio todo fue lento. Dracul le detenía el ritmo; hasta que él mismo se acoplo al ritmo, que Alucard le marcaba. Le escucho gritar de placer y eso provoco un choque entre ambos Dracul arremetió levantando sus caderas cada que Alucard bajaba.

 

--¡Ahh! ¡Sí! ¡Esto es lo que deseo sentir! ¡Ahh!

 

Dracul, se encendió con aquellas palabras. Y con la vista que tenía enfrente Alucard tenía ese toque seductor, que no tenía su padre, ni su hermano Radu a pesar de su belleza. Entonces cambio posiciones, le tumbo en el sofá de vuelta y le alzo las piernas, están quedaron casi sobre los hombros de Dracul. Alucard sintió las estocadas fuertes y placenteras que deseaba. Se arqueaba de vez en cuando hasta que sintió el peso de su amante sobre de él, le beso desenfrenada mente y después le escucho jadear igual que él. Sus cuerpos estaban escurriendo sudor. Alucard estaba por llegar al orgasmo, sintió esa desesperación y esa angustia que le hizo llorar, le hizo derramar lágrimas que limpio Dracul con su lengua. Y entonces.

 

--Te...aa...mm..oo

 

Dracul le soltó las piernas y le atrajo una vez más hacia él, pero esta vez ambos estaban sentados. Dracul no paro de embestirle; Alucard sentía que aquello era inminente, su cuerpo se sacudió en una oleada. Aquel frío dulce había llegado, ese frío reconfortante, ese frio que apagaba su llama. Y entonces cuando recargo la cabeza sobre el hombro de su amante le escucho decir aquella palabra que él había dicho antes. Entré jadeos por su lado Dracul se estaba recuperando había llenado a Alucard por completo se tumbó con el sobre el sofá pero no salió de él. aún seguía dentro.

 

--Ahora ya eres un caballito de mar, te quedaras aquí. Hablaré con ellas por teléfono, no me arriesgare a perderte otra vez; te amo y deseo que este a mi lado.

 

--Pero mi ataúd esta allá...

 

Eso no es problema; me encargaré de que lo tengas, ya es tiempo Vlad, lo prometiste ¿Recuerdas?

 

--Si, ya lo recordé...

 

--Ahora es el momento, de que estés a mi lado.

 

Alucard no dijo nada, solo selló sus labios con los de él. Dracul salió despacio y obligó a Alucard a permanecer acostado, quería asegurarse esta vez que su semilla diera frutos; esta vez le convertirá en un caballito de mar.

 

-------------

 

Escucho como discutía con Seras y con integra por el altavoz, de aquel moderno celular. Integra había intentado llamarle, le dijo que regresara que era una orden.

 

Alucard solo bajo la mirada, no dijo nada. Dracul no se inmutó en lo absoluto sintió pena por que debían dejar aquella propiedad. El y Alucard sé marchaban a roma, sabía que Integra los buscaría en Valaquia o Budapest Roma era territorio de los Iscariote, pero mientras ellos estuvieran en la provincia. Nadie les molestaría.

 

--¡No juegues conmigo vampiro! ¡O mandare a Seras a destruirte!

 

--¡Master! ¡No puede dejar a la ama integra así! ¡Tiene obligaciones aquí! ¡Regrese!

 

Después de unos cuantos gritos más, escucho como él se despedía cortésmente encargándole a Seras el cuidado de Integra.

 

--¿La amas?

 

Aquella pregunta le pareció una grosería, pero también comprendía el porqué de ella. Clavo su mirada carmin seria sobre aquellos rubís luminosos y después negó con la cabeza. Se aferró a él. Dracul paso sus dedos entre esa mata azabache el cabello de su querido Vlad era suave.

 

--No quiero verte sufrir, esperaremos un tiempo. Después negociaremos con ella, sé que es una mujer grande, ahora las cosas son al revés. Ella depende de ti.

 

--Ya sufrí demasiado, quiero tener paz. Y esa paz, solo la logro estando a tu lado.

 

---------------

 

Después de una semana en Piedmont en la provincia de Vercelli su ataúd llego, lo vio en la pequeña salita de aquella casa acogedora. Rodeada de un vasto jardín y en la parte trasera había un hermoso viñedo que estaba bien cuidado.

 

Alucard sintió un alivio enorme al ver su cama, aun le incomodaba dormir fuera. se echó dentro y contemplo el interior forrado de color negro, jamás había extrañado tanto su lugar de descanso aunque reconoció que con Dracul cerca no necesitaba nada de ello; ni siquiera le daba sed. Había estado alimentándose de vino en vez de sangre era algo curioso pero se sentía bien.

 

--¿Tan pronto te vas a dormir?

 

--No, es solo. Nostalgia; me siento extraño, es todo.

 

Dracul tomó asiento en el sillón, tomo su periódico y se dispuso a leer. Alucard se sentó y lo observo un rato, le veía cambiar aquella páginas como solía hacerlo Integra. Al lado tenía una copa de vino, a la cual le daba diminutos sorbos. Para después dejarla sobre la mesita de madera tallada, con adornos de álcese que parecían correr alrededor de ella. Observo su cabello largo sujetado en una coleta solo algunos pequeños cabello colgaban de su frente, el traje que llevaba era color gris con una camisa en azul obscuro y corbata a juego los mocasines en color gris con terminado en ante y tela.

