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La Alianza de los Reyes por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Pues vengo a prisa a actualizar este pequeño fic!! se que es algo corto el capi que marca el fin de la parte 1, pero esque estoy reservando lo más emocionante para la siguiente parte :D

Mil gracias por comentar LRMV, Elenaa y PipeMalikMalfoy! los adoro por seguir fielmente esta historia <3

A leer se ha dicho~

Fieles al Destino

 


El errático sonido del movimiento de las alas del dragón comenzó desvanecerse pintando un trayecto imperceptible en el cielo ahora despejado, dejando a su vez un profundo sentimiento de pérdida y opresión sobre el grupo de héroes agotados hasta los huesos.


Ya no había inferis pues todos los pútridos cuerpos comenzaban a desvanecerse hasta dejar el campo marchito solo salpicado de virulenta sangre oscura de los enemigos y un terrible charco de brillante carmesí recordando aquello que les fue arrebatado.


-No puedo creer que él… no puede irse… no así…- Hermione apenas y podía pronunciar palabra pues contener los sollozos era imposible. En un momento estaba desgarrada por la pérdida de su buen amigo Hagrid y ahora Charlie también se había ido. ¿Cómo explicarle a su esposo y familia que el que fue su soberano y amigo ya no estaría más?


-Era mucha sangre Hermione… una herida así, difícilmente es algo rescatable…- contestó Remus acallando el doloroso nudo de su garganta. No quería admitirlo, pero era difícil negarlo. Era más que obvio que por muy fuerte, valiente y resistente que fuera su compañero saliera ileso de esa su última aventura.


-Si tan solo hubiera estado a su lado, esto no habría pasado…-


-No es tu culpa Hermi- contestó Sirius abrazándola por los hombros, dándole un confort que no podía llegar a si mismo pues él también se sentía perdido –no debimos confiarnos, maldición que no estábamos listos para algo así y ahora por nuestra ineptitud Charlie y Hagrid han perecido…-


-Déjate de autolamentaciones pulgoso- dijo con toda la seriedad posible Severus mientras limpiaba algunas de las heridas sufridas por su esposo –Tanto Charlie como Hagrid, incluso nosotros, sabíamos que algo de esta magnitud podía pasar y aceptamos sin rechistar a venir, de nada sirve ahora echarnos sal en la herida para sentir aún más mal de lo que ya sentimos-


-Maldito murciélago…-


-Sirius, cálmate que Severus tiene razón, por más que duela es la verdad… todos consideramos hasta el peor de los escenarios y aun así quisimos emprender este viaje porque es nuestro deber como soberanos y porque es lo correcto- Sirius desvió la mirada dolido.


-¿Y que resta por hacer?- preguntó Regulus colocando en el suelo a Draco que aun luchaba con los demonios en su mente y se negaba a abrir los ojos a una tarde gris donde las personas que tanto significaron ya no estaban.


-Lo único que podemos hacer. Darle el descanso apropiado a nuestros queridos héroes, honrar su memoria y descansar para seguir nuestro viaje a la caverna oscura donde está la espada; aunque duela… pase lo que pase tenemos que completar la misión y eso es todo…-  dijo Severus dándose la media vuelta.


Todos con rostros llorosos y angustiados se regresaron a ver sin saber cómo rebatir sus palabras pues eran ciertas. Con un hondo suspiro prosiguieron a instalar sus tiendas preparándose para la caída de la noche que presupondría un largo tiempo de rezos y canticos para que sus amigos pudieran encontrar la paz después de esta vida.


Dumbledore fue el último que quedó con la vista clavando en el cielo, contemplando la fina estela que trazó el camino del dragón.


-Oh Charlie, nuestro amigo y compañero no puedo creer que te fueras de esta manera… aun no era tu momento pero creo que por fin podrás alcanzar los prados verdes celestiales en donde el pesar y el sufrimiento ya no existen y el creciente dolor e ira que tanto goleaba tu pecho sin reparo, puede por fin descansar…-


*-.-*-.-*-.-*-.-*-.-*


Tras realizar hechizos de protección para pasar la noche, Hermione contemplaba le preocupación de un chiquillo que se veía al borde del colapso.