 

--¿Tienes preguntas?

 

Alucard fijo su mirada en él, tenía preguntas. Pero sabía que aquel "hombre" era aún más voluble que él. Y la última vez que había hecho preguntas hacía muchos años, no habían terminado nada bien.

 

--No sé, si debería preguntar. Según las reglas, solo soy tu consorte. Y según recuerdo, un consorte solo se limita a obedecer y a complacer a su dueño.

 

Dracul no se inmutó ni siquiera había volteado a mirar a Alucard, su mirada seguía clavada en la lectura.

 

--Eso cambiara pronto, solo debemos esperar unos meses más. Y si logras convertirte en un caballito de mar, dejaras de ser mi consorte y te convertirás en mi pareja permanente.

 

Alucard se molestó, apretó los filos de su ataúd y después se dejó caer, la tapa se cerró en automático. Odio estar con él, odio que le dijera aquello; ¿acaso le había mentido? ¿Entonces no le amaba? Mientras se hacía esas preguntas, Dracul había removido la tapa. Lo observo en su angustia y lleno de ira, lo tomo entre sus fuertes brazos y lo saco de sus pensamientos, Alucard se molestó aún más deseaba gritarle, deseaba golpearlo. Por aquella ofensa.

 

--bájame...

 

Su voz se escuchó con ganas de pelear, fue seca y profunda como la de su maestro.

 

Dracul hizo caso omiso, subió las escaleras y llego a la habitación. Arrojo a Alucard sobre el dolcel. Alucard se levantó en el acto y al intentar atravesar la pared se dio un enorme golpe en la cabeza.

 

--¡Qué demonios me has hecho!

 

Alucard encaro y tomo de la solapa a Dracul, este solo le miro molesto, le tomo de la cintura y lo atrajo hacia él.

 

--Creí que ya habías entendido las reglas, pero sigues en las mismas Vlad.

 

Alucard estaba por darle con la cabeza, Dracul le esquivo con facilidad y lo tumbó sobre la cama, Alucard empezó a forcejear.

 

--¡SUELTAME! ¡QUE LE HAS HECHO A MI FUERZA! ¡MALDITO!

 

Alucard zafo su mano y le tiro un puñetazo, que le atino de lleno en la mandíbula a Dracul. Los ojos de aquel ser brillaron como el mismo fuego, Alucard vio brotar aquellos cuernos de antaño, aquellas alas se extendieron de la nada. Tirando libros y cosas de las repisas y entonces sus uñas oscuras crecieron de la nada.

 

--¡No colmes mi paciencia Vlad! ¡No te destruyo en este instante porque te amó! ¡Solo por eso! ¡Maldito mocoso engreído! ¡Tú crees que eres el más fuerte solo por tus trucos de fantasía! ¡Bien su quieres seguir siendo un mediocre ese es tu problema! ¡Puedes seguir jugando a atravesar paredes! ¡Puedes seguir jugando a estar y no estar como solía decir el gatito angora! ¡Puedes seguir pensando que eres grande! ¡Pero escúchame bien! ¡Si te vas no me volverás a ver más que para matarte! ¡Y demostrarte mi verdadera fuerza! ¡Y mi verdadera naturaleza!

 

--¡Tú tienes la culpa de todo! ¡Me ofendes cada que puedes! ¡Cada que se te antoja! ¡Si realmente me amaras de verdad! ¡No harías nada que me lastimara! ¡NADA! ¡Pero haces siempre todo lo contrario! Si quieres matarme ¡Hazlo!

 

Dracul se puso serio y lo único que hizo fue besar a Alucard, a su Vlad. Sabía que tenía razón, era muy seco con él. Muy asfixiante, de mesiado estricto y poco cariñoso.

 

--Perdón, no quise molestarte con aquellas palabras. Te amo Vlad, te amo muchísimo. Es solo que me cuesta trabajo ser más dulce, pero hare todo lo posible para que todo cambie. Lo prometo.

 

--Entonces deja de verme como un simple mueble.

 

--De acuerdo Vlad, ahora ya no eres más mi consorte. Eres mi esposo...

 

--Eso, suena mejor.

 

--Entonces calma tus berrinches. Amor mío.

 

--No son berrinches..

 

Dracul soltó una risita y después le dio un beso suave, le abrazo con ternura mientras aquellos cuernos y a las desaparecían.

 

--Alguien, va a tener que recoger el desorden...

 

Dracul se rio y después se acomodó junto a Alucard, para abrazarle. Ambos se quedaron quietos hasta que Alucard se quedó completamente dormido, el sopor y la paz le habían invadido. Dracul toco su abdomen. Sintió aquella perla de fuego abrazo a Alucard aún más. Y después entre lágrimas silenciosas le pidió perdón desde el fondo de su oscuro corazón.

Notas finales:

bueno nos estamos leyedo pronto 


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