-No esta… simplemente no está… No se puede continuar sin la espada plateada… no se puede…- repetía Scorpius sin apartar la vista de los campos, comenzando a andar entre los matorrales. Sabía que debía hallarla pues su misión no estaría completa sin ella, era pieza fundamental para encontrar la poderosa espada del cristal oscuro.


-La espada de ha ido con él Scorpius, Charlie la dejó caer desde los cielos, pero no es preciso saber donde cayó, ni con mi magia puedo atraerlo, el accio no funciona con los amuletos de la paz… están cubiertos por la gran magia de Merlín…- Hermione trataba de razonar con el chico, pero este se alejó siguiendo su maratónico deseo.


-Por mis tierras y dioses que encontraré la espada sagrada ya sea lo último que haga- dijo sin apartar sus ojos vacíos de los de la hechicera.


-Pero…-


-No podemos fallar, Hermione. Somos guerreros poderosos, aún podemos marchar y pelear, sé que solo nuestro destino puede discernir entre él hubiera de la leyenda o la inminente victoria; y yo escojo avanzar y continuar– dijo comenzando a alejarse. La castaña iba a detenerle, pero Remus la acalló tomándola por el hombro.


-Deja que la busque Herms, Scorpius tiene razón, estoy seguro que Charlie así lo hubiese querido pues es lo que corresponde-


Hermione se mordió el labio quedándose estática. Sí; estaba segura que Charlie siendo el patrón de las causas justas, no descansaría hasta encontrar la espada pues era importante, así que eludiendo el pesar de su garganta, accedió a acompañar al chiquillo en su heroica búsqueda.


*-.-*-.-*-.-*-.-*-.-*


Regulus observando el rostro dormido de Draco, recordaba la ternura que le causaba en su juventud cuando el ahora rey del bosque invernal era solo un niño y jugueteaba en su soledad con  la nieve, riendo de lo lindo como si fuese lo más divertido en todo el mundo.


Él había sido su salvación en su rienda de auto-destrucción cuando Sirius en su arranque de rebeldía, yendo en contra de las normas de la casa y un deseo absurdo de conocer el mundo, se alejó de su lado sin siquiera decirle algo antes de hacerlo. Dolió, vaya que lo hizo pues era como si todos los sentimientos confesados hubieran sido solo humo y las esperanzas puestas en él, no hubiera sido nada más que vanos intentos de una conquista que no debió ser.


-Reg lo siento… no pude ser de gran ayuda…- murmuró el rubio volviendo en sí. El de ojos amatista sonrió aliviado. Al parecer volvió a ganar en ese mar embravecido que era su melancolía tan eterna como los hielos allá en su casa en el sur.


-Aquí estoy Draco, descuida, tu solo ocúpate que descansar- dijo acariciando sus cabellos húmedos. El chico dócilmente volvió a cerrar los ojos ya más tranquilo.


Cuando notó que dormía decidió salir de la tienda.


-¿Qué haces aquí?- preguntó de forma reacia mirando de arriba abajo a Sirius. El rey del norte suspiró abatido pues ya se esperaba esa desconfianza del menor.


-Estoy haciendo guardia, me tocó el primer turno- Regulus bajó los hombros y bufó molesto. Como se odiaba por siempre sobre actuar cuando se trataba de su hermano.


-¿Cuál turno me tocó a mí?-


-Ninguno, pedí doble, así que cuida que Draco se recupere- el menor arrugó el ceño ofendido.


-No necesito tu compasión, ¡maldición! Deja de ser tan…- quería decir tanto pero no estaba seguro siquiera de hacerlo o si era lo pertinente.


-Mira Regui, estoy cansado de tanto pelear, agotado emocionalmente y no estoy para discusiones. Así que se buen chico y metete a tu tienda y has algo útil- Regulus apretó las manos en puño. Lo había descolocado y desarmado con tanta seriedad ajena a él.


El pasado en definitiva no se podía cambiar y el lazo una vez roto no podía enmendarse, pero si estaban juntos en esa misión, tenía que ser lo más llevadero posible y decidió hacer lo que cualquier guerrero haría en su lugar. Sentándose a su lado.


-Te acompañaré en la primera guardia-


-No hace falta pequeño. Comienza a hacer frio y no quiero que te enfermes. Te necesitamos con todas la energías posibles-


-Este clima no es nada Sirius, en el sur se alcanzan temperaturas heladas que calan el cuerpo de las demás personas que no están acostumbrados a la crudeza…- dijo desviando la mirada- aparte, como si te importara si me enfermo…-


-Por supuesto que me importa y no lo digo por la misión suicida, si no como hermano y más aún por lo que significó lo que tuvimos en el pasado…- Regulus enrojeció y se volvió a poner de pie.


-¡Claro, lo dice el que se largó al primer momento y me abandonó!-


-Yo no te abandoné…- su voz se apagó y dejó que ambo se sumergieran en un tenso silencio que ninguno de los demás se permitía romper.


El menor se propuso no creer nuevamente en sus mentiras, ya no más. Demasiado esperó por una explicación que ya no estaba seguro de querer recibirla porque probablemente no le gustaría la respuesta.


“Al menos, no fue porque quisiera…” pensó Sirius comenzando a encender una fogata para pasar la noche.


*-.-*A la mañana siguiente*-.-*


Con sus cosas en orden y con ánimos renovados, se prepararon para seguir en su comisión. Hermione iba a la cabeza del grupo marcando el camino que habrían de seguir pues tenía los escritos que Hagrid le había dejado en sus manos y que le mostraban la ruta a seguir donde correrían el menor de los peligros.


Scorpius tras encontrar la espada plateada, asombró a todos pues podía sostener la espada sin problema alguno, como si fuese ligera como una pluma. Era tan increíble revelación y con esperanza, decidieron tomaron aquella muestra como un incentivo del destino y algo que no los dejaría perecer, pues siendo Scorpius el siguiente portador de tan preciado tesoro, les daba fuerza e ilusión, como un nuevo sentido a su tormentoso camino.


-Charlie… Hagrid… les prometemos que su sacrificio no será en vano, no nos detendremos y conquistaremos la misión…- susurró Hermione esperando que como un soplo de viento su plegaria llegara a sus queridos amigos que ahora los acompañaban de forma intangible.


-La ira en nuestros corazones nos guiará, de eso estoy seguro… pesar de que golpee y destruya nuestros cuerpos, el cruel discípulo de la oscuridad no derrotará nuestras alamas- murmuró Severus más para sí que los demás, dejándose llenar de esa profunda energía y Sirius sonrió pues aunque no era fanático de las enseñanzas del Rey del Este, no podía estar más que de acuerdo.


-Con la espada en mano, el corazón en la vida y la vista en la esperanza de paz infinita, nuestro viaje no se detendrá porque la justicia después de todo triunfará. Estoy seguro de ello…- todos asintieron y siguieron su viaje hacia la Tierra de Nadie.


*-.-*-.-*-.-*-.-*-.-*


Una voz entre las lejanías se escuchó, recitando su cantico de alegría retorcida;


“El grande y fuerte imperio florecerá en el calor de la desesperación; el ángel de la oscuridad nacerá de entre la penumbra y el horror… estamos tan cerca que no lo verán venir hasta que sea demasiado tarde y nadie podrá detenerlo…”


Ninguno de los reyes pareció escuchar tan terroríficas palabras de un futuro incierto pues sus ánimos no dejaban pie a la desesperanza, sin embargo, el único que pareció consiente fue Scorpius quien perdiendo sus ojos de malaquita en la negrura que reinaba en la Tierra de Nadie, cambió su estoica expresión para sonreír a la oscuridad de su pensamiento.


 

Notas finales:

Eso es todo por el momento! nos leemos en la siguiente parte que arranca con el capitulo que se llama "En las puertas de la Tierra de Nadie"!

Les mando besitos!!

 

*coff*coff* elenaa*coff*coff* se que notarás que invertí el orden de la hsitoria, pero seme hizo más apropiado jeje (plis no te eonojes conmigo ;A;)


